El chico de mis sueños. Capítulo 3

Las vacaciones han iniciado, por ello Julián fue cuestionado sobre sí piensa ir a visitar a su familia a su ciudad o piensa quedarse en casa durmiendo y viendo series por internet; aunque él tiene planeado conocer a su chico de sus sueños.

Hola, agradezco el apoyo de ustedes a esta nueva historia, saludos y gracias por leer.

Capítulo III.

El mismo sueño diferente.

Las vacaciones han iniciado, por ello Julián fue cuestionado sobre sí piensa ir a visitar a su familia a su ciudad o piensa quedarse en casa durmiendo y viendo series por internet; él les ha respondido a sus primos en un tono serio y cortante que no tiene interés en ver a su familia, pues siente que le pondrían una cara de “amabilidad”, cuando en realidad la hipocresía en su familia existe; ya que sabiendo que él es gay; sus familiares no le toleran aún que haya salido homosexual y aún parecen no aceptar su orientación; por tal motivo, decidió quedarse para evitar sentirse incómodo y para qué su familia tampoco lo estuviera; a parte también por qué su chico de sus sueños viajará a conocerle, para estar a su lado; pero algo sucede, Julián está dormido y hace muchos gestos y umm… veamos que sucede.

Julián estaba soñando nuevamente lo de anteriores noches, sólo que en la parte del escusado que lo estaba jalando; él era salvado por su chico misterioso, pero algo extraño ocurría, ya que el misterioso chico, lo tomaba con fuerza de ambos brazos y le trataba de besar; Julián se negaba, se movía, trataba de zafarse ante el hecho que de ser algo heroico pasaba a ser antagónico.

Él algo desesperado y asustado, exclamaba. – ¡Suéltame, por favor, me estás lastimando!

– A lo que él le respondía muy enojado y tomándole con más fuerza. – ¡No, no te voy a soltar, espere demasiado tiempo para tenerte entre mis brazos y no te me vas a escapar!

– Julián gritaba asustado. – ¡Auxilio, ayuda!

– Mientras él lo apretaba más y con sus ojos desorbitados, trataba de besarlo y de violarlo.

En eso la puerta de entrada del baño era tirada de una patada por un muchacho que había escuchado de los gritos; justo cuando estaba por verle la cara a ese “héroe” , su celular sonaba; era su alarma que le avisaba que debía despertar, pues debía irse a reunir con el chico de sus sueños.

Despertaba asustado, con el corazón latiendo muy rápido, preguntándose. – ¿Serás cómo te imagino o no?

– Se levantaba de la cama, la tendía, abría las cortinas y sonriendo decía. – Es un bello día, no debe arruinarlo un sueño raro.

– Julián tomaba su toalla, su cepillo de dientes, ropa interior limpia y se metía a bañar.

En la ducha, él comenzaba a planear el día con el chico soñado; pensaba si llevarlo al parque a dar un paseo o algún museo; al parque de diversiones o tal vez a la plaza comercial.

Él se enjuagaba y sonriente se decía. – Serás tú el chico ideal para mí, eso lo decreto.

– Terminó de bañarse, se secaba bien, colocándose su bóxer, se lavaba los dientes, usaba enjuague y se pasaba una loción astringente en la cara para evitar el rostro graso.

Saliendo del baño, se comenzaba a vestir y a su celular comenzaba a sonar de forma imparable; al revisarlo, veía múltiples mensajes de WhatsApp de Abel y de Edna.

Edna le mandaba una imagen seguida de muchos soles y un texto que decía así. – “Amigo que tengas un excelente día, muchísima suerte con tu chico ideal, un abrazo enorme y cero nervios, sólo se tú, te quiero mucho amigo”.

– Julián sonreía y le respondía. – “Muchas gracias amiga, seré yo, aunque me muero de nervios, espero no espantarlo, trataré de verme lo mejor posible”.

– A lo que Edna le respondía con una cara de enojo seguido del texto. – “Tú estás bien guapo, hermoso, lindo, bello, inteligente, creativo, eres un chico único, juro que si fueras heterosexual, te haría mi novio”… “También te violaría, jaja jaja”.

– Julián se carcajeaba y sonreía muy contento.

Edna le mandaba otro texto con caritas felices. – “Sí fuera hombre y fuera gay, me hubiera casado contigo desde ayer, eres lindo amigo”, “suerte y sin miedo a nada, sólo se tú, actúa natural, eres un ser único”, “me cuentas más tarde cómo te fue”.

– Julián sonriendo le respondía. – “Gracias por ser mi amiga, siempre me levantas el ánimo y claro que te contaré cómo me fue con él.”

