El chantaje a una madre

Luis descubre que su madre Sara tiene un amante que lleva todos los días a su casa, mientras el y su padre no esta. Al descubrir esta asquerosa traición, Luis comienza un chantaje a su mamá. Debe volverse su mujer sino quieren que su engaño sea descubierto.

EL CHANTAJE A MI MADRE

Todo esto sucedió allá por el 2018, por ese entonces yo estaba estudiando en una universidad pública de mi país, la carrera de ingeniería, pero una mañana al volver a mi casa, descubrí un hecho que marcó mi vida, en especial a la de mi madre y mi relación con ella. ¿Qué fue lo qué pasó? Ahora se los cuento

Me llamo Luis y cuando pasó este hecho yo tenía 20 años y era el hijo único del matrimonio entre mi padre Raúl quien tenía 41 años y mi madre Sara quien tenía 40. A pesar de su edad mi madre se defendía muy bien ya que físicamente medía 1.68, piel trigueña clara, cabello negro largo, un cuerpo robusto y en su carita se denotaban sus facciones andinas, pero hermosas, y ni que decir de sus tetas y en especial su culo, que eran muy pomposos y sobre todo, hacía caer la baba a cualquiera que los mirará.

Bueno en mi casa todos los días se mantenía el mismo ritmo monótono. Papa a las 8 de la mañana a su trabajo, y no volvía pasado las 10 de la noche. Yo en la universidad y solo venía a clase a almorzar o cambiarme de ropa por lo que mamá paraba casi sola todo el día. Al principio no me llamó la atención, hasta que unos meses después que estaba en la universidad, observaba que ella había cambiado su forma de ser. Después de andar siempre vestida con faldones largos o pantalones completos y casi toda tapada por la casa, pronto empezó a usar minifaldas más ajustadas, polos descubiertos la espalda e incluso se maquillaba más de lo debido. Creí que mamá estaba empezando a tratar de verse más juvenil, comprendiendo que ella prácticamente estaba sola todo el día, pero en una de esas ocasiones, un amigo del barrio, me contó que mucho la veía a ella, conversar con un tipo en un taxi, y que a veces el taxi llegaba muy temprano a la casa, el tipo se bajaba se metía dentro y no salía por lo menos después de algunas horas.

Yo no quería creer lo que me decía mi amigo, pero como dicen que cuando el río suena es porque piedras trae, no solo lo escuché de él, también de otros amigos de la cuadra e incluso ya las habladurías que ella tenía un amante cobraban más fuerzas. Por supuesto que mi padre no sabía nada y debido a que mis horarios de la uni, eran de preferencia por las mañanas hasta las 3 de la tarde, pues era imposible encontrarla o descubrirla con su amante. Además, la universidad quedaba a una hora de mi casa, lo cual me imposibilitaba sorprenderla infraganti.

Cansado de tantas habladurías, un día mientras almorzábamos los dos solos, observaba que mucho veía ella su celular y ni siquiera se dignaba a probar bocado. Es entonces cuando decido interrogarla.

_ Mamá quiero hacerte una pregunta.

_ Dime hijo, ¿qué pasa?

_ Mamá te lo diré sin rodeos. Escucho muchos rumores de que ven que un taxi viene todos los días por aquí temprano por la casa y lo peor que al taxista lo ven entrar aquí y luego sale después de algunas horas. ¡PUEDES EXPLICARME ESO!

Observé que mamá se puso pálida, a tal punto que votó su vaso de limonada que tenía en la mano. Luego me respondió.

_ Hijo cómo crees, ¿de dónde escuchaste eso?

_ Dime SI O NO son ciertos esos rumores.

_ No hijo, es mentira, como crees que haría eso.

_ Entonces porque habla esa gente. Tú me enseñaste que la gente cuando habla es porque sabe algo o como dice el dicho cuando el río suena es porque piedras trae.

Mamá estaba más blanca que un papel, nerviosa, pero en ese instante su celular emitió un sonido de mensaje, ella se debatía entre responderme o contestarme. Luego yo intervine.

_ ¿No vas a contestar ese mensaje? Debe ser urgente.

_ No hijo no es importante. Y con respecto a lo otro, es mentira, te juro que a esta casa no viene ningún hombre, a pesar que la situación con tu padre es difícil, jamás me atrevería faltarle con otro. Créeme por favor.

Estaba entre aceptar la verdad o no, pero le di el beneficio de la duda. El almuerzo terminó y yo subí a mi cuarto. Sin embargo, pasado como unas tres horas, bajé a tomar un poco de limonada, cuando escuché que ella hablaba por teléfono con alguien en la habitación de ella. Me acerqué un poco y apenas pude escuchar.

