EL CLUB - 4 parte y final
Una violación, drogas y chantaje hace que todos los amigos nos unamos para dar con el culpable.
Alquilamos una gran casa en Reñaca con una maravillosa vista al mar desde lo alto. Tenía piscina y grande prados rodeado de una frondosa vegetación. Era lo que buscábamos, privacidad.
Arrendamos una Suv Mercedes GLS350 por si nos teníamos que movilizar todos juntos y tanto Andrés como Bernardita llevaron sus propios autos.
Llegamos a la gran casa y después de acomodar nuestras cosas sorteamos quienes se quedarían de turno haciendo las compras y la comida. Las restantes irían a merodear la casa de Madame Bovary y tratar de recopilar alguna información adicional. Maite y Bernardita salieron sorteadas para las actividades culinarias, Josefina, Constanza y yo partimos en la búsqueda.
Esa primera noche en Viña, Andrés no perdió ni un minuto y se fue al Casino. A María Josefina le gustaba jugar. Su pasión el BlackJack.
Una vez que regresamos de la búsqueda de información nos sentamos todas alrededor de un fogón a degustar los exquisitos platos que habían preparado Maite y Berny. Después de comer nos relajamos y nos pusimos a conversar.
-¿Quién se anota con una copa de espumante? - Dijo Bernardita paseándose con una bandeja en la terraza que tenía una maravillosa vista al mar.
Habían sido días muy estresante para poner en marcha las estrategias para lograr atrapar a Madame Bovary.
Por eso Andrés estaba en el casino de Viña aplicando la última parte del plan, nosotras tuvimos el tiempo de relajo suficiente para sentarnos y distender un poco el ambiente.
-¡Tendremos más de una semana en la ciudad más entretenida de este país y nosotras sin poder sacar la nariz para disfrutar! ¡Menos mal que por fin me puedo sentar! - Exclamó Josefina, siempre quejándose por algún motivo.
-¡Amigas no sé cómo agradecer todo lo que han hecho por mí! – dijo Constanza emocionada.
-¡Mejor no nos pongamos “emocionales “! como dice elegantemente Andrés, para no decir que es “típico de mujeres” - agregó Maite acercándose para tomar una copa sentándose en el sofá.
Yo estaba al borde de la terraza que tenía una vista impresionante del Océano Pacifico. Un mar calmo y tranquilo. Colores maravillosos de un hermoso anochecer.
No podía dejar de pensar en Andrés, si bien sabía que tenía todo bajo control no me dejaba de preocupar por su seguridad.
En eso estaba cuando siento en mi espalda un pequeño toque que correspondía a una copa de espumante que me traía Constanza.
-¡Salud! Vamos a brindar por Andrés que a estas horas se debe estar sacrificando como solo él lo sabe hacer - Dijo Maite en voz alta
Todas levantamos la copa para luego de beberla de buena gana sentándome junto a las demás chicas.
Fue allí donde Constanza se lanzó de una vez a preguntar lo que hace tiempo la intrigaba.
-¿Fabiola? como puedes estar tan tranquila sabiendo dónde está Andrés. Todas sabemos que esa mujer es tan hermosa que subyuga a los hombres y estos caen rendidos a sus pies. No te da miedo que pueda, bueno, tú sabes –
-¿Qué se pueda quedar con ella quieres decir? - Contra pregunté para que no quedara duda de que había comprendido perfectamente la pregunta.
-¡Bueno, si! Es difícil entender la forma de cómo se quieren – explicó Constanza
-¡Jajajajajaja! – largándome a reír - ¿cómo nos queremos? ¡Si fuera solo por querernos ya estaríamos separados hace mucho tiempo, pero mucho tiempo! -
- Con Andrés estamos juntos porque es una decisión de todos los días. Y no me miren con esa cara de extrañeza. Desde que nos conocimos hemos tenido muy claro que tanto su vida como la mía no dependen exclusivamente de cada uno.
-¡Creo que sin él también sería medianamente feliz! ¡Él sin mí también! ¡Se los aseguro!, pero juntos Ufffff es vivir en el cielo, en el mismísimo cielo, amigas.
Una vez, hace mucho tiempo cuando recién nos estábamos conociendo me contó una leyenda japonesa, la leyenda del hilo rojo. Que dice que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están predestinados a encontrase, sin importar el tiempo, lugar o circunstancia. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper. Con Andrés estamos unidos por ese misterioso hilo rojo.
Todos los días renovamos nuestras ganas de revolcarnos en la cama hasta quedar exhaustos, inventamos formas de divertirnos, creamos códigos secretos para no traspasar nuestros límites y por sobre todo ¡Fe! -
-¡Ahora si voy a morir! – Interrumpió Maite que ya estaba con unas copas de más – Fe en que su grandioso y extraordinario pene no se baje nunca ¡yo les prometo que le rezaría a diario! ¡Ahora lo entiendo todo! – Dándose un palmazo en la frente muerta de la risa - Cada una de ustedes le ha estado rezado ¡De rodillas!, ¡Yo las he visto a todas y a cada una! – ¡Bueno, menos a la Cony! -
Dijo Maite apuntándonos a cada una con el dedo.
-¡Maite, ya córtala! ¡Esto es serio, no interrumpas! – dijo Bernardita muy atenta a la conversación.
-¡Suena raro, pero eso es Fe! – Continué - en que a pesar de todo lo que nos pueda pasar, cualquier cosa, nunca estaremos solos. Nos cuidaremos siempre mutuamente.
Vivimos nuestra vida con la mayor libertad posible. Por eso no debiera extrañarles que puede gozar del sexo no solamente conmigo.
-¡Nos encanta el sexo! Nos encanta jugar y probar nuevas experiencias.-
-¡Pero esa tal Madame Bovary se las trae, es guapa con un cuerpo de escándalo! – Exclamó Maite desde una punta de la terraza – ¡Además le tiene muchas ganas al bomboncito! –
-Maite, eso te demuestra lo poco que lo conoces. Podrá ser la mujer más espectacular del planeta, pero su última elección siempre seré yo. Somos uno. Estamos hechos el uno para el otro. -
-Yo le tengo tanto que agradecer a Andrés - dijo Bernardita - Después que estuvimos juntos en esa reunión de los juguetes mi vida dio un giro en 180 grados. Abrí los ojos y le dio sentido a quien soy.
- Te abrió y requeteabrio Berny y no solo los ojos – dijo Maite sin poder contener la risa.
-¿Pero no te da celos verlo con otras mujeres?- preguntó Josefina
-La verdad es que no, en realidad no. ¡Porque lo conozco! Una cosa es el sexo y otra es hacer el amor. Nosotros hacemos el amor. Las otras disfrutan de un gran pedazo de carne entre las piernas. Me alegro por ellas de que puedan probar algo bueno alguna vez en su vida –
-¡Ufffff! – Exclamó Maite – ¡No sabes cuánto me gusta un buen trozo de filete en esa parte que señalaste!- decía sin dejar de reír.
-¡Que moderno y que envidia! - Exclamó Constanza con algo de nostalgia - encontraste un súper hombre, Fabiola.
-¡Por eso estoy a punto de regalarle la capa! – Exclamé - ¡cómo anda siempre jugando al superhéroe!-
-¡Que buena idea! – Gritó Maite teatralizando la escena – ¡Yo, una pobre damisela en peligro llamaré a mi superhéroe para que me salve con capa, desnudo con su gran martillo de Thor en todo su esplendor y me dé con todo para salvarme de esta agonizante castidad que ya me está matando! ¡Súper sexy! ¿No creen, chicas? -
-¡Que no puedas tomar nada en serio Maite! – reclamó Bernardita.
-¡Ay! ¡Es que tanta seriedad me aburre! ¡Yo quiero bailar! ¡Música por favor! -
Y todas sin más trámite nos pusimos de pie para bailar al ritmo de una salsa, que sin duda a más de alguna la hizo recordar nuestra gran aventura cubana.
Andrés llegó esa noche cerca de la 1.30 am de mal humor. Había perdido jugando en el casino además de no encontrar ningún rastro de María Josefina. Apenas cruzó algunas palabras con nosotras y nos contó lo que había pasado. Había recorrido y esperado en todas las mesas del blackjack sin encontrar ninguna pista sobre ella.
-¿Quieres que te acompañe? – le pregunté
-¡No es necesario, necesito pensar! – contestó y subió a la habitación.
Volví y me reuní con las chicas que comentaban las incidencias de esa noche hasta que Josefina dijo – Le preguntamos algo más y por poco nos muerde, vaya con el humor de perros que llegó nuestro superhéroe –
-No importa – dice Maite riendo a carcajadas – yo dejo que me ladre, que me muerda, que me lama y chupetee todo lo que quiera –
Eran cerca de las 03.30 cuando todas nos fuimos a acostar después de bebernos cuatro botellas de espumante. Entré en puntillas a la habitación. Andrés dormía profundamente tirado sobre la cama.
Habíamos bebido lo suficiente como para recién abrir los ojos cerca del mediodía.
Una a una nos fuimos encontrando alrededor de la piscina y todos agradecimos una vez más la iniciativa de Bernardita para pedir por delivery un Brunch que más parecía un banquete.
Frutas frescas y jugos naturales, agua, bocados fríos y caliente con una selección de postres fueron un buen augurio de los que nos podía esperar el resto del día.
En traje de baño junto a Bernardita estábamos conversando sentadas en el borde de la piscina con los pies en el agua cuando Maite hizo su entrada triunfal. Con un diminuto bikini color negro y sombrero de ala ancha que le daban un carácter de diva que sin duda ella adoraba.
Bernardita por otro lado lucía un trikini dorado que dejaba entrever que su cuerpo se había transformado después del matrimonio.
Caderas más firmes y pechos turgentes no dejaron indiferentes a nadie y Andrés se lo hizo saber en cuanto la vio.
Apareció con un pequeño traje de baño tipo slip ajustado que dejaba entrever de manera sugerente su pene que aún estando en reposo era sumamente atractivo.
Lentes oscuros y con su infaltable cigarrillo electrónico. Se sirvió un generoso jugo de naranja y se ubicó en una de las reposeras para tomar sol.
-¡Berny, vaya cuerpazo te gastas! – Le dijo - ¡que sorpresa más agradable a la vista! El matrimonio te ha hecho bastante bien por lo que estoy viendo -
¡Bueno, bastante trabajo ha tenido que hacer el Pipo para mantener contento a este cuerpo que tienes ante tus ojos! ¡Hasta ahora ha hecho un trabajo relativamente aceptable! - .respondió risueña y coqueta modelando en la orilla de la piscina.
¡Que suerte la tuya Berny! No sabes cuánto quisiera que mantuvieran contento este cuerpecito – agregó Maite rodeando sensualmente su cuerpo con las manos.
-¡Pero para mí mala suerte, mi entrenador personal es compartido! - Dijo mirando directamente a Andrés.
Jajajajaja – me largue a reír - ¿compartido? ¡Vaya! Recién ahora me doy por enterada de que en tus horas libres te dedicas a personal trainer mi amor.- respondí sensualmente acercándome para sentarme a su lado. Lo bese suavemente rodeando su boca con mi lengua lo que inevitablemente hizo que me excitara rápidamente.
¡Buenos días! - Le susurré al oído llevando su mano a mi entrepiernas para que sintiera la humedad que ya empezaba a aparecer bajo el calzón del bikini.
Mientras jugueteaba disimuladamente con Andrés, Constanza y Josefina aparecieron por último a desayunar. Maite se levantó para dejar su jugo en la mesa y sin mediar provocación alguna se quitó el bikini y se metió desnuda en el agua.
Y como si fuera un acto natural la siguió Bernardita y pude darme cuenta que Constanza y Josefina del otro lado no salían de su asombro.
Por eso al acercarme a Constanza fui suavemente poniéndolas de pie e invitándolas a que nos siguieran.
-¡Ya Cony, es hora de ser libre! no puedes andar por ahí teniendo miedo a pasarlo bien ¡Vamos!-
- ¡No Fabiola, no puedo, por favor no insistas! - ¡respondió Constanza tímida e insegura.
-¡Que fue de esa Constanza que conocí hace un tiempo! ¡Una mujer fuerte, desafiante, avasalladora, desinhibida, sexy, valiente, segura y provocadora! ¡Donde está! - exclamé
Fue entonces cuando Josefina hizo lo inimaginable y de un salto recorrió el borde de la piscina quitándose el traje de baño modelando semidesnuda.
-¡Si yo puedo Cony, tú también! ¡Cómo no te vas a atrever! – Gritó Josefina - Somos tus amigos y entre nosotros no hay secretos y menos eso de andar en pelota. ¡Es algo que practicamos de forma habitual y natural! -
- Constanza se puso de pie y lentamente se fue sacando el bikini mientras nosotras por otra parte jugábamos en el agua.
Andrés miraba entusiasmado como un quinteto de mujeres, todas desnudas flotaban, chapoteaban y nadaban en una piscina sin ningún recato.
Maite no perdió la oportunidad, levantó la mitad de su cuerpo del agua y sosteniéndose con ambos brazos en el borde de la piscina le dijo a Andrés.
-¡Ya pues querido! ¿Qué esperas? No nos va a dejar solitas aquí en el agua. Sabes que cualquiera de nosotras se puede ahogar y tu respiración artificial puede resucitar hasta los muertos.
Andrés se levantó graciosamente de la reposera y comenzó a bailar como un stripper a lo que nosotras respondimos con vítores y chillidos.
-¡No puedes andar tan abrigado en la piscina, así que fuera el traje de baño! – gritó Bernardita emocionada y excitada.
Sin mucho ruego, Andrés se deshizo de su diminuto slip dejando expuesta su maravillosa anatomía y más aún, su extraordinario pene.
-¡Nada que envidiar al negro de WhatsApp! – exclamó riendo Bernardita eufórica y desatada.
Se metió en el agua y nadó por un par de minutos para luego ubicarse en un extremo de la piscina con los codos de sus brazos apoyados en el borde.
Lo seguí y me instalé de espaldas apoyando mi culo sobre su pene mirando al resto de las chicas como disfrutaban libremente no solo del agua sino de la desnudez.
El roce hizo que se empezara a erectar a lo que le dije – ¡Eres muy caliente! ¡No me puedo acercar ni un milímetro sin que se te empiece a parar, así que mejor me voy! – y sonriente comencé a nadar hacia donde estaban todas.
Solo escuché como decía riendo – ¡Fabiola, eres una malvada! -
A los pocos minutos Andrés alzó un poco al voz para anunciar los próximos pasos a seguir.
-¡Necesito que me presten un poco de atención! – dijo para ordenar el bullicio.
Cuando estuvimos todas en silencio comenzó a detallar lo que tenía en mente.
- Como ya saben, anoche no encontré a María Josefina, por lo tanto el plan es regresar más tarde al casino a probar suerte nuevamente. Anoche perdí bastante dinero jugando en todas las mesas mientras esperaba haciendo hora con la ilusión de poderla encontrar. ¡Parece que no era mi día de suerte! -
-¡Deberías haber ido conmigo cielo! – Exclamó Maite – Seguro que tú suerte hubiese sido distinta-
Andrés la queda mirando por unos instantes y le dice - Maite no es una mala idea, podríamos ir los dos al Casino esta noche. María Josefina nos conoce, encontrarnos y vernos jugando juntos sería una situación de lo más normal. -
¡Claro! – Exclamé algo molesta - ¡otra vez ustedes dos de súper espías y nosotras acá encerradas chupándonos el dedo! -
¡Bueno si se trata de chupar! – Dice Andrés sonriendo – vamos, si quieres – me susurro Andrés al oído pegando sus caderas a las mías.
¡Yo, yo quiero jugar a eso! - decía Maite chapoteando sin control hacia nosotros.
¡Maite, calma! – Dice Andrés - Tu idea es buena, así que mejor anda viendo que te vas a poner esta noche para ir al casino e intentar encontrar a Madame Bovary.
Así pasamos el resto del día metidos en la piscina, comiendo y riéndonos a destajo hasta bien entrada la tarde.
Había que reconocer que Maite tenía un gusto exquisito y provocador para vestir. Para ir al casino esa noche se colocó un mini vestido negro strapless con mangas table dance sin sujetador que hacía resaltar su extraordinaria figura. Peinada con su habitual estilo wet no iba a ser una mujer que pasara desapercibida. Había sido idea de Andrés. Tenía que ser el centro de atención y nadie mejor que Maite lo podía hacer.
Todas quedamos sorprendidas cuando la vimos entrar a la sala lista para salir. Estaba extraordinariamente hermosa y provocativa.
-¿Estará listo mi bomboncito? – preguntó mirando hacia todos lados mientras se contorneaba delante de nosotras.
-¡Otra vez tendré que ir al sacrificio! – reclamó muerta de la risa colocando cara de pena.
En eso estaba cuando entró Andrés vestido de forma casual elegante. Estaba guapísimo. Nos miró a todas seriamente y nos dijo.
-¡Vamos a repasar el plan nuevamente! Mientras con Maite vamos en busca de María Josefina, ustedes harán una exhaustiva investigación de todas sus actividades sociales. Busquen cualquier cosa que nos pueda servir. Amistades, obras benéficas, reuniones, paginas sociales, etc. Den vuelta todo internet en busca de información. Hay bastante sobre ella ya que superficialmente lo estuve haciendo. ¡Anoten todo lo relevante! -
De pronto miró a Maite y le dice – ¡Vaya, nada que decir, estás deslumbrante! , pero vamos a dejar muy claro todo. Nada de extravagancias ni salidas de tono. Harás lo que te diga y nada de tomar iniciativas propias. ¿De acuerdo? –
-¡Si mi amo, perdón mi amor! no, no… ¡Quise decir Andrés! – largándose a reír.
Todas nos abrazamos y nos deseamos suerte para esa segunda noche de búsqueda.
Mientras cada una de nosotras con un portátil empezamos a rastrear la red en busca de información, Andrés y Maite salieron rumbo al Casino de Viña del Mar.
Poco antes de que saliera le pregunté -¿No se te olvida algo, mi amor? – levantándome del sofá y colocando mi mano en su entrepiernas le acaricie el pene por sobre el pantalón mientras le susurraba al oído. - ¡Es para la suerte!-
Andrés y Maite entraron al casino tomados del brazo y empezaron a deambular por las diferentes mesas de juego. Compraron $ 200.000 pesos en fichas y se dirigieron a las mesas de blackjack. Maite interesada en aprender a jugar miraba atentamente los movimientos de los jugadores hasta que le dijo a Andrés – ¡Estoy lista para jugar, dame unas fichas! –
Su primera apuesta fue de 50.000 pesos y recibió un rey como primera carta seguida de un As. Había hecho blackjack. Sus gritos de algarabía no pasaron desapercibidos en la sala y todos los presentes en las mesas cercanas levantaron sus miradas y sonrieron al ver la alegría de tan atractiva y sensual jugadora.
-¡La suerte del principiante! – exclamó Andrés entre risas
-¡Pura envidia! – exclamó Maite sonriendo sensualmente sacándole la lengua.
-¡Querido, porque no me traes una copa de espumante! – Dijo tranquilamente Maite – acabo de ver a una querida amiga jugando en otra mesa –
-¿Una amiga? – preguntó intrigado Andrés hasta que saltó sorprendido exclamando - ¡Donde! –
-¡Ahí mi amor! – dirigiendo con su mano la cara de Andrés hacia el lado derecho de la sala.
A dos mesas de ellos se encontraba María Josefina con un montón de fichas de alta denominación jugando concentradamente.
-¡Se me acaba de ocurrir otro plan mejor que el tuyo, Andrés! – exclamó sin dejar de mirar a la otra mesa.
-¿Otro plan? – preguntó extrañado
-¡Si, algo más casual y espontaneo! ¡Yo seré la carnada y tú el anzuelo! ¡Trabajaremos en equipo como siempre lo hacemos cuando estamos los dos juntos! – ¿qué te parece cariño? –
-¡Explícate! – preguntó Andrés seriamente
-¡Simple! Anda al bar a pedir unos tragos. Mientras tanto voy y me coloco a jugar al lado de ella. Si me reconoce, que estoy segura lo hará porque tú sabes que soy inolvidable, sabrá que encontró el nexo que tanto buscaba. Su sorpresa será que estarás aquí mismo, en el bar. Le daremos el tiempo suficiente para que se emocione y le empiecen a zapatear las hormonas. ¡De la misma forma que me están zapateando a mi desde que salimos de la casa! Como te dije, la haré probar la carnada y tú la harás morder el anzuelo y listo el pescado para la sartén–
¿Qué te parece cariño? – preguntó mientras se arreglaba coquetamente el pelo
-¡Creo que es una buena idea! Vamos. Me voy al bar. Te espero allá. ¡Suerte! –
-¡Me falta algo Andrés! – exclamó Maite
-¿Un beso para la buena suerte? Ok –besándola suavemente los labios.
- ¡Delicioso, pero no era eso! – Dijo Maite – necesito fichas para jugar – largándose a reír
-¡Oh, sí! – Exclamó Andrés desconcertado, pasándole todas las fichas que tenía en su poder.
