El chaval - III -
Conoce a la familia y besa a...
- JAJAJA, eso te lo crees tú, con lo zorra y perra que eres piensas que esto se acaba aquí.
Aquellos insultos en vez de parecerme mal, era todo lo contrario, me gustaba, me calentaba me hacía convertirme en un zorra viciosa.
- Hija, para por favor, tenemos que hablar de papa
Vale voy a casa
Ya no recibí contestación, eran la diez y veo que entra mi hija Susana por la puerta. Se acerca a mí y me besa en los labios a lo que yo inconscientemente le conteste.
- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa con papa? -Me dice ella-
- Pero tú no estabas en la biblioteca.
- Si mama. No mami, eso fue una disculpa que pusimos ayer, no fuimos a la biblioteca - me dice ella-
- Silvia, ¿Dónde está?.- le pregunte yo.-
- A ver, pusimos la disculpa de ir a la biblioteca, para que papa no supiese que estaba saliendo con un chico. – Me dice Susana.-
- Ah sí, ese chaval que la beso delante de Irene y Cristina en medio de la bolera. – le dije yo.-
- Si mami, ese justo, pero…. ¿cómo sabes eso?
- Bueno déjalo, quiero hablar de lo que paso ayer con papa.
- Pero que perra eres, cambias de tema cuando a ti se te antoje, pues…
- Anda hija, ya te lo diré.
- Vale está bien, pero si me das un beso mami.
- Estás loca, digo que no puede pasar lo de ayer de nuevo y quiero a ver que le digo a papa y me pides un beso.
Ella no me dijo nada, salió por la puerta de la cocina y subió para las escaleras por lo que me imagine que iba para su habitación. Yo quería arreglar las cosas y no sabía cómo, por lo que decidí ir a junto mi hija, subí las escaleras y pete en la puerta. Espere unos segundos y la puerta se abrió.
-Que quieres zorra viciosa? – me salto ella diciendo.-
Al escuchar aquello, no se qué me paso, pero en vez de enfadarme fue todo lo contrario me excito de una forma bestial, y rápidamente fui en busca de su boca, la cogía como una posesa, parecía que se me iba el mundo, nuestras lenguas se movían como locas, nos fuimos empujando una a la otra hasta llegar a una cama, a la que caímos en la cama de Silvia, nos empezamos a desnudarnos cuando sentimos que tocan el timbre. Yo caliente como una perra, grite que gran putada. Me recompuse, me vestí bien, y baje las escaleras pensando en lo que había pasado abri la puerta y vi que era mi hija Silvia.
- Lo siento mami, me quedaron las llaves en casa.
- No pasa nada. Tranquila.
- Iba a comentarte mami. Va a venir una amigo a casa dentro de media hora. – me dijo-
- Y eso, ¿qué pasa?
- No nada, es un amigo que me viene a traer una caja, voy arriba a cambiarme
Eran las once de la mañana, ya que iba a venir un amigo de mi hija, me subí a la habitación para ponerme una ropa más adecuada. Cuando escucho
- ¿Quién va a venir tu novio? - dice Susana.-
- Sí, pero no le digas nada a mama, no quiero que sepa nada.
- Vale tranquila.
Me hice la sorda, y ya me cambiara de ropa, baje para la cocina y a los diez minutos suena el timbre, voy abrir.
- Hola. – dije yo .
- Hola, tu debes ser la madre se Silvia. – me dice la visita.-
- Si, soy. – le conteste.-
- Ah es que quede con ella.
- Ah si, ya me comento.
Silvia, grite en alto para que bajase, mientras que me comenta.
- Ya veo que tengo un bombón de novia, pero veo que la fábrica es espectacular.
- ¿Cómo dices?
Llego Silvia y le dice algo, él no le dice nada y la coge por la cintura, dándole un beso en los labios a lo que mi hija le contesta, y se separa de él y dice mi hija sin apenas, yo escucharle.
- Esta aquí mi madre, mi señor.
- Si ya veo el bombón que eres, pero ya veo que la máquina de fundición es una maravilla
- Gracias ,- le dije yo, poniéndome un poco colorada.-
- Mama, este es mi amigo
- Mira que eres calladita, mami esta es mi novia, quería ocultártelo, pero para que .- dice el, de modo cariñoso.-
- Si tienes razón, para que se va ocultar, me gusta tu sinceridad.- le contesto-
- Pasa a la sala. – le dice Silvia.-
- Vale. Suegrita , tráeme por favor una cervecita, que este bien fría, que ya estoy yo bastante caliente con lo que veo - dice el-
- Claro,cómo no . - Le conteste.-
Fui a la cocina, y me extraño que mi hija, lo tratase delante de mí como señor, pero me gusta su sinceridad y se veía que era directo, tiene una voz con tono dominante, bonito, agradable que cualquier cosa que te decía, te sentaba bien, no importaba lo que te dijera. El chaval, era alto y atlético, se le veía fuerte y tendría unos 18 o 19 años, eso pensaba yo.
