El chico del 5º

Sueños eróticos con el vecino...

El chico del 5º

Me desperté de golpe y sudorosa, tenía la ropa interior mojada... lo había vuelto a hacer, había tenido un sueño erótico con ese vecino que me encuentro todas las tardes cuando vuelvo del trabajo. Es un chico alto, moreno, de ojos verdes y un cuerpo de cortar la respiración. Me lo encuentro en el ascensor del edificio donde vivo y me saluda con una sonrisa que me tiene loca.

Ayer, en el pequeño ascensor estaba también otra vecina con su marido y nos tuvimos que pegar más para entrar todos, así que, evidentemente pegué mi cuerpo al suyo, y noté su perfume, ¡ encima huele de maravilla! Es One Million, ése que me vuelve loca y me pone sólo de olerlo. Subí la cabeza para saludarle y dedicarle mi sonrisa más picarona. Me contestó con un guiño. El ascensor paró en el primero, la pareja de vecinos se despidieron y salieron dejándonos solos. Yo intenté alejarme ahora, que había más hueco, pero me arrinconó en la esquina poniéndome el musculoso brazo a la altura del hombro y me dijo: ¿Cómo te llamas vecina? .- Se me subieron los colores y le contesté: Virginia, ¿y tu? Me dijo que se llamaba Marcos.

Yo seguía colorada como un tomate y a él también lo notaba nervioso, me estaba hablando desde tan cerca que el aire que respirábamos era el mismo, se acercó tanto que sus labios casi rozaban los míos, me entraron ganas de darle un beso y saborear sus labios carnosos, pero sólo me limité a mirarle a esos ojos verdes que me dejaban atontada.

Nuestra respiración empezó a agitarse al unísono, no podía soportar más ésa situación que me volvía loca y me venían a la mente mis sueños eróticos con éste chico. Me dio la impresión de que él podía leerme la mente y saber lo que pasaba por mi cabeza...

De repente el ascensor se paró. Miré a la pantallita, era el piso de Marcos. Me pasó la yema de su dedo por mi labio inferior y se alejó hacia la puerta del ascensor sin dejar de mirarme, era una mirada que nunca le había visto, lujuriosa, sus ojos desprendían calor, el calor que yo notaba en mi entrepierna, mojándome las braguitas. Nos despedimos con un hasta mañana. Salió y pude ver que también tenía un culito bastante curioso, no me había fijado antes.

Nada más entrar a casa, solté el bolso y saludé a mi perrita que me espera como siempre ansiosa de recibir achuchones y besitos, despues de darle el cariño que se merece, me puse cómoda y rebusqué en mi mesita de noche donde guardo el mejor regalo que me han echo mis compañeras de trabajo... un vibrador con forma de mariposa que hace maravillas. Estuve unos minutos jugando con el juguetito pensando en el vecino tan apañado que vive justo debajo mía hasta que tuve mi primer orgasmo de la tarde, de repente escuché una voz grave y varonil, mi mente volvió al mundo real y después de varios segundos escuché claramente un: Aaaarrggg!! y el ruido del agua al abrir un grifo.... claramente alguien más se lo estaba pasando bien en el edificio. Eso hizo que moviera mis dedos con más ligereza, daba vueltas por mis labios exteriores junto con las alas de la mariposa, sacaba y metía fácilmente el vibrador ya que estaba muy muy mojada, lo dejé dentro unos segundos sintiendo la vibración máxima,que tiene ahora mismo, en lo más profundo de mi ser y estallé. No quise aguantarlo más. Tuve mi segundo orgasmo pensando que la persona que se había masturbado a la vez que yo era Marcos. Me había saciado lo suficiente o éso pensaba yo, porque por la noche tuve ése sueño que me despertó tan agitada.

En el sueño estoy esperando el ascensor y aparece Marcos por la puerta del garaje vestido con unos vaqueros y una camiseta básica de colores que resaltan su moreno de piel y sus ojos. No es el típico chico demasiado musculoso pero se nota que se cuida. La barba bien recortada y ese embriagador perfume que me hipnotiza. Se para justo a mi lado y ya me llega el olor que me vuelve loca, me empiezo a poner nerviosa, parece que el ascensor tarda más que nunca y me empiezo a sonrojar. Miro al otro lado donde está el gran espejo que hay en la entrada del bloque y observo como él me mira de reojo de arriba a abajo con cara de pillo y con la mirada pensativa. Me giro y le pregunto por su día en el trabajo, a lo que él me contesta que cansado y deseando llegar a casa para relajarse, yo, para mi, pienso las maneras posibles para hacer que se relaje...se me ocurren muchas.

