El chico del gimnasio
Déjate llevar por la imaginación y disfruta de esta lectura.
Es sábado me despierto y no puedo dormir más miro el reloj y solo son las 6:30h am, decido levantarme, me doy una ducha, me siento en el sofá con una taza de café escuchando roncar a mi marido Diego, es un hombre un poco menor que yo él tiene 30 años, es alto, a decir verdad, muy alto, de pelo marrón oscuro, musculado, vive para él, su dieta y su gimnasio no entiendo que hago con él ni si quiera me toca desde hace meses, poco a poco nos vamos alejando, no sé cuánto tiempo hace que ni si quiera me besa, yo soy una mujer de 34 años de pelo largo castaño claro un poco gordita pero no micho tengo pechos pequeños piernas largas y el culo en su sitio, un trabajo estable soy ingeniera aeronáutica, gano el suficiente dinero como para tener lo que quiero y no depender de nadie, es por eso que no entiendo que hago todavía casada con una persona que no sabe que existo, si no es para pedirme la tarjeta del banco, en fin no quiero darle más vueltas me pongo mi bañador y me dirijo a la piscina del gimnasio a nadar un poco o por lo menos intentarlo puesto que no soy muy buena nadadora, pero ahí me reúno con unas amigas después de hacer un poco de deporte y tomamos algo en el mismo bar del gimnasio, recojo mis cosas, me visto, Diego ni se inmuta, sé que está despierto, pero se hace el dormido, en realidad no me importa lo miro y me marcho.
Llego al gimnasio y al entrar por la puerta de doy un golpe con un chico al que no había visto le pido disculpas el me mira hace un gesto con la mano y se marcha, me dirijo al vestuario me pongo el bañador y el gorro, entonces me marcho a la piscina está completamente vacía aún es muy temprano aprovecho para nadar tranquila me da vergüenza que me vean al no saber hacerlo muy bien no sé el rato que ha pasado, pero siento que mi piel se está arrugando así que decido salir, me quito ese estúpido gorro de la cabeza mientras lo hago veo enfrente de mí al mismo chico de antes, pasa de largo por mi lado mientras estoy en la ducha me viene su imagen en bañador a la cabeza parece de unos 43 años o así lleva la cabeza rapada sus ojos de un verde oscuro, de complexión delgada, no parece que haga mucho deporte pero se nota que se cuida, lleva un bañador rojo que le queda a mitad del muslo, lo que se aprecia de su cuerpo lo lleva totalmente depilado, siento como un escalofrío recorre mi cuerpo, me comienzo a excitar muchísimo sin darme cuenta empiezo a tocar mis pechos, bajo por mi abdomen acaricio los labios de mi sexo pensando en aquel sujeto, imagino que entra conmigo a la ducha, que me pone de espaldas me mordisquea el cuello mientras toca mis pechos y se centra en mis pezones los pellizca levemente con una mano y con la otra baja a mi sexo y empieza a masturbarme primero tocando mi clítoris después metiéndome los dedos dentro, pone mi cara contra la fría pared de baldosas grises, coge mi cadera y la echa hacia atrás, introduce su miembro dentro de mí, despacio empieza a entrar y salir de dentro de mí, no lo puedo evitar y suelto un grito ahogado de placer entonces el tapa mi boca con su mano no nos pueden oír el miedo de que nos puedan descubrir aun me excita más, estoy a punto de correrme lo siento en mi cuerpo me embiste con más fuerza hasta que en efecto logra lo que desea me deshago con el dentro de mi cuerpo, me pongo de rodillas en el suelo, empieza a masturbarse hasta que me echa todo lo que tenía guardado dentro de él para mí. Entonces abro los ojos y me encuentro sola no sé el rato que llevo en la ducha, pero me he quedado muy a gusto masturbándome pensando en ese hombre de ojos verdes. Salgo de la ducha me arreglo y me dirijo al bar ahí están mis amigas haciendo gestos con las manos queriendo decir que ya era hora de que apareciera yo solo puedo romper a reír y decir que me había entretenido más de lo debido en la ducha, quedamos el sábado que viene para cenar juntas algunas irán con sus parejas otras solas o con algún amigo yo iré sola puesto que Diego nunca quiere venir conmigo a ninguna parte me siento triste recordando esto pero yo decidí estar con él y consentirle las cosas así que