El chico de mis sueños. Final Alternativo Dos.

¿Y sí las cosas hubieran sido de esta manera?, esté es otro desenlace a esta historia, diferente a los anteriores, Julián y Abel, ¿terminarán juntos?, descúbrelo ahora.

Hola otra vez!, aquí les traigo otro final diferente, yo les pregunto, ¿cuál les gustó más?, haganmelo saber.

Sueño Final Alternativo Dos.

Al llegar por fin a casa y continuar con la bienvenida de Julián; Alba sonreía diciendo, mientras que Aldo sacaba las llaves de la puerta. – Para la bienvenida te preparé tu comida preferida y mucho postre para compartir.

– Julián feliz decía. – Perfecto, espero hayas cocinado suficiente, tengo mucha hambre.

– Aldo hablaba sosteniendo una maleta. – Sí, hizo suficiente, como para veinte personas.

– Alba movía la cabeza diciéndole. – No seas exagerado.

– Abría la puerta y entrando, Alba decía impaciente. – Anda ayúdame a alistar la mesa, coloca por lo mientras la maleta en los escalones.

– Julián sonreía diciéndoles. – Enseguida voy, sólo quiero conversar con alguien de ciertos asuntos pendientes.

– Abel traía la otra maleta y Edna camina junto con él, muy sonrientes.

Julián retrocedía y contento les decía. – ¡Los extrañaba mucho!

– Edna sonreía hablando. – Nosotros también. – Dirigiéndose a Abel, preguntaba. – ¿No es así Abel?

– Él lo miraba fijamente respondiendo. – Sí, así es.

– Ella sonriente miraba a Julián y le decía mientras le quitaba la maleta a Abel de las manos. – Abel meteré esto por ti y Julián traes pocas cosas; esto no pesa para nada, lo qué si pesa es cierta tensión pendiente entre ustedes desde hace tiempo atrás; y percibo que desean hablar, así que háganlo, sin pena, con permiso.

– Edna cargaba la maleta sonriendo, dejándoles a ellos a mitad del camino hacía la entrada; ella ingresaba a la casa poniendo la maleta sobre la otra y pasaba al comedor para ayudar a los hermanos.

Abel y Julián se miraban a los ojos, ambos nerviosos, suspiraban, se sonreían y la tensión entre ellos se rompía, luego de una pequeña risa por parte de Julián, acompañada de la pregunta. – ¿Y ahora quién hablará primero?

– Abel cohibido contestaba. – Anda tú hazlo.

– Julián sonrojado un poco, nervioso, tomaba la mano de él y le decía. – Desde meses atrás te debo algo.

– Abel preguntaba confuso. – ¿Así, qué es?

– Julián mostrando una dulce sonrisa, contestaba. – Las gracias por salvarme, gracias por preocuparte, muchas gracias por haber sido mi héroe, de verdad, te lo agradezco infinitamente.

– Abel entrelazaba sus dedos con los de él, serio le miraba a los ojos hablándole. – No agradezcas, lo que hice fue gracias a que supe reconocer mis sentimientos hacía ti y a tiempo logré confesarlos; aunque claro no era ni fue el momento exacto para hacerlo, sin embargo lo hice y mírate, aquí estás.

– Julián serio suspiraba hablando. – En serio muchas gracias a ti por ser sincero, por decirme lo que sientes por mí. – Él se preguntaba exclamando. – ¡¿te imaginas si me hubiera suicidado sin saber lo que sentías por mí?!

– Abel lo miraba fijamente respondiendo. – Pero no lo hiciste y aquí estás.

– Julián sonrojado, un poco serio, parlaba. – Lograste evitar que me lanzara del puente, estaba a punto de hacerlo, lo único que en mente tenía era con acabar con mi vida, me sentía realmente vació, pero gracias a tus palabras de afecto, hicieron detenerme.

– Ambos sostenían la mirada, sintiendo el latir de sus corazones acelerarse, recordando esa noche.

En la cual Abel después de gritarle, corría y lograba tomarle la mano a Julián que cerraba los ojos y se dejaba llevar por el aire, para caer al pavimento; al borde de la desesperación, él decía. – ¡Julián no te avientes, detente!

– Julián estaba decidido a dejarse caer, con ojos cerrados, cuestionaba con cierta alteración. – ¡¿Para qué detenerme?! – Afirmando hablaba. – ¡Esto es lo que quiero, esto es lo que deseo, morir y dejar de sufrir!

– Abel armado de valor, apretaba sus puños diciéndole. – ¡Detente, por qué tú me gustas mucho!

– Julián impactado abría sus ojos y apretando la mano de él, exclamaba – ¡¿Qué dices?!

– Abel jalaba a Julián hacía él, para bajarlo y decir mirándole a los ojos. – Me gustas mucho, me gustas tal cual eres, para mí eres único, te quiero mucho, me gustas, me gustas tal cual y no dejaré que te derrumbes, no lo hare, porqué me gustas demasiado.

– Julián impactado, molesto ante la confusión le hablaba. – ¡Esto es una broma, ¿verdad?, me quieres confundir!, ¡me quieres engañar para que no salte!, ¡lo haces igual que Alfonso en engañar, engatusar en ser unos…

– Abel enojado y desesperado por la manera de pensar de Julián, lo tomaba de los brazos y lo acercaba bruscamente hacía él, para callarle con un beso.

El cual era correspondido acompañado por un abrazo tierno, ambos se miraban, se sonreían y se daban un beso más largo, para nuevamente abrazarse; luego de eso, ellos más calmados regresaban a la casa, dónde sus primos y Edna le apapachaban, apoyándole en la situación; Abel recibía el agradecimiento por parte de ellos.

Julián se sentía apenado por los besos y Abel también; pero los dos estaban conscientes de sus sentimientos el uno por el otro; aunque Julián estaba más confundido al no saber sí el beso fue correspondido por amor o por simple impulso de consuelo al sentirse engañado ante la situación pasada; él estaba entre sí lo quería como amigo o como hombre; por eso y lo que vivió con Alfonso, tomaba la decisión de irse con sus padres al día siguiente por la mañana, dejando a Abel con una pregunta sin respuesta.

Luego de recordar lo anterior; se sonreían contentos; Abel le decía. – Me da gusto verte de nuevo.

– Julián sonrojado le decía. – A mí igual. – Para cuestionarle con duda. – ¿Por qué nunca me llamaste o enviaste un WhatsApp?, el número no lo cambie para nada.

– A lo que le contestaba nervioso. – Pues pensaba que estabas molesto por el beso que te di, aparte que necesitabas tiempo para sanarte emocionalmente.

– Julián serio le hablaba. – Pues nunca supongas o pienses sin preguntar.

– Abel se cohibía diciendo. – Disculpa.

– Para así Julián decirle con una sonrisa. – Igual yo pensaba lo mismo que tú.

– Ambos se sonreían contentos y Julián con su otra mano acariciaba la barba de Abel, diciéndole. – Edna me platico en una de sus muchas llamadas, que tú te declaraste bisexual, qué tus familiares lo tomaron con calma; me da gusto que te hayan aceptado como tal, es muy bueno saber eso; que gusto me dio saber que te hayan apoyado y no criticado o juzgado como hace tiempo mi familia lo hizo conmigo.

– Abel inclinaba su cabeza sobre la mano de él,  tomándola con su otra mano y le decía sincero. – Pues sí lo hice, fue complicado hacerlo, pero lo hice. – Él besaba la mano para decir. – Quiero que las cosas estén bien, sin secretos, que mi vida sea trasparente y normal; prometí igual ser honesto con cualquiera que llegue a ser mi pareja, sea hombre o mujer, prometeré siempre respetarle, serle fiel y amarle; quererle como nunca antes le hayan querido.

– Julián suspiraba y preguntaba tímido. – ¿Aún te sigo gustando?

– Abel se le acercaba poco a poco respondiendo. – Sí y ahora me gustas mucho más; aunque extraño como te veías con los otros lentes.

– Julián se sonrojaba y hablaba. – Eso se puede solucionar.

– Abel preguntaba. – ¿Cómo?

– Julián sonriéndole contestaba. – Puedo pedir que me pongan la misma graduación a los lentes anteriores, y listo, regreso con mis antiguos ojos.

– Reían viéndose con gusto, con ganas de besarse.

Abel impulsivamente lo abrazaba fuerte, diciéndole. – Nunca te vayas y dejarme con la pregunta sin hacer, por favor no, me gustas demasiado, para mí eres un niño lindo por dentro y por fuera, eres único, te quiero mucho.

– Julián correspondía al abrazo, para luego de unos segundos besarse amorosamente; juntándose tanto, que sentían el latir de sus corazones compaginarse; al término de ese beso, ambos se sonreían, mirándose enamorados.

Julián decía sin dejarlo de admirar. – No me pienso ir a ningún lado, no te dejaré. – Cuestionaba intrigado. – ¿Cuál es esa pregunta?

