El Circo ( completo y corregido)

En una sola entrega, les traigo uno de mis primeros escritos, de hace casi 15 años, dónde no había wifi, cámaras inalámbricas ni nada...antes de presentar mi capitulo final.

El circo por darksinuhe

Esta historia sucede en un circo, que como muchos otros viajan por todo México, llevando diversión y entretenimiento con sus payasos, trapecistas, contorsionista, y todo tipo de actos que se puede imaginar incluso algunos " fenómenos de circo" reales y otros fabricados, pero todos por igual atrayentes y extravagantes, como la mujer araña, el niño serpiente, los enanos, el gigante, la mujer de tres pechos, el hombre de tres piernas, entre otros.

Este igual que todos los circos lleva consigo elefantes leones, perros, chimpancés, orangutanes, monitos, ponys, percherones, osos, entre otros bellos animales que son la delicia de grandes y chicos con su bien aprendidos trucos, lo que lo diferencia son “los otros” trucos, que la gente que asiste a las funciones ni siquiera se podría imaginar que son capaces realizar.

Todo comienza en la ocasión que el circo se estableció en un poblado del estado de México los establos y las jaulas se ubicaban, como siempre en el lado contrario de la carpa principal, lo más lejos posible de los remolque donde dormían los artistas, era julio así que la temperatura era bastante agradable incluso para ser la 2:00 de la mañana, Diana es una de las chicas más bonitas y bien formadas de todo el circo con 1.70 de altura y medidas más adecuadas para y una estrella porno, que para una equilibrista (disculpen mi falta de modestia pero tuve la oportunidad de tomarlas esas medidas personalmente, así que les pudo afirmar que de cadera 90 cm., cintura 65, y de pecho unos fabuloso 98 cm., siempre me pregunte como podía mantener tan bien el equilibro en la cuerda floja balanceando todo eso).de ojos azules, cabellera rubia y piel blanca, y un rostro casi infantil que arrancaba, suspiros y erecciones al por mayor.

Diana se encontraba recostada sobre varias pacas de pastura y paja que estaban a manera de colchón, salvo unas cuantas que estaba amontonadas desordenadamente. No hacía más de 10 minutos que había entregado su cuerpo al contorsionista ruso Yuri, y que como otros de los cirqueros no era la primera vez que lo hacían ahí, donde solo los "inocentes animales" podían ver y oír sus gemidos. Como otras muchas ocasiones ella había decidido quedarse a dormir en ese lugar, así desnuda como estaba, comenzaba a dormirse cuando sintió unas manos acariciando sus piernas y nalgas, por un momento pensó que Yuri había regresado, decidiendo dejarse hacer, cuando repentinamente otro par de manos rugosas se apoderaron de sus pechos, las caricia bruscas hicieron que abriera los ojos para descubrir a dos de los cuatro chimpancés adultos tocando su cuerpo.

El más grande era Chip, el que jugaba con su pechos era Sansón, mientras Tomtom y Harry  veían la escena a unos pocos centímetros pero ya reflejando su excitación masturbando se tranquilamente. Diana, quedo petrificada, primero por la excitación inicial de las caricias y en segunda por el hecho de que eran cuatro simios los que buscaban satisfacerse con ella. Y más aún, le sorprendía que eso la excitara, así decidió de nuevo dejarse llevar creyendo que cuando fuera suficiente los detendría.

Mientras tanto chip había cambia de objetivo, suave pero con firmeza abrió la piernas de la joven y con curiosidad metió la cabeza, primero olisqueando el sexo de la chica, que aún tenía el olor de su reciente cogida, para después, tímidamente empezar a tocar con la punta de la lengua aquel fruto jugo y aromático que tenía enfrente, ahora también Sansón empezaba a utilizar su boca chupando y lamiendo los dos melones que tenía entre sus manos.

Diana no salía de su asombro, aquellos simios se movían y actuaban como humanos esas caricias aunque torpes ya las había experimenta, antes con sus múltiples amantes, entonces recordó que desde hacía tiempo había descubierto a los chimpancés observando cuidadosamente sus sesiones amorosas, desde su jaula, notando un brillo en los ojos que había pensado era curiosidad pero que en realidad era lujuria animal, los lengüetazos , chupadas y mordisqueo de chip ya tenían a Diana, destilando sus jugos y los manoseos de Sansón ya tenían los pezones duros, tanto que dolían, decidió poner fin a sus avances y los quiso apartar suavemente a lo cual respondieron con un gruñido y ululando mientras que ahora Tomtom y Harry brincando sobre ella sujetando cada uno, un brazo , como lo vieran en cierta ocasión cuando Diana se revolcó con los siete enanos del circo(esa es otra historia) al intentar gritar, Diana se encontró con que sansón estaba sentado sobre su pecho y sus manos le sujetaba la cabeza atrayéndola así su parado miembro, además recordó que ese lugar ella misma lo había escogido, porque los ruidos de los animales y la lejanía cubrían cualquier sonido que ella o sus amantes produjeran , así de pronto se encontró con que en su boca estaba el curioso pene de sansón , algo largo y delgado como un clarinete o algo así, de color rosa brillante, Harry ahora se había apropiado de un pecho de sus pechos y con sus curiosos dedos jugaba con el pezón erecto, y Tomtom ponía la mano de la muchacha en su genitales esperando un caricia, o más bien una chaqueta, Chip seguía lamiendo de forma hambrienta el néctar que salía de su vagina. De pronto se incorporó y sin mucho preámbulo busco penetrar a Diana, no podía verlo, por eso fue grande su sorpresa cuando sintió esa punta afilada buscando un orificio por donde entrar, lo sintió en momentos cerca de trasero, pero no se podía quejar ya que todavía tenía en su boca la verga de sansón, aparte de que ya no deseaba quejarse ese juego.

Ya le empezaba a gustar, ya que suavemente chupaba ese trocito de mono que entraba y salía de su boca, entonces lo sintió primero entro la puntita por su ano, pero de pronto chip retrocedió y al empujar se incrusto de lleno entre sus labios. Diana no lo podía creer, de alguna forma sentía el miembro de chip ancho, largo y afilado en la punta acariciando su interior, ahí sintió el primer orgasmo, ahora ella sin ninguna presión chaqueteaba al pequeño Tomtom que gemía y grita. Entonces algo paso Sansón saco la verga de la boca y busco penetrar a Diana también, llegándole por detrás a Chip, a quien no le gustó mucho esto, a lo cual gruño y se golpeó en el pecho al estilo King Kong, pero aun así sansón lo quería desplazar, entonces olvidando todo Chip se empeñó en seguir a Sansón, y ambos se alejaron.

Diana no se recuperaba de su segundo orgasmo cuando sintió que la volteaban boca abajo. Sentía un calor que le recorría el cuerpo, un escalofrió que le corría por la espalda, no opuso resistencia alguna, dos manos más pequeñas y suaves que las de Sansón o Chip sujetaron cachondamente la cadera de Diana, dejándola en cuatro patas, al tratar de mirar, vio a uno de los monitos, era Harry que mientras que los dos mayores se disputaban el botín él lo aprovecharía, nuevamente diana sintió un miembro buscando por donde penetrar, cuando de repente sintió la entrada a su ano nuevamente invadido(por supuesto no era la primera ni la última vez) pero ahora Harry empujaba empeñoso su miembro, que era más delgado y más corto que el de chip, ideal para su pequeño agujero, intento gemir , no lo soportaba más, entonces Tomtom entro en acción o más bien en su boca, con su manos peludas sujetaba la rubia cabellera de diana pero sin lastimarla, marcando el ritmo del vaivén, al mismo tiempo que Harry, lo hacía por detrás, mientras tanto , sansón se había encerrado en la jaula, mientras que chip enfurecido trataba de alcanzarlo desde afuera,

Harry y Tomtom, seguían en su vaivén cada vez más frenético, Diana gemía como podía, si excitación iba al límite, cuando estaba en la parte más caliente sintió le descarga de semen de Harry que gritaba y apretaba las nalgas de diana con sus manos, mientras se corría, Diana sintió como se llenaba de semen caliente de simio, y Tomtom termino con la cereza del pastel, al venirse en su boca, el sabor era igual al del humano, así que no lo costó trabajo acostumbrarse al sabor, los simio se salieron, poco a poco y ella se dejó caer, sus amante se alejaron, ella estaba exhausta, ellos también, ella se durmió ahí mismo, y entre sueños pensaba en lo que había sucedido, y que era el inicio de nuevas experiencias, más de las ella imaginaba.

Los simios regresaron a su jaulas, extrañamente, chip y sansón se calmaron de sus ansia sexuales, por el momento, al despertase Diana corrió a la jaulas, las cerro, recogió su ropa y se fue a recostar a su remolque para que nadie sospechara, pero entonces recordó que ni las chapas, ni las puertas de las jaulas estaba rotas o forzadas, entonces, ¿cómo fue que se salieron de sus jaulas, los simios?

Si tienen comentarios, fotos o anécdotas, que les interese hacerme llegar no lo duden. Les daré respuesta

De nuevo en el circo.

Ahora este circo había cambiado de lugar, de nuevo, pero seguía siendo el mismo, con sus mismos artistas, y sus secretos. Como lo era el caso de Diana.

Habían pasado algunas semanas desde aquella noche, y las sensaciones aún eran muy presentes y cambiaban a cada instante. Del terror y asco, a la pasión y el deseo.

Por todos los medio posibles, Diana la equilibrista, había logrado evitar regresar a la zona de jaulas, tratando de no llamar la atención en esto y durante las funciones miraba recelosa a los cuatro chimpancés, que la habían poseído.

