El Chantaje (I)
Un hombre sufre una cierta tiranía por parte de su mujer, pero un inesperado giro en su situación económica hace que ella se ponga totalmente en sus manos. Él la domina y la humilla a su gusto e incluso hace que ella sea el centro de una orgía a la que invita a dos chicas y un enorme negro que la sodomiza con fiereza.
En la relación con mi esposa yo solía ser el sumiso y ella era la que llevaba los pantalones del asunto. Incluso en el sexo era así. Para tener relaciones tenía que empezar por chupársela durante un buen rato y había veces que ella terminaba un par de veces y no tenía más de ganas de coger.
A la mañana me levantaba una media hora antes para hacerle el desayuno, yo le hacía la cena, le lamía el coño antes de que se duerma, le masajeaba los pies cuando volvía cansada del trabajo y eso era mi vida. Ella es una joven hermosa de 23 años, con un pelo color almendra, ojos verdes, rasgos delicados, delgada y carita de ángel. Yo no soy un modelo, digamos que mi mayor virtud son mis 17 centímetros.
Finalmente la situación cambió, el banco donde trabajaba de contador quebró y los que pudimos metimos mano en los fondos. Mi cuenta bancaria creció de una cifra y tres ceros a dos cifras y seis ceros (xx.000000, para los idiotas). Era todo mío, nada de mi esposa. Ella estaba medio estancada en su carrera y sabía que el dinero podía hacerla crecer hasta el top modelaje. Le pedí el divorcio y su respuesta fue la siguiente " Hago lo que quieras, por favor, te prometo que vas a tener la esposa más sumisa y perrita del mundo"
- De rodillas y empezá a chupar - Le dije para probar sus palabras. Ella enseguida se puso de rodillas, me abrió la cremallera pero jamás me la había chupado antes. Le miembro estaba totalmente erecto de sólo pensar en la rubiecita con carita de ángel saboreando mi falo. - -
Lo agarró tímidamente y le comenzó a dar besitos en los costados y en la punta.
- Te dije que lo chupes, no que lo beses. Métetelo en la boca, trágatelo.
- Ella lo miro a los ojos poniendo carita de suplica pero al ver su indiferencia se lo metió en la boca. Al principio apenas se metía la punta y con las manos lo masturbaba, pero después comenzó a usar solo la boca. Lo chupaba bastante bien para ser una principiante, hasta diría que al final le terminó gustando a la muy perra ya que hizo cosas sin que se las ordenara. Empezó a apretar suavemente mis huevos, a juguetear con su lengüita y a cambiar los ritmos.
- Cuando estaba por terminar ella se lo quitó de la boca pero la agarré de los pelos aclarándole el acuerdo y se lo volvió a meter. Terminé dentro de su boca, una gran cantidad de semen tuvo que tragarse aunque una parte cayó por la comisura de sus labios. Tuvo arcadas, de hecho casi vomita. Después le di una bofetada y me fui a dormir.
- Estuvimos un par de semanas teniendo una rutina de amo-esclava. Ella estaba ascendiendo mucho en el trabajo de la mano de mi cuenta bancaria y pronto no la vería más por lo que decidí dar una pequeña fiestita.
- Invité a casa a mi nueva secretaria (una perra de aquellas, pelo castaño oscuro, unos pechos grandes y parados, y culazo y cara de gata en celo) y a un amigo con el que practico tiro. Un negro cuyo miembro no puede medirse con una regla de 20 cm.
- Aunque había protestado mucho aludiendo que podían reconocerla cuando sea famosa, no pudo negarse ya que su carrera su hubiera venido abajo al no poder pagar coimas ni sobornos a fotógrafos o diseñadores. Le aclaré que tenía que comportarse como una perra, iba a estar en cuatro patas, iba a chupar lo que le pusieran adelante, e iba a servirnos toda la noche.
- Finalmente llegaron los dos compañeros (Laura era mi secretaria y Lomas le llamábamos a mi amigo). Mi esposa los recibió en cuatro patas. Les dio un beso en los pies a cada uno. Había vestido a mi esposa sólo con un corsé y una montura de caballo en la espalda. Laura no dudo en montarla y Camila (mi esposa) la llevó a cuestas al living. Al rato también llegó una amiga de Laura (Jimena), una chica delgada, de carita linda, pechitos infantiles y culito parado y duro.
- Laura me dijo que Jime era tres veces más zorra que ella misma. Cuando estabamos los 4 sentados en el living Camila comenzó a servirnos tragos, siempre en cuatro patas. Una vez que estábamos medio pasaditos todos comenzó la "fiesta". Lomas sacó a relucir su semental y Jimena sin que nadie le dijera nada sacó mi miembro y lo empezó a saborear magistralmente. Succionaba de una forma muy especial, muy lentamente, cambiando los ritmos. Con las manos me masajeaba los testículos suavemente. Hacía ruiditos cuando me lo chupaba lo que me excitaba enormemente. Mientras. Laura agarró de los pelos a Camila, mi esposa, y le acercó la cara al falo del negro. - - - Ahora chupa perrita- le dijo Lau
- Mi esposa comenzó a lamer tímidamente, pero cuando sintió el tirón de pelos lo hizo con ganas. Laura le apretaba la cabeza contra el falo que por momentos golpeaba la campanilla de la garganta de mi esposa lo que le provocaba arcadas. Después Lau se puso en cuclillas sobre la cabeza de Camila de forma de empujarla con su entrepierna hacia el falo.