_ Ya no vengas por favor. Mi hijo está sospechando todo.

_ Solo un ratito mañana, dejo el carro estacionado por otro lado y vengo.

_ No es peligroso, ya están sospechando que…

_ Mira, no me vengas ahora con arrepentimientos tontos, que bien que cuando te hago mía, te olvidas de tu hijo y de tu marido.

_ Pero mañana no, espérate unos días si …

_ Si no quieres mañana, muy bien, se acaba todo. Adiós.

_ No espera…

_ LO TOMAS O LO DEJAS. No me gusta rogar a nadie, mucho menos a mujeres.

_ Está bien, porque será que siempre me convences, entonces mañana a la misma hora.

_ Así me gusta mujer, que al final le des la razón a tu papi, a tu macho. Entonces mañana a las 10 llegó, me esperas con ese bata negra que tanto me gusta.

_ Ok te espero mañana. Un beso.

Cuando mamá terminó de conversar con su amante, entre en una rabia total, que esa misma noche quería decírselo a mi padre, pero luego pensé y la verdad iba a ser en vano, ya que papá estaba tan enamorado de ella y yo no tenía ninguna prueba con que refutarlo. Durante la cena no le dirigí la palabra a ella y me preguntaba que me pasaba. Solo me levanté de la mesa y me fui a mi cuarto dejándola con la palabra en la boca. Luego papá llego a eso de las 10.30, cenó y se fue a dormir. Durante la noche pensé en algún plan de modo que impidiera que ella y su amante concretaran otro engaño más a nosotros, por ello decidí que al día siguiente no iría a la uni, pese a que tenía exposición.

Llegó la mañana, papá como siempre madrugó, se ducho, desayuno y se fue. Yo esperé unas cuantas horas, e hice lo mismo, hasta que al final le dije a mi madre.

_ Chau ma y que la pases bien hoy.

_ Si hijo, cuídate. Hasta la tarde.

Por supuesto que me alejé un poco de la casa y comencé a espiar hacia allí, observando la hora precisa y como tal puntualidad, un hombre chato, gordo, calvo y colorado, tocó la puerta y al instante ingresó. Esperé como una media hora más, pero con toda la rabia encima y entré sin hacer mucho ruido (bendita sean las llaves y él tipo que las inventó)

Ingresé muy sigilosamente y me acerqué a la habitación de ella, pero a cada paso que daba escuchaba unos gemidos muy fuertes y como si la suerte estuviera de mi lado, observé que la puerta estaba semi abierta y pude ver tanto a mi madre y ese tipo, totalmente desnudos y la estaba penetrando a cuatro patas. Al principio me dio asco, cólera esta escena, pero fue cuando vi por primera vez el cuerpo de mi madre totalmente desnuda, y como gemía por el placer, que sin querer despertó en mi un apetito sexual que jamás experimenté. Si a esto sumo sus gemidos locos, quería en ese momento meterme y participar de la escena, pero luego recordé sus mentiras y fue cuando actué.

Busqué un garrote de esos de armar ranchos, me acerqué y vi que ahora él la tenía de piernas abiertas a todo tope y la estaba penetrando más rápido, a tal punto que los gemidos de ella, se oían en todo el barrio. Entonces me acerqué y al instante le di un tremendo golpe en toda la espalda, que le hice gritar de dolor. No contento con esto, le remate con otro golpe en la cabeza, que mi madre reaccionó.

_ ¡¡Hijo que estás haciendo!!. ¡¡Déjalo lo vas a matar!!

_ ¡¡Tú no te metas en esto si no quieres también que te mate!!

_ Basta Luis, déjalo.

_ ¡¡CALLATE MALDITA ADULTERA!!

Mientras yo respondía el tipo trató de irse encima de mí, pero le di otro golpe en toda la cara, que comencé a corretearlo hasta la puerta, y encima desnudo, al ver que se tropezó, le rematé con otro golpe en la panza que parecía que ya lo había aniquilado. Luego lo cogí del brazo y lo boté, así como vino al mundo y cerré la puerta.

Mamá trató de correr hacia él, pero a empujones la hice de nuevo ingresar y una vez dentro, cogí la ropa del maldito ese y lo llevé conmigo. Ella me preguntó.

_ ¿A dónde llevas eso?

_ Si le digo a mi padre que te encontré con tu amante en la cama, no me va a creer, pero con esta ropa de evidencia, sí.

