El chantajista (II)
EL CHANTAJISTA II
Cuando despertamos ya era de día, salí a correr y Alex se dirigió a la oficina donde lo encontraría más tarde.
Al regresar de correr la empleada me pasó una llamada. Era la voz:
**Gigi, llamo para que no te olvides de mí. Pronto tendrás noticias mías.
Pasaron 10 tranquilos días, ya empezaba a olvidar cuando Alex me informó que saldría de viaje esa misma noche.
Traté de no pensar y entretenerme hablando con Alex, pero él notaba que algo raro me pasaba. Le dije que no era nada, pero no era verdad, tenía miedo de lo que podía pasar. Llevé a mi esposo al aeropuerto y me regresé a la casa. El teléfono no sonó en toda la noche, pero la verdad es que yo no pude pegar los ojos, estaba muy inquieta.
Así pasé toda la noche y en cuanto amaneció me levanté de la cama y me cambié para salir a correr. Ya mi empleada había llegado y me trajo un vaso de jugo. Lo tomé a prisa y me dirigí a la puerta. Al abrirla, me encontré en el piso un sobre dirigido a mí.
Me pareció muy extraño, porque normalmente la correspondencia se pone en los apartados que están en la conserjería del edificio, pero , bueno, lo recogí y me dispuse a abrirlo.
La nota, escrita a máquina decía lo siguiente:
Cuando regreses de correr, te duchas y te pones lo que está dentro del paquete. Mantén las cortinas abiertas.
Voy a estar observándote.
Luego te vistes normalmente y te vas a la oficina. Dile a la empleada que mantenga las cortinas abiertas. Te llamaré después para darte instrucciones.
La muchacha me preguntó si me sentía mal porque estaba pálida. Le dije que no, que estaba bien y que había recibido un regalo de una vieja amiga de Londres, por eso estaba impresionada. No me lo esperaba.
Me fui a mi cuarto y abrí el paquete dentro encontré unas medias con su liguero de encanje, una tanga "hilo dental", un brasier strapless (sin tiras). Todo perfectamente coordinado, en color negro y encajes. Además habían unos zapatos de aguja muy altos. Lo guardé todo muy bien y salí a correr.
Regresé, abrí las ventanas de mi cuarto, me desnudé y me di una ducha rápida. Me vestí frente a la ventana sabiéndome observada . Me puse lo que él me había mandado y además me puse un vestido ejecutivo bien conservador falda negra a la rodilla, camisa verde caña y blazer negro. Los zapatos fueron un problema para mí, porque usualmente no uso tacones tan altos.
Llegué a la oficina y mi asistente me entregó un paquete sin remitente. Entré al despacho y lo abrí con cuidado. Dentro había una minifalda negra, un top tipo tubo blanco y una carterita de noche.
Ya sabía quién lo enviaba.
Lo guardé todo en un cajón con llave y traté de trabajar. Me fue casi imposible, tuve un par de reuniones rutinarias, hablé con Alex y no me di cuenta cuando ya eran las 6:00 p.m..
Mi celular sonó, era una llamada con ID bloqueado, contesté. Era la voz, me dijo:
**Te veías preciosa esta mañana me provocó culearte. Estas son tus órdenes.
**Terminas de vestirte con ropa que te envié. Quiero que salgas a la calle y escojas un hombre que te guste. El que quieras no te impongo nada.
**Llévatelo a casa y te lo coges.
Me enfurecí, le dije que no podía hacer eso, que yo no era ninguna zorra, que me dejara en paz.
Pero él se encargó de recordarme a gritos:
**GIGI.........ERES MI ZORRA, MI PUTA
**Acuérdate que tengo el vídeo y se lo voy a enseñar a tu marido a menos que hagas LO QUE A MÍ ME DA LA GANAAAAAA.
**Es más, ahora tengo también el video tuyo cogiendo con el puto que te envié. ¿TE ACUERDAS? Estoy seguro que a Alex no le va a gustar que estés culeando con prostitutos cuando él se va de viaje.
