El colega de al lado
Un joven médico, al que le aburren los congresos, descubre a un colega con el que va a verlos de otra manera.
El colega de al lado.
Siempre me han aburrido los congresos de Medicina, mi problema es que en mi especialidad es necesario ir a varios para no quedarse desfasado.
Aquella vez me tocó en agosto, en Madrid, calor insoportable, poca gente, pocas ganas de salir por la noche y un plantel de conferenciantes más bien flojo.
La noche antes de la clausura llegué a mi habitación del hotel cansado, me quité los zapatos, me quité la chaqueta y la corbata y me asomé al balcón, corría una suave brisa, se estaba mejor que dentro de la habitación. El caso es que, estando en el balcón, comencé a oír unos supiros que venían de la habitación de al lado, supuse que eran de alguien que hacía ejercicio y no me equivoqué, por el balcón pude ver en el interior de la habitación a un joven más o menos de mi edad (35) que estaba tumbado en el suelo haciendo abdominales, iba vestido tan sólo con un boxer blanco de licra.
El espectáculo no estaba mal, se adivinaba un buen cuerpazo, unos abdominales tensos, unos pectorales firmes y duros cubiertos de vello rizado y moreno, se veía la musculatura tensa de los pectorales, unos pezones negros como clavos en medio de la madera de su pecho, unas piernas musculadas con unos gemelos de deportista, y unos brazos de vicio, también se apreciaban con claridad unos enormes bíceps, unos firmes y duros triceps, y un poderoso paquete. Para colmo, de cara estaba muy bien, moreno él tenía unos labios voluptuosos y unas proporciones francamente bellas.
Me descubrí a mi mismo en un acto de deseo tal que me retiré a mi balcón para que mi vecino no me viera y quitarme el sofoco que sentía. No habían pasado ni cinco minutos cuando cesaron los gemidos de los ejercicios, y comenzó a sonar la ducha, me comencé a imaginar ese pétreo cuerpazo bajo el agua de la ducha y mi polla comenzó a expandirse. Al cabo cesó la ducha y a los pocos minutos mi vecino salió al balcón: "Hola" me dijo, iba con el torso desnudo, únicamente llevaba la toalla a la cintura, "Tu eres del congreso ¿verdad?" yo quedé sorprendido pues él me conocía y yo ni le había visto hasta entonces, "Te vi el primer día", le dije que encantado de conocerle pero que hasta entonces no le había visto, nos pusimos a hablar del congreso y el me dijo que no había podido asistir a algunas sesiones y que no le había llegado el libro que se había repartido. Ese libro yo lo tenía por duplicado y le dije que no me importaba regalárselo y que ahora mismo, si quería, se lo pasaba a la habitación, él dijo que encantado.
Pasé al interior de mi habitación, me calcé, me desabroché algo más la camisa para lucir mis pectorales, me puse colonia y me fui a su habitación. El me recibió tal y como lo había visto, con la toalla a la cintura, le entregué el libro y comenzamos a comentarlo. La charla fue muy distendida, era un tipo muy simpático y abierto, en un momento dado le comenté que a mí los congresos me parecían un tostón él me dijo que, al principio de su carrera, él era de la misma opinión pero que luego, al conocer gente interesante en los congresos, había cambiado radicalmente de opinión. "Por ejemplo", dijo "tú eres una de esas personas interesantes, lo supe desde el principio " "¿Por qué?" le pregunté "Por que no es tan habitual ver a un médico joven, atlético, bien trajeado, y que utilice una colonia como la tuya" yo me sentí alagado pero, en un alarde de falsa modestia le dije "por poca cosa te impresionas" "No creas" me dijo "lo habitual son colegas descuidados físicamente, muy sesudos, que van sólo al trabajo" "¿Y por qué crees que yo no soy así?" "Pues", dijo él, "porque sino no habríamos congeniado tan rápido y no me habría dado cuenta de tu existencia".
La conversación entraba en temas muy personales, yo me atreví a decirle "Lo cierto es que somos parecidos, tú también te cuidas lo tuyo, tienes un buen físico, y también usas una buena colonia ¿cuál es?" él me dijo "Adivínalo" y extendió su cuello para que oliera su colonia, yo acepté y olfateé su colonia muy cerca de su cuello, mi dictamen fue: "Esencia de Loewe" "Exacto" dijo él, "Ahora voy a adivinar la tuya", yo procedí a extender mi cuello, él se acercó y comprobó que me latía aceleradamente la yugular, noté su suave aliento en la nuca y creí desfallecer cuando, a milímetros de mi cuello, sentí que sus labios se abrían y decía: "One" de Calvin Klein, "....Sí" acerté a decir.
"No ves" comentó, "somos muy similares, venga acomódate y tómate algo que no tenemos nada que hacer en toda la noche" y acto seguido sacó bebidas que había comprado y dejado en la nevera de la habitación, y me sirvió una copa. "Ponte cómodo, quítate la ropa si lo prefieres", yo me quedé algo cortado pero acepté y me quedé en mi boxer de tela blanco "Giulio" a vista de que él seguía con su toalla y sin vestirse.
