El círculo (1)

El origen del círculo de Lilith pasa por Ángela, una mujer bien posicionada socialmente.

EL CÍRCULO (Parte I)

Aquella tarde los niños ya no jugaban con los aspersores del césped porque estaban apagados. Cuando estaban apagados era cuando empezaba a notarse que el verano ya no estaba presente. El otoño empezaba a respirarse en los árboles del barrio residencial donde vivía. Entré en casa y dejé mis cosas. Encima de la mesa estaba "Lilitu. Leyendas y mitos", un libro que últimamente ojeaba mucho.

Era un libro especial para mí, porque a mi exmarido no le gustaba. Me lo regaló La Chacorina. Así se llamaba una mujer mayor que conocí en el viaje de novios a Panamá, que hice con él cinco años atrás. La Chacorina decía ser santera y no sé si lo era, pero la verdad es que contaba cosas muy interesantes y la historia de Lilith me atrapó. Lilith como primera mujer de Adán, que fue expulsada del paraíso por revelarse contra Dios, al no querer adoptar una postura de sumisión en el sexo frente al hombre.

Aunque me quedé con esta gran casa, como buena jueza entendida en leyes que soy, la separación de mi marido y esa historia alimentaron mi odio a lo masculino. Como además, por suerte o por desgracia, uso bastante el ordenador, eso hizo que un día lanzara un comentario en un foro feminista. Hablaba de esa historia y un poco de mí, y la verdad es que tuvo muy buena aceptación. Ahí empecé a conocer a sexykitten, a picara23 o a lisalove, que eran las que más escribían sobre lo mío. Yo era menos original, usaba angela35 como nick.

Ya hacía unos meses que tenía a sexykitten en mi messenger, la verdad es que era una chica que me gustaba. Aún no sabía mucho de ella. Si era verdad, se llamaba Nayala, vivía en Brasil, tenía 21 años y en la única foto que tenía de ella, era bastante guapa. Ella tampoco sabía mucho de mi, que me llamo Ángela, que soy jueza, que tengo 35 años y que estuve casada hace cuatro. La verdad es que no entendía como podía gustarle yo tanto a una chica tan joven como sexykitten, hablábamos horas y horas y muchas noches nos calentábamos.

Aunque se me hizo tarde, aquella noche me acomodé en mi despacho de casa, donde tenía el ordenador, me preparé un zumo y me conecté como de costumbre

  • "Hola ¿Cómo estás?" – mensaje de sexykitten

  • "Estoy caliente" – empecé bromeando

  • "No tonta, de verdad, eso luego" – ciertamente se preocupaba bastante por mi

  • "La verdad es que cansada, pero estos días ya no me duele tanto la cabeza y voy mejor de la espalda, pero para colmo llevo un caso liadillo entre manos para mañana" – dije sinceramente

  • "Bien, espero que vaya mejorando todo, guapa" – ella era más guapa que yo

  • "¿Y tú?" – pregunté necesariamente

  • "Yo bien, contenta hoy, ¿de que es ese caso que llevas?" – dijo con una carita sonriente

  • "Me alegra que estés contenta. Y el caso, pues nada, separación, ofensas psicológicas… un rollo, creo que bastante claramente le darán la razón a ella, sobretodo si estoy yo, jejeje" – escribí sonriente

  • "Que bien, una contribución más a nuestra comunidad de mujeres, deberías contárselo a picara23 y a lisalove en el foro, jejeje" – estábamos todas tan unidas en el tema

  • "¿Y tú por que estás tan contenta?" – pregunté

  • "Quiero enseñarte algo" – escribió rápidamente

Se conectó su cámara web y la vi en directo. Que bien! A mi edad me sentía como una quinceañera tonta sonriendo mientras veía como ella me saludaba con la mano. Era igual que en la foto! Alguna vez llegué a pensar que no podía ser tan guapa, con su piel canela, sus trencitas, sexy como su nick. – "Mira" – escribió. Se levantó delante de la cámara y solo veía apenas su ombligo. Empezó a desabrocharse el pantalón. Uf! Esto era más que conversaciones calientes! Pero solo se lo bajó un poco junto con su tanga. A la izquierda de su pubis perfectamente depilado asomaba un tatuaje precioso. Una serpiente enroscada en una rosa con espinas. Se sentó de nuevo.

  • "¿Qué te parece? Me lo hice ayer" – escribió

  • "Vaya inicio de cámara que me has dado niño. El tatuaje precioso y me has puesto que silo tuviera cerca…" – escribí emocionada

  • "¿Qué le harías?" – ella siempre tan lanzada

  • "Lo besaría suavemente hasta que se borrara" – escribí sin pensar

  • "Bésame un poco más abajo, así no lo borras" – sus frases me superaban

  • "Te besaría donde quisieras" – empezaba a excitarme con ella como muchas otras noches

  • "Me encantaría disfrutar contigo, sentir como de húmeda te pones conmigo" – dijo mientras vi como se acariciaba los pechos por debajo de su camiseta.

