El circo (conclusion)
Lleno de sorpresas para Dianay sus amantes chimpances...
De súbito la escasa luces que semi iluminaban el lugar se perdieron entre las espectaculares destellos de los refractores que apuntaba directamente a Diana. Ella está totalmente confundida, se queda de pie ahí, mirando como de entre las jaulas salían sus compañeras de trabajo todas y cada una, algunos hombres del circo, casi todo habían sido su amantes, la miran y sonríen mientras ella va reconociendo uno a uno. Cada una de ellas se dirigen en silencio hacia las jaulas y ellos como por magia iban sacando de entre la pajas de pastura, tambos, incluso descolgando de los rincones altos cámaras y grabadoras, el cuidador que había recibido el felatio se acerco a la clínica y despejo uno de sus costados, para que de repente, ahí pudieran aparecer imagines en movimiento de Diana durante su cogidas con los simios. Ante sus ojos, atónita Diana ve como fue desnuda la primera vez por los chimpancés y como la cogieron por el trasero en la segundo ocasión y no lo puede creer.
La única que se acerco a la jaula donde se encontraba Diana fue Nallely. Quien le dijo:
Sé que en el fondo ya te imaginabas lo que pasa aquí, o por lo menos tienes una vaga idea, desde el primer día que pisaste esté circo estabas destinada para esto, igual que todas ellas,-mientras que con la cabeza señalo hacia la parte central del la nave, donde varias de las chicas se encontraban ya acompañadas de sus animales -se te fue preparando para ello, desde tu primer comida con nosotros, se alimentó tu cuerpo y tu libido, sabía que tarde que temprano sucumbirías al calor de tu pucha, y ellos saben perfectamente cómo aprovecharlo- mientras que señalo a dos de los payasos, el hombre forzudo contorsionista ruso entre otros, que habían probado las mieles de las carnes de Diana- y te fueron enseñando lo necesario, te dijeron que entre ellos- refiriéndose a los animales- era más discreto y seguro, pero en realidad queríamos que perdieras el miedo de su olor y presencia. y Sansón y compañía te eligieron desde la vez que te vieron cogiendo frente a ellos, pude distinguir como se excitaban, y decidí que serias para ellos.
Todas hemos pasado por las pruebas, y ahora lo disfrutamos, mis ancestro lo hacían desde los tiempo del coliseo romano, cuando las esclavas eran poseídas ahí frente al enloquecido publico después de ver a los gladiadores destrozarse entre ellos. Los bueyes y búfalos, osos, leones y cebras y por supuesto los chimpancés eran entrenados para violar a las mujeres que habían sido raptadas y destinadas a la arena. Eso ha cambiado y el circo también y como se dice en el medio” el show debe continuar”
El negocio del espectáculo , tú lo sabes es ingrato, y tenemos que asegurar nuestro modo de vida, en muchas partes del mundo la gente compra esto-mirando la gigantesca pantalla que mostraba al simio devorando los pechos de Diana- y nosotros se los damos, no te preocupes, a partir de este momento también compartiremos las ganancias contigo, pero sobre todo y ante todo AMAMOS A LOS ANIMALES, igual que tú, su fuerza, su belleza, y por supuesto su pasión salvaje, es por eso en realidad que estamos aquí.
Algunas de ellas lo tomaron sin problemas, otras como te podrás imagina se avergonzaron y no podían aceptarlo, pero eso si todas están ahora aquí por gusto propio, aquellas que no lo tenía en su corazón no lo pudieron aprender, ni siquiera lo llegaron a intentar, y ante “nuestro trabajo de convencimiento” se sentían desubicadas aquí y se marcharon por si solas sin siquiera imaginarse lo que sucedía.
Yo, nosotros, solo les ayudamos a descubrir lo que ya es parte de su ser.
Quiero que las mires, que las conozcas como realmente son, que al igual que tu hasta hoy tienen un secreto que compartir.