Cuando llegue de la cocina, le lleve la cerveza a la sala y me quede en la puerta y vi que se estaban comiendo la boca el uno al otro, de una forma apasionada, como si estuvieran ellos solos, como si fuera una cosa corriente es decir de todos los días, a lo que pase e hizo un resquicio para que notasen mi presencia, pero como si nada, ellos seguían a lo suyo.
- Oh si ya está aquí mi futura suegrita, que es una belleza, y una preciosidad.
- Me alagan tantos piropos, no sigas asi, que me sonrojas. – le conteste yo.-
- Anda, no será para tanto, o no es verdad lo que digo, mira siéntate aquí a mi lado.
Así hice me senté a su lado, mientras que mi hija Silvia se fue por la puerta de la sala, quedándome yo con él a solas, cuando de repente suena el teléfono y se pone hablar por él, iba a levantarme para dejarlo en su intimidad pero él me agarro de la mano, mire para él y me hizo con la cabeza que estuviera donde estaba. Así hice, el seguía hablando y su mano se puso acariciar el muslo de la pierna, como si fuera lo mas corriente, no le dije nada, porque fijo que lo estaba haciendo inconscientemente, su caricias recorrían mi muslo, por encima de mi pantalón vaquero. Colgó el teléfono y me dice.
- Fue un placer conocerte, pero me tengo que ir.
Agarro y me dio dos besos, uno en cada mejilla, pero en la comisura de los labios, agache la cabeza un poco, porque me ruborice, parecía una niña de quince años, no podía creer que con cinco minutos aquel chaval me hiciera caer a sus pies. Bajo Susana.
- Me tengo que ir mi amor, mañana vengo a comer, me invito tu madre.
- Sí. Pero esa…
- Calla mami, me dijo Susana.
Sabía perfectamente que no le había dicho nada de comer pensé yo mientras que Susana me indicaba con la cabeza que no dijera, nada. Cuando veo que el chaval besa a Susana, se besan apasionadamente, a lo que creo que no se dio cuenta de que no era Silvia. Se acabaron de besar, y él se marchó hacia la puerta, y Susana se marchó detrás de el, como si fuera Silvia. Yo no los seguí me quede en la sala, al cabo de cinco minutos veo que entra Silvia por la puerta.
- ¿Dónde está? .- pregunto Silvia.-
- Tuvo una llamada de teléfono, y se tuvo que marchar, fue Susana a despedirlo a la puerta.
En ese momento entra Susana diciendo, y pensando que su hermana Silvia no estaba.
- Joder mama, como besa el cabrón de este chaval
- Pero , le has besado en la boca.- dice Silvia-
- Es que…- no sabía que decir Susana.-
- Eres una zorra, puta, etc. – le contesta Silvia toda seria.-
- Lo siento hermana. No quería..
- Cállate, te quieres aprovechar eh, zorra
No sabía yo que decir, pero Susana se sentó aterrada pensando en lo que había hecho tapando los ojos con sus manos y poniendo los codos en las rodillas, mire para su hermana Silvia y vi que se estaba empezando a reír, no entendía lo que estaba pasando, a lo Susana seguía sin moverse. Hasta que se ríe finalmente Silvia y Susana le pregunta
- Pero porque te ríes, si debería estar enfadada conmigo.
- ¿Porque?, tu eres tonta.- le dice Silvia-
- Pero hija, no te entiendo . – le digo yo a Silvia.-
- Pues es muy fácil de entender, el pensó que era yo y te beso a ti, JAJAJA. Por eso no tengo que enfadarme contigo y tú te aprovechaste de la situación – dijo Silvia.-
Mi hija Silvia tan complaciente como siempre. Nos pusimos a reír las tres, de lo que había pasado y empezaron a jugar con los cojines cogiéndome a mí en medio. Estuvimos un rato jugando, donde rompió algún cojín, a lo que siento el teléfono y lo cojo en la medida de lo posible, cuando pude salí de allí y me dirigí a la cocina a contestar el teléfono. Era mi nuera diciéndome que no llegaría hoy que llegaría mañana por la tarde noche.
Cuando colgué, pensé que hoy íbamos a quedarnos las tres solas, un día de chicas, mire para la hora y me dispuse hacer la comida.