Ahora era distinto, estaba ahí de noche y sola, se negó rotundamente, pero sin poder insistir. El entrenador se había lesionado esa tarde al caer frente a uno de los elefantes y tenía una fractura en una pierna, junto con el maestro de ceremonias, y los cuidadores y encargados de los animales se habían ido al hospital. Al hombre fuerte le comisionaron a los percherones y a los elefantes, al mago y sus bellas asistentes les tocaba alimentar a los osos y a los perros, y así habían sido repartidos los demás animales entre los artistas de la compañía. Y así a Diana le habían encargado alimentar a los cuatro simios.

En momentos llego a pensar que se trataba de la peor de las casualidades, para  que ella estuviera ahí, y a que los demás encargados habían terminado de alimentar a los demás bestias, quedando ella finalmente sola ahí frente a Tomtom, Harry, Sansón y Chip.

Encontró a los simios en sus jaulas muy tranquilos, soñolientos sin preguntarse por qué animales hambrientos estarías tan sosegados. Al míralos recordó como esos apacibles y adormilados simios podían actuar tan lascivos y perversos.

Tomtom y Harry estaban ya dormidos uno junto al otro dentro de su jaula en medio de una gruesa capa de paja y algunas cobijas, algo muy raro para animales hambrientos. Mientras que chip y Sansón estaban en jaulas contiguas, más atentos a su visitante.

Sin darse cuenta se acercó con el cubo donde llevaba las frutas y verduras, pegándose a los barrotes para mirar a los dos chimpancés. A los cual respondió Sansón acercando su cabeza como si quisiera una palmada en ella.

Con mano insegura, Diana metió su mano dentro de la jaula para hacerlo, a lo cual Sansón solo se frotaba contra ella como si se tratara de un gatito.

Ella apenas podía reconocer a ese chango que se sentó en su pecho y la forzara a chuparle el miembro mientras que Chip lamía su entrepierna. Una sensación de ternura se alternaba con la pasión al recordar las caricias primates.

Fue entonces cuando algo rompió el encanto de la escena.

Alguien introdujo la mano dentro de su blusa y sujetaba uno de sus pechos. Miro repentinamente a Sansón, pero este seguía extasiado con la mano sobre la cabeza, entonces descubrió a Chip que apenas se apreciaba entre la paja, que aprovechando la blusa entre abierta de Diana, se servía de la situación.

Era mediado de agosto y acaba de llover, pero el calor apenas y disminuyó, y la humedad hacia insoportable el ambienté, así que Diana, solo llevaba un short, y una camisa blanca delgada de algodón y sin sostén como acostumbraba, cuando le avisaron que tenía que alimentar a los simios, y tal cual se dirigió a hacerlo, de tal manera que Chip no tenía obstáculo alguno para acariciar aquel gran pecho blanco.

Por un momento se inquietó, pero cuando se iba hacer hacia atrás el mono encontró el pezón y con su largo pulgar comenzó a rozarlo.

Una descarga golpeo su cuerpo y el pezón se endureció en el acto, así con cada nuevo roce empezaba a acalorar más a Diana.

Sansón giro su cabeza e introdujo dos de los dedos de Diana en su boca y comenzó a succionar, a chuparlos.

Apenas comenzaba, ella en ese momento decidió dejar de resistirse y se abandonó a sus sentimientos, deseaba ser poseída por esos animales.

Sin moverse de su lugar estiro su mano libre tratando de encontrar los candado donde se suponía debían estar, dándose cuenta de que los pasadores no tenían seguro y que los simios se pudieron soltar en cualquier momento. Pero no le importo por mucho tiempo. Apenas los anímales dieron cuenta de que la puertas se abrirían se apartaron un poco de Diana, y cuando esta hubo destrabado los pasadores ambos saltaron contra ella, derribándola de espaldas. No le dieron tiempo ni de quejarse, antes de que pudiera siquiera recuperase del sentón, Chip sé había subido a su pecho y sujetándola con una mano, desgarro la frágil camisa, y lo mismo sucedía con el short que era destrozado por Sansón.

De inmediato, de nuevo el miedo llego Diana, pensando que había cometido un error, mientras tanto Chip se avorazaba con los pechos de la chica, con sus ágiles labios abarcaba el pezón izquierdo mientas que con la mano derecha sobaba y apretujaba el otro pecho descaradamente. Y ahora era Sansón quien buscaba entre las piernas de la chica, primero oliendo, como si creyera que encontraría algo dulce en aquel rincón. Después empezó, sutilmente, a lamer el bello rizado de pubis, esto hizo cosquillas a Diana, que sonrió, a pesar de que se sentía asustada y forzada. Poco a poco se internó más con su lengua, hasta toparse con los pliegues de suave piel, y aquel botón sensible que respondía a las caricias, enrojeciendo y poniéndose duro. Ante aquella situación se empeñó en chupar y succionar como si tratar de desprender o exprimir una pequeña uva.

Mientras, que Chip y sus constantes manoseos, hacían endurecer más al pezón concluyendo cada caricia con una descarga eléctrica en el sistema de Diana.

Diana, se sentía obligada, forzada, violada, aun así no intentaba gritar y sus forcejeos eran realmente patéticos, no logrando nada con ellos.

La animosidad de las bestias en su empresa, era realmente asombrosa, se suponía que los animales no podían recibir al sexo más que como un mero acto instintivo para la procreación, sin embargo esos dos parecían disfrutar y coordinar todas sus acciones con la única meta de dar y recibir placer.

Sansón había descubierto que la joven comenzaba a destilar sus jugos, como una fruta recién cortada, y en un momento con la yema de su dedo recogió un poco, para después llevarlo hasta sus labios, como degustándolo. Un momento después repetía la operación, una y otra vez.

Al mirar esto Diana recordó cómo, Sansón, lograba realizando la misma operación, limpiar hasta el fondo un frasco de mermelada.

En algún momento Diana sentía la necesidad de voltear, pues de pronto se sentía observada, pero no lograba distinguir entre las sombras a nadie y en su mente una imagen daba vueltas, al acercarse miro que aún quedaban restos de vegetales frescos en los tazones de los simios. La primera vez pensó que pudo haber sido obra del entrenador de los animales, pero en esta ocasión tenía como coartada, una la pierna lesionada. Los demás cuidadores no se encontraban ahí tampoco.

De pronto sus pensamiento se interrumpieron al sentir y un dedo hurgando en su interior, que muy hábilmente introducía y sacaba, sansón, para poder obtener más jugo de amor, lo giraba como si del recipiente de mermelada se tratara buscando en cada rincón.

Mientras Chip ahora se encontraba chupando el otro seno de Diana, el pezón era mordisqueado suavemente como si tratara de desprenderlo mientras que la otra mano manoseaba presionando, en ocasiones fuerte u otras con ternura aquel melón suave. Fue entonces que noto la erección de Chip que con cada caricia que regala, su miembro crecía y se enrojecía más, con su forma tan curiosa, compara con el de un hombre, delgado y largado rojo, y con una cabeza igual de alargada. Como si el simio notara que la atención de la chica estaba en su pene, abandono los pechos de ella, con ambas manos jalo la rubia cabellera atrayendo la cabeza hacia sí.

Diana intento protestar, pero eso solo sirvió para que el pene del antropoide desapareciera por completo en su boca. Sintió como aquel pedazo de simio rozaba su garganta y podía sentir aquel sabor, al tiempo que percibió una sustancia viscosa que empezaba cubrir el interior de su boca.

Al tratar de oponerse pareció complacer más al simio que sin piedad alguna, comenzó un vaivén frenético, al tiempo que con sus manos mantenía sujeta la cabeza de Diana, que no podía oponerse.

Fue en este punto donde, percibió que las manos de Sansón se colocaban a los lados de sus piernas y sintió un roce y de pronto la estocada, de lleno es su sexo y hasta el fondo, al aparecer la repentina exaltación de Chip había excitado también a su compañero, y con el mismo salvajismo embestía la vulva de aquella joven que respiraba con dificultad, que era violada por dos primates, cachondos y que aun así, lo disfrutaba. Disfrutaba como nunca lo había hecho, ese sentir cercano al miedo y la sensación de ser forzada la encendían como ningún otro amante lo habría hecho, la sensación de ser observada, multiplicaba la excitación. Sus sentidos se concentraron justo entres sus piernas, el suave golpeteo de los huevos de aquel Sansón velludo, y en ese instante exploto en un orgasmo y que a pesar de tener ocupada la boca, puedo exhalar una apagado gemido y sin control alguno sus ojos giraron.

Sus manos ya se encontraban sobre sus pechos recreando los mordiscos del chango aquel, mientras aquel Chip seguía en su mete y saca, de pronto con escandaloso grito, se corrió en la boca de Diana, sin que está pudiera evitar tragar parte el semen.

El muy encajoso chimpancé la apretó entonces contra su vientre, casi asfixiándola, con lo vieron un par de arcadas, que eran el producto de introducir en la garganta la punta de aquel pene.

Chip se alejaba un tanto cansado, se apartó para mirar e inspeccionar su miembro que poco a poco se relajaba.

No se había recuperado aún de esta situación cuando sintió al máximo la penetración de Sansón, que se apretaba contra ella puesto que su clímax llegaba. En su inconsciente, algo se ilumino y con sus manos intento apartar al simio, a lo cual este reacciono con un bufido y mostrando sus dientes y clavando la mirada de aquellos ojos rojos, y sus manos se encajaron marcando las uñas en la blanca piel, con más violencia aun, apuñalaba con su pene, la vagina de su víctima. Esto provocó que ella se abandonara, desfogándose al exhalar un grito desde el fondo de su cuerpo, mezclado entre dolor y placer.

Al contrario de espantarse o sorprenderse, esto pareció exaltar al simio que de un solo empujón se corrió dentro de la chica, acompañado de un bufido, muy marcado al expulsar aire por sus anchas narinas.

