El Club De Folladores De Altos Vuelos: La Anaconda

El club de folladores de altos vuelos es un club al que pertenecen aquellos que han mantenido relacciones sexuales a bordos de un avion, sera una serie con las aventuras de diferentes miembros de este club, hoy le toca el turno a Sabrina, una mujer casada y a su encuentro con la Anaconda

Era nuestro primer viaje a EEUU y no había sido idea de mi esposo, de hecho el quería ir de vacaciones en Julio otra vez a la casa de sus padres en el pueblo, mi esposo Agustín siempre había sido bastante tacaño, ya lo era cuando le conocí y lo siguió siendo durante nuestros 2 años de noviazgo, pero por aquel entonces la cosa no era demasiado exagerada.

Llevábamos casados 5 años y en los últimos 2 se había vuelto mucho mas agarrado, la mayoría de nuestras discusiones tenían que ver con ese defecto suyo, cuando nos toco aquel viaje a Las Vegas en un concurso yo me alegre mucho, a diferencia de mi esposo para que las vacaciones ideales eran pasar todo el mes de Julio en el pueblo, ni siquiera en nuestro viaje de novios me saco de España, en nuestra luna de miel me llevo a Huelva y en una ocasión a los Pirineos que era lo mas cerca que habíamos estado de salir del país.

Mi esposo no se alegro del viaje a Las Vegas porque a pesar de ser un viaje de 8 días con todos los gastos pagados solo había una condición, pagar los dos pasajes de avión en primera clase, los pasajes nos costaron 900 euros que no era nada si teníamos en cuenta que era un viaje que bien podía habernos costado 3000 euros.

Aun así 900 euros era demasiado para mi esposo y me costo una semana y varias discusiones con el conseguir que aceptara pagarlos y realizar el viaje, yo por mas que lo pensaba no llegaba a la conclusión como un hombre de 35 años como Agustín podía ser tan tacaño, si a nuestra edad el con 35 y yo con 30 no disfrutábamos de la vida ¿Cuándo lo íbamos a hacer?

Por supuesto y teniendo en cuenta que mi esposo había aceptado a disgusto realizar el viaje también fue un problema que el vuelo tardaría en llegar 10 horas desde Barcelona a nuestro destino en EEUU.

Después de dejar las maletas embarcamos en el avión, eran las 21:00 de la tarde hora española, nada mas subir al avión una azafata nos acompaño a nuestros asientos, supongo que viajar en primera clase tenia sus ventajas.

Yo estaba nerviosa, al ser mi primer viaje fuera de España era solo la tercera vez que viajaba en avión, las dos anteriores habían sido hacia bastantes años, la ultima creo recordar allá por el año 2002, como es lógico en nuestras vacaciones al ser siempre en terreno español siempre habíamos ido en coche, para mi esposo Agustín ir de Barcelona a Cádiz en avión era tirar el dinero.

“Con lo bien que vamos en el coche” solía decir

Mi esposo tampoco es que hubiera viajado mucho mas que yo pero estaba algo mas acostumbrado.

La azafata nos acompaño a nuestros asientos, era tres asientos y justo donde estábamos nosotros situados había un hombre enorme colocando una especie de maletín en el portaequipajes, era un hombre negro de mas o menos 1.95 cm de altura, trajeado y elegante con la cabeza rapada y bastante grandote, no era gordo ni tampoco estaba musculado pero tenia bastante envergadura y espaldas anchas.

“Es aquí señores, el asiento 1 y el 5”

“Gracias” respondí yo

El hombre negro se sentó en el medio de los tres asientos y entonces caí en la cuenta de lo que había dicho la azafata, el 1 y el 5, ósea la ventanilla y el pasillo por lo tanto nos habían puesto en asientos separados ya que al ser tres asientos el del medio le correspondía al hombre negro.

“Cariño, nos han puesto en asientos separados”

“Joder, empezamos bien” dijo mi esposo como siempre protestando por todo lo que tuviera que ver con el dichoso viaje

“Tranquilo Agustín, no empieces, todo tiene solución”

“Sorry” dije dirigiéndome al hombre negro

El giro la cabeza, me miro y dijo

“Dígame señorita”

Rápidamente echo un vistazo a mi marido que estaba detrás mía y miro mis manos localizando mi anillo de casada y se corrigió a si mismo

“Vaya disculpe, dígame señora”

Yo sonreí y respondí

“No se preocupe, veo que habla perfectamente español”

“Así es, en que puedo ayudarla” el hombre tenia una voz extraña, profunda, seductora.

“Vera, es que nos han dado los asientos separados a mi esposo y a mi y si a usted no le importaría podría…”

No me dejo terminar la frase cuando se levanto y paso al asiento de la ventanilla

“Tranquila, no es ninguna molestia, pero por favor no me llame de usted, mi nombre es Michael”

“Muchas gracias Michael, mi nombre es Sabrina y el es mi esposo Agustín, gracias por cambiarse de asiento”

“No se preocupe, no me importa”

Yo me senté en el asiento del medio, el que hasta ese momento había ocupado el hombre negro que ahora sabia que se llamaba Michael, mi esposo se sentó al lado del pasillo.

Los asientos eran muy cómodos y espaciosos, además había bastante distancia entre el asiento de delante y el nuestro así que se podían estirar las piernas, por lo menos yo que media 1.70, supongo que Michael iría cómodo, pero no tanto como yo, se notaba que estábamos viajando en primera clase y se lo hice notar a mi esposo que como siempre ponía pegas a todo, estaba claro que aquel viaje se me iba a hacer muy largo.

“Joder, por 900 euros teníamos que ir en camas”

“¿Vas a estar todo el viaje igual?, ¿te tienes que quejar por todo?, todo por los dichosos 900 euros.”

“Claro, claro, los dichosos 900 euros, es que con ese dinero se pueden hacer muchas cosas Sabrina”

“¿Muchas cosas?, ja, ¿que ibas a hacer con esos 900 euros?, ¿guardarlos en el banco como quieres hacer siempre?”

