El chantaje (2) y final
Termina la historia de José y Rosa...¿O es el comienzo?
Rosa, me gustó mucho el olor de tu coño.
-Ummm, pues sabe mejor.
Me miró a los ojos. Le brillaban. Me puse de pie y la hice levantar a ella. Le pedí que se sentara ella en la silla. Lo hizo, poniendo las piernas sobre los apoya brazos. Quedó bien abierta de piernas. Yo me senté en el suelo. Sus pequeñas bragas, blancas, tenían una gran mancha de humedad.
-Estas mojada.
-Huéleme el coño, José.
Acerqué mi nariz y espiré hondo. En mi vida había olido algo tan excitante. Inspiré varias veces, llenando mis pulmones de aquel rico olor. Le di un beso en pleno coño, sobre la braga. Mis labios notaron la humedad. Rosa gimió.
La admiré. La piel de sus muslos era blanca, pálida. La acaricié con la yema de mis dedos. La sentí estremecerse.
-Enséñame tu coño, Rosa
Apartó la braga, ofreciéndome la primera visión de su coño. La cosa más bonita del mundo. Su vello era color fuego. Sus labios de un rosa pálido. Estaban abiertos debido a su gran excitación. Con sus dedos los separó, dejando a la vista la rajita, coronada por su clítoris. Acerqué mi boca y le di un lengüetazo, desde la entrada de su vagina hasta acabar en su pepitilla. Le pasé la lengua alrededor, haciendo círculos con ella.
-Ummmmm, que rico, José...Sabes como comerte un coño.
La braga me molestaba, así que tiré de las uniones de la tela con los lazos y las rompí. Las tiré a un lado. A ella le encantó. Cogió mi cabeza y me la aplastó contra su coño. Me lo restregó por la cara. Entonces se lo empecé a comer en serio. Le chupaba el clítoris, le metía la lengua en la vagina....Rosa gemía de placer. Su sexo destilaba grandes cantidades de rico flujo que yo me bebía. Parte caía por la raja y llegaba a la silla. Tuve una idea. Atrapé su pepitilla entre mis labios y chupé fuerte, la a vez que llevaba el pulgas de mi mano izquierda a su culito. Se lo metí todo, causándole un fortísimo orgasmo, que bañó aún más mi cara.
Yo volvía a tener la polla dura. así que cuando aún se estaba corriendo, me arrodillé y se la metí en el coño de un sólo golpe, provocándole otro orgasmo que se sumó al primero. No la dejé descansar. Me la empecé a follar, bien fuerte, profundamente. Ella me miraba, mordiéndose el labio inferior.
-Aggggggg José....que bien...me ..follas...métemela toda..que gusto...cabrón...fóllame fuerte.
Aquella chica era una bomba sexual. Miré como mi polla entraba y salía de aquel rojo coño, toda mojada y brillante. Me movía tan rápido que una de las veces la polla se salió.
-Métemela otra vez...No dejes de follarme.
Por supuesto que se la volví a meter, pero por el culo. Arqueó su espalda
-Agggggggg que..me partes..en dos...
-¿Te la saco?
-Si me la sacas te la corto. Sigue dándome por el culo..
La penetración era espléndida. Ella llevó sus manos a su coño y se tocaba mientras la follaba.
-Ummm, nunca imaginé que follaras tan bien..Si lo hubiese sabido..an...teeesss
Cerró los ojos y se tensó en un nuevo orgasmo. La contracciones de su esfínter provocaron el mío. Rápidamente saque la polla de su acogedor culito, me puse de pie y me acerqué a su cara. Me corrí sobre ella, gimiendo de placer. Rosa seguía en pleno orgasmo mientras yo le llenaba la cara nuevamente con mi caliente semen.
A los pocos segundos, ya los dos repuestos de nuestro placer, abrió sus preciosos ojos. Me sonrió. No haya nada más erótico en este mundo que una preciosa mujer sonriendo con la cara llena de semen, sobre todo si es el mío.