Ella misma no lo supo, cerró los ojos unos momentos, mientras que es animal se alejaba un poco, ella, sin notar nada más, giro sobre si misma apoyando las manos en el piso arrastrándose unos instantes, sus piernas templaban y dolían en donde Sansón había dejado marcadas sus manos, no podía levantarse(o no quería), y se volvió a desvanecer, no supo cuánto tiempo fue, pero la despertó la suave sensación de que sujetaban una de su piernas separándola de la otra. Y no le importo, de hecho lo esperaba, pero otra sensación hizo que despertara, una caricia, un lengüetazo. Chip ahora lamía descaradamente la vulva de Diana, que aun desprendía sus jugos combinados con los de Sansón, mientras sostenía con su mano la pierna de ella, como si fuera una rama que desprendiera miel de su comisura.

Un escalofrió combinado de una ola de calor recorrió su espina, de nuevo jalo su pierna como tratando de zafarse. Una vez más obtuvo la reacción de violencia de Chip que de un firme jalón restableció la posición de Diana, ella, solo apretó sus labios ahogando el gemido de dolor. Tan solo para seguir lamiendo, aunque de pronto la combinación de olores hizo que Chip retomara ímpetus y lograra una erección más.

Así que sin más preámbulo sujeto a Diana, por las caderas y con gran facilidad y fuerza, la coloco a modo, dejando sus caderas elevadas del suelo y sin más, y de una sola estocada , ensarto la vulva de la rubia, a lo cual ella nuevamente ahogo el grito esta vez hundiendo su cara entre la paja.

Así como la penetro comenzó el mete y saca, firme y violento. Su tamaño era algunos centímetros más que Sansón pero era su salvajismo lo que provoco de súbito otro orgasmo en Diana, en momentos se jalaba como si tratara de zafarse o de escapar, tan solo para sentir como Chip, por medio de su fuerza la obligaba a ceder y dejarse hacer, disfrutaba dejar que el simio llevara todo el control sentirse violada por el animal.

De súbito, el frenesí de los movimiento provoco que el miembro del chango se saliera de Diana, este en su afán por penetrarla nuevamente empujaba sin dar en su objetivo, seguía en su vaivén cundo de pronto sin siquiera esperarlo, encontró la" otra" entrada de Diana.

Ella tampoco lo esperaba, un grito, más bien un alarido de dolor y sorpresa. El simio apenas y se inmuto ante el cambio, siguió con embestidas.

Diana, no tardó mucho en disfrutar de aquella tortura apenas unos instantes después. De súbito comenzó nuevamente a tratar de zafarse y patalear, como si quisiera escapar, incitando al bestia y al igual que las veces anteriores Chip, la apretó y empujo con más fuerza y más profundo. Ella lo disfrutaba ya sin censura y se dejaba llevar, sintiendo como el simio terminaba con un par de estremecimiento y mayor violencia.

Entre abrió los ojos solo para ver como sus peludos amantes apenas se apartaban girando en torno suyo, distinguiendo como sostenían su erección y en su mente imagino lo que ellos pretendían tan solo para descubrirse nuevamente excitada. Por un instante le pareció distinguir un objeto obscuro destellando entre los montones de paja.

Chip ahora estaba frente de ella, y Sansón a sus espaldas, ella sintió como este ultimo la sujeto de los hombros pero ellas se dejó ir al frenté sobre Chip, quien al principio se inquietó, pero Diana sin dudarlo un instante se acomodó sobre él con las rodillas en el suelo, logrando un roce entre su genitales y los del Chango, con esto logro tiempo, para que con su mano, colocara la punta de aquel extraño pene en la entrada de su vulva, y con un movimiento más bien involuntario de Chip entro completamente, quien comprendiendo por fin de lo que se trataba.

Apoyo las manos en el suelo a los lados de Chip, dejando expuesto su hermoso y blanco trasero, volteo la mirada en busca de Sansón, quien miraba aparente mente atónito, lo que había sucedido en tan poco tiempo y pudo ver cuando sus ojos se posaron en el movimiento de sus nalgas, a lo cual ella aumento su meneo a los lados, lo que provoco que su pechos también se mecieran en la cara del otro simio que no perdió la oportunidad de morderlos, arrancando un quejido de la bella mujer.

Como ella esperaba Sansón comprendió lo que quería, con firmeza y clavando las uñas tomo las caderas de Diana, puso su pies sobre la pantorrillas de ella y como si se tratara de una hembra de su especie se preparó para entrar, solo para notar que estaba ocupado aquel orificio húmedo, lo intento en varias ocasiones pero en cierto momento ella bajo un poco la cadera al momento que intentaba entrar y el suertudo simio entro por el ano que ya había sido lubricado antes. Entro hasta a el tope Diana no hacía más que gemir y mover sus caderas adelante y atrás, en momentos sus manos sujetaban los brazos, las manos o el cuerpo de los simios jugando a apartarlos, solo para sentir nuevamente su rigor y un nuevo orgasmo. En su desesperación movió la cadera en forma violenta, Sansón se salió, pero con su propio vaivén y el de Chip, el pene encontró la vulva ahora más dilatada y húmeda que sin más, entro en la misma.

Una nueva descarga recorrió su espalda sudorosa, erizando los velos de su espalda y sus brazos, sintiendo esas vergas simiescas entrar en su cuerpo, en un momento juntas y en otro, alternadas, DISFRUTANDO COMO NUNCA, COMO NINGUN SER HUMANO LA HABIA HECHO SENTIR.

Con ello Diana se corrió entre gemidos, una y otra vez, después de un rato e intuyendo que estaba por terminar, sintió más bestialidad en lo empujones y como los chimpancé se corrían, ahora entre sonoros gritos, desencadenado otro orgasmo. No lo pudo soportar, y entre temblores en todo su cuerpo, se desvaneció.

Unos instantes después, la despertó el suave movimiento de su propia cabeza. Se trataba de Sansón, que sentado frente a ella, la mecía para despertarla mientras, que con la otra mano se masturbaba.

Suavemente y sin meditarlo, lo atrajo y comenzó chupar y lamer aquel curioso pene. Esta vez, el simio no la forzaba solo coloco una de sus manos sobre la cabeza de la chica mientras que con la otra se apoyaba en el suelo, mientras que ella seguía sorbiendo.

Sintió como el primate comenzaba a estremecerse y aparto sus labios y con delicadeza siguió acariciando, al simio cuando esté, se corrió, tan solo con un suspiro.

Así Sansón se apartó apenas unos centímetros y comenzó a asearse, Diana miro alrededor y vio a chip amodorrado cerca de ella, y que al mirarla a los ojos, se acercó y en acto de gran ternura paso sus manos por la despeinada cabellera y se recostó a un lado de ella, unos minutos después imitado por Sansón que se apoyó en la espalda de Diana, para dormitar unos instantes. Ante esta situación, ella, no se le ocurrió algo mejor que quedarse ahí, y dormir.

Unas horas después, despertó y al hacerlo, sus acompañantes lo hicieron también, tan solo para caminar adormilados hacia su jaula, trepar y meterse en ella, Diana los siguió, puso los pasadores, recordando de nuevo que no tenían candado y que había muchas cosas que parecían indicar algo más que la casualidad y el instintos vinculados en lo que había sucedido.

Pero el cansancio y el dolor no le permitieron, pensar mucho, se cubrió con una manta que se ocupaba para cubrir las jaulas, busco lo que había queda de sus ropas y se fue a dormir lo que restaba de la noche en su camper.

Pero en su mente había muchas preguntas, eso sin imaginar que nuevamente todas las experiencias de ella y los chimpancés habían estado bajo vigilancia.

Pero aun ella y los que la vigilaba, eran observados a su vez, por otros ojos que sacarían provecho de la situación tarde o temprano.

Darksinuhe.

Se abre el telón y surge una nueva estrella

.

Habían pasado algunas semanas desde su último revolcón con sansón y compañía, pero ahora las casas eran muy distintas. Diana ahora trataba de acercarse en cada oportunidad, pero siempre había alguien en el área de los animales, había intentado acercarse en varias ocasiones para repetir con sus velludos amantes pero siempre estaba el domador, o alguno de sus asistentes o alguien más del circo que con algún pretexto rondando por ahí, haciendo imposible un nuevo acercamiento.

Ya con la calentura a todo, y sin encontrar otra opción había buscado a algunos de sus amantes sin pelo, como el payaso principal entre otros, incluso los gemelos trapecistas, pero ya no le brindaban el placer de antaño, les hacía falta la fuerza, la bestialidad, el lado salvaje del sexo que recién había descubierto, que era lo que realmente deseaba con toda sus entrañas.

Era tal su ensimismamiento, que no notaba las miradas a su alrededor.

Hasta que llego el periodo de descanso, previo a la temporada invernal que sucedió. El circo se movió a un amplio terreno bardeado ubicado en el estado de México, propiedad de una de las dueñas del circo donde guardaban y daban mantenimiento a todo el equipo: reflectores, mástiles, lonas, estructuras, plantas de luz, a todo.

En algunas giras la dueña del terreno presentaba un numero ballet acrobático, algunos decía que solo lo hacía para conservarse en forma, y vaya forma ya que su belleza era espectacular. Su nombre Nayhelli, una beldad de 1.85 da alto y con un cuerpo que aunque estuviera rodeado de las demás mujeres del circo sobresalía enormemente, cabello largo que siempre suelto salvo en las funciones donde lo llevaba en el conocido chongo en la parte de atrás de la cabeza, sus ojos eran castaño pero en determinados días parecían tornarse verdes, miel incluso.

La entrada al terreno se encontraba justo en una enorme nave industrial, ahí estaban las bodegas y los talleres, junto con la nave que usaban para guardar los remolques de los artistas, y una casa donde habitaba los cuidadores, quedando un gran zona libre en el centro para realizar los movimientos de los trailers, y autos, y justo en el fondo otra nave servía de establo para las bestias, cada una de ellas con un establo o jaula mucho más amplio que los de temporada de trabajo, ya que si uno de ellos enferma durante ese periodo, se manda ahí para su convalecencia, además de un mini clínica, con todo lo necesario para el cuidado de los ejemplares. Los osos y tigres y leones, reposaban en una enorme jaula. Los camellos y caballos y un par de percherones contaban cada uno con establos grandes cubiertos de paja y alfalfa y grandes bebederos. Los perros futbolistas, unos enormes, pero juguetones, bull terrier se quedan en perreras individuales con paja, los french poodlle, de los grandes, que eran acróbatas, en perreras un poco más pequeñas con mantas para no estropear su risos plateados. Un enorme corral de más de 4 metros de alto, hecho de acero, profundamente cimentado en el piso servía de refugio a los 4 elefantes, que frecuentemente eran sacados a caminar en el patio central del terreno.