_ No lo hagas por favor, Luis. Piensa en mí, te lo suplico.

_ ¡¡CÁLLATE!! No pensaste en mí ni en el imbécil de mi padre, cuando trajiste a tu amante a esta casa. Y pobre que salgas a ayudarlo, porque te juró que yo mismo te hecho de aquí, como la golfa que eres.

La puerta comenzaba a sonar muy fuerte, pero en ese momento salí con más furia y correteé por casi la cuadra a ese hombre, a tal punto que los vecinos hicieron murmullos de lo que veían. Una vez que se fue, volví a la casa y la vi que estaba echa un mar de lágrimas. No me inmute y me subí a mi cuarto con la ropa de él.

Las horas pasaban y ella insistía que la perdone, que la escuche, que iba a decirme las razones por la cual la conllevaron a buscar a ese tipo. Yo estaba con más furia encima, hasta que salí y le dije que tenía dos opciones:

_ O se lo dices tú a mi padre o se lo digo yo. ¿Qué decides?

_ Hijo espera, pídeme otra cosa, pero no le digas nada a mi padre.

Escuchar estas palabras, fueron el estímulo que yo quería escuchar. Entonces le dije:

_ Dijiste cualquier cosa que te pida.

_ Si hijo por favor, solo pídemelo y te lo daré, pero por favor no le digas nada a tu padre y también quiero que me perdones. Fui muy débil, pero comprende, tu padre lleva 2 años sin tocarme y yo soy mujer y estaba necesitada de un hombre que me haga sentir placer y fue cuando …

_ Cuando buscaste a ese hombre y lo trajiste acá, verdad.

_ Si hijo, a él lo conocí por medio de tu tía Rosaura. Ella me contó que con él había tenido una aventura tiempo atrás y que sobre todo era un buen amante en la cama. Entonces nos hicimos amigos, supo que yo estaba necesitada de sexo y entonces allí comenzó todo.

_ Y claro como mi padre no te daba pinga, recurriste a otra no es cierto. Pero te hueveaste, porque se te olvidó que la pinga de mi papá no es la única de esta casa. Sino mira esta (y me bajo el cierre y se veía mi herramienta algo erecta). Entonces ella dijo

_ ¿Qué estás pensando? ¿Qué tenga sexo contigo?

_ Dijiste que haría lo que yo te pidiera no es cierto.

_ Estás loco. Respétame. Soy tu madre y

_ También eres mujer y que necesita que la hagan feliz verdad. Y en cuanto al respeto ¿Respetaste esta casa al traerlo aquí? Déjate de hacerte la mosca muerta conmigo y ven para que un hombre te complazca.

No me pude contener y temeroso pero excitado posé mis manos a la altura de su rodilla, lentamente fui subiendo por su pierna hasta llegar al borde de la falda que se encontraba en la mitad de su muslo. Me detuve unos momentos dudando de lo que pretendía, pero la excitación fue mucho más fuerte. Mi mano siguió subiendo lentamente por entre sus muslos y llegué hasta su entrepierna, palpé la caliente entrepierna, pero lo las medias me impedían sentir bien lo que había de bajo. Saqué la mano de la entrepierna de mi madre y le quité las sandalias, sobé los pies delicadamente y ella no reaccionó. La tomé de una de las manos y la hice levantar el tronco de su cuerpo, su cabeza completamente desarticulada caía hacia atrás sobre el mueble, estaba completamente en silencio, no dijo ni una sola palabra, en definitiva. Después de todo, si con un extraño se acostó, con su hijo no iba a ser la excepción.

Le quité la blusa blanca y pude ver debajo de ella el sostén del mismo color que traía puesto. Su cabellera larga caía detrás de su cabeza. La recosté nuevamente y sus senos grandes y puntiagudos se elevaban deliciosamente marcándose debajo de la blusa.

Casi temblando llevé mis dos manos a cada uno de los senos, los sobé por varios minutos deleitándome con su forma y firmeza. Mi pinga para esos momentos estaba completamente erecta y me dolía allí oculta debajo de mis pantalones. Me abrí el cierre y me saqué el duro tronco que se balanceo arriba y abajo, la cabeza ya traía en la punta una gota de líquido lubricante.

Sin perder más tiempo le quité el sostén para mi suerte se desabrochaba por la parte del frente y no tardé en hacer que también esa prenda se abriera y vi por primera vez de bien cerca esos pezones deliciosos y oscuros de mi madre. Los atrapé entre mis dedos y jugueteé con ellos hasta que reaccionaron y se pusieron bien duritos, eran largos y puntiagudos. No tardé en agacharme y mamar de ellos como si fuese un bebé, los lamí sin descanso por interminables minutos mientras que con una mano me masturbaba lentamente.

