El cine.

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Una cita normal con una chica sexy, pero sin emoción. Una tarde en una sala de cine con doblaje americano. Una situación terrible y sin ánimos de mejorar. Llegué a la entrada y cuando la vi aparecer ante mi portando las dos entradas solo pude pensar: "quiero follarla". Ignorando mis pensamientos, la saludé de forma condescendiente y entramos a la sala de cine, en la cual me condujo a la zona más alta del patio de butacas, el sitio estaba casi desierto, un par de parejas más abajo esperaban la reposición de una antigua película de zombies de serie B, yo solo iba por ella.

Nos sentamos en la esquina derecha de la última fila, protegida por una barandilla que evitaba a los asistentes caer al piso unos 3 metros abajo, y comenzó la película... Dios, terrible, el aburrimiento supremo, parecía que hubieran pasado horas y en realidad la película solo llevaba 15 minutos proyectada. Y entonces, me sobresaltó, un ruido extremo salía de los altavoces y dejé caer algunas palomitas a mi regazo. Cuando bajé la mano a recogerlas, encontré la suya, se había adelantado, y sentí su roce en la entrepierna. Suavemente retiró su mano ascendiendo de forma progresiva y la miré, parecía encendida, yo, aturdida. Mientras me atrapaba con su ardiente mirada, su mano llegó a mi boca e introdujo lo que había recogido en ella, volvió a caer, no estaba en mi mejor momento, presa de la excitación. Colocó su mano sobre mi mentón y me acercó a ella rozando sus labios contra los míos. Y el suave beso se transformó rápido en una apasionada invasión de su lengua, contra la mía, a la vez que su mano escapó introduciéndose bajo mi camiseta hasta llegar a uno de mis senos.

En ese momento quise levantarme del asiento y ponerme sobre ella, pero me controlé, y en un instante de lucidez se me ocurrió desviar su mano de mi seno hacia donde antes había estado. Sentí cómo la introducía bajo mis pantalones, lentamente... Maldita sea, cómo jugaba conmigo sobre mis bragas, cómo pretendía provocarme hasta que pudiese correrme con una sola caricia. Afortunadamente, el estruendo provocado por los burdos efectos especiales de la película ahogaba mis gemidos de placer en el momento en que agarré su mano y la obligué a seguir piel con piel, bajo todas las capas de tela que a duras penas podían contener el desbordamiento de mis efluvios. Jugaba con mi clítoris entre sus dedos bajando por momentos para conseguir lubricante y poder deslizarse con más facilidad por las estructuras de mi sexo. Ya solo anhelaba sentir su lengua recorriendo esos mismos lugares, ¿pero cómo hacerlo?

De repente una idea asaltó mi mente, retiré su mano de mi entrepierna y la arrastré escaleras abajo hasta los baños. Abrí la puerta del primero que se me presentó y la empujé dentro contra la pared, la besé ardiendo en deseo y le comuniqué mi petición ("Cómeme el coño, perra") en un decadente susurro. Bajó sus manos a mi cintura y me bajó los pantalones y después las bragas con toda la lentitud de que pudo hacer uso, cruel. Tras eso, se arrodilló hasta situar su boca a la altura adecuada y directamente hundió su lengua en esa parte de mi cuerpo a la que pocos han tenido acceso.

Saboreó cuanto pudo y más cada milímetro y yo ya no me esforzaba en contener suspiros, gritos, zarpazos de placer... hasta la extenuación. Me corro en su boca y ella sube y me besa, por un momento que parece eterno compartimos mi sabor, gime, y siento que podría seguir una y mil veces escuchando cómo lo hace. Lentamente, baja de mi boca a mi cuello, sin separar el contacto de sus labios contra mi piel, y sin previo aviso me muerde y desliza su lengua rápidamente hasta mi oído... Me susurra algo, pero apenas escucho, me ha vuelto loca. En un momento de lucidez, recuerdo dónde estamos, y decido que quiero parar, pero ahora es ella quien parece haberlo olvidado y sin previo aviso me despoja de la blusa y me empotra contra el lavamanos situándose a mi espalda. Bajo la mirada justo a tiempo de ver caer mi sujetador sobre el mármol falso del lavabo y al levantarla puedo ver su penetrante mirada reflejada en el espejo, sonríe con malicia mientras presiona su entrepierna contra mi trasero y ahora sé que desearía ser tan penetrante ahí como lo era su mirada. Muerde mi nuca y mi cuello con fervor, y sus desacompasadas manos toman mis senos lentamente haciéndome desesperar. Maldita sea. La muy puta me está provocando, me ha follado una vez, pero parece que no es suficiente para ella, y lo peor, para mí tampoco. Sus manos, agarrando mis senos ahora salvajemente, su boca mordiendo mi cuello y su sexo dejándome notar su humedad a través de la ropa. Retiro con brusquedad sus manos de mis pechos y me doy la vuelta para besarla como hacía mucho tiempo que no besaba a nadie, besos que se traducen en un "Dios, fóllame ya", y la cojo de la cintura atrayendo su cuerpo contra el mío, queriendo fundirme con ella... Hemos llegado demasiado lejos para continuar en un baño público, y me lleva a su casa en moto.