En el centro de la nave ,en un jaula amplia dotada de lazo, llantas, pelotas mantas y otras cosas era donde pasaban su receso los chimpancés sansón, Tomtom, Harry, chip y junto a ellos, en un rincón un gran orangután y de apariencia torpe. Se quedaba en una jaula, esta criatura solo se usaba de ornato en el circo, había demostrado ser incapaz de aprender algún truco útil para la función, el entrenador perdió la confianza y la paciencia, en ocasiones salía de su jaula, y rondaba por el área de jaulas sin molestar a nadie, cosa que el público gustaba mucho ver, pero completamente inútil para el show o cualquier otra cosa.

Un largo pasillo atravesaba de lado a lado la nave pasando frente a cada área, cada especie en la propia, con troncos llantas y otros juguetes especiales para ellos.

Incluso un chiquero inmaculado donde encerraba a media docena de cerdos enanos que también hacían acrobacias y trucos.

Todo los artistas se habían marchado de vacaciones donde su familias, algunos en provincia, otros en la capital y unos pocos, en el extranjero.

Solo una de ellos se quedó, Diana había esperado su remolque a que la mayoría de su compañero se fueran, cuando las amazonas eran las ultimas que salían en grupo se unió a ellas, hasta la entrada, y en plena calle dijo haber olvidado una de sus maletas y regreso, con toda el discreción se introdujo nuevamente en su remolque y espero algunas horas hasta el anochecer.

Con el sigilo de un felino se deslizo hasta los establos, sabiendo que los cuidadores no harían su ronda hasta la mañana siguiente, había usado sus encantos y un buen trabajo de su boca y lengua le "saco "la información a uno de los cuidadores, este, alegando que no era necesario hacer rondines ya que los animales son muy tranquilos, que si ella quería podía pasar la noche con él y terminar lo empezado.

Se dirijo a la clínica y saco el manojo de llaves, y se encamino en busca de los chimpancés. Mientras caminaba ese breve trecho, ojeo rápidamente en todas direcciones, tratando de descubrir a alguien que la pudiera descubrir, o espiar, pero no estaba dispuesta a retroceder en este punto.

Ya frente a la jaula, encontró rápidamente la llaves pues estaba numeradas igual que cada chapa y candado ahí, se detuvo un segundo para buscar a los simios, que parecían estarla esperan. Ansiosa abrió la puerta y entro, emparejándola, para que pareciese cerrada. Al mirar de nuevo los simios ya estaban justo frente a ella. Los miro unos segundos y ellos a ella, comenzó a acercarse lentamente una colchoneta rasgada que los chimpancés usaban como juguete y cama ahí se sentó despacio. Sansón avanzo hacia a ella seguido de los demás monos, Diana lo abrazo .el simio correspondió el gusto, pero enseguida con sus labio gruesos busco el rostro de ella y comenzó a probarlo con la punta de la lengua, ella aparto sus rubios cabellos para sentir la rara caricia, después, el comenzó a darle toscos besos. Sansón primero paso los labios por la nariz, los ojos, luego la frente, el mentón y finalmente los labios que añoraban aquel beso. Diana saco la lengua para sentirlos, Sansón con cara de asombro al primer instante, saco su larga lengua, y lamio el apéndice de ella. Llevaba unas jeans, una camisa, corta y delgados botines que sin levantarse, en un segundo salieron volando al otro lado de la jaula.

En cuanto su ropa cayo los demás simios entraron en acción, Sansón la abrazo por atrás sujetando su opulentos pechos, mientras Chip recostó su cabeza en las pienas de la chica como un gatito que busca un lugar para dormitar, mientras Tomtom y Harry se acercaron a su costado sentados dócilmente justo donde su mano se apoyaba en el suelo, ella apenas apreciaba a la escena cuando sus pechos saltaron ante las tosca caricia de sansón, que los apretaba como si tratara de exprimir un par de toronjas jugosas. Al sentir el respingo de la joven Chip giró su cabeza topándose de lleno con su depilado pubis, y como recordando la abrió suavemente introdujo su nariz y sus gruesos labios para comenzar a lamer, los dos changuitos tímidamente jugaron con los dedos de Diana, como tratando de levantarlas o de revisarla. Ella los miro, la levanto un poco del suelo, apena lo había hecho cundo Harry se la acerco a su pene que comenzaba a erectarse, y sin respingo alguno, ella dedujo lo que quería y puso "manos a la obra", pero de inmediato Tomtom se la arrebato colocándola sobre el suyo, lo cual por supuesto no le gusto a Harry, y comenzaron a empujarse y gritar y a rodar lejos de los otro tres participantes.

Diana rio solo un poco por que de nuevo las manos de Sansón la regresaron al momento ahora pellizcando sus pezones, que como siempre sufría aquel delicioso castigo.

Diana había separado más las piernas dejando libre acceso a Chip que se daba gusto como un niño en dulcería, lamiendo y chupando aquel rosado botón que en momentos parecía vibrar ante el rose del apéndice lingual. Pero de igual manera que en las otras ocasiones, pero con un poco más de maña que en las veces anteriores, fingía apartar a los simios que con un empujón y un gruñido se aplicaban con más pasión en su quehacer.

De súbito regreso Tomtom y tomando impulso, salta sobre la espalda de Chip para impulsarse como de un trampolín, y saltar más alto aun, haciendo caer al trio, Chip se levanta y con una fiera mirada grita y gesticula en dirección de Tomtom que se esconde entre una llantas, Diana trata de incorporarse notando que Sansón estaba frente a ella con su pene largo ya erecto, ella se saborea cubriendo su gesto por su cabello revuelto, se arrastró un poco , lo toma y lo dirige a sus labios, así como lo hizo Chip primero lo prueba con la lengua un par de veces y con calma y poco a poco lo introduce en suave mete y saca en la boca. El chango solo atina a flexionar un poco las piernas y sujetar aquella melena. A Diana no le preocupa lo indefenso de su posición, de hecho lo aprovecha. Uno de los changuitos ha regresado y se coloca sobre sus cadera arras del piso, siente sus manos pequeñas en sus nalgas y como el pene busca donde asilarse, ella solo abrió un poco las piernas y levanto la cadera un poco del piso, sin mucha dificulta encontró donde acomodarse y de inmediato comenzó su vaivén, no hubo problemas ni dolor ella estaba húmeda pues desde hace semanas planeaba el modo de retornar con sus amantes peludos.

Todo su cuerpo se mecía adelante y atrás al tiempo que alternativamente, sentía el entrar y salir de los dos miembros en sus respectivos orificios, sentía como los pliegues de la vieja manta rozaban sus pezones endurecidos de placer, y claramente sintió cuando otro de los simio se sentaba a su lado para poder tocarlos en cada balanceo, sin saber quién era pues desde ahí no podía más que ver el peludo vientre de Sansón que aún tenía cogida su cabellera.

Cada movimiento la excitaba aun mas, unos días atrás se masturbaba en su remolque recordando las cogidas con los chango y se dio cuenta que, recordando la forma de sus penes , que no eran anchos, ni demasiado largos, había probado algunos más grandes y gruesos en hombres que había conocido, pero aun así lo que le excitaba era el morbo de hacerlo con un animal y la pasión salvaje de ellos y el sentirse dominada y con miedo a una reacción salvaje del celo instintivo, eso era lo que humedecía su entrepierna y erizaba su cabellos.

En un instante todo se detuvo, no estaba segura, pero le pareció escuchar un ruido, pero no estaba segura, lo simios se apartaron, ella se levantó un poco tratando de descubrir algo o alguien que anduviera por ahí, miro a su alrededor y vio a sansón y a Tomtom de un lado y frente a ella a Chip y Harry de su otro costado todos con cara de extrañeza pero los penes cómicamente erectos, ella gateo uno poco en dirección de Chip y de nuevo fue el centro de su atención, Chip se acercó hacia ella, y se podría decir que la miro con ternura ella levanto la mirada anhelante para seguir con el juego, y él no se hizo del rogar, se acercó aun mas ofreciendo su pene a la boca de ella que no lo dudo y comenzó lamer y chupar como sabia, Chip la sujeto al igual que sansón de los cabellos atrayéndola solo permitiendo el suave vaivén. De reojo miro a sansón que se acercó por atrás y comenzó a manosear toscamente sus nalgas, Tomtom se sentó y más en juego que por placer empezó a acariciarse solo su delgado pene, Harry se acercó colocándose a un lado de Chip tratando de recibir el mismo trato, a los cual Chip respondió con un sonoro bufido, y cuando el pequeño se iba alejar, Diana lo tomo suave por el brazo colocándolo a un costado pero a modo de poder bombear su pene.

Como siempre estos puestos no duraron demasiado, Diana se encontraba ansiosa y casi se tragaba aquel pene con todo y simio, y al parecer tampoco Chip había tenido acción desde la última vez, así que se corrió abundantemente y sin mucho trabajo. Ya Sansón estaba detrás de Diana lamiendo afanoso le culo rosado de ella, con sus manazas abría firmemente las redondas nalgas de ella para poder deleitar aquel orificio. Aquel estimulo la hacía estremecer, sentía su espalda sudando a pesar de la frescura de la noche, cada temblor le hacía jalar con más desesperación el pene de Harry que ahora estaba sentado con las manos apoyadas hacia atrás, casi recostado, para seguir disfrutando ese meneo, que tampoco duro mucho, terminado con un fuerte bufido, y una salpicada en la mano de Diana.

