El chaval de la inmobiliaria
De como mi mujer se folla al vededor del Piso
Mi mujer y yo decidimos comprar un piso en la Costa del Sol para veranear nosotros y nuestros hijos ya mayores con sus novias, aquel día quedamos con la agencia Inmobiliaria en ir a ver unos cuantos.
El encargado de enseñárnoslos era un chico de unos treinta años, alto, con el pelo moreno bien cortado, y muy simpático. Vestía con traje y corbata y su aspecto era impecable. Mi mujer vestía un traje muy provocativo, con una minifalda que tapaba bien poco y un escotado jersey rojo que resaltaba su busto hasta la perfección. Cuando hicimos las presentaciones oportunas pude ver cómo la vista de aquel individuo se centraba en los marcados pezones de mi mujer y aquellos pezones aún se marcaban más al darse cuenta de que los estaban mirando.
Nos dirigimos a ver el primer piso que nos tenía preparado. Se trataba de un segundo piso a unos 200 metros de la Playa, por lo que subimos por las escaleras. Primero pasó mi mujer, detrás yo y por último el que nos lo enseñaba. Lógicamente, mientras subíamos íbamos hablando de las características, de si era muy soleado, del vecindario, etc., cuando de pronto se me ocurrió mirar el culo de mi mujer que tenía delante y vi que la muy cachonda no se había puesto bragas. Me acerqué un poco más y vi todo lo llevaba al aire: su bonito culo y un su coño con su pelos que es lo que me volvía a mi loco y a todos los que se follaba, pero no hice ningún comentario y seguimos hablando tranquilamente.
El piso no nos convenció, no recuerdo el porqué, pero el caso es que fuimos a buscar el siguiente. Era un primer piso muy cerquita del anterior y en este caso también subimos andando, pero esta vez insistí en que fuera el vendedor el que pasara detrás de mi mujer. Rosalía debió de intuir que sabía que no llevaba bragas porque su mirada así lo dejaba entrever, pero tampoco hizo ningún comentario. No sé si es que lo vi yo o que realmente pasó, pero en el tiempo que se tarda en subir al primer piso Rosalía empezó a sacar el culo y a moverse de una forma que hacía que se le subiera la falda, haciendo imposible ocultar nada. El de la inmobiliaria lo vio claramente e incluso dejó de hablar. Yo me imaginé el espectáculo que estaba observando y no me extraña que no hablara.
Al llegar al rellano nos pusimos a hablar de nuevo y pasamos al piso. Una vez allí el vendedor se fue a dar la luz y nos quedamos Rosalía y yo esperándole. En aquel momento se acercó a mi oído y me dijo:
- "Hoy no me he puesto bragas y creo que tu amigo me ha visto todo el conejito cuando subíamos, porque tiene un bulto en el paquete que no es normal. A mí me ha puesto a cien, estoy totalmente empapada, como tú sabes que se me ponen el coño cuando me gustaría que me follen me gustaría follármelo aquí mismo".
Sin darme tiempo a contestar apareció el vendedor y pasamos a ver la casa. Cuando íbamos por una de las habitaciones, no sé hasta qué punto tuvo que ver el azar, el bolso de mi mujer se cayó por detrás de una de las camas. Inmediatamente fue a cogerlo, agachándose sobre la misma y dejando ver casi todos los pelos de su coño por debajo de su falda. Así estuvo un momento, haciendo como que no encontraba el bolso. El vendedor me miraba a mí y miraba el coño de mi mujer sin dar crédito a lo que estaba viendo, por lo cual le dije:
Tranquilo, ven, mira, dame la mano y verás..."
Cogiéndole la mano la dirigí al coño de mi mujer. - "¿Lo ves como no pasa nada?".