Dejé finalmente los pezones de mi madre y ahora más caliente y ya completamente embrutecido por la excitación busqué el botón para sacarle la falda, éste se encontraba en la parte de atrás así que nuevamente levanté su cuerpo y aproveché para sacarle la blusa y el sostén. Luego le desabroché la falda y bajé el cierre de la misma. Solo tuve que jalar la falda por los costados hacia sus pies. Lentamente fui descubriendo el vientre de mi madre que permanecía totalmente descubierto frente a mí.

Una vez desnuda, primero sobé el monte de Venus por encima de sus piernas, sintiendo los vellos rizados en la entrepierna de mamá. Estaba caliente y su olor era delicioso. Continué acariciando los muslos y las pantorrillas de mamá muy delicadamente. Al final todo su cuerpo estaba a mi disposición.

Mi pinga está a punto de reventar, larga y gruesa como nunca me la comienzo a menear lentamente mientras la observo allí tendida sobre el mueble completamente desnuda. Me agaché un poco a su lado para rozar los labios de su boca con la punta de mi glande y ella seguía sin reaccionar mientras que yo le muevo el pene sobre la boca.

Me levanto nuevamente ahora para intentar algo mucho mejor pues le abro el compás de las piernas y a mi vista queda completamente su conchita, se nota algo abierta por la posición en la que la he acomodado (Y pensar que temprano, ya había sido visitada por otra pinga y ahora era mi turno) Mis dedos se paseban por los pliegues de los labios vaginales, jugaba con ellos, los admiraba y los olfateaba. Me fui recostando lentamente hasta que mi cara quedó completamente sobre la vulva de mi madre. No me pude contener por más tiempo así que pego lo labios a la rajita y comienzo a mamar despacio metiendo mi lengua entre su vulva, descubro los labios externos para poder ver los internos y también le paso mi lengua por allí. Busco con mi lengua su agujero y no tardo en estar bien dentro del mismo agujero por donde alguna vez salí. Mi lengua giraba y busca las rugosidades interiores de la vagina, pronto siento que los líquidos de mi madre comienzan a salir y noto algunos movimientos de su cuerpo; movimientos que no son de peligro así que sigo mamándole la vagina, sin preocuparme más que de satisfacer mi morbo y calentura y por qué no él de ella misma.

Mientras le hacía sexo oral, llevé mis manos hasta sus senos y continué jugueteando con los pezones, más movimientos de su cuerpo, siento que mi madre pone las manos sobre mi cabeza y yo levanto la mía para ver si ella está mirando, pero enseguida me doy cuenta de que solamente está gozando. Mamo con toda la experiencia que tengo y finalmente consigo que mi madre se venga en mis labios, bebo toda la miel que se copulaba en mi boca y oigo algunos leves gemidos escapar de sus labios.

_ ¡¡UUHHHHH!! ¡¡MMMMMMMM!!

La levanto del mueble, le doy un beso con toda la arrechura del mundo, veo que son las 8 de la noche (falta dos horas para que papá llegue le digo) y ella sigue con los ojos cerrados, pero indudablemente ha disfrutado de la venida. Entonces le digo

_ Vamos al cuarto de ustedes. Ahora será el mío.

Mamá me toma de la mano y nos dirigimos allí. Una vez dentro la arrojó sobre la cama y luego me monto sobre su cuerpo y beso a mi madre y trato de meter mi lengua en su boca, me cuesta trabajo, pero no tardo en sentir su lengua y muevo la mía dentro de su boca.

Mi mamá suelta mis labios y me pide más y más. Sigo moviendo mis caderas y ella torpemente trata de rotar las suyas y suelta más gemidos y palabras que no logro entender.

Me acomodo pegando mi cuerpo al suyo sintiendo mi pinga entre esas deliciosas nalgas. Luego la agarró y la dirijo su vagina mientras que con la otra mano le levanto una de las piernas al aire. Empujo mi mástil profundamente de nuevo en su conchita y la comienzo a penetrar muy fuerte.

Mamá lleva una de las manos para atrás agarrándome por la nalga y yo sigo moviéndome sin descanso. La abracé y al mismo tiempo le sobo uno de los senos con mis manos. Le beso la nuca y los oídos, ella gime y menea sus caderas, siento que ella está llegando a un orgasmo y yo ya no me contengo por más tiempo, suelto mi semen dentro de la vagina que me vio llegar al mundo y siento una intensísima satisfacción.