Apenas pudo llegar a eso cuando de pronto sintió un dedo invasor en su vulva que entraba sin pedir permiso y sin aviso, mientras que podía sentir una lengua que hacía lo mismo en su ano. Con un fuerte gemido, más bien un grito y las uñas clavadas en las viejas mantas, fue cuando esta sintió el añorado orgasmo.

Los tres se quedaron un momento tomando aire, Harry se apartó un poco y se sentó a mirar el segundo acto, Sansón se había olvidado de lamer el ano de la chica, y ahora introducía el dedo en la jugosa vulva para después extraerlo cubierto de líquido que lamia goloso, como la primera vez. cada entrar y salir del dedo excitaba nuevamente a la chica que miro por sobre su hombro y pudo ver la labor del simio, pero enseguida se acercó Tomtom que con tanta estimulación ya deseaba jugar también , se acercó decidido a Diana tratando de meter su pene en su labios, ella , lo empujo suavemente para que este insistiera, ella no lograba acomodarse ahora porque era más bajo que Chip así que apoyo los codos en el suelo y lo obligó a recostarse como Harry y recibió su dosis de succiones y chupadas pero entre más chupaba su saliva escurría por el pene, humedeciendo los ralos cabellos del vientre del simio, lo comía como si una paleta helada se tratarse, lo recorría con la punta de la lengua de arriba abajo, y luego lo introducía para dar una sonora chupada.

Después de un rato así, por fin Sansón no soporto más y sujetando las caderas de Diana apoyando su pies en las pantorrillas de ella, se acomodó y la penetro de un golpe, un escalofrió recorrió la espalda de ella al sentir los dedos y sus uñas clavándose en su piel al atráela, haciendo que ella gimiera de dolor y placer, apartando por un instante su hermoso labios del miembro de Tomtom que de inmediato y de un doloroso jalón de cabellos la regreso a su trabajo forzando un arcada en ella al introducir su pene de golpe casi hasta a la garganta }

Con lentitud comenzó a guiar el ir y venir del cuerpo de Diana, ella podía sentir el estremecer del chimpancé con cada empuje, como entraba rozando cada rincón de su pichita, el líquido que brotaba suavemente anticipando el chorro que a cada momento se aproximaba a su explosivo éxtasis. Ambos aumentaros su velocidad, sentía el áspero de la manta en sus rodillas, y el peso de sus pechos bailando de un lado a otro con cada embestida. Ella estaba loca de placer, sus movimientos eran furiosos, de su garganta solo salían sonidos como de una bestia furiosa, sus dientes chirriaban y la saliva comenzaba a escurrid de su boca en mayor cantidad. Apenas y sintió el orgasmos de Harry que termino en su boca, pudo sentir el sabor del semen del changuito, pero su mente, su cerebro estaba enfocado en su vientre, en sus labios, en su piel marcada por la uñas de aquel animal que la estaba poseyendo. Ambos jadeaban y se movían frenéticos , ella sintió su nuca, sus cabellos se erizaron y con un arcada lo sintió, la sensación, el aviso previo al orgasmo fue largo , casi doloroso, su cuerpo se negaba a llevar a la meta buscada, de pronto el frenesí de los amantes lo llevo a separase, el miembro de Sansón se salió de los labios de Diana fugazmente entro en el ano, y después paso por entre las nalgas para terminar con chorro caliente de semen salpicando sobre la espalda de Diana, su orgasmo buscado se dio al sentí ese salpicar caliente brincado sobre su piel sudorosa.

Sansón no la soltó se apoyó contra ella mientras que en cortas contracciones su pene terminaba de correrse, pero no fue suficiente, el pene no se relajó ni un poco, seguía muy erecto .Diana trato de incorporarse, de su boca aun escurría saliva y semen, se levantó aun sobre sus rodillas cuando sansón la tomo desde atrás sujetando su pechos, he intentado penetrarla, ella solo emitió un pequeño grito y se debatió un poco por la sorpresa, de nuevo las fuertes manos del chimpancé aprisionaron sus carnes para controlarla, se quedó casi quieta, empojando un poco la cadera hacia atrás y separando la rodillas, permitiendo que el chimpancé buscara su pucha, sin embargo el simio trataba de penetrar a toda costa , con desesperación bombeaba la cadera tanteando las nalgas , o rozando la vulva apenas o las piernas de la chica , parecía un quinceañero primerizo. Esto enervo nuevamente el deseo de Diana, que comenzó a sentir son el misma ansia de ser penetrada, pego aun mas su cadera al vientre del simio para que no se moviera tan erráticamente, y como pudo se agacho un poco más.

Sansón se detuvo al notar nuevamente el apretado ano de la chica. Soltó una de sus manos para tentarlo con la yema del dedo, ella solo atino a exclamar un suave quejido, anticipando en su mente, la acción siguiente del simio. Este empujo suavemente y noto el suspiro que producía en su hembra, y lo volvió a hacer, introduciendo un aparte de su dedo en el orificio, y en cada ocasión era más fuerte y profundo. Ella aprovecho la liberación momentánea para inclinarse y con su mano libre abrió su nalga, no había impedimento para que ese bribón poseyera también su cuerpo por ahí. El simio pareció entenderlo enfilo el agudo pene y con un lento movimiento la penetro. El simio los labios, levantando las cejas, y ululo un poco mientras lo hacía, ella sentía como aquel pene en forma de flauta penetraba en su intestino, abriendo su esfínter, sintió claramente como los pelos del vientre chocaron con sus nalga al completarse la penetración. En ese punto se detuvieron un segundo, Diana aguanto la respiración concentrando sus sentidos, en ese rincón de su cuerpo. Tan solo un segundo. Despacio comenzó a sacarlo para comenzar el mete y saca que ambos deseaban.

Ninguno de los dos notó que Chip se acercaba a ellos mirando fijamente las manos de su compañero sujetando los pechos de la chica.

Diana apenas y podía respirar, por lo apretujado de sus pechos y la fuerza con que la rodeaban los brazos del simio, pero en mayor razón por la excitación que sentía, en ese momento encontró a chip con tremenda erección mirándola fijamente. Lo miro de arriba abajo, casi erguido se podía aprecia su respiración agitada, de súbito subió los brazos y como un pequeño King Kong se golpeó un par de veces el pecho ululando ruidosamente, como lo haría en la naturaleza para amedrenta aun rival. Si su objetivo era reñir la posesión de la hembra, Diana, a Sansón no le importo seguía concentrado en su pausado mete y saca, Sin embargo ese estallido de testarrona animal si surtió efecto en Diana, que de inmediato sintió su puchita muy húmeda casi chorreante de placer. Dejo escapar un quejido y miro fijo a Chip que se acercó apoyándose en sus manos, lo suficiente para que Diana tomara con sus dos manos los huevos y comenzara a acariciar los junto con aquel simiesco pene. En ese momento Sansón cambio su agarre tomándola de los hombros,

Ante la caricia el simio se apoyó en sus caderas y empujo la suya como si la estuviera penetrando, ella lo atrajo gentilmente, y la apretó a su pechos sintiendo aquel miembro rozar su pubis, lo tomo y lo guio hasta su vulva, y sin dificultades entro, así se comenzó a mover aquel trio.

Sansón ya había lubricado con sus líquidos aquel apretado hoyo y se movía con la misma velocidad que Chip, que a momentos parecía confundido con los pechos que se balanceaban y brincaban frente de él, Diana se movía como podía de rodillas, pero estaba extasiada con aquella doble penetración, escuchaba los sonido bestiales de sus amantes homínidos, sentía sus peludos cuerpos rozando sus pechos y sus nalgas.

En un momento de locura lo empujo como si de una pesadilla se tratara. Ambos simios gritaron ferozmente al tiempo que hundieron más profundamente sus penes en su hembra compartida, las uñas hicieron laceraciones s en la piel de la chica que se estremeció en un rápido orgasmo arrancándole una convulsión mientras que sus amantes la mantenía de erguida a base de fuerza.

Ya no era humana sus deseo y pasión, su propio instinto la hacía dejar de razonar y actuar como su lado salvaje le indicaba. Así siguieron un rato hasta que Diana no pudo más y se dejó caer hacia adelante solo tratando de detener el peso de los tres sobre su manos y cayendo sobre Chip. Antes de que cualquiera de los simios pudiera comprender que sucedía ella abrió las piernas montando completamente a Chip que por unos instante no se movió, al igual que Sansón, pero ella comenzó a moverse y uno momentos después los chimpancés se habían recuperado adaptándose a esa posición.

La penetración de chip era más profunda, y Sansón nuevamente abría con sus manos la nalga de la chica para mirar su pene entrar y salir.

Poco a poco aumentaron la velocidad sus movimientos. La equilibrista sabía controlar y sentir cada musculo de su cuerpo, esto le permitía sentir su ano forzado por la penetración de Sansón, al mismo tiempo que el roce de su clítoris por el pene de Chip.

Cada sensación estallaba con más fuerza en su cerebro, podía oler su propio sudor y los olores propios de su amantes, lo tenía muy presente en su memoria, al grado de disfrutarlo y causarle placer.

Cada momento ella esperaba la embestida final con los sonidos de éxtasis de sus amantes que a cada momento aumentaba la fuerza de su penetración y el ritmo de su respiración. El primero fue Sansón que cambio su punto de apoyo y sujeto de la cintura a Diana, apretó su agarre casi al límite de tolerancia de la mujer, que arqueo la espalda en gesto de dolor y de placer, se concentró y sintió el chorro caliente de semen entrando en su cuerpo, golpeando sus paredes internas y escuchando el bufido que liberaba el simio aquel. Ella comenzó en un frenético sube y baja de su cadera exigiendo su propio placer de apretujado Chip que solo se mantenía ahí tirado sosteniendo más que acariciando los pechos, en su frenesí, su ano se vio liberado de súbito, que expulso un poco de la simiente blanquecina que se alojaba ahí, y el pene de Sansón rebotaba sobre sus nalgas salpicando el restante.