– Abel tronándose los dedos de nervios le respondía. – Una que desde hace meses necesito hacer, qué espero recibir una respuesta sincera; la cuál aceptaré.

– Julián colocaba sus manos con sobre las de él; y Abel preguntaba nervioso. – ¿Julián, aceptarías y quieres ser mi novio?

– A lo que con una mirada llena de nueva ilusión, respondía emocionado. – Moría de ganas por escucharte preguntarme eso; ¡claro que si acepto y quiero!

– Abel lo cargaba alegre y lo besaba nuevamente, para decirle. – ¡Sí, sí, al fin!

– Se miraban enamorados, felices, con ganas de amarse y quererse mucho.

Él lo bajaba, para posteriormente entrar a la casa y darles a ellos la buena noticia; la comida fue en bienvenida a Julián y a su inicio de relación con Abel.

Edna muy contenta les decía. – ¡Vaya, ya era hora, les deseo mucho amor!

– Alba emocionada les hablaba. – ¡Me alegra verlos por fin juntos, nunca se separen, hacen bonita pareja!

– Aldo con botella de vino en mano, la descorchaba diciendo a gusto. – ¡Pues esto amerita un brindis!

– Todos, muy contentos, brindaban por el momento, por el ahora, por el presente.

Al finalizar el día, luego de despedirse de Edna y de su ahora novio; Julián en su habitación desempacaba, se ponía su pijama y con la única luz prendida de su lámpara, decía pensativo. – “el chico de mis sueños” tenía el físico que hipnotizaba, seducía y demás, pero al descubrirle su interior me lleve una inmensa sorpresa; ahora que mi autoestima esta subida, ahora que me quiero, acepto y valoro, estoy preparado para tener una relación estable con Abel; quién ahora será el nuevo chico de mis sueños; ya que a él le conozco desde tiempo atrás, fuimos amigos y sé que tiene buenas intenciones conmigo; lo quiero mucho y lo llegaré a amar demasiado.

– Su celular sonaba, él al ver el I.D de Abel, respondía entusiasmado. – Hola chico de mis sueños reales.

– Abel ya en su recamara, acostado, en bóxer color negro, le decía sonriente. – Hola chico dueño de mis pensamientos.

– Julián suspiraba y preguntaba. – ¿No puedes dormir mi amor?

– Abel le respondía tras un bostezo. – Tengo mucho sueño, solo qué te hablaba para escuchar tu voz antes de dormir.

– Entusiasmado Julián decía. – Pues espero que con mi voz, duermas soñando conmigo.

– Abel miraba el techo, hablándole. – Soñaré contigo mi niño.

– Julián preguntaba. – ¿Mañana te veré?

– A lo que contestaba. – Sí, nos veremos en tu curso de regularización, de hecho eso estaba platicando con Edna cuando la iba a dejar a su casa.

– Julián exhalaba diciendo. – ¡Cierto!, mañana comienzo con los cursos sabatinos.

– Abel no queriendo, decía. – Te dejo dormir, ya mañana nos vemos, sueñas conmigo.

– Julián le mandaba un beso, para decir. – Te quiero mucho, gracias por todo.

– Abel sonreía para decirle. – No agradezcas; ahora sí a descansar mi niño, tienes que tener energía para recuperarte en las clases, te veré mañana; por lo pronto durmamos y esperemos encontrarnos en nuestros sueños.

– Julián entusiasmado hablaba. – Sí, nos vemos mañana corazón, buenas noches y descansa.

– Abel le mandaba un beso diciendo. – Buenas noches mi niño lindo.

– Ambos finalizaban la llamada y en sus respectivas habitaciones suspiraban, imaginando que en un tiempo no muy lejano dormirán juntos en la misma cama.

Julián suspiraba diciendo. – Ya extrañaba dormir en esta cama y más mi almohada tan cómoda y suave. – Dando una palmada sobre la almohada feliz decía. – Ahora sí a dormir y a soñar contigo.

– Apagaba su lámpara y cerraba sus ojos; quedando profundamente dormido.

Para comenzar a soñar que entre Abel y él había una hermosa relación duradera, mucha pasión y un gran éxito impresionante en sus profesiones y sobretodo una amistad de pareja; pero para lograr lo soñado, tendría que ponerle entusiasmo, mucho esfuerzo a sus cursos de regularización, fortaleciendo su talento y así continuar viviendo el sueño, el sueño de la vida real como desde un principio debió ser.

¿Qué final te gusto más?

Saludos y que tengas un buen día.