Él chico de limpieza.
Puedo asegurar que nadie, ni la mujer más puta que me cogí, me la chupo nunca con tanta avidez como ese chico.
Primero, déjenme aclarar una cosa. Tengo un pene enorme. Siempre llama mucho la atención. En estado de relajación mide 19 x 5 cm, pero cuando esta duro sobrepasa los 25 cm por 6 de ancho. Eso hace que casi todo el tiempo me lo estén mirando. Algunas veces algún compañero de trabajo cuando estoy en el baño (Imagino que por sorpresa o envidia), y muchas veces también varias compañeras de trabajo, a las cuales he sorprendido mientras me hablan echando miradas furtivas, y no tanto, a mi abultada entrepierna…
Calculo que llama más la atención debido a mi talla, ya que apenas mido 1, 70 m, soy delgado, de espalda ancha, aunque extremadamente fuerte y fibroso, debido más que nada a mi intensa practica de artes marciales desde temprana edad…
El día que comienza el suceso que voy a relatar, me encontraba en el baño de la oficina, había ido a hacer pis.
Como siempre, apenas entre al baño, apurado y pensando en cualquier cosa, saque mi pene y camine con él en la mano los dos o tres metros hasta los urinales. Haciendo lo mío mientras pensaba en cosas del trabajo, noto por el rabillo del ojo una mirada fija clavándose en mí… O mejor dicho, en mi pija…
Estando acostumbrado a que me lo miren, la verdad no presté demasiada atención… Pero este mirón en particular ya sobrepasaba todo decoro… Se quedaba mirando fijo… sentía su mirada clavada en mi pene…
Voltee para decirle algo, y se dio vuelta rápidamente, no sin antes dedicarme una última mirada a mi pene, y, me pareció ver, una mordida de labios…
Todo hubiera quedado en una anécdota más de un maricón que me la mira y se relame en el baño, de no ser porque, a partir de ese momento, cada vez que iba al baño este chico se las arreglaba para entrar atrás mío y mirarme el pene de lejos.
Las primeras dos o tres veces, lo atribuí a la casualidad, ya que una de las funciones del chico era limpiar los baños. Pero cuando entraba atrás mío cada vez que iba al baño, empezó a molestarme.
Con su pelo corto ensortijado, sus modos amanerados, su cuerpo delgado y piel blanquísima, suave y delicada, como de nena, muy flaco y algo más alto que yo, me ponía nervioso cuando, con cualquier excusa, se apuraba para entrar al baño cada vez que yo lo hacía.
Pero cuando realmente sobrepaso los limites, fue cuando, al volver yo del gimnasio corporativo, completamente transpirado, decidí ducharme en el trabajo. Apenas hacia dos minutos que estaba duchándome, cuando de repente abrió la puerta del receptáculo de ducha, y, con los ojos bien abiertos y la vista clavadísima en mi pija, que encima estaba morcillona por habérmela estado enjabonando, me dijo :
- Disculpe, venía a limpiar, pensé que estaba vacío - ... Cerró tan rápido la puerta, no sin antes relamerse, que no me dio tiempo ni siquiera a insultarlo.
Tenía que darle una lección.
Al otro día lo estaba esperando. Me asegure de entrar a la ducha en un horario que sabía que nadie usaba las duchas, ya que casi todos en mi piso estaban en horario de almuerzo.
La escena se repitió casi igual que el día anterior, con este chico abriéndome la puerta de la ducha para fisgonear. Pero mi reacción fue ligeramente diferente. Me había estado pajeando para esperarlo con mi pija completamente dura, en todo su tamaño…
Esto lo hizo detenerse un segundo demás… y eso fue lo que lo perdió…
Lo tome fuertemente del pelo de la nuca y le dije:
- ¿Te gusta lo que ves maricón? Ahora vas a aprender porque no es bueno andar espiando en los baños -….
- No señor, se equivoca - , dijo. – Yo solo quiero hacer mi trabajo sin problemas, no soy maricón, vivo con mi novia… solo que nunca había visto en vivo una pija así de grande… Si hasta mi novia, cuando se lo comente, no lo podía creer –
– Cállate maricón - Le dije. - Ahora vas a ver -.
De un solo tirón de la nuca, lo obligue a arrodillarse.
Cuando abrió la boca para gritar, de un empujón le metí casi la mitad de mi pija en la boca. Empezó a gimotear , y yo comencé a cogeré la boca con furia … tardó solo un segundo en cambiar la mirada, como si lo hubiera pensado mejor, y con una mano me agarro los huevos, mientras con la otra comenzó a pajearme bien fuerte, sin dejar salir mi pija de su boca.
Puedo asegurar que nadie, ni la mujer más puta que me cogí, me la chupo nunca con tanta avidez como ese chico. Era como si estuviera muerto de hambre y solo mi pija pudiera calmarlo. No tarde más de tres minutos en llenarle la boca de leche, leche que se tragó hasta la última gota.
Me miró con ojos que casi parecían de agradecimiento. Pero la lección no terminaba ahí. Lo obligue a pararse. Mi pija seguía dura. Lo di vuelta y le arranque el pantalón con brusquedad. Al ver su culo paradito, en pompa, lampiño, se me puso todavía más dura, si eso era posible.
- Maricón, de esta forma no te vas a olvidar la lección -.
Trato de zafar, pero no lo deje.
- No por favor, el culo no, no soy gay, además la tiene usted muy grande y me va a… No lo deje terminar.
Lo agarre de la nuca, le estrelle la cara contra la pared, callándolo, escupí la punta de mi verga y le metí la cabeza de un solo golpe.
Le cayeron unas lágrimas, pero no me importó. Baje la cadera, y de una fuerte embestida le metí toda la verga entera en el culo, empalándolo. Tembló de dolor. Empecé un mete saca furioso, apuñalándolo en cada embestida. Las convulsiones de dolor se volvieron espasmos de placer. Gemía y pedía más.
Yo no podía creerlo. Era la primera vez que un culo me aguantaba todo de una. No pasaron mucho más de 6 o 7 minutos cuando la leche espesa y caliente que brotaba de mi verga empezó a llenarle las entrañas. Yo me seguía moviendo, para llenarlo hasta la última gota. Se la saque de un tirón, lo obligue a limpiármela con la lengua, y después lo eché del receptáculo de la ducha, amenazándolo con hacerlo perder el trabajo si decía algo.
Balbuceó algo sobre cómo le iba a explicar a su novia que en el trabajo le habían roto el culo, o algo así, pero no lo escuché…
Pensé que eso le iba a enseñar una lección, que no volvería a verlo espiarme en el baño… Pero al otro día, mientras me bañaba al volver del gimnasio, Se abrió la puerta y escuche:
- Disculpe, creí que no había nadie…