El chulo del novio de mi hermana (2)

Rubén sigue provocando a David. y su vicioso cuñado parece no tener límites.

Después de dejarme muy caliente la noche en que me "hizo olerle", llegaron unos días de cierta tranquilidad entre Rubén y yo. Él se pasaba el día con mi hermana y sólo coincidíamos por la noche en la habitación para dormir. Pensé que se habría rajado, que habría pensado que el juego había llegado demasiado lejos, pero al parecer sólo estaba cogiendo impulso para seguir provocándome. Unos días después, durante el cumpleaños de mi madre, mi chulo cuñado me siguió demostrando que se divertía poniéndome cachondo.

Le habíamos comprado una mousse de limón a mi madre para celebrar su cumple. Era un poco cutre pero era lo único que había en el súper de cerca de casa. Al terminar de comer, me levanté y me fui a la cocina a buscarla, sorprendentemente el novio de mi hermana vino tras de mí.

-Te ayudo... –dijo al entrar el la cocina.

-No hace falta, sólo la voy a llevar al comedor.

-A ver si está buena... –el muy capullo metió el dedo en un adorno de nata de la tarta y se llevó a la boca-. Está muy buena... sí señor.

-¡Joder! Qué capullo eres, tío... te acabas de cargar la tarta –respondí cabreado. Mi cuñado era un capullo.

-No pasa nada, nen... le ponemos ahí las velas.

-No hay velas, ¡joder! No había velas en el súper...

-Bueno, yo tengo un buen cirio... si te sirve... –dijo el muy cabrón cogiéndose el paquete por encima del bañador.

-Estás enfermo tío...

-Va, seguro que a tu vieja le encanta la tarta si se la llevamos con mi polla clavada en ella. Así me puede soplar el cirio... –mientras decía eso, Rubén se aflojó el cordón del bañador, se sacó la polla semierecta y empezó a pajearse muy despacio junto a la tarta...

-¡Estás loco chaval! Como te vea mi padre o mi madre te sacan de esta casa de una patada en el culo...

-Si tu madre me viese ahora seguro que se corría de gusto, y quién sabe si tu padre también...

-¡Serás cabrón!

A pesar de que estaba muy bueno y de que verle delante de mí con la polla tan dura me ponía a mil, su comentario sobre mi padre me cabreó mucho. Me abalancé sobre él con la intención de darle un puñetazo en el estómago, pero Rubén fue más rápido que yo y me cogió el brazo. A pesar de haber evitado el golpe, mi empujón provocó que Rubén se recostara sobre la mesa donde estaba la tarta. Al levantarse pudimos comprobar que su polla, que estaba totalmente dura en ese momento, se había clavado en un lateral de la tarta. Rubén la sacó con una sonrisa...

-¡Joder! Te has cargado la puta tarta... –un calor muy intenso me recorrió el cuerpo, estaba de los nervios.

-Te la has cargado tú empujándome, chaval... –Rubén sonría divertido, pasó sus dedos por la punta de su polla manchada de mousse y se los llevó a la boca-. Así está mucho más buena...

-Joder, qué vamos a hacer... –musité al borde un ataque de nervios.

-Tranqui, nen. Decimos que la he rotó un poco al sacarla del papel que la envolvía, entonces vas tú, me cortas ese trozo a mí y me lo como yo. No me importa...

-Joder... –no lo acababa de ver claro.

-Va, tranqui, que todo saldrá bien...

Salimos al comedor con la tarta y cuando la vio mi familia, preguntaron qué le había pasado. Antes de que pudiera responder, Rubén lo hizo por mí.

-Nada, que David ha metido los dedos sin querer al sacarla del envoltorio...

-Vaya, David... qué torpe eres, se quejó mi padre... has estropeado la sorpresa de tu madre. -Agaché la mirada avergonzado, tenía ganas de matar a mi cuñado.

-No te preocupes cariño –me dijo mi madre-, cómete tú el trozo que se ha roto y listos.

-Claro, David... cómetelo –repitió Rubén con una sonrisa de oreja a oreja.

El muy cabrón se salió con la suya. Supongo que él pensaba que me iba a joder, pero la verdad es que su jueguecito me había puesto a mil y la idea de comerme el trozo de tarta en el que se había clavado su polla me la puso muy dura. Cuando cogí la primera cucharada y me la llevé a la boca, mi cuñado me miró con una mirada de puro vicio, nunca le había visto poner esa cara. Cucharada a cucharada fui saboreando la tarta hasta terminármela.

Me pasé la tarde pensando en lo que había pasado durante la comida, pero no me quedé ni un rato a solas para hacerme una buena paja. Por la noche, por primera vez en todas las vacaciones, Rubén me invitó a salir de farra con ellos. Mi hermana no parecía estar de acuerdo, pero Rubén insistió con la excusa de que yo era un soso y no salía nunca de casa. La verdad es que me estuvo jodiendo con sus comentarios, pero por el simple hecho de saber hasta dónde quería llegar, me animé a ir con ellos. Para que mis padres no supieran que su hijo menor iba a salir de fiesta por ahí, les dijimos que nos íbamos a cenar y luego al cine en sesión golfa.

