El club de los folladores de madres
Acabo de conocer a un chico de Valencia que esta follando con su madre y le he pedido que se folle a la mi madre que yo me follaré a la suya.
El club de los folladores de madres.
Acabo de conocer a un chico de Valencia que esta follando con su madre y le he pedido que se folle a mi madre que yo me follaré a la suya.
Entre los muchos mensajes que hasta el momento he recibido en mi buzón, uno particularmente ha centrado mi atención. Se trata de un joven unos diez años menor que yo, residente en Valencia y que quiso compartir conmigo su trepidante historia que, básicamente consiste en que se esta follando a su madre.
Mi buzón se empieza a parecer más a un club de "folladores de madres" que al buzón de un contador de relatos, cosa que me satisface, porque te encuentras con sorpresas como la que les voy a relatar. Ya saben que yo no me invento historias ni fantaseo con imaginaciones sexuales, escribo las experiencias por las que personalmente estoy pasando, lo tomo como una terapia de grupo y, a veces, intercambio confidencias con otros lectores que más o menos les ocurren cosas parecidas.
Jorge, que así se llama mi colega de aficiones, llego a follar con su madre de una manera un tanto parecida a la mía, algo que vino rodado. No fue algo premeditado ni planificado con antelación, simplemente surgió la oportunidad y la han aprovechado de una manera magistral. En su caso y por razones que no vienen a cuento, Jorge a pesar de su edad dormía con su madre y cierto día, estando su madre y una amiga tomando el sol en una terraza, las espió por una abertura y tomó fotografías del culo de la amiga de su madre.
Durante unos días Jorge se dio un auténtico festín de pajas a la salud del culo de la amiga de su madre, pero a la semana siguiente, en la misma terraza de su casa y con un ángulo de visión más amplio, descubrió horrorizado que el culo en cuestión no era el de la amiga, sino el culo de su madre, el culo que cada noche tenia a mano en su cama, y claro, empezó bajándole ligeramente las bragas mientras su madre dormía y metiéndole la polla entre las nalgas, hasta que, pasito a pasito, se subió encima de su madre y se la metió a conciencia.
Desde esa ocasión ambos viven felices su aventura, pero con cierta sensación de culpabilidad, por lo que al tener en sus manos mis relatos de Mater Amantísima, ponerse en comunicación conmigo y descubrir alborozado que mi historia real se parece muchísimo a la suya, pues nos hicimos cómplices de nuestros incestos. Ambos intercambiamos confidencias y ambos compartimos algo así como un consultorio de ética sexual, anteponiéndoles que a ambos, y cuando digo a ambos digo a los dos hijos y a las dos madres, nos importa literalmente "un huevo" lo que la gente pueda opinar de nuestras aventuras sexuales, porque a nadie, absolutamente a nadie molestamos con nuestro proceder.
Y es el caso que nos ocupa que la relación de franca camaradería entre ambos nos ha llevado a la posibilidad de juntarnos un día los cuatro, rogarle a mi amigo Jorge que se folle a mi madre mientras yo me follo a la suya, y en esas andamos.
Y para llevar a cabo tan sugerente plan, acordamos que Jorge y su madre se irían a la Isla de Ibiza, que como ustedes saben esta en el Mediterráneo a unas 100 millas de Valencia, alquilarían un yate y nos iríamos los cuatro a pasar una semana embarcados por el Mediterráneo, tomando el sol y follándonos a nuestras madres. Ahora yo me follo a tu madre, ahora tú te follas a la mía, ahora follamos los cuatro juntos, ahora yo te la chupo, ahora tú me la chupas, ahora nuestras madres se follan delante de nuestras narices.
Pero ya saben ustedes que el hombre propone y Dios dispone, y lo que Dios dispuso esa semana es que nada más llegar los cuatro a la isla se desencadenó una tormenta que no hacía nada recomendable salir a navegar, por lo que tuvimos que optar por alquilar una villa y ponernos a buen recaudo hasta que pasase la tormenta y después ya se vería.
