El chico del Dragón

Una noche tranquila de cervezas acaba, fiesta en El Dragón y polvo en el salón.

Mis colegas se habían ido de fin de semana y como yo curraba hasta el sábado las 20 horas, no pude ir, al salir del curro decidí conectarme al Wapo, comencé a charlar con un chico, contra todo lo habitual en esas app´s no mando foto pollo, ni la pidió, ni salió un como la tienes ni nada, la conversación fue fluyendo como una conversación cualquiera que puedes tener con un colega en una cafetería. Finalmente nos pasamos foto de cara, nos gustamos y quedamos esa misma noche para tomar unas cervezas.

Al llegar al local me encuentro a un chico, que es tal cual en las fotos, sin trapa y sin cartón, 181 cm, pesaría unos 77/78 kilos, ojos azules, moreno, unos enormes con una mirada de esas que se clavan en el alma, unos labios bien carnosos y mucho más simpático y agradable en persona. Después de un par de cervezas apareció por la puerta varias chicas, que le saludaron, eran conocidas suyas y finalmente se nos acoplaron. La noche fue pasando y surgiendo, nos fuimos de ese local, estuvimos de pub en pub, y acabamos la noche en El Dragón (Local de ambiente en Santander). Ahí comenzó la noche.

Con nuestra llegada a El Dragón comenzamos a relacionarnos con los que allí estaban, tías, tíos, gays, bisex, heteros … Se acercan a nosotros una chica y dos chicos, uno de estos chicos comenzó a meter fichas a Dani, finalmente mi posible conquista se va con este chico, quedando yo allí con la chica y Johan.

Yo: Chicos, voy al baño ahora vuelvo

Llego al servicio y están todos los urinarios ocupados, entonces me meto en un cubículo y orino allí, cuando abro la puerta para salir me encuentro frente a la puerta a Johan y este me empuja hacia dentro.

Yo: ¿Qué haces?

Johan: Tengo una cosa para ti

Yo: ¿Perdona?

En esos momentos saca un pollo, se pone a preparar dos rayas y me ofrece, yo flipando y hasta costándome articulas las palabras le contesto.

Yo: Lo siento, ese rollo no va conmigo. – Mientras él se mete una de las rayas –

Johan: ¡Vaya! Con las pitas de macarra que tienes pensé que sí. Pues dos para mí. – Y se metió la otra raya –

Yo: Las apariencias engañas

Johan: - Poniendo su mano en mi paquete – Como las apariencias engañan ¿No cuento con esto?

En esos momentos me puse como una moto, le empuje contra una pared del cubículo y abalance sobre él y comencé a comerle la boca mientras mis manos iban acercándose poco a poco hacia su culo, hasta que tuve esos dos buenos glúteos bien agarrados. La no paraba de sobarme el rabo y los huevos por encima del pantalón, mientras yo notaba como mi polla iba creciendo dentro de mi bóxer. Johan me pone una de sus manos en el pecho y me va empujando poco a poco hacia atrás, hasta que mi espalda toca en la otra pared del cubículo, baja su mano por mi torso poco a poco hasta llegar a mis partes y me agarra bien prieto el paquete, me come la boca el a mí y comienza a bajar dándome besos en mi torso sobre la camisa, de cuclillas frente a mi desata mi pantalón, me saca el rabo y le da besitos mientras me acaricia las pelotas, para a los pocos segundos comenzar a comerme el rabo poco a poco por el capullo, comienza a aumentar el ritmo y llega un punto que noto como mi trozo de carne pega con su garganta y el hace gesto de arcada, tras un rato así, se la saca de la boca y se pone a comerme los huevos mientras me masturba, cuando de pronto nos golpean la puerta del retrete y una voz bien firme y potente nos dice:

Voz: ¡Seguridad! Por favor dejen libre el baño.

Abrimos la puerta y nos encontramos con un tío de unos 2m y con unos brazos como mi cabeza que nos suelta:

Voz: Que ese no es sitio para follar.

Evidentemente entendemos que este pedazo bigardo, tiene razón. Salimos del servicio y nos fuimos, el chico me ofreció ir a su casa y evidentemente yo no podía irme a la mía con ese calentón.

Nos pusimos rumbo a su casa, nada más llegar a su casa el comenzó a desnudarse y yo me quede anonadado, hasta ese momento yo había apreciado su carita de ángel y niño bueno, sus ojos verdes y sus altura de 175 más o menos (Para mí la altura perfecta) y que pesaría entorno a los 70/71 kilos, pero no me esperaba para nada ese cuerpo definido a la perfección y lleno de tatuajes, ese cuerpo perfecto y tatuado hizo que pasara de  100 a 200. Pude apreciar que Johan había salido a buscar guerra, pues al desnudarse también aprecie que iba en suspensorio, que todo sea dicho le hacía un culo magnifico y bajo ese suspensorio se podía aprecia una autentica anaconda.

Johan puso música, la música ideal para crear más ambiente en ese salón, aun con el suspensorio puesto se acercó a mí y comenzó a desnudarme, mi polla ya estaba que reventaba yo en esos momentos ya sentía que iba a durar asalto y medio dando gracias. Me tiro sobre su sofá, se puso de rodillas y continuo con el trabajo que media hora antes se había quedado a la mitad, su lengua se deslizaba por mi falo de arriba abajo, llegaba a mis huevos y lamia con intensidad mi perineo, mis gemidos iban en aumento como mi placer. Al poco tiempo:

Johan: Espera que ya vuelvo

A los pocos minutos le veo entrar por la puerta del salón con varios juguetitos y me pide que me cambie del sofá grande al pequeño, ya que este último esta frente a un espejo. Me abre de piernas y me las sube hacia arriba, comienza a comerme el culo y noto como su lengua se abre camino en mi agujero, a los pocos minutos noto como me mete un dedo y al poco tiempo me mete un dildo al que pone en su máxima potencia de vibración, me baja un poco, él se pone a cuatro patas, se pone lubricante en su ojete y se mete un vibrador bien grande, al que también le activa su vibración y vuelve a su labor de comerme el rabo y los huevos. Comienza a comerme el rabo con mayor intensidad, mientras me acaricia las pelotas y el dildo me está matando de placer cuando de pronto y sin apenas tener tiempo de avisar mi polla comienza a disparar leche, Johan se traga parte de esta leche pero otra parte se le acumula en la boca, yo me esperaba un beso en el cual me pasaría esa leche restante, pero no. Johan escupió ese semen sobre su mano, lo unto sobren su semejante pollon de 21 cm, me levanto más las piernas y sin mediación o delicadeza me metió de una estocada su rabo, sentí un intenso dolor acompañado de un inmenso placer, mientras sentí como sus huevos golpeaban mis nalgas.

El joven Johan me la clava una y otra vez, mientras me folla se recuesta sobre mí y me besa, acto seguido me chupa y muerde los pezones. Mi rabo vuelve a estar duro como una piedra, sigo sintiendo el mete saca cada vez a un ritmo más frenético, oigo el cloc cloc, de sus pelotas golpeándome, vuelvo a correrme y esta vez en mayor abundancia.

Johan: ¡Joder!

Y comienzo a sentir como mi culo se va rellenando poco a poco.

Yo: Ha sido todo un placer Johan.

Johan: Cuando quieras repetimos.