El chofer

Mi comienzo en un autobús. Parte 1

Un saludo. Mi nombre es lo de menos, tengo 36 años, mido 1,78, complexión delgada, casado sin hijos. Me considero heterosexual aunque de un tiempo a esta parte tenía fantasías en la que los protagonistas eran hombres, de edad avanzada, feos y desagradables, con barriga y dominantes muy dominantes.

Mis fantasías masturba teorías tenían por objeto a un vecino, al panadero y a mi jefe, hombres que cumplen esos requisitos, pero sólo eran fantasías hasta que me ocurrió lo que os cuento.

Mi esposa se encontraba de vacaciones con sus padres en la costa, por motivos laborales no podría reunirme con ellos hasta mediados de mes.

Ese sábado estaba especialmente caliente viendo porno para desahogarme, aburrido en Internet investigué lugares donde practicar cruising y descubrí un área de descanso muy cerca de mi ciudad, aquella mañana me encaminé, mi desilusión fue enorme no había vehículo alguno.

Me fumé un cigarrillo y a los diez minutos apareció un autobús, venía vacío.

El vehículo estacionó a unos escasos 20 metros de mí, bajándose el chófer. Era un hombre de unos 55-60 años, bajito, calvo y barrigudo.

Noté inmediatamente que no dejaba de mirarme mientras fumaba, se giró de espaldas a mí y por sus gestos noté que estaba orinando.

Mis pulsaciones subieron y me invadió la excitación. El chófer se dio la vuelta y me miró directamente llevándose la mano a su paquete mientras con su lengua humedecía sus labios con mucho descaro.

Mi polla se puso muy dura, mis sensaciones eran encontradas, por un lado estaba muy excitado pero por otro lado tenía miedo a subir a ese autobús con un desconocido.

Monté en mi coche, seguí observando al hombre. El chófer me hacía gestos, con una mano se acariciaba el paquete, con la otra me hacía gestos con la mano para que fuese.

El chófer subió al autobús dejando la puerta abierta, aunque las lunas eran tintadas pude ver que se dirigía a la parte trasera y echaba las cortinillas.

Dentro de mi coche la excitación me superaba, comencé a acariciar me por encima del pantalón. Mis dudas aumentaban.

El conductor nuevamente bajó mientras no dejaba de observarme. El hombre bajó la bragueta de su pantalón y comenzó a acariciar se mientras que con su mano hacía gestos para que me acercase.

No pude aguantar más, dejé todas las cosas de calor en mi coche, bajé y me acerqué lentamente.

El hombre sonrió y cuando estaba a unos tres metros de él subió al vehículo. Las dudas y temores nuevamente se apoderaron de mí.

Escuché una voz, vienes?. No lo pensé más y subí por la escalerilla.

Giré la cabeza y el chófer estaba sentado en la parte trasera donde se encuentran los últimos cinco asientos, delante de esos asientos había dos mesas, una a cada lado.

-Al final te has decidido, preguntó el hombre.

No pude contestar, tenía la boca muy seca y el corazón me palpita a fuertemente. Aún resuenan en mi mente sus palabras:

-Acércate, no tengas miedo, dijo mientras se sobaba el paquete.

Avancé por el pasillo hacia la parte de atrás, el ruido de la puerta al cerrarse me sobresaltó.

El chófer se levantó desabrochando su camisa dejándola en un asiento

-Nadie nos molestará se sonrió.

Se quitó los zapatos bajándose los pantalones hasta quedarse solo cubierto con unos boxers de color rojo manchados de líquido preseminal.

Miré embobado su peludo cuerpo, sus gordas piernas y su barriga, su mano derecha acariciaba su verga por debajo de la ropa interior.

El chófer se acercó lentamente, como recreándose de la morosa situación, no pude evitar bajar la mirada con verguenza

-Eres muy guapo y un poquito sumiso, es tu primera vez verdad?, se os nota a las putitas primerizas como tú, dijo mientras acariciaba mis mejillas.

-Yo,...., yo,...., apenas pude balbucear.

El chófer, riéndose, volvió a sentarse en el asiento del centro acariciando su tremendo paquete.

-Desnúdate para tu hombre, vas a sentirte como lo que eres, una putita muy zorra, ordenó el hombre con un tono de voz muy dura.

Desabroché mi camisa, despacio más despacio, perrita ordenó el conductor.

Me saqué los zapatos y pantalones quedándome en ropa interior ante él.

-Que rica está mi nueva putita se jactó el chófer.

El hombre se puso de pie quitándose el bóxer, su verga era normal, unos quince centímetros curvada hacia arriba, me sorprendió lo tremendamente gruesa que era, gotas de líquido seminal caían como babas al suelo, sus enormes y peludos testículos colgaban.

Se acercó, su cara quedó a escasos centímetros de la mía, pude notar su respiración y un fuerte olor a tabaco y desodorante barato. Cerré los ojos, mi polla estaba muy dura, noté su lengua sobre mis labios, recorriéndolos con exasperante lentitud.

-Te tengo para mí, abre tu boquita perrita.

Sus insultos y vejaciones incrementaba mi morbo y excitación, abrí la boca, el chófer me abrazó con brusquedad y me besó. Fue la primera vez que me besé con una persona de mi mismo sexo, su lengua entró en mi boca enroscándose y tomando posesión de la mía, sentí como su grueso pollón rozaba mi tiesa verga oculta por mi slip.