-Esta corrida no cuenta - me dijo - aún me debes dos.
La hice levantar. Quedó delante de mí, con el semen empezando a gotearle. Aún no la había besado, y sentí unos deseos irrefrenables de hacerlo. La atraje hacia mí y la besé. Nuestras bocas se abrieron y nuestras lenguas se entrelazaron. Al mover nuestras caras, parte de mi semen llegó a nuestras bocas. Noté su amargo y salado sabor. Al poco tiempo, yo tenía en mi cara tanto semen como ella. Se separó y me miró.
-Eres el primer hombre que me besa así después de correrse en mi cara...Me gustas.
-Y tú a mí, Rosa.. Nunca había conocido a un mujer como tú, tan...
-¿Tan zorra?
-Tan caliente.
Nos volvimos a besar, un rato más, hasta que nos fuimos. Me quedaban dos veces más con ella, y las iba a aprovechar al máximo.
Al día siguiente estaba loco porque llegara la hora de volver a verla. No sólo me la chuparía. Podía volver a follarla. Sólo de pensarlo se me puso la polla dura. Y la vi aparecer. Se acercó a mi mesa y dejó disimuladamente un papel. Se dio la vuelta y se marchó. Nervioso, miré el papel. Era un nota:
"José:
No puedo esperar a las 3. Necesito que me folles ahora mismo. Te espero en el baño de mujeres de la planta 2, en el de minusválidos, que es más amplio. No tardes"
Era una locura, nos podían pillar, pero mi polla pensaba por mí, así que cogí unos papeles para taparme el bulto que formaba mi polla en los pantalones y me dirigí hacia el baño. Estaba localizado en una zona apartada, sin mucha gente por allí. Comprobé que nadie estuviese mirando y me colé en el baño. Al fondo estaba el reservado de minusválidos, más grande que los otros. La puerta estaba cerrada, pero sin cerrojo.
Al abrirla casi, allí estaba rosa. Estaba arrodillada sobre el water, con la falda subida y sin bragas. El culito en pompa. El coño le chorreaba. Sin en vez de yo hubiese sido otra persona, habría sido un escándalo. Entre y cerré con el cerrojo.
Me saqué la polla. No la recordaba tan dura. Me acerqué a ella y sin más preámbulos, se la clavé en el coño. Entró como si mi polla fuera un cuchillo caliente y su coño de mantequilla. Ambos teníamos ganas de gemir, de gritar, pero allí no podíamos. Estábamos atentos por si oíamos la puerta del baño abrirse.
Agarré sus caderas y empecé a follarla. Era un delicia tener a aquella preciosidad de mujer con el culo levantado y recibiendo mis embestidas. Se la metía con fuerza, hasta el fondo, hasta chocar con su culo. Ella me miró. Su cara era puro vicio. Se mordía el labio inferior. Aquellos ojos azules clavados en los míos..
Lo de que no podía más era verdad. En menos de dos minutos se corrió. Arqueó su espalda. Luchaba por no gritar. El aire no le llegaba a los pulmones. Y mi polla fue bañada por sus jugos
Cuando su orgasmo terminó, me susurró.
-Ahora dame por el culo...Méteme esa maravillosa polla en el culito.
No hizo falta que me lo repitiera. Apoyé el capullo en el esfínter y empujé. Puso una mueca de dolor y placer. No paré de empujar hasta que mis huevos chocaron contra su culito. Mis manos seguían agarrando sus caderas.
Me empecé a mover. Atrás..Adelante, metiendo y sacando mi polla de aquel precioso culito blanco.
Oímos como se abría la puerta del baño. Alguna compañera entró. Yo me quedé quieto, pero Rosa me dijo con la mirada que siguiera. Más despacito, seguí follándole el culo. Oímos como la puerta de al lado se abría. Oímos el ruido de unos pantalones cayendo. Luego el ruido del pis de la vecina al orinar. Sonreímos, divertidos, con mi polla clavada en el fondo del culito de Rosa.