Salimos de farra por Salou y aunque sólo tengo 17 años, aparento más, así que no tuve problemas para entrar con ellos en la discoteca a la que fuimos. Rubén estuvo bebiendo toda la noche e iba bastante pasado. Mi hermana no iba bebida, pero iba más salida que una perra en celo. Se rozaron, morrearon y metieron mano delante de mí con total descaro. Incluso mi hermana me lanzó esa mirada de: "este macho es mío" que tanto odio. Aunque esa vez, me pareció incluso graciosa. Si mi hermana supiera el rollito homo que se gastaba su novio...

Hacia el final de la noche Rubén me dejó claro porque me había invitado a venir. Cuando mi hermana se fue al baño, él se acercó mucho más a mí hasta el punto de rozarme mientras bailábamos el último single de Paulina Rubio en un rincón de la discoteca. Yo lo estaba flipando, pero me aproveché de que Rubén estaba muy borracho para rozarle sin problemas. En eso estábamos cuando mi cuñado me dijo al oído...

-Me la has puesto muy dura cuando te has comido la tarta... eres un putito muy cerdo...

-Eres un gilipollas Rubén, ha sido por tu culpa. Y yo no soy ningún puto...

-Sí lo eres, tu hermana ya me ha contado que eres gay... –Rubén se colgó de mi cuello y siguió hablando en medio de un ataque de sinceridad alcohólica-. Al principió me dio asco, incluso me cabreé y dije que no quería verte más... pero desde que estamos en Altafulla me estoy divirtiendo mucho contigo ¿sabes?

-Pasa de mí, tío... estás borracho...

-¿Quieres olerme ahora? –Me dijo con una mirada de vicioso a punto de correrse que asustaba. No respondí.

Rubén se metió la mano por la cintura de los tejanos y los boxers y se agarró la polla y los huevos. Por su bulto podría decirse que la tenía bastante dura. Acercó su mano a mi cara y con la otra me empujó la cabeza hacia ella. La verdad es que no opuse demasiada resistencia, el muy cabron sabía que era gay y su juego me ponía muy cachondo. Por primera vez un chulazo me hacía caso... Hundí mi cara en su mano y aspiré ese olor a polla y a huevos sudados, limpios, pero sudados.

-Yo también quiero olerte...

Sin decir nada más, cogió mi mano y la condujo hacia el interior de mis pantalones. Con su mano estiró de la cintura elástica de los boxers y metió mi mano en mi paquete. Me agarré la polla húmeda y los huevos durante unos segundos. Después Rubén me sacó la mano y se la llevó a la nariz. Aspiró profundamente con los ojos cerrados y sin decir nada sacó la lengua y me lamió la palma de la mano. Ver a un tío como él lamiéndome la mano con la que me acababa de agarrar la polla hizo que me corriera en medio de un orgasmo que me hizo temblar. No sé si él lo notó, pero el muy cabrón metió esta vez su mano en mi paquete y me agarró la polla cubierta de esperma.

-Te has corrido cabroncete... –me apretó fuerte el rabo y sacó la mano. Con total descaro metió su mano por debajo de mi camiseta y se limpió en mi abdomen.

Cuando mi hermana volvió del baño, Rubén se abalanzó sobre ella sobándola con ansia. Mi hermana intentó zafarse de los movimientos tan violentos que hacía su novio. Mi cuñado le dijo algo al oído y ella puso mala cara. Rubén insistió y mi hermana pareció cabrearse y se soltó de él con mala hostia. Desde aquel momento, Rubén pasó olímpicamente de mi hermana y ella de él. Durante todo el tiempo que estuvimos en la discoteca, él bailó solo mientras mi hermana bailaba conmigo. De vuelta a casa en el coche, condujo ella y ambos estuvieron totalmente callados. Yo seguía flipando por lo que acababa de suceder. Simplemente no me lo creía.

Mi hermana llegó cabreadísima a casa y me dijo que me ocupara yo de acostar a Rubén porque ella pasaba de él por capullo. Así que yo le acompañé hasta nuestra habitación y le estiré en la cama. Tras correrme había vuelto a tocar de pies en el suelo, pensaba que aunque Rubén se había comportado como un cerdo vicioso hacía un rato, podía ser cosa de la borrachera y, cuando despertase a la mañana siguiente, quizás no se acordaba de nada. Con mucho cuidado le quité los zapatos y le dejé estirado en la cama. Luego fui al baño a darme una ducha rápida para quitarme el esperma y la ropa sucia.