“Ya estamos con que soy un tacaño que solo piensa en guardar el dinero en el banco”

“Es que es así”

“Yo no soy un tacaño, lo que pasa es que tu crees que el dinero cae de los árboles”

“Mira Agustín, no tengo ganas de discutir contigo, tengamos el viaje en paz”

“Si, mejor será”

Durante toda la discusión Michael no había echo otra cosa que mirar por la ventanilla del avión, ni siquiera nos había mirado pero yo sabia perfectamente que había tenido que oírlo todo.

Pronto el avión comenzó a moverse, encaro la pista para aterrizar y yo comencé a ponerme un poco nerviosa, como había discutido con Agustín no quería agarrarme a su mano así que con mi mano derecha agarre el brazo de mi asiento, fui a hacer lo mismo con el izquierdo pero no mire y alejando mi mano demasiado agarre la mano de Michael sin darme cuenta.

“Uy, perdona” dije retirando mi mano izquierda de su enorme manaza negra y agarrando el brazo de mi asiento.

“Tranquila, ¿estas bien Sabrina?” su forma de hablar con esa poderosa voz y el pronunciar mi nombre con esa extraña confianza me tranquilizo bastante

“Si, un poco, es que no estoy muy acostumbrada a viajar, ni yo ni mi esposo”

Mire a Agustín y vi que se había puesto los cascos y estaba con los ojos cerrados también con sus manos agarradas a los brazos del asiento.

“Es normal al principio, cuando lleves trescientos viajes como yo veras como no te pones tan nerviosa, jajaja”

“¿Trescientos?, vaya, eso es increíble”

“Si no son mas, mi trabajo me obliga a viajar continuamente y llevo en esto mas de 10 años”

Yo iba a preguntarle en que trabajaba pero mi esposo se movió y me rozo la pierna, yo le mire y cuando me quise dar cuenta vi que el avión ya estaba en el aire.

“Ya nos podemos quitar los cinturones” dijo mi esposo

Yo seguía cabreada por su actitud y le respondí de malos modos

“Quítatelo con cuidado no lo vayas a romper, te lo hagan pagar y te de un infarto”

“Vale Sabrina, vale” dijo Agustín con gesto de enfado

Escuche una pequeña sonrisilla de Michael y cuando le mire estaba nuevamente mirando por la ventanilla del avión.

A las 22:00 sirvieron la cena, no era gran cosa pero no estaba mal, un gazpacho y un filetito con patatas, de postre un flan, la verdad es que tenia hambre y en la clase turista ni siquiera servían cena mas haya de una bolsa de cacahuetes, por supuesto mi esposo aprovecho para protestar nuevamente.

“¿Solo esto?” dijo en voz alta

“Ya estamos” dije yo

“Por lo que cuestan los pasajes ya podían poner un solomillo”

“Claro, y langosta y angulas” dije yo

Mi esposo me lanzo una mirada de enfado y comenzamos a cenar en silencio, cuando terminamos de cenar una azafata diferente a la que nos había sentado paso recogiendo las bandejas de la cena.

“Y encima estaba frió el filete” dijo mi esposo

“Yo iba a contestarle alguna otra borderia pero vi que se estaba poniendo los cascos para ver la película que estaban poniendo en las pantallas del avión y no conteste nada”

“Parece que a tu esposo no esta muy contento con el servicio del avión” dijo la profunda voz de Michael

“No es el avión, tiene problemas con todo lo que cuesta algo de dinero, estamos siempre igual, lo suyo con el dinero es una obsesión”

“No debería serlo, el dinero es importante, pero hay cosas mucho mas importantes en la vida, como disfrutar del tiempo libre, disfrutar de la vida”

“Completamente de acuerdo contigo, pienso exactamente igual que tu, es una lastima que mi esposo piense todo lo contrario, fíjate que en vez de llevarme a las Vegas quería que fuéramos otra vez al pueblo de sus padres”

“Jejeje” rió Michael

Era curioso, hacia un par de horas que conocía a aquel hombre y le estaba contando muchas cosas de mi vida con total naturalidad, había algo en el que inspiraba confianza, algo tranquilizador en su presencia.

“Aunque esta mal que yo lo diga yo gano bastante dinero, pero por el contrario no tengo tiempo para nada, todas las semanas viajando de un lado a otro, sin tiempo para estar con los amigos ni para establecer una relación de pareja, hoy en Barcelona, mañana en Las Vegas, en cuatro días para rió de Janeiro”

“¿No estas casado?”

Nose porque le pregunte aquello a Michael pero como ya he dicho había algo extraño en el, algo que era como si le conociera desde hacia tiempo cuando en realidad no sabia nada de el.

“Que va, en mi trabajo eso es casi tarea imposible en mi trabajo”

“Y sino es mucha indiscreción, ¿que trabajo es ese?”

Michael me contó que era parte del servicio de abogados de una importante nacional americana, por eso tenia que viajar de un lado para otro cerrando contratos y comprobando documentos en distintas ciudades del mundo, me contó que era americano, de Chicago pero que había vivido unos meses en España de joven, por eso hablaba perfectamente el español sin prácticamente nada de acento.

“A mi me encantaría viajar tanto” le dije yo

“No te creas, al principio es divertido y apasionante pero pronto te cansas de no poder llevar una vida normal”

“Las vidas normales son mas aburridas que la tuya”

“Puede que tengas razón, pero en ocasiones uno hecha de menos juntarse con los amigos o llegar a casa y contarle tus problemas, meterte en la cama y que no este vacía”

No podría describir exactamente lo que sentía en ese momento, Michael no era un hombre especialmente guapo, podría decir que era normal, además a mi nunca me habían atraído los hombres de raza negra aunque bien es cierto que como casi todas las mujeres había tenido curiosidad por lo que se decía acerca del tamaño de sus miembros, también es cierto que yo nunca había estado tan cerca de uno, quiero decir que nunca había mantenido una conversación tan cercana como aquella con ningún hombre de color.

Michael no era guapo pero podría decir que era un seductor, su voz, su forma de hablar, sus gestos, su forma de vestir, tan elegante con un traje probablemente hecho a medida, el tamaño de su cuerpo, era atractivo, si, creo que esa era la palabra, atractivo.