El resto del día fue tranquilo, tuve algún tocamiento con mi hija Susana, que lo quería impedir, ya que sabía que estaba mal, lo que estábamos haciendo, entre madre e hija. Me escabullía por donde podía, a eso de las diez de la noche nos fuimos para cama.
Estaba yo sola en la cama, una cama de dos por dos, para mi sola, se me hacía aburrida, hasta me reía yo sola, no se el porqué, pero tímidamente me empecé a tocar, pequeñas caricias en mis pezones y en conejito, está disfrutando del momento, no me apuraba nadie, iba con paciencia, no me apuraba nadie, empezaba a meter el dedo en mi conejito, cuando siento un golpe, pare lo que estaba haciendo, a lo que vino a mi mente, que lo que estaba haciendo era una locura, por lo que me levante y me acerque hasta la cocina a beber algo, ya que tenía la boca seca.
Cuando llegue a la cocina, cogí un vaso de leche y me lo bebí tranquilamente, refrescándome después la cara en el fregadero, para a ver si me bajaba un poco la calentura que tenía en mi cuerpo. Subí arriba, vigile desde la puerta a mis hijas y me fui para cama. Donde acomode un poco la almohada, y me quede profundamente dormida.
MIERCOLES
Cuando me desperté por la mañana, eran las nueve fui a preparar el desayuno a mis hijas, donde se iban a ir al centro comercial a comprar alguna ropa, por lo que me iba a quedar yo sola, haciendo la comida y realizando un poco de trabajo en el ordenador, eso al menor creía yo.
Eran las diez y media cuando mis hijas salían por la puerta, pero fue abrir la puerta y ya estaba allí el chaval.
- Hola. Joder, cuanta belleza junta. – dice el chaval.-
- Hola. Contestamos todas riéndonos.
- ¿Qué haces aquí tan pronto?. - le dice Silvia.-
- Pues vine, no tenía nada que hacer.- contesto el.-
- Pues vente con nosotras, esta es mi hermana, se llama Susana. – le dijo Silvia.-
- Encantado de conocerte ladrona de besos. – dice el-
Nos reímos, mientras que el se acerca a Silvia y se dan un apasionado beso, cuando terminaron de besarse, se arrima a Susana, y la besa también en los labios, y después me besa a mí, donde el día anterior me beso.
- Pero mira que ligón, es este chaval. – dice Susana riéndose.-
- JAJAJA ya veo que eres una ladroncilla, pues hoy te lo robe yo a ti . – dice el.-
- Bueno os vais .- les dije yo.-
- No chicas, iros pasarlo bien, yo me quedare aquí, si a tu madre no le importa. – dice el chaval.-
- No, todo lo contrario. – le contesto, riéndome un poquito.
Mis hijas se fueron, y me quede sola con el chaval, aun no sabía su nombre, pero tampoco me importaba, y me pregunta, mientras que nos vamos a la cocina.
- ¿Cómo reconoces a tus hijas? Si son idénticas.
- JAJAJA, ya veo, que lo tienes difícil para saber quién es cual. – le conteste yo.-
- No para nada, se quién es Silvia y se quién es Susana. – me dice el-
- Así, que listo eres, pues dime. ¿quién es quién?
- Silvia, besa más apasionada, más tranquila, con pausas, mientras que Susana besa continuo, sin reparos.
Me echo a reír, mientras que nos dirigimos hacia la pequeña oficina, yo me siento en mi ordenador y lo invito a que se siente en el sofá.
- ¿Por qué te ríes? – me dice el.-
- JAJAJA, porque solo las reconoces por cómo te besa. Aunque no sé lo que me quisiste decir con eso del beso.
- Ah es por eso, mira que eres graciosa, ya veo de quien sale la simpatía toda. Vete y tráeme una cerveza y te explico lo del beso. – me dice con su tono de voz dominante.-
Fui por lo que me mando y cuando entre por la puerta le digo.
- A ver, explícame, quiero saber.
- Siéntate, aquí a mi lado .- me dice el.-
Deje el trabajo que tenía que hacer en el ordenador y me senté a su lado, mientras que el abría la cerveza y le daba un trago.
- A ver, como te voy a explicar.
- A ver dime, - le dije yo toda convencida.-
- Silvia, te besa con suavidad, busca el juego de las lenguas, y toma su pausa, mientras que tu hija Susana, besa, todo seguido, a lo loco, parece que no tiene fin .- me dice el chaval .-
- Bueno no sé, lo que me quieres decir, pero es igual. – le dije yo dubitativa.-
- Buscas guerra, quieres que te bese eh. – me dice el riéndose.-
- No para nada, pero es que me hace gracia. Tu teoría de los besos de mis hijas.