trago saliva y hablo como si no pasara nada pue nadie sabe los problemas que tenemos todo el mundo cree que estamos bien. Los días van pasando igual de aburridos que siempre yo trabajando y el en casa con sus cosas hoy es jueves y Diego está haciendo la maleta no entiendo nada -Diego, ¿porque estás haciendo la maleta? - Mientras digo esto me acerco para observar cuanta ropa estaba cogiendo. -He quedado con unos amigos, volveré el lunes, por cierto, me llevo el coche tú puedes ir en moto a trabajar. - No dice nada más coge sus cosas y se marcha. No digo nada, aunque ganas no me faltan, sé que no servirá de nada decirle lo que pienso de todas formas hará lo que le venga en gana. Por fin a llegado el sábado por lo menos me despejare un rato y saldré de esta casa que me asfixia, me doy una ducha y pienso en que ponerme, hoy me apetece ir deslumbrante o por lo menos intentarlo quiero sentirme bien conmigo misma ser yo por una noche dejarme llevar por lo que mi cuerpo sienta y quiera poder hablar sin sentirme cohibida por Diego, miro en mi armario, cojo un vestido sin mangas de color cerceta oscuro, de cuello redondo y tirantes gruesos de encaje, con un cinturón negro satinado de lazo, es liso y me llega más o menos de la mitas de mis muslos, me pongo unos zapatos básicos negros de tacón me aliso el pelo me lo paso por detrás del cuello y lo dejo caer todo encima de mi hombro izquierdo me maquillo y me marcho, cojo un taxi sé que voy a beber y tampoco voy vestida como para ir en moto. Llego al lugar de encuentro mis amigas han venido tocas acompañadas es más algunas han venido con gente de más.
Nos sentamos y empezamos a disfrutar de la cena entre risas y bromas la velada se me hace corta voy al baño, y me dirijo a pagar, estoy esperando al camarero cuando se acerca a mí con un chupito de tequila. -Perdona te has confundido de persona yo no he pedido nada. - Digo sonriendo, pero el chico me señala a un hombre al otro lado de la barra, miro fijamente y para mi sorpresa es el desconocido del gimnasio sonrío levanto el vaso dándole las gracias y me lo bebo. Mientras pago siento como acarician mi espalda doy un bote del susto y me giro y en efecto es el de nuevo me mira fijamente a los ojos sonriendo, se me acelera la respiración. -Perdona por asustarte, nos vemos en todas partes. - Suelta una sonrisa pícara, me mira de arriba abajo y se centra en mis piernas. -No te preocupes, pues si hoy nos vemos en todas partes. - Suelto una carcajada, con su mano aparta mi cabella de mi rostro y lo pone detrás de mi oreja. -Así mejor eres muy bonita para taparte la cara. - Miro hacia abajo me da vergüenza lo que me dice, detrás de mi aparece el novio de una amiga -Hombre Carlos cuanto tiempo, ¿qué hacer por aquí? - No puede ser en serio se conocen, se abrazan, se estrechan las manos fuertes y empiezan a hablar yo voy a la mesa donde está mi amiga, la cual está riéndose. -Carla porque te ríes tanto, ¿Qué pasa? - Carla se pone seria me acaricia la cara, mientras coge mi mano y se asegura de que nadie nos escucha. -Cielo se lo mal que lo estás pasando con Diego, te mereces a alguien mejor valorarte más, y creo que Carlos es el indicado para que te des cuenta de que sin ese ser serás más feliz. No te estoy diciendo que dejes a uno por el otro si no que veas que hay vida después de todo esto y que puedes ser feliz. - No entiendo nada mi cara se descompone por completo nunca le he contado nada de lo que sucede entre nosotros, pero ella igualmente lo sabe, me conoce lo suficiente como para saber cuándo le miento somos amigas desde que tenemos 16 años, no digo nada solo cojo mis cosas y me marcho ni si quiera me enfado con Carla entiendo que lo quiere hacer por mi bien, pero yo ya sé lo que necesito en mi vida. -Disculpa si quieres puedo llevarte, en serio te dejo en tu casa y me marcho sin nada raro. - Es Carlos y mientras habla me mira a los ojos me toma por la cintura y me dirige al coche, no sé qué me pasa, me quedo muda, solo miro sus ojos tienen un verde con mucha más intensidad que esta mañana, su mirada tiene un brillo especial que me obliga a seguirle. Me abre la puerta de su coche no me fijo en la marca solo