Eso aumento su libido al límite y aunque sus fuerza iban menguado aumento su bombeo, sonrió para sí cuando sintió la y yemas del simio marcarse en su redondo pechos, y en un desesperado esfuerzo violento sus últimos espasmos para terminar de ordeñar al chimpancé, pero fue ella la que exploto nuevamente aquel trapo viejo sufrió su arrebato ya que sus uñas se clavaron profundamente, dejo escapar un fuerte gemido desde el centro de su cuerpo, arqueo la columna sintiendo una nueva descarga eléctrica en su sistema nervioso, ahí se congelo solo temblando al liberarse ese nuevo orgasmo bestial.

Pasaron varios segundos hasta que su cuerpo se comenzó a relajar sin pensamiento alguno se dejó caer hacia un lado apenas esquivando a Chip que se quedó sorprendido nuevamente. Se trato de giro y se levantó con sus largas manos toco a la chica que parecía desmayada, quien solo atinó a decir en voz apenas audible, "la naturaleza es bella" se giró para dormir. Al simio no le gustó la idea y con un fuerte jalón la hizo girar boca arriba, ella se sorprendió y lo miro separar sus piernas con cierta fuerza y acomodar se para penétrala, ella se dio cuenta que descansar no era opción con un chimpancé frustrado, así que levanto la cadera y el simio enseguida comprendió y sin más preámbulo la penetro, sus largas mano tomaron los pechos magullados y comenzó nuevamente su mete y saca. Ella disfruto ese ataque de fiereza así que no le costó trabajo satisfacerlo, ya su excitación era mucha así aquella no tardo en ver las raras expresiones de las cejas y labios del simio al llegar su corrida y la nueva descarga de semen en su vagina no se hizo espera.

Vio cómo se relajaba Chip y como guiaba su cuerpo hasta el piso, ella lo miro a sus ojos y le extendió los brazos, y este se acomodó entre ellos se dispusieron a dormir un rato. Diana solo se incorporó un poco para mirar alrededor, a Chip y Tomtom parecía que el sueño los había vencido desde hace rato, y Sansón muy amodorrado revisaba su miembro ahora flácido y sucio. Así que apapacho a Chip y se dispuso a dormir.

De súbito la escasa luces que sema iluminaban el lugar se perdieron entre las espectaculares destellos…

…Algo paso, pretendía que esta fuera la última parte de esta "saga" por denominarla de alguna manera, se alargó un poco así que el desenlace en la próxima parte, espero que les hay gustado, hasta pronto.

De súbito la escasa luces que semi iluminaban  el lugar se perdieron entre las espectaculares destellos de los refractores que apuntaba directamente a Diana. Ella está totalmente confundida, se queda de pie ahí, mirando como de entre las jaulas salían sus compañeras de trabajo todas y cada una, algunos hombres del circo, casi todo habían sido su amantes, la miran y sonríen mientras ella va reconociendo uno a uno. Cada una de ellas se dirigen en silencio hacia las jaulas y ellos como por magia iban sacando de entre la pajas de pastura, tambos, incluso descolgando de los rincones altos cámaras y grabadoras, el cuidador que había recibido el felatio se acercó a la clínica y despejo uno de sus costados, para que de repente, ahí pudieran aparecer imagines en movimiento de Diana  durante su cogidas con los simios. Ante sus ojos, atónita Diana ve como fue desnuda la primera vez por los chimpancés y como  la cogieron por el trasero en la segundo ocasión y no lo puede creer.

La única que se acercó a la jaula donde se encontraba Diana fue Nayhelli.  Quien le dijo:

Sé que en el fondo ya te imaginabas lo que pasa aquí, o por lo menos tienes una vaga idea, desde el primer día que pisaste esté circo estabas destinada para esto, igual que todas ellas,-mientras que con la cabeza señalo hacia la parte central de la nave, donde varias de las chicas se encontraban ya acompañadas de sus animales -se te fue preparando para ello, desde tu primer comida con nosotros, se alimentó tu cuerpo y tu libido, sabía que tarde que temprano sucumbirías al calor de tu pucha, y ellos saben perfectamente cómo aprovecharlo- mientras que señalo a dos de los payasos, el hombre forzudo contorsionista ruso entre otros, que habían probado las mieles de las carnes de Diana- y te fueron enseñando lo necesario, te dijeron que entre ellos- refiriéndose a los animales- era más discreto y seguro, pero en realidad queríamos que perdieras el miedo de su olor y presencia y Sansón y compañía te eligieron desde la vez que te vieron cogiendo frente a ellos, pude distinguir como se excitaban, y decidí que serias para ellos.

Todas hemos pasado por las pruebas, y ahora lo disfrutamos, mis ancestro lo hacían desde los tiempo del coliseo romano, cuando las esclavas eran poseídas ahí frente al enloquecido publico después de ver a los gladiadores destrozarse entre ellos. Los bueyes y búfalos, osos, leones y cebras y por supuesto los chimpancés eran entrenados para violar a las mujeres que habían sido raptadas y destinadas a la arena. Eso ha cambiado y el circo también y como se dice en el medio” el show debe continuar”

El negocio del espectáculo , tú lo sabes es ingrato, y tenemos que asegurar nuestro modo de vida, en muchas partes del mundo la gente compra esto-mirando la gigantesca pantalla que mostraba al simio devorando los pechos de Diana-  y nosotros se los damos, no te preocupes, a partir de este momento también compartiremos las ganancias contigo, pero sobre todo y ante todo AMAMOS A LOS ANIMALES, igual que tú, su fuerza, su belleza, y por supuesto su pasión salvaje, es por eso en realidad que estamos aquí.

Algunas de ellas lo tomaron sin problemas, otras como te podrás imagina se avergonzaron y no podían aceptarlo, pero eso si todas están ahora aquí por gusto propio, aquellas que no lo tenía en su corazón no lo pudieron aprender, ni siquiera lo llegaron a intentar, y ante “nuestro trabajo de convencimiento” se sentían desubicadas aquí y se marcharon por si solas sin siquiera imaginarse lo que sucedía.

Yo, nosotros, solo les ayudamos a descubrir lo que ya es parte de su ser.

Quiero que las mires, que las conozcas como realmente son, que al igual que tu hasta hoy tienen un secreto que compartir.

Mientras Nayhelli decía esto había ayudado a salir de la jaula a Diana que sin darse cuenta traía de la mano a Sansón que parecía guiarla en eso, como si el mismo comprendiera lo que sucedía.

Salieron y se acercaron al chiquero donde se encontraba la payasita con los cerdos, se había cubierto el cuerpo con mermelada y yacía recostada en una manta mientras que cada cerdo atendía un lugar distinto, dos lamian hambrientos su pubis, dos más mordisqueaban los pezones haciendo tambalear los descomunales senos que escondía debajo del colorido disfraz. Uno más lamia despacio el ombligo. Otro introducía su lengua en su boca mientras que ella correspondía aquel beso bestial, mientras tanto buscaba entre la patas de los dos primeros, acariciando,  tratando de tocar su penes espirales.

En otra dirección, la chica rusa había sacado a uno de los osos de su jaula ,atrayéndolo primero con la rienda del bozal, lo acerco a sus pechos cubiertos de mantequilla, que rápidamente recogió con la rugosa lengua, después lo ato a un poste alto, se quitó los jeans y la camisa vaquera que llevaba y se arrodillo frente al oso para buscar calmadamente entre las cortas piernas, los testículos que de manera delicada comenzó a sobar, poco después vio un par de pulgadas más arriba como comenzaba a asomare el rosado pene, y con ternura y casi timidez comenzó a besar, aumentando lentamente la intensidad y la profundidad del felatio, al inicio el oso pareció incomodo emitiendo un par de gruñidos con las primeras caricias, pero conforme avanzaba la excitación se fue relajando. Mientras tanto con una mano libre la chica rusa había comenzado a acariciarse, lentamente , hasta que en cierto momento ya había penetrado su vulva con dos de sus dedos, en ese punto acerco un manta, aflojo el lazo del oso y lo bajo vario centímetros, con su mano acaricio nuevamente aquel pene osuno, para después ponerse en gatas y frotar su blanco trasero contra el vientre del oso que ya entrenado en estos menesteres y sin dudarlo monto a la chica, se movió un par de veces, tratando de encontrar aquella entrada que también era bastante velluda, como alcanzó a notar Diana, pero no tardo mucho y pudo penetrar  aquella hembra humana. Vio cómo su cabellera ondulada y pelirroja se balanceaba a la par de sus pechos a cada embestida.

No pudo notar más detalle ya que su atención ahora se centraba en las dos chicas que se besaban apasionadamente a unos pocos metros de ella, ya su ropa se encontraba en el suelo. Una de ella la más joven y  delgada de tez morena y cabellera negra hasta la cintura, con unos pechos pequeños pero redondos, altivos por su juventud, giraba su cabeza para compartir aquella caricia, con la otra mujer alrededor de los cuarenta años, y no por ello descuidada o fea, en sus curvas se notaba la belleza de sus madures, pechos grandes y redondos aunque firmes, como sus bien torneadas y fuertes piernas. Su cabello castaño y rizado caía apenas sobre sus hombros, y su piel trigueña, su espalda era hermosa fuerte pero sin perder la feminidad, acariciaba los pechos de la más joven con firmeza pero al mismo tiempo con esa delicadeza que solo ellas pueden brindar. Se podía observar la sincronizad y pasión que ya tenían, y que lograban plasmar en tu demostración con los cuchillos, la morena se ponía de blanco viviente mientras que la otra los arrojaba casi con fiereza pero con  increíble precisión , casi rozando el cuerpo de aquella jovencita.