-¡Suerte! – dijo finalmente Andrés dirigiéndose al bar.
Maite por su parte tomó las fichas y caminó contorneándose por el medio de la sala delante de todos. Era inevitable no mirarla. Esa mujer llamaba poderosamente la atención por su estilo atrevido y mirada sugerente. Más de algún jugador presente le insinuó alguna cosa mientras pasaba por su lado, pero esta caminaba sonriente, coqueta y segura.
Llegó a la mesa donde se encontraba jugando María Josefina y se sentó quedando separada por dos jugadores.
Maite sabía perfectamente cómo llamar la atención para que Madame Bovary se fijara en ella así que comenzó a maldecir a viva voz su mala suerte con las cartas. Deliberadamente pedía siempre más, aun teniendo buen juego hasta sobrepasar de largo el 21.
La crupier le empezó a explicar cómo se jugaba cuando a sus espaldas escuchó una voz que le decía. – Mira donde nos volvemos a encontrar – Maite sonriente e inocentemente se dio tranquilamente la vuelta para ver quien le hablaba. Sabía que detrás de ella estaba Madame Bovary.
-¿Perdón, te conozco de algo querida? – le preguntó Maite con cierta falsa molestia.
-¡No, no, disculpa! Te confundí con otra persona – exclamó turbada María Josefina sin poder dejar de mirarla.
-¡No te preocupes linda! ¡A veces una se confunde aunque a mí no me pasa tanto! – contestó y siguió escuchando a la crupier con una leve sonrisa de satisfacción en sus labios. Ya había visto y olfateado la carnada. Ahora tenía que ir por el anzuelo.
Mientras tanto, Andrés desde la barra del bar observaba como se iban desarrollando los sucesos y no podía dejar de pensar en lo acertada que había sido la decisión de incorporar a Maite como su acompañante desde el inicio. Una gran mujer, súper jugada y arriesgada. Cumplía cabalmente su papel sin reparos, de forma eficaz y eficiente. Sin duda Fabiola una vez más había elegido bien a la coprotagonista. Había un costo que pagar, pero el precio valía la pena.
De pronto Maite levantando la voz exclamó – ¡Estoy arruinada, hoy no es mi noche! – Y dirigiendo una gran sonrisa al resto de los jugadores, incluida María Josefina dice – ¡Bueno, mala suerte en el juego, buena suerte en el amor! ¡Me esperan chicos, bye! – dice coquetamente levantando la vista y mordiéndose el labio inferior.
Todos los integrantes de la mesa incluida la crupier soltaron un par de carcajadas por la singular jugadora que se acababa de retirar. María Josefina lentamente recogió sus fichas, le pasó unas cuantas a la crupier y se levantó de su silla.
Maite se dirigió sonriente sin dejar de contornearse hasta el bar. Estaba a unos dos metros de Andrés cuando con una leve sonrisa y mirándola fijamente le dice – No te des vuelta y sigue. Viene detrás tuyo –
Maite le guiñó un ojo en señal de complicidad. Apoyó todo su cuerpo en el de Andrés, se colgó de su cuello besándolo apasionadamente levantando su pierna derecha de forma erótica y sensual hasta casi tocar su culo con la aguja del taco.
-¡Cielo, perdí todo, me perdonas cariño! ¡Te prometo que esta noche te compenso con creces por todo y como más te guste! – exclamó Maite con una voz coqueta e infantil mirándolo sensualmente de soslayo. – ¿Y mi copa? – preguntó mirando a Andrés e indicándole con la boca quien estaba a su espalda. Este comprendió el mensaje y asintió levemente con la cabeza.
María Josefina se había puesto en la barra al lado de Andrés y le pidió al barman un Vodka con agua tónica mientras Maite decía – ¡Cariño, mi cielo, he cambiado de idea! ¡Voy a intentar recuperar lo perdido, te lo prometo! ¡Pero esta noche igual haremos esas cochinadas que tanto nos gustan, mi vida! Pero ¿Me puedes pasar más dinero? – preguntó de forma inocente.
-¡Pero Violeta, ya has perdido demasiado! ¡Esto es lo último que te paso! – le advirtió seriamente - ¡Porque mejor no vas a los tragamonedas, quizá así te dure un poco más! – exclamó molesto mientras le pasaba 100.000 pesos.- ¡Aquí te espero y de esta no te libras, esta noche te castigaré como mereces!-
-¡Si mi amo, será un placer recibir su dulce castigo, no puedo esperar menos de usted! – Le respondió Maite mientras tomaba el dinero y sonriendo como lo venía haciendo toda lo noche comenzó a caminar hacia las maquinas moviendo las caderas de un lado a otro luciendo su firme culo contorneando cadenciosamente sus caderas.
Andrés con actitud indiferente siguió bebiendo su whisky en la misma posición y pendiente de María Josefina a quien tenía a su espalda. Dejó pasar un par de minutos y cuando perdió de vista a Maite escucho con claridad que le decían.
-¡Difícil de ubicar señor Bayer! ¡Y miren donde casualmente lo vengo a encontrar! – Exclamó María Josefina.
Andrés se dio vueltas y abriendo los ojos con cara de sorpresa exclamó – ¡Madame Bovary! –
Esta le hizo callar poniendo su dedo índice en los labios y riendo le dice – Ese es mi nombre artístico y comercial. ¡Me puedes llamar Josefina! –
-¡Que sorpresa más agradable Josefina o mejor dicho una sorpresa casi orgásmica! – exclamó riendo Andrés.
-¡Voy a ser directa! ¿Te puedo hacer una pregunta quizá incomoda? – preguntó María Josefina
¡Puedes preguntar lo que desees! ¡A una mujer como tú no se le puede negar nada! – contestó risueñamente Andrés
¡Bien! ¿Por qué en este planeta no existe ningún Matías Bayer? – preguntó con cautela
-¡Como que no existo, estoy aquí como estás viendo! Toca – tomándole la mano y llevándola hacia su pecho. – ¡Ves que soy real, existo! –
-¡No me refiero a eso! – Le respondió María Josefina – Tu nombre no existe en ninguna parte salvo en la ficha de inscripción que rellenaste para asistir a la fiesta. He rastreado la Web e incluso la Deep Web buscándote y no he encontrado nada referente a tu persona.-
-¡Cómo es eso Josefina! ¿Qué significa eso de que me andas buscando? -
-¡Esta noche las preguntas las hago yo! – exclamó coquetamente María Josefina
-¿Me estás dejando entrever que habrán más noches para que yo pueda preguntar? – pregunto Andrés mientras bebía lentamente de su vaso de whisky.
-¡No lo sé, quizá, tal vez! Depende de cómo te portes esta noche –
-¡Vaya! – Exclamó Andrés de forma burlona mirándola directamente a los ojos - siempre me porto muy mal, horrible. ¡Portarme bien no es muy de mi estilo!-
-¿Quién eres? – preguntó directamente María Josefina
-¡Hummm, esa es una buena pregunta! – Le dijo Andrés sin dejar de mirar descaradamente sus prominentes pechos que sobresalían de su pronunciado escote. – Bueno, tal vez un hombre de bajo perfil o quizá uno perteneciente a la KGB, Gestapo, Stasi, CIA, Mosad o anda saber a qué otra mierda de organización como esas o la más probable, un hombre que por sus negocios prefiera mantener una identidad discreta.
-¿Qué tipo de negocios? – preguntó intrigada María Josefina
-¡Digamos que buenos y rentables negocios! – contestó Andrés
-¿Legales o ilegales? – contra preguntó María Josefina
-¡Se acabaron las preguntas, querida! – Exclamó sonriente Andrés – ¡Mejor hablemos de nosotros!- Y mirando hacia todos los lados preguntó - ¿Tu marido dónde está? –
-¿Mi marido? – preguntó extrañada María Josefina
- ¡Pues sí, tu marido! ¡Aquel señor rubio de ojos azules que conocimos en tu grandiosa y extraordinaria fiesta y que se presentó como El Maestro! – contestó Andrés mirándola de soslayo
-¿Ese? ¡No es mi marido! ¡Es mi socio! – respondió con cierto aire de desprecio.
- ¡Que buena y caliente sociedad! ¡Me gusta! ¡Ya quisiera tener una socia como tú! Los míos son todos viejos y aburridos – exclamó riendo Andrés
-¡Bueno, dime tu nombre verdadero! – insistió María Josefina
-¡Querida y guapa Josefina! ¡Eres bastante insistente, pareces que sufres de ecolalia!! ¡Haces demasiadas preguntas y siempre es la misma! ¡Eso no me agrada en lo más mínimo! Por el momento soy Matías Bayer. ¡Si te gusta bien, sino no te gusta, bien también! ¡Quizá cuando toque otra ronda de preguntas conversamos sobre ese tema! ¿Te parece? – Respondió y preguntó seguidamente -¡Ahhh, te puedo decir algo en secreto! – Le dice Andrés acercándose a su oído susurrándole – ¡Me tienes muy caliente Josefina! ¡No sabes cuánto desearía tener esas deliciosas tetas en mi boca y penetrar ese hermoso culo hasta reventarlo! – Y mirando fijamente los bellos ojos almendrados de Josefina le dice – ¡Soy un chico muy malo y travieso querida! –
María Josefina quedó por unos segundos petrificada sin poder articular ninguna palabra hasta que una leve sonrisa se comenzó a dibujar en sus labios y de golpe dice - ¡Mañana! –
-¿Mañana qué? – preguntó mirándola fijamente a los ojos.
-¡Mañana nos podemos volver a ver! – contestó ansiosa.
-¿Mañana? ¡Eres muy cruel Josefina! – Dijo Andrés lamentándose – No puedo, tengo una reunión de negocios en Valparaíso pero pasado mañana en la noche podría ser – terminó por decir Andrés acariciándole suavemente con el dorso de su mano la mejilla.
-¿Al menos me podrías dar el verdadero número de tu celular, hombre misterioso? – Preguntó María Josefina – porque el anterior hasta la semana pasada estaba apagado y fuera de cobertura –
-¡Por supuesto, en este siempre me puedes encontrar mujer bonita! Dame tu número y te marco, así quedará registrado en el tuyo – respondió Andrés
-Ok anota. 5697XXXXXXX – Andrés marcó en el celular que tenía preparado para la ocasión y empezó a sonar el de María Josefina. – ¡Listo querida! Estamos conectados –
-¿Te puedo llamar mañana para que coordinemos nuestra cita? – preguntó indecisa María Josefina
- Por supuesto querida, si no te puedo contestar de inmediato es porque estoy ocupado. Te devuelvo la llamada apenas pueda – contestó Andrés
-¿Matías, perdona mi curiosidad pero te puedo hacer una última pregunta un tanto indiscreta o quizá impertinente? – Le consultó ella mientras le acariciaba suavemente la barbilla.
-¡Si no es sobre mi trabajo y lo otro, todas las que quieras! – contestó Andrés
-¡No pude evitar escuchar lo que ibas hacer con tu mujer esta noche! - ¿La vas a castigar de qué forma? –
Andrés la quedó mirando sonriendo y meneando la cabeza. – ¡Josefina, ni siquiera lo imaginas! –
-¡Matías, esa respuesta me calienta mucho! ¡Por favor, dime que! – suplicó María Josefina
-¡Qué tal si esa respuesta te la doy o mejor aún, te lo demuestro pasado mañana! ¿Te parece? – Dijo Andrés y continuó -¡Y ahora déjame solo! no me gustaría que Violeta nos vea juntos y recordara de donde nos conocemos. ¡No le caíste muy bien esa noche! -
-¡Está bien Matías! Hablamos mañana – Se despidió María Josefina
-¡Ahhh Antes de que te vayas! ¿Te puedo hacer una propuesta indecente Josefina? – Le dice Andrés sin dejar de mirar sus voluptuosos pechos– Si mañana cuando hablemos estamos solos, podríamos jugar un poquito y masturbarnos juntos para empezar a calentar motores. De solo imaginar que esos pechos, esa deliciosa vagina y ese culito van a ser míos me calienta mucho Josefina. Y tú imagina mi pene dentro de ti haciéndote gritar y gemir como nunca lo has hecho. ¡Ya lo veras y lo sentirás!
-¡Por dios que caliente me tienes, Matías! ¡Estoy toda mojada!- exclamó agitada María Josefina.
-Beberé y chuparé hasta la última gota que brote de tu delicioso cuerpo Josefina. ¡Y ahora ándate porque si pasa un minuto más te follo aquí mismo! – la amenazó sonriendo Andrés.
Minutos después apareció Maite con una gran sonrisa mostrándole una cantidad significativa de fichas – ¡Gané bastante querido! – Ahora nos podemos ir mi amor. ¡Quiero que me hagas tira en la cama y cumplas lo que prometiste! – Le dice mientras le toca y le aprieta descaradamente el entrepiernas.
-¡Y eso! – Exclamó sobresaltada Maite – está un poco crecidito – No me digas que esa tetona te dejó así o soy yo la que te empezó a poner de esa manera. ¡Porque ese grave problema lo podemos solucionar en el auto, querido!-.
Si bien Maite era dada a hacer locuras, sabía perfectamente aprovechar las oportunidades que se le presentaban y esta era una de ellas.
Subió al auto dejando en evidencia que al sentarse su corto vestido podía desaparecer inmediatamente y sin darle mayor importancia colocó su mano izquierda sobre el pantalón de Andrés.
- ¡Déjame apreciar de qué tamaño es el problema cariño! ¡Ufff veo que es grave, duro y cada vez es más grande! … mmm! -
Andrés no podía evitar reaccionar a las directas caricias de Maite y puso en marcha el auto sin mirarla. Mientras conducía podía sentir las manos cada vez más audaces de Maite quién de pronto y sin previo aviso bajo la cremallera del pantalón lo suficiente para dejar a la vista el ajustado bóxer que evidenciaba que su excitación iba en franco aumento.
Maite se comenzó a deslizar por el asiento del copiloto hasta quedar con su boca frente al erecto y duro pene de Andrés.
Sin poder creer lo que estaba pasando y por un instintivo acto de reflejo, apretó el acelerador haciendo que la cara de Maite quedara metida entre sus piernas. Esa fue la oportunidad propicia para abrir completamente el pantalón y bajar desesperadamente su bóxer hasta las rodillas e introducir el pené en la boca.
Un gran suspiro salió del pecho de Andrés al sentir el calor y la humedad de la boca de Maite e intentó acomodarse en el asiento para que continuara recorriéndolo con su lengua. Ella, con una de sus manos acariciaba el pene de Andrés mientras que con la otra buscaba su boca recorriéndola para humedecer sus dedos.
Lo masturbaba suavemente, movía su mano lentamente de arriba hacia abajo para así escuchar los gemidos de Andrés que entregado al placer solo se dejaba llevar por las sensaciones.
Mientras más aceleraba, más aprisionaba Maite el glande en su boca como queriendo devorarlo de una vez.
Fue entonces cuando Maite volvió a su asiento y abriendo las piernas se quitó el pequeño colaless y metió sus dedos dentro de la vagina mientras que con la otra mano apretaba y masturbaba frenéticamente a Andrés. Como en una danza perfecta, sus dedos húmedos se resbalaban entre sus piernas y su otra mano acariciaba el pene de su amigo que cada vez se ponía más erecto y duro como piedra.
De pronto Maite le dio a Andrés la orden de detenerse.
- ¡Por favor! Detén el auto, ¡vamos, detén el auto Andrés! -
-¡Que pasó Maite! ¡Es muy urgente! ¿No puedes esperar que lleguemos a la casa?
- ¡Por supuesto que es urgente hombre por dios! – gritó
Andrés se orilló a un lado de la carretera y apenas detuvo el motor, Maite abrió sus piernas y saltó al asiento de Andrés e introdujo desesperadamente su pene hasta lo más profundo de su vagina.
- ¡Ves que era urgente! - Le susurró gimiendo al oído mientras desesperada y frenéticamente se movía agitada sobre su pene.
Andrés envuelto por el deseo con ambas manos comenzó a buscar los pechos de Maite hasta encontrar la dureza de sus pezones y los mordió por sobre la delgada tela.
En su desesperación Maite se quitó el vestido quedando completamente desnuda, apretando y hundiendo la cabeza de Andrés entre sus senos. Este mientras buscaba vehementemente los duros pezones para chuparlos y morderlos con ansiedad y deseo.
Maite gemía cada vez con más intensidad. Sus movimientos hacían que su caliente y resbalosa vagina aprisionara el pene de Andrés de tal forma que no se podían separar.
Se movía, entraba y salía con fuerza sintiendo que la atravesaba entera ante cada deliciosa embestida. La posición en horcajadas sobre el enorme y grueso pene de Andrés la hacía sentir en cada arremetida que este la abría y desgarraba por completo invadiendo y rellenando deliciosamente hasta el último rincón de su ser y de su cuerpo.
Hasta que la tomó fuertemente por el cabello tirando hacia atrás su cabeza comenzando a marcar el ritmo con sus caderas.
Fue tanta la intensidad, que de pronto Maite se paralizó para tomar el último sorbo de aire antes de sucumbir a las intensas contracciones de su vagina que la hicieron gemir una y otra vez quedando de pronto paralizada e inerte sobre el cuerpo de Andrés. Este siguió moviendo de abajo hacia arriba sus caderas hasta que explotó violentamente derramando hasta la última gota de su semen dentro de ella.
Una vez que se calmaron y se pudieron incorporar, Maite despeinada y desnuda hacía piruetas dentro del auto sin poder contener la risa intentando encontrar su vestido y ropa interior.
¡Jajajajajaja lo he dicho en tantas oportunidades! La ropa interior debiera ser fluorescente, así no sería tan difícil de encontrar en estas condiciones.
¡Ya Bombón! Vamos moviendo ese rico culito que tienes y ayúdame a encontrar el calzón, mira que una dama siempre tiene que llegar vestida a la casa.
¡Ufff Maite, tú sí que te las traes, mujer! – exclamó Andrés meneando la cabeza muerto de la risa.
¡Ya, basta! Paremos los elogios y sin aplausos por favor. Enciende el motor y vámonos, mira que después de follar como una diosa, mi único deseo por ahora es llegar al Olimpo a descansar –
Eran cerca de las 3 AM cuando Andrés entró silenciosamente a la habitación. Me había quedado dormida hacía poco rato así que lo escuché cuando entró al baño y daba la ducha.
Cuando salió sigilosamente del baño con una toalla envuelta en la cintura, lo estaba esperando sentada sobre la cama y ansiosa le pregunté - ¡Que pasó! ¡La encontraron!
Andrés me miró sonriendo por algunos segundos moviendo afirmativamente su cabeza.
De un salto bajé de la cama y grité de alegría llamado a las demás chicas para darles la noticia.
Una a una fueron llegando a la habitación preguntando el porqué de tanto alboroto. – ¡La encontraron, la encontraron! – Bernardita, Josefina, Constanza y yo rodeamos a Andrés preguntando detalles. Maite observaba risueña apoyada en el marco de la puerta.
-¡Cuenta todo con lujo de detalles! – inquiría excitada por la noticia
Andrés nos relató todos y cada uno de los pormenores que habían pasado esa noche en el casino, destacando la actuación, aporte e iniciativa de Maite. – ¡Creo que sin ella, esto no hubiese resultado tan bien como salió! – exclamó dirigiendo su vista hacia donde estaba ubicada levantando su pulgar en señal de aprobación.
Ella solo miraba y sonreía.
-¡Bueno chicas!- dijo finalmente Andrés – Mañana o en algunas horas más tendremos que hacer varias diligencias. Así que las quiero a todas totalmente lucidas en el comedor a las 11 AM.
-¡Hasta mañana guapas! ¡Buenas noches! –
Una vez que se retiraron todas nos metimos en la cama, lo abracé por la espalda y le empecé a tirar juguetonamente los pelitos del pecho. De pronto, Andrés se sienta en la cama y me dice seriamente.
-Te tengo que contar algunas cosas que pasaron esta noche y otras que sucederán pasado mañana y que no las comenté con todas antes de conocer tu opinión -
Preocupada me incorporé y me senté apoyada en el respaldo de la cama – ¡Dime que pasa, te escucho! -
-¡La primera y menos importante es que tuve sexo con Maite! ¡Fue un desahogo, un relajo mutuo y satisfactorio después de tanta tensión! –
Lo miré meneando la cabeza, me largue a reír mientras le decía – No te preocupes por eso. Lo supe de inmediato cuando llegaron al ver la cara a Maite. ¡La conozco tan bien que se de memoria cuándo está feliz, contenta y satisfecha! -
-¡Lo siguiente y lo que viene es lo verdaderamente importante! – prosiguió seriamente.
- Pasado mañana me voy a juntar con María Josefina en algún lugar que vamos a definir entre todos. Un lugar apropiado y discreto donde la pretendo seducir y follar utilizando todos los métodos conocidos y por conocer del BDSM que es lo que le gusta. Sexo duro y fuerte. La idea es colocar cámaras espías en toda la habitación. Grabar y escuchar absolutamente todo lo que vaya a sucediendo en el transcurso de la cita.