Lo primero que tuvimos que resolver al llegar los cuatro a la villa es cómo nos instalaríamos y decidimos no hacer nada, no dar nada por sentado, sencillamente abandonarnos durante unos días al "dolce far niente" y vivir el momento. Y esa misma noche pusimos a prueba nuestros planes: salimos a cenar los cuatro juntos y después nos fuimos a una discoteca de las muchas que funcionan en esa isla.
Ya saben, si han leído mis anteriores relatos con mi madre, que ella es una mujer de cincuenta años, muy elegante y distinguida, alta, de muy buen tipo y de aspecto señorial, una gran dama, aunque tiene un culo que la pierde, porque llama tanto la atención que a veces más que una gran dama parece la puta de la esquina. Cosa bien diferente es la Madre de Jorge, ella tiene unos 45 años, es más bien bajita, como de 1,60, más bien entrada en carnes, con un culo un tanto flácido y con unas tetas gordas y desparramadas, pero amigos, las cosas son como son, porque nada más entrar en la discoteca, Carmela, la mujer de Jorge, ligó con un inglés solitario que deambulaba por la discoteca y la sacó a bailar.
Bueno, a bailar, bailar, no la sacó, lo que la sacó fue a darla el magreo del siglo, porque el jodido del inglés parecía un pulpo metiéndole mano a la buena de Carmela que se dejaba meter mano y casi se podría decir incluso que se refocilaba en ello. La verdad es que en aquella discoteca no llamaba la atención, porque todo el mundo metía mano a todo el mundo. Lo mismo veías a Carmela haciéndole una paja descarada al inglés, como a una lesbiana trabajándose a una chica medio bobita a la que le estaba metiendo un dedo en el chumino, como a dos tíos agarrándose sus pollas. Nos aconsejaron que fuésemos a esa discoteca sólo si no teníamos prejuicios porque era de ambiente muy liberal, pero aquello parecía Sodoma y Gomorra.
Pero me pareció a mí que mi amigo Jorge era liberal sólo para practicar incestos, porque me dio toda la impresión que se estaba agarrando un ataque de cuernos. Yo le animé a que saliese a bailar con mi madre y aceptó y se fueron a bailar a otra pista un tanto más comedida. Menos mal, porque nada más marcharse, su madre y el inglés protagonizaron la escena de la noche: El ingles empezó a correrse y le puso perdido de semen el vestido a Carmela, que tuvo que huir literalmente al baño porque todos los estaban mirando.
Yo salí al rescate de Carmela y la ayudé a limpiarse. Ella muy excitada me preguntó si su hijo la había visto, le dije que no y eso la contrarió.
-Es que quiero que me vea follar con otro para encelarle, porque creo que me esta poniendo los cuernos- me dijo un tanto expeditiva.
Decididamente esta pareja no había asumido el incesto. El hijo se estaba follando a la madre y la madre estaba siendo follada por el hijo, pero ambos asumían la situación como una relación matrimonial, cosa que no ocurría con la relación que yo mantenía con mi madre. Yo siempre he sido consciente de que no se la estaba metiendo a mi novia, ni a mi pareja sentimental, ni a una conocida, es a mi madre a quien se la estoy metiendo, y eso me gusta, me gusta follarme a mi madre, me gusta metérsela, y ella disfruta sabiendo quién se la esta metiendo, pero sin ataduras por ninguna parte. Yo follaba con mi madre y con quien se presentara y ella follaba conmigo y con sus ligues ocasionales.
Pues en esas andábamos cuando regresamos a la mesa y ya estaban de vuelta Jorge y mi madre en animada conversación, pero la noche no había hecho más que empezar, porque nada más sentarse Carmela de regreso del baño, viene otro inglés a pedirle que le haga otra paja, perdón, a pedirle que bailase con él y ella aceptó.
Jorge se queda más mosqueado que un pavo en noche buena, pero no dice nada, sigue hablando con mi madre y de reojo mirando a su madre bailar con el inglés. Bailar, bailar, la verdad es que tampoco estaban bailando, porque este inglés no parecía que quisiera que le hicieran una paja, más bien parecía lo contrario, parecía que era él quien quería hacerle una paja a Carmela, porque le apartó ligeramente las bragas, le metió la mano en su chocho y se traía un trajín de no te menees.
