El Club de las Azafatas

-¡Baño tu polla, papá, baño tu polla!

El rector estaba de pie arrimado a una pared de su despacho, Raquel, una de sus estudiantes, en cuclillas delante de él recibía su corrida en la boca y se la tragaba.

Al acabar de correrse, le dijo el rector:

-Ya formas parte del Club de las Azafatas.

El Club de las Azafatas estaba formado por putas de lujo. Todas pertenecían a buenas familias. Ninguna necesitaba prostituirse. Lo hacían porque les gustaba follar. Con Raquel ya eran doce, y con ella el rector daba por cerrado el Club de las Azafatas.

Raquel tenía 19 años, era rubia, de ojos azules, delgada y media un metro setenta y cinco. Cuando volvió a su habitación la estaba esperando Nieves, una amiga íntima y miembro del Club de las Azafatas, la besó en los labios y le preguntó:

-¿Estás dentro?

Raquel le devolvió el beso, y le respondió:

-Estoy, y estoy con el coño mojado de tanto mamar verga. ¿El rector es maricón?

-No, ya te llamará para follar, nos probó a todas, incluida su hija.

-¡¿Sonia también...?!

-También trabaja para su padre, ella también le tiene que dar el veinte por ciento.

-Padre e hija follando, debe tener su morbo... ¿Vas a hacer algo con mi calentura?

Nieves, que era una joven de la misma edad que Raquel, un poquito más baja, delgada cómo ella, morena y de ojos claros, cerró la puerta de la habitación con llave, y le respondió con otra pregunta:

-¿No te sobra ropa?

Raquel se quitó el vestido azul que le daba por encima de las rodillas. Nieves vio que por debajo no llevaba puestas más que una medias negras con ligas incorporadas. Raquel le dijo:

-Hoy quiero que me hagas correr de pie.

Nieves la besó con lengua, lamió los pezones de sus tetas medianas con areolas rosadas, las amasó, se agachó y le lamió el ombligo. Cuando su lengua le lamió el coño mojado Raquel levantó una pierna, se la puso sobre el hombro, y le dijo:

-Todo tuyo, cariño.

Nieves metió dos dedos dentro de su coño y la lengua dentro del coño de Raquel. Raquel magreando sus tetas movió la pelvis haciendo que la lengua saliese del coño, lamiese su ojete, volviese a entrar en su coño y después lamiese su clítoris... Pasado un tiempo, Raquel, sacó una mano de las tetas, le cogió la cabeza a su amiga, y le preguntó:

-¿La quieres?

Nieves dándose dedos a mazo, le respondió:

-Sí.

Raquel sintiendo los dedos de Nieves chapotear dentro del coño, entre gemidos, le preguntó:

-¿Vas a tragarla?

Nieves también entre gemidos, le respondió:

-Sí.

-¿Toda?

Nieves no pudo esperar a que se la diera.

-¡Me corro!

Raquel se corrió con ella.

-¡Tragaaaa!

Los dos coños chorrearon, el de Raquel en la boca de Nieves, y el de Nieves en el piso de la habitación.

Así se lo montaban las del Club de las Azafatas, follaban entre ellas y follaban por dinero, en los dos casos lo hacían para gozar.

Una semana más tarde Raquel se tenía que encontrar en el bar de un hotel con un matrimonio. Fue a la cita a ganar mil euros y a gozar. Al ver al matrimonio se quedó de piedra. El hombre, que estaba trajeado y llevaba corbata, era su padrastro, se llamaba Sandro y era un cuarentón muy rico que se había casado tres años atrás con su madre, y la que debía ser su madre era un joven muy guapo también trajeado y sin corbata que medía casi dos metros y que era poco mayor que ella. Sandro, no estaba sorprendido de verla, ya que el rector le había enseñado la foto de Raquel, le preguntó:

-¿Qué vas a tomar, Raquel?

Tenía que aparentar que era una profesional, sentándose en un taburete, le respondió:

-Lo que estáis tomando.

-Estamos tomando cerveza.

  • Pues cerveza. ¿Eres bisexual, Sandro?

-Salta a la vista.

Después de tener una pequeña y algo tensa conversación se fueron para la habitación. Allí, estando sentados el padrastro y la hijastra en dos sofás, le dijo Sandro a su amante:

-Desnúdate y ven aquí, Chiquitín.

Chiquitín se desnudó y Raquel vio su verga morcillona. Aquel joven delgado tenía una verga importante. Fue a su lado, Sandro se la cogió, la metió en la boca, chupó y se la puso dura. Ahora la verga era impresionante.

-Chúpala, Raquel.

Chupó, y chupando a Raquel se le empezó a mojar el coño. Mientras ella chupaba Sandro se puso en pie y se desnudó. Su polla no era pequeña, no, era un pollón. Al verlo desnudo el joven le cogió la polla con la mano izquierda y lo besó con lengua. A Raquel ver a dos hombres besándose la puso aún más cachonda de lo que ya estaba, y más que se iba a poner, cuando su padrastro se puso detrás del joven y le lamió y le folló el ojete al tiempo que lo masturbó. Pasados un par de minutos, se puso en pie, le acercó la polla al ojete y después se la clavó... Chiquitín gimió cómo una nena sintiendo la polla entrar y salir de su culo y sintiendo la mano menear su polla. Raquel ya tenía las bragas empapadas cuando le dijo Sandro:

-Saca las bragas y dámelas.