-¿Estás de acuerdo en que lo haga, Fabiola? - me preguntó
Me encogí de hombros y después de pensar por algunos segundos le dije - ¡Si es necesario, hazlo! ¡Por mí no te preocupes! ¡Es parte del negocio! ¡Solo cuídate mucho! –
-Me preocupo – exclamó Andrés – porque tendrás que estar en otra habitación viendo todo lo que sucede, controlando los monitores y dirigiendo las cámaras. ¿Lo puedes hacer? –
-Por supuesto que puedo – exclamé de inmediato – últimamente he hecho cirugía robótica y no voy a poder dirigir una película porno. ¡Así que tranquilo, dale con todo esa maldita puta! –
-Ok. Mañana en el desayuno les contaré a todas esta parte del plan. Ni siquiera Maite lo sabe –
Nos dimos un beso de buenas noches, nos abrazamos y nos dormimos profundamente.
Para ser una mañana de Diciembre en Viña del Mar, hacia bastante calor. Las chicas poco antes de las 11 fueron apareciendo en el comedor con ropa ligera y cara de sueño acomodándose en torno a la mesa. Se sirvieron café, jugos, frutas y algún bocadillo ligero. Hizo su entrada Andrés vestido con pantalones cortos, una polera suelta y sin zapatos.
-Buenos días chicas guapas y hermosas. Espero que hayan dormido bien porque hoy nos espera mucho trabajo – Y mirando para todos lados, preguntó – ¿Y Maite aún no baja?-
-¡Aquí estoy cariño! – Dijo desde la entrada al comedor – Nos separamos hace tan poco y ya me estás extrañando – largándose a reír.
Todas quedamos con la boca abierta al ver como Maite entraba al comedor. Venía en topless con un diminuto tanga de color blanco, un sombrero Panamá Sunhat del mismo color y nada más. Se sirvió un vaso de jugo y se sentó a la mesa con nosotras.
Andrés no pudo evitar largarse a reír al ver como todas mirábamos desconcertadas a Maite a lo que ella nos dice – ¡Que miran tanto! Más rato me quiero broncear bien las tetas para que no se vean tan blancas -
-Dudo que hoy tengas tiempo para eso – responde Andrés y exclama – ¡Bueno chicas, vamos a lo que se nos viene encima! –
-¡Que no seré yo por si acaso! – interrumpió Maite muerta de la risa
- ¡Maite!, por favor – exclamó molesto Andrés – ¡Hasta ahora te has lucido, no lo eches todo a perder, por favor contrólate un poco! –
-Ok, vale, lo siento- exclamó compungida Maite bajando la cabeza sin dejar de reír.
Andrés nos explicó lo que iba a suceder y lo que debíamos hacer cada una.
-También quiero un detalle de todas las amistades más cercanas, actividades y obras a las que asiste. ¡Supongo que ayer hicieron el trabajo que les encomendé! -
-Por supuesto – asentí – tenemos todo lo que salía sobre ella en internet.
-¡Bien! quiero un resumen de la información más relevante y que nos pueda servir más adelante – exclamó Andrés mientras bebía su segunda taza de café. -¡Muy bien! Ahora distribuiremos las tareas de cada una. Debe quedar todo listo hoy. Tenemos poco tiempo –
Fabiola y Bernardita se irán al Hotel del Mar que queda justo arriba del casino. Reservarán dos de las mejores suites por esta noche y la de mañana. Ojala estén separadas la una de la otra, pero tampoco tan alejadas. Lo ideal sería que fueran en el mismo piso y separadas solo por otra habitación. Importante, deben tener una buena y potente señal de Wifi. ¡No olviden esto último, es muy importante! -
¡Maite y Josefina se irán de compras! – Visitaran todos los sex shop de Valparaíso, Viña, Reñaca y Concón. Compraran todos los artilugios que quieran y crean conveniente para nuestro propósito. Que sea todo de excelente calidad. ¡Dejo al criterio de ustedes dos las compras! – ¡Vayan en el Mercedes y cuídenlo porfa! -
-¿Puedo hacer el control de calidad de los productos? – preguntó Maite al borde de las carcajadas
-Todo será tuyo si quieres, pero después – exclamó Andrés meneando la cabeza. - Yo me iré de inmediato a Santiago a comprar algunos juguetes electrónicos –
Nos juntamos todos aquí en la casa a las 20 horas para ultimar los detalles y estudiar la habitación que voy a usar esa noche. –
-¡Constanza! eres Arquitecta por lo que supongo eres buena para el dibujo. Necesito que una vez que tengan las habitaciones del hotel hagas un croquis detallado de los espacios, muebles, ubicación de la cama, luces. En resumen, necesito que dibujes detalladamente en tres dimensiones la habitación. Como tenemos poco tiempo necesito saber de antemano donde vamos a colocar rápidamente las cámaras espías.
-¿Son grandes las cámaras? – preguntó Constanza
- ¡No Cony!, son más o menos del tamaño de un perno mediano, pero tienen un cola que sirve de antena. Hay otras más pequeñas pero de peor resolución. Estas son inalámbricas, graban en 4K y las puedes manejar a distancia por control remoto. Por eso necesito saber bien donde las voy a colocar sin que se noten. De acuerdo a tu expertiz profesional, observación, croquis y sugerencia instalaré los equipos. Seis o siete como mínimo con la finalidad de cubrir completamente todos los ángulos posibles - ¿De acuerdo? – le preguntó sonriendo a Constanza levantándole cariñosamente el mentón.
Constanza movió afirmativamente la cabeza con un dejo de tristeza.
-¡Ok Chicas empezó la cuenta regresiva! ¡Vamos! – exclamó finalmente Andrés golpeando las palmas de sus manos.
Andrés llegó a la casa pasada las 20 horas reclamando por el intenso tráfico que había en Santiago y los tacos que se formaban en la ruta 68 que unía la capital de Chile con Viña del Mar.
Venía lleno de cajas grandes y otras pequeñas que le ayudamos a bajar.
-¡Estamos listos! – Exclamó satisfecho – ¿Todo bien? ¿Cómo les fue a ustedes? – preguntó
- ¡Bien, súper bien! – Exclamé – ¡tenemos todo listo lo nuestro! -
-¡Fantástico! Me doy una ducha rápida y nos juntamos a analizar lo que viene – no alcanzó a terminar de hablar cuando sonó uno de sus celulares.
-¡Es Josefina! – Exclamó mirando la pantalla - ¡Voy a subir a la habitación para contestar, por favor hablen despacio! ¡No quiero que vaya a dudar ni que escuche absolutamente nada! –
Subió corriendo por las escaleras, entro a la habitación, cerró la puerta y contestó.
¿Matías? – preguntó la voz al otro lado de la línea
-¡Que emoción tan ardiente escuchar nuevamente tu voz querida Josefina! ¿Cómo estás? –
-¡Muy bien! - Contestó - No estaba segura de llamarte, pero como ya ves, lo hice –
- ¡Me alegro que lo hayas hecho! ¡No he dejado de pensar en ti desde anoche! Así que si no lo hacía tú, lo iba hacer yo más tarde –
-¿Y se puede saber lo que has estado pensado? – preguntó con voz sugerente
-¡Hummmm!…Si supieras todo lo que he pensado, te avergonzarías y dirías ¡este hombre es un perverso, una mala influencia o que se yo! – exclamó riendo con voz profunda y sensual
-¿Alguna pista para hacerme una idea de lo perverso que podrías llegar a ser? – preguntó inquieta
-¡Para empezar! ¡Qué te parece unas pequeñas y suaves nalgadas mientras introduzco mi pene en tu boca! –
-¡Me calientas Matías! ¡Desde que te vi esa noche en la fiesta no te he podido sacar de mi cabeza! ¡Me tienes obsesionada! – exclamó de inmediato.
-¿Que estás haciendo en este instante? ¿Te estas tocando? – preguntó Andrés casi susurrando
-¡No lo puedo hacer y no sabes cuánto me gustaría! pero ¡está mi marido cerca! – contestó angustiada
- ¿No me dijiste anoche que no tenías marido? – exclamó Andrés socarronamente
-¡Te equivocas! – te dije que el hombre que me acompañaba en la fiesta era mi socio, no mi marido. Pero si, estoy casada –
-¡Entonces que vamos hacer! No me digas que me quedaré con las ganas de tener esos duros y generosos pechos en mi boca. ¡Saborear y morder tus pezones hasta hacerte gritar suplicando que me detenga! – susurraba Andrés al celular
-¡Por favor no sigas, que tengo empapada la ropa interior! – Mañana nos vemos sin falta, ¡di que sí, por favor! – suplicó María Josefina
-No me perdería por nada en el mundo estar contigo y disfrutar de tu delicioso cuerpo. – Y con voz seria y profunda preguntó - ¿Cómo te has portado Josefina? –
-¡Mal, muy mal! ¡Así que castígame como lo merezco! – exclamó con un grito ahogado
-¡No sabes cómo te voy a castigar Josefina, eres una chica muy mala! – exclamó Andrés susurrando.
-¡Si, si, si, hazlo! ¡Te lo suplico! – exclamó jadeante Josefina
-Mañana te espero en el hall del casino a las 20 horas. ¡Ni un minuto más ni uno menos! ¡No me gusta esperar! – exclamó Andrés
-¿En el casino, porque en ese lugar? – preguntó Josefina sorprendida
-No te preocupes querida. Soy un hombre de muchas sorpresas y esta es una de ellas. ¡Solo prepárate para disfrutar, gritar y gemir de placer! –
-¡Besos!- y apretó el botón finalizando la llamada.
A los pocos minutos después, una vez duchado bajó a la sala a reunirse con nosotras.
-¡Todos listo y Ok! ¡Mañana a las 20 horas tengo una cita con Josefina en la entrada del casino! – exclamó Andrés con aire triunfal.
-¿Que habitaciones reservaron? – preguntó
-La que usarás es la mejor suite. Tiene una preciosa vista al mar – contesté de inmediato – nosotros usaremos una más humilde que queda para el otro lado, pero están casi al frente. –
- ¿Qué tal la conexión wifi? ¿Preguntaron sobre eso?-
-Por supuesto – respondió Bernardita – tiene una señal de 20MB con picos más, picos menos. Con una intermitencia y latencia aceptable. ¿Qué tal? – respondió sonriente Berny abriendo los brazos.
-¡Huyyyy! – Interrumpió Maite – eso de los picos me gusta –largándose a reír para después taparse la boca – ¡Disculpen, disculpen! ¡Nunca más, lo prometo! – decía sin dejar de reír.
Andrés meneaba la cabeza mirando a Maite hasta que dijo – ¡Es suficiente, nos alcanza perfectamente para todas las cámaras! –
-¡Cony, déjame ver tus bosquejos! – Esta le pasa varios croquis y le dice – De acuerdo a la dimensión de la habitación, de las cámaras, distancia y ángulos de grabación, la ubicación más adecuada y precisa sería ahí donde están los puntos rojos. Hice todos los cálculos sin dejar ni un espacio ni puntos muertos – explicó satisfactoriamente
-¡Excelente trabajo Cony, te felicito! – respondió Andrés sin dejar de mirar los croquis. –
-¡Para que les pregunto a ustedes como les fue! – exclamó Andrés mirando a Maite y Josefina quienes cuchichiaban en voz baja y no paraban de reír entre ellas.
-¡Nos fue excelente! – Exclamó Josefina – Desde hoy somos expertas asesoras de juegos y juguetes eróticos - ¿alguna de ustedes necesita alguna asesoría?, ¡porque hoy es gratis! – Exclamó Josefina quien no podía parar de reír a lo que continuo diciendo - ¡Ya poh Maite! Muestra de una vez lo que compraste para tu uso personal –
Maite se levanta y grita -¡ChaChannnn! – Y saca de atrás de su espalda un grueso y enorme dildo realístico de color carne de casi 25 centímetros y dice – ¡Chicas, este lo vamos a rifar entre todas cuando acabe todo esto! – Y mirando a Andrés le dice - ¡Es lo más semejante que pude encontrar a lo que tienes entre tus piernas, querido! –
-¡Lo sortearemos como recuerdo de esta frenética y loca aventura! – Exclamó Maite sin poder dejar de reír y continuó – Las bases del concurso estarán disponibles en unos días más –
Andrés miraba pacientemente como todas nos reíamos a carcajadas mientras nos pasábamos el juguete unas a otras haciendo gestos, muecas y simulaciones hasta que levantó la voz y nos dice – ¡Ya chicas, basta! ¡Todavía no hemos terminado! –
-No seas tan pesado Andrés – gritó de pronto Bernardita desde el otro extremo de la mesa mientras simulaba muerta de la risa un acto de felación con el dildo.
-¡Vaya Berny! – Exclamó sorprendido Andrés – ¡No te conocía esa faceta tan lúdica y juguetona!-
-¡Todo se aprende querido, tengo buenas maestras y un maestro que está para comérselo! – exclamó simulando las garras de un felino.
Todas nos sorprendimos y gritamos casi al unísono -¡Bernardita!-
Pasado unos minutos de distención y relajo, nuevamente no metimos en las actividades que faltaban por hacer.
Cerca de las 22 horas nos subimos todos al Suv Mercedes llenos de cajas y maletas. Media hora después entrabamos a la suite del hotel y empezamos a ubicar las cámaras en el lugar que Constanza había indicado. La ubicación era estratégicamente perfecta. Luego nos fuimos a la otra habitación donde instalamos un computador portátil, dos monitores, uno central y otro múltiple, un mezclador, el DVR y los controles remoto. Hicimos todas las conexiones y sincronizaciones para luego probar las cámaras. Las imágenes se veían nítidas y espectaculares.
-¡Ahhh Otra cosa que casi olvido! – Exclamó Andrés - Las cámaras tienen una batería de litio que dura aproximadamente 36 horas, después hay que cargarlas igual que a un celular. Mañana cuando lleguen, deberán encenderlas todas para que empiecen a funcionar. Tengan cuidado cuando lo hagan, traten de que no se muevan, se caigan o se vayan a ver ¡Sería un error fatal! –
Una vez todo listo, Andrés me dice.
-¡Ok Fabiola! Tú serás la productora y realizadora de tan magno evento. Te enseñaré como funciona cada cosa. En este monitor verás siete pequeñas pantallas y en esta otra verás la imagen central que es la de la cámara que está frente a la cama. Con este otro aparato puedes ir cambiando de cámaras y la que pinches se verá en el monitor central. Eso será lo que grabara el DVR. Con esta otra palanquita podrás acercar o alejar la imagen de la cámara que elegiste. Hazlo siempre lento y gradual. Me interesa que hagas varios zoom a la cara de María Josefina, algunos planos largos y otros más cortos. No cambies de cámara a cada rato, espera situaciones precisas o hechos específicos. Recuerda además que podrás escuchar todo lo que se hable dentro de la habitación, también quedará grabado. Para eso usaras estos auriculares –
-¿Podrás con todo?- preguntó Andrés dubitativo
- ¡Por supuesto que puedo y no te preocupes tanto! ¡Te he visto en situaciones peores! – exclamé sonriendo y nerviosa ante tanto aparato técnico y electrónico.
Me abrazo fuertemente y me susurró al oído – ¡Eres tremendamente grande Fabiola, mejor mujer y mejor persona no voy a encontrar jamás! ¡Espero que esto termine lo más pronto posible y podamos volver a nuestro tranquilo, cálido y cómodo refugio y olvidarnos de una puta vez de toda esta mierda en que nos metimos! –
-¡Lo que es yo! – Exclamó Maite – traeré varios paquetes de palomitas porque por lo que veo será una larga película. Más o menos como ver la trilogía completa de El Señor de los Anillos en una sola sesión, claro que sin hobbits, enanos ni orcos. Solo con un maravilloso y dotado Elfo y una horrible y tetona Orca u Orco, ¡no sé cómo se dice el femenino de esas asquerosas criaturas! –
Todas nos largamos a reír por las tonterías que decía Maite incluso Andrés se acercó y le dijo
– Gracias por lo de Elfo pero humildemente prefiero ser Argorn no más –
Cerca de la 2 am regresamos a la casa tan cansadas que nos dimos las buenas noches y cada una se fue directamente a la cama.
A la mañana siguiente nos levantamos y de a poco nos fuimos acercando a desayunar cerca del mediodía. Teníamos todo listo para la noche y la espera se estaba haciendo tensa y eterna. Hasta que Constanza se largó a reír y nos llamó a todas para que nos acercáramos al ventanal que daba a la piscina. Ahí estaba Maite a pleno sol recostada desnuda sobre una reposera bañada en aceite bronceador.
Apenas la vi, salí a la terraza y apoyada en la baranda le grite – ¡Maite, no te expongas demasiado al sol que te puedes insolar, es súper peligroso! –
Se bajó los lentes de sol, me miró por sobre ellos y contestó – ¡Tranquila doctora!, acaso no ves que este hermoso, delicioso y delicado cuerpecito está rebosante de vitamina E. Además está exquisita la mañana. ¿Por qué no me traes un vaso de jugo, porfa?
Estaba en eso cuando de pronto apareció Andrés corriendo, paso por mi lado y se lanzó una bomba en la piscina salpicando agua por todos lados y empapando a Maite.
Todas nos largamos a reír a carcajadas, menos Maite que gritaba y vociferaba contra Andrés todos los improperios conocidos y por conocer.
Dio unas cuantas brazadas en el agua y luego se apoyó en el borde de la piscina preguntándome – ¿Que vamos a comer? –
-¡No sé! – Contesté – recién estamos desayunando –
-¡Quiero comer temprano para luego descansar un rato! Necesito estar con todos mis sentidos al 100% para esta noche – exclamó
-¡Si quieres te preparo algo ahora! – exclamé desde la terraza
-¡Gracias mi amor, pero todavía no tengo hambre! – contestó desde el agua
Una a una comenzaron a salir todas las chicas a la terraza. Estábamos todas reunidas cuando Josefina le preguntó – ¿Estas nervioso? ¡Porque yo estaría histérica!
Andrés pensó por unos segundos y contestó – ¡Un poco, para que les voy a mentir! ¡Quiero que todo salga bien y terminar de una vez por todas con esta gente! –
-¡Pero si solo te vas a follar a la tetona! ¿Desde cuándo te pone nervioso haciendo eso?– preguntó Maite desde su lugar.
-No se trata de follar Maite, se trata de que tengo que conseguir lo que necesitamos. ¡Y si! follar es uno de los medios que tengo para lograr eso. Pero más que eso, es actuar con inteligencia. María Josefina no es tonta por lo tanto, debo ir con mucho cuidado con ella. ¡Cualquier error y todo esto se va a la mierda! ¡Eso me tiene nervioso! – terminó por decir y salió del agua tendiéndose en una de las reposeras.
De pronto Bernardita le dice - ¿Quieres que te haga un masaje de relajación? De hecho me hago uno casi todos los días cuando voy al Spa. ¡He aprendido como se hace!
Andrés la miró sonriente y le dice – ¿Si quieres? ¡Vale! –
-¡Voy por mis cremas y aceites! ¡No te muevas de ahí, vuelvo de inmediato! – se dio media vuelta y entro a la casa. A los pocos minutos volvió con un gran neceser llenó de potes y envases de cremas.
-¡My love, now you stay calm, you are in the best hands! – exclamó risueña Bernardita
Abrió su neceser y empezó a mirar uno a uno los envases hasta que de pronto exclamó – ¡Este sirve! Esparciendo generosamente parte del contenido en la espalda de Andrés empezando a masajear suavemente la zona cervical, dorsal y lumbar.
Pasado unos minutos dice -¡Ahora los glúteos! ¿Te puede sacar el bañador, por favor? – preguntó tímidamente Bernardita.
-¡Vaya que aprende rápido esta niñita! – exclamó Maite riendo
Andrés se sacó el traje de baño quedando desnudo decúbito prono ventral. Todas mirábamos silenciosamente como las manos de Bernardita trabajaban afanosamente sobre sus hermosos y esculturales glúteos. Luego siguió por ambos isquiotibiales para terminar en los gemelos.
-¡Lista la primera parte! – Exclamó risueña Bernardita - ¿Te puedes girar, porfa? ¡Ahora la zona pélvica! –
-¡En eso si te puedo ayudar, Berny! – exclamó de un grito Maite levantándose rápidamente de la reposera que se encontraba al lado.
Andrés se dio vuelta quedando acostado de espaldas. Bernardita de forma casi profesional masajeaba los costados de su pubis sin tocar ni rozar nada más. Aunque no podía evitar mirar de soslayo el pene de Andrés que aunque estaba en estado de reposo era impresionante.
De pronto Maite se levanta y entra a la casa volviendo a los pocos minutos diciéndole a Bernardita – ¡Dame un segundo Berny, necesito confirmar algo! – Tomó descarada y rápidamente el pene entre sus dedos, lo levantó y colocó una huincha de medir a su lado – ¡Guauuuu! –Exclamó - ¡No me equivoqué al comprar el dildo y eso que ahora está dormidito descansando!