-Se va a correr y nos va a dejar chafados, porque mi madre nunca se echa más de un polvo al día- me dijo Jorge como pidiéndome ayuda.
Yo no sabía qué hacer, porque lo mismo salía a quitarle al inglés la chica y me ganaba una hostia, porque el tío estaba lanzadísimo. Entonces tomé una decisión: Salí con mi madre a bailar y cuando estuve al lado del inglés le propuse cambiar de pareja. A él le encantó la idea y se puso a hacerle una paja a mi madre, lo que aproveché para coger Carmela y ponerla a buen recaudo. El inglés claro continuó haciéndole la paja a mi madre, pero mi madre es una excelente actriz y enseguida fingió un orgasmo y se libró del jodido del inglés.
Visto el panorama y la cantidad de ingleses medio borrachos o borrachos total que había en la discoteca, decidimos abandonarla casi huyendo, para que no nos volviesen a secuestrar a Carmela. Ya a salvo en el coche y dado que era algo más de medianoche les hago una propuesta más decente:
-¿Nos vamos a casa y follamos más tranquilamente?-
Y nos fuimos a casa y follamos, pero no más tranquilamente. Jorge y su madre se traían un mosqueo de cuidado y estaban de pique, porque nada más llegar a casa, Carmela se despanzurra en un sofá, se baja las bragas hasta los tobillos y me dice que la folle.
Yo echo una mirada a Jorge como pidiéndole permiso y literalmente me dice: fóllala, fóllala, si eso es lo que quiere la muy puta, que la follen.
Yo la follé, pero con un ojo en Carmela y otro en Jorge para ver cómo se comportaba y se comportó como lo que era, como un chiquillo, porque se saca su polla y se empieza a masturbar mirándonos. A todo esto mi madre, viendo lo cutre de la situación desapareció y se acostó.
Carmela puede que en efecto no se echara más de un polvo al día, pero oiga, que polvo se echó Carmela. Es de las que te montan y te follan. Se sentó encima de mí, se metió mi polla y empezó a cabalgarme suave pero sin perder el ritmo. Cuando vio que su hijo estaba sólo haciéndose una paja, le llamó, le puso de pie a su lado y empezó a hacerle una mamada a la vez que me cabalgaba a mí.
Yo era el invitado de piedra, estaba tumbado en el sofá, Carmela encima de mí y Jorge de pie jaleando a su madre: Fóllatelo so guarra, fóllatelo puta asquerosa, fóllatelo que eso es lo que te gusta. Aunque ella no se quedaba atrás jaleando al hijo: lo ves cómo follo, lo ves cómo me follan, ves lo que te vas a perder como te vayas a follar con niñatas, mira cómo me la meten, mira cómo me como las pollas, has visto qué bien se me da hacer pajas.
Así hasta correrse Carmela, porque cuando Jorge se dio cuenta que su madre se estaba corriendo me la arrebató, se subió encima de su madre y empezó a follarla como un poseído.
Yo ya no pude ver más, porque me marché en busca de mi madre que estaba acostada en una habitación, me metí en la cama con ella y le toqué el chocho para ver si estaba aún dispuesta.
-¿Quieres follarme?- me preguntó invitándome.
-Si, quiero follarte- le contesté rogándole, y la follé. Me subí encima de mi madre, se la metí y le dije:
-Que bien has fingido con el inglés-
-No he fingido con el inglés. Me hizo una paja delante de todo el mundo, la disfruté y me corrí delante de todo el mundo-
Al día siguiente Jorge y su madre nos dijeron que tenían que regresar a Valencia porque les había surgido algo inesperado. Obviamente era falso, pero nos alegramos de librarnos de ellos, aunque no estoy muy seguro que sea definitivo, porque me acaba de llamar Jorge invitándome, bueno quizás pidiéndome, bueno quizás rogándome que vaya a follar a su madre porque la encuentra un tanto desganada y él se lo ha prometido.
Pancho Alabardero alabardero3@hotmail.com