- Por el otro sillón yo estaba apunto de correrme dentro de Jime que seguía chupando sin parar, y disfrutando cada centímetro. Largué una gran cantidad de semen por esta espectacular mamada. Ella lo tragó casi todo y después lo seguía moviendo para ver si salía un poquito más. Lo poco que cayó al sillón también lo lamió. Después se quedó a mi lado, manoseándome las bolas mientras veíamos a la guarra de mi esposa mamando aquel majestuoso instrumento. Cuando Lau se dio cuenta que Lomas estaba apunto de terminar se sentó prácticamente sobre la cabeza de Camila haciendo caso omiso a que se estaba atragantando. Camila tuvo que tragar prácticamente todo para no atragantarse. Aun después, Lau le seguía moviendo la cabeza de mi esposa sobre el falo de mi amigo.
- Después Laura se encargo de limpiar las ultimas gotas de semen del miembro del afro. Mientras mi pene ya estaba erecto otra vez y Jimena no tardó en empezar otra magistral mamada a la cual no me negué. Chupaba como una diosa. Me lamía las huevos, la ingle. Se metía gran parte de falo en su boca y lo succionaba espectacularmente.
- Laura se había metido a Cami entre sus piernas, - Lámemela, dame una buena mamada, quiero que le sientas el gusto a mi vaginita- le decía Lau
- Cami se negó y enseguida sintió un latigazo en su espalda que le arrancó un grito. Cuando se iba a dar vuelta la agarré y le esposé las manos a la espalda.
- Chúpasela o te voy a arrancar toda la piel del culo a latigazos- fueron mis palabras.
- Cami se puso a chupar inexpertamente pero Laura la guiaba agarrándola de los pelos. Le hundía casi toda la cara en un coño y disfrutaba como una guasa. Usaba la nariz de mi esposa para mover su clítoris mientras la lengua de la misma se introducía entre sus dilatados y mojados labios. Los jugos de Lau entraban en la nariz de mi esposa que apenas podía respirar. Las movimientos de mi secretaria eran bruscos, parecía como si se estuviera limpiando la entrepierna con la cara de mi esposa que estaba toda aceitada de los fluidos de Lau.
- Yo mientras le daba leves latigazo en su espalda tornándola en un color rojizo. Cada tanto golpeaba el costado de sus pechos a pedido de Laura, a quien le excitaba la contorsión de mi esposa ante el dolor y sus gemidos. Yo, con tal espectáculo, volví a correrme en la boca de Jime que emitía un sonido como si estuviera tragando la comida más rica de su vida. Esta vez lo tragó todo, si desperdiciar ni una gota.
- Laura se corrió unas tres veces en la media hora en que mi dominada esposa se la mamaba. Mi amigo también volvió a correrse sobre la mano derecha de Lau que lo masturbaba. Después Laura le dio la mano a mi esposa para que se la limpie y descansamos un rato.
- La visión de mi esposa era hermosa. Su cara repleta de jugos, su cuello y sus pechos también. El semen que recién había limpiado también se mezclaba en su carita de ángel. Estaba toda despeinada, su espalda colorada al igual que el costado de sus pechos (estaba toda desnuda, sin corsé ni nada). - - Jime tomó la iniciativa para continuar la orgía. Agarró la cara de mi esposa y comenzó a darle lametones por toda la misma limpiándola de jugos y semen. Después, sin más ni menos, se sentó sobre el enorme falo de Lomas lanzando un grito de placer y éxtasis. Enseguida Lomas la agarró por la cintura y comenzó a moverla hacia arriba y abajo frenéticamente. Jimena gritaba como una cerda.
- Laura me la estaba chupando (me había hecho fanático de las mamadas) mientras estaba arrodillada abierta de piernas con el culo apoyado sobre la cara de mi esposa quien chupaba como una autentica lesbiana. Me corrí rápidamente en la boca de Lau que después le dio un beso a mi esposa pasándole todo el semen a su boca y obligándola a tragarlo. Jime creo que se corrió cinco veces con mi amigo. Era un placer ver su cara de perra en celo, los movimientos de sus pequeños pechos y los gritos a cada orgasmo.
- Al rato me dio la gana de darle unos latigazo al culo de mi esposa y así lo hice. Pusimos a mi esposa en cuatro y mientras ella se la mamaba a Jime, que tenía su coño lleno de semen, y jugos, yo le enrojecía el culito. Un rato después yo le hice una seña a los demás y agarramos a mi esposa para atarla a una mesa de forma de dejar bien expuesto su virgen culo. Jime se lo chupo un rato, metió sus deditos adentro para aflojarlo y enseguida comenzó Lomas a intentar meter la suya.
- Metió de golpe la cabeza arrancando unos cuantos gritos de mi esposa, después ingresó unos centímetros y comenzó a bombear. Mi esposa no paraba de gritar y gemir del dolor, contorsionaba todo su cuerpo y movía el culito hacia los lados como si pudiera quitarse el falo del negro de su culo. Lomas se descargó dentro del torturado culo de mi esposa.
- Que te lo limpie ahora, después de todo es su mierda- le dijo sarcásticamente Laura
- Lomas acercó su falo a la cara de mi esposa que se negaba rotundamente aunque cambió de opinión cuando sintió un par de dedos de Jimena hurgando en su culo y rasguñándola de adentro. Lau la tenía agarrada de los pelos mientras ella limpiaba su propia suciedad del falo del negro. Ahí terminó esa fiestita. Un rato después se fueron todos. Yo le dediqué un ultimo polvo a mi esposa aunque sin tocarla sino con mis propias manos. Me excitaba la sola visión de mi esposa tirada en el suelo, con el culo, la espalda y los pechos colorados, la cara aceitada con los jugos de las chicas, el semen en su culo y por su cara. Me hubiera gustado que todo termine ahí, pero no fue así.
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