Andrés de inmediato abrió los ojos y se levantó de un salto de la reposera. Miró a Maite con cara de fastidio y sumamente molesto entró a la casa sin hablar.
A las 18 horas estábamos las cinco arriba del Mercedes listas para salir al hotel. Andrés saldría poco después en su propio auto.
-¡Recuerden chicas!- nos instruyó por última vez – Constanza será quien dirija las operaciones técnicas, ella sabe lo que hay que hacer y cómo funciona todo. Una vez que lleguen a la habitación tendrán tiempo suficiente para probar una vez más todos los equipos. ¡No puede fallar nada! Fabiola, tu estarás a cargo de las grabaciones. Veas lo que veas o escuches lo que escuches no pierdas la calma y graba todo tal cual te enseñe. Bernardita, Maite y Josefina apoyen a Fabiola con las cámaras. Son siete las que están puestas así que dividan el monitor y vayan eligiendo la mejor imagen. Si todo sale bien, nos vemos más tarde. ¡Suerte! –
Nos bajamos todas del auto y abrazamos a Andrés. Le dimos cada una un beso en los labios y nos fuimos subiendo nuevamente a la Suv. La última fue Constanza quien permanecía abrazada sin querer soltar a Andrés. Una vez que se separaron, Cony con lágrimas en los ojos lo miró y solo dijo
-¡Gracias! -
María Josefina llegó en su convertible poco antes de la hora indicada al Casino de Viña del Mar. Conducía ella y no su chofer habitual quien también ejercía como guardaespaldas cuando organizaba sus fiestas.
Se bajó sin prisa y acomodó su ajustado vestido azul para que el pronunciado y transparente escote no quedara desajustado ni desalineado.
Sus generosos y bien formados pechos se contenían con dificultad dentro del provocativo vestido.
María Josefina tenía 44 años muy bien mantenidos ya que representaba mucho menos edad de la que realmente tenía. 1.70 de estatura y un cuerpo hecho a mano por el mejor de los artesanos. Generosa de pecho estrecha de cintura y un trasero que era imposible que pasara inadvertido. Piel mate, unos ojos almendrados color miel y cabello semi rizado castaño claro.
No dejaba indiferente a nadie y menos al botones que le recibió las llaves para que estacionara el auto. El pobre chico apenas la vio le abrió la puerta y no pudo disimular su asombro ante la llamativa y deslumbrante mujer.
Camino tranquilamente para llegar al sala de juegos, se ubicó en la barra mirando atentamente a su alrededor por si aparecía Matías Bayer.
-¿Que le sirvo? – preguntó el Barman mientras agitaba el vaso mezclador.
-¡Un vodka tónica! - se escuchó una voz grave a las espaldas de María Josefina- y un whisky con hielo, por favor.
-¡Matías Bayer! ¡Me sorprendiste, no te vi llegar! respondió excitada colocando las dos palmas de sus manos sobre su pecho.
-¡María Josefina! – la saludo acercándose suavemente para susurrarle con voz seductora ¿Sorprenderte? ¡Esto es nada, las sorpresas están por venir! – mordiéndole suavemente la oreja evitando dañarse con la corrida de aretes de brillantes que recorrían su contorno.
Ella reaccionó ante la sugerente provocación y le tomó ambas mejillas para besarlo apasionadamente en la boca. Se dio el gusto se saborear sus labios y morderlos al final.
Andrés respondió de inmediato deslizando su dedo índice por la espalda desde la primera vértebra cervical hasta la quinta lumbar en el ángulo preciso donde se comenzaba a curvar la línea para llegar a su culo.
Sintió cómo se estremecía al contacto de sus dedos y se acercó premeditadamente contra su cuerpo. Ella sintió la provocación y rápidamente deslizó su mano sobre su pantalón apretando suavemente su pene. Sin separarse ni apartarse de la posición en que se encontraba respondió.
-¡Esta es la sorpresa que he esperado con ansias desde hace mucho! –dijo frotando sus pechos contra el cuerpo de Matías sin dejar de soltar lo que apretaba sobre el pantalón.
El Barman carraspeó para avisar que sus tragos estaban servidos sin dejar de mirar a esa atrevida mujer que era cliente habitual del bar. Estaba sorprendido porque nunca la había visto de forma tan provocativa e insinuante.
-¡Me gusta esa actitud María Josefina! – ¡Me gustas que estés caliente como para chupar sin parar cada uno de tus pezones y morderlos hasta hacerte gritar! -
-¿Solo mis pezones?- Respondió insinuantemente ella tomando el primer sorbo de su trago apretando sutilmente el pene de Andrés – ¡Uffff me encanta sentir como crece!
-Las verdad es que chupar es solo una forma elegante de decir que tu cuerpo entero más tu clítoris, tu vagina y tu ano clamarán pidiendo clemencia para que me detenga. ¡Cuando algo me gusta, soy insaciable querida! ¡Y tú me gustas mucho! -
-¡Uffff tú sí que me calientas! ¡Brindo por eso, Salud! - Y levantó su vaso para brindar mordiéndose en labio inferior.
Tras él escote de su vestido se podía apreciar como su respiración se empezaba a agitar y los pezones se notaban a través de las transparencias como dos generosos puntos duros y firmes.
La tensión sexual era tan evidente que al más mínimo mío contacto María Josefina se acomodaba inquieta en la silla del bar apretando sus rodillas y tocándose repetidamente el escote.
Entonces Andrés se acercó para tomarle el cabello fuertemente pero con disimulo como si la fuera a besar y ella sin resistirse cerró los ojos y abrió la boca para recibirlo.
No la beso sino que subió con su lengua lentamente por el cuello hasta llegar a su oreja y le susurró. -¿Ya es hora de que veamos que tal te has portado? Nos vamos ¡Sígueme! -
-¡Jajajajaja Parece que me estuvieras dando una orden! – exclamó desafiante Josefina
-¿Solo parece? - Le dijo Andrés seriamente – ¡Es una orden! ¡Y ahora te levantas y me sigues que me tienes muy caliente! -
Levantó la mano y el Barman se acercó de inmediato.
-¿Señor? ¿Les sirvo lo mismo? -
-¡No gracias, cárgalo a mi cuenta, Suite 603! - Andrés se levantó sin mirarla y empezó a caminar hacia el ascensor. María Josefina lo siguió sin decir palabra acomodándose el vestido y tratando de sincronizar sus pasos porque la abundante humedad que manaba por entre piernas hizo que sintiera como se pegaba su ropa interior.
Andrés aprovechó que estaban solos en el ascensor para abrir el escote de Madame Bovary dejando sus pechos a la vista. Los tomó con ambas manos y comenzó a apretarlos hasta llegar a los pezones. Los tomó entre sus dedos pulgar e índice y los empezó a pellizcar hasta que ella comenzó a gemir.
Luego le tomó ambas manos y le levantó los brazos inmovilizándola. Los sujetó firmemente con una mano y comenzó a recorrer su cuello besándola y mordiéndola con rudeza. Devorándola descendió entre su pecho agitado y su boca. Sacó la lengua para recorrer esos duros pezones para al finalmente morderlos sin compasión. Uno primero y otro después.
María Josefina con sus dos hermosos y turgentes pechos al aire con unas oscuras areolas que terminaban en dos duros y prominentes pezones. No hacía más que retorcerse y luchar para librarse de la prisión de sus manos. Ella quería tomar el control, ella también lo quería morder, tocarlo y chuparlo.
-¡No te muevas perra, es una orden! O te tendré que atar ¡Soy tu amo y me obedeces, te guste o no! –
-¡No me puedes hacer esto Matías! ¿Yo obedecer? - Decía mientras gemía - ¿Atarme? – exclamó con la respiración entrecortada.
Andrés le levantó el vestido y metió dos de sus dedos entre su ropa interior buscando entre la humedad de su vagina su clítoris. Al encontrarlo lo presionó con suavidad y exclamó – ¡Sí que es grande y está muy duro! Creo que nos llevaremos muy bien los dos -
En eso estaba cuando sonó el timbre del ascensor que ya había llegado al piso de la suite. Se abrieron las puertas. Ella rápidamente se arregló la ropa y a tientas salieron para dirigirse por el pasillo a la habitación.
Andrés la tomó de la cintura para guiarla y fue bajando su mano hasta acariciarle el culo con plena libertad.
Frente a la puerta de la suite, metió su mano al bolsillo, sacó la tarjeta, la metió en la cerradura electrónica, un solo click y una luz verde anunció que estaba abierta.
-¡No esperaba esto Matías, es grandioso! – exclamo sorprendida Josefina entrando a la habitación.
- ¡Lo grandioso está por venir Josefina! – le respondió mientras con un leve empujón la tiraba sobre la cama.
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-¡Voy poner un reclamo en la administración del hotel! - exclamó Maite impaciente moviéndose de un extremo a otro de la habitación - Compré entradas en primera fila para ver una película porno y ésta todavía no empieza -
-¡Calma Maite! – Exclamé - Andrés sabe lo que hace y creo que por la hora debe estar por llegar.
-¡Es un profesional de excelencia! – respondió Bernardita – ¡ufff de primera clase! – exclamó mirándome sonrojada juntando sus dos manos en señal de perdón. -¡Fabiola, amiga! Lo siento ¡Pero ese hombre no es de este planeta! -
-¡Ni de este planeta ni de la vía láctea! ¡Hablo poco pero miro mucho! – Agregó Josefina – con ese cuerpo, con ese culo, con ese pene.– exclamo bajando el tono de voz a medida que avanzaba en su frase.
-¡PENE, querida PENE dilo sin susto! – Exclamó Maite - ¡Porque eso que tiene no es de este mundo terrenal, eso lo tienen solo los dioses! – ¡Dichosas las que hemos tenido la suerte de follar con un dios y sentir su furia entre nuestras piernas! ¡Ciertas chicas! – dijo mirando y guiñándoles un ojo a Bernardita y Josefina
-¡Porque mierda no se dejan hablar del dichoso pene de Andrés y guardan silencio! ¡Me desconcentran con tan ruido! – Exclamó molesta Constanza concentrada en las imágenes de las cámaras que miraba en el computador.
Yo estaba muy atenta a cada ruido o movimiento de la habitación. Comencé nuevamente a hacer pruebas de sonido e imagen. En el monitor fui probando una a una las cámaras buscando la nitidez perfecta para lograr las mejores imágenes. Me puse los audífonos para cerciorarme de que el sonido era perfecto. Todo estaba bien, pero la espera me tenía de los nervios.
Constanza a mi lado estaba muy concentrada revisando cada detalle técnico de los equipos y ayudándome con uno que otro botón o switch que aún me eran desconocidos.
Esto no era cirugía robótica.
Maite, Bernardita y Josefina estaban tiradas sobre la gran cama King que estaba a nuestras espaldas y frente al monitor.
Se miraban unas a otras con cierta complicidad y risitas disimuladas. Se hacían señas para que no nos diéramos cuenta de que algo tramaban. Hasta que Maite se levantó del asiento y fiel a su estilo exclamó.
-¡Ya niñas! Ya que aún no comienza el espectáculo que vinimos a ver y que nuestra madre superiora Fabiola está tratando de hacer el bien en otros cielos. Yo seré vuestra hermana de la caridad en esta oportunidad.
-¡Hermana Maite, yo quiero saber…! - Dijo Bernardita levantando la mano como si estuviera en el colegio.
-¡Dígame Sor Bernardita! ¿Qué desea saber hija mía? - le respondió Maite adoptando una actitud piadosa -
-¿Quiero saber por qué le gusta tanto el pene, hermana? - preguntó sin poder contener las carcajadas.
-¡Eso, buena pregunta hermana Berny! - Agregó Josefina siguiendo la conversación entusiasmada – ¡por que le gusta tanto! -
-¡Bueno Hermanas, es fácil! ¡Porque es rico! - Les respondió Maite con simpleza. Es, es, es, a ver cómo le explico es como una inyección de energía, una varita, Bueno a mí me gustan varas – haciendo el gesto de tamaño con ambas manos - mágica que tiene el poder, ¡escúchenme bien! ¡Tiene el poder de abrir las piernas de cualquiera! -
-¡Mi doctor me recetó ese tipo de inyecciones! - Dijo Josefina excitada – ¡Pero mi marido tiene problemas con la jeringa! ¡Es de bajo calibre y expulsa su contenido demasiado rápido! -
-¡Pero no faltaba más hermana! – Respondió Maite con tono amable - ¡Hermana Bernardita acérqueme mi bolso por favor! -
Bernardita salto de la cama, tomó el bolso Luis Vuiton que se encontraba encima de uno de los sofá y se lo pasó a Maite.
Ella sacó del bolso lentamente y con aire triunfal un vibrador realístico que había comprado junto con el resto de los artículos que Andrés le había encargado.
-¡Taraaan! ¡He aquí hermana Josefina el remedio para todos sus males! ¡La nueva y poderosa inyección revitalizadora ya está aquí! -
-¡Nooooooo! - Exclamamos todas al mismo tiempo - ¡Maite por dios! -
-¡Pero hermanitas! ¡No hagan tanto escándalo, de a una por favor! - Les respondió Maite mientras elevaba con ambas manos el vibrador por sobre su cabeza.
-¡Que me miran así! – Con cara de degeneradas – ¡Es cosa de recapitular! –
-Hermana Bernardita usted empezó jugando con uno de estos delante de todas ¿lo recuerda hermana? ¡Que después haya acabado con un tronco entre las piernas es otra historia!
-Hermana Josefina, si mal no recuerdo usted en la misma oportunidad bailó y se sentó en uno que le llegó hasta el cuello, ¿lo recuerda hermana?, que también haya terminado en el mismo tronco también es otra historia-
La Madre superiora oficial aquí presente pero en otra misión, le abres la puerta de su closet y encuentras su propio sex shop personal con todo lo inimaginable. ¡Tiene su tronco propio y permanente! –
Constanza es un enigma que ya descubriremos pero le gusta bailar en pelotas, de eso si me acuerdo.
Y esta humilde hermana servidora de vosotras. ¡Le gusta todo y el tronco también! –
-¡Así que sigamos y veneráremos a nuestro juguete santo por su magno poder consolador!
Les daré la bendición como corresponde ¡Bajen sus cabecitas locas por favor!- .
Y una a una recorrió la habitación, poniendo el dildo en nuestras cabezas en señal de veneración.
Té bendigo caliente hermana Bernardita
Te bendigo caliente hermana Josefina
-¿Constanza?- Le preguntó Maite risueña- ¡Vamos, para que todo salga bien amiga! ¡Baja la cabeza!
Constanza acepto el juego porque sabía que al fin y al cabo era un juego más que nos permitía relajar los ánimos.
-¿Fabiolita, tú? - Termino Maite ofreciéndome el vibrador.
-¡Por supuesto que sí! - Respondí - ¡gustosa recibo tu bendición! - y baje la cabeza parsimoniosamente.
-¡Ahhh pero les quiero aclarar y nunca para que me envidien! tengo mi propia vara mágica que le rindo honores a diario. – exclamé mirándolas a todas.
-¡Ya lo sabemos Madre Superiora! y que a veces generosamente en un noble gesto de altruismo nos lo presta a estas desamparadas hermanas. Por eso usted es nuestra Madre Superiora. Reparte su riqueza entre nosotras las pobres – largándose a reír – pero como dice el dicho. ¡A falta de pene, buenos son los dildos! -
Respondió Maite besando el juguete.
Estábamos bebiendo una copa de espumante riendo con las hazañas de Maite cuando Constanza que no había sacado la vista del monitor dio la voz de alarma.
-¡Ya llegaron! - Dijo seriamente tomando su puesto en la mesa de control. - ¡Fabiola vamos! ¡Comencemos con el trabajo! -
Me levante rápidamente y me instale en la silla frente a la consola master y monitores colocándome de inmediato los auriculares.
Sentí el ruido de la tarjeta en la cerradura y la primera imagen que pude observar fue como Andrés empujaba a Madame Bovary sobre de la cama.
Andrés no dejó que Madame Bovary se levantara de la cama y se ubicó sobre ella sujetándole las piernas con sus caderas. Le quitó el vestido sin que ella se resistiera y fue bajando con besos y mordiscos por su pecho, su vientre hasta llegar al monte de Venus.
-¡Abre las piernas! – Le ordenó – ¡Y no se te ocurra cerrarlas sin que yo te lo indique! ¡Entendido! -
Le decía Andrés mientras mordía el borde de su calzón para quitárselo -
Madame Bovary con las piernas abiertas comenzó a poner resistencia ante la irresistible excitación que Andrés le provocaba. Una y otra vez intentaba cerrar las piernas. Entonces se levantó para observarla completamente desnuda. La quedó mirando por unos breves segundos. Era una diosa. Pero no estaba aquí para observar y admirar a una hermosa mujer así que molesto exclamó.
-¡Que desobediente eres perra! ¡Te tendré que amarrar! - Le dijo mientras se sentaba sobre su vientre metiendo sus manos bajo las almohadas.
Pero este lentamente fue tirando de ambos extremos un juego de correas de amarre que Maite y Josefina había dejado instaladas la noche anterior.
Consistía en un juego de correas de contención que se colocaban bajo el colchón y en sus cuatro extremos tenía con hebillas ajustables. Tomó primero una mano de Madame Bovary y luego la otra ajustándolas sobre la cabeza de manera que no se pudiera mover.
Hizo lo mismo con cada una de sus piernas y en ambos tobillos por separado ajustó las hebillas dejándola inmóvil.
Una vez que ya estaba bajo control, Andrés se comenzó a desnudar delante de ella besándola con rudeza. Mordía sus pezones estirándolos varias veces hasta hacerla gemir más de placer que de dolor.
-¡Por desobediente vas a tener que pagar con castigos tu mala conducta! – le dijo provocándola .
-¡Matías, suéltame para poder acariciarte por favor! No me hagas esto. ¡Vamos, ven, quítame las correas y te juro que te chupare como nadie lo ha hecho nunca antes! - Gritaba Madame Bovary muy excitada.
Andrés se quitó lentamente el bóxer y desnudo se paró delante de ella y se empezó lentamente a acercar, se sentó sobre su vientre y dejó su pene a escasos centímetros de su boca.
Ella levantaba la cabeza intentando atraparlo con su boca sedienta de placer.
-¿Lo quieres chupar? ¿Dime lo quieres chupar? - Preguntaba rozando su duro y gran pene en sus mejillas. ¡Dámelo todo, Dámelo todo! - Balbuceaba mientras se intentaba soltar.
-¡Entonces ruega! – Le respondió Andrés – ¡Lo tendrás que pedir! – le repetía recorriéndola suavemente sabiendo que ella no resistiría.
La punta de su pene hacia círculos sobre sus pezones, bajaba por sus caderas y rozaba sutilmente ambas caras internas de los muslos. Entre cada roce ella gemía sin control, levantaba las caderas y se movía de un lado a otro buscando que la penetrara.
Hasta que llegó a la entrada de su vagina. Allí la rodeó con el glande para humedecerlo con toda la humedad que vertía entre las piernas.
El pene intentaba entrar y antes de que lograra pasar el umbral de la vagina lo sacaba para dejarla en tensión. Entraba y salía mientras ella se quejaba desesperada moviendo la cabeza de un lado a otro tratando de evitar correrse.
-¡Por favor Matías! ¡Te quiero chupar! - Grito desesperada.
-¡Muy bien! ¡Ahora estás aprendiendo!- dijo Andrés acercando su viril y firme pene a la boca de Madame Bovary.
Con suavidad lo colocó frente a su boca y poco a poco lo fue introduciendo en su boca. Ella sacó la lengua y lo fue recorriendo con ansiedad.
Saboreándolo lo atrapó entre sus labios y lo comenzó a chupar frenéticamente mientras oía como él gemía de placer.
Ante cada sonido ella aumentaba el ritmo. Andrés como abría y cerraba su boca chupándolo con frenesí.
Pero sin avisarle retiro su pene de la boca, bajó rápidamente y metió su cabeza ente las piernas de María Josefina.
Con su lengua fue separando los labios mayores. Mordió uno, luego mordió el otro que resbalosos daban paso a los labios menores. Los entreabrió con la punta de la lengua hasta encontrarse con el clítoris que ya estaba hinchado y turgente ante tal excitación. Con solo rozarlo ella levantó las caderas y apretó sus nalgas como queriendo apretarlo por completo.
Con la punta de la lengua se hizo camino, chupó el clítoris una y otra vez hasta que notó la tensión irresistible de la vagina, tomó un preservativo del cajón de la mesa de noche y se lo colocó rápidamente.
Puso sus caderas sobre las de Madame Bovary y empezó a introducir su pene en esa voluptuosa, hinchada y mojada vagina hambrienta de deseo y placer.
Cuando apenas había introducido parte del glande dentro de María Josefina, esta dio un desgarrador grito.