Al salir del baño no le vi en la cama, miré hacia la terraza de la habitación y le vi fuera, apoyado en la barandilla.

-Rubén, vamos a sobar...

-Jejeje... ¿tan pronto?

-Son las 6, tío...

-¿Sabes por qué se ha cabreado tu hermana?

-No.

-Porque le he dicho que al llegar a casa quería darle por el culo... pero como es una estrecha no quiere... ¿se puede ir de zorra y ser en el fondo una beata de pueblo?

-Basta Rubén... te estás pasando... vamos a la cama...

-No, no... es muy pronto aún. ¿Todos los miembros de esta familia sois así? ¿Sólo aparentáis?

-No... –dije rotundamente.

-Vaya carro que tiene tu padre ¿no? –Rubén señaló con su mirada el Audi Q7 de mi padre que estaba aparcado bajo nuestra terraza-. Ya lo dicen, coche grande, polla...

-Rubén, vamos a la cama... ¡joder! –Aunque sus comentarios me estaban cabreando, en su estado y dada su corpulencia, no tenía muchas ganas de pelearme con él.

-Pero lo lleva muy sucio. Creo que se lo voy a lavar... tengo ganas...

-Qué dices, tío, vamos a dormir.

No entendí las intenciones de Rubén hasta que no vi como aflojaba los botones del pantalón y tiraba de ellos arrastrando consigo los boxers. Con una mano se agarró la polla morcillona que tantas pajas me había arrancado y apuntó al coche de mi padre.

-¡Joder! Ni sete ocurra –grité-. Eres un cerdo chaval...

-¿Y qué vas a hacer para impedírmelo?

-No lo hagas por favor... –Me imaginé el olor que desprendería al día siguiente el coche de mi padre cuando lo cogiera para ir a hacer la compra. Con todo el alcohol que se había bebido Rubén...

Pero el cerdo del novio de mi hermana no me hizo caso y empezó a mear. Su potente chorro cruzó la barandilla metálica y fue a estrellarse contra el techo del Audi de mi padre aparcado debajo.

En medio de un ataque de pánico corrí hacia él y le cogí instintivamente la polla. El muy cabrón no dejó de mear y me salpicó todo. La situación me daba realmente asco, pero no sé muy bien porqué, mi polla se puso dura al momento. Jamás me había imaginado que un tío me mease. Sin pensarlo dos veces cogí uno de esos maceteros ornamentales que había en la terraza y lo coloqué en la trayectoria de la meada de Rubén. Había salvado el Q7 de mi padre, pero me había manchado yo y encima le estaba aguantado la polla a mi cuñado mientras meaba en un macetero. Aquello era surrealista.

-Muy bien chaval, eres un tío con recursos...

-Y tú un cerdo, joder... –dije cabreado.

-Y a ti te encanta... –Rubén me lanzó una mirada que me dejó hipnotizado. Ya había dejado de mear pero yo seguía agarrando su polla dura. La sacudí instintivamente para limpiarla y cuando iba a soltarla, Rubén me agarró la mano con la suya y me obligó a dejarla agarrada al tronco de su potente rabo.- Me debes una...

Sin quitar su mano de la mía, empezó a marcar el movimiento de una paja sobre su polla. Fui incapaz de quitar mi mano, porque me estaba encantado y porque sus ojos clavados en los míos me habían dejado sin voluntad propia. Pocos minutos después Rubén liberó mi mano y yo seguí masturbando aquel largo pollón. Con la otra mano cogí sus gordos huevos y los acaricié. Mi mano recorrió varias veces toda la extensión de su verga y continué masturbándolo frenéticamente hasta que él me detuvo. Llevó mi mano a su boca y volvió a lamerme la palma, sin darme tiempo a reaccionar me escupió en la mano y volvió a ponerla en su polla. Aquella cerdada hizo que me doliera la polla de lo dura que estaba. Seguí masturbándolo hasta que en medio de un profundo suspiro, su polla empezó a lanzar chorros de leche que alcanzaron su pecho y su cara. Mis manos estaban llenas de su corrida. Me gustó sentir su semen caliente en mis manos, incluso pensé en volver a probarlo, pero no sabía cual sería la reacción de Rubén tras su corrida.

Nos limpiamos en silencio sin mirarnos a la cara y nos metimos en la cama. Estaba flipando con todo lo que había pasado aquella noche. Me sentí un poco culpable por haber pajeado al novio de mi hermana, pero por primera vez no era yo el que se preguntaba "porqué yo no". El muy cabrón se la había sacado con la excusa de mearse encima del coche de mi padre porque sabía que así le agarraría la polla. Esta vez el chulazo quería guerra conmigo y joder, el que pueda resistirse a eso, que lance la primera piedra. Cuando escuché los ronquidos de Rubén, me saqué la polla y me pajeé salvajemente hasta correrme.