El club de los 10000
Esta mañana me he unido oficialmente al club de los 10000. Es un selecto club de gente que comparte una placentera circunstancia en su vida sexual. Mantener relaciones sexuales en un avión en pleno vuelo.
Esta mañana con mi pareja hemos cogido un avión para darnos un pequeño descanso de placer, unas merecidas vacaciones.
Hemos madrugado para ir al aeropuerto y coger un avión. Nos hemos montado, nos han hecho la típica chorrada de las salidas de emergencia y de los chalecos salvavidas y hemos despegado rumbo a nuestras vacaciones.
Mi pareja y yo somos muy ardientes y pasionales, y con la tontería hemos empezado a fantasear con la idea de tener sexo allí. Primero hemos mirado alrededor nuestra y el avión he de admitir que estaba bastante vacío. Y como el que no quería, la cosa ha empezado el tema de las caricias. Un beso por aquí, un arrumaco por allá. Acto seguido las manos de mi chico han ido directas a mis pechos, a agarrármelos y manosearlos.
Yo le he respondido con un beso en sus labios y llevando una de mis manos a su paquete. Mientras miraba de reojo por si alguna azafata o pasajero nos podía ver le he estado cogiendo el paquete por encima de los pantalones. Por si fuera poco le he ido soplando sensualmente el cuello y diciéndole alguna que otra guarrada al oído. Eso a él le vuelve loco y lo excita mucho. Tanto que no ha tardado en tener una erección bajo el pantalón.
Todo esto ha sido mientras estaba el típico cartelito de tener abrochado el cinturón de seguridad. Pero tras un momento que para nosotros ha sido muy corto, se apaga el indicador y ya te puedes mover por el avión.
Mi novio ha sido el de la idea de unirnos al club, porque mientras estaba que no paraba quieto en el asiento por las ansias de sexo, me ha dicho que el baño del avión era una opción muy buena, que es el sitio por excelencia de las películas donde se lo monta la gente. Que podíamos aprovechar el vuelo.
A mi me ha costado un poco más decidirme porque no soy tan lanzada y me da algo de pudor el que nos puedan pillar. Pero viendo la poca gente que íbamos y que las azafatas tampoco estaban haciendo mucho trabajo, nos hemos lanzado a la aventura.
Una vez dentro del aseo, hemos descubierto que no da para hacer muchas cosas, porque apenas caben dos personas, pero ya que estábamos había que probarlo. Así que me desabroché el pantalón vaquero y me lo bajé un poco. Me acomodé como pude en el mini lavabo que había, menos mal que no me baje las bragas, porque el aluminio ese con el que lo hacen estaba super frío y aun con bragas notaba el frío en el culete.
Mi chico pilló rápido la idea y me apartó un poco la braga para poder llegar a comerme el coño. Me paso tres veces la lengua por la vagina y lo siguiente fue introducirme un dedo a la vez que me masturbaba el clítoris con su lengua. Entre los nervios de que nos pudieran pillar en tan incomoda situación, lo pequeño del sitio y la postura, el caso es que me estaba encantando y era una de las veces que más placer sentía. Aun así corte rápido el rollo y le dije que se sacara la polla, que tocaba cambio. Que esto tenía que ser un polvo express. Intercambiamos los papeles y le chupe un poco la polla, pero nada de gargantas profundas ni nada, algo rápido, lametones por el glande, pajearle con la mano y chuparle un poco los huevos. Él estaba encantado y no dejaba de mirarme y decirme que siguiera así, pero el tiempo no era una cosa que esta vez jugara a nuestro favor.
Le dije que ahora tocaba meterla, pero que con cuidado que íbamos sin condón y no era plan de entrar 2 y salir 3. Él se quedo un poco en shock, porque siempre usamos condón para evitar sustos, pero reaccionó rápido en cuanto me vió que me doblaba y me quedaba en pompa esperando que me la metiera. Se apoyó un poco en la pared y lentamente me fue introduciendo su pene, que yo lo notaba muy duro y ardiendo. Él estaba deleitándose con la sensación del contacto, el roce de las paredes internas de mi vagina y lo caliente que estaban. Tras clavármela entera, la saco otra vez lentamente y comenzó a darme pollazos poquito a poco. Empezó suave y fue subiendo la intensidad pero con precaución para que no llamara mucho la atención los golpes y los ruidos.
Yo estaba en el cielo en esos momentos, un polvazo increíble, pero claro todo lo bueno dura poco. Él me dijo mientras me daba que estaba muy excitado y que al estar sin condón notaba mucho más que otras veces, que no iba a aguantar mucho, que qué hacía con la corrida. Yo le dije que cuando fuera a correrse que me avisará y le ponía la boca. Y me contestó pues date ya la vuelta. Apenas me dió tiempo a poner la boca cuando ya tenía todo su semen caliente inundando mi boca.
Me tragué su leche como pude y nos volvimos a vestir y a recomponer un poco. Según salimos del aseo venía hacia nosotros una azafata preguntando que si ocurría algo. Mi novio tuvo una salida rápida y le dijo que yo me encontraba indispuesta porque me mareo en avión, y parece que la pastilla no me había hecho mucho efecto. Y por eso él me estaba acompañando al baño por si acaso me ponía peor.
Con esa excusa salvamos la situación y entramos a formar parte del club de los 10000 pies.