Papel al cortarse. Roces..La chica de al lado se estaba secando el coño con papel. La cisterna. Y un sonoro pedo. La muy guarra de la vecina se tiró un pedo. Casi no me aguanto la risa. Rosa se llevó la mano a la boca. Estaba roja como un tomate.
En cuanto oí salir a la chica y la puerta cerrarse, arremetí con fuerza contra el culo de Rosa. No iba a aguantar mucho. Era demasiado placer. Pero aguanté todo lo posible, esperando que ella también se corriera.
Lo logré. Su cuerpo se tensó y su esfínter empezó a tener espasmos. Rosa, mi Rosa, se estaba corriendo. Mi orgasmo empezó. Saqué mi polla de su culo. Ella sabía lo que tenía que hacer. Se arrodilló rápidamente en el suelo y dejó su preciosa carita a mi alcance. Sus ojos azules tras la gafas. Su sonrisa en los labios. Abrió la boca y sacó la lengua.
El primer chorro le entró directamente en la boca, golpeando el fondo de su garganta. Los siguientes los repartí por su carita. Sus gafas recibieron la mayor parte, pero también sus mejillas, su nariz, su pelo. Mi polla parecía que no iba a dejar de soltar semen.
Los dos últimos fueron sobre la lengua. Luego le metí la polla en la boca. Ella la cerró y chupó, tragando el semen que tenía en la boca.
No podía creer mi suerte. Estaba en pie. Arrodillada delante de mí, la mujer más guapa y caliente que conocía. Su cara cubierta de mi semen. Casi no veía sus ojos a través de las embadurnadas gafas. Y mi polla, en su boca. Su lengua acariciándola. La polla no se me bajaba. Era imposible ante una visión así.
Me le empezó a mamar. Movía su cabeza adelante y atrás, haciendo que mi polla entrara y saliera de su caliente boca. En menos de dos minutos empecé a jadear. Y en menos de cinco minutos, me volví a correr, llenándole la boca con mi leche. Se la tragó toda. El sonido que hacía al beberme era muy morboso.
Se levantó. El semen de mi primera corrida había empezado a licuarse. La abracé y la besé. Volvimos a compartir la leche que la cubría.
-Sólo queda una vez más.
-Sí, que pena. Sólo una más - le dije.
Yo deseaba que la última vez fuera especial.
-Rosa, ¿Por qué no pedimos mañana el día libre? Quiero estar contigo sin temor a ser descubiertos. Podemos ir a mi casa.
-Ummmm, vale..Ahora me voy a limpiar un poco y saldré. Si no hay moros en la costa doy dos golpes a la puerta y sales.
-Vale.
Me pasé la tarde limpiando la casa, como si fuese a venir mi novia. Casi no pude dormir de lo nervioso que estaba. Por la mañana me duché, me perfumé, y esperé. El timbre de la puerta no tardó en sonar. Con el corazón a mil por hora, fui a abrir la puerta. Estaba preciosa.
-Hola José.
-Hola Rosa.
-¿Puedo pasar?
-Oh, claro, pasa
La llevé al salón. Como toda mujer, miraba la casa. Nos sentamos en el sofá. Nos miramos a los ojos. A pesar de todo el sexo que habíamos tenido los 4 días anteriores, el tenerla allí, en casa, me tenía un poco cortado. Y parecía que a ella también.
Me di cuenta de que no sólo era deseo lo que sentía por Rosa. Me di cuenta de que me había enamorado de ella. Estaba casada y era una auténtica zorrita, pero...el amor es ciego. Le puse la mano en la rodilla. Ella me sonrió.
Lentamente fui acariciando la suave piel de sus muslos, bajando lentamente por su pierna..Ella las abrió, dejando pasa a mi mano. Llegué a sus braguitas. Estaban calientes, húmedas. Acaricié su rajita sobre la braga. Rosa empezó a suspirar.
Nuestras miradas no se dejaron de encontrar mientras metí la mano por debajo de la braguita y empecé a tocