El chantaje (5 y 6)

La deseperacion y el acontecer de mi vida me hacen caer aun mas bajo... pero todo tiene un fondo a donde llegar.

Capitulo V: Fiestas y castigos.

Llegamos al lugar e inmediatamente los muchachos del otro auto se bajaron y se acercaron al nuestro, se desvivían de atenciones hacia nosotras y rápidamente uno de ellos me abordó y me invitó a pasar a la casa:

¿Cómo te llamas?

Mh, mhh, Jenny. Y tu?

Carlos. Bonito nombre, Jenny. ¿Estas mala de la garganta o así es tu tono de voz?

Así es mi tono de voz, por eso casi no hablo, me da vergüenza.

¿Por qué? Tu voz es única.

Gracias. ¿de quien es la casa?

De un amigo que esta en el patio repartiendo cerveza. ¿Quieres una?

La conversación se fue haciendo más amena pero Carlos no dejaba de verme con cierta curiosidad. Los amigos de Carlos estaban bailando y tomando con otras chicas y el ambiente se estaba poniendo ideal para una orgía; algunas parejitas se estaban formando y se retiraban a alguna habitación, al baño o al cualquier otro sitio donde pudieran estar solos. Sin embargo, Carlos se veía como que andaba en otro mundo, lucia distraído.

Oye, Carlos; creo que no estas disfrutando mucho la velada. Te pasa algo?

Perdón, Jenny. No es mi intención hacerte sentir mal. Lo que pasa es que estoy confundido.

Te puedo ayudar en algo?

Mis amigos desde siempre saben que tengo tendencias homosexuales y a pesar de ello nunca me han rechazado, de hecho, hasta me buscan para salir y para "buscarme una novia" que me ayude a "quitarme" el homosexualismo que tengo. El caso es que creo que lo están logrando porque al verte siento una sensación que solo he sentido cuando he sentido atracción por un hombre. Tienes algo que me encanta y no se que es, quizá tu voz ronquita me atrae y no puedo negar que tienes un rostro hermoso y una silueta de miedo.

Ay, caray; me dejas sin una palabra que decir. Francamente no tienes la finta de ser homosexual; te agradezco la sinceridad que tienes hacia mí y por ello te voy a corresponder de la misma manera: Yo no soy una mujer.

Que!? Fíjate que dudé un poco en ese sentido por tu voz pero el ver tu cuerpo, tu carita, la manera como caminas, los movimientos de tus manos y tus gestos tan bonitos terminé por convencerme de que eres una mujer.

Mira. Mónica me tiene así porqué (me quede pensando en que decirle), porqué perdí una apuesta y tengo que estar así unos veinte días más. No es que me guste vestir así pero ahorita te puedo decir que estoy aprendiendo nuevas experiencias y trato de pasarla bien.

Pues veo que te gusta llevar la experiencia al extremo, mira que hacerte agujeritos en las orejas para los aretes no cualquiera se los hace por una apuesta.

Que? ¿Cómo que agujeritos?

Me toque una oreja y traté de quitarme un arete como si fuera de presión, casi me arranco la oreja; respiré profundo y me quite un arete, acto seguido toque mi oreja y pude sentir el hoyito en ésta.

Creo que eso de los agujeros no estaba en la apuesta, ¿verdad?

Claro que no!! Mónica me engañó de nueva cuenta y esto de los agujeritos es algo definitivo.

Calma, no te preocupes, todo estará bien.

Al tiempo que me decía eso tomó mi mano, agarró el arete y me lo volvió a colocar en la oreja, me vio de manera muy tierna y culminó con un beso muy tierno en los labios.

Yo no sé que hizo Mónica contigo pero si sé que ella descubrió a una de las mujeres más bellas que jamás he visto en mi vida, una mujer que me atrae enormemente y de la que me he quedado prendido.

No me digas eso, Carlos, yo soy un hombr….hm, hm.

No me dejo terminar de hablar cuando ya me estaba dando otro beso en la boca pero esta vez con un desenfreno total. Algunos de sus amigos se quedaron sorprendidos cuando nos vieron besándonos, estaban felices de ver que Carlos estaba besando a una mujer. Cuando Carlos observó lo que pasaba con sus amigos se separó de mí un poco y me tomó de la cintura.

Creo que mis amigos creen que ya me "curé".

Creo que sí. Pero el que se esta "enfermando" soy yo.

Yo te voy a cuidar para que nada te pase mientras estés conmigo.

Curiosamente esas palabras que me dijo Carlos me reconfortaron porque en realidad me sentí con una seguridad y una tranquilidad de saber que no estaba solo. En ese momento me abrazó e instintivamente yo también lo abracé. Mónica estaba viendo lo que pasaba entre los dos pero no le dio mucha importancia ya que ella estaba en brazos de otro individuo disfrutando de los placeres carnales.

Carlos y yo nos salimos de la fiesta y me llevó a recorrer la ciudad durante toda la noche y terminamos en un mirador donde pudimos contemplar una gran parte de las luces de la ciudad y el amanecer de un nuevo día, todo eso acompañado de unos deliciosos besos y atrevidas caricias.

Carlos. Ya llévame a mi casa porqué estoy que me caigo de sueño.

Bueno, te llevaré a tu casa y paso por ti en la tarde para ir comer y de ahí al cine.

No!!! Olvídate de eso. Mónica no me va a dejar salir para nada, le tengo que pagar la apuesta; además, ha de estar enojada porque me fui sin avisarle.

¿Qué? ¿eres su esclava?

Algo así.

De mala gana, Carlos me fue a llevar a la casa de Mónica y quedó de hablar más tarde para ver si podíamos salir de nueva cuenta. Al entrar a la casa me encontré a Mónica dormida en el sofá de la sala. No la quise despertar ya que yo también estaba que me caía de sueño. El cansancio que tenía y el dolor de los pies por usar esos tacones enormes de las botas hizo que diera un mal paso y sin querer golpee una mesita de la sala, el ruido fue escandaloso y con ello obviamente desperté a Mónica:

Vaya!!! Hasta que llegó la desaparecida. No te da vergüenza? Me dejaste sola en la fiesta, me regresé sola y ahora hasta me despiertas!!!! ¿Andabas de zorrita?

Estaba con Carlos, me pidió que lo acompañara para no quedarse solo y….

Carlos? No sé de que Carlos me hablas pero obviamente es un nombre de hombre. Zorrita, estuviste toda la noche y madrugada con un hombre!!! Ahora sí que eres toda una mujer, deseosa de estar con su hombre. Me da gusto ver que ya dejaste libre a la mujer que llevabas dentro, por ello te voy a dejar que te duermas el mismo tiempo que me dejaste a mí dormir, o sea, dos horas; después de eso te me metes a bañar y te lavas todas tus partecitas porqué seguro las usaste con tu hombre, y luego, te vas a poner tu nuevo trajecito de chacha (sirvienta) porqué la casa esta muy sucia.

Carlos me invitó a comer y al cine.

Orale!!! De plano que estas clavada con el tipo, perrita.

No me digas así.

Mira, si terminas de hacer tus deberes de la casa te dejo que vayas con él; obviamente que yo iré con ustedes porqué no quiero perder a mi nueva "amiga".

Mis dos horas de siesta transcurrieron como un suspiro y de manera abrupta Mónica me despertó. Me metí a bañar y traté las extensiones de cabello como me dijeron en la estética para evitar dañarlas; al salir de la regadera me quedé frente al espejo y me vi sin una gota de maquillaje; la imagen era la de una mujer, eso fue lo que me sorprendió, las mascarillas, tratamientos, las cejitas delineadas, las pestañas postizas y el cabello largo solo permitían ver mi rostro de esa manera. Le tuve que hablar a Mónica para que me pusiera el corselete negro, cosa que ella disfrutó bastante. Acto seguido me puse mi tanguita y unas pantimedias de red, ponerme el mini vestido de látex fue una odisea colosal ya que estaba muy ceñido, me coloqué el delantal y los puños blancos y terminé poniéndome los zapatos negros de charol con cintilla al tobillo y un tacón enorme (para no variar), salí del cuarto y Mónica me empezó a maquillar con bastante rimel en mis pestañas, un rojo muy intenso en mis labios y delineados estos con un color negro de una línea muy sutil pero evidente, me recogió el pelo y me puso unos aretes suyos de tamaño regular, por último me puso base en mis pechos para darles la ilusión de mayor volumen y en uno de ellos dibujó un lunar. Me ordenó que me parara y al hacerlo me dio una nalgada.

Como siempre, Jenny: Hermosa y provocativa.

Déjate de piropos y dime que debo hacer.

Bueno, de entrada quiero que laves los trastos y limpies la cocina, luego limpias el baño y mi recamara, mientras haces eso deja una carga de ropa en la lavadora y ya después la planchas.

Y no quieres que te traiga un helado para que tu mientras descanses?

No es mala idea, de hecho, ve a la tienda y tráeme unos cigarros y unos refrescos.

¿Quieres que vaya a la tienda vistiendo así? Parezco una sirvienta piruja. En una de esas me van a preguntar que cuanto cobro y si acepto vales de despensa!!

Si te preguntan les dices que ya tienes ama y no puedes aceptar. Ve, Jenny y no te tardes porqué tienes otras cosas más que hacer.

Salí de la casa y me dirigí a la tienda que estaba en la esquina de la cuadra, la muchacha que me atendió se me quedó viendo con un gesto extraño, ella sabia que esto no era común, no dijo nada pero su gesto fue muy expresivo. No me topé a nadie así que fue más sencillo de lo que esperaba. Al entrar le dejé a Mónica lo que me pidió y procedí a realizar los quehaceres del hogar, al entrar a limpiar la habitación, por un rato me quedé viendo mi cuerpo en el espejo, nunca había visto mi culito tan bonito: paradito, durito y envuelto en ese material brilloso; se veía delicioso. Era el medio día y yo ya me moría de cansancio y dolor en los pies por los zapatos, el trabajar era difícil por las uñas largas y encima de eso, Mónica cada vez que pasaba cerca de mi me daba una nalgada.

Jenny. ¿Ya preparaste algo de comer?

Claro que no!!! No he terminado de limpiar este chiquero!!!

Shhhh, calla, Jenny, no hables así de las cosas de tu ama o te puede ir muy mal.

Perdón, solo digo la verdad.

La verdad es que estas haciendo las cosas muy lento, estas de flojita y necesitamos hacer algo al respecto.

Como que? Solo tengo dos manos.

Mónica se acercó a mi y me llevó a la sala, ahí me hizo abrirme de piernas, me untó vaselina y me metió un plumero por mi culito!!!!!

Yo sé que solo tienes dos manos pero ahora puedes hacer más cosas al mismo tiempo no crees? Ahora sigue con el quehacer o te pongo un trapeador en lugar del plumero.

Me duele!!! Déjame quitármelo. ¿Qué puedo hacer con esto?

Quizás nada pero te ves bien simpática con el plumero ahí, pareces como pavo real. Con eso aprenderás a no contestarme de mala gana.

El dolor producido por el plumero solo se presentaba cuando hacía un movimiento brusco, sin embargo, el dolor más grande lo hacía la vergüenza de andar con eso en mi culito. Ya no solo era el estar vestido de mujer , el sentirme dominado por una mujer al traerme como su sirvienta, ahora también era el sentir que mi cuerpo ya no era mío.

Al cabo de una hora más terminé la comida, con el hambre que tenía me quería comer todo lo que preparé pero Mónica no me dejó comer hasta que ella terminara, le tuve que servir sus alimentos y quedarme de pie a un costado de la mesa esperando a que se le ofreciera algo más. Cuando terminó me dejó quitarme el plumero y sentarme a comer en la cocina. En el tiempo que comía solo pensaba que al día siguiente iría al trabajo a pedir las vacaciones que debía tomar para que no me vieran así pero no sabía como le haría para acercarme sin que notaran los hoyitos en las orejas, mis cejas delineadas, las pestañas postizas, las extensiones de cabello y las uñas largas. Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no me percaté que sonaba el teléfono hasta que Mónica me llamó en voz alta para decirme que sonaba.

Buenas tardes. Casa de la familia Lascuraín.

Buenas tardes. Jenny?

Sí. Carlos. Como estas?

Bien cansado por el trabajo y la desvelada. pero pensando en tí. Vamos a salir?

Mónica no quiere que salga si no va ella con nosotros. Carlos, en que trabajas?

Este…. Digamos que reúno a parejas y les ayudo a obtener placer y felicidad.

¿Tienes una agencia de busqueda de parejas?

Sí, así es!! Oye, de tu amiga le puedes decir que venga. A que hora paso por ustedes.

Deja te paso a Mónica y ustedes se ponen de acuerdo.

Mónica se puso de acuerdo con Carlos y quedaron de vernos en dos horas más. Me pidió que me cambiara de vestimenta.

Pero que me pongo; no tengo más ropa que esta que tu me diste. Me vas a dejar salir con mi ropa de hombre?

Eso quisieras tu, chiquita. Te voy a prestar algo de mi ropa y espero que la uses bien. Mira esta blusa y este pantalón te van a lucir bien.