Una vez más no me quedó otro remedio que hacer lo que él me ordenaba.
Para esa hora la mayor parte de la gente debía haberse marchado. Le dije a Delia, mi asistente, que podía retirarse. Dejé pasar un rato y me cambié.
Como no quería que me vieran salir vestida de esa forma me puse el top y la falda que me mandó y por encima la ropa que yo traía, con excepción de la camisa verde. Ya en el carro me quité mi falda y el saco.
Decidí dirigirme a South Beach. Como era primavera seguro iba a encontrar un montón de universitarios que vienen desde las universidades del norte a disfrutar de la playa de Miami.
Era temprano, pero en South Beach siempre hay ambiente. Entré en un bar, di una vuelta de reconocimiento y me paré cerca de la barra. Ordené una cerveza y vi a un chico que destacaba de los demás. Era rubio de ojos claros, como me gustan, bronceado, se veía joven pero no tanto como los demás.
Pronto entablamos una conversación. El clásico de dónde eres? Qué haces? , etc. Por supuesto que le mentí acerca de mi identidad. O más bien, no le mentí, pero le di mis datos de cuando era estudiante.
Bailamos, los gringos son malísimos bailarines, pero a él eso no le importaba. Lo único que le interesaba era rozar su pelvis contra la mía. Me presentó a un amigo suyo y también bailé con él. Dejé que me apretara las nalgas y que metiera su mano bajo mi top. El otro se nos unió en el baile y subió sus manos por mis piernas hasta tocarme el clítoris sobre la tanga. Sentía sus vergas tiesas restregándose contra mí.
Había decidido que me los iba a llevar a los dos, no quería pasar mucho tiempo en público y los chicos me caían bien. Se llamaban Tom y Chris, era el rubio. Ambos tenían 23 años.
Montamos en mi camioneta y me dirigí a mi casa. Tuve el cuidado de entrar por la parte de atrás, para que los chicos no pudiesen identificar el edificio con facilidad, les dije que esa no era mi casa si no la de un amigo y que yo la estaba cuidando hasta mañana. Subimos por el elevador de servicio y entramos a la cocina. Les di un par de botellas a cada uno y yo llevé los mescladores. Nos metimos a mi cuarto.
Sonó el teléfono. Contesté y la voz me dijo:
**Pon el speaker phone. Si preguntan diles que el número era equivocado.
Tom prendió la televisión y sintonizó Playboy Channel. Yo ya me sentía mojada. Era lógico. Estaba en mi habitación con dos chicos guapos y musculosos.
A pesar de mi dolor y mi remordimiento no podía evitar excitarme.
Nos sentamos en el sillón a ver la película, yo en el medio de los dos chicos. Prepararon unos tragos y mientras nos los tomábamos Chris me besó. Me metió la lengua hasta el fondo de la garganta, con su mano apretaba mis tetas.
Tom, por supuesto que no perdía el tiempo, deslizó su mano debajo de la falda acariciando mis muslos. Apartó un poco la tanga y me metió un dedo en mi rajita húmeda. Ya yo intercambiaba besos con ambos. Cuando besaba a Tom, Chris aprovechaba para meterse mis tetas a la boca.
Él lamía mis pezones y los mordía con desesperación. Tom con sus dedos ya me había hecho alcanzar mi primer orgasmo. Luego de éste. Chris se incorporó, se quitó la ropa y se paró en el sillón poniendo su verga frente a mi cara.
Empecé a mamarla, tenía una verga larga y gorda. Me costaba trabajo meterla toda en mi boca. Chupaba sus huevos y lo masturbaba.
Tom también se había encuerado, y mientras se la mamaba a Chris, el se dedicó a lamerme la concha y a meter su lengua en mi vagina. La verdad era que el chico se aplicaba en un corto tiempo me había hecho alcanzar varios orgasmos. De repente me provocó secuestrar su lengua jajaja.