Cuando quise darme cuenta llevaba un buen rato hablando con Michael, la película ya había terminado y eran las 0:30, la azafata paso unas mantas y almohadas para los pasajeros que las quisieran, aunque era el mes de Julio en avión hacia fresco por el aire acondicionado, yo y Michael quisimos mantas, mi esposo no, seguía sin quitarse los cascos ni decirme nada y como había terminado la película cerro los ojos y se puso a escuchar música sin ni siquiera darme las buenas noches.

La azafata volvió a pasar por si alguien necesitaba algo y anuncio que se iban a pagar las luces para que el que quisiera pudiera dormir, también dijo que encima de nuestros asientos teníamos unos botones para llamarla si necesitábamos algo así como luces de cortesía por si algún pasajero quería leer o necesitaba algo de luz para algo.

Las luces del avión se apagaron

Michael encendió la luz de cortesía y saco una carpeta que llevaba en el bolsillo trasero del asiento delantero, abrió la bandeja del asiento y dejo los papeles en ella.

Siempre tan cortes y respetuoso me dijo

“Sabrina, sino te molesta voy a trabajar un poco”

“No, para nada, tranquilo, no me molesta la luz, yo voy a ver si puedo dormir un poco”

“Buenas noches y dulces sueños Sabrina” me dijo Michael con su poderosa voz.

“Buenas noches le respondí yo” tapándome con la manta y echando mi asiento un poco hacia atrás.

A eso de las 2:30 de la madrugada me desperté sobresaltada, pude ver que Michael seguía trabajando en sus papeles y que las luces del avión seguían apagadas, solo había un par de luces de cortesía encendidas a parte de la de Michael, una de ellas unas 3 filas de asientos mas atrás y otra un par de filas mas adelante.

“¿Estas bien Sabrina?” me pregunto Michael girando su cabeza y mirándome

“Si…solo es que…” mi respiración estaba agitada

“Te noto muy agitada, ¿has tenido una pesadilla?”

“No, era un sueño, solo que…”

“¿Y de que iba el sueño?”

“No…no lo recuerdo”

Le mentí, no lo recordaba todo pero si una parte, además pude ver como mis pezones estaban duros y se marcaban a trabes del TOP amarillo que llevaba puesto y que dejaba ver mi ombligo.

También note humedad en mis partes bajas, llevaba la minifalda subida hasta el muslo y notaba mis braguitas mojadas, incluso tuve miedo de haber manchado el asiento del avión.

Claro que recordaba una parte del sueño, la parte en que yo estaba en el baño del avión con mi esposo llamándome al otro lado de la puerta golpeando con sus nudillos la puerta, yo no estaba sola en el baño y tampoco estaba  vestida, en el sueño estaba con mi TOP levantado sentada sobre el lavabo del baño, mis bragas en la boca, mi minifalda en el suelo del baño y entre mis piernas tenia a un gigante negro embistiendo con su enorme polla dentro de mi, su cuerpo de ébano estaba lleno de músculos y cuando mas fuerte golpeaba mi esposo la puerta del baño mas fuerte embestía dentro de mi el gigante negro.

Había sido tan real, tan real que podía sentir su daga traspasando cada fibra de mi ser, notar como su enorme polla negra me invadía por dentro, como los músculos de mi vagina se apretaban contra su venosa herramienta.

Mis manos se enlazaban por detrás de su cuello de toro y el seguía golpeando en mi interior como una maquina que nunca se cansaba, yo no gritaba como una cerda porque tenia mis bragas dentro de la boca, jamás había tenido un sueño así y cuando levante mi cabeza buscando sus ojos con los míos pude ver que el gigante que me reventaba el coño no era otro que Michael, el hombre que se sentaba a mi lado en el avión.

Justo cuando sus ojos se clavaron en los míos me desperté sobresaltada, hay había terminado el sueño pero lógicamente no podía contarle nada de ese sueño a Michael.

“Vaya, así que no lo recuerdas, iba a verte despertado hace un rato porque llevabas unos minutos haciendo unos ruidos raros”

Me puse roja como un tomate, pensé que esos ruidos eran jadeos y gimoteos y pensé que al menos era eso lo que me estaba dando a entender Michael con lo de ruidos raros, mire a mi esposo y pude ver que había reclinado su asiento y seguía con los cascos puestos, estaba con la cabeza girada, la boca abierta y un hilillo de baba le caía hacia abajo, estaba profundamente dormido.

Cuando volví a mirar a Michael me puse aun mas colorada, pude ver que la manta que tenia encima se había bajado hasta mi cintura y ahora Michael si podía ver mis pezones duros como piedras marcándose a trabes de la fina del TOP, volví a subir la manta hasta mi cuello.

“Nose…, no… era…no lo recuerdo”

“También repetías un nombre”

No me lo podía creer, mi cara tenia que ser del color de la sangre, no podía ser cierto, no podía haber dicho su nombre durante el sueño al mismo tiempo que jadeaba, eso no podía haber ocurrido, pero por otra parte como ¿podía saber el lo que había soñado de no ser así?”

No supe porque lo hice ni de donde saque el valor, pero en vez de cubrirme con la manta hasta la cabeza y cerrar los ojos tratando de dormir poniendo fin a esa conversación le pregunte…

“¿Y que nombre repetía?”

“¿De verdad no lo sabes?”

Pensé que estaba jugando conmigo, era un seductor y por un momento que solo se estaba tirando un farol, como si estuviera jugando al poker y quisiera que yo le dijera que estaba soñando con el, al menos, que si el sospechaba que fuera así que yo diciendo su nombre se lo confirmara pero no lo hice…

“Ya te he dicho que no lo recuerdo”

“Te daré una pista”

Nada mas decir esto Michael recogió sus papeles, dejo la carpeta donde la había cogido anteriormente, cerro la bandeja del asiento delantero, se cubrió con la manta que estaba a sus pies doblada y apago la luz de cortesía.

Yo no sabia lo que estaba haciendo hasta que note como su enorme mano bajaba mi manta hasta la cintura, agarraba el tirante izquierdo de mi TOP y lo bajaba por mi hombre rápidamente, como no llevaba sujetador mi pecho izquierdo quedo al descubierto.