Una blusa rosa que me descubría los hombros, ligeramente ceñida, un pantalón blanco, un cinto hecho a base de eslabones metálicos cromados, unas tobimedias transparentes y mis zapatos blancos fueron mi nueva vestimenta. Mónica me maquilló con sombras muy claras en los parpados, un poco de rubor rosa y los labios delineados en un rosa quemado y rellenados estos con un rosa claro que contrastaban bien bonito, me puso unos aretes largos y plateados que hacían juego con las pulseras y el cinto; por último me soltó el cabello y lo planchó.

Que suerte tienes, Jenny. Si no te hubiera hablado este tal Carlos ahorita estarías lavando mi carro.

Puede ser que si, pero ahora vamos a ir al cine. Oye, Mónica, me preocupa que voy a hacer mañana para ir a solicitar los días de vacaciones.

Llegando en la noche vemos eso, Jenny. No des guerra. Mejor dime si estas nerviosa por tu nueva conquista, que se siente ser cortejada por un hombre, eh?

Cuando lo encuentre te lo digo.

¿De que hablas?

No; de nada en especial.

Capítulo VI: Encuentros deseados, encuentros desafortunados.

Carlos pasó por nosotras y nos fuimos al cine a ver una película de acción. Yo me fui a un lado de Carlos, él no perdía la oportunidad de verme y poner su mano en mis piernas, yo discretamente se la retiraba. En un momento que me vio a los ojos me comentó:

Jenny, no tienes los ojos verdes.

No, eran pupilentes los que veías. Te desilusionaste?

No es eso, solo que se veían tan naturales, pero créeme, tus ojos se ven muy bonitos.

Y cuales prefieres?

Si me dieran a escoger me voy por los ojos verdes.

Lamento desilusionarte, eh?!!

Estuvimos toda la tarde en el cine donde Carlos no perdió oportunidad de tratar de abrazarme y agarrarme la mano o la pierna, luego nos fuimos a un parque a comer unos elotes y platicar un rato; llegó la noche y nos fuimos a la casa; cuando llegamos le pedí a Mónica que si me dejaba un momento a solas con Carlos, lo hizo de mala gana y se metió a la casa.

Ahora si estamos solitos, Jenny.

Carlos. ¿Por qué insistes en tratar de cortejarme como si fuera una mujer? Intentas abrazarme, acariciarme y verme como si fuera una mujer y tú fueras heterosexual.

Jenny, tu eres el equilibrio que buscaba, tienes la presencia y el porte femenino y no dejas de ser un hombre.

Pero que ganas?!! Esto solo es temporal, dentro de un poco menos de un mes yo volveré a ser exactamente como siempre lo he sido: un hombre. No me gustan los hombres.

Puede ser que tengas razón pero la mujer que muestras en estos momentos me dice otra cosa. ¿Por qué me besaste ayer? ¿Por qué te arreglas así si no lo disfrutas? Yo creo que en el fondo te gusta coquetear, sentir la feminidad en tu piel y sentirte cortejada como en estos momentos.

Estas loco!!! Si estoy así es porque tu sabes que no tengo opción y ayer que te correspondí fue porqué sentí un gran apoyo de tu parte cuando sentía tristeza dentro de mí.

Siempre tendrás mi apoyo y mi amor.

¿A quien se lo ofreces? ¿a la mujer falsa?

A la mujer con el hombre que llevas dentro.

Mejor me voy. Gracias por la tarde que pasamos juntos.

Mañana te busco.

No voy a estar; voy a trabajar. Además si vas a buscar a Jenny no la encontrarás pero puedes buscar a un amigo que te comprenderá. Adiós.

Antes de bajarme del auto me agarró de la mano y me jaló de tal forma que me metió de nueva cuenta al carro y me dio un beso en la boca. Parecía como si me hubiera desconectado mi lado masculino de nueva cuenta porqué me entregué a ese beso y le correspondí de tal forma que se despertó Jenny y lo comencé a acariciar. Sin embargo no fue suficiente para que me mantuviera dentro del auto por mucho tiempo y me salí con una enorme sonrisa.

Irónicamente al entrar a la casa de Mónica las lágrimas brotaron inmediatamente:

Jenny, ¿Qué tienes? ¿te cortó Carlos?

No, tarada. Estoy llorando porqué me siento desesperado. Mira lo que estas haciendo de mí. Estoy vistiendo como mujer, comportándome como una mujer y acabo de besar a un hombre como si sintiera el deseo de hacerlo. Siento una enorme angustia porqué mañana iré al trabajo y no sé que pasará.