Mientras Nayelli decía esto había ayudado a salir de la jaula a Diana que sin darse cuenta traía de la mano a Sansón que parecía guiarla en eso, como si el mismo comprendiera lo que sucedía.
Salieron y se acercaron al chiquero donde se encontraba la payasita con los cerdos, se había cubierto el cuerpo con mermelada y yacía recostada en una manta mientras que cada cerdo atendía un lugar distinto, dos lamian hambrientos su pubis, dos más mordisqueaban los pezones haciendo tambalear los descomunales senos que escondía debajo del colorido disfraz. Uno más lamia despacio el ombligo. Otro introducía su lengua en su boca mientras que ella correspondía aquel beso bestial, mientras tanto buscaba entre la patas de los dos primeros, acariciando, tratando de tocar su penes espirales.
En otra dirección, la chica rusa había sacado a uno de los osos de su jaula ,atrayéndolo primero con la rienda del bozal, lo acerco a sus pechos cubiertos de mantequilla, que rápidamente recogió con la rugosa lengua, después lo ato a un poste alto, se quito los jeans y la camisa vaquera que llevaba y se arrodillo frente al oso para buscar calmadamente entre las cortas piernas, los testículos que de manera delicada comenzó a sobar, poco después vio un par de pulgadas más arriba como comenzaba a asomare el rosado pene, y con ternura y casi timidez comenzó a besar, aumentando lentamente la intensidad y la profundidad del felatio, al inicio el oso pareció incomodo emitiendo un par de gruñidos con las primeras caricias, pero conforme avanzaba la excitación se fue relajando. Mientras tanto con una mano libre la chica rusa había comenzado a acariciarse, lentamente , hasta que en cierto momento ya había penetrado su vulva con dos de sus dedos, en ese punto acerco un manta, aflojo el lazo del oso y lo bajo vario centímetros, con su mano acaricio nuevamente aquel pene osuno, para después ponerse en gatas y frotar su blanco trasero contra el vientre del oso que ya entrenado en estos menesteres y sin dudarlo monto a la chica, se movió un par de veces, tratando de encontrar aquella entrada que también era bastante velluda, como alcanzó a notar Diana, pero no tardo mucho y pudo penetrar aquella hembra humana. Vio como su cabellera ondulada y pelirroja se balanceaba a la par de sus pechos a cada embestida.
No pudo notar mas detalle ya que su atención ahora se centraba en las dos chicas que se besaban apasionadamente a unos pocos metros de ella, ya su ropa se encontraba en el suelo. una de ella la más joven y delgada de tez morena y cabellera negra hasta la cintura, con unos pechos pequeños pero redondos, altivos por su juventud, giraba su cabeza para compartir aquella caricia, con la otra mujer alrededor de los cuarenta años, y no por ello descuidada o fea, en sus curvas se notaba la belleza de sus madures, pechos grandes y redondos aunque firmes, como sus bien torneadas y fuertes piernas. Su cabello castaño y rizado caía apenas sobre sus hombros, y su piel trigueña, su espalda era hermosa fuerte pero sin perder la feminidad, acariciaba los pechos de la más joven con firmeza pero al mismo tiempo con esa delicadeza que solo ellas pueden brindar. Se podía observar la sincronizad y pasión que ya tenían, y que lograban plasmar en tu demostración con los cuchillos, la morena se ponía de blanco viviente mientras que la otra los arrojaba casi con fiereza pero con increíble precisión , casi rozando el cuerpo de aquella jovencita.