Rosalía ni se movió, y si lo hizo fue para levantar más el culo y subir más su falda. El de la inmobiliaria empezó a acariciar el coño de mi mujer y girándose hacia mí me preguntó:
"¿Puedo meterle los dedos? Es que me parece que lo está deseando".- "Claro que sí, ya verás cómo está de mojada". Y así lo hizo, poco a poco fue metiendo sus dedos en aquel húmedo coño y fue mojándolo cada vez más.
"¿Te apetecería comérselo?" le pregunté.
"La verdad es que ahora mismo te lo iba a preguntar, me encantaría".
Y diciendo esto se tumbó en la cama y empezó a chuparle el coño a mi mujer. Ella respiraba de forma entrecortada, echando la cabeza hacia atrás y moviendo la cintura en la cara del muchacho. Así estuvieron un buen rato, él chupando y ella gimiendo. Yo estaba al lado, mirando cómo mi mujer disfrutaba de lo lindo con aquel chaval y cómo marcaba una enorme tranca bajo su pantalón. Dejé que siguieran con lo suyo, ella decía Sigue así, sigue, que cuanto más se lo chupas y me mete la lengua todo lo que puedas en el coño".
Y así siguieron hasta que mi mujer se levantó y se puso mirándolo a él sacándole la polla, que cuando la vio se derritió la boca se le hizo agua, dijo “Ostia que pedazo de polla tiene este chaval” empezó lamiéndole la polla un rato y yo me bajé hasta su coño. Estaba empeñadísimo, no sé si alguna vez había visto el coño de mi mujer tan empapado, pero eso aún me excitó más y lo comí con unas ganas que hicieron que empezase a moverse de una forma casi inconsciente.
Seguimos un rato así, ella chupando polla y yo chupando coño, los dos excitadísimos y en la cama un hombre que apenas conocíamos y que estaba disfrutando como un enano con todo aquello. Llegado este momento Rosalía me dijo:
"¿Tú has visto que pedazo de polla tiene el cabrón este?"
"Claro que la he visto -contesté- y estoy convencido de que te gustaría tenerla en este coño, ¿verdad Sin contestarme se separó de mí y se sentó sobre aquella polla. No dijo nada más y empezó a moverse sobre ella, restregándose y metiendo y sacando aquel aparato de su coño. Los gemidos eran casi gritos y, aunque sus movimientos seguían siendo lentos eran continuos. Yo estaba detrás de ellos, viendo como aquel culo se movía sobre aquellos huevos, así que decidí darles un poco más de placer y me puse a comerles mientras follaba. A mi mujer le comía el culo y metía mi lengua en su agujerito., Cuando llevaban un rato, el chaval ya le había echado un polvo porque a mi mujer se le veía salir la leche entre su coño y el pollón del chaval yo decidí ponerme detrás así que sin avisar decidí que lo mejor sería darle por culo al mismo tiempo, y así lo hice. Con mucho cuidado fui introduciendo mi polla en aquel estrecho orificio hasta que entró completamente. Al principio los gritos de Rosalía eran prácticamente de dolor, pero el tono fue cambiando, hasta convertirse en gritos de auténtico placer, mientras gritaba:
"¡Cabrones, cabrones, me estáis matando! ¡Qué gusto! ¡Ahhhhh! ¡Que gusto! ¡Me voy a correr! ¡No paréis, no paréis! ¡Me corroooo..., me corrooooo,... Me corroooooo...!"
Cuando ya se hubo corrido fuimos parando poco a poco hasta que sacamos nuestras dos trancas de ella e hicimos que se arrodillara delante de nosotros. Le pusimos las dos pollas en la boca y ella iba chupando ahora una ahora la otra. Le llenamos la cara de leche, le dejamos sucia y satisfecha.
Ella me dijo que si podía ir yo a por unas cervezas y unas patatas fritas porque le dijo a Raúl que así se llamaba el chico, se podía darse una ducha porque el piso estaba totalmente equipado para entrar y ella misma decidió que era el que queríamos por sitio, estado del piso y precio, yo le dije que le daría una señal de 12.000€ y el resto hasta la totalidad en Notaria 60.000€, era barato.