Chris empezó a moverse dentro de mi boca como si me estuviera cogiendo. La sentía aún más dura. En un momento se separó de mí y hechó su leche caliente sobre mi pecho y mi estómago. Cuando pasó se sentó a un lado del sillón a descanzar y yo aproveché e invité a su amigo a darnos una ducha mientras Chris se recuperaba.
La verga de Tom también era larga, pero no era tan gruesa como la de Chris. Me cogió en la ducha y tardó poco en venirse dentro de mí. Después hizo que me agachara, yo pensé que me iba a coger por el culo, pero solamente me metió su dedo untado de jabón. Lo metió y lo sacó varias veces asegurándose de que quedara bien limpio. Yo no quería que parara, pero él insistió en que saliéramos de la ducha.
Salimos los dos en del baño y nos encontramos a Chris dormitando en el sillón. Una vez más me llevé su pene a mi boca. No tuve que hacer mucho, se paró de inmediato. Listo para la acción.
Cabalgué sobre Chris y me empalé con su verga. Qué rica que estaba su verga me llenaba toda. Tom hizo que me inclinara sobre Chris de manera que mis tetas se apretaron contra su pecho.
Tom tomó mis nalgas y las abrió. Luego masajeó mi pequeño ojete con sus dedos y metió su lengua dentro de él. Yo gemía y le pedía que me cogiera, pero él se tomó su tiempo y siguió metiendo y sacando su lengua y dedos de dentro de mi culo.
Así Chris y yo nos vinimos casi juntos. Tom hizo que me arrodillara sobre la alfombra y me untó el culo y su verga con vaselina que había agarrado del baño. Me penetró duro, casi violentamente. Yo gozaba me encantaba la forma como me estaba cogiendo. Puso una de sus manos al servicio de mi clítoris, lo apretaba y torcía y a veces me metía un par de dedos en la vagina. Se detuvo un momento saliéndose de dentro de mí. Le rogué que no parara, pero él me dijo que le mamara la pinga.
Cuando me disponía a meterme su verga en la boca, sentí un dolor agudo en mi culo. Era Chris, me estaba cogiendo casi tan violentamente como su amigo, pero como su verga era más gorda me causaba dolor. De todas maneras, me lo estaba gozando.
Antes de que se vinieran les dije que quería que los dos me cogieran a la vez, ya que eso era algo que yo nunca había hecho.
Chris se tendió en el suelo y yo me enterré su verga y me acosté sobre él. Tom me enchufó con su verga por el culo y empezó a moverse.
Era delicioso tener dos vergas dentro. Sentirlas dentro mío casi rozando una con la otra. Tuve un orgasmo casi de inmediato. Creo que sólo el pensamiento de lo que estaba pasando fue lo que me hizo alcanzarlo.
El ambiente olía a sexo puro, y estos dos chicos parecían no cansarse. Tom fue el primero en venirse y luego Chris. Nos quedamos tendidos en el suelo y nos dormimos.
Me desperté como a las cuatro de la mañana. En la tele habían dos chicos en una tina con una chica. Estaba mirándolos cuando sentí una mano acariciando mi concha. Era Chris. Le dije que me la chupara y así lo hizo. Tuve otro orgasmo y Tom se despertó con mis gemidos.
Los invité a ambos al jacuzzi. Cogimos un poco más y les dije que se vistieran que no podían encontrarlos aquí a la mañana siguiente.
Les expliqué que mi amigo tenía una maid y que ella llegaba en las mañanas. Si los veía ahí se lo iba a decir a mi amigo.
Se vistieron y salieron de mi apartamento como a las 5:15 a.m..
La voz, que no había dicho nada en toda la noche me dijo:
**Hermoso, Gigi, hermoso.
**Ya vez como sí eres UNA PUTAAAA
Colgó, pero yo sabía que aparecería una vez más...