– Julián estaba terminando de vestirse y recordaba que Abel le había enviado WhatsApp.

Tomando su celular, miraba la hora y se sentaba en su cama, revisando los textos que había recibido por parte de Abel, que decían así. – “Buen día joven”, “leí tu estado de Facebook, no debes estar deprimido, en estás vacaciones no saldré a ningún lado, ¿Qué te parece si nos vemos en estos días?”, “Julián andas en línea no seas mala onda, al menos déjame en visto e ignórame de la forma decente”, “wey no seas mal pedo, sí andas triste podemos vernos y charlar”, “wey ok como quieras”.

– Julián sonreía ligeramente y le escribía. – “Buen día señor enojón, parece que no puedes esperar, estaba charlando con Edna, disculpa por no hacerte caso, lo depresivo se me pasará, gracias por escribirme”.

– Abel mandaba un audio diciéndole. – Me estoy bañando, ¿cómo sigues?

– A lo que Julián respondía con nota de audio. – Bien gracias, bueno te dejo bañar, buen día.

– Abel luego de escuchar el audio, de inmediato le respondía con otro diciendo. – Descuida, igual pasa buen día, ¿tienes plan para hoy?

– Julián sonriendo se perfumaba en lo que escuchaba la nota.

Él respondía ilusionado. – Sí tengo plan, disculpa, conoceré al fin al chico de mis sueños, al que buscaba, en otra ocasión será.

– Abel enjuagándose escuchaba su celular vibrar secaba sus manos y reproducía un poco ansioso la nota de audio de Julián.

Pero al escucharla se sintió desplazado, incómodo, para luego decirse. – ¿Qué ocurre contigo?, alégrate por tu amigo, deséale suerte.

– Abel le respondía algo cortante. – Ok wey, bueno pues suerte, saludos, bye.

– Julián bajando las escaleras estaba escuchando la nota de Abel, al cual notaba raro y serio.

Julián pensaba en responderle, pero al ver la hora exclamaba. – ¡Se me hace tarde!

– Entrando a la cocina; Aldo y Alba lo veían bien vestido.

Su primo le decía asombrado. – ¡En domingo y vestido de esa forma, y lo más impresionante, muy temprano!

– A lo que Julián le respondía sonriendo mientras se servía café. – Me veré con alguien.

– Alba le colocaba en un plato extendido unas quesadillas diciendo. – Ese alguien seguro es el muchacho al que andabas buscando en esa página de Facebook.

– Cuestionando ella. – ¿Verdad o mentira?

– Julián apenado le respondía. – Sí, es verdad, es con él.

– Aldo se levantaba de su asiento, se acercaba a Julián, le ponía una mano en el hombro diciendo. – Primo sabes bien que te apreciamos, eres un chico respetuoso, bien portado, súper hábil y eres útil en esta casa, nosotros confiamos en ti y tú debes hacer lo mismo con nosotros, así que por favor cuéntanos de él.

– Julián algo impaciente miraba el reloj de pared en la cocina diciendo. – Me gustaría pero se me hace tarde y debo esperarle y…

– El teléfono de Julián comenzaba a sonar y él presuroso atendía la llamada; sus primos se miraban entre sí con cara de preocupación.

Julián sonreía atendiendo. – Hola, buenos días, disculpa se me hizo tarde.

– A lo que le respondía igual avergonzado. – Hola hermoso, buen día, discúlpame tú a mí, estoy atorado en la caseta de entrada a tu ciudad, te hablo cuando ande cerca, así que con calma hermoso, hay más tiempo que vida.

– Julián sintiéndose despreocupado decía. – Bueno menos mal que no seré el único que llega tarde, sí estaré al pendiente de tu llamada, con mucho cuidado nos vemos.

– Benjamín finalizaba la llamada y Julián sonreía, suspiraba ante la mirada seria y preocupante de sus primos.

Él haciendo mueca de incomodidad preguntaba. – ¿Qué, por qué me ven así?

– Alba sería se sentaba en la periquera y Aldo igual.

Ella sería le decía. – Respóndele a mi hermano.

– Julián haciéndose tonto preguntaba. – ¿Responder qué?

– Aldo serio le decía. – Cuéntanos sobre ese muchacho.

– Julián suspiraba inconforme, tomaba el plato, su taza de café y se sentaba en la silla del desayunador, diciéndoles. – Bien, bien, les contaré pero déjenme desayunar a gusto, si gustan acompañarme se los agradeceré.