que es blanco y cómodo le doy indicaciones hasta llegar a mi casa el para el coche me mira y sonríe de manera pícara, -Seguro que te quieres ir, porque no te olvidas de todo por una noche y te dejas querer y ser feliz, hace tiempo que te estoy observando en el gimnasio y me atraes mucho no te pido que te acuestes conmigo, pero sí que me dejes hacerte sonreír por una noche. - Se va acercando a mi poco a poco, besa la comisura de mis labios, yo me aparto y me bajo del coche, pero, aun no he cerrado la puerta cuando decido volver a subir al coche. - -Sácame de aquí por favor, haz que me olvide de todo. - Digo mientras me vuelvo a poner el cinturón de seguridad. -Por supuesto tus deseos son órdenes para mí. - Acelera y nos marchamos, unos quince minutos después, más o menos llegamos a una casa con un amplio jardín lleno de rosas de todos los colores y muchísimas flores, me acerco a un rosal quiero sentir su aroma, cierro los ojos y disfruto, Carlos me abraza por atrás. -Tus favoritas no están aquí, ven, vamos a dentro. - Lo sigo sin mediar palabra hasta la entrada, me doy cuenta de que hay un enorme ramo de rosas azules, pongo cara de no entender la situación, el solo hace un gesto para que las coja y entre a la casa, ha tenido que ser Carla, sonrío y le doy las gracias, tomo asiento y el prepara un par de copas pone un poco de música de fondo, es una canción muy pausada, pero para ser sinceros da mucho ambiente, apaga algunas luces dejando una iluminación muy tenue, alarga su brazo queriendo que le coja la mano y no me lo pienso me levanto y me dirijo a él, entonces me coge por la cintura y me atrae hacia su cuerpo, es un poco más alto que yo mi cabeza queda a .a altura de su hombro o quizás un poco menos. -Verás yo no sé bailar. - Mientras digo esto me abraza con dulzura pone mi rostro entre sus manos y me dice: -No hace falta, yo te enseñaré. - Me pongo muy nerviosa empiezo a mirar a todos lados no se si ha sido buena idea venir, estoy comprometida con Diego a pesar de ser como es le quiero o eso creo, Carlos está siendo muy respetuoso, bailamos, bebemos, charlamos, me duelen los pies de tanto bailar y la mandíbula de tanto reír hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien, me siento en el sofá a su lado bastante cerca. -Muchas gracias por esta noche lo he pasado genial, pero debería irme. - Se inclina hacia mí, hablando con dulzura y una sonrisa aún más pícara que antes dice: -No tiene por qué acabar aquí la noche, si tu así lo deseas, solo pídeme lo que quieres. - No sé qué contestar, me pone muy nerviosa se queda quieto a un par de centímetros de mis labios, quiero que me bese, pero como le voy a pedir eso, es absurdo se acerca un poco más y se aleja entonces tomo su cara con mis manos y se lo pido: - “BESAME” - sonríe, pasa su mano por mi cuello, por mi mejilla toca mis labios con sus dedos, se dirige hacia mi cabello y baja a mi nuca me la agarra con suavidad me acerca a sus labios y me besa tan apasionadamente que no me resisto a él ni un solo segundo más quiero que me haga suya allí mismo en el sofá, en la alfombra donde sea pero lo necesito ahora, comienza a besar mi cuello, pasa su lengua por el lóbulo de mi oreja y sigue bajando por mi cuello mi entras lo hace desabrocha el cinturón que llevo puesto y me lo quita, desabrocha la cremallera de mi espalda y me quita el vestido, me da vergüenza intento taparme un poco peor él no lo permite, hace un gesto pidiéndome silencio y continua, besa mi clavícula y baja a mis pechos loa agarra con suavidad y masajea mis pezones, baja por mi abdomen con la punta de su lengua, mi piel se eriza, echo mi cabeza hacia atrás quiero disfrutar de este momento tan placentero, abre mis piernas y empieza a tocar mi ropa interior, la cual se está humedeciendo por culpa de ese ser, continúa besando mis muslos incluso los mordisquea cuando menos me lo espero, y eso hace que me ría. Tengo muchas cosquillas y en cuanto se da cuenta lo utiliza en mi contra. -Tranquila sólo déjate llevar por el momento, por la pasión y por lo que te apetezca hacer. - Mientras dice esto le quito la camisa blanca que lleva puesta, dejando al descubierto su torso, poco