  • "Me haces entrar en calor" – me toqué yo instintivamente

  • "Te haría entrar muchas cosas" – pude ver un sujetador de encaje rojo asomar debajo de su camiseta y me quedé sin palabras. Ninguna de las dos escribió nada durante varios minutos.

  • "Sabes, algún día me gustaría ir a España y tocarte de verdad" – escribió ella finalmente

  • "Tengo una casa grande con sitio de sobra así que tienes sitio seguro" – escribí una carita con un guiño

  • "¿Lo dices de verdad?" – preguntó.

  • "De todo corazón" – insistí. Seguro que no vendría, pero era verdad igualmente.

  • "Entonces me quedo contenta y nos vamos a dormir, que mañana trabajas y nunca te acuestas tan tarde como hoy. Otro día tendrás más de mi" – sexykitten, Nayala, que más daba, era un cielo de chica.

Ciertamente nunca me acostaba tan tarde, pero tampoco la había podido disfrutar a ella en directo nunca. Decidí que había que dormir aunque fueran solo cinco horas y me acosté. Me acosté con una sonrisa que delataba lo bien que me hacía sentir aquella chica.

El siguiente día fue un día duro de trabajo y con sueño, pero se resolvió todo como esperaba. El caso de Yurema, se resolvió en su favor. Aún tenía que salir a por unos papeles y volver a los juzgados hasta tarde. Bajé las escaleras del juzgado rápidamente pensando que últimamente llevaba demasiado ritmo acelerado en el trabajo. Bajando tropecé con una chica.

  • "Disculpa" – dije sin apenas mirar

  • "Espera, espera" – era la voz de Yurema

  • "Enhorabuena" – le guiñé un ojo

  • "Solo quería darte las gracias" – dijo ella emocionada

  • "Es mi trabajo, pero no he sido solo yo" – dije inocente

  • "Me caes bien, iba a tomar algo ¿hay algún sitio por aquí? ¿te apetecería charlar?" – me dijo cálidamente

  • "Vaya, lo siento, es que llevo prisa y aún he de…" – me sentí mal excusándome pero no mentí

  • "Oh, lo siento, no importa, quizá fui demasiado atrevida, no pretendía…" – se excusó ella

  • "No, de verdad, es que no puedo, me encantaría en otra ocasión, si vienes por aquí o nos encontramos algún día, ahora que no hay juicio no hay problema en ser amigas" – sonreí, intentando que no se sintiera mal ella

  • "Claro, en otra ocasión" – sonrió decepcionada

Me fui pensando en ella. Debía tener alrededor de misma edad, una nariz bonita y unas mejillas sonrosadas que daban un toque de color a su pelo corto y rubio tintado. De nuevo terminé tarde de trabajar y cansada, pero sexykitten no se conectaba. En el foro ella y otras fantaseaban y tramaban historias raras, le habían dado hasta nombre a nuestro grupo privado de chicas: "El círculo de Lilith". Sexykitten seguí sin conectarse y me acosté

Era viernes y el día además prometía ser menos cansado, así que me fui a una cafetería cercana a desayunar algo con tiempo. Lo necesitaba. Cual fue mi sorpresa cuando vi entrar a Yurema. Siempre iba muy maquillada y guapa. La invité a sentarse conmigo. Que pronto habíamos coincidido! Me contó que debido al juicio ya no vivía en el piso de su exnovio y que tampoco trabajaría de go-go en su discoteca. Se alojaba en un motel que había cerca de allí hasta que encontrara un trabajo estable y un alquiler asequible.

  • "Si sirve de algo, te ofrezco mi casa, puedes venirte hasta que encuentres algo" – dije sin pensarlo mucho

  • "No, gracias, no quiero ser una molestia" – dijo excusándose

  • "Que molestia! Vivo sola, tengo una casa suficientemente grande para las dos, y si es por dinero no te preocupes, además me vendrá bien algo de compañía" – intenté convencerla

  • "Eres muy amable, pero yo…" – continuó ella

Estaba claro que iba a convencerla, y así fue. Inmediatamente fuimos a por sus cosas y la dejé en mi casa acomodándose mientras yo volvía al trabajo. La verdad es que después no dejé de darle vueltas a si había hecho bien dejándola en mi casa, al fina y al cabo era realmente una desconocida. Pero todo cambió pronto. Entre unas cosas y otras llegué tarde a casa y me encontré a una Yurema que había hecho algo de compra y había preparado una cena apetitosa. Fue muy gratificante.