Lo cierto es que mi polla estaba crecidita, él hacía como que no se fijaba. Yo me fijé en su tolalla y ví un significativo abultamiento a la altura de su verga. Llegados a este punto le comenté: "Lo cierto es que hay que cuidarse para hacer mejor el sexo, para la pareja y tal ", "¿Tienes pareja?" preguntó "Ahora no" le dije, "Bueno, pero estás muy a punto para tenerla en cualquier momento, tienes un buen cuerpo" "Gracias, tú no estás nada mal", la tensión sexual se incrementaba pero no estallaba, así que me decidí: "Haces mucha gimnasia pero creo que estoy más fuerte que tú, te echo un pulso" él aceptó. Dispusimos una mesita en medio de la habitación y dos sillas y procedimos a echar dos pulsos, el primero con la derecha, nuestras manos se juntaron nuestros bíceps se tensaron, al principio yo iba ganando, le iba basculando, hasta que en un momento dado sentí su reacción, su fuerza que, poco a poco, me vencía hasta que muy paulatinamete me venció.
Nos quedamos cansados pero le dije "Ahora la izquierda", en este pulso comencé llevando la iniciativa y comprobé que él tenía menos fuerza en este brazo que yo, nuestros bíceps estaban muy tensos, nuestros culos tan apenas rozaban las sillas, y, al final, en un esfuerzo supremo conseguí que su brazo cayera, tal fue mi fortuna que nuestras cabezas quedaron tumbadas en la mesa a escasos centímetros, entonces , sin mayor preámbulo acerqué mis labios a los suyos y le di un beso posando mis labios en los suyos, mi lengua salió de mi boca, masajeó suavemente sus labios y entró sin oposición alguna en su boca.
Enseguida nuestras lenguas se entrelazaron, nuestros cuerpos recuperaron vigor, nos deshicimos de la mesa y las silla, y nos pusimos de pie, nuestros cuerpos se juntaron, él me abrazó a la altura de los hombros, y mis manos se desplazaron a quitarle la toalla y agarrarle fuertemente las nalgas. Al quitarle la toalla, su polla saltó como por un resorte soltando gotas de líquido preseminal. El seguía concentrado en besarme, sentía su lengua junto con la mía, su vello del pecho acariciando mi pecho rasurado, sus nalgas duras y firmes, su tranca en mi abdomen, entonces él bajó sus manos a mi culo metiéndolas por debajo de mi boxer, me acercó a la cama y me tumbó en ella quitándome el calzón.
Cuando me tuvo largo en la cama se incorporó y me miró como el cazador a su pieza y acto seguido se avalanzó sobre mi polla, posó sus voluptuosos labios sobre mi rosado capullo que goteaba de placer, cogió el tronco de la polla con su mano y comenzó a mamarme y masturbarme, yo comencé a gemir :"sí, colega, si....tú....si....que...sabes.......me encanta, me va... ah...ah....oh...sí...oh... cómo....me la comes......ah....cabrón....ah.....oh...."
El placer era indescriptible, veía la enorme y musculada espalda de mi amante torsionada sobre mi verga, sentía sus suaves y tersos labios sobre mi capullo y cómo me iba elevando de cielo a cielo hasta llegar al séptimo cielo del placer.
En esto estaba cuando mi colega cambió de posición, abrió mis piernas e introdujo su pollón en mi ano mientras me seguía masturbando la tranca con su manaza, él gemía de placer, tensionaba pectorales, abdominales y todo el cuerpo, y sollozaba: "oh..oh....no sé cómo no te gustan los congresos, a mí....tú...me gustas mucho.... y me pones más, hijo de puta....ah...oh....oh..." él estaba muy excitado, su polla me tenía absolutamente empalado era enorme y se le había puesto más, sentía sus cojones golpeánndome el culo eran absolutamente redondos y duros como bolas de billar, "sigue cabrón...no pares, jódeme como un loco, sigue...". Jodíamos como leones.
En un momento dado mi colega gritó "Ah...me viene....me viene...ah...no puedo....ah..." y sentí el torrente de su leche caliente en mis entrañas mientras él caía desplomado sobre mi torso.
Cuando lo tuve como un gatito sobre mi cuerpo le dí la vuelta a su cuerpo con mis piernas y lo puse sobre la cama, yo estaba super excitado, me senté sobre su abdomen y continué con la enorme paja "ahh...qué bien me has follado cabrón...te me voy a correr encima....uhm....oh....uh...sí ...sí", él me miraba con nuevos y encendidos ojos de deseo hasta que mi verga estalló en un riego que le llegó a la cara y se desparramó por el vello de su pecho, el muy cabrón abrió la boca, sacó la lengua y relamió su semen mientras ofrecía sus brazos en un abrazo a mi cuerpo desfallecido.
Los leones se convirtieron en cachorros al mismo ritmo que menguaban sus trancas y durmieron juntos aquella noche.
Al día siguiente, él me dijo que no podía y a la clausura y nos despedimos hasta el próximo congreso, él me preguntó si iría y yo resupe simplemente "¿Estás de broma?, ¡me encantan los congresos!".