Yo te ayudaré a arreglar eso.

Al día siguiente, Mónica sacó mi ropa habitual masculina y me comencé a vestir, era una sensación extraña el verme frente al espejo con mi ropa normal, no sentir el corselete, no usar tacones altos pero ver el cabello largo, pelirrojo y mechones rubios. Mónica me sentó frente al espejo, recogió el pelo y me puso una gorra, me maquilló un ojo de forma tal que parecía un moretón por un golpe, lo mismo hizo a un costado de la boca, me puso unos vendajes en las manos que me cubrían las uñas largas y por último unos lentes oscuros y grandes; mi aspecto era el de un hombre que sufrió un ataque de algunos individuos sin oficio ni beneficio. Así nos fuimos al trabajo con la esperanza de obtener mis vacaciones. Como pude y con la ayuda me Mónica le contamos una historia increíble acerca de unos tipos que me asaltaron y me golpearon a más no poder y por ello debía reposar, mi jefe no quería darme las vacaciones pero al cabo de insistir un poco logré convencerlo. Mónica aprovechó para pedirle permiso de irme a dejar a la casa ya que yo no podía manejar. También habló con Gerardo y Liliana para decirles que me iba a cuidar ella y que yo no quería visitas ya que me daba vergüenza que me vieran en ese estado.

Jenny, lo logramos. Te dieron las vacaciones!!!! Ahora vamos a la casa, te quitas todas esas cosas y te arreglas con el otro traje de chacha, tú te vas a maquillar y cuando yo regrese la casa debe de estar reluciente de limpia.

No me siento muy feliz por "mis vacaciones", estoy ocultándome y no he visto a mi familia.

No empieces de sentimental. Por cierto, habla con"tu señora" para que le digas que todo esta bien.

Había pasado toda una semana y yo ya me había habituado a estar con la vestimenta de una sirvienta y realizar las labores del hogar con tacones altos, me sentía con una tranquilidad ya que la casa estaba sola y yo podía hacer mis cosas de manera más relajada.

En la segunda semana ocurrió lo que yo nunca hubiera querido que sucediera. Siendo ya de noche, Mónica y yo estábamos en casa, ella viendo la televisión y yo preparando algo para que cenara. En ese momento tocaron a la puerta. Yo me disponía a abrir pero Mónica me pidió que yo siguiera en la cocina. Cuando abrió la puerta se topó con una mujer que no esperaba ver: mi esposa. Ella se metió a la sala inmediatamente:

¿Donde esta mi marido?

¿De que hablas? Llegas aquí sin siquiera decir buenas noches!!! ¿Qué te pasa?

No te hagas la inocente, hablé con Liliana en la mañana y me dijo que él estaba aquí porqué había sufrido un accidente.

Yo me quedé helado, no podía creer que ella estaba aquí. Mi mundo se vino abajo y yo no sabía que hacer. Estaba perdido; por un lado podría pensar que le estaba poniendo el cuerno con Mónica y por otro lado si me veía con esta vestimenta pensaría cualquier cosa. Sin embargo sabía que Mónica estaba en una situación que ella propició. Decidí dejar que fuera el destino el que decidiera el camino que tomaría de ahora en adelante.

Me dices donde esta o lo busco yo misma!!!

No puedes entrar así como si nada. Él no esta aquí. Se fue hace mucho tiempo.

No te creo.

Se metió a buscar a la casa y como la luz de la cocina era una de las que estaba prendida fue hacia acá. Al entrar mi esposa solo se detuvo en la puerta y vio una imagen de una mujer frente a una barra. Se me quedó viendo por un momento, dio unos pasos hacia atrás para continuar su búsqueda pero se detuvo y me pregunto:

¿Eres tú?

Sí.

¿Por qué estás vestido de mujer? ¿Qué esta pasando aquí?

Déjame explicarte.

¿Explicar? No necesitas explicar nada!!! Siempre creí en ti, siempre te fui fiel a pesar de que lo nuestro no estaba funcionando, me preocupé por ti siempre. Ahora no sé que pasa contigo. No sé si eres su amante o les gusta este tipo de jueguitos donde tu eres su puta!!!! O quizá sean lesbianas!!!!

No digas eso, déjame explic..