-¡Me duele, es demasiado grande! ¡Con cuidado por favor! – Me estás desgarrando entera pero sigue, no te detengas, sigue – Te quiero entero dentro de mí aunque se me vaya la vida – sigue – ¡Uffff…que delicia! ¡Qué placer más grande por dios! Sigue metiéndolo por favor, sigue, no te detengas, empuja con más fuerza, sigue – Lo quiero todo, todo, empuja con fuerza, rájame pero sigue – Me duele pero me encanta, sigue y empuja todo – gritaba desesperada María Josefina.
Andrés la empezó a penetrar lentamente. Sentía la resistencia que ofrecía la poca elasticidad de la vagina. Una vez que la hubo penetrado totalmente esta se apretó de manera instintiva. Fue moviendo su pene lentamente de adentro hacia afuera aumentando cada vez con mayor intensidad.
Entraba y salía resbalándose entre las estrechas paredes de la vagina mientras sus manos le apretaban los pechos tirándole los pezones.
Ella gritaba y se retorcía.
Hasta que ella abrió la boca, tomó una bocanada de aire y curvó su espalda sintiendo como se contraían todos sus músculos con una tensión tan extrema que se ondulaba de un lado a otro queriendo juntar las piernas.
Fue tanta la excitación que ya no pudo más y se dejó llevar de manera incontrolable. Sintió cómo se fue desvaneciendo entre contracción y contracción de sus caderas al sentir como el pene de Andrés la embestía hasta el fondo desgarrando todo a su paso.
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-¡Miren a esa mujer! - exclamo Bernardita atenta al monitor en que se veía a Andrés quitándole el vestido a María Josefina - ¡La maldita zorra tiene un cuerpazo! -
Las tres amigas aún permanecían en la cama cada una abrazando las almohadas como señal de su manifiesto nerviosismo
Maite se levantó y se pudo de rodillas sobre la cama para tener una mejor panorámica de las imágenes mientras decía - ¡Fabiola, Fabiola! Acércate un poco más a la derecha ¡No, no a la izquierda! – gritaba ansiosa dirigiéndome para no perderse ningún detalle.
- ¡Ya poh Fabiola! ¡Concéntrate un poco más y dame un plano que sirva! - Seguía indicando con cierto grado de frustración.
-¡Silencio Maite por favor! - le respondí irritada – ¡Qué quieres que te muestre si esta todo a la vista! -
-¡Pero Fabiola! – Reiteró Maite – ¡Fíjate bien, debe tener celulitis, ese culo no es normal! -
¡Debemos reconocer que la mina tiene un cuerpo envidiable, amigas! - Dijo Josefina tratando de ser realista – ¡Esa pechugas mírenlas, no se caen ni con un imán! -
¿Esas pechugas? ¡No son de ella! – Agrego Bernardita con cierto dejo de desprecio - ¡Están como mirando al cielo! ¡No son naturales! -
¡Claro que son de ella! – Respondí sería y categórica pudiendo apreciar como todas se quedaron en silencio – ¡Si las compró, son de ella! ¿O no?– terminé la frase esperando sus reacciones.
¡Que graciosa estas Fabiola! “si las pagó son de ella “- repitió Constanza de forma burlesca - ¡Asuman de una vez por todas que esa mujer es estupenda y no hay más!
Bernardita estaba hipnotizada sin poder dejar de mirar la pantalla. Veía en primer plano a Andrés mordiendo los pezones de Madame Bovary mientras esta se retorcía de placer intentando soltarse de sus correas.
Estaba tan concentrada en poder captar los mejores planos de las escenas recordando lo que Andrés me recalcó en varias oportunidades. Debía lograr imágenes en que el rostro de Madame Bovary fuera reconocible en un 1000%. Sería la única forma de que las pudiéramos canjear por el material que tenía guardado de Constanza y Derek.
Entre tanto movimiento de cámaras no era fácil hacer el trabajo. Agradecí haber hecho la especialidad de cirugía laparoscópica porque a través de esas prácticas podía hacer mi trabajo con precisión. Intentaba probar todos los ángulos de filmación siempre concentrada en no perderme ninguna secuencia de las escenas.
- ¡Mierda, Constanza! – Exclamé molesta - Ayúdame con este botón que se pega a ese lado y no puedo grabar desde la cabecera de la cama. Ve tú sí lo puedes hacer desde esa otra cámara. -
-¡Yo puedo desde aquí! – respondió Constanza haciendo un gran primer plano justo en el momento que Andrés metía su pene dentro de la boca de Madame Bovary.
- ¡Ohhhhhhh! - Fue el clamor que escuché a mis espaldas .Al girar la silla observe cómo las tres estaban de pie arriba de la cama con la boca abierta mirando absortas la asombrosa imagen.
-¡Qué haces con ese teléfono! Alcance a gritar evidentemente molesta por la acción de Maite.
La había sorprendido grabando con su celular las imágenes en primer plano que mostraban el pene de Andrés en plenitud. Debía reconocer que era una imagen potente que no dejaba a nadie indiferente, pero otra cosa era hacer propio el material que estábamos grabando.
-¡Para Maite, para de hacer eso! - Le insistí tratando de no perder la calma.
-¡Pero Fabiola no seas egoísta! - me respondió sin detener la filmación – ¡Como no tener este magnífico pene aunque sea en el teléfono de salvapantallas! ¡Pareciera que reprobaste la asignatura de compartir en el Jardín infantil! –
-¡Tu menos que nadie puede decir eso Maite y sabes muy bien porque lo digo! – exclamé molesta
- ¡Ya Maite deja de hacer esa tontera! – reclamó Constanza dándose vuelta en su silla.
-¡No seas grave Fabiola! – intentó defenderla Bernardita – ¡Si es solo un recuerdo! -
Entre tanto alboroto les intenté explicar que bajo ninguna circunstancia ni Andrés ni yo permitíamos imágenes de nuestra intimidad como un claro gesto de confianza y lealtad. Y ustedes lo saben muy bien. Cuántas veces hemos estado juntas todas desnudas haciendo mil cosas y nunca a nadie se le ha ocurrido sacar una foto, una selfie ni nada parecido. Eso es confianza y lealtad entre todos nosotros. Y yo soy una defensora acérrima del respeto que nos tenemos que tener entre nosotras y más aún con Andrés que ha sido un amigo leal e incondicional con cada una de ustedes- terminé por decir bastante alterada.
-¡Esta bien amiga, tienes razón! ¡Borra tu misma las imágenes! – dijo Maite arrepentida mientras me entregaba su teléfono.
- ¡Hazlo tú misma, confío en ti! – Le respondí – ¡pero por favor no lo vuelvas a hacer! -
Estábamos en esa conversación cuando oímos a Josefina llamar nuestra atención.
-¡Chica, chicas pongan atención! ¡Miren como Andrés se lo va a meter! - Grito entusiasmada - ¡qué envidia igual! ¿No creen? -
- Miren ese tremendo culo – exclamó Bernardita sorprendida
-¿Qué le pasa que grita tanto? – Preguntó extrañada Constanza -¡Estas escuchando Fabiola! ¿Qué pasa? –
-¡Dice que le duele mucho! – exclamé sorprendida
-¡Capaz que la mina sea virgen, por eso grita tanto! – exclamó largándose a reír Josefina
-¡Si Oh! – Exclamó Maite – de la fosa nasal derecha
¡Bueno, con ese tremendo pene cualquiera grita! – exclamó Bernardita casi susurrando
Maite la miró sonriendo y le dice mientras acariciaba la cabeza – ¡Me acuerdo perfectamente como lo hacías tú, querida! –
-¡Que extraño! – Exclamé - Por muy grande que sea el pene de Andrés la vagina se dilata con la excitación. ¡Vaginitis no es porque no la podría haber penetrado! ¡Esta mujer debe sufrir de Estenosis del anillo del orificio vaginal! Por eso grita y se queja tanto –
-¡En castellano por favor! – preguntó Maite –
- En pocas palabras esta mujer tiene estrecha la entrada de la vagina por algún motivo. ¡Es bastante doloroso porque pareciera que te están rompiendo entera!
-¡Puta la mina caliente para soportar todo eso! – exclamó Josefina largándose a reír –
Estábamos viendo un primer plano de la cara de María Josefina mientras gritaba de placer y dolor cuando suena el sonido de mi celular anunciando la entrada de un WhatsApp. Lo levanté mecánicamente para ver quien lo enviaba y lo dejé nuevamente sobre la mesa. A los pocos segundos mi cabeza procesó quien era la que lo enviaba. Era de Muriel.
Nerviosa me levanté de la silla y le dije a Constanza – ¡Voy al baño, porfa sigue tu grabando mientras vuelvo! ¡No pierdas detalles! –
Entré al baño, me senté en la taza y abrí el mensaje.
-Hola guapa de mi vida. En estos momentos mi vuelo Latam está a punto de empezar el despegue desde Barajas rumbo a Santiago de Chile sin escalas y directamente a tus brazos. Llego cerca de las 16 horas local. Ojalá me puedas ir a buscar al aeropuerto y le damos la sorpresa al troglodita que vive contigo.
Salí del baño con la mente en blanco y me senté en la silla en el momento justo cuando María Josefina arqueaba su espalda, abría la boca y ponía los ojos en blanco. Estaba gozando de un intenso y prolongado orgasmo en medio de gritos de dolor y placer.
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Mientras Madame Bovary comenzaba a normalizar su agitada respiración recostada sobre la cama con los ojos cerrados, Andrés comenzó a desabrochar las correas para liberarla.
Primero los pies para que pudiera hacer lo que su instinto le pedía desde el principio.
Unió ambas rodillas lentamente para luego flectarlas sobre su pecho suspirando.
Luego le soltó ambas manos y como si volara comenzó a mover sus brazos para recobrar el dominio de los movimientos.
Se sentó en la cama para no perder la oportunidad de que al verse liberada podría tomar el control de que aquel enigmático y sensual hombre. El único que la había hecho tener un orgasmo tan intenso y brutal que sintió en carne propia el concepto del cual ella siempre se había burlado “La petit mort “.
Así fue y se lo confesó a Andrés mientras buscaba besar su espalda.
-¡Casi muero o creí que moría de placer por unos momentos Matías! ¡Ven acá mi amor! ¡Ahora te haré llegar al cielo cariño, como te mereces! -
- ¿Llegar al cielo? – Exclamó Andrés sonriendo y mirándola de soslayo - ¡Creo que no estás entendiendo María Josefina! ¡Iré al cielo solo cuando yo quiera! -
-¿Pero, no quieres que te lo chupe? ¡Muero de ganas de tener ese monstruo en mi boca y saborearlo como solo yo lo sé hacer! - Insinuaba Madame Bovary gateando por la cama para poderlo alcanzar. Tomo el pené entre sus manos y lo empezó a frotar suavemente entre sus pechos a la vez que lo colocaba entre su espacio intermamario apretándolo y restregándolo mirando y gozando extasiada por la sensación de intenso placer que esto le provocaba. Lo recorría de extremo a extremo con ritmo y firmeza disfrutando como Andrés gozaba mientras lo masturbaba entre sus pechos.
Él se dejó llevar por el movimiento de sus manos, por la suavidad de sus senos acompañando el ritmo con el movimiento de sus caderas. Ella no pudo aguantar más y bajo la cabeza introduciendo el pene en su boca devorándolo mientras gemía y gritaba de placer.
Fue en esa oportunidad en que Andrés aprovechó la postura y le ordenó que se quedase tal cual estaba. La tomó firmemente del cabello con una mano y con la otra le dio un ligero palmazo en las nalgas.
-¡Veo que eres una chica muy desobediente! ¡Te tendré que castigar de nuevo! – exclamó jadeante por la excitación.
Tomó nuevamente las correas superiores y uniéndolas tomó ambas manos de Josefina para atarlas. Así en cuatro con las manos atadas y el culo levantado Andrés abrió uno de los cajones de la mesa de noche y sacó una fina y elegante fusta que tenía en su extremo un penacho suave de cerdas de seda.
Le dio un primer golpe y ella curvó su espalda mostrando aún más su imponente y bien moldeado trasero.
-¡Matías, que delicioso eres, cabrón! ¡Vamos dame un poco más! – gimió María Josefina
-¿Quieres más? ¡Puta caliente! Lo debes pedir, ¡Vamos, como lo hiciste hace un rato! - Terminó agitando la fusta para volverla a golpear.
Con cada azote se le oían gemidos de placer. Sus nalgas se comenzaron a enrojecer así es que Andrés disminuyó el ritmo de los latigazos alterándolos con suaves caricias que iban más allá de tocar la piel. Metía los dedos en su vagina y con la evidente humedad que manaba de entre sus piernas, humedeció también su ano preparándolo para el juego siguiente.
Recorría con la fusta su espalda siguiendo vértebra por vértebra y recorría el pliegue Intergluteo
de arriba hacia abajo. Mientras jugaba con la fusta del mismo cajón saco una cadena anal junto a un gran sachet de lubricante.
Con cuidado untó de lubricante el orificio anal y colocó la punta de la cadena moviéndolo en círculos para dilatar y empezar a introducir una a una las bolitas de diversos tamaños.
Mientras tanto sus dedos entre las piernas de Madame Bovary entraban y salían de su vagina resbalosa, caliente y suave. Los gemidos comenzaron a ser más intensos. Las caderas de María Josefina se movían frenéticamente de adelante hacia atrás a un ritmo descontrolado. Casi a punto de explotar se retorcía de placer y gemía. Susurraba y mordía las sábanas para poder retener un poco más el orgasmo que violenta e inevitablemente se acercaba a ella.
Su culo levantado con solo la primera anilla de la gruesa cadena que tenía introducido en su ano era visible, todas las demás bolitas rellenaban íntegramente su interior. Andrés la masturbaba con una mano en su clítoris y con la otra metiendo y sacando la cadena anal.
Cuando estaba a punto de llegar al clímax, Andrés tomó la cadena anal deslizándola hacia afuera a segundos antes que el orgasmo invadiera cada uno de sus músculos y se contrajeran como un apretado ovillo.
Fue tanta la intensidad de ese viaje que Madame Bovary se retorcía sonriendo temblorosa y sudando sobre la cama como si el cielo se le hubiese venido encima como lluvia de estrellas.
Se tumbó de bruces en la cama como peso muerto y jadeaba como si el aire fuera su único sustento. Con los brazos abiertos en cruz estaba ahí sosteniéndose en su agotamiento.
Andrés la observaba desde un extremo de la cama acariciándole las pantorrillas, luego los muslos para terminar entre sus glúteos con la yema de los dedos. Durante su recorrido Madame Bovary reaccionaba contrayendo sus nalgas y suspirando de vez en cuando.
Al voltearse quedo con el cabello desarmado y revuelto sobre la cara, con las piernas semi abiertas en frente de Andrés. Entonces el aprovecho la oportunidad de meter la cabeza para con su lengua llegar directo a su clítoris.
Lo atrapó entre los labios, lo chupó suavemente como si exprimiera una fruta madura e intentaba aprisionarlo y soltarlo con un ritmo ascendente.
Intentaba cerrar las piernas ante la eléctrica sensación que recorría su cuerpo haciendo que sus pezones se volvieran cada vez más duros y sensibles.
Ella misma se acariciaba los senos, los exprimía uno a la vez gimiendo con cada movimiento. Luego levantó la cabeza para mirar como Andrés abría la boca y con la punta de la lengua recorría la estrecha entrada a su vagina.
Esa imagen la excitaba de sobre manera. Movía sus caderas para ayudarle en la tarea y con las dos manos le acariciaba el cabello.
Andrés la miraba de reojo para encontrar el momento justo para volver a rendirla en un orgasmo.
Comenzó a abrir la boca para chupar su vulva entera y con la lengua apretarla hasta hacerla gritar de placer. Con los dedos abría los labios mayores ya hinchados por la excitación, los mordía y los estiraba provocándola.
Ella sonreía moviendo la cabeza de un lado a otro hasta que no pudo más.
-¡No te detengas por favor! sigue Matías eso, así ¡ohhhh mmmmm que delicia más grande! -
- ¿Te gusta? - Preguntaba Andrés sin detenerse.
-¡Ahhhhgggggggg! Se escuchó casi como un ahogo. Madame Bovary con su cabeza levantada pudo ver como Andrés se hundía en ella para llevarla a un orgasmo tan intenso, tan extremo que su cuerpo se movía al ritmo de su lengua. Finalmente se rindió ante esa lengua profunda y esos dedos expertos.
¡Esto es el cielo Matías! No mentiste cuando dijiste por teléfono que chuparías todo mi cuerpo ¡vaya que lo haces bien! -
Eres un hombre fuera de este mundo. ¡Cómo no habernos encontrado antes! ¡Te busque tanto Matías que ni siquiera puedes imaginas cuanto!-
Andrés la observaba tranquilamente recostado sobre la cama aspirando su cigarrillo su cigarrillo electrónico.
Madame Bovary se intentó acomodar en uno de sus hombros para dar descanso a su cuerpo pero Andrés no se lo permitió. La primera razón era que aún era muy pronto para empezar a entablar un diálogo y la segunda y más importante. Su hombro derecho tenía dueña y Fabiola es la única mujer que podía recostar y reposar sus sueños en él.
Luego de descansar en silencio Andrés se movió lentamente y se volteó para sacar otro de sus juguetes. Era un dedo de silicona con un sin número de pequeñas protuberancias que hacían que la superficie fuera irregular y rugosa con el que le empezó a acariciar la entrada de la vagina subiendo hasta el clítoris.
Pero ella tenía otros planes y como pudo comenzó a acariciar su pene. La excitaba el solo hecho de mirar cómo se iba produciendo esa grandiosa erección. De arriba hacia de debajo de abajo hacia arriba y en breves minutos ya se encontraba en su máximo apogeo.
Así, en su plenitud abrió sus piernas y se montó cabalgándolo intrépidamente como si fuera en una carrera para tomarlo prisionero.
A pesar del intenso dolor que sintió como una punzada, la abundante humedad de su vagina hizo que la penetración fuera un acto más de placer que de sacrificio.
Pudo sentir ese enorme miembro atravesándola con firmeza pero sin violencia. Sentía como el fondo de su vagina se estremecía y contraía como si lo quisiera exprimir.
Sus caderas danzaban lentamente de un lado a otro, de adelante hacia atrás. Andrés la observaba pasivo dejando que ella tomara el control por un momento.
Liberada de correas y broches se podía dejar llevar por las ganas hasta que Andrés tomó sus pechos y los apretó al mismo tiempo logrando que sus pezones se endurecieran otra vez.
Cuando se estaba moviendo con el máximo de placer con los ojos cerrados recibió su primera nalgada. Ella no se detuvo, pero aminoró su ritmo y mirándolo fijamente se mordió el labio inferior.
Le volvió a dar otra nalgada y ella sonrió satisfecha. Se fue moviendo y acomodando de tal manera para que el pene de Andrés se introdujera en lo más profundo de su vagina. El la embestía y ella gemía de placer.
Hasta que Madame Bovary curvó su espalda. Echó su cabeza hacia atrás y apretó sus caderas para sentir el más intenso viaje orgásmico conocido.
Abrió su boca como queriendo decir alguna palabra pero su grito no era más que un ahogo. Quería intentar tomar el control de su cuerpo pero ya era demasiado tarde.
Gritó y gritó de placer y al abrir los ojos para mirar a Andrés después de recuperar paulatinamente el aliento, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-¡Hice algo mal que no te gustó que estás llorando! Le preguntó Andrés con ironía.
-¿Llorar? ¡Jamás! No hay ningún hombre que me haga llorar Andrés. ¡No existe querido! - le respondió disimulando lo que era si sin duda un hecho verdadero. Tenía la emoción atravesada en la garganta muriendo de ganas de deshacer esa intensa emoción que sentía en su pecho.
Se puso de pie sobre la cama y subiendo los brazos empezó a mover sus caderas al ritmo de la música que había seleccionado de la carta musical que disponía la suite.
¡Ufff que deliciosa esta sensación de ser libre y follar hasta que no te queden fuerzas! ¡Baila conmigo Matías! – Se bajó de la cama y empezó a bailar por toda la habitación gritando y riendo mientras contorneaba sensualmente su hermoso cuerpo. Sus grandes y generosos pechos danzaban subiendo y bajando al mismo ritmo.
¡Estás loca! - le respondió riendo Andrés. ¡Ven acá! – exclamó Andrés tirando de ella hasta dejarla nuevamente recostada sobre cama.
-¡Todavía no termino contigo o me vas a dejar así no más! Exclamó sensualmente Andrés – mientras le acariciaba y besaba todo el cuerpo hasta dejarla en cuatro.
-¡Vamos a ver qué tal sabe este delicioso culo! - Decía mientras mordía y lamía sus bien formadas nalgas, pellizcándolas de vez en cuando.
Madame Bovary ya no oponía resistencia. Se dejaba llevar por la excitación y seguía a Andrés como fiel devota.
Andrés empapó de lubricante la zona anal tomó sus caderas e intentó introducir su pene pero tuvo cierto grado de dificultad. Ella se quejaba y gritaba cada vez que la intentaba penetrar pero no cambiaba de posición. Se quedaba quieta intentando relajarse y abrir su ano.
