El chico de la banda

Una joven desea salir, dejar el estrés de lado, despojarse de él y de sus prendas; para esto va a su Pub Rock favorito donde encuentra al chico - Sudor, saliva, semen, sexo - cuerpos unidos por el placer.

La universidad había terminado, por lo menos el último semestre de ese año estaba culminado, se había alejado con todo el estrés, las noches en vela y el odio de posponer el estudio que sabía que debía haber hecho muchos días atrás, pero hoy para cerrar ese ciclo y olvidarse de que estudiaba iría a su pub Rock predilecto.

Se pondría su vestido favorito, la parte superior era similar a la lencería y el resto de tela se movía libremente, vestido que marcaba sus curvas, pues intuía que hoy era el día para hacerlo, para mostrarlas y ser observada, pero no era magia del vestido era ella la que arrancaba miradas, era una  joven de tez morena, cabello y ojos color azabache que hipnotizaban, sus curvas más pronunciadas eran sus piernas y nalga.

Esa noche estaban en el Pub de siempre, preparados para tocar las canciones de siempre, aunque tendrían más público del acostumbrado.

Ella llegó, se acercó a una de las mesas después de pedir dos cócteles, había seleccionado un lugar que daba de lado al escenario y perfectamente le podían ver las grandes piernas, se sentía coqueta, provocadora, no llevaba bra y tenía unas bragas muy pequeñas,

-Esta noche me acuesto con él- pensó y le bajaba un calor por su vientre hasta llegar a su sexo.

La banda seguía con su rutina y ella más que disfrutar de su música, disfrutaba muchísimo con ver a uno de los integrantes; el joven estaba en el bajo o en la guitarra, era de estatura promedio, tez blanca, esbelto, de ojos serenos, manos finas y ágiles. -Así como podía tocar ambos instrumentos, maravillosamente podría tocarme el cuerpo también- pensó con picardía.

Tocaba esa noche el bajo, desde que pisó el escenario se había fijado en la chica de ojos negros como el azabache y sentía que sus ojos le hablaban, tocaba el bajo con tal pericia imaginándose que era ella a quien tocaba y no a su instrumento, los ojos le empezaron a bailar por todo su cuerpo, se detenían intencionalmente en algún lugar y ahí los clavaba hasta la siguiente canción. Al cabo de un rato la música acabo, el juego de fijarle la mirada mientras bebía alcohol la estaba empezando a llenar de calor en su sexo más de lo que debería, salió del Pub porque sentía que emanaba la necesidad de sexo por sus poros.

Al verla en la puerta sintió inquietud dejo el bajo y salió tras ella.

Ella afuera empezó a respirar hondo, calmando su necesidad, tratando de reponer sus 5 sentidos.

-Espero que no tengas planes esta noche- La miro de arriba a abajo y se detuvo en sus piernas.

Ella sintió que se le detuvo el corazón al escuchar su voz, pero en ese momento no tenía absolutamente nada que perder y le dijo -No los tengo, aunque puedo inducir cuales son los tuyos y creo que esos me incluyen- le guiñó el ojo al decirlo.

-Estas en lo cierto- Él se acercó -Quisiera tocar tu cuerpo mucho mejor de lo que toco a mi bajo- Puso su mano en la espalda de la chica hasta bajar a su cintura, a ella le temblaban las piernas, pero era tanto su fogosidad que le acerco la mano hasta su nalga y el sin reclutar se la puso.

-Vamos a tu sitio- le pidió, lo dudo un poco, pero accedió. Llegaron a su apartamento el cual no era tan lejos del Pub, camino al lugar a ambos se le atravesaban en sus pensamientos diversas posiciones sexuales que querían hacerle el uno al otro, pero ninguno se atrevía a musitar una sola silaba. Todo esto se quedaría en la imaginación... o quizá no.

  • ¿Qué quieres de mí? - le dijo él fríamente para romper con el silencio, ella lo miró con unos ojos tórridos. - Quiero comerte la verga y que me folles, eso quiero- No sabía cómo le había dicho eso, no sabía de donde había salido tal deseo, pero si estaba segura de que cada una de sus palabras eran ciertas.

