El Chico del teléfono

Iba a hacer una llamada a Yunior y mira con lo que me encuentro.

El Chico del teléfono

Hola soy yo de nuevo, para los que no me conocen me llamo Saúl y tengo 22 años. Les diré que soy trigueño, mido 1,75, ojos pardos, pelo negrísimo, y mi cuerpo lo mantengo mediante ejercicios diarios y esta fue experiencia al llegar a mi cuarto después de una noche de parranda. Ahora les cuento como sucedió todo.

Resulta que un día estando en la Universidad regresaba yo a mi cuarto a las 2:00 AM proveniente de una pachanga con mis amigos y al entrar al edificio me acuerdo que ese día era al cumpleaños de Yunior (es uno de los chicos con quién tuve sexo grupal que ya les había contado en mi anterior relato) y me dirigí hacia el teléfono público que encontraba en el 1er piso de dicho edificio para ser uno de los primeros en felicitarlo. Al llegar me encuentro con un joven que estaba realizando una llamada y me pongo a esperar que terminara para llamar yo. El joven era alto, trigueño, delgado aunque no en exceso con el pelo muy negro por el gel que tenía echado y como en otras ocasiones (ya me había fijado en él) tenía puesto una camiseta ajustada que le marcaba sus desarrollados pectorales seña de que visitaba el gimnasio y unos pantalones a la altura de la cadera bien apretados que dejaban ver la silueta de sus muslos y un trasero paradito y bien formado. Tenía además una cinturita de avispa que para que contarles. En otras ocasiones cuando nos habíamos cruzado me quedaba mirando como sus nalgas se movían al compás de su caminar y me tocaba la verga imaginando como sería tenerlo agarrado por la cintura y cabalgando sobre mí pero enseguida desechaba esa idea pues sabía que el chico tenía novia.

Él me miro cuando llegué pero siguió hablando, cuando terminó colgó el auricular y yo me acerqué para realizar mi llamada, tuvimos un pequeño roce y sentí su agradable olor. Comencé a marcar el número de Yunior y supuse que se había marchado (no miré hacia atrás para confirmarlo), cuando Yunior contesto lo felicité y hablamos de su vida, de que si se había encontrado una verga por ahí y cosas de esas. Terminé mi conversación y colgué, cuando me disponía a irme para mi cuarto a descansar siento una voz masculina que me dice:

--Por el bulto de tu pantalón se nota que estas muy caliente

Y cuando me viro descubro que era el chico del pantalón apretado y preciosas nalgas, sin pensarlo mucho le dije:

--¡Con ese pantalón tan apretado, esas nalgas que se te marcan, y hablando por teléfono con un tipo que me dice que si él estuviera aquí me la mamaba hay que ser de hierro para que no se te pare la verga! ¿Tú me la quieres bajar?

El chico me sonrió y me dijo:

--Estoy solo en mi cuarto si tú quieres

--Si estas solo en tu cuartota palabras sobran. ¡Vamos!—le dije.

Fui detrás de él deleitándome con el movimiento de sus nalgas y sabiendo que muy pronto ese apretadito culo sería todo mío. Llegamos a su cuarto y entramos, le dije en tono autoritario:

--Denúdate que te quiero ver como Dios te trajo al mundo antes de follar contigo.

Él me obedeció y se quedó en cuero, al verlo así desnudo pude comprobar que estaba mejor de lo que yo me había imaginado, afeitadito completo y con un cuerpo de escultura greco-romana. Redirigió hacia el encendedor para apagar la luz pero le dije que me lo iba a follar con la luz encendida para ver los gestos de su cara en el acto. Le hice una seña para que se agachara delante de mí y comenzara a safárme el pantalón, lo hizo y dejó al descubierto mi verga en toda su extensión (unos 21cm.), logré ver el asombro de Daniel que así se llamaba el joven al ver todo mi miembro y le dije:

--¡Vamos, que esperas! ¡Chúpamelo!

Él sin más preámbulos se lo introdujo en la boca y comenzó a darme una mamada espectacular desde la base del tronco hasta el orificio del glande que por supuesto ya tenía líquidos pre-seminales, yo estaba en las nubes y comencé el movimiento como si me estuviera follando su boca. Luego se la saqué (yo ya estaba totalmente desnudo) y lo puse en posición de perrito con los brazos apoyados en la cama y el trasero bien levantado, empecé a pasarle la lengua por sus muslos hasta llegar a la raja que divide sus nalgas, se la pasé de arriba a abajo y Daniel pedía que lo penetrara, que no lo hiciera sufrir más. Me incorporé y con las manos le abrí un poco las nalgas para penetrarlo, él me dijo que antes había mamado pero que nunca lo habían penetrado, confieso que sus nalgas estaban bien apretaditas.

--Pues hoy vas a saber lo que es una verga de un macho de verdad dentro de ti.--le dije.

Ensalivé mi verga y se la presente a su esfínter, le dije que aguantara, que mi verga era bastante gruesa y su ano estaba bien cerradito. Y diciendo esto comencé a presionarle todos mis cms. hacia su culo virgen. Sentía como se iban desgarrando los tejidos de su ano con la entrada de mi polla, él se mordía los labios para soportar el dolor, yo quería terminar de metérsela y aún quedaba un poco de mi verga afuera pues me estaba costando trabajo por lo serrado que lo tenía así que le di un empujón que entró casi completa pero Daniel dio un grito bastante fuerte que con el silencio de la noche se debió haber escuchado lejos y me decía:

--Hay, abusador me estás rajando el culo, mañana no me voy a poder sentar.

--¿Esto es lo que tu querías no? Aguanta ahora cabrón –le decía yo.

Se la saqué y lo viré, lo puse en la posición de marinero (acostado de frente a mí con las piernas abiertas y encima de mis hombros) que es la que más me gusta porque la verga entra hasta bien atrás y le dije:

--Aguanta ahora porque con esta posición te la vas a sentir en la garganta.

Comencé a metérsela hasta atrás, los gemidos aumentaron y seguían el ritmo de mis movimientos de mete y saca. Yo le chupaba el cuello, el pecho, le mordía las tetillas mientras el se masturbaba, ese tipo me había vuelto como loco, Sentí que estaba por correrme pero no dije nada, quería echarle toda mi lefa en su ya desvirgado culo, comencé los movimientos característicos de la venida y me corrí dentro de él. Unos cinco o seis chorros cargados de caliente lefa inundaron su ano y comenzaron a salir por alrededor de mi verga. Él quedo extenuado y yo también, me recosté a su lado y nos quedamos dormidos. Al otro día cuando desperté el saludo de Daniel fue un beso en la boca y automáticamente se dirigió a darme una mamada como la del día anterior. En esta oración me corrí en su boca y él tragó todo mi semen. Luego me vestí, fui para mi cuarto, me bañé y me recosté a descansar. A la hora de almuerzo cuando me dirigía hacia el comedor me di cruce con Daniel que venía acompañado de un compañero de su clase y alcancé a oír que este le preguntaba:

--A que jeva metiste anoche en tu cuarto que gritaba tanto. De mi cuarto oí el grito.

Él no respondió, me miro y se echó a reír. A partir de esa noche usualmente duermo acompañado del chico del pantalón apretado, preciosas nalgas y cintura de avispa, o mejor dicho no duermo.

Esta historia es totalmente verdad, si les gustó me lo hacen saber a: hotman2005@muydivertido.com