Cállate, maldito puto. Vine hasta acá preocupada porqué creía que habías tenido un accidente y vaya sorpresa que me estoy llevando. Pude pensar cualquier cosa menos verte con esas ropitas de sirvienta. ¿Como hombre no tuviste mucho éxito? ¿Como te llamas, piruja? Por lo menos déjame decirte que tienes buen cuerpo y tu rostro luce muy femenino, muy de piruja elegante. Ojala y disfrutes esto y siempre la pasen muy bien los dos, par de degenerados.

Por favor, déjame hablar.

Me acerque a ella y le tomé una mano. Ella se me quedó viendo a los ojos y después comenzó a ver mi vestimenta, mis pechos y mi cabello:

Mira tus manos con esas uñas largas, tu cabello, tu maquillaje. La verdad es que te desconozco.

No es lo que piensas.

Ya no pienso; solo veo y lo que veo es a una mujer enfrente de mí, una mujer que se ha llevado a mi marido y que jamás regresará. Voy a pedir el divorcio y es mejor que no opongas resistencia alguna si no quieres que todo mundo se entere de tus nuevas tendencias. Jamás me volverás a ver. Solo me quedaré en tu recuerdo.

Eso no, por favor!!

Aun estoy sorprendida, luces tan femenina y hermosa, tienes bonitas piernas y esos pechos lucen muy naturales. ¿Te hiciste implantes?

Claro que no!!

¿Como te llamas? Me refiero a tu nombre de mujer.

Jenny.

En ese momento se le salió una lágrima y solo me dijo:

Jenny. Eres una mujer muy hermosa. Yo siempre estuve dispuesta a pelear con cualquier mujer por el amor de mi hombre pero en este caso llevo las de perder porqué mi hombre fue dominado por la belleza y la feminidad y ahora él es una mujer. El hombre que amo se fue, tú te lo llevaste. Ojala y siempre seas feliz, Jenny.

Volteó a ver a Mónica, le dio una cachetada enorme y se salió corriendo de la casa. Yo intenté correr tras de ella pero los tacones no me lo permitieron, al final solo vi como se arrancaba su auto a gran velocidad. La había perdido y con ella se fue mi deseo de vivir.

Durante esos días me sumergí en una profunda depresión que no me permitía pensar claramente, todo era negativo a mí alrededor, nada podía lograr sacarme una sonrisa o levantar mi auto estima.

Al poco tiempo comprendí que ya no tenía porqué seguir con este chantaje que Mónica me había impuesto a cambio de su silencio. Un día que Mónica regresó del trabajo me acerqué con toda decisión a ella:

Gracias a tu estúpido chantaje hoy me he convertido en el ser más diminuto del mundo. Me humillaste durante mucho tiempo, hiciste que perdiera a mi familia y durante este tiempo no dejaste nada del hombre que soy; pero esto se acabó, perra maldita.

En ese momento con todas mis fuerzas me arranqué el vestido azul de sirvienta que traía puesto, las pantimedias las rompí de manera instantánea, me quite uno de los zapatos y se lo aventé a Mónica quien rápidamente lo esquivó; un enorme dolor me causó el arrancarme muchas de las extensiones de cabello; al fin de cuentas lo que quería hacer era liberarme de Jenny y de Mónica.

A donde vas a ir, Jenny? Te vas a regresar a tu casa?

A donde sea que no estés tú, perra desgraciada!!! Iré a mi casa, iré al trabajo para distraerme y tratar de iniciar de nuevo mi vida, mi verdadera vida.

Trabajo? ¿de verdad vas a ir al trabajo? Yo quiero ver la cara que van a poner todos cuando te vean entrar a la oficina. No sabrán si tratarte como un hombre, un maricón o una damita. Ah, y es que déjame decirte que empezaron a circular unas fotos tuyas vestido de reinita. Ahora todos allá saben tu secretito.

¿Les mostraste las fotos que me tomaste? Nuevamente arruinas mi vida!!! No tengo familia y ahora no tengo casa ni trabajo a donde llegar.

Fue tanta mi frustración en ese momento que le di un puñetazo en el rostro y cayó desmayada. Acto seguido me dirigí a una habitación a quitarme todo lo que me quedaba de vestimenta femenina. Cuando me quedé sin nada de ropa, me percaté que en el espejo mi cintura se veía reducida sin necesidad de traer el corselete, había adquirido esa forma diminuta, sin embargo ya no le di mayor importancia. Me puse mi ropa de hombre que usé cuando fui al trabajo a pedir mis vacaciones, agarré del bolso de Mónica su tarjeta de debito y me salí de esa casa sin un destino fijo, salvo el ir a un cajero automático y sacar todo lo que pudiera para tener dinero disponible.