Cenamos y nos sentamos en el sofá a ver una serie que ponían en la tele sobre policías, mientras hablábamos sobre sus problemas. Terminamos medio recostadas en el sofá, cada una a un lado. Tenía unas piernas muy suaves y la luz del televisor reflejaba en el rubio platino de su cabello. Estaba quedándose medio dormida, mientras yo seguía mirándola, así que decidimos ir a dormir.

Mi casa tenía varias habitaciones de sobra – "La habitación que has elegido es un poco fría para esta época del año" – dije – "La del otro lado del pasillo es más cálida y si quieres dormir en la mía, no me importa, la cama es muy grande, caben casi cuatro personas, pero tampoco quiero que pienses…" – continué – "Tranquila" – dijo ella yéndose hacía su habitación. Me desnudé quedándome en bragas y me acosté en mi enorme cama siempre vacía. No pasaron diez minutos cuando ella pareció en la puerta de mi habitación con un camisón semitransparente – "¿Seguro que hay sitio?" – preguntó inocente. Miré hacia el otro lado y las dos vimos que cabía de sobra.

Al fin se decidió a entrar a la habitación. Mis pechos asomaban fuera de la sábana – "Duermes desnuda" – observó ella – "¿Tendré calor con esto puesto?" – preguntó – "Es muy fino, no creo" – respondí. Se lo quitó igualmente. La contraluz de la ventana dibujaba una figura estupenda. Se metió en la cama. Cada una dormía a su lado de espaldas a la otra – "Buenas noches" – dijo Yurema – "Buenas noches" – y la oscura noche me hizo soñar que yo la tocaba y ella me deseaba.

A la mañana siguiente me desperté con calor. Estábamos las dos encogidas entre las sábanas. Mi cuerpo estaba pegado a su espalda y mi brazo caía por encima de su costado abandonando mi mano entre sus pechos. ¿Qué hago en esta postura? No es que me disguste, todo lo contrario, no me movería, ¿pero que va a pensar ella?... Mi mano se movió para no tocar su pecho –"¿Despierta?" – oí desde el otro lado de su espalda – "Sí" – conseguí decir tímidamente.

Ella se dio la vuelta y aproveché para llevarme mi brazo. Nos miramos a los ojos a escasos centímetros. Estaba tan cerca que mis ojos recorrían su cara observando sus labios, su nariz, sus ojos, su cabello revuelto… Me besó en la punta de la nariz susurrando – "Gracias por todo" – yo también le di un beso corto en su nariz – "No hay de que" – y las miradas se volvieron intensas durante un minuto interminable.

Se acercó más, su nariz rozó la mía y cerré los ojos deseando que el momento no terminara, pero terminó. Sus labios rozaron suavemente los míos y pequeños besos de los que yo ya no era dueña se confundían con pequeños besos suyos. Poco a poco los besos se volvieron sonoros y ella se puso encima de mí. Sus bonitos pechos balancearon mi visión de ella. La sabana cayó hacia atrás, sujetó mis brazos en cruz y me besó el cuello. El escalofrío de sensaciones indescriptibles fue tal que sus labios en mi cuello consiguieron que me humedeciera como nunca.

Sus besos bajaron poco a poco a mis pechos. Soltó mis brazos y siguió bajando. Agarró mi cintura deslizando lentamente mis braguitas. Me arqueé para facilitarle el camino y seguidamente volaron por la habitación. Su lengua recorrió la entrada de mi sexo entre mi corta pelusa y finalmente se ayudó de sus manos para abrir mi puerta al placer que se humedecía por momentos. Su lengua era voraz y uno de sus dedos la ayudaba a penetrarme como hacía mucho que no sentía. Su otra mano rondaba mi clítoris electrizando las sensaciones. Gemí y quería más. La llegada del placer era inminente y atrapé su cabeza entre mis piernas y sus cabellos entre mis manos con movimientos que delataban mi orgasmo.

Desayunamos y ella se fue a hablar con sus padres de todo lo que le había ocurrido en el juicio y últimamente. Ella pasó el día fuera y yo me aburrí. Ya no se conectaba sexykitten y en el foro solo hablaban lisalove y picara23 de formalizar nuestra comunidad. Estaban locas, pero me hacían reír. Llegó Yurema ya de noche y cocinábamos algo de cena entre las dos cuando dijo – "La cama no era tan ancha" – reímos las dos – "¿Hoy dormimos juntas?" – continuó Yurema. Sonó el timbre de casa – "¿Esperas a alguien?" – preguntó ella. Negué con la cabeza y fui a abrir. – "¡¡¿Dormimos juntas o no?!!" – gritó mientras yo iba hacia la puerta. Reí mientras abría la puerta, una sonrisa que se cortó. Mis ojos se abrieron como platos, me llevé las manos a la boca sorprendida y mi corazón dio un vuelco. Allí estaba de pie con una mochila y sonriendo, la chica del messenger. Nayala sexykitten.