Fue entonces cuando Diana noto a dos de los french podles que sin timidez alguna se acercaron e introdujeron la nariz en la entre pierna de la joven, que sin dejar de besar a su compañera separo un poco mas sus la piernas. Diana vio claramente como ambos animales su acoplaron para lamer simultáneamente a la chica que ahora parecía desvanecerse ante aquella tormenta de caricias humanas y caninas. Un momento después uno de los perros se aparto un poco solo para rodear a las dos mujeres y comenzar a lamer las deliciosas nalgas de la trigueña, que pareció no habrlelo notado, solo apoyo imperceptiblemente una de sus piernas para que el perro pudiera introducir su lengua hasta el ano. Parecía un imagen congelada pues apenas sus integrantes perecían no moverse, así se mantuvieron algunos instantes, solo hasta que la joven morena suavemente aparto a la trigueña solo un poco, al igual que al perro para ponerse en cuatro patas, frente a ellos. La otra mujer camino a su alrededor, pasando su mano primero por su cabeza, luego su espalda, por supuesto que siguió a las redondas nalgas que adorno con un par de caricias dibujando aquel contorno curvilíneo, para finalmente pararse frente a ella, poniendo su pubis en su rostro. La joven, sin tardanza metió su nariz ahí donde solo unos instantes antes había estado uno de los perros, los cuales también cambiaron de posición. Cada uno de ellos se ubico atrás de cada mujer, uno monto sin dudarlo a la morena mientras que el otro, se paro en dos patas, sujetando la cadera de la trigueña, quien al sentirse tomada, se inclino apoyando su manos en las caderas de la joven, y abriendo las piernas bajo su propias cadera. Lo cual sirvió para que aquel perro de pompones en cabeza, patas y hombros, aquel perro de apariencia afeminada la pudiera penetrar. Ambos perros penetraron al mismo tiempo, y en sincronía comenzaron su rápido vaivén.
Mientras su ojos miraban cada escena Diana podían sentir dos partes de su cerebro trabajando, una recordaba los cables escondidos entre la pastura, los brillos centellantes entres las jaulas, la contante sensación de ser observada, rápidamente miro al cuidador que aparentemente ella había seducido para obtener la información de las rondas y de cómo encontró fácilmente la llaves, de la noche en que el domador se “ lesiono” y de cómo quedo sola con los chimpancés esa ocasión, y recordaba las palabras que le dijera Nayelli.
La otra parte de su cerebro absorbía las imágenes y los sonidos que tenia frente a si, los gemidos de las mujeres y los ruidos grutales de los animales, el suave barullo generado por los cuidadores y los demás hombres que iluminaban y grababan cada escena, como un gran circo se tenía actos en cada una de sus pistas.
El resople de un caballo la hizo despertar y mirar en dirección donde tres de las amazonas estaban, una de sostenía de la rienda a un enorme percherón que ya presumiría tremendo erección sostenida por los besos y caricias de otra de la chicas, caricaturescamente a un lado estaba la tercera con un poni blanco que lamia gustoso la miel embarrada en el pubis de la chica que apretaba sus los dientes cerraba los aojos ante aquellas caricias, mientras otra don un chongo recogiendo su cabello, se encontraba justo debajo del caballo, a gatas, meciendo su cuerpo adelante y atrás, ya había logrado poner duro al pony y había introducido su pene en su vulva, sintiendo aquel delicioso tormento, su s labios tensos al máximo mientras que aquel enorme pene, para ser un pony aun eran por lo menso 30 centímetros, entraba y salía de aquel apretado agujero.
Seguía avanzando casi sin darse cuenta por donde, Iba Diana, mirando cada cuadro con morbo y lujuria simultáneos, cada uno más inverosímil que el anterior, hasta que de pronto y en seco se detuvo al mirar al frente a vio una montaña de músculos y piel gris y rugosa, balanceando ligeramente, era el elefante asiático Goliat, con dos enorme muñequeras rematas en grandes cadenas. La chica lo había visto muchas veces como es de imaginar, y nunca había sentido tanto asombro aparte de la primera vez que lo tuvo enfrente de ella.