Poco a poco comienzo a detenerme y bajo la pierna de mi madre, mi pene sigue dentro de su concha caliente. Pierdo la erección y me salgo de su cuerpo, ella trata de voltear para besarme y le respondo. Después del beso ella se queda así de lado y se queda dormida.

Luego de esa follada momentánea, analice las cosas y dije:

_ ¿Qué he hecho?

_ “Mejor me voy no quiero vivir aquí"

Salí del cuarto cuando me iba alcance a escuchar un no te vayas, esas palabras me congelaron, la acababa de violar, porque esas era el terminó con que se definía aquella situación pasada. Ahora ella me pedía que me quedara.

_ Mamá perdóname no quise hacerlo. Estaba muy enojado y …

-No te vayas, necesitamos hablar, quédate esta noche, ya mañana le explicaré a tu padre la situación.

Me tomo de la mano y me llevo a la sala a recoger la ropa que habíamos dejado tirada. Luego fuimos a la recamara y le ayude a cambiar sus sabanas por las mías. Nos faltaba media hora antes de que llegara mi padre y por suerte, todo quedo tal como en la mañana.

Se quedó desnuda enfrente de mí nuevamente, parecía que se iba a las duchas, ahora, que la veía a plena luz, mi pene se puso duro como una roca, me levante y la abrace por la espalda, restregándolo contra su culo, ella suspiraba, y decía…

-¡¡No!! Por favor, ya no, no hagas esto, esto es malo.

Por mi mayor fuerza, la gire y la aventé a la cama, cayo dándome la espalda y sin permitirle que se girara, la sometí, me saque el pene y se lo empecé a restregar, ella ya se había resignado, por ende, ya no oponía resistencia, le abrí las nalgas y le metí mi lengua por su ano, que poco a poco se dilataba, ella dijo...

-¡¡¡no no no no!!! ¡¡por el culo no, me duele cuando lo hacen por allí!!

Le puse la cabeza contra el colchón y le di una nalgada que retumbo en las cuatro paredes, ella solo soltó un "Auch", yo estaba a mil, le clavé mi pinga que estaba dura como piedra, de una sola estocada. Ella suspiró profundamente, deje que se mojara lo suficiente para que con sus jugos lubricara mi pene, cuando estaba listo, se la saque y la puse en la entrada de su culo y la clave de una, ella soltó un grito ensordecedor, se aferró a las sabanas, una vez que su ano se acoplo al tamaño de mi pene, comencé a penetrar, ella gritaba cada que se la metía, yo estaba que reventaba, el sonido de sus gritos, el chasqueo que producía el sonido de su ano en mi pene cada vez que entraba por él, el golpeteo de mis testículos, con sus nalgas, era una estupenda sinfonía.

No aguante más y me corrí dentro de ella, saque mi pene, que aún estaba con restos de mi leche y sus jugos.

Lo limpie, como quien limpia su espada después de una guerra, mire hacia la cama y ahí seguía mi madre, con el ano abierto, y tumbada en ella, sollozando, me acerqué a ella, giro su cabeza, me miro con unos ojos que ya no eran los mismos, me veía con miedo, la tome de las caderas y la mire fijamente, le di un beso apasionado en la boca y me tiendo dos dedos en su vagina, le susurré...

-De ahora en adelante serás mi mujer. Si no quieres que le diga nada mi padre, solo obedece lo que te digo. Y otra cosa. No quiero ver a otro hombre rondando por aquí, porque si no, ya verás las consecuencias.

Ella agrego...

-Si así lo quieres, hijo. ACEPTO

Nos volvimos a besar y esta vez estaba llorando. La abracé con mucho cariño y le ayude a pasar una pomada anal, para que se alivie de la brutal follada que había tenido. Para mi buena suerte mi padre llegó cerca de la media noche y algo tomado y no se dio cuenta de lo sucedido. Al día siguiente la ropa de ese tipo la bote a la basura, no sin antes pedirle el número a mi madre y le advertí que, si se volvía a acercar a ella, lo iba a pagar muy caro.

Y desde allí comenzó toda una vida de incesto con mi progenitora. Y como tal había prometido, ella cumplió su palabra, no volvió a engañarme con otro tipo y yo no más chicas hasta el momento. Solo quedaba la convivencia con mi padre, pero como se dice, en los momentos libres, ella y yo éramos amantes a cuerpo libre.