Antes de que yo pudiera siquiera reaccionar Michael ya estaba chupando el duro pezón de mi teta izquierda.

Yo estaba bloqueada

“Que…que demonios…”

“Te estoy dando una pista Sabrina, ¿de verdad no te acuerdas del nombre que pronunciabas?”

“Aparta… yo no puedo, esto no es…”

“Vaya tetita mas rica Sabrina, firme y blanquita y con un pezón sonrosado apuntando al frente, me encanta el lunar que tienes junto al pezón”

Al decir eso note como su lengua pasaba por mi lunar recorriendo mi teta izquierda para luego volver a bajar hasta mi pezón el cual comenzó a mordisquear muy despacio.

“Para…para por favor…esto no esta bien… mi marido…”

“Deja a tu marido descansar, ya lleva un rato sin quejarse del viaje,jejeje”

“Esta aquí al lado por dios…podría despertars…ummmm”

Un gemido se escapo de mi boca cuando Michael mordió un poco mas fuerte mi pezón

“Tranquila, Agustín lleva babeando desde hace una hora”

Yo no podía resistirme a su lengua, no podía y para que engañarnos, no quería, supongo que el cabreo con mi esposo provoco que yo estuviera mas dispuesta a aquello, jamás le había sido infiel a Agustín, solo una vez durante nuestro noviazgo había tenido alguna duda y en una fiesta estuve a punto de acostarme con un ingles que habíamos conocido yo y mi hermana en una discoteca, pero al final solo fueron un par de besos y mi hermana siempre prudente me había sacado de aquella situación.

Pero en ese avión no estaba mi hermana, solo existíamos ahora mismo Michael, mi esposo y yo, el dormía mientras Michael mamaba de mi teta.

“Estas tetitas tuyas no son naturales”

“No…ummmm…no, me las opere hace 3 años”

“Tuvo que ser un espectáculo ver a Agustín cuando le dijiste lo que costaría la operación”

He de reconocer que me rei ante aquella ocurrencia

“Ummm, si, la verdad es que se puso como loco, al final tuve que pedirle la mitad a mis padres porque el no quería ponerlo todo”

“Pues ha sido una operación estupenda, tienes unas tetas perfectas”

“Pues…Agustín dice que no…que parecen piedras…”

“Pues puedes decirles de mi parte a tu esposo que no tiene ni idea de tetas, puedo decirte y no te engaño que he visto bastantes tetas bonitas, pero las tuyas son preciosas y…deliciosas”

Creí en sus palabras, sabia que Michael no mentía cuando decía que había visto muchas tetas, sus palabras salían de su boca con la misma confianza que siempre.

“Gracias, además no son para nada duras como piedras...compruébalo”

Yo estaba comenzando a soltarme cada vez mas y sus palabras halagando mis pechos sobre todo cuando mi esposo no hacia mas que criticarlos me encendieron mas.

Michael extendió su mano hasta el otro tirante y me lo bajo también, ahora mis dos tetas estaban expuestas, bajo su mano por mi hombro hasta posarla en mi teta derecha donde la mantuvo quieta unos segundos.

“Que vergüenza por dios…”dije yo

“No tengas vergüenza y disfruta” dijo el al tiempo que su mano comenzaba a rozar a acariciar expertamente mi teta mientras seguía chupando mi pezón izquierdo.

“Que suave” me dijo

Pellizco mi pezón y yo empuje mi cabeza contra el respaldo del asiento

Estrujaba mi pezón con la yema de sus dedos.

“Duro y suave” dijo refiriéndose a mi pezón

“Tu marido no tiene ni idea, el tacto de tus tetas es perfecto” me dijo bajito al oído al mismo tiempo que me mordisqueaba el lóbulo de la oreja

“¿Entonces te gustan?”

“Me encantan”

Sus labios volvieron a rodear mi pezón, su lengua cubría toda mi areola ensalivándola bien para luego volver a succionar mi pezón.

La mano que acariciaba mi pecho fue descendiendo poco a poco hasta mi ombligo, luego continuo bajando hasta llegar a mi minifalda y siguió explorando hasta acariciar mis bragas que estaban a esas alturas empapadas.

“Que mojadito esta esto”

“Que vergüenza, lo siento”

“Chssss, ¿que tienes que sentir Sabrina?, solo estas gozando, solo estas haciendo lo que hablamos antes en nuestra conversación, estas disfrutando de la vida”

Aquel experto seductor me tenia en sus garras, comencé a pensar que hasta el dejarme el asiento libre para estar junto a mi esposo había sido parte de el plan para hacerme suya.

Introdujo la mano bajo mis bragas y continuo avanzando con sus grandes dedos, sentí como sus dedos jugaban con mi vello pubico que era escaso y cortito.

“Que suave tienes el conejito”

Rozo los labios de mi vagina con uno de sus dedos y eso me hizo estremecer

Con uno de sus dedos fue recorriendo mis labios de arriba abajo, introduciendo la yema entre ellos, los separo y pudo notar que estaba húmeda como una perra., tanto que con un solo movimiento me introdujo su dedo casi hasta la mitad provocando que mi cuerpo se estremeciera.

Mire a mi esposo que seguía dormido y cerré los ojos abandonándome al placer

Comenzó a alternar movimientos circulares con movimientos ascendentes y descendentes, finalmente, el movimiento circular le permitió abrir mi coño lo suficiente como para acariciar mi clítoris.

Justo en el momento en que mi marido dormido movía su mano y la posaba sobre mi mano derecha que permanecía en el reposabrazos Michael hundió todo su dedo en mi restregándolo con las paredes para después comenzar a follarme despacio con el.

Escuche pasos y pensé que era la azafata que comprobaba que todo estuviera bien, mis pechos seguían descubiertos con la cabeza de Michael en uno de ellos, le pedí que se detuviera un momento y el jugando conmigo me dijo.