Fue entonces cuando Diana noto a dos de los french podles que sin timidez alguna se acercaron e introdujeron la nariz en la entre pierna de la joven, que sin dejar de besar a su compañera separo un poco más sus la piernas. Diana vio claramente como ambos animales su acoplaron para lamer simultáneamente  a la chica que ahora parecía desvanecerse ante aquella tormenta de caricias humanas y caninas. Un momento después uno de los perros se apartó un poco solo para rodear a las dos mujeres y comenzar a lamer las deliciosas nalgas de la trigueña, que pareció no haberlo notado, solo apoyo imperceptiblemente una de sus piernas para que el perro pudiera introducir su lengua hasta el ano. Parecía un imagen congelada pues apenas sus integrantes perecían no moverse, así se mantuvieron algunos instantes, solo hasta que la joven morena suavemente aparto a la trigueña solo un poco, al igual que al perro para ponerse en cuatro patas, frente a ellos. La otra mujer camino a su alrededor, pasando su mano primero por su cabeza, luego su espalda, por supuesto que siguió a las redondas nalgas que adorno con un par de caricias dibujando aquel contorno curvilíneo, para finalmente pararse frente a ella, poniendo su pubis en su rostro. La joven, sin tardanza metió su nariz ahí donde solo unos instantes antes había estado uno de los perros, los cuales también cambiaron de posición. Cada uno de ellos se ubicó atrás de cada mujer, uno monto sin dudarlo a la morena mientras que el otro, se paró en dos patas, sujetando la cadera de la trigueña, quien al sentirse tomada, se inclinó apoyando su manos en las caderas de la joven, y abriendo las piernas bajo su propias cadera. Lo cual sirvió para que aquel perro de pompones en cabeza, patas y hombros, aquel perro de apariencia afeminada la pudiera penetrar. Ambos perros penetraron al mismo tiempo, y en sincronía comenzaron su rápido vaivén.

Mientras su ojos miraban cada escena Diana podían sentir dos partes de su cerebro trabajando, una recordaba los cables escondidos entre la pastura, los brillos centellantes entres las jaulas, la contante sensación de ser observada, rápidamente miro al cuidador que aparentemente ella había seducido para obtener la información de las rondas y de cómo encontró fácilmente la llaves, de la noche en que el domador se “ lesiono” y de cómo quedo sola con los chimpancés esa ocasión, y recordaba las palabras que le dijera Nayhelli.

La otra parte de su cerebro absorbía las imágenes y los sonidos que tenía frente a si, los gemidos de las mujeres y los ruidos guturales de  los animales, el suave barullo generado por los cuidadores y los demás hombres que iluminaban y grababan cada escena, como un gran circo se tenía actos en cada una de sus pistas.

El resople de un caballo la hizo despertar y mirar en dirección donde tres de las amazonas estaban, una de sostenía de la rienda a un enorme percherón que ya presumiría tremendo erección sostenida por los besos y caricias de otra de la chicas, caricaturescamente a un lado estaba la tercera con un poni blanco que lamia gustoso la miel embarrada en el pubis de la chica que apretaba sus los dientes cerraba los aojos ante aquellas caricias,  mientras otra don un chongo recogiendo su cabello, se encontraba justo debajo del caballo, a gatas, meciendo su cuerpo adelante y atrás, ya había logrado poner duro al pony y había introducido su pene en su vulva, sintiendo aquel delicioso tormento, su s labios tensos al máximo mientras que aquel enorme pene, para ser un pony aun eran por lo menos 30 centímetros, entraba y salía de aquel apretado agujero.

Seguía avanzando casi sin darse cuenta por donde, iba Diana, mirando cada cuadro con morbo y lujuria simultáneos, cada uno más inverosímil que el anterior, hasta que de pronto y en seco se detuvo al mirar al frente a vio una montaña de músculos y piel gris y rugosa, balanceando  ligeramente, era el elefante asiático Goliat, con dos enorme muñequeras rematas en grandes cadenas. La chica lo había visto muchas veces como es de imaginar, y nunca había sentido tanto asombro aparte de la primera vez que lo tuvo enfrente de ella.

Ahora estaba ahí meciendo suavemente, con esa calmada mirada que los caracteriza, contra con el movimiento, con las acciones que realizaba la ágil trompa, una de la chicas, de momento no distinguió quien era pero se encontraba ahí en una mesa recostada con la piernas ligeramente abiertas, aquel apéndice se movía rozando aquel delicada y apiñonada piel, de pronto se enroscaba suavemente alrededor del  uno de los redondos pechos, o pellizcaba  los pezones color tabaco, perecía en momento una serpiente ondulando entre los pechos, en otros una manso ágil que pellizcaba, y apretujaba, otros más parecía un largo tentáculo con vida propia. Era difícil de ver de cerca, pues se perdía la dimensión de aquella escena. Diana sin pensarlo retrocedió para mirarlo con más perspectiva, en ese momento vio como aquella mujer de melena lacia y castaña, abría y levantaba la piernas mostrando un rasurado pubis, a lo cual el paquidermo guio su trompa y con los apéndices de la misma acaricio aquel delicado tesoro, Diana se estremeció al mirarlo su cerebro procesaba  todo, como era posible que aquel enorme ser, de más de 4 toneladas, pudiera acariciar tan delicadamente, se estremeció al imaginarlo, su entrepierna nuevamente se humedeció. Nuevamente comenzó a cercarse, rodeando a la gran bestia, de reojo alcanzo a notar la gran estatura de la chica, pero no hizo hincapié en ello pue su mirada se fijó en vientre del animal pues noto que debajo se asomaban  manos tratando de aferrándose.

Con forme se fue acercando se inclinaba también , hasta que pudo notar a tres de la amazonas con su cuerpos aceitados, besándose, y estrujándose, al tiempo que con su manos, bocas y pechos restregaban el enorme pene del elefante que estaba completamente erecto, se movía como si de otra trompa articulada se tratara,  buscando las caricias y los roses .

Las mujeres la sujetaban de la punta y con sus bocas abiertas la acariciaban y sacaban sus lenguas para recorrer cada ángulo.

Sus bocas abiertas apenas y podía abarca una fracción de aquel tronco vivo. Que se escurría y serpenteaba entre aquellos cuerpos lubricados,  que parecían esculturas, al brillar debajo de la luz de los reflectores.

Con asombro busco nuevamente la mirada del elefante pues no podía creer su pasividad con tal excitación y jugueteo, y tal cual la encontró, solo un suave movimiento de sus ojos nada más.

Deslizo la mirada recorriendo aquella fantástica trompa cuando con asombro descubrió que la trompa jugueteaba con el clítoris de aquella mujer. De inmediato busco el rostro y grande fue su asombro cuando vio  casi volteados los ojos de Nayhelli que temblaba, y su boca babeaba, mientras q sus mejillas brillaban del enrojecimiento, sostenía apenas con su manos las piernas lo más abiertas posible, el animal introdujo el apéndice mayor de su trompa, el que usan como dedo, entre los labios, en una extraña penetración.

Los ojos de Diana se abrieron aún más al verlo, miro a Nayhelli que se mordía los labios  y de súbito grito estruendosamente, gimió, todo su cuerpo tembló, y un chorro de líquido salpico algunos centímetros. Pereció desvanecerse, con el brazo se cubrió el rostro, y sin cambiar de posición, y con voz adormecida, susurro:

-Chicas, denle su premio al “pequeñín”…

Las chicas debajo del elefante se abrazaron apretujando sus pechos, colocando en medio el gran pene, comenzaron a besarlo y balancearse de manera sincronizada, era una gran chaqueta. Ellas se iban enardecido con cada rose, sus bocas anhelaban tanto la vega de elefante como la boca de las compañeras y el saber que a cada instante se acercaba más la gran venida se enardecían más, su respiración de por si agitada se hizo casi insoportable.

Una a una iban  liberando su cuerpo de su alma, con cada uno de los órganos era mayor movimiento y más violento hasta que casi con la última de ellas, el elefante pateo el suelo, limitado por las cadenas y con fuerte bufido, expulso fuertemente un gran chorro de seme espeso, las mujeres aprietan sus labios pero reciben con agrado aquel simiente tibio sobre su hermosos cuerpos.

Sin saber cómo, se encuentra donde comenzó toda a un lado de la jaula de los chimpancés,  sus pasos divagaron entre todo aquel espectáculo en tres pistas, llevándola hasta ahí.

Con una rara expresión miro en busca de Nayhelli, que ya en pie, caminaba hacia ella, envuelta ahora en una bata morada de seda con dragones chinos volando en ella.

Justo cuando ella intentaros decir algo,  paso algo que nadie esperaba. De pronto ante el sorpresa de todos apareció el orangután justo detrás de Diana que de un empellón la hizo rodar sobre el piso, quedando bocarriba con la piernas entre abiertas, situación que aprovecho el gran pilló para abalanzarse sobre ella, devorado con apetito voraz la entrepierna de la sorprendida chica. Sin pensarlo y por la sorpresa Diana trato de zafarse y empujó con el pie al orangután, este apenas se inmuto, con facilidad pasmosa sujeto la pantorrilla de ella y la jalo hacia un lado y sigua con su festín. Diana comenzó a gritar y pedir ayuda, por unos instante todo corrieron en su dirección, pero al encontrarse a unos metros y ver lo que pasaba, solo se quedaban ahí mirando. A cada momento había más gente alrededor de ellos.

Por un segundo Sansón se apartó ante el sorpresivo ataque, pero poco a poco se acercó hasta unos centímetro y mirando receloso el cuadro.

Diana, empezó a mirarlos ahí parados, si hacer nada, su cerebro era todo confusión, su instinto de sobrevivencia le decía que gritara, que peleara, pero al mirarlos tan tranquilos, sin miedo, y al sentir las caricias se fue calmando, hasta que solo quedaba un extraño miedo que le hacía palpita el corazón, pero sin intenta huir ya.