definido y bien depilado, me gusta lo que veo, me atrae, me excita, desabrocho su cinturón y bajo sus pantalones de color beige, quito sus zapatos y calcetines, lo siento en el sofá, me doy cuenta de que tiene su entrepierna lista para jugar, no es muy grande, pero es gruesa y un poco curvada la quiero en mi boca, pero no tan rápido, beso su cuello, sus labios y veo como esa verga se pone cada vez más dura, me necesita se lo noto, bajo mi cabeza hasta llegar a su miembro, me pongo de rodillas en el suelo la agarro con mi mano y empiezo a pasar la punta de mi lengua por su capullo, se echa para atrás para disfrutar del placer que sabe que le voy a dar. Poco a poco se la voy humedeciendo con mi lengua, le echo saliva y lo masturbo con mi mano mientras se la como con mi boca, va soltando un poco de líquido pero sabe muy bien, me gusta lo que siento teniendo su verga en mi boca, me agarra de la cabeza y me empuja contra el suelo me coge del cuello fuerte, se pone encima de mí abdomen se acerca a mis pechos y pone su entrepierna entre ellos, los agarra para juntarlos y empieza a fornicarme los senos, veo su cara de placer está disfrutando y eso me excita mucho, él no es consciente de cuanto, se sienta encima de mi cara y mete su miembro dentro de mi boca, mientras yo me masturbo por encima de mi ropa interior, paso mi mano por mis pechos bajo la copa del sujetador de uno de ellos y toco levemente mis pezones mientras con la otra mano sigo tocando mi sexo una y otra vez, centrándome en mi clítoris, pongo dos dedos encima de este y empiezo a moverlos de un lado a otro, arriba y abajo, él sale de mi boca, me tumba de cara al suelo, desabrocha mi sujetador y besa mi espalda dirigiéndose a mi trasero, muerde una de mis nalgas y retira mis bragas, toca mi cadera con suavidad me ordena levantar la cadera hacia arriba dejando al descubierto mi zona intima, estoy muy húmeda, pasa sus dedos por mi sexo arriba y abajo, sabe lo que hace y es consciente de lo que me está haciendo disfrutar.
Quiero tenerlo dentro, me giro lo tumbo en el suelo y me dispongo a sentarme encima y por fin tenerlo dentro de mí, pero en ese momento él me coge de los brazos y me aparta, me levanta del suelo me mira sonriendo. -Todavía no, ten paciencia vamos arriba, te quiero en mi cama. - Al decir esto me coge de la mano y me lleva hacia allí, subimos las escaleras y me lleva a una habitación muy grande con una cama inmensa. -Siéntate en la cama, te voy a vendar los ojos no te muevas y déjate llevar por mí, sé muy bien lo que hago créeme. - Este hombre me excita muchísimo no me puedo controlar no puedo pensar en nada que no sea él. Me venda los ojos se acerca a mis labios y sin llegar a besarlos se aleja, muerdo mi labio inferior me pongo nerviosa, escucho como abre un cajón y busca algo en él, de repente siento un golpe en mis muslos como de un látigo o algo parecido voy a quitarme la venda de los ojos, pero él no lo permite. -Quieta no te voy a hacer daño solo vamos a jugar un rato, te aseguro que no solo te gustará si no que suplicarás por más. - Me quedo quieta y callada por un momento. -Me has hecho daño podrías ser más delicado. - Aún no ha soltado mis manos para que no me quite la venda de los ojos. -Lo siento, pero si te quitas la venda no tiene gracia, déjate llevar mujer. - Mientras acaba la frase pellizca uno de mis pezones, doy un respingo y me muerdo el labio he de reconocer que me ha gustado, me pone de rodillas en el suelo y esposa mis manos a mi espalda, siento como pasa su verga por mi cara, yo abro la boca en su busca, pero él no me la quiere dar, y eso me enfurece, me la pasa por la mejilla y por los labios, los cuales humedezco una y otra vez, quiero que estén listos para darle el máximo placer, con sus dedos me hace entender que quiere que abra la boca a llegado el momento introduce dos dedos en mi boca, los humedece acaricia mi lengua, mete sus dedos cada vez más hondo incluso me dan arcadas. -Muy bien, buena chica ahora abre la boca todo lo que puedas. - Entonces introduce su miembro en mi boca hasta el fondo no me deja respirar, adoro la sensación de no tener el control durante el sexo, me gusta que me dominen.