– Alba agarraba su taza de té y Aldo su vaso de leche para acompañar en el desayunador a su primo; quien les platicaba y comentaba detalle a detalle sobre Benjamín; sus primos se miraban entre dialogo y dialogo con él; ambos sentían que era demasiado pronto que Julián y Benjamín comenzaran a salir, pero también lo veían de un lado positivo por qué así se conocerían mejor.

Alba tranquilamente le tomaba la mano a su primo diciendo. – La situación que se vive en tu casa con tu familia es muy dolorosa y algo triste, pero que eso no te haga buscar el cariño y afecto en una persona de la cuál únicamente conoces unas cosas nada más.

– Aldo ponía su mano en el hombro izquierdo de él, diciendo en confianza. – Te estimo mucho, no soy homofóbico, sé bien que lo que pasa contigo es complicado, nos tienes a nosotros que te apoyaremos siempre y tendrás casa, comida y cariño de nuestra parte; no lo busques en personas que no conoces del todo bien, sí sales con él, que las cosas vayan despacio; como dice mi hermana, que no te ciegue la falta de amor paternal y maternal para buscarlo en otras partes, date tu lugar y siempre ten en cuenta tu dignidad y el valor personal que tienes, que es muy grande.

– Julián sonreía con ojos llorosos y les decía. – Mil gracias por su hospitalidad, su amabilidad y por ser unos Ángeles guardianes conmigo, créanme que no seré tan tonto, sé cómo deben ir las cosas, entiendo que a veces la depresión y la falta de mi familia me hunden en un mar de tristeza, pero con ustedes y sus palabras me ayudan a salir a flote de ahí, también con la ayuda de mi amiga Edna que con sus ideas y locuras me sacan siempre una carcajada; ¡mil gracias a ustedes!

– Alba le pasaba una servilleta a Julián, que la agarraba con la mano derecha diciendo. – Espero me permitan traer a Benjamín a la casa para que lo conozcan.

– Aldo estando de acuerdo decía. – Perfecto, tráelo a la hora de comer, ojala no venga cansado del viaje.

– Alba coincidiendo con su hermano le decía. – Sí, me parece bien que venga a comer, pero como dice Aldo, ojalá no venga cansado del viaje.

– Julián se comenzaba a levantar de su asiento, tomando sus trastes vacíos, diciendo. – Bien pues espero no venga tan cansado, yo les aviso.

– Alba se levantaba, le sostenía los trastes a Julián diciendo. – Yo los lavo, será mejor que ya te vayas, sino llegarás tarde.

– Julián se los cedía diciendo. – Muy amable prima, gracias.

– Aldo haciéndose el chistoso le decía. – Hermanita, por ahí me lavas los míos, ¿sí?

– Alba sonriendo decía. – Que chistoso eres, lávalos tú, no harás nada, aún sigues en pijama.

– Julián acomodando la mesa y levantando servilletas usadas decía. – Sí flojo, lava tus trastes o ponte a limpiar la sala, el comedor y la cocina, te toca hacer limpieza.

– Aldo haciendo gesto de inconformidad se levantaba de su asiento diciendo. – Cierto, bueno me pondré a limpiar, debo dejar reluciente ante la posible visita del príncipe azul de Julián.

– Julián se sonrojaba y enmudecía.

Alba le miraba mientras lavaba y decía. – Ya no te pongas rojo, que no te de pena, mejor vete a lavar los dientes y a perfumar más.

– Julián tiraba los restos de comida y servilletas en los botes de basura respectivos y exclamaba presuroso. – ¡De verdad, me debo volver a lavar los dientes y a perfumar!

– Velozmente subía las escaleras gritando. – ¡Gracias por la comida, buenos días a los dos, los quiero!

– Aldo y Alba se miraban y se sonreían, para así ambos hacer sus deberes de hogar.

Julián una vez que se lavaba los dientes, se perfumaba, se ponía otro poco de loción astringente; revisaba cuidadosamente su cartera, dándose cuenta que únicamente tenía 500 pesos disponibles.

Algo preocupado y nervioso se decía. – ¡Rayos, me quede sin dinero, no puedo pedirles a mis primos prestado, tendré que darle un pellizco a mis ahorros!

– Julián tomaba de su escondite secreto (entre su ropa) otro billete de 500 y con las manos heladas, muy nervioso salía de su habitación, para bajar las escaleras, despedirse de sus primos; que le deseaban suerte; para sí irse a encontrarse con Benjamín, el chico de sus sueños.