“Si lo dejo ahora me voy a dormir”

“Cabron” le dije

El sonrió y espero que le dijera que se detuviera pero joder, no lo hice

“Sigue”

Levante la manta hasta mi cuello tapando mis tetas y la cabeza de Michael, el resto de la manta tapaba mi cintura y mis piernas, pude ver como la azafata se acercaba a nosotros, era la misma que nos había acomodado en los asientos

El cabronazo de Michael sabiendo que se acercaba la azafata decidió ir un poco más allá y me introdujo de nuevo el dedo por completo dentro de mi coño, dejándolo allí metido.

Empecé a girar la mano, moviéndola como una perforadora tratando de penetrar hasta lo más profundo de mi húmedo y ardiente coño.

Justo cuando la azafata pasaba despacio por el pasillo al lado de mi marido a Michael se le ocurrió meter otro dedo dentro de mi, yo me mordí el labio para no hacer ruido pero no pude evitar abrir los ojos, la manta nos tapaba pero supongo que a pesar de la oscuridad la cabeza de Michael sobre mis pechos debía hacer un bulto extraño en la manta, además si se fijara en mi cintura la azafata podría ver perfectamente la mano de Michael moviéndose dentro de mi levantando y bajando la manta.

La azafata paso a nuestro lado sin darse cuenta de nada, pensé que esbozaba una sonrisa pero me dije que era cosa de mi imaginación.

Michael seguía tenia ahora mi  pecho completamente dentro de su boca y desplazaba su lengua por todo mi pecho pero centrándose en el pezón.

Solté la manta que volvió a caer hasta mi cintura dejando otra vez a la vista de quien pasara a nuestro lado mis tetas y la cabeza de Michael en una de ellas, solté la manta para soltar la mano de mi marido y llevármela a la boca.

Me mordí los nudillos para ahogar mis gemidos y estalle en un orgasmo maravilloso

“Increíble, ha sido increíble”

“Me encanta que te haya gustado princesa”

Princesa era de la forma en que mi marido me llevaba al principio de nuestro matrimonio, cuando todavía había ese fuego, esa pasión, ahora mismo no recordaba la ultima vez que me lo había llamado.

Yo no me moleste en taparme los pechos cuando Michael saco sus dedos de mi interior y levanto su cabeza dejando mi teta izquierda brillando a causa de su saliva.

“¿Alguna vez has visto una anaconda?”

Yo todavía estaba gozando del orgasmo que me había pronunciado y sin entender nada dije

“¿Cómo?”

“Mira, una anaconda”

Michael echo su manta hacia atrás dejándola caer al suelo y bajo su bragueta, yo ya podía ver que algo grande se ocultaba ahí al notar su erección en los pantalones pero cuando hurgo en su bragueta y se saco la polla los ojos se me salieron de las orbitas.

Con razón le llamaba Anaconda, jamás había visto nada igual al menos en persona, había tenido unos cuantos novios y rolletes antes de conocer a Agustín pero una herramienta como la de Michael solo la había visto en algunas películas pornográficas, desde luego con Michael el mito de los negros se acrecentaba.

Michael se la meneo un poco y luego aparto su mano para que pudiera apreciar su… Anaconda

Aquella polla era enorme, apuntaba directamente al techo del avión, era tan gruesa como mi muñeca y aunque puede parecer que estoy exagerando yo se lo que vi aquel día y en aquel avión, aquella polla debía tener 25 centímetros de longitud, era negra como la noche y tenia una enorme vena que cruzaba todo el diámetro desde la base hasta casi la punta, una vena tan gorda que casi podía decir que podía verla palpitar.

Junto con la polla también se saco los huevos, desde luego todo en aquel hombre era muy negro y muy grande, tenia unos huevos gordos como mis puños con un poco de vello pubico muy peculiar que también cubría la parte de su pubis en una fina línea, era un vello pubico extraño, al menos para mi.

“Que te parece la Anaconda”

“Nunca había visto nada igual”

“¿Como la tiene Agustín?”

“No voy a decirte eso”

“¿Porque?”

“Son cosas intimas”

“¿Intimas?, ¿mas intimo que cuando tenia mis dedos dentro de ti?”

“Esta bien, no lo se, unos 13 o 14 centímetros, nunca se la he medido”

“Esta es un poco mas grande no” dijo sonriendo

“Es enorme, es gorda y larga, parece un brazo”

“Jajaja, mi tercer brazo”

“Puedes tocarla que no muerde”

Sabia que eso no estaba bien, que no debía hacerlo pero mis ojos no hacían otra cosa que mirar aquella polla de dimensiones colosales y si, he de reconocer que quería tocarla.

Mire a mi esposo que seguía durmiendo pero ahora su cabeza estaba girada hacia el lado derecho así que solo podía verle la parte de detrás de la cabeza.

Acerque mi mano a su miembro pero un momento de lucidez cruzo por mi mente y me detuve dejando mi mano posada en el muslo de Michael.

“¿No te decides?”

“Es que…”

“¿No tienes curiosidad por tocar algo así?”

“Claro que tengo curiosidad pero…”

Mi mano comenzó a acariciar su muslo, fue avanzando como si tuviera vida propia hacia su entrepierna recorriendo su muslo con mis dedos, al final llegue a sus enormes huevos y pase rápidamente la yema de mis dedos sobre ellos, Michael sonrió.

Poco a poco fui acercándome a su dura estaca hasta rozarla con mis dedos. comencé a acariciarla y esta vez no solo con las yemas hasta que al final me decidí y mi mano izquierda se cerro a duras penas alrededor de la polla de Michael mientras comencé a realizar un movimiento ascendente y descendente, podía notar la vena de su polla entre mi mano.

Estaba tan dura, tan dura que me sorprendía que pudiera estarlo tanto.

“¿Te gusta?” me pregunto

“Esta durísima”

“Esta así de dura por ti”

“Vaya, que alagada me siento,jejeje”

La polla de Michael estaba tan dura que parecía que fuera a estallar, jamás había sentido algo así entre mis manos, los huevos de Michael también se estaban poniendo duros.

podía notar el calor de la polla de Michael en mi mano, solté la estaca y con mi mano acaricie su capullo, quería sentir esa gorda punta entre mis dedos, instintivamente mi otra mano se dirigió a sus pelotas, quería sentirlas, quería tocarlas, acariciarlas, sentir aquellos dos huevos de todo entre mis deditos.