Una vez más volvió a poner su pene en la entrada y lo comenzó a dilatar suavemente empujando lentamente y moviéndolo en círculos a su alrededor para poder avanzar.
Sus quejidos comenzaron a ser más evidentes mientras suplicaba casi gimiendo.
-¡Mételo por favor que estoy tan caliente! ¡Aunque sea un poquito, por favor! ¡Mete la punta y empuja! -
¡La punta de que! - le preguntaba provocándola con su tono de voz profundo y sensual
¡La punta de, la punta de…! - y cuando Andrés logró introducir solo su glande sintió como ella se corría sin mayor esfuerzo.
Se movía como si no tuviera control de su cuerpo y fue contrayendo su ano hasta que se estremeció entera diciendo palabras vagas e inteligibles.
Cuando recupero la razón Andrés estaba sentado sobre su vientre con su pene en la mano frotándolo lentamente.
De arriba hacia de debajo de abajo hacia arriba. Sin duda estaba muy caliente, porque su tamaño era impresionante y la dureza lo hacía parecer de piedra.
Buscó sus pechos para frotarlos y cuando ella se acercó, el pené quedó entre sus senos y vagamente cerca de su boca.
Se masturbaba con sus senos hasta que explotó de una vez. Ya había esperado demasiado para poderse liberarse y relajar la tensión acumulada. Eyaculó abundantemente sobre ella. Su semen salía con una fuerza abrumadora que fue capaz de bañar completamente el rostro de María Josefina. Ella con la boca abierta intentaba atrapar algo del líquido viscoso y tibio que corría por su cara. Bebía sin parar el delicioso fluido esparciéndolo además por su pecho y cuello como la mejor de las pócimas para la juventud.
Andrés la tomó del mentón levantándole la cabeza y le dijo.
-¡Tenemos que limpiar todo esto! ¡Mírate, estás llena de leche! -
-¡Jajajajajaja! - sonreía María Josefina de manera espontánea.
-¡Pero acércate, limpiemos todo esto querida, vamos acércate! – decía Andrés
Ella obedientemente empezó a besar y a chupar nuevamente el pene de Andrés que aún tenía restos de semen. Lo saboreaba ansiosa mientras Andrés agarraba su cabeza marcando el ritmo de sus movimientos.
Madame Bovary comenzó a besar sus testículos y a recorrerlos con su legua hasta que Andrés le preguntó - ¿Quedó completamente limpio? –
Ella movió afirmativamente su cabeza aun con el pene en su boca.
-¡Buena chica! Ahora ponte de frente que te voy a dar un buen baño.
Ella no opuso resistencia. De rodillas sentada apoyando sus nalgas sobre sus tobillos inclinó su cabeza hacia atrás dejándose llevar.
Fue en ese justo instante cuando sintió un tibio chorro que bañaba por completo su cuerpo.
Andrés la estaba orinando de los pies a la cabeza.
Ella sorprendida no paraba de reír mientras esparcía con sus manos todo el líquido que corría por su hermosa anatomía como si comprendiera que en aquel acto tan provocativo y salvaje, era la completa demostración de que ya era de su pertenencia.
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-¡Eso fue de otro mundo! - Gritó Josefina incrédula ante la imagen en primer plano de la brutal embestida de Andrés.
-¡Esa mujer si queda viva no va poder caminar por un buen tiempo! – dijo Bernardita asombrada mientras observaba el monitor.
-¡Yo creo que se debería presentar a un concurso de animalitos! – dijo Maite intentando mantener su seriedad.
-¿Animalitos? – Preguntaron casi al unísono Josefina, Bernardita y Constanza incrédulas ante la incoherencia de Maite.
-¡Si pues! - les respondió guardando la compostura – Madame Bovary ganaría seguro y todo gracias a nuestro querido y amado gurú y maestro -
-¿Porque no ven lo que está tomando Maite, por favor? – agregó Bernardita aún sin entender a qué se refería Maite con eso del concurso mientras olía su copa que se estaba encima de la mesa.
-¡Si Andrés se presenta a cualquier concurso ganaría lejos! - dijo Constanza emocionada – ¿Cierto Fabiola? –Me preguntó girando su silla hacia donde me encontraba - ¿Fabiola? -
¡Houston, Houston llamando a control! ¡Fabiola, sírvase conectar y dejar de pajarear! -
¡Fabiola, despierta mujer! - Alzó la voz chasqueando los dedos para traerme de regreso a la realidad.
-¿De qué hablan? ¡P…perdón estaba en otra cosa! - respondí algo confundida.
-¡Mmmmmmm Dije que si Andrés se presenta a cualquier concurso gana! – repitió Constanza tratando de hacerse entender pero pendiente de mi conducta.
-¡Ahhh si claro, ganaría! – respondí escuetamente.
-¡Ya! ¿Y eso sería todo? Fabiola ¡Que el ganaría todos los concursos! – agrego Bernardita muy segura.
-¡Supongo que hablan de concursos de penes! ¿Cierto? – exclamé y volví a mirar las pantallas.
-¡Maite! ¿De qué concurso hablabas? - Prosiguió Josefina intentando descifrar el mensaje.
-¡Si hay concurso de animalitos Madame Bovary ganaría porque se va a parecer a Bambi! El ciervito de la película ¿recuerdan? con las patitas de atrás débiles y el culo que apenas lo podía sostener.
-¿Que no saben quién es Bambi? – Volvió a repetir sorprendida su pregunta mirándonos a todas extrañada. Fue tanta la sorpresa de su ingeniosa acotación que la carcajada de cada una se podían oír hasta en Valparaíso.
-¡Bambi, nooooooo como se te puede ocurrir tanta tontería, por dios!- Decía Bernardita sin parar de reír.
-¡Shhhhhhht, por favor chicas! – mantengan silencio porque no puedo escuchar lo que conversa Andrés exclamó Constanza.
-¡Que va a conversar Constanza! , ¡No ves que la está preparando para transformarla en Bambi! - Le respondió Josefina sin dejar de reír acomodándose nuevamente en la cama para seguir mirando las imágenes.
-¡La amarró de nuevo! ¿Qué es eso que tiene Andrés en la mano, Fabiola? - Preguntó Bernardita muy interesada e intrigada en lo que estaba viendo.
-¡El rosario, pues Berny! No ves que tiene que rezar antes de que se la follen de nuevo- Dijo Josefina con una risa sarcástica.
-¡O que rece para que se lo vuelvan a enterrar! - agregó Maite atenta a la pantalla.
-¡Es una cadena anal Bernardita! sirve para dar placer anal – exclamé de forma didáctica – Miren lo que está haciendo Andrés. Le está estimulando el ano con la cadena y masturbando su clítoris a la vez. Observen, cuando se vaya a estar a punto de correr le va a empezar a retirar lentamente la cadena. La sensación que va a tener será increíble. El placer de acabar estimulada doblemente es algo indescriptible. Andrés la está llevando al límite para doblegarla. – terminando mi explicación absorta en la pantalla.
-¡Uffff A mí me podría doblar, doblegarme y re doblegarme si quisiera!- exclamó Bernardita sofocada sentándose en la cama apoyando su espalda en las almohadas.
Lentamente desabrochó su pantalón y fue metiendo suavemente su mano. Abrió disimuladamente las piernas para que sus dedos pudiesen encontrar fácilmente el clítoris.
Josefina se dio cuenta de lo que estaba haciendo Bernardita y guiñándole un ojo se recostó a su lado. Bajó la cremallera de su short e introdujo sus dedos bajo el calzón imitándola.
Ambas estaban en silencio absortas mirando las escenas en el monitor.
En la pantalla de 55” 4K se podía observar nítidamente como Andrés estaba entre las piernas de Madame Bovary haciéndola gemir una y otra vez sin control.
Si bien yo estaba ubicada en el control master junto a Constanza, mi cabeza estaba en otra parte. Estaba en el mensaje que había recibido hace un rato atrás donde Muriel me anunciaba que estaba por arribar a Chile.
Habíamos acordado pasar juntas las festividades de fin año. Es más, había sido nuestro el plan de no contarle nada a Andrés con la idea de darle una sorpresa.
El compromiso de que los tres íbamos a ser familia estaba vigente hasta el fin de los días.
Estaba en esas divagaciones cuando miré la pantalla con las imágenes de Andrés con Madame Bovary en plena acción, escuché un leve gemido a mi lado.
De reojo miré a Constanza quien sentada en la silla disimuladamente se movía al compás del ritmo de la pareja que estaba en la pantalla.
Con las piernas entreabiertas bajo la mesa, su mano derecha por debajo de su ropa moviéndose de manera sutil e imperceptible. Tenía los ojos entreabiertos y las piernas tensas lo que revelaba lo evidente. Constanza se estaba masturbando hipnotizada con la imagen de Madame Bovary extasiada ante la felación que le practicaba a Andrés.
Cada vez que el la mordía, era Constanza la que se estremecía y el orgasmo de la mujer fue vivido en carne propia por Cony. De principio a fin se fue desvaneciendo mientras sus dedos desaparecían dentro de su vagina. Inclinó su cabeza hacia atrás y se dejó llevar como si estuviera sola en la habitación.
Ella gemía perdida en placer de redescubrirse, en el goce de recuperar su cuerpo para satisfacer su carne y finalmente su alma.
Por otro lado Josefina y Bernardita estaban en la misma acción pero ya sin disimulo. Se miraban y se reían en perfecta complicidad frotándose impulsivamente entre las piernas.
Gemían agitadas sin guardar ningún cuidado moviendo sus dedos frenéticamente para alcanzar el clímax.
Maite observaba a cada una sentadas en una silla frente a los monitores atentamente y sin perderlas de vista. Mientras tanto hacía lo que Andrés me había pedido. Usaba el zoom captando primeros planos de todas las acciones de Madame Bovary. En las posiciones más comprometedoras y evidentes use el máximo rigor para que no cupiera ninguna duda de que era ella si es en alguna oportunidad teníamos que usar como prueba las imágenes en su contra. Era Imposible que pudiera negar que era ella la que con las manos atadas y el culo levantado pedía que le metieran el pene sin piedad o no reconocía que era ella la que gemía sin control mientras cabalgaba frenéticamente sobre su Matías.
-¡Perfecto! - Exclamé cuando Andrés eyaculó sobre la cara y los pechos de Madame Bovary. – y girando mi silla pude apreciar que tres de las cuatro mujeres habían llegado al casi al mismo tiempo con sus propios medios al orgasmo. Cada una de ellas gemía ya sin disimular metiéndose los dedos hasta no poder más.
Maite muerta de la risa se acercó a mi oído y me susurró
-¡Cuando me van a devolver a la verdadera Fabiola alienígena de mierda! -
-¿Que estás diciendo Maite? Parece que hoy te dio por hacer concursos de acertijos - Le respondí sin dejar de mirar las pantallas.
-¡Que quiero que me regreses a Fabiola! a la que secuestraste cuando fuiste al baño. Porque mi amiga no es silenciosa ni distraída. ¡A no ser que estés celosa de lo que está viendo o que tenga algún secretillo que no quieres contar! ¿Me equivoco? ¡Te conozco, mosco! -
-¡Estás loca de remate, de verdad loca! - Le respondí sonriendo.
-¡Loca de todas maneras querida, pero tonta jamás! ¡A ti te pasa algo! Y debe ser importante porque de otra forma jamás te quedas callada - lo dijo indicándome con el dedo en actitud de reproche.
Agradecí que Constanza llamara nuestra atención al ver a Andrés dirigía la mirada directamente a una de las cámaras.
La escena era magistral:
Madame Bovary de rodillas sobre la cama sentada sobre sus tobillos bañada por el semen de Andrés. El, con su pene semi erecto entre sus manos lo dirigía hacia la cara de Madame Bovary comenzando a orinar por completo su rostro y su cuerpo. Ella con los ojos cerrados y la boca semi abierta recibía sonriente y dichosa el tibio líquido que manaba profusamente de Andrés.
- ¡Pero qué barbaridad está haciendo ese hombre! - Gritó histérica Bernardita - ¿Vieron? ¿Vieron lo que hizo? – nos preguntaba a todas mirándonos y tartamudeando de emoción.
-¡No lo puedo creer! - Repetía Josefina con la boca abierta con la mirada pegada a la pantalla.
-¡Esto sí que es darse una buena ducha! – Exclamó Maite sobreexcitada - Deberían vender esos artefactos para el baño igualito a ese - mostrando con el dedo el pene de Andrés en la pantalla. Maite terminó de hablar y se sentó en la cama a causa de la impresión.
Constanza me miro incrédula y abiertamente preguntó.
-¿Tú sabes qué es eso, Fabiola? -
-Por supuesto que lo sé - respondí mientras sonreía tranquilamente – Eso se llama la lluvia dorada. Es la forma más clara y primitiva de decir que la perra ya es tuya.
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Después de una breve ducha, nuevamente se recostaron en la cama. María Josefina había experimentado sensaciones maravillosas que nunca había sentido y mucho menos antes las había hecho y eso la tenía navegando por los confines del universo.
Andrés recostado boca arriba miraba el techo de la habitación mientras pensaba aspirando una y otra vez su pequeño cigarrillo electrónico. María Josefina se recostó a su lado cubriéndolo y abrazándolo con la mitad de su cuerpo mientras le preguntaba.
-¿Dónde anda esa cabecita loca? – apegando más su cuerpo al de Andrés
-¡Supiera Cote, supieras! – exclamó sin mirarla
¿Matías, te puedo hacer una proposición? – preguntó mientras se incorporaba y se sentaba apoyándose en el respaldo de la cama. – Te podrá parecer extraño. Sé que eres un hombre preparado, dotado intelectualmente y para que decir físicamente. Tienes negocios y de verdad no me interesa saber de qué tipo son. Al parecer te va bastante bien porque esta habitación no está al alcance de cualquiera. Además vi como botabas el dinero con tu mujer la otra noche en el casino. Mi intuición me dice y esta pocas veces falla, que eres un hombre arriesgado y ambicioso. ¡Por eso te quiero proponer algo que te podría interesar! -
-¡Puede ser, quizá, te escucho! – respondió sin dejar de mirar el techo.
-¡No sé qué me pasa contigo, pero creo que el destino quiso que nos uniéramos! Desde la noche en la fiesta no ha pasado ni uno solo día que no haya dejado de pensar en ti. Te busque por todas partes y fue como si la tierra te hubiese tragado. No podía ser posible así que te hice buscar y rastrear sin resultados. De verdad sufría Matías, Fue un intenso amor a primera vista. ¡Aunque no lo creas, me enamoré! Cupido me había flechado fuertemente el corazón. Hasta que la otra noche casualmente nos volvimos a encontrar. ¡Fue el destino Matías! - ¿Dijiste que te gustaría tener una socia como yo, cierto? ¡Entonces por qué no trabajamos juntos! ¡Así podríamos disfrutar y pasar muchas noches maravillosas como esta! ¿Qué te parece? -
-¿Y esa sociedad tan atractiva en qué consiste? – preguntó Andrés dándose vuelta mirándola fijamente mientras pensaba. “Quizá con esas mismas palabras dulces y empalagosas había caído rendido Derek Radenmachen a sus pies”.
– ¡Te propongo que organicemos juntos las fiestas! - ¡Si no sabes cómo se hace, con mucho gusto y placer te podría enseñar! – Le dijo con voz coqueta y sensual mientras recorría suavemente con su dedo índice el pecho de Andrés de arriba hacia abajo hasta llegar a los vellos del pubis.
Andrés la miró sonriente y le dijo – ¡Pero si ya tienes un socio! ¡Seríamos tres o más, dependiendo de la cantidad de socios que tenga por ahí escondidos! –
-¡Solo tengo uno y ese es un inútil que no sirve para nada! – exclamó María Josefina con desprecio.
-La noche de la fiesta, no lo parecía. ¡Se veían bastante bien los dos, diría que bastante acalorados entre ambos! – respondió Andrés sonriendo.
-Acalorada me puse cuando vi lo que hacías con tu mujer ¿Violeta se llama, cierto? Ahí sí que me calenté al ver cómo le destrozabas el culo. ¡Igual como lo hiciste entera conmigo esta noche! – terminó diciendo intentando introducir el pene en su boca.
-¡No sabes cómo me calientas Matías, por dios! – empezando a quererlo masturbar.
-¡Tranquila Cote, tranquila! ¡Hablemos de negocios! – le dijo quitando su mano del pene.
-¡Los negocios lo podemos hacer después! ¡Ahora te quiero volver a sentir! – Exclamó agitada - ¡Ven, mira y siente como estoy mojada de nuevo! - Tomando su mano acercándola a su vagina.-
-¡No sé cuántos después habrán, porque mañana viajo a Santiago y luego a Bogotá por negocios! ¡Tú comprendes, cierto! – ¡Dime, que tan rentable es eso de las fiestas! – preguntó acariciándole los pechos dando pequeños pellizcos en los pezones.
-¡Así no puedo Matías! ¡Hablamos o follamos pero las dos cosas a la vez, no puedo! – suplicó María Josefina.- ¡Me distraigo! -
-¡Esta bien, hablemos! ¡Quizá me podría interesar tu propuesta! – Exclamó Andrés y preguntó -¡Cuánto dinero deja organizar cada fiesta! –
-¡Algunos millones!- exclamó sonriente y sensual María Josefina
-¿Cuántas organizas al mes? – preguntó Andrés
-¡Solo una, no es bueno saturar el mercado y crear expectativas para la siguiente! – exclamó confiada y sonriente María Josefina.
- ¡Me estás diciendo que con solo la inscripción y el consumo interno ganas millones! Por lo que pude apreciar hay una súper producción detrás de todo esto, sin contar el equipo de seguridad que tienes contratado y eso no es barato. ¡Si quieres que sea tu socio no puedes tener secretos conmigo! –
-¡De acuerdo! - exclamó María Josefina – ¡Entonces empecemos a sincerarnos! –
-¡Cómo te llamas realmente! – preguntó cubriéndose con la sabana.
-Andrés C, ese si lo vas a encontrar de inmediato en internet – exclamó risueño
-¿Cómo burlaste mis sistemas de seguridad dando un nombre falso? – pregunto intrigada María Josefina
- En mis negocios querida María Josefina puedo ser quien yo quiera. Es cosa de tener buenos contactos, amigos y asesores, además de trabajar con un gran equipo de entusiastas profesionales.-
-¡No te entiendo! - ¿Qué quieres decir Matías? ¡O Andrés! –
- ¡Que trabajo con muchas personas y jamás ando solo! – Sin ir más lejos, Violeta o Maite como la quieras llamar, es una gran y querida amiga que trabaja conmigo. ¡Es una mujer genial! – ¡Bueno, ya viste como es, sencillamente extraordinaria! – exclamó Andrés sin dejar de mirar como María Josefina se iba transformando.
María Josefina se quedó pensando dubitativa por unos instantes. Se levantó sobresaltada de la cama y mirando su celular exclamó - Lo siento Andrés, es muy tarde y debo regresar a casa. En otra oportunidad seguimos con esta conversación – empezando a buscar su ropa que se encontraba esparcida por toda la habitación.
-¡María Josefina yo también estoy cansado y me está dando sueño! ¡Son casi las 2.30 am así que mejor terminemos de una vez por todas con este show! – Exclamó Andrés tirado desnudo sobre la cama -¡Por favor mira lo que hay en el borde del televisor! –
María Josefina con solo el colaless puesto, empezó a mirar por todas partes el televisor hasta que estira la mano y saca una diminuta cámara que se encontraba adosada al aparato. La quedó mirando por unos segundos y mostrándosela a Andrés le grita histéricamente - ¡Qué significa esto! –
Tranquilamente Andrés recostado sobre la cama con sus piernas cruzadas le dice – Me pediste sinceridad y eso es lo que estoy haciendo. Hay seis aparatitos más como ese que tienes en las manos distribuidas a lo largo y ancho de la habitación. Son de bastante de mejor calidad que las que usas en tus fiestas para grabar a tus invitados querida María Josefina – terminó por decir Andrés levantándose de la cama acercándose a ella.
María Josefina desesperadamente buscaba su ropa mientras que con sus brazos y manos se cubría tratando de tapar sus pechos.
-¡Hace poco rato te querías asociar conmigo y ahora te quieres ir! ¡No te entiendo! ¡Así no se hacen negocios querida! – decía Andrés mientras sacaba del frigobar una botella de agua.
-¡Yo si tengo un negocio interesante que me gustaría proponerte! – Dice Andrés – Y por favor quédate tranquila que ya me tienes mareado con tantas vueltas que estás dando - ¡Ahí debajo del sillón está el sujetador, pero escúchame, te va a interesar! –
María Josefina se quedó quieta por unos segundos, se dio vuelta y encaró a Andrés mientras se colocaba el sujetador le preguntó - ¿Qué quieres de mí? –
-¡María Josefina, tu sucio negocio de verdad me importa una mierda! Pero te equivocaste al drogar, violar y chantajear a una querida amiga. Eso desató mi furia y la de muchas otras personas. ¡No fue el destino quien nos unió! ¡Yo te busqué y te encontré! Y como vez, ahora vamos a empezar a negociar –
-¿Qué quieres negociar? – Decía nerviosamente – ¡No tengo mucho dinero! – mientras se intentaba colocar uno de sus zapatos.
