El clasico guerrero-hidalgo

Mi experiencia con un uniformado que nunca olvidaré.

EL CLASICO GUERRERO-HIDALGO

Era un día como cualquier otro en la Ciudad de México, las calles transitadas, la contaminación ambiental en su apogeo, el ir y venir de gente por la populosa Ciudad más grande del mundo, estaba de vacaciones de la preparatoria y mi Madre me pidió que fuera a comprar unos medicamentos para mi padre a una farmacia que esta por el Metro Hidalgo, yo vivía en Tlatelolco; lógicamente accedí a atender el pedido de mi progenitora así que me dirigí a la estación del metro, abordé el convoy que como siempre iba hasta el full y me tocó pegado a las puertas, en la siguiente estación (Guerrero), subió y bajó gente, no me percaté quien quedaba detrás de mí pero seguramente iba alguien por la enorme cantidad de gente que hay en ese medio de transporte.

De nueva cuenta el convoy comenzó a avanzar y cuando entró al tunel sentí como alguien se repegaba a mis nalgas, sentí un buen trozo de carne masculina en medio de mis nalgas, sentía como el propio vaivén del metro permitía esos acercamientos y alejamientos que despertaban en mi una locura indescriptible, a los pocos minutos llegamos a la estación Hidalgo y cuando me bajé del vagón volteé para ver de quien se trataba y se me heló la sangre ¡¡¡¡¡era un policía uniformado!!!!!!!! Así que apresuré el paso sintiendo que el mismo police man hacía lo mismo, comencé a sudar copiosamente y mas cuando me percaté de que mi hombre caminaba a mi lado al mismo paso que yo.

Me sonrió y de inmediato me preguntó a donde iba que si llevaba prisa, yo no sabía ni qué responder pero seguimos caminando hacia la salida, cuando llegamos al exterior, me dijo que me tranquilizara, que lo único que quería era disfrutar de lo que estábamos gozando en el metro, que si aceptaba ir a unos baños de vapor que se encontraban cerca, lógicamente yo accedí así que enfilamos hacia allá, yo iba nervioso pero a la vez excitado.

Llegamos y él caballerosamente se adelantó a pagar los dos boletos para un vapor individual, nos metimos al mismo cuartito de baño, lo primero que hizo al cerrar la puerta fue abrazarme y buscar mi boca para propinarme un laaaaargo beso que me dejó flotando entre nubes de algodón, sentí como un hierro incandescente a la altura de mis caderas.

Comenzó a desnudarme e indicándome que hiciera lo mismo, fui descubriendo un cuerpo escultural sin dejar de ser masculino, alto, delgado, con los músculos marcados, totalmente lampiño a excepción del pubis, parecía una estatua viviente, me quedé anonadado ante tal espectáculo, cuando ya estuvimos los dos desnudos, me abrazó de nueva cuenta, acariciándome por todas partes, yo lo tomé por el enorme mástil que tenía entre las piernas, estaba durísimo, y con dos enormes huevos colgantes llenos de un vello hermoso, comencé a masturbarlo.

Galantemente tomó las toallas que nos habían dado, las puso sobre el piso del baño de vapor, me recostó encima de ellas y se subió encima de mi, sentí todo su peso sobre mi pero me excitaba cada vez mas, me acariciaba todo el cuerpo, me abrió las piernas, me lamió el culo para dejarlo húmedo y lubricado, apuntó su enorme verga, sentí un enorme dolor en mi culo, tan inmenso como su pene que poco a poco fue abriendolo, el dolor se convirtió en placer, sentía sus jadeos y gemidos muy muy cerca de mi, sentía como entraba y salía de mi cuerpo, podía ver su cara de placer, sus movimientos de hombre de verdad.

Poco después, comencé a sentir el inevitable orgasmo, sentí como los chorros de su semen inundaban mis entrañas y sus gemidos eran fuertes, terminó dejándose caer pesadamente sobre mi, yo estaba felíz, nos bañamos juntos, salimos del baño, sonriendo me dijo que esa había sido su despedida de soltero ya que pronto se iba a casar y que me agradecía el enorme placer que le había propinado ya que lo había echo muy felíz, nos despedimos y jamás lo volví a ver.

Espero sus comentarios, ojalá les haya gustado mi relato real.