Raquel, que llevaba puesto un vestido gris con volantes, lo levantó, se quitó las bragas empapadas, fue a su lado y se las dio. Sandro las olió y manchó su nariz de jugos.

-Estás muy cachonda.

-Sí, mucho.

-Mete dos dedos en el coño y dámelos a chupar.

Raquel viendo cómo la polla de su padrastro entraba y salía del culo de Chiquitín y cómo su mano meneaba su polla. Metió dos dedos en el coño y ya no se los pudo dar a chupar, sin querer se corrió. Las piernas le fallaron y acabó dando con en culo en el piso. Desde el piso con los ojos vidriosos vio la polla de Chiquitín soltando leche y su corrida acabó siendo espectacular. Sandro se corrió dentro del culo de su amante.

Cuando Raquel se levantó del piso, olvidando su rol de profesional, le dijo a su padrastro:

-Nunca pensé que me excitaría tanto ver follar a dos hombres, Sandro.

-Llámame papá.

-¿Y eso?

-Morbo.

-El cliente manda, nunca pensé que me excitaría tanto ver follar a dos hombres, papá

-Aún te va a excitar más lo que te vamos a hacer, hija. Échate sobre la cama.

Raquel se echó sobre la cama, Sandro cogió la corbata, le ató las manos y después la ató a un barrote de la cama, luego su lengua se metió en la boca de Raquel, a esa lengua siguió la de Chiquitín, de la boca pasaron a besarla en el cuello, del cuello a las tetas, bajaron besando y lamiendo las piernas hasta llegar a los pies, Raquel abrió las piernas de par en par. En los pies lamieron, masajearon y acariciaron las plantas, los tobillos, los talones y los dedos, los dedos uno por uno, luego subieron besando y lamiendo los muslos de las piernas hasta llegar al coño, un coño totalmente rasurado. Lamió de abajo a arriba y chupó el clítoris uno, lamió de abajo a arriba y chupó el clítoris el otro. Raquel con los ojos cerrados gemía en bajito. Sandro abrió el coño con dos dedos, lamió sus labios, después la penetró con un dedo y lamió de abajo a arriba, sin prisa, pero sin pausa. Chiquitín la besó con lengua y magreó sus tetas. Raquel le echó la mano a la verga empalmada y se la meneó. Tiempo después le apretó la polla y dijo:

¡Me corro!

Sacudiéndose le fue llenando la boca a su padrastro con una larga y copiosa corrida.

Al acabar de correrse, Sandro la soltó y le dio la vuelta, le abrió las nalgas con una mano, Raquel levantó el culo. Sandro se lo comió mientras Chiquitín le levantaba la cara y la besaba. Poco después, Raquel, perra perdida, se olvidó de que era ella la que tenía que cumplir los deseos de sus clientes y le dijo a Chiquitín:

-Quiero tu gorda polla dentro de mi coño.

Sandro le preguntó:

-¿Y no quieres mi polla dentro de tu culo, hija?

-Sí, papá, la quiero.

Chiquitín la puso encima de él, Raquel acercó su polla a la entrada, empujó con su culo y la fue metiendo mientras gemía de gusto. Con toda dentro, le dijo:

-¡Me encanta!

Raquel comenzó a bajar y a subir el culo, lento al principio y aprisa después. Sandro la meneaba mirando cómo la verga entraba y salía, cómo le daba las tetas a mamar... Cuando Raquel sintió que se iba a correr, se echó a lo largo de Chiquitín y le dijo a Sandro:

-Métemela ahora en el culo, papa.

Sandro le folló el ojete con la lengua para lubricarlo. Raquel ya estaba tan cachonda que sintiendo la lengua entrar y salir de su culo se corrió en la polla de Chiquitín sacudiéndose cómo era costumbre en ella. Chiquitín tampoco se pudo aguantar y se corrió dentro de su coño.

Al acabar Chiquitín se quitó de debajo, Sandro la puso a cuatro patas, le acercó la polla al ojete, se la frotó y después se la fue metiendo despacito mientras le magreaba las tetas con una mano, le metía dos dedos de la otra dentro del coño y le acariciaba el punto G. Sandro le folló el culo tal y como se había follado ella el coño, despacito al principio y aprisa después, los dedos hicieron lo mismo dentro del coño que la polla dentro del culo. Poco más tarde Sandro sentía cómo el ojete de Raquel apretaba su polla y escuchaba cómo le decía:

-Estoy a punto, papá. Métemela en el coño que te quiero bañar la polla.

Se la quitó del culo, la agarró por las tetas y de un golpe se la metió hasta el fondo. Raquel exclamó:

-¡Uyyyyy que gusto! ¡¡Dame fuerte!!

Le dio a romper. En segundos ya la tenía a punto de nuevo.

-¡Me voy a correr, papá!

-Córrete, Raquel.

-Hija, llámame hija.

-Córrete, cariño.

Raquel volvió a insistir.

-Hija, llámame hija.

-Córrete, hija.

Raquel había oído la palabra mágica.

-¡Baño tu polla, papá, baño tu polla!

Se corrieron los dos, y si Raquel se derrumbó sobre la cama al correrse de tanto gusto que sintió, su padrastro se quedó sin fuerzas para hacer nada más.

Aunque no quedara sin fuerzas tampoco iba a hacer nada más, ya que se acabara el tiempo acordado, y en eso Raquel aunque quisiera no podía pasarse, era la regla número uno del Club de las Azafatas: Tiempo acabado trabajo finalizado.

Quique.