-¡Porque todos siempre creen que uno solo quiere dinero, vaya mundo por dios!- exclamó molesto
- ¡Te propongo un canje! – sugirió Andrés mientras bebía tranquilamente agua de la botella –
-¿Un canje? ¿Qué tipo de canje me estás proponiendo? – preguntó curiosa y sorprendida
- ¡Bueno, uno donde todos saldremos ganando! Me entregas todo, pero absolutamente todo el material que tengas de mi amiga, también el de Derek Radenmachen y como propina me entregas el que tienes de nosotros con Maite cuando estuvimos en tu fiesta ¿Qué te parece? –
¿Derek, que tiene que ver con todo esto? – preguntó molesta e intrigada.
-¡El buen Derek es nuestro amable, generoso patrocinador y financista! – decía Andrés mientras se colocaba y subía su slip.
-¡Maldito traidor, cabron, hijo de la gran puta! – Y mirando desafiante a Andrés le dice – Y yo que gano con todo esto, hasta ahora solo pierdo. ¡No es un gran negocio para mí! –
-¡María Josefina, Cotecita, razona un poco por favor! – No te das cuenta que tengo todo esto grabado con audio e imagen a todo color en 4K con siete planos diferentes. ¡Piensa un poco con la cabeza y no con las tripas! –
-¡El maldito hijo de puta de Derek me las va a pagar, ahora sí que estoy encabronada! ¡Voy a arruinar a ese cabron hijo de las mil putas!– vociferaba destemplada María Josefina.
-¡Tú no harás nada de nada Cotecita, porque si lo haces te mandaré directamente al mismísimo infierno! –
-¡Y si no acepto tu propuesta! ¿Qué harás? ¡Salimos los dos en esa presunta grabación! – exclamó sentándose en el sillón cruzando elegantemente las piernas.
- ¡No sé, pero siempre he querido ser actor porno! -¡Me sale como natural! ¿O no cariño? ¡Se pasa bien y se gana bastante dinero! ¡Imagina haciendo casi todos los días lo que acabamos de hacer los dos con diferentes y exóticas chicas! ¡Menudo lujo, que te paguen por follar todo el día! – ¡Me encanta la idea! ¿A ti cariño, te gusta? - ¡Creo que haríamos buena pareja! ¡Incluso podríamos repetir más a menudo la lluvia dorada, a la gente le encanta ese morbo que produce! –
-¡Qué me dices! ¡Subimos la grabación a un portal porno, la promocionamos por las RRSS y somos famosos! O prefieres mantener la discreción y bajo perfil junto a Juan Ignacio, tu marido además con tus selectas y refinadas amistades.- ¡La decisión es tuya! – Exclamó Andrés impaciente – ¡De hecho puedes seguir organizando tus asquerosas orgias! ¡No me voy a meter para nada en tus sucios negocios, bueno Derek tampoco! -
¿Me entregarás la grabación que hiciste? – preguntó María Josefina con un dejo de dudas
-¡Pues no querida, tendrás que confiar en mí ya que no tienes otra alternativa! – Es nuestra garantía indefinida e indisoluble, hummmm…. ¿no sé dónde escuche eso alguna vez? -
-¡Vamos Josefina decide de una vez! Es tarde y tengo cinco hermosas mujeres que me están esperando ansiosas en la habitación del frente. ¡No es de caballero hacerlas esperar tanto! ¡Además ya deben estar aburridas escuchando y grabando todo esto! – ¡Merecen descansar, no hay que ser desconsiderado con ellas después de todo lo que han vistos entre nosotros, se deben estar subiendo por las paredes! – dijo Andrés riendo.
¿Quién es tu amiga? – pregunto Josefina después de meditar unos minutos ya derrotada.
-¡Aleluya hermanos, por fin! – Constanza TP ya te pagó la primera cuota del chantaje. Quédate con el dinero, no le interesa que se lo devuelvas –
-¡Muy bien, te entregaré lo de tu amiga, lo tuyo y lo de Derek! ¡Y no te quiero volver a ver nunca más en mi vida, ojalá te pudras y te mueras! – exclamó mientras recogía su pequeño bolso.
-¡No seas así Cotecita, no seas rencorosa, nunca hay que desearle el mal a nadie! ¡Estos son solo negocios! – Y eso que no alcanzamos a hablar de cómo consigues y distribuyes la cocaína y para qué decir de la burundanga – ¡Ese es un temazo que a la policía le encantaría saber! ¿Entonces como lo hacemos? – ¿Me los traes, me lo envías, los paso a buscar a tu casa, cómo? –
-¡Te dejaré tres pendrive en la recepción del hotel! ¡Los enviaré con mi chofer al mediodía! – terminó por decir saliendo rauda y molesta de la habitación.
Andrés se dio media vuelta y saludo sonriendo hacia las cámaras levantando sus dos pulgares. Abrió el frigo bar, sacó una pequeña botella de whisky y se la bebió de golpe.
A los pocos minutos entramos todas a la carrera a la habitación donde se encontraba Andrés sentando y desplomado sobre un sillón con la cabeza hacia atrás. Nos abalanzamos sobre el abrazándolo y besándolo menos Maite que se quedó atrás avanzando lentamente mirando toda la algarabía emocionada y con lágrimas en los ojos.
-¿Qué te pasa Maite?- le pregunté extrañada
-¿Andrés, es verdad lo que dijiste? – Preguntó mientras se acercaba-
¿Qué dije que? – exclamó mirándola risueño mientras bebía otra botellita de whisky.
-¡Eso de que era genial, extraordinaria y que además me querías! –
Andrés la mira se levanta y la abraza fuertemente mientras le dice -Todo eso y mucho más Maite. Sin tu ayuda, esto jamás lo hubiéramos conseguido. Por eso eres genial, extraordinaria y te quiero solo un poquito porque si te digo que te quiero más, no te saco nunca más de encima. – terminó por decir largándose a reír.
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Ahora sí que probaras de tu propia medicina maldita – dijo Josefina – esperando como se desarrollaba la conversación entre Madame Bovary y Andrés.
Estaban todas sentadas en la orilla de la cama ordenadas sin hacer ruido como en una sala de clases donde solo las voces de los protagonistas sonaban hasta hacer eco en la habitación.
Mientras se desarrollaba el diálogo cada una hacía gestos de desaprobación ante las confesiones de Madame Bovary.
-¡Ja, que mina más hipócrita! ¡Amor a primera vista! Esa con suerte sabe del cariño de una cucaracha. – exclamó Bernardita con desprecio.
-¡Mira cómo se acomoda al lado de Andrés, Fabiola! ¡Mira! - me insistía Josefina – ¡Le vamos a ir pegar entre todas! - Dijo alzando la voz queriendo hacer quórum para lograr su objetivo.
-¡Si se callan podremos escuchar lo que se dicen! ¡No perdamos el control! ¡Ya estamos en la recta final! - insistí tratando de que se quedaran en silencio.
-¡Fabiola! Como nos puedes pedir que mantengamos la calma, si está mintiendo ¡De pura caliente habla de tanta atracción! ¡Solo se quiere asegurar otro pene que sin duda es años luz mejor que lo que le ofrecía Derek! - agrego Maite que no podía disimular su enojo.
-¡Pobre hombre ese Derek, con razón la delato!-
-¡Que pobre ni que nada! ¡Ese tipejo tendría que estar aquí de rodillas frente a nosotras, porque le estamos salvando el culo, el trabajo y la vida! – remató Josefina
La única que estaba inmersa en las pantallas y que no perdía detalles de la conversación era Constanza. Estaba con los audífonos puestos para que nada interfiriera en su escucha. Meneaba negando con la cabeza ante toda intervención de Madame Bovary. Era evidente que mientras avanzaba la conversación sus manos entrelazadas se tensaban al punto de enrojecer
Al otro lado del monitor Andrés seguía interpelando a la mujer donde se podía notar su asombro ante cada revelación. Su rostro se iba transformando a medida que Andrés le iba relatando su verdadera identidad e intenciones.
-¡Vamos! ¡Ese es mi héroe! - Gritaba Maite interrumpiendo el silencio - ¡Dale un golpe y otro más! - haciendo los gestos de una pelea de boxeo – ¡y knockout! -
-¡Ahí quedaste puta maldita! ¡A ver si puedes levantar ahora tu culito! - Gritaba Maite levantando los brazos en señal de triunfo.
-¡Maite! ¡Por favor quédate tranquila y coloca atención a lo que dicen! – Decía Josefina - -¡Escucha y mira porque solo una vez en tu vida verás esto que será el debut y despedida de Madame Bovary!-
Maite se sentó amurrada tratando de seguir el relato, mordiéndose los labios para contener su impulsividad. La paciencia no era un don que cultivaba. Así estaba, sentándose y poniéndose de pie en el mismo lugar cuando oyó claramente.
“Violeta o Maite como la quieras llamar es una gran y querida amiga que trabaja conmigo”.
Al escuchar su nombre se fue levantando lentamente hasta quedar hipnotizada frente a la pantalla “¡Es una mujer genial! – ¡Bueno, ya viste como es, sencillamente extraordinaria!” fueron las palabras que le apretaron el alma.
Sus ojos se humedecieron silenciosamente. Bajó la cabeza y se quedó muda, como si hubiese dejado esta dimensión para viajar a la siguiente.
Maite después de oír esa confesión dejó de ser la misma. Una y otra vez le daba vueltas en la cabeza las palabras de Andrés -es una mujer genial y extraordinaria -
Para ninguna de nosotras fue sorpresa la frase de Andrés y mecánicamente todas giramos nuestras cabezas para mirar a Maite.
Sabíamos que esas palabras serían para ella inolvidables.
Todas fuimos escuchando palabra por palabra como Andrés iba socavando el orgullo de esa mujer y la iba rindiendo a sus pies.
-¡Vamos que se puede, dale Andrés! ¡Hazla mierda!- decía Bernardita con aires revancha –
Estábamos siendo testigos de cómo a Madame Bovary se le iba transformando el rostro.
De la sorpresa a la ira no habían pasado más de diez segundos y de allí al desprecio faltaba solo un segundo.
Cuando Andrés le propuso su negocio a Madame Bovary y ella aceptó a regañadientes, todas saltamos de una vez en nuestros puestos gritando de alegría.
-¡Lo logramos, Lo logramos! – gritábamos todas saltábamos abrazadas rodeando a Constanza.
-¡Eh- eh – eh – he Lo hicimos! ¡La maldita puta quedó bien pisada! – Dijo emocionada Bernardita con lágrimas en los ojos.
Al detenernos nos miramos y sin decir palabra envolvimos entre todas a Constanza en un cálido y fraternal abrazo.
Ella con las manos en la cara sollozaba sin hacer ruido. Levantó su cabeza y mirando a cada una de nosotras tomó aire para calmar la emoción nos dijo.
-¡Amigas, no sé qué decir, solo gracias! -
Estábamos llenas de emoción cuando vimos como Madame Bovary cerraba el trato con Andrés y a medio vestir abandonaba la habitación dando un fuerte portazo.
Cuando vimos que Andrés había quedado solo en la habitación y miraba a la cámara central levantando sus dos pulgares, un cruce de miradas nos dio la certeza de que todas estábamos pensando lo mismo.
Salimos corriendo a la habitación del frente. Teníamos que abrazar a nuestro héroe que sin capa hizo que una de las nuestras recuperara su vida.
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Llegamos cerca de las 6 am a la casa muertos de sueño y cansancio. Luego de una breve celebración donde vaciamos el frigobar empezamos a desmontar y embalar todos los equipos que habíamos llevado e instalados en ambas habitaciones. Había sido una noche intensa de emociones y sensaciones. Andrés venía a mi lado totalmente dormido en el asiento del copiloto de la Suv. No le alcancé a contar lo de Muriel y tampoco lo que iba hacer. Era una sorpresa.
Subimos a nuestra habitación y antes de que se metiera en la cama medio dormido me dice – Fabi porfa, coloca el despertador a las 11. Recuerda que tengo que ir al casino a buscar el encargo.
Coloqué el despertador de su celular a las 11 y el mío a las 9.30.
No había alcanzado a cerrar los ojos cuando sonó mi alarma. Lo apagué de inmediato para no despertar a Andrés que dormía profundamente a mi lado.
Me bañé y me vestí en completo silencio. Le escribí una nota que dejé al lado de su celular.
-“Andrés tuve que viajar urgente a Santiago. Nada para que te preocupes. Solo cosas buenas. Más tarde te llamo y te cuento. Voy a regresar tipo 19 horas. Me llevo tu auto. Te amo.”-
Poco antes de las 11 estaba tomando la ruta 68 con destino a Santiago.
Andrés se despertó poco después y leyó la nota. Sorprendido y asustado me empezó a llamar urgente al celular – ¿Qué pasó Fabi? – preguntó medio somnoliento.
-Tranquilo, no pasa nada. Solo una urgencia en la clínica y no te quise despertar. Pero todo bien. Como a las 19 estoy de regreso. Envíame un WhatsApp y me cuentas como te fue en el hotel. Besitos – Mentí y apague el manos libres del computador del auto.
Cerca de las 13 horas Andrés recogió un sobre a su nombre en la recepción del hotel. Lo abrió y en su interior había tres pendrive con sus respectivos nombres marcados con rotulador. DerekR – ConstanzaM y MatiasB. Además había una nota que decía.
-“Querido Andrés aunque te amé como Matías, pero da igual. Ya tienes en tus manos todo lo que buscabas. Espero que cumplas lo que prometiste, confió y estoy segura de que lo harás. Pareces un buen hombre porque hay mucha información tuya en internet. Lamento sinceramente el daño que le causé a Constanza. Espero que cure pronto sus heridas y me perdone. Si alguna vez regresas a Viña del Mar sabes dónde me puedes encontrar sin rencores y como amiga. Jamás olvidaré lo que vivimos y recuerda lo de anoche. Ahora te pertenezco, soy tuya para siempre” – María Josefina W.
Andrés sorprendido meneaba la cabeza mientras leía la nota. La guardó dentro del sobre y regresó a la casa. Había un silencio sepulcral. Todas dormían profundamente, así que subió a la habitación, encendió su portátil y empezó a revisar lo que contenían los pendrive.
Primero el de Constanza que contenía varias carpetas de unas dos horas de grabación incluida fotos capturadas de los mismos videos. Luego el de Derek, este contenía más de seis horas de fotos y videos para terminar con el que tenía con Maite. Era solo de cuarenta y cinco minutos. Fue el único que vio casi completo. Reía viendo como ella se movía y actuaba como si estuviera en su propia casa e incluso observando detalles de su comportamiento de los cuales no se había percatado esa noche. Estaba concentrado viendo el video cuando sintió que golpeaban la puerta y una voz que decía desde el umbral - ¿Puedo pasar? –
Andrés sorprendido levantó la vista y ahí estaba parada Constanza recién saliendo de la cama con el pelo revuelto y marcadas ojeras por el intenso trasnoche. Aun así era una chica guapa y atractiva.
-Por supuesto, pasa- le contestó sonriendo Andrés – ¡Se acabó Cony, todo terminó! – mostrándole y entregándole el pendrive.
Ella miró por unos instantes el pequeño artefacto pero no lo tomó mientras decía – ¡No lo quiero, guárdalo tú! Confió plenamente en ti y cada vez que me veas o sepas que voy hacer una tontera, recuérdamelo.- No había terminado de pronunciar completamente la última palabra cuando se largó a llorar desconsoladamente de alivio y alegría sentándose en sus rodillas cobijándose hecha un ovillo entre los brazos de Andrés.
Una a una se fueron despertando y acercándose a la habitación a ver qué sucedía. La imagen era estremecedora. Constanza llorando completamente acurrucada sobre las rodillas de Andrés mientras este sonriente la consolaba haciéndole cariño en la cabeza diciéndole una y otra vez – ¡Ya pasó, ya pasó, tranquila ya pasó! –
Eran cerca de las 15,30 horas cuando Bernardita dice – ¡Tengo hambre! ¿Qué vamos a comer? ¡Porque no hay nada!-
¿Y Fabiola que no la veo por ninguna parte? – pregunto Josefina extrañada por su ausencia.
-Tuvo que viajar urgente esta mañana a Santiago, parece que hubo un problema en la clínica. Pero regresará apenas termine –exclamó Andrés – Y mirándolas a todas dice – También tengo hambre así que tienen media hora para vestirse y arreglar. ¡Las invito a comer a un restaurante! –
-¿Y no vamos a celebrar como corresponde? – exclamó de pronto Maite mientras se estiraba desesperanzándose.
-¡En la tarde cuando regrese Fabiola tiramos la casa por la ventana! ¡Ya, a vestirse que nos vamos!- exclamó finalmente Andrés chasqueando lo dedos mientras iba camino al baño.
Corría por el pasillo del Aeropuerto sin poder encontrar la puerta de salida para los pasajeros internacionales del vuelo procedente de Madrid. Los arreglos que estaban haciendo en el terminal aéreo me tenían completamente perdida. El aeropuerto internacional de Santiago era un verdadero caos.
Miraba la señalética sin que la pudiera encontrar. Hasta que siento que alguien me toca el hombro.
-¿Supongo que a quien busca esta hermosa señorita es a mí? – Dijo Muriel muy seria mirando su reloj- ¡Solo puedo perdonar tu demora de 20 minutos si me das un beso! -.
-¡Muriel! - Exclamé feliz – perdona, perdona la demora. De la casa hasta acá demoré lo que tardé esta mañana de Viña a Santiago.- Abrazándola con esa nostalgia que solo se hace evidente cuando tienes conciencia del mucho tiempo transcurrido .
-¿Mi beso? - Insistió ella sonriente.
Acerque mi boca a la suya como si se conocieran de memoria reconociéndose al primer contacto. Luego de besarnos tome sus maletas para salir del lugar rápidamente.
-¡Como se te ocurre avisar con solo un día de anticipación que vendrías Muriel! ¡No me diste tiempo de preparar nada! – le recriminé tiernamente
-¡De eso se trataba Fabiola! – Replicó Muriel - Si te hubiese avisado antes de mi viaje, hubiese dejado de ser sorpresa. ¡Y si le avisaba al troglodita! Sabemos que no sabe guardar ni un secreto si se trata de mí. ¡Lo hubiese publicado en las páginas sociales de El Mercurio! -
-¡Siempre serás bienvenidas nuestra casa Muriel! – exclamé con verdadera alegría.
Y mirándome entre cerrando los ojos me dice - ¡Yo prefiero ser bienvenida en tu cama Fabiola y lo sabes! – respondió acariciándome el culo sin ningún disimulo.
-¡Ya vamos! - Le dije tratando de desviar la atención – dame una maleta, te ayudaré. Mira que aún nos queda un par de horas de viaje -
-¡Joder tía! ¿Qué os habéis cambiado de casa que nos vamos a demorar dos horas? - Preguntó curiosa.
-¡Vamos apúrate y salgamos de aquí! ¡En el camino te explico! - le respondí risueña y de reojo pude ver que no ha perdido su atractivo en absoluto.
Vestida con ropa deportiva y el cabello recogido le daban un aire de frescura que me recordaba a los tiempos que visitábamos su casa en la cordillera.
-¡Parece que llevamos prisa, Fabiola! – reclamaba Muriel intentando seguirme el paso – Serviría de algo decirte que llevo más de 14 horas de vuelo y que tenía la esperanza de un relajo en el jacuzzi con agua tibia con mis mejores amigos o mejor aún, con mi amiga amada.
-¡Muriel, mi vida! deja de reclamar tanto. Cuando lleguemos te aseguro que será mejor que un baño en el jacuzzi con Andrés y yo juntos. - Le respondí obviando sus insinuaciones.
Llegamos al auto y al poner el equipaje en la porta maletas sentí como el cuerpo de Muriel se acercaba al mío hasta rozarlo suavemente. Mordiéndome la oreja con cierta malicia.
-¡Nos podríamos poner en marcha! ¿No crees? - Dando la vuelta para subir al auto y al tenerla de frente no lo pude evitar y me lancé sobre ella besándola con furia.
Su lengua y la mía enredadas intentando calmar las manos en una batalla íntima entre sus ganas y las mías.
-¡Jajajajaja Jajajaja! río a carcajadas- Demoraste en actuar Fabiola. ¡Parece que todavía tu ángel bueno se enfrenta a tu ángel malo! -
-¡Por favor sube mi amor! - exclamé tratando de no responder y guiñándole un ojo.
-¡Menudo cochazo que sacaste, tía! ¡Cuando cambiaste el cacharro que tenías! – exclamó mirando todo el interior del auto.
-¡Este es el de Andrés! El mío sigue guardadito feliz y contento en el garaje de la casa- exclamé y puse el auto en marcha cuando sentí la mano de Muriel que se metía entre mis piernas.