A él se le lleno el cuerpo de una sensación palpitante que sabía que empezaría a llenarle su miembro tarde que temprano. Ella se le acercó lentamente tirándolo en el sillón, deslizando el vestido que tenía puesto, revelando sus tiernos pezones y senos firmes, sus bragas parecían más un adorno un poco indeseado pensaba él.

Ella sintió un suspiro de su parte - ¿Sabes cuantas han querido lo mismo? -

-20, 50 quizá 100- le dijo exagerando.

-Sí, varias. ¿Sabes con cuantas he estado? con ninguna, tengo estándares altos y tú los cumples absolutamente todos, no podía dejar de mirarte las piernas cuando estabas en la mesa, no podía dejar de imaginar que en mis manos se encontraba era tu cuerpo y no el bajo, cuando te fuiste hacia la puerta note tremendo culo que traes y honestamente esta noche serás mía y te voy a follar como nadie lo ha hecho-

Su cuerpo se llenó de electricidad, estaba sorprendida, sentía que el calor que sentía en su sexo iba a acabar con ella lentamente, la respiración volvía a costarle y ahí fue cuando él se le acerco, rasgo sus bragas y le dio la vuelta para besarle la nalga, ella no podía contenerse un segundo más y empezó a pararle la nalga hasta que él empezó a tocarle firmemente el clítoris y el ano al mismo tiempo, ella soltó un leve jadeo y nunca se había sentido tan excitada, sentía que su vagina chorreaba y sentía cada vez como aumentaba la velocidad, el veía como empezaba a temblar de placer y sabía que debía parar antes de darle un orgasmo, quería probarla, disfrutarla cada segundo, besarle el cuerpo, los senos, el clítoris y todo su sexo. Ella se sentía casi inconsciente estaba en una meseta de placer.

-Vamos a mi cama- le dijo tomándola de la mano. Al llegar a la habitación lo ubicó en el borde de la cama, desnudándolo y poniéndose de rodillas delante de él para así contemplarle su miembro erecto que ya estaba goteando líquido preseminal  -tal como la había imaginado- le dijo ella mientras posaba sus delicadas manos sobre su miembro y empezaba a acariciarlo en una maravillosa sincronía, la escupió y empezó a comer la atragantándose, lo miraba y veía en sus ojos absoluto placer, ahí estaba ella como la zorra que quería chupándole la verga, al cabo de un rato lo sintió respirar más duro y profundo, sabía que estaba a punto de correrse así que no paro y dejo que le llenara la boquita de leche, se la trago toda -Que bien lo haces- Me levanto y me dio una nalgada.

-Quiero que me folles- Le pidió ella, casi rogándole, él sin pensarlo la tiro a su cama, la abrió de piernas y empezó a introducir su miembro en la vagina una y otra vez, cuando ella la sintió dentro gimió y el penetrándola mientras tocaba sus senos y besaba su cuello y labios sin parar, ella le pedía que le pegara cachetadas, que la ahorcara -Ansío un orgasmo- decía en un sollozo mientras él le tocaba el clítoris y seguía penetrándola a un ritmo desenfrenado, ella se sentía subir, subía, subía, su piel se empezó a poner roja en sus senos y piernas, temblaba, -¡AHHHH! - gimió repetidamente; lo besó fuertemente en la boca, el seguía dentro y le devolvió el beso aún más fuerte, la obligó a ponerse en cuatro para follarle el culo, no se iba a quedar sin probarlo, lo deseaba, lo anhelaba y ella sin dudarlo lo hizo, la nalgueaba y así sin más empezó a sentir como se deslizaba su rico miembro entre su ano, nunca había sentido tal cosa, se sentía estallar, sentía que estaba en la cima del mundo mientras era ferozmente penetrada, la agarraba del cabello mientras subía un poco la velocidad -¡así! - le dijo varias veces sintiendo como su pene se hinchaba en su ano y la llenaba de semen, gimió; estaba segura de que este era otro tipo de sensación, casi una adicción, sus corazones no paraban de palpitar rápidamente, ambos se perdieron y mezclaron dentro del otro.

Sudor, saliva, semen, sexo, cuerpos por y para el sexo.