Ellos se quedaron en el piso y yo me fui a por unos aperitivos y unas cervezas frescas, aun Kiosco que estaba frente del piso, pero por casualidad me encuentro con un amigo y su mujer que estaban pasado el fin de semana en Tórrox como nosotros pero ellos ya tenían piso allí.
Les dije que íbamos a ser vecinos ellos son una pareja algo más jóvenes que nosotros pero también se conservan muy bien el regenta un gimnasio donde ella es la monitora de Aerobic , por eso Maite y Juan Carlos tienes los cuerpos que tienen ella a sus 46 años tiene un cuerpazo porque además mide casi 1,80cm es un poco más baja que yo, y su marido roza los 2 metros, no tienen hijos por un problema de ella, pero como dicen ellos tenemos a los sobrino, son personas muy liberales también pero todavía no habíamos tenido contacto con nosotros porque no sabían que nosotros practicábamos el intercambio.
Quede con ellos a las 9pm para cenar y tomar unas copas con mi mujer, como así le dije a ella, y se marcharon para la playa yo de verla a Mayte con su bikini y su pareo puesto ya me había empalmado un poco.
Bueno pues subí al que iba a ser nuestro piso de verano, toque ala timbre porque por supuesto no tenía llave y cuál fue mi sorpresa que me abre la puerta el chico de la inmobiliaria desnudo y mojado del agua de la ducha , con su pedazo de polla todo tiesa y le pregunto que que hacía, a lo que me contesto que estando su señora dentro de la ducha me ha llamado otra vez y me la estaba follando dentro, tienes una mujer que es una maquina follando no se cansa estará contento, cuando has tocado en timbre de la puerta la tenía sentada en la taza del wáter y me estaba cabalgado que amazona estaba a punto de correrme, voy a seguir si me permite a terminar la faena.
Mi mujer que nos estaba oyendo dijo” dejar de hablar y venir a follar cojones”,Raúl se fue para ella y yo detrás nos la encontramos que había tendido una toalla de baño en el suelo y estaba a cuatro esperando a su macho , este ni corto ni perezoso se puso detrás y de un solo golpe se la volvió a meter ese pedazo de coño, ella dio un saltito y solo dijo “ostias”, sigue, sigue machote que vas a triunfar has vendido el piso y te va a follar a la compradora vas a tener comisión doble jajá.
Yo me desnude y me metí en la ducha, era todo un morbo duchándome y viendo a mi mujer follada por otro a mi lado, empecé a ducharme y de la misma visión que tenia se me puso la polla como el pescuezo de un cantaor flamenco jajá , mi mujer cuando me vio así me dijo,” ven cariño y métemela en la boca que te voy a pegar una buena mamada, pero el coño es para Raúl el macho se corre dentro y sigue bombeándome me lleva echados ya tres polvos y sigue y sigue”, el solo dio que los pelos del coño de mi mujer lo ponían a cien, que nunca se había follado a una mujer con pelos en el coño jeje.
Pues mi mujer me cogió mi polla mientras el chava lote le daba caña y me empezó a chupar como si estuviera comiéndose un helado yo que estaba viendo entrar y salir la polla del coño de mi mujer con mezcla de sus corridas y las de Raúl enseguida me corrí tragándose toda mi leche, me volvía a lavar mi polla y le dije a Raúl cuando te canses de follártela os bajáis al Restaurante donde habíamos quedado comemos y te doy la señal y firmamos el contrato.
Me marche, ellos siguieron y a la media hora estaban en el Restaurante, para formalizarlo todo además nos dejó las llaves para no tener que buscar hotel esa noche, vino bien porque aprovechamos para irnos a follar con mis amigos esa noche que cenaríamos juntos, pero eso lo contaré en otro relatos.
Espero vuestra puntuación y vuestros comentarios.- Gracias