Llegamos, apenas han sido 10 minutos de viaje y la espera se me ha hecho eterna, la fortuna nos sonríe y su casa está desierta. Solo ella y yo. Bruscamente me toma de la cintura, e incapaz de aguantar hasta llegar a su habitación, me conduce al salón apresurada. Una vez llegamos, ninguna de las dos conserva prenda alguna, y la veo delante de mí, recorro con la mirada cada parte de su ser, está totalmente desnuda, es hermosa... y ahora es solo mía.

Se tumba en el sofá y me guía hacia ella haciendo que me siente sobre su regazo mientras acaricia mis piernas, de manera suave pero lasciva. Mi mirada... sabía que ella la estaba buscando,la misma mirada que yo era incapaz de retirarla de sus senos, y entonces, como si quisiera adivinar en mis ojos lo que podía entrever a través del calor que desprendía mi cuerpo, agarró mis manos y las posó rápidamente sobre sus pechos a la vez que nuestras miradas se cruzaban por primera vez desde que la vi desnuda: "fóllame", eso le dije que en más absoluto de los silencios. Haciendo uso de su lengua, bajó desde mi cuello hasta mis senos, y de nuevo quiso encontrar mi mirada que no decía sino lo anteriormente mencionado, suplicante. Toma uno de mis senos y acerca su boca, con la punta de la lengua comieza a describir húmedos círculos alrededor de mi pezón y yo no puedo evitar agarrar sus cabellos con fuerza, me muerde, y me desarma, mi respiración comienza a agitarse repentinamente. Con su boca, toma mi otro seno, y sus manos han bajado a través de mi espalda hasta llegar a mi trasero, lo toma con fuerza y comienza a moverme sobre sí, como si quisiera que la cabalgase... Comienzo a desbocarme y ella me frena, quiere que vaya lentamente, y yo quiero que me folle de una puta vez.

Sin avisar, me levantó del sofá y me llevó en sus brazos sin dejar de besarme un solo segundo hasta la habitación más cercana. Me arrojó sobre las sábanas y acto seguido ella se lanzó sobre mí, dominándome por completo hasta llegar a situarse entre mis piernas.

Mordió mis muslos durante unos instantes y sin previo aviso pasó la lengua por todo mi sexo, rápido, no pude sino estremecerme de placer bajo su lengua. Oí un leve susurro que bien podría haber sido mi imaginación, era su atenuada voz, me decía que la mirase... Al abrir los ojos me sorprendí a mí misma tan extasiada que mis manos en un acto reflejo habían acudido a mis senos anhelando que fueran las suyas y mis dientes habían mordido mis labios hasta sangrar. Una vez cruzamos las miradas, comenzó de nuevo, esta vez pasando su lengua lentamente, me mordió, me chupó de nuevo y ya no estaba en mi mano contener gemidos de placer que pronto tornaron en gritos... Su lengua en mi clítoris, junto con el cosquilleo que me producía el roce de su pelo, que no se molestaba en retirar, fueron demasiado para mí. Y cuando creía que no podía ir más allá, lo hizo, de un momento a otro sentí cómo me penetraba con su lengua, sentí cómo mi cuerpo se tensaba y se combaba con el fin de acercarme más a ella y no pude distinguir el momento en el cual así su cabeza y la presioné aún más contra mi entrepierna mientras que con la otra mano agarraba fuertemente las sábanas, a punto de romperse bajo la presión. Movía su lengua dentro de mí y me hacía desvariar, hasta que finalmente sucumbí y me corrí en su boca. Aún pude notar cómo lamía un poco más antes de subir despacio besándome con delicadeza allí donde podía. Finalmente, llegó a mi boca, y yo sé que pudo sentir mi aliento corriendo hacia ella, fruto de mi agitada y profunda respiración, necesitaba recuperar el resuello y no me habría importado robárselo con un beso de haber podido moverme. Acercó sus labios a los míos y noté cómo una sonrisa se dibujaba en su rostro, una demasiado amplia como para significar un final...