“Es mucho mas grande que mi mano”

“Pues usa las dos” me respondió

La mano que acariciaba sus pelotas también agarro su miembro, era increíble, sobrehumano, aun con mis dos manos agarrando esa bestia de carne todavía necesitaría una tercera para abarcar aquel trozo de carne palpitante.

“Ni con las dos puedo, es increíble”

“Tu si que eres increíble preciosa”

Aquel cumplido me animo y comencé a mover mis manos arriba y abajo como si estuviera ordeñando a una vaca aunque no era una vaca, era un hombre, la polla de un hombre que bien podía ser la de un toro, solo de pensar en lo que se debía sentir con algo así dentro comencé a mojar mis bragas otra vez

“Me encanta”

“Y tu a mi” me dijo el

La vena de su polla cada vez estaba mas hinchada y con una de mis manos solté su cacharro y comencé a recorrer aquella vena con mi dedo, notaba su calor, su vida en la punta de mi dedo.

“¿Te gustaría probarla?”

Creía que nunca me lo iba a decir, estaba como loca por comerme aquella polla, solo de mirarla se me estaba haciendo la boca agua pero no quería ser tan puta como para poner a comerle su polla sin que el me lo pidiera antes, por suerte lo hice, mire a mi esposo que por suerte seguía durmiendo, aunque si soy sincera nose si aunque se hubiera despertado con lo caliente que estaba hubiera sido capaz de soltar aquella polla o sin importarme que Agustín lo viera me hubiera tragado ese cipote, por suerte seguía durmiendo y no tuve que comprobar mi fuerza de voluntad.

“Me encantaría probarla” le dije

El llevo su mano a mi cabeza y comenzó a bajarla pero yo no estaba cómoda en esa postura, quería estar a gusto para disfrutar de aquel manjar, deje la manta en el suelo delante de el, levante un poquito mi minifalda hasta la cintura mostrando mis bragas amarillas que estaban empapadas y me arrodille delante de Michael y su asiento, por suerte estábamos en primera clase y aunque a mi esposo no parecía gustarle a mi me encantaba viajar así, en clase turista no habría habido el espacio suficiente como para ponerme de rodillas frente a aquel cohete.

Antes de llevármelo a la boca estruje mis pechos que todavía estaban descubiertos con el TOP por debajo de ellos, los acerque a la polla de Michael y trate de hacerle una cubana.

“Una polla dura para unas tetas duras” dije yo mencionando la supuesta dureza de mis tetas que en ocasiones había comentado mi esposo Agustín.

“Jajajaja, eres increíble princesa”

“Aquí lo único increíble es tu polla”

Trate de abarcar la polla con mis tetas pero era difícil, moví mis pechos sobre su rabo unas cuantas veces hasta que lo di por impasible, mis pechos de la talla 90 no podían hacer nada ante ante aquel monstruo.

Entonces eche un ultimo vistazo a mi esposo que seguía durmiendo pero se había girado completamente hacia mi lado, si abriera los ojos me vería de rodillas, con las tetas al aire, la falda remangada y la polla de Michael a 5 centímetros de mi cara, no me importo.

Tampoco me importo cuando al buscar la posición de la única luz de cortesía que quedaba encendida en el avión pude ver en la fila de al lado a tres personas, uno era un chaval de unos 15 años que dormía, otra era una mujer que debía ser su abuela por la edad si es que eran familia y al lado de la ventanilla un hombre de unos 65 años que me miraba moviendo su mano entre sus piernas que estaban cubiertas por una manta, se estaba pajeando.

Cuando vio que yo miraba hacia su posición detuvo el movimiento de su mano y fingió estar dormido, no me importo, que disfrute del espectáculo pensé, en menuda guarra me estaba convirtiendo.

Acerque mi cara a la polla de Michael y apoye ligeramente mi barbilla en sus pelotas haciendo que su polla se frotara y apoyara en mi cara.

“Jejeje, ¿Qué haces?” me dijo el

“Tomo medidas”

“Jajaja”

“¿Hasta donde me llega?”

“Mas allá de la frente, tu cabeza no es bastante grande”

“Bueno, creo que al final mi esposo tenia razón y la cena era una mierda y me he quedado con hambre creo que voy a comerme este trozo de carne sino te importa”

“Jajaja, es toda tuya”

Agarro su polla dándome tres golpes con ella en la cara, en una mejilla, en la frente y en la otra mejilla como dándome permiso para después dejar sus manos en los reposabrazos del avión.

Levante mi cabeza y con la lengua acaricie la punta de su enorme polla, recorría  su capullo con su lengua lentamente, esparciendo la saliva por toda su superficie, mi cabeza se movía hacia los lados mientras movía mi boca para cubrir bien toda la punta.

Con una mano estaba agarrando con fuerza su polla y la otra mano la lleve hasta sus huevos, los agarró con fuerza y los apreté.

Seguía chupando su capullo, ahora alternando las lamidas con ligeras succiones, a veces ponía la punta de mi lengua sobre la punta de su capullo y la movía rápidamente.

Continué estrujando sus huevos un rato y a continuación estire la mano y empecé a acariciarlos con la palma.

Rodee con mis labios el tronco de su polla mientras mi lengua jugaba con sus venas.

Atrape la cabeza de ese rabo entre sus dientes con suavidad, por su cara sabia que lo que le estaba haciendo le estaba gustando, trataba de esmerarme pues el se había portado muy bien conmigo moviendo sus dedos dentro de mi.

Abrí mi boca por completo y me metí la cabezota dentro por completo mientras seguía moviendo mi lengua, mordí la cabeza lo suficiente pero sin hacer demasiada fuerza hasta que Michael me dijo.

“Esta carne no esta fría como el filete de tu esposo ¿no?”

“No, esta caliente y en su punto”

“Mírale, duerme como un bebe”

“Si, mientras el duerme como un bebe yo voy a ocuparme de tu bebe”

Mi boca trato de engullir otro poco de su polla pero no creo que consiguiera meterme en ella mas de 12 o 13 cm, a mi marido conseguía hacerle gargantas profundas pero aquello no tenia nada que ver con la polla de Agustín, ni en longitud ni en grosor.