Ahora estaba ahí meciendo suavemente, con esa calmada mirada que los caracteriza, contra con el movimiento, con las acciones que realizaba la ágil trompa, una de la chicas, de momento no distinguió quien era pero se encontraba ahí en una mesa recostada con la piernas ligeramente abiertas, aquel apéndice se movía rozando aquel delicada y apiñonada piel, de pronto se enroscaba suavemente alrededor del uno de los redondos pechos, o pellizcaba los pezones color tabaco, perecía en momento una serpiente ondulando entre los pechos, en otros una manso ágil que pellizcaba, y apretujaba, otros más parecía un largo tentáculo con vida propia. Era difícil de ver de cerca, pues se perdía la dimensión de aquella escena. Diana sin pensarlo retrocedió para mirarlo con mas perspectiva, en ese momento vio como aquella mujer de melena lacia y castaña, abría y levantaba la piernas mostrando un rasurado pubis, a lo cual el paquidermo guio su trompa y con los apéndices de la misma acaricio aquel delicado tesoro, Diana se estremeció al mirarlo su cerebro procesaba todo, como era posible que aquel enorme ser, de mas de 4 toneladas, pudiera acariciar tan delicadamente, se estremeció al imaginarlo, su entrepierna nuevamente se humedeció. Nuevamente comenzó a cercarse, rodeando a la gran bestia, de reojo alcanzo a notar la gran estatura de la chica, pero no hizo hincapié en ello pue su mirada se fijo en vientre del animal pues noto que debajo se asomaban manos tratando de aferrándose.
Con forme se fue acercando se inclinaba también , hasta que pudo notar a tres de la amazonas con su cuerpos aceitados, besándose, y estrujándose, al tiempo que con su manos, bocas y pechos restregaban el enorme pene del elefante que estaba completamente erecto, se movía como si de otra trompa articulada se tratara, buscando las caricias y los roses .
Las mujeres la sujetaban de la punta y con sus bocas abiertas la acariciaban y sacaban sus lenguas para recorrer cada ángulo.
Sus bocas abiertas apenas y podía abarca una fracción de aquel tronco vivo. Que se escurría y serpenteaba entre aquellos cuerpos lubricados, que parecían esculturas, al brillar debajo de la luz de los reflectores.
Con asombro busco nuevamente la mirada del elefante pues no podía creer su pasividad con tal excitación y jugueteo, y tal cual la encontró, solo un suave movimiento de sus ojos nada más.
Deslizo la mirada recorriendo aquella fantástica trompa cuando con asombro descubrió que la trompa jugueteaba con el clítoris de aquella mujer. De inmediato busco el rostro y grande fue su asombro cuando vio casi volteados los ojos de Nallely que temblaba, y su boca babeaba, mientras q sus mejillas brillaban del enrojecimiento, sostenía apenas con su manos las piernas lo mas abiertas posible, el animal introdujo el apéndice mayor de su trompa, el que usan como dedo, entre los labios, en una extraña penetración.
Los ojos de Diana se abrieron aun mas al verlo, miro a Nallely que se mordía los labios y de súbito grito estruendosamente, gimió, todo su cuerpo tembló, y un chorro de líquido salpico algunos centímetros. Pereció desvanecerse, con el brazo se cubrió el rostro, y sin cambiar de posición, y con voz adormecida, susurro:
-Chicas, denle su premio al “pequeñin”…
Las chicas debajo del elefante se abrazaron apretujando sus pechos, colocando en medio el gran pene, comenzaron a besarlo y balancearse de manera sincronizada, era una gran chaqueta. Ellas se iban enardecido con cadal rose, sus bocas anhelaban tanto la vega de elefante como la boca de las compañeras y el saber que a cada instante se acercaba mas la gran venida se enardecían mas, su respiración de por si agitada se hizo casi insoportable.
Una a una iban liberando su cuerpo de su alma, con cada uno de los órganos era mayor movimiento y más violento hasta que casi con la última de ellas, el elefante pateo el suelo, limitado por las cadenas y con fuerte bufido, expulso fuertemente un gran chorro de seme espeso, las mujeres aprietan sus labios pero reciben con agrado aquel simiente tibio sobre su hermosos cuerpos.