Julián tomaba autobús que pasaría cerca del lugar donde quedó de verse con Benjamín a su llegada (en el hotel Petrilli) ; en el trayecto abría su Facebook; donde se percataba de varios comentarios de sus conocidos en su último estado de la noche anterior, que decía más o menos así:

“Siento que eres la persona que tanto he esperado encontrar desde que soy libre; la persona ideal que tanto he imaginado, quien me apoyará en el bien y el mal, que me dará amor, que borrará tristezas, vacíos y depresiones; creo después de tantos tropiezos y tanto sufrir al fin ha llegado la persona que me hará sonreír; no me debo emocionar e ilusionar tan pronto, por qué probablemente me rechaces por no ser tan varonil como debería de ser, tan valiente como se supone que debo ser y tan hombre como son los verdaderos gays; sí me rechazas entenderé, por qué tengo muy en mente eso que dicen, “Soy hombre, me gusta ser hombre, me gusta tener cuerpo de hombre y me atraen los hombres”; creo yo soy una cosa rara, por qué hombre ni homosexual me considero; luego de tantas veces que he sido rechazado por supuestos pretendientes debido a mi complexión física, por mi forma de hablar, por mi forma de ver la vida, por ser frágil, por ser débil, por ser tan… por ser tan yo; espero por favor tú seas la persona indicada y especial que el destino tiene preparado para mí, de ser todo lo contrario y no ser tú a quién le tenía esperanzas, entonces ya no quiero pasar otro rechazo más, ya no deseo sufrir más ya no deseo estar en este mundo donde sólo doy lástima, sólo deseo morir, morir como estoy, solo”.

– Dicho estado en Facebook había tenido muchos comentarios de apoyo, algunas imágenes para alegrarle, pero entre todos esos comentarios positivos hubo un comentario negativo y un poco hiriente por parte de Gina, el cual decía así:

“Lo primero que hago es abrir el Facebook y me aparece tu horrible, triste, deprimente y gris estado cómo lo es tu vida, creo desde que te conozco has sido raro; como lo dices eres una cosa rara y es raro que sigas vivo, yo en tú lugar en vez de dar lástima con este estado, me aventaría del puente Xallitic para acabar con todo; además no eres necesario, no haces falta ni tienes misión en esta vida más que ser el protagonista sufrido de la novela; lamento ser cruel, pero me gusta decir verdades, aunque te incomode es la verdad y lo que pienso de ti; ya te ayude en darte una buena solución a tus problemas saludos y suerte con tu página, la necesitarás ya que a cómo te ha ido en la vida… bueno tú entiendes, bye”.

Ese comentario tan hiriente y cruel de Gina, hacía que Julián derramará unas lágrimas y suspirando viendo a través del cristal de autobús, pensaba. – Tiene mucha razón con lo que dice, no tengo misión en la vida, no  hago más que estorbar y robarle oxígeno a las demás personas; pensaré mucho en tu sugerencia.

– Julián retomaba la lectura de las respuestas a los comentarios de Gina.

Edna como buena amiga únicamente le escribía. – “Hazle caso Julián, mira que la que escribe es alguien que vive en un cuento de hadas y se siente una princesa; ella tiene la vida tan perfecta que sus padres no toleraron tanta “felicidad perfecta” que decidieron divorciarse para que la “princesita” tuviera no uno, sí no dos mundos más armoniosos; lo mejor de eso es que se divide siempre, ratos con papá y ratos con mamá; ahora la pregunta es,  ¿Quién tiene mejor mundo?, sí tú que me tienes a mí y tus primos de apoyo o ella que con todo el dinero que tiene y el novio que tiene, no logra saciar su deseo por querer ser más que tú; por qué ella jamás tendrá tu talento de dibujar, de caerles bien a los profesores con tan sólo sonreír y saludar; ella es una caprichosa podrida en su envidia que lo único que aspira a ser en su etapa adulta, es a ser una mujer amargada, soltera, quedada y fodonga”.

– Julián al leer eso sonreía y suspiraba; continuando leyendo lo respondido y atacado por diversas personas.