El orangután se movía con firmeza y fuerza, muy contario a lo que la mayoría está acostumbrada a ver, el  largo pelo de sus brazos se balanceaba mientras que dominaba con pasmosa facilidad ala l voluptuosa mujer, su cabeza grande y arrugada se perdía en momentos mientras que la traviesa lengua hacía de las suyas.

Diana,  aun con miedo, miro al orangután. Su mirada tranquila ya no estaba, podía ver un extraño brillo, como de un hombre intoxicado, mientras que relamía la entre pierna de la chica, quien poco a poco sentía aquella hábil y larga legua, recorriendo sus pliegues, y saboreando los jugo de la excitación sentida al mirar a los distinto animales y sus mascotas humanas, sin ser consciente de ellos, comenzó a recordar cada una de la escenas y las distintas expresiones en cada una de las chicas y los signos de excitación y orgasmo en cada uno de los animales, sus jugos fluían nuevamente.

Ella sabía que todas las miradas estaban sobre ella. Pero una en especial le hizo girar la cabeza, en busca de aquellos ojos penetrantes como puñales. Era Sansón que en momentos se perdía, aun erguido, entre aquella pequeña multitud silenciosa. Al hacer contacto visual, el simio se acercó directamente hacia Diana, mostrando nuevamente una tremenda erección, al notarlo se chupo los labios, y extendiendo una se su manso lo llamo  suavemente, el simio la tomo  y se acercó  hasta ella.

El orangután ya no la forzaba, conforme ella se relajaba el simio también, la grado de dejar que ella apoyara los pies en el suelo, pero jalando las caderas para seguir lamiendo aquel interminable tarro de miel. Con tal libertad puedo atraer hasta su boca el pene de Sansón y comenzó a chupar, su cerebro nunca antes había manejado tanta lujuria hasta ahora, el morbo de saberse observada, nuevamente saberse violentada por un simio enorme y desconocido, el miedo que esto le ocasionaba y sentir en su boca a Sansón que, desde que esto había comenzado, se había vuelto su amante predilecto.

Sin más cuando sintió que el orangután aflojaba su agarre,  aparto un poco al chimpancé y de un rápido movimiento giro su cuerpo, quedando en cuatro patas, con la cadera levantada.

Como esperaba, el orangután aprisiono como pudo sus caderas, y la atrajo hacia sí, Diana bajo su cabeza buscando la entrepierna del orangután y noto como de entre el largo pelaje, que casi le llegaba desde el vientre a las rodillas, se asomaba un erguido pene que no parecía mayor que el de Sansón o de Chip, sin darse cuenta que su acción había sido notada pro Nayhelli que embozo un ligera sorpresa, recordando porque ese simio había llegado a ese circo, que como todo lo que sucedía ahí, no había sido coincidencia.

En seguida busco nuevamente Sansón y al mirar al frente, solo para recibir en la boca su tan gustada golosina simiesca, sonrió para sus adentros y la siguió deleitando como una chiquilla su caramelo.

En seguida sintió un punta de carne que buscaba asilo en su cuerpo, el gran orangután buscaba ahora penetrarla, ella solo movió las cadera un poca los lados y empujándolas hacia atrás, el simio aferro nuevamente las ya baste magulladas caderas de la mujer para controlarla y así encontrar su húmedo objetivo, el cual ya lo esperaba.

Diana sintió como se iba acercaban más y más a sus labio hasta que esto fueron rozados por la punta babeante, a lo cual ella nuevamente empojo hacia atrás ayudando a su nuevo atacante. Siento al inicio la misma sensación que con los chimpancés, sintió solo un poco la diferencia de la altura, pero conforme iba entrando sintió como se hacía más ancho y penetraba más el largo pene del simio aquel.

Y así comenzó a tomar a esta hembra como desde hacía mucho no lo hacía, una hembra igual que esta, humana, un excéntrico adinerado lo compró como mascota para su hija, y que conforme creció se volvió aburrido, igual que como pasa con las distintas mascotas normales, solo su esposa se hacía cargo de él. Fue ella quien averiguo, por medio de una revisión del veterinario,  que ese animal tenía un “defecto”, un pene demasiado largo para su especie.

Lo que empezó como asco, y perturbación, se fue trasformando en curiosidad, hasta llegar a la lujuria, el animal la conocía y le permitía acercarse, así que no fue difícil lograrlo. Ya habiéndolo probado, no lo dejo, hasta el punto de que el esposo sintió celos del animal , sin imaginar hasta donde había llegado, busco comprador para su mascota, pero la mujer se encargó de colocarlo donde lo cuidarían bien, sin saber que aquello que le enseño ella, el orangután volvería a usar.

Todo esto lo sabía Nayhelli a la perfección, pero nunca ni ella, ni los entrenadores, habían logrado nada con él ni para el espectáculo público, ni para su bestial diversión. Hasta ahora que Diana había logrado despertar nuevamente su libido.

La excitación era tal que nada le importaba, absolutamente nada se entregó por completo a complacer su lujuria creciente, sus labios se rehusaba a dejar escapar a Sansón, y ya sus caderas se movían abajo y arriba, arqueando la espalda para aumentaba el bombeo en el ya frenético vaivén que ocasionaba el orangután, ella sintió su ultimo orgasmo de la noche, estaba agotada, sus piernas temblaban, el sudor corría por su espalda y frenética , goteando en los agitados pechos, sus manos se aferraba a la pastura esparcida por el suelo, no escuchaba ni sus propia respiración, siento como Sansón por fin terminaba en su boca, bebiendo toda la simiente.

No lo nota alejarse, su atención estaba en el largo pelo que rozaba su nalgas, rojo y enmarañado, aquel simio la sujeto con fuerza anunciando su orgasmo, que como es de imaginarse no tardo tanto, debido a la larga abstinencia, a lo cual Diana se detuvo y antes de que el simio la empujara para seguir en su copula ella restregó arriba y abajo sus nalgas contra aquel vientre extraño, sentía como salía aquel pene largo y agudo, de cómo el tronco rozaba forzado los labios y clítoris en ese juego de sube y baja, su lujuria le ordenaba al cerebro complacer al máximo al primate y así lo hizo. Este la apretó penetrándola profundamente, eyaculando con fuerza su espeso y casi amarillento semen dentro de la hembra sin pelo que acababa de hacer suya por la fuerza.

El simio mantuvo apretada algunos segundos mientras su pene bombeaba las últimas gotas de semen en la vagina de la exhausta chica, que al sentir las manos del primate soltarla, se desvaneció completamente.

Un par de horas después, despertó en un camastro en la pequeña clínica, alrededor estaba alguna de las chicas, algunas vestida otra más con batas, fumando o bebiendo, platicando y sonriendo, eso era una fiesta.

Solo Nayhelli se acercó a ella con una sonrisa, ofreciéndole el cigarrillo que ella tenía en sus labios hacía apenas unos instantes.

Varias semanas después, habían comenzado los entrenamientos para la siguiente temporada, con número nuevos y todo. Ya  pasaba de medio día cuando Nayhelli se acercó a Diana que se encontraba dando golosinas a los simios:

¿Cómo te fue anoche con  “Gigante”?-nombre que ahora daban al orangután a lo cual  ella contesto--él, je, él ha... hemos tenido grandes avances- mientras q su rostro se dibujaba con una lasciva sonrisa.

Necesito que conozcas a alguien, le señalo Nayhelli a Diana mientras que volteaba hacia la entrada a la carpa , para señalar una jovencita  rubia , de hermoso cuerpo  juvenil,  fuerte pero prometiendo convertirse en una de más bellas artistas circense. No muy alta apenas llegaba al mentón de Karina se acercó segura, tratando de esconder sus temores evidentes.

-Diana te presento  Karina hoy se integrará contigo a los entrenamiento, viene recomendada por Yuri, lo recuerdas el chico ruso que se regresó a su país hace poco, dice que él ve gran talento y que no le costara acostumbrarse a “nuestro ambiente”- mientras esto sucedía, Diana examino sin ningún recato la figura de aquella jovencita rubia, cabello rizado hasta las espalda, con unos coquetos mechones oscuros que resaltaban su bello rostro. Tan solo su presencia hico erizar sus cabellos de la nuca y su entrepierna se estremeció.

La jovencita le extendió la mano a Diana de manera rígida, que de inmediato respondió le gesto, pero con firmeza la atrajo hacia ella para saludarla con un beso en la mejilla, aprovechando para rozar sus labios con los de ella acompañada de un sonrisa falsa de sorpresa para disculparse.

-No te preocupes, la tratare de la misma manera que ustedes me trataron cuando llegue y verán que pronto también estará muy cómoda entre nosotros,

-por favor llevara  a hacer un recorrido, ¿tienes lugar en tu remolque verdad Diana?

-Sí, ¿quieres que le ayude a acomodarse ahí?

-Si claro, lo estoy deseando,- musito para sí, mientras miraba  a “Gigante”  el orangután, como se le conocía desde aquella noche, observar a las dos mujeres alejarse, con una chispa destellando en su mirada al fijarla en la bella Karina.

Ya habían comenzado a caminar. Apenas escucharon la voz de Nayhelli  pedir a Diana la llevar a un recorrido para que la conocieran  los “muchachos” y después la  llevara a presentar con los demás  integrantes del circo.

Karina trataba de descifrar lo que la dueña había dicho cuando sintió el brazo de Diana por detrás de su espalda y tomar su hombro, mientras decía- ya verás preciosa, pronto te sentirás tan bien aquí como yo…. - mientras que ambas se perdían entre las jaulas, barriles y pastura.

Dedicada a sandraputon y a Karina, Gracias por su ayuda preciosas.

Próximamente la historia aparte de “Gigante”.

He aquí la conclusión de este relato, no pretendo seguir esta saga, si alguien lo desea puede aportar videos fotos o anécdotas para tratar de convencerme, espero haya sido de su agrado.

Gracias