Sin saber cómo, se encuentra donde comenzó toda a un lado de la jaula de los chimpancés, sus pasos divagaron entre todo aquel espectáculo en tres pistas, llevándola hasta ahí.
Con una rara expresión miro en busca de Nallely, que ya en pie, caminaba hacia ella, envuelta ahora en una bata morada de seda con dragones chinos volando en ella.
Justo cuando ella intentaros decir algo, paso algo que nadie esperaba. De pronto ante el sorpresa de todos apareció el orangután justo detrás de Diana que de un empellón la hizo rodar sobre el piso, quedando bocarriba con la piernas entre abiertas, situación que aprovecho el gran pilló para abalanzarse sobre ella, devorado con apetito voraz la entrepierna de la sorprendida chica. Sin pensarlo y por la sorpresa Diana trato de zafarse y empujó con el pie al orangután, este apenas se inmuto, con facilidad pasmosa sujeto la pantorrilla de ella y la jalo hacia un lado y sigua con su festín. Diana comenzó a gritar y pedir ayuda, por unos instante todo corrieron en su dirección, pero al encontrarse a unos metros y ver lo que pasaba, solo se quedaban ahí mirando. A cada momento había más gente alrededor de ellos.
Por un segundo Sansón se aparto ante el sorpresivo ataque, pero poco a poco se acerco hasta unos centímetro y mirando receloso el cuadro.
Diana, empezó a mirarlos ahí parados, si hacer nada, su cerebro era todo confusión, su instinto de sobrevivencia le decía que gritara, que peleara, pero al mirarlos tan tranquilos, sin miedo, y al sentir las caricias se fue calmando, hasta que solo quedaba un extraño miedo que le hacia palpita el corazón, pero sin intenta huir ya.
El orangután se movía con firmeza y fuerza, muy contario a lo que la mayoría esta acostumbrado a ver, el largo pelo de sus brazos se balanceaba mientras que dominaba con pasmosa facilidad ala l voluptuosa mujer, su cabeza grande y arrugada se perdía en momentos mientras que la traviesa lengua hacia de las suyas.
Diana, aun con miedo, miro al orangután. Su mirada tranquila ya no estaba, podía ver un extraño brillo, como de un hombre intoxicado, mientras que relamía la entre pierna de la chica, quien poco a poco sentía aquella hábil y larga legua, recorriendo sus pliegues, y saboreando los jugo de la excitación sentida al mirar a los distinto animales y sus mascotas humanas, sin ser consciente de ellos, comenzó a recordar cada una de la escenas y las distintas expresiones en cada una de las chicas y los signos de excitación y orgasmo en cada uno de los animales, sus jugos fluían nuevamente.
Ella sabía que todas las miradas estaban sobre ella. Pero una en especial le hizo girar la cabeza, en busca de aquellos ojos penetrantes como puñales. Era Sansón que en momentos se perdía, aun erguido, entre aquella pequeña multitud silenciosa. Al hacer contacto visual, el simio se acerco directamente hacia Diana, mostrando nuevamente una tremenda erección, al notarlo se chupo los labios, y extendiendo una se su manso lo llamo suavemente, el simio la tomo y se acerco hasta ella.
El orangután ya no la forzaba, conforme ella se relajaba el simio también, la grado de dejar que ella apoyara los pies en el suelo, pero jalando las caderas para seguir lamiendo aquel interminable tarro de miel. Con tal libertad puedo atraer hasta su boca el pene de Sansón y comenzó a chupar, su cerebro nunca antes había manejado tanta lujuria hasta ahora, el morbo de saberse observada, nuevamente saberse violentada por un simio enorme y desconocido, el miedo que eto le ocasionaba y sentir en su boca a Sansón que, desde que esto había comenzado, se había vuelto su amante predilecto.
Sin más cuando sintió que el orangután aflojaba su agarre, aparto un poco al chimpancé y de un rápido movimiento giro su cuerpo, quedando en cuatro patas, con la cadera levantada.
