El cine

Que puede pasar en un cine, cuando ves escenas de un tono subido, que es lo que hemos soñado todos, que nos ocurra...

EL CINE.

Una tarde que estaba aburrido, y sin nada que hacer, me fui al cine . La película era muy entretenida, con algunas imágenes bastante sugerentes, entre pornografía y erotismo.

A medida que avanzaba la película me empecé a excitar más, hasta tal punto, que comencé a acariciarme por encima de mi jersey. Mis pechos estaban ardientes, con ganas de ser mordidos, mis pezones duros, con ganas de ser lamidos, y coño, empezaba ya a empaparse.

A mitad de la película una chica se sentó a mi lado. Yo seguía a lo mío, pero más discretamente, hasta que ella me susurró al oído, que si yo también estaba cachonda. Le dije que si, y la miré, y ella me dijo, que me relajara, que ella me iba a hacer disfrutar, yo tenía la impresión de que era una chica un poco rara, pero estaba tan excitada, que me daba igual. Yo nunca había tenido una experiencia con una chica, y aquel me pareció un momento tan bueno como cualquier otro para probar.

Empezó metiendo su mano por debajo de mi falda, acariciando la parte interior del muslo, al tiempo que me susurraba al oído que le gustaría comerme el conejito. Yo estaba deseosa de que me hiciera algo más, porque aquella desconocida me estaba poniendo a cien. Me dijo que me levantara un poco, y al volverme a sentar noté, como me metía dos dedos dentro de mi chumino, y los movía haciéndome gozar. Ahhhh! No sabes como me puso aquello, estaba tan excitada que yo no la podía ni tocar, y estaba agarrada, fuertemente a los brazos de mi butaca, para no gritar, mordiéndome los labios para no gemir, ahhhhh!, ahora si que lo puedo hacer.

Siguió con sus dedos dentro, moviéndolos hasta que me corrí, entonces, fui yo, la que le dije, que la iba a hacer gozar. Le pasé el brazo por el hombro para poderle tocar una de aquellas grandes tetas que tenía., y ella, comenzó a moverse en la butaca, dándome a entender que quería algo más. Yo bajé mi mano hasta su falda, y la metí bajo su falda, y mi sorpresa, fue, que allí había un gran cipote, duro y erecto: no te has dado cuenta de que soy un travesti?, no, le dije, pero me da igual.

Me agaché y puse mi cara en su polla, la lamí con cuidado, con mucho cuidado, pasando lentamente mi lengua por toda ella, hasta que al fín me la metí en la boca y se la empecé a chupar y a chupar. Ahhhh!, con aquella polla en mi boca volvía a estar cachonda, y le dije que si quería que folláramos en los servicios. Me dijo, que no le gustaba follarse a tías, y yo le dije, que me la metiera por el culo y contra la pared, y así no se daría cuenta. Aceptó, y en los servicios del cine me dio por culo, como nunca me habían dado, ahhhh!, no veas como disfruté, ahhhhh!, como ahora, que tengo empapado mi coño, y con ganas de que me la metan otra vez, pero ya no va a ahhhhh!, hacer falta, porque me voy a ahhhhhh! , si , si, si, hummm!, como me gusta masturbarme.

Vuelve a llamar, te aseguro que la próxima vez, nos vamos a correr como nunca cuando te cuente la vez que estaba en casa y vino el fontanero, ahhhhh, entonces si que me lo pasé bien. Llámame, siempre estoy aquí para contarte todas mis experiencias.