Hasta que llego al comentario más sorpréndete para él; el de Abel, que decía así: “Desde que recuerdo he llevado una amistad contigo buena y agradable, te conozco desde los cursos de integración a la facultad, fuiste muy sincero y abierto sobre tus preferencias, por eso te respeto y respetaré siempre ante tus gustos e ilusiones; por alguna extraña razón nuestra perfecta amistad que se estaba formando, se fue desviando poco después de que empecé a andar con Georgina; me doy cuenta ahora que ella causo que me distanciara de ti y de Edna, cuando juntos éramos grandes y buenos amigos; Edna tiene razón, Gina te tiene envidia, por qué aunque tenga un mundo perfecto, carece de amor, sí carece de amor, por qué ahorita mismo con estas líneas finalizo mi relación con ella, por qué no andaría con alguien que está podrida de envidia y sentimientos negativos hacía alguien que considero, consideramos especial, el comentario pasado sobre tu página fue molesto, pero esté sí ya es demasiado, prefiero estar solo que con alguien cruel y amargado; volviendo contigo, no le hagas caso a ella y te deseo mucha suerte en tu búsqueda, eres un ser especial y tiene una misión en la vida, que es estar con los que te apreciamos de verdad; espero podamos conversar de ese asunto con calma, saludos amigo; ojalá me disculpes por haber sido cortante contigo y con Edna, pero tenía una rienda que me impedía estar con ustedes, pero gracias a lo que acabo de leer, me he librado de una persona tan repudiable como lo es Georgina”.

Fue ahí cuando Julián rebobinaba la pequeña charla que tuvo muy temprano con Abel, su intención de salir y el modo en el que él seguramente se estaba sintiendo al haber finalizado una relación que parecía ser “perfecta”.

Julián sintiéndose algo culpable, le daba “me gusta” al comentario de Edna y Abel, cerraba sesión y se disponía a escribirle un WhatsApp a Abel, que decía así. – “Hola, leí tu comentario en mi estado, espero estés bien, disculpa por haber sido cortante contigo, eres un chico agradable y guapo que encontrará novia pronto; no tomes a mal lo de guapo, sabes que siempre te lo decía para molestarte y ponerte sonrojado; siempre me pareció que te alejabas de mí por ser gay y no ser como tus demás amigos, también creía que era por que tus amigos te hacían burla de tener una amistad homosexual; es ridículo la homosexualidad no se contagia ni nada, pero bueno así son los homofóbicos; bueno ojala pueda verte en esta semana y al menos charlar un rato, eres y serás siempre mi gran primer y mejor amigo heterosexual”.

– Enviaba el WhatsApp seguido de varios emoticones de caras sonrojadas.

Abel recostado en su recamara mirando el techo, había aventado su celular lejos de su alcance; lo que provocaba que se apagará; él reaccionaba así, pues Georgina no paraba de mandarle notas de audio, WhatsApp y llamadas en tono histérico, amenazante, rabioso y desesperante.

Abel en su cama en short y sin playera, abrazaba su almohada y recordaba las veces en que Edna, Julián y él se la pasaban en la tarde jugando videojuegos, en los cafés de la ciudad o simplemente en casa de alguno de ellos charlando hasta que anocheciera.

Él sonreía y decía. – Seguramente ahorita estás con tu chico soñado, me alegra mucho por ti amigo.

– Abel cerraba los ojos y se dejaba llevar por el sueño, olvidándose por completo de su celular.

En tanto Julián esperaba a que le respondiera el mensaje, pero se daba cuenta que su última conexión de Abel había sido cuarenta y cinco minutos atrás; algo molesto consigo mismo, guardaba su celular en su bolsillo, se levantaba de su asiento y marcaba su parada del autobús con el timbre.

Julián nervioso, impaciente, temblando con las manos heladas, caminaba para ingresar al hotel al que llegaría Benjamín.

Entrando, su celular timbraba y él nervioso respondía. – Hola.

– Benjamín al teléfono le decía sonriente. – Estoy cerca precioso, creo llegar en unos 20 minutos o menos, ¿ya llegaste?

– Titubeando respondía Julián. – Sí, sí, sí, llegué apenas, descuida, con calma.

– Benjamín apenado le decía. – Te prometo compensar la demora con lo que me pidas.

– Julián sonrojado le decía. – Descuida, primero llega con bien y luego vemos la compensación.

– Benjamín sonreía, mirándose extrañamente por el retrovisor diciendo. – En unos minutos llego, debo colgar.

– Julián sonreía diciendo. – Bien, nos vemos.

– Benjamín sacaba su otro celular y observaba que tenía varias llamadas perdidas.

Lo que hacía que él se molestara un poco, golpeando al volante exclamando. – ¡¿Qué carajo no entiendes que debo trabajar?! Será alguien que por lo que veo es fácil de manejar y muy iluso, no se me complicará atraparlo.

– Benjamín avanzaba al ponerse luz verde.

En lo que Julián nervioso con manos frías y temblando se sentaba en uno de los sillones del lobby del hotel Petrilli, para esperar a conocer por fin al chico de sus sueños , pero ¿Benjamín es una persona de fiar? ¿Ustedes qué piensan?

El chico de mis sueños.

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