Cada vez introduce su miembro con más fuerza y más rápido, sabe que me está excitando muchísimo y que necesito tenerlo dentro de mí. Me coge por los hombros y me levanta del suelo, me tumba boca arriba en su cama, la cual puedo notar que es muy mullida y tiene unas sábanas muy suaves, huelen a limpio como a recién sacadas de la lavadora, se tumba encima de mí y me besa con mucha pasión, la verdad no recuerdo la última vez que me besaron así, creo que Diego jamás lo ha hecho y si lo ha hecho hace tanto que no lo recuerdo, pongo una mano en su nuca y la otra en su cara, nos fundimos en un beso mágico retira la venda de mis ojos, nos quedamos embobados mirándonos durante unos segundos, entonces yo acerco mis labios a los suyos son tan suaves y me besan con tanta delicadeza, no quiero que esa sensación se acabe, me siento deseada, muy deseada, no recuerdo cuando me sentí así por última vez, pero lo que sí sé es que no quiero que esta sensación se esfume de mi interior, introduce su miembro en mi sexo muy despacio, está siendo muy delicado conmigo ahora mismo, mientras me penetra besa mi cuello, la comisura de mis labios mi lóbulo, yo me retuerzo de placer, agarro su cara y le beso de nuevo pero en esta ocasión el muerde mi labio se aparta y sonríe, pues sabe muy bien lo que me gusta y me lo quiere dar, sabe que todo tiene su momento, sabe cuándo tiene que ser brusco y cuando delicado es increíble, este hombre me está haciendo sentir un millón de cosas en mi cuerpo cosas que nunca había sentido con ningún otro hombre, su forma de tocarme es espectacular pero su forma de mirar en cada momento es totalmente excitante. Juega conmigo todo el tiempo, mordisquea mi cuello acaricia mi hombro derecho y despacio con la yema de sus dedos baja a mi pecho acaricia mi pezón con cuidado y agarra mi pecho con su mano baja su cabeza para llegar hasta este y empieza a besarlo con sumo cuidado, pero con decisión, muerde levemente mi pezón y eso me hare dar un grito ahogado de intenso placer, retira su miembro de dentro de mí y continúa bajando su cabeza por mi abdomen, pasa su lengua con delicadeza y baja cada vez más, al llegar a mi pelvis se detiene, acaricia mis muslos con sus manos mientras con sus ojos busca mi mirada, al encontrarla sonríe, yo le devuelvo la sonrisa. Este hombre me hace sentir deseada, hacía mucho tiempo que no sentía esto y me estoy volviendo loca de lujuria. Pasa sus dedos por mi sexo el cual está listo para recibirlo, los mueve arriba y abajo hasta que se decide a introducirlos dentro de mí, agarro con fuerza una almohada y echo mi cabeza hacia atrás arqueando la espalda mientras gimo por el placer que provoca en mi cuerpo. Al mismo tiempo que introduce sus dedos en mi sexo empieza a lamer mi clítoris, me siento al borde del clímax. - ¡Oh dios, me corro! - Apenas termino la frase se detiene y se aleja, lo miro con desesperación. Me levanto poniéndome de rodillas en la cama junto a él, paso mi mano por su cuello hasta llegar a su nuca, me hacer a sus labios y lo beso con delicadeza lo atraigo más hacia mí, tumbándome con el encima de mí.
Nos besamos apasionadamente, muevo mi cintura indicándole que lo necesito dentro de mí en este instante. El obedece e introduce su miembro dentro de mi sexo, mientras entra y sale de mí mira fijamente mis ojos y eso me excita muchísimo, agacha su cabeza y la hunde en mi cuello mordisqueándolo con fuerza cada vez me humedezco más, decido que es hora de tomar el mando me coloco a horcajadas encima de él con su pene dentro de mi vagina, cojo sus manos y las pongo en mis caderas, pongo totalmente recta mi espalda inclino mi cabeza hacia atrás y empiezo a deslizar mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás sintiendo como su entre pierna me llena por completo, veo su cara de placer sé que está a punto de explotar al igual que yo, me muevo arriba y abajo sin parar con rapidez y dureza sin poder remediarlo exploto, siento como él está a punto de hacerlo también me inclino hacia adelante el rodea mi espalda con sus brazos y se corre dentro de mí, me besa y sonreímos. Me agarra de la mano y me lleva a la ducha sinceramente no me arrepiento de nada en este momento, al contrario, solo quiero que la noche no acabe y poder repetir una y otra vez.