- Anda, tú como besas a tu marido, con pausa o continúo. – me dice el.-
- Pues no sé, aunque no es de tu incumbencia. – le dije seriamente.-
- Tranquila suegrita, que únicamente estamos hablando de una duda que tienes tú. – me dice.-
- Ya, pero…
- No va a pasar nada que no queramos. Déjame besarte .- me dice el.-
- Estoy casada y siempre fui fiel a mi marido .- le dije yo mintiendo, ya que le engañara con mi hija.-
- Anda mujer que nadie se va a enterar. ¿quiero saber quién salió a ti?. Si Silvia o Susana.
- Pero…
Ya no me dio tiempo a seguir la conversación, y me besa en los labios a lo que yo le contesto por un momento al beso, me separo de el, y le digo.
- Esto no está bien, no quiero que vuelva a suceder.
- Tranquila suegrita, que solo fue un beso y tu hija besa igual que tú, sois idénticas .- me dice el riéndose.-
- Ah sí, mira tú, pues ya lo sabes, según dices tú viene de mí. Pues ya está. – le dije yo riéndome.-
- Muy bien, pues me gusta como besas, tu hija Susana es más…
- Ya ahora te entiendo, te gusta el beso apasionado igual que a mí, aunque no sé cómo es un beso de esos que dices tú continuo .- le dije yo.-
No me dio tiempo a racionar y mi boca ya estaba tapada con la suya, sintiendo su lengua inspeccionar toda mi boca, a lo que yo nuevamente le contesto, nos seguimos besando mientras que nos reclinamos hacia atrás apoyando mi cabeza sobre el sofá. Al acabar de besarnos, se separa unos centímetros y me dice.
- Esto es un beso continúo.
- Ya veo ya. -Le conteste riéndome.-
Va en busca nuevamente de mi boca, nos empezamos a besar con tranquilidad un beso apasionado como dice, mientras que sus manos, una está en mi nuca y la otra empieza a acariciar mi cintura, llevándola de vez en cuando por encima de mi pecho.
- Por favor para, ya te dije antes que estaba casada. – l e dije separándome un poco del.-
- Tranquila mujer fue solo un beso. - me dice el-
Me reincorporo un poco, cogiendo su cerveza y pegándole un trago, a lo que vino a mi mente que estaba haciendo, bebiendo de la misma cerveza, que el, no lo podía creer yo mismo. Cuando la puse de nuevo en la mesa, el nuevamente vino en busca de mi boca, donde me beso cayéndonos otra vez mi cabeza contra el sofá, se para y me dice.
- Aquí sabe mejor la cerveza.- dice riéndome.-
- JAJAJAJA. Ya veo ya.- le contesto riéndome de nuevo.-
Donde nuestras bocas se unen y esta vez mis manos ya recorren su espalda, despacio y con miedo, mientras que las suyas ya intentan colarse sigilosamente por debajo de mi ropa. Aquello me estaba calentando, mi mente me estaba jugando una mala pasada, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero besaba maravillosamente bien, no podía creer lo que me estaba pasando y me estaba dejando llevar por la situación.
Le empuje un poco hacia atrás y le dije.
- Para por favor, esto no está bien.
Me levante y sale de mi oficina dejándolo allí solo, me dirigí al cuarto de baño a refrescarme un poco la calentura que tenía, me estaba secando la cara cuando siento unas manos que se apoyan en mi cintura y lo veo por el espejo que está detrás de mí, suavemente su mano izquierda se pone a deslizarse hacia mi pecho, haciéndome que me muerda el labio inferior, no le dije nada le deje hacer. Cuando el se para, y me dice al oído.
- Por ahora ya está bien, pero quiero que a la hora de comer, traigas otro tipo de ropa, como una falda por ejemplo, ah si se me olvidaba y no lleves nada por debajo de ella.
No podía creer lo que me había dicho, aquel chaval, en ese momento me puso de los nervios, pero la forma de decir las cosas, me agradaban, pero sabía, que aquello que me dijo no lo podía hacer. Le iba a decir algo.
- Tu estas…
Puso su dedo en mis labios, indicándome que me callara, se acercó a mi besándome en los labios.
- Vas hacer lo que te dije, vete. – me dice el.-
Iba a decirle algo, pero en ese momento sentí ruido en la puerta, por eso que me gire, para ir a ver quién era, cuando recibo una palmada en mi culo. Mire para el, indicándole que no, pero movió la cabeza con cara de enfado, a lo que me asuste un poco y me dirigí hacia las escaleras para subir a la habitación