Con mis dos manos en su polla bajeándola y mi boca trabajando otros cuantos centímetros de carne por fin pude abarcar ese monstruo en su totalidad.

Una de sus manos acariciaba mi cabeza con cariño y podía ver como me miraba con ternura mientras yo trataba de meterme un poco mas de carne en la boca.

Solté su miembro y lleve mis manos a sus muslos para intentar algo mas, en esa postura intente bajar mi cabeza un poco mas, otro poco mas, pronto note la punta de la Anaconda en mi campanilla y el cosquilleo no me permitía avanzar, me la saque.

“Lo siento, es enorme, no puedo tragármela entera”

“Tranquila preciosa, solo una mujer de todas las que he conocido lo logro, tu has llegado a tragarte la mitad, mas que la mayoría de ellas”

“¿Se la trago entera?”

“Si, hasta que pude sentir el cosquilleo de su naricilla en mi pubis, era rusa y se llamaba Anna, me dijo que practicaba en casa con hortalizas”

Cuando me dijo eso pensé en cuantas mujeres y de cuantos países se habrían comido la polla que yo estaba teniendo el privilegio de comerme aquella noche.

volví a centrarme en la polla que tenia delante, la metía y la sacaba de mi boca y mi mano volvieron a acariciar sus huevos pesados y repletos de leche.

Estrujaba mis tetas para que el pudiera verlas y jugaba con mi lengua por todo ese tronco, lamiéndolo desde los huevos hasta la base y luego otra vez hasta abajo, otra vez para arriba hasta terminar en la punta donde le daba besitos.

“Cuéntame tu sueño”

“Ya sabes lo que he soñado tonto, sino no habría pasado nada de esto”

“Si, pero me gustaría que tu me lo contaras”

“Esta bien, yo estaba…”

“Pero por favor, me gustaría que me lo contaras mientras sigues cenando”

Yo entendí lo que quería

“Hablar con la boca llena es de mala educación”

“Bueno, depende de que este llena la boca”

Yo me rei y comencé a relatar mi sueño con la polla en mi boca.

“Ezjtabams en el bañjo del avjion, Agujtin aporreaba la puejta, tu y yo jtabams dntr, me follbas sojbre el lavabjo, mis bargas ejtabjan en el suelo y tu tajladrabas mi coño sijn piejdad”

“Que sueño tan bonito”

“Si, prjecioso”

Yo seguía chupando aquella polla con devoción, a veces lanzaba miradas a mi marido que seguía dormido y al viejo que se pajeaba, con la polla de Michael nuestras miradas se cruzaron por un segundo y le guiñe un ojo, el viejo que se iba a hacer otra vez el dormido sonrió y comprendió que sabia que estaba mirando y masturbándose, así que se levanto un poco la manta de encima y siguió meneándosela mirándome mamar aquel enorme pollon.

“Es el doble de grande que la de mi esposo”

“Es el doble de grande que la mayoría” me dijo el

Otra vez comencé a escuchar pasos, la azafata estaba otra vez comprobando que todo estaba bien, vi como el viejo volvía a taparse con la manta y se hacia el dormido, esta vez yo mismo agarre la manta de Michael y me la eche por encima, me metí la polla en la boca tanto como pude y espere a que la azafata pasara con la boca clavada en mi boca, esperaba que pasara de largo y pensara que mi asiento estaba vació es porque había ido al baño y no porque estaba chupando una polla negra debajo de la manta a un metro de mi esposo.

La azafata paso sin mayores problemas y yo me quite la manta de encima y seguí con mi tarea.

Mire a Michael y nuestras miradas permanecieron clavadas mientras yo lamía la cabezota de su pepino, seguía mirándole cuando comencé a pajear y besar su largo tronco.

Con la mano que tenia agarrada su polla la empuje hacia su abdomen apoyándolo en el, sobrepasaba al menos 5 centímetros su ombligo.

Baje mi cabeza hasta sus huevos y mi lengua se clavó en el escroto entre ambos cojones.

Luego las lamí y comencé a comerme sus huevos al tiempo que le pajeaba mirando esta vez al viejo que pude ver como se corría, se limpiaba en la manta y a pesar de haber terminado continuaba mirándome sonriendo, yo deje de comerme los huevos de Michael para devolverle la sonrisa.

“¿Que tal los huevos?”

“Deliciosos” dije yo lamiéndolos nuevamente.

“Preciosa, alcánzame una bolsa de vomito del asiento de delante, así no me manchare los pantalones ni a ti”

Era un autentico caballero, hasta en ese momento estaba preocupado por mi y estaba dispuesto a correrse dentro de una bolsa de papel, yo me decidí a corresponder su amabilidad.

“Tranquilo, que ya me ocupo yo de que no te manches”

“Pero…”

Por primera vez fue el quien se quedo sin palabras cuando vio como comenzaba a mover mi lengua mas y mas rápido por sus testículos al tiempo que agarraba su pollon con ambas manos y comenzaba a sacudirlo lo mas rápido que podía.

Michael cerro los ojos, echo la cabeza hacia atrás y abrí los labios llevándose la mano a la boca como había echo yo anteriormente para ahogar lo que estaba apunto de suceder.

Los huevos de Michael comenzaron a sacudirse, esa fue la señal, lleve el trozo de carne que mis manos no podían abarcar a mi boca y lo introduje en ella manteniéndolo ahí mientras seguía masturbando a mi amante ocasional.

Sus huevos comenzaron a bombear semen a través de su polla y si pelvis comenzó a sacudirse, note cómo brotaba el primer chorro de esperma caliente a través de su capullo y golpeaba mi garganta.

Muy pocas veces permitía que mi esposo se corriera en mi boca y el había sido el primer hombre al que se lo había consentido, nunca a ninguno de mis novios le había dejado, ni tampoco en mi cara, pero con Michael era distinto, era puro fuego, pura pasión, puro sexo por sexo.

El semen no dejaba de fluir pero yo estaba preparada, sabia que una polla como aquella con esos enormes huevos tenían que fabricar ingentes cantidades de leche, mi boca se fue llenando poco a poco, estaba convencida de que el semen me iba a empezar a salir por la boca cuando sus huevos dejaron de bombear.