El ascensor llega, se abren las puertas y Marcos es un caballero hasta en mis sueños, así que me deja pasar primero, por el espejo lo miro y tiene la mirada baja a la altura de mi respingón trasero. No hay más vecinos, estamos los dos solos. Una vez dentro, cada uno pulsa la planta a la que va, se pone muy cerca mía, mi cara casi roza su cuidado torso, (es mucho más alto que yo). Coloca una mano a cada lado de mi cabeza, me mira fijamente con la mirada verde intensa y comienza a acercarse a un lado de mi cara, su boca roza mi lóbulo de la oreja y me susurra: - Me pones muy cachondo. En ésa postura me quedo paralizada, lo primero que hago es tragar saliva y luego dejarme llevar por la situación tan morbosa, saco mi lengua y la paso por su oreja, empiezo a darle besos, él va por mi cuello, noto su respiración y se me erizan los bellos de todo el cuerpo, siento una punzada en la entrepierna, mis manos van a su cuello, las suyas recorren mi espalda, está tan pegado a mi que noto su miembro palpitar, en el espejo del ascensor veo la situación y me voy poniendo más cachonda aún. Nuestras labios se buscan al unísono y llega ese esperado beso, su lengua recorre cada parte de mi boca, es una auténtica maravilla, noto que me besa con ansias, con un toque de lujuria, no es un beso tierno, pero me encanta, yo le respondo de la misma manera, nuestras manos recorren los cuerpos masajeando cada parte sin delicadeza ninguna, el ascensor se para en su planta, no me da tiempo a salir a la realidad cuando me tira de una mano y con la otra me sujeta la espalda, me lleva casi a rastras a la puerta de su casa sin dejar de tocarme y besarme no se como, pero consigue abrir la puerta, dejo caer mi bolso, y Marcos me empieza a desabrochar la blusa por los botones delanteros dejando al descubierto mi sujetador, su boca va directa a uno de mis pezones que están ya muy duros, mis manos van a su entrepierna, noto un gran bulto dentro del pantalón que da la impresión que va reventar el vaquero, comienzo a desabrochar los botones,

bajo un poco el bóxer y llego a su pene que está duro, empiezo a masajearlo, Marcos me para, me sube a la cintura la falda que llevo puesta, me baja las braguitas de encaje color rosa claro y me sube a la mesa que hay cercana a la puerta de la entrada, yo, instintivamente abro las piernas dejando al descubierto mi sexo, Marcos no deja de besarme y acariciarme, me coloca las manos en las nalgas y me acerca al borde de la mesa, su mano va a mi clítoris que se hincha más si puede, nota la humedad que hay en la zona y sonríe mirándome a la cara, me dice: No sabes lo que me pone que estés tan mojada, quiero saborearlo.- y dejo de verle la cara, lo noto en la entrepierna, primero acerca la lengua, lame lentamente, lo saborea, notar su respiración en esa zona de mi cuerpo me pone los bellos de punta y noto un escalofrío que recorre todo mi cuerpo, él lo nota y me agarra de las nalgas, pegándome más a su boca. Me está volviendo loca y acaba de empezar. Me dejo llevar y apoyo la espalda en la mesa, me acomodo lo que puedo. Mete un dedo, luego otro y entran perfectamente sin dificultad mientras sigue con su lengua lamiendo con si fuera el más exquisito manjar. Se me escapa un gemido que no puedo ocultar, la verdad es que lo hace muy bien, saca los dedos, lame con más intensidad, para, vuelve a meter los dedos y así juega hasta que me hace perder la razón, yo sigo gimiendo de placer, le digo como puedo que me encanta, que no pare y parece que éso hace que lo haga mejor hasta que llego al orgasmo. Con su lengua recoge mis flujos, yo me incorporo y acercándose a mi me dice con cara de actor porno: -Me encanta lo bien que sabes.- Acerco mi mano a su miembro y lo empiezo a masturbar, de momento se pone bastante duro hasta que lo acerco a mi clítoris, no se de donde saca un condón y se lo pone, paseo la punta por toda esa zona, para que se lubrique bien el condón y lo coloco en la entrada a la vagina, lo miro a los ojos y sabe lo que quiero con la mirada que le pongo.

Me penetra de una vez, no se lo piensa y yo lo agradezco gimiendo. Me pone las manos en la espalda y baja lentamente a la cadera, sujetándome para que no me mueva mucho por las estocadas que me está dando. Mis piernas rodean su espalda. La mesa suena con cada empujón. Los dos gemimos, no puedo más y tengo otro orgasmo, noto su voz ronca y también se corre. En ése momento me desperté... (Continuará)