Como esperaba, el orangután aprisiono como pudo sus caderas, y la atrajo hacia sí, Diana bajo su cabeza buscando la entrepierna del orangután y noto como de entre el largo pelaje, que casi le llegaba desde el vientre al las rodillas, se asomaba un erguido pene que no parecía mayor que el de Sansón o de Chip, sin darse cuenta que su acción había sido notada pro Nallely que embozo un ligera sorpresa, recordando porque ese simio había llegado a ese circo, que como todo lo que sucedía ahí, no había sido coincidencia.
En seguida busco nuevamente Sansón y al mirar al frente, solo para recibir en la boca su tan gustada golosina simiesca, sonrió para sus adentros y la siguió deleitando como una chiquilla su caramelo.
En seguida sintió un punta de carne que buscaba asilo en su cuerpo, el gran orangután buscaba ahora penetrarla, ella solo movió las cadera un poca los lados y empujándolas hacia atrás, el simio aferro nuevamente las ya baste magulladas caderas de la mujer para controlarla y así encontrar su húmedo objetivo, el cual ya lo esperaba.
Diana sintió como se iba acercaban mas y mas a sus labio hasta que esto fueron rozados por la punta babeante, a lo cual ella nuevamente empojo hacia atrás ayudando a su nuevo atacante. Siento al inicio la misma sensación que con los chimpancés, sintió solo un poco la diferencia de la altura, pero conforme iba entrando sintió como se hacía mas ancho y penetraba mas el largo pene del simio aquel.
y así comenzó a tomar a esta hembra como desde hacía mucho no lo hacía, una hembra igual que esta , humana, un excéntrico adinerado lo compró como mascota para su hija, y que conforme creció se volvió aburrido, igual que como pasa con las distintas mascotas normales, solo su esposa se hacía cargo de él. Fue ella quien averiguo, por medio del una revisión del veterinario, que ese animal tenía un “defecto”, un pene demasiado largo para su especie.
Lo que empezó como asco, y perturbación, se fue trasformando en curiosidad, hasta llegar a la lujuria, el animal la conocía y le permitía acercarse, así que no fue difícil lograrlo. Ya habiéndolo probado, no lo dejo, hasta el punto de que el esposo sintió celos del animal , sin imaginar hasta donde había llegado, busco comprador para su mascota, pero la mujer se encargo de colocarlo donde lo cuidarían bien, sin saber que aquello que le enseño ella, el orangután volvería a usar.
Todo esto lo sabia Nallely a la perfección, pero nunca ni ella, ni los entrenadores, habían logrado nada con el ni para el espectáculo público, ni para su bestial diversión. Hasta ahora que Diana había logrado despertar nuevamente su libido.
La excitación era tal que nada le importaba, absolutamente nada se entrego por completo a complacer su lujuria creciente, sus labios se rehusaba a dejar escapar a Sansón, y ya sus caderas se movían abajo y arriba, arqueando la espalda para aumentaba el bombeo en el ya frenético vaivén que ocasionaba el orangután, ella sintió su ultimo orgasmo de la noche, estaba agotada, sus piernas temblaban, el sudor corría pro su espalda y frenética , goteando en los agitados pechos, sus manos se aferraba a la pastura esparcida por el suelo, no escuchaba ni sus propia respiración, siento como Sansón por fin terminaba en su boca, bebiendo toda la simiente.
No lo nota alejarse, su atención estaba en el largo pelo que rozaba su nalgas, rojo y enmarañado, aquel simio la sujeto con fuerza anunciando su orgasmo, que como es de imaginarse no tardo tanto, debido a la larga abstinencia, a lo cual Diana se detuvo y antes de que el simio la empujara para seguir en su copula ella restregó arriba y abajo sus nalgas contra aquel vientre extraño, sentía como salía aquel pene largo y agudo, de como el tronco rozaba forzado los labios y clítoris en ese juego de sube y baja, su lujuria le ordenaba al cerebro complacer al máximo al primate y así lo hizo. Este la apretó penetrándola profundamente, eyaculando con fuerza su espeso y casi amarillento semen dentro de la hembra sin pelo que acababa de hacer suya por la fuerza.