Michael relajo su cuerpo, soltando un último suspiro de placer, jamás lo había echo con mi marido, jamás, con nadie, pero tenia claro que lo iba a hacer con Michael, el me miro y cuando lo hice abrí mi boca para enseñarle todo el semen en su interior.

“Ahora te doy una bolsa guapísima”

Pero no hizo falta, antes de que Michael se moviera hacia delante para coger la bolsa yo sin apartar la mirada de el me trague todo el contenido que sus cojones habían depositado en mi boca, sentí como toda esa leche se deslizaba por mi garganta poco a poco hasta el estomago, no lo había echo nunca por miedo al sabor, el semen de Michael me gusto.

“Increíble” dijo el

Varios chorros de semen iban deslizándose lentamente por el tronco de su polla que aun daba sus últimos coletazos, yo fui recogiendo uno a uno cada goteo con mi lengua, subiendo luego hacia arriba para llenar la lengua con todo el chorro y volver a tragar.

Le había dicho que no se preocupara por mancharse los pantalones y no iba a faltar a mi palabra permitiendo que se manchara.

Su polla iba perdiendo dureza pero yo seguía estrujándola logrando que las ultimas gotas aparecieran las cuales yo succionaba, no deje su polla hasta que no salía ni una gota de semen.

también tenia algo de semen en los dedos de cuando había resbalado a trabes del tronco, los lamí por completo dejándolos limpios ante el asombro de Michael.

Luego le di un beso en la punta de la Anaconda para despedirme de ella, le guarde su polla dentro del pantalón y le subí la cremallera

“Listo, no te has manchado” dije yo

“Eres increíble princesa, increíble, recordare este viaje siempre”

Me levante, coloque los tirantes de mi TOP y lo subí tapándome las tetas, antes de bajarme mi minifalda coji mis braguitas con los dedos y las baje, luego levante mi pierna, luego otra, mis bragas se engancharon en mis sandalias y casi me caigo contra el asiento de mi esposo, por suerte conseguí mantener el equilibrio.

Le di mis bragas empapadas al Michael al tiempo que le daba un piko en los labios y le decía.

“Toma, para que tengas otro recuerdo”

“Las guardare bien”

Me baje la minifalda y me senté en mi asiento, eran las 4:00 de la mañana, el resto del viaje dormí como un bebe.

Mi esposo me despertó a las 8:30, al parecer ya se le había pasado el enfado, me dio un beso en los labios, por suerte no lo hizo con lengua, yo todavía no me había lavado la boca y aun podía sentir el sabor de la polla y el semen de Michael en mi boca.

Mire hacia Michael y vi que estaba mirando por la ventanilla, cuando me di cuenta mi mano izquierda descansaba sobre su polla por encima del pantalón, por suerte no se había quitado la mano de encima y mi esposo no lo había visto, aparte mi mano y doble la manta.

“Buenos días” me dijo Michael

“Buenos días” respondimos yo y mi esposo

Aterrizamos un poco mas tarde las 9:00 de la mañana, el viejo que se había pajeado viendo como me tragaba el monstruo de Michael me lanzo una sonrisa antes de bajar del avión, yo se la devolví, no me arrepentía de haberle hecho pasar un buen rato.

Michael tenia algo de prisa, cojio sus papeles y su maletín, pude ver como una especie de pañuelo amarillo que no tenia el día anterior asomaba un poco por el bolsillo delantero de su americana, yo sonreí al saber que eran mis bragas.

“Bueno, ha sido un placer conocerlos” dijo Michael

“El placer ha sido nuestro” dijimos al mismo tiempo yo y mi esposo aunque lógicamente el no imaginaba que el placer había sido mió, sin duda alguna.

“Puede que nos volvamos a ver…”

Yo pude ver como Michael buscaba algo en su bolsillo, pensé que quería darme su tarjeta, no me arrepentía de lo que había pasado, había sido increíble, pero yo quería a mi marido, lo ocurrido entre Michael y yo había sido algo fortuito que paso a miles de metros de altura debido a determinadas circunstancias.

“Quien sabe, tal vez el destino nos vuelva a cruzar”

Michael entendió el mensaje y dejo la mano quieta en su bolsillo

“Hasta la próxima y disfruten de sus vacaciones”

“Gracias” dijimos yo y mi esposo

Cuando íbamos a salir del avión pude ver como la azafata que nos había sentado y que había pasado por el pasillo mientras Michael me comía una teta y me follaba con sus dedos me guiñaba un ojo.

“¿Le gusto el chocolate de anoche señora?” me dijo

Yo entendí el mensaje, la sonrisa que me había parecido ver había ocurrido, la azafata lo sabia todo y seguramente también se dio cuenta de que le estaba comiendo la polla a Michael la segunda vez que paso por el pasillo.

“Estaba delicioso, todo perfecto, Gracias”

“Me alegro señora”

“¿Chocolate?, ¿que chocolate?” dijo mi esposo que iba delante de mi

“Ayer dieron una barrita de chocolate durante la noche”

“Joder, yo no me entere”

“Claro, estabas durmiendo”

“Vaya por dios, después de pagar 900 euros y no me dan el chocolate”

El cretino de mi marido ya estaba otra vez igual

“Déjalo, no te hubiera gustado, créeme” dije yo mientras le sonreía a la azafata

Al pasar por delante de ella y con mi esposo a unos metros delante mía bajando la escalerilla del avión la azafata se inclino a mi oído y me dijo

“Bienvenida al club de folladores de altos vuelos”

Aquella frase me hizo mucha gracia

Disfrutamos de nuestras vacaciones en Las Vegas tanto como pudimos, sobre todo yo ya que Agustín siempre tenia algo de lo que quejarse, sobre todo por el dinero.

Al volver a casa y después de hacer la compra vi unos pepinos en la nevera, eran bastante grandes, me acorde de lo que Michael me dijo sobre Anna y su practica con hortalizas y nose porque pero decidí practicar por si el destino me tenia preparado otro encontronazo a miles de pies de altura con…

LA ANACONDA