Cuando había llegado a casa desde Viña me metí de cabeza al walk in closet intentando buscar la ropa adecuada para ir por ella al aeropuerto. Aún no entrabamos en el verano pero el calor hacía parecer que estábamos en plena temporada. Pero era ella la que llegaba, así que el vestido corto y suave de ligera tela que se podía confundir con la piel, fue la elección.
Esta vez llevaba puesta ropa interior. Solo Andrés era el dueño de ese privilegio.
Por eso cuando sentí la mano de Muriel moviendo lentamente mi calzón para alcanzar con la punta de sus dedos el clítoris hizo que un profundo suspiro hiciera que abriera aún más las piernas por instinto.
Conducía atenta al camino pero sentía como la búsqueda de Muriel iba terminar pronto ya que la humedad de mis entrepiernas era el evidente signo de mi estado de excitación.
Con una mano en el volante y la otra en su rodilla, la apretaba cada vez que ella incursionaba en mi vagina.
- ¡Joder, que guapa estás Fabiola! ¡Sin duda también me extrañaste! ¿O no querida? - Exclamó susurrándome al oído recorriendo mi oreja con su lengua. Mis pezones se endurecieron y el volante se puso inestable al igual que mi juicio.
Fue tanto el deseo que pasando el primer peaje busque a la orilla del camino algún lugar apartado para estacionarnos. Sin más demora deje que su mano jugara en mi vagina y yo en la de ella.
Mirándonos fijamente podíamos sentir como sus ganas y las mías se iban deshaciendo en un orgasmo que nos dejó rendidas.
Luego de regresar a la realidad y ambas con una inevitable sonrisa continuamos hacia nuestro destino. En la ruta le comenté a Muriel sobre el motivo de nuestra estadía en Viña del Mar.
-¡No os digáis que estáis dedicados a ser policías sin placa! – Reía Muriel mientras me acariciaba el cabello - ¡Porque será que no me sorprendo lo que hace Andrés!, ¡pero tú Fabiola! ¡Una doctora grabando películas porno! - ¡No te jode! – exclamó meneado incrédula la cabeza.
-¡No entendiste nada de nada, Muriel! ¡Teníamos que salvar a una amiga y si lo podíamos hacer entre todas, lo hicimos no más! - bajando la velocidad porque ya estábamos llegando a nuestro destino.
-¡Ya, salvar a una amiga, claro! - Respondió con cierta desconfianza.
-¡Llegamos a casa querida! – Decía mientras entraba al estacionamiento -¡Deja que yo baje las maletas y no te muevas de aquí! No me quiero perder por nada en el mundo la cara de Andrés cuando te vea. – exclamé risueña
-¡Después de tu recibimiento! - respondió besándome en la boca – Andrés tendrá que hacer mucho mérito para que te pueda superar -
Ya estaba anocheciendo cuando llegamos a la casa y se podía ver desde el jardín que la fiesta ya había comenzado. Entramos por la puerta de servicio hacia la terraza.
Íbamos recorriendo el camino entre los arbustos cuando logramos ver cómo Andrés estaba rodeado por nuestras amigas que más parecía un harem donde cada una de las concubinas intentaba seducir a su sultán.
Así es que Muriel se arregló el cabello y caminando hacia el grupo rodeando el borde de la piscina empezó a aplaudir para llamar la atención.
-¡A un lado chicas, permiso! ¡La preferida de su majestad ha llegado! - exclamó bajo el asombro de nuestras amigas.
Andrés la miró extrañado hasta que empezó a abrir los ojos diciendo - ¿Muriel? - ¡Me cago en la puta! ¡Si es el amor de mis amores! ¡Pero que mierdas estás haciendo aquí! - Exclamó Andrés eufórico abriéndose paso para abrazarla.
-¡Pero ven pa ca chiquilla, déjame que te vea, guapa! - Al abrazarla la levantó del suelo y comenzó a dar vueltas con ella en vilo.
-¡Detente, para! ¡Que me estoy mareando, por dios! - Reía Muriel a carcajadas.
Cuando Andrés se detuvo, ambos sonrientes se miraron de frente acariciándose las mejillas. Andrés tomó su rostro y la beso cálidamente en la boca.
Josefina, Constanza, Bernardita y Maite de pie alrededor de la parrilla estaban paralizadas con sus copas en la mano.
Las observaba a la distancia sin dejar de disfrutar de su desconcierto.
Unas a otras se miraban con extrañeza tratando de encontrar una explicación.
-¿De qué me perdí? – fue Bernardita la primera en preguntar buscando una explicación a lo que estaba viendo.
-¡Muriel creo que dijo Andrés que se llama! - respondió Constanza sin sacarle los ojos de encima.
-¿Muriel? - exclamó Josefina con asombro. -¿Sera la Muriel de la que nos habló Fabiola cuando estábamos en Cuba? - agrego mirando a su vez a Bernardita.
-¡Esa debe ser, la del regalo! - Dijo Bernardita sacando la conclusión correcta.
-¿De qué hablan? preguntó Maite ya impaciente ante tanta intriga.
Bajando la voz Josefina les contó brevemente mi historia con Muriel y cada una de ellas no dejaba de estar impresionadas.
Luego del cariñoso saludo entre Muriel y Andrés, llegue hasta ellas sonriendo esperando sus primeras impresiones.
-¡Fabiola! ¡Desapareciste esta mañana! ¿Estás bien? - Preguntó Constanza preocupada.
-¡Bien chicas, todo bien! Fui por Muriel al aeropuerto y como era una sorpresa para Andrés no se lo quise decir a nadie.
-¡Mmmm! si querías sorprender a Andrés me podrías haber envuelto en papel de regalo con una cinta Justo aquí – indicando su pubis.
-¡Maite, ya deja de quejarte! Muriel es la mejor amiga de Andrés y parte de nuestra familia, ¡así que deja de decir tonterías! –
-¿Es la Muriel del regalo que nos contaste en Cuba, Fabiola? - Preguntó Bernardita sin querer ser indiscreta.
-¡La misma! – le respondí sonriente no dando a paso a más preguntas.
-¡Muriel! Acércate un poco te quiero presentar a mis amigas -
Ella se acercó con Andrés que la traía abrazada por la cadera acariciándole descaradamente el culo.
-¡Vaya que buenos amigos! – dijo Maite algo molesta.
-¡Muriel, cariño! Te presento a Bernardita, Constanza, Josefina y Maite. -
Muriel las fue saludando con doble beso en la mejilla a cada una y al llegar a mí, me beso en la boca.
Andrés sonrió complacido ante nuestro saludo y los tres quedamos abrazados.
-¡Bueno veo que también Muriel será parte de este seudo harem! - dijo Maite terminando su copa.
-¡Del harem no querida! Soy la preferida del Sultán, pero más de la Sultana – agrego Muriel pellizcándome el culo.
-¡Bueno, parece que se acaba de abrir la temporada de tortilleras! Termino Maite yendo por otra copa –
Hice caso omiso a los groseros comentarios de Maite así que les grité a todas - ¡Porque no nos relajamos y comenzamos a celebrar! ¡Que para eso estamos aquí! -
-¡Ven Muriel! - le dije tomándola de la mano - Te mostrare la linda vista que hay desde la terraza –.
Andrés por otra parte tomó una botella de cerveza y se acomodó tirado en una reposera a disfrutar de la noche.
Después de todas las emociones de la noche anterior y estando ahora con las personas que más quería no me podía sentir más plena. La llegada de Muriel a pasar las fiestas de fin de año con nosotros había sido un bálsamo para a mi cuerpo y a mi espíritu. Pero más me alegraba ver a Andrés quien compartía alegremente con todas las chicas que lo veían como el héroe sublime pero sin capa. Sabía que en su fuero interno estaba feliz por haber logrado el objetivo aunque no lo manifestara abiertamente y se mostrara ante nosotras como si nada le importara y que toda esta larga y desagradable aventura había sido para él, solo un día más en la oficina.
Andrés con su botella de cerveza en la mano bebía al lado de la parrilla donde estábamos preparando el asado con el que íbamos a celebrar y cerrar el final de esta pesadilla.
Las chica cual de todas más desatada hacían bromas, reían, bailaban en torno a la piscina hasta que de pronto se juntaron todas y empezaron a cuchichear entre ellas. Hasta que Maite haciendo de vocera del grupo exclamó.
-¡Damas y el único caballero aquí presente, un poco de atención por favor! –
-Después de un intenso debate interno hemos decidido que en virtud a los atributos físicos e intelectuales de nuestra querida y apreciada amiga Constanza, ella sea incorporada oficialmente y de forma inmediata a nuestro selecto grupo de amigas con todos los beneficios y atribuciones que eso conlleva. Es por eso que pedimos la colaboración de nuestro maestro y gurú aquí presente para que proceda a realizar el bautizo correspondiente.
Andrés miraba sonriente desde la silla como Maite hablaba y la demás aprobaban afirmativamente su proclama.
-¿Está listo nuestro gurú para proceder? – dijo Maite mientras Josefina y Bernardita la flanqueaban por los lados.
-¿Y qué debo hacer? – pregunto Andrés sonriente e intrigado
-¡Follartela, pues hombre! – Exclamó Maite de inmediato – ¡Es la única forma que pueda ser una de nosotras! – --Con esa maravillosa y gran vara mágica que tienes entre las piernas será la única manera de hacer volver a nuestra querida aspirante a gozar plenamente de esta lujuriosa vida-
-¡Estás loca Maite, verdaderamente loca! – exclamó Andrés un tanto molesto a la vez que me miraba afligido buscando una tabla de salvación.
Divertida por la incómoda situación que se encontraba Andrés, sonriendo y encogiéndome de hombros como diciendo “tú te lo buscaste” levante mi copa dando mi aprobación y abracé a Muriel por la cintura.
-¡A mí no me mires Andrés! ¡Un súper héroe siempre sabe que hacer! ¡Tú puedes mi amor!
Le respondí alentándolo.
Josefina, Maite y Bernardita corrieron donde se encontraba Andrés y lo comenzaron a besar por todas partes intentando quitarle la ropa a lo que este se negaba y luchaba intentando evitar que le bajaran los pantalones.
-¡No te resistas! – Gritaba entre risas Josefina – ¡No podrás contra todas nosotras! –
-¡Vamos Andrés! – Exclamaba agitada Bernardita - ¡nosotras te ayudamos! –
-¡A ver Andrés! - exclamó de pronto Maite - ¿Qué le hace una rayita más al tigre si es por una buena causa? –
-¡Es que no quiero ni tengo ganas! ¡Quedé súper agotado por lo de anoche! – Exclamó Andrés un tanto entregado.
-¿Acaso dejarás que nuestra aspirante se quede con las ganas de integrar nuestra fraternidad? – volvió a insistir excitada Maite – Andrés, a Bernardita prácticamente la desvirgaste, a la Josefina le diste con todo hasta abrirle los dedos de los pies, a este humilde servidora la haces feliz de vez en cuando aunque menos de lo que quisiera. Tienes a Fabiola que ni en los baños se salva y a esa española media rara que dudo se haya escapado de tus garras o más bien dicho ¡de tu pene! ¿Entonces quien falta? – ¡Ella! - señalando a Constanza. - ¿Acaso no la encuentras sexy, cautivadora y atractiva?-
Constanza casi sonrojada sonreía inquieta y nerviosa mordiéndose el labio inferior.
Andrés se quedó unos instantes mirando a las chicas hasta que Muriel muerta de la risa exclamó desde la terraza.
-¡Vamos tío, tu puedes campeón! – ¡Además hace mucho que no os veo en acción, coño! – ¡Chicas, creo que necesita de vuestra colaboración! ¡Todas a por él! ¡Que no os arranque! – gritó Muriel riendo casi al borde de las lágrimas.
-¡Yo me encargo de tus asuntos acá arriba! - Respondió metiendo su mano por mi culo mientras me mordía el labio inferior.
-¡Tu solo relájate! – exclamó sensualmente Bernardita mientras colocaba detrás de las orejas su liso y rubio pelo empezando a desabrochar el pantalón de Andrés.
Andrés recostado sobre una reposera se entregó totalmente a los caprichos de todas las chicas.
-¡Creo que necesitaremos asistencia bucal! – dijo Bernardita con el pene flácido de Andrés entre sus dedos introduciéndolo suavemente en su boca comenzando a chupar y lamer todo su contorno.
La escena no me dejó indiferente. Ver como el pene Andrés se iba colocando duro y erecto era un gran atractivo y para mí. El hecho de mirarlo en plenitud hacía que mi vagina se comenzara a expulsar a borbotones la humedad. La intensa excitación me llevo a poner a Muriel contra la pared y después de arrodillarme baje lentamente su pantalón deportivo.
-¡Fabiola! Exclamó Muriel jadeante - No me voy a resistir como Andrés allá abajo. ¡Estás advertida!
-¡Lo sé querida! - respondí mientras metía mi cabeza entre sus piernas.
Mientras tanto abajo en el patio, el pene de Andrés empezó a reaccionar al sentir el calor y la humedad de la boca de Bernardita hasta que estuvo semi erecto que fue cuando lo empezó a masturbar de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba haciéndolo crecer hasta lograr su máxima plenitud.
-¡Como yo lo reviví, seré la primera! – exclamó Bernardita sumamente excitada subiéndose hasta la cintura el largo vestido playero sacándose el pequeño calzón.
Andrés echado totalmente sobre la reposera era un actor pasivo de lo que estaba sucediendo.
Bernardita se montó suavemente sobre el pene de Andrés, lo acomodó en la entrada de su vagina y lentamente empezó a bajar gimiendo y suspirando de placer mientras decía – ¡Que delicia más grande! – Una vez penetrada hasta lo más profundo se empezó a mover frenéticamente de adelante hacia atrás hasta que pasado unos minutos se suspendió en el aire quedándose quieta y se dejó caer inerte sobre el cuerpo de Andrés tiritando ante cada contracción de su vagina.
-¡Ya no aguantaba más de caliente! – le dijo a Andrés besándolo efusivamente en los labios.
-¡Ahora sigo yo! – Exclamó Josefina – ¡No te va a salir tan barato habernos tenido toda la noche viendo cómo te follabas a mi malvada tocaya! ¡Creo que nos merecemos al menos un premio de consuelo! – Decía mientras que con una servilleta limpiaba el pene de la humedad y viscosidad que había dejado antes Bernardita. Riendo la mira a esta y le dice – Parece que mi destino es follarme esta maravilla siempre después de ti, querida – largándose a reír y acomodando suavemente su vagina sobre el pene de Andrés. Se empezó a mover agitadamente hasta que de pronto grita – ¡Muévete y agárrame las tetas! ¡Muerde mis pezones! – decía mientras se subía la camiseta y se doblaba hasta poner sus pechos a la altura de la boca de Andrés. Este semi sentado acariciaba sus senos mordiendo y estirando fuertemente los duros botones hasta que Josefina se echó hacia atrás con cientos de pequeñas y potentes contracciones de su vagina.
Pasado unos segundos mientras Josefina jadeaba agitadamente recostada sobre Andrés, apareció Maite y dándole unos toquecitos en el hombro le dice.
-¡Ya moriste Jo, te puedes retirar! ¡Ahora es mi turno! –
Andrés solo miraba y sonreía meneando la cabeza.
Maite se acercó a Andrés, le bajó y sacó completamente los slips y pantalones. Mirándolo directamente a los ojos le dice – ¡Permiso querido! – vaciando una copa de espumante sobre su duro y potente pene. El líquido se escurrió entre su pubis hasta los testículos. Maite se arrodillo y empezó a chupar y lamer cada gota derramada. Primero el pene y luego pasaba su lengua saboreando largamente cada testículo. Finalmente se introdujo el pene dándoles la espalda a Andrés con sus piernas abiertas de frente a todas las chicas quienes vitoreaban y chillaban ante cada movimiento que ella hacía. Maite disfrutaba del espectáculo. Se recostó de espaldas sin tocar el cuerpo Andrés suspendida en el aire, solo apoyada con sus pies en el suelo y sus dos brazos estirados y apoyados en la reposera exhibiendo delante de todas como estaba siendo penetrada. Solo veíamos delante de nuestros ojos como el pene entraba y salía una y otra vez de su vagina. De vez en cuando bajaba, se apoyaba y se frotaba fuertemente con el pene introducido hasta el fondo. Se movía sin parar de abajo hacia arriba y de adelante hacia atrás. Ante cada embestía gritaba y aullaba. Hasta que en una de esas arremetidas se quedó quieta unos instantes y tiritando cayó rendida sin poder moverse ni hablar.
En el mismo instante en que Maite lograba llegar al cielo, Muriel se dejaba llevar por mi lengua en su clítoris y tomando fuerte mi cabello solo inspiró profundo contrayendo su vagina lenta pero intensamente una y otra vez. Jadeante y sin casi no poder hablar, me puse de pie comprobando que el rito del bautismo de Constanza todavía no comenzaba.
Una vez que se recuperó se levantó y con la voz entrecortada por la falta de aire dice – ¡Ahora el momento culmine de la noche! – ¡El bautismo de nuestra aspirante! ¡Constanza! – todas empezaron a aplaudir incluso yo y Muriel que no paraba de reír meneando la cabeza.
Maite no dejaba de masturbar lentamente y continuamente a Andrés mientras le decía – Para que no baje el entusiasmo tengo que mantengo la llama viva – dándole besos y mordiscos continuos en la punta del glande.
-¡Bien chicas, empezamos con el ritual! – exclamó ceremoniosamente Maite vaciando nuevamente otra copa de espumante sobre el pene de Andrés y con una pequeña toalla lo limpió suavemente en toda su extensión y grosor.
-¡Querida y bienaventurada Constanza! – Exclamó Maite con el pene erecto de Andrés apretado en su mano - He aquí este grandioso y extraordinario pene que guiará y marcará tu vida para siempre. Porque todo lo que venga después de esto, ¡será una mierda! – largándose a reír a carcajadas.
-¡Constanza es todo tuyo, limpio e impoluto! – terminó Bernardita por decir haciendo una reverencia.
Y desde la terraza apareció Constanza vestida solo con un suelto y ligero vestido. Caminó lentamente aguantando la risa hasta detenerse frente a Andrés.
-¡Ya poh Andrés, ahora tienes que cooperar! – le susurró Maite al oído. A lo que Andrés le guiñó un ojo.
Entre todas las chicas le quitaron el vestido a Constanza dejándola completamente desnuda delante de Andrés. Este se levantó seriamente de la reposera con su pene recto como una espada y duro como una piedra y abrazó a Constanza.
Le empezó a besar agitadamente por el cuello bajando hasta sus pechos, chupó y mordió suavemente sus pezones y cuando Constanza emitió el primer gemido de placer. Andrés la rodeo abrazándola por la espalda empezando a rozar y frotar su pene contra sus nalgas. Sus manos acariciaban sus pechos y estiraban los pezones arrancando cada vez más gritos y gemidos de placer. La vagina de Constanza cada vez estaba más mojada. Sentía pequeñas punzadas y contracciones que la hacían apretar fuertemente las piernas hasta que gritó. – ¡No puedo más! - Andrés se sentó en una de las sillas y Constanza sentada en horcajadas sobre él, ubicó con su mano a ciegas la punta de su pene en la entrada de la vagina sin antes rozar varias veces su clítoris, empezó a empujar lentamente el cuerpo de Constanza hacia abajo. Esta tenía los ojos cerrados y apretados por el goce y placer que estaba sintiendo hasta que gritó – ¡Me duele! – A lo que Andrés empezó a sacar su pene pero Constanza nuevamente se empezó a mover frenéticamente hasta que emitió un ahogado grito cayendo inerte, agitada y asfixiada sobre el cuerpo de Andrés. Una vez culminado el intenso y liberador orgasmo comenzó a llorar hipeando desconsolada abrazada férreamente al cuello de Andrés. Este le acariciaba el cabello dándole pequeños besos en la cabeza mientras le decía – tranquila, tranquila, ya pasó todo –
De pronto Maite se levantó y tomó a Constanza diciéndole – La primera parte está concluida. Ahora viene la segunda y más importante. En vista que nuestra querida Madre Superiora de la congregación de “Las mal Portadas” está en otra cosa, me pidió gentilmente que la subrogara, procederé a bautizar a nuestra nueva hermana.
-¡Arrollidate Constanza! ¿Quién de ustedes tendrá el honor de ungir a nuestra hermana Cony? – Preguntó mirándolas a todas a lo que Bernardita saltó levantando el dedo – ¡Lo haré yo, lo haré yo me encanta hacer eso, así que lo haré con el más sumo placer! –
-¡Permiso! – exclamó Bernardita tomando el pene de Andrés entre sus manos comenzándolo a acariciar y masturbar sostenida y rápidamente hasta que este empezó a eyacular copiosamente sobre la cara de Constanza.
Estás bautizada hermana Constanza – exclamó Maite esparciendo con su mano todo el semen sobre el rostro de Cony – Bienvenida al Club a nuestro Club -
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