El simio mantuvo apretada algunos segundos mientras su pene bombeaba las últimas gotas de semen en la vagina de la exhausta chica, que al sentir las manos del primate soltarla, se desvaneció completamente.
Un par de horas después, despertó en un camastro en la pequeña clínica, alrededor estaba alguna de las chicas, algunas vestida otra mas con batas, fumando o bebiendo, platicando y sonriendo, eso era una fiesta.
Solo Nallely se acerco a ella con una sonrisa, ofreciéndole el cigarrillo que ella tenía en sus labios hacia apenas unos instantes.
Varias semanas después, habían comenzado los entrenamientos para la siguiente temporada, con número nuevos y todo. Ya pasaba de medio día cuando Nallely se acerco a Diana que se encontraba dando golosinas a los simios:
Como te fue anoche con “Gigante”?-nombre que ahora daban al orangután a lo cual ella contesto--él ha, je je, hemos tenido grandes avances- mientras q su rostro se dibujaba con una lasciva sonrisa.
Necesito que conozcas a alguien, le señalo Nallely a Diana mientras que volteaba hacia la entrada a la carpa , para señalar una jovencita de 16 o 17 años rubia , de hermoso cuerpo juvenil, fuerte pero prometiendo convertirse en una de más bellas artistas circense. No muy alta apenas llegaba al mentón de Karina se acerco segura, tratando de esconder sus temores evidentes.
-Diana te presento Karina tiene 16 años hoy se integrará contigo a los entrenamiento, viene recomendada por Yuri, lo recuerdas el chico ruso que se regreso a su país hace poco, dice que él ve gran talento y que no le costara acostumbrarse a “nuestro ambiente”- mientras esto sucedía, Diana examino sin ningún recato la figura de aquella jovencita rubia, cabello rizado hasta las espalda, con unos coquetos mechones oscuros que resaltaban su bello rostro. Tan solo su presencia hico erizar sus cabellos de la nuca y su entrepierna se estremeció.
La jovencita le extendió la mano a Diana de manera rígida, que de inmediato respondió le gesto, pero con firmeza la atrajo hacia ella para saludarla con un beso en la mejilla, aprovechando para rozar sus labios con los de ella acompañada de un sonrisa falsa de sorpresa para disculparse.
-No te preocupes, la tratare de la misma manera que ustedes me trataron cuando llegue y verán que pronto también estará muy cómoda entre nosotros,
-por favor llevara a hacer un recorrido, tienes lugar en tu remolque verdad Diana?
-Si, quieres que le ayude a acomodarse ahí?
-Si claro, lo estoy deseando,- musito para sí, mientras miraba a “Gigante” el orangután, como se le conocía desde aquella noche, observar a las dos mujeres alejarse, con una chispa destellando en su mirada al fijarla en la bella Karina.
Ya habían comenzado a caminar. Apenas escucharon la voz de Nallely pedir a Diana la llevar a un recorrido para que la conocieran los “muchachos” y después la llevara a presentar con los demás integrantes del circo.
Karina trataba de descifrar lo que la dueña había dicho cuando sintió el brazo de Diana por detrás de su espalda y tomas su hombro, mientras decía- ya verás preciosa, pronto te sentirás tan bien aquí como yo…. - mientras que ambas se perdían entre las jaulas, barriles y pastura.
Dedicada a sandraputon y a Karina, Gracias por su ayuda preciosas.
Próximamente la historia aparte de “Gigante” .
He aquí la conclusión de este relato, no pretendo seguir esta saga, si alguien lo desea puede aportar videos fotos o anécdotas para tratar de convencerme, espero haya sido de su agrado.
Gracias