El beso fue largo y obsceno, su lengua casi llegaba hasta mi garganta mientras sus babas profanaban mi boca, comencé a gemir. Su lengua lamió mi frente, mis mejillas descendiendo hasta mis tetas. Chupó con fuerza mis tetas mordiendo mis peones.

-Ahhhh gemí de placer.

-Parece que mi zorrita se está calentando, dijo el hombre con sorna.

Las enormes manazas del conductor acariciaron mi espalda mientras descendían muy lentamente, las sentí jugando con el elástico de mi slip. El chófer agarrando los laterales tiró con mucha fuerza hacia arriba, el slip se introdujo a modo de tanga entre mis nalgas dejando al aire mis glúteos.

El hombre nuevamente me besó con lujuria mientras sus enormes manazas sobaban y apretaban con fuerza mis nalgas. Un fuerte nalgazo sonó en el autobús.

-Ahhh grité mientras sentía una mezcla de dolor y placer.

Cuatro, cinco hasta media docena de nalgadas propinó el chófer a mi entangadas nalgas. Mi polla estaba durisima y mi slip totalmente manchado de mis fluidos.

Con gran fuerza el conductor me volteó, quedé a espaldas suya, sus manazas pasaron por debajo de mis axilas tomando posesión de mis tetilla. Sentí su enorme y grueso pollón punteando y manchando mis nalgas.

-Te gusta lo que te hace tu hombre verdad zorra,...,te gusta verdad,..., contesta perra, susurró el hombre a mi oído.

No podía articular palabra, una de sus manazas seguía tirando con fuerza de mis peones mientras la otra descendió por mi torso y estómago hasta mi cintura.

Otra fuerte nalgada resonó en el vehículo mientras su manaza se deslizaba dentro de mi mojado slip, rozó levemente mi húmeda verga tomando posesión de mis cojones apretándolos con fuerza.

-Siiiii,..., más por favor, más, jadeéen celo.

El chófer se rió con estruendo mientras su manaza comenzó a menear mi polla, apenas pude soportar sus caricias y me corrí como el cerdo que soy.

-Me corrooo grité con desesperación.

Noté muchas descargas de leche manchando mi slip y la manaza del conductor.

-Menuda maricona de mierda, no aguantas nada, se mofó mi hombre.

Quedé exhausto, tuve que sentarme para no caerme. El chófer meneándosela abrió un compartimento, y de un bolsito sacó unas toallitas húmedas y se limpió la mano manchada de mi semen.

  • Esto no ha terminado todavía putita, ven a comerte este dulce que tengo para ti, dijo mi hombre sentándose en el centro de la última fila de asientos.

Me quité mi manchado slip, me acerqué arrodillándome sumisamente ante el chófer. Su grueso y curvado miembro quedaron a escasos centímetros de mi boca, saqué la lengua y muy lentamente lamí el oscuro y cabezón glande mientras acariciaba sus enormes y peludos testículos.

He visto porno, mujeres que se Reagan enormes pollon es, pero nunca imaginé que fuese yo quien diese placer a otro macho. Dediqué especial atención a su frenillo, lamiéndolo con mucha lentitud mientras con la otra mano acariciaba sus peludos cojones.

Le miré directamente , los ojos de mi hombre estaban cerrados y su cara desencajada era una mezcla de lujuria y placer. Los gemidos de mi hombre resonaban en el autobús.

Besé y chupé sus peludos huevos mientras lo pajeaba, mi lengua subió por el curvado tronco, abrí la boca y comencé a chupar y succionar.

-Siiiiiiii,..., que gusto zorra,...., hasta el fondo las perras como tú se la tragan hasta el fondo,..., balbuceaba de forma entrecortada el conductor.

Sus manos agarraron con fuerza mi cabeza y de forma desesperada comenzó a follarme la boca. Tan pronto la sacaba del todo y me daba pollazos en los labios, en la frente, en las mejillas manchando mi cara, como que de un fuerte golpe de cintura la metía hasta lo más profundo de mi garganta.

Durante más de diez minutos mi hombre estuvo follándome la boca a su entero antojo, reclinándose de vez en cuando para magrear, sobar y nalguear mi culo a su entera disposición.

Sin previo aviso, mi macho se arqueó y apretando mi cabeza con sus dos manazas se corrió en mi boca.

-Me corrooo en tu puta boca, maricona de mierda,...., que gusto,... aulló el chofer

Incontables descargas de leche caliente fueron  directamente a mi estómago, tosí, me atraganté, al sacar el enorme rabo de mi boca tres enormes lefazos mancharon mis ojos, mi pelo y mi barbilla mientras el chófer me humilla a riéndose de mí.

-Te gusta como te trata tu hombre maldita zorra comedora de rabos?.

Giré mi cabeza avergonzado y me ví reflejado en los cristales de la ventanilla. Enormes chorretones de la leche del chófer manchaban mi rostro.

Si AMO, contesté, me GUSTA como trata a su perra, contesté mientras con mis dedos recogía los restos de su tremenda lefada llevándolos a mi boca.

-Qué bien lo vamos a pasar tu yo perrita, se jactó mi hombre.

Arrodillado ante el chófer puse tiernamente mi cabeza sobre sus gordos muslos, su gruesa verga reposaba sobre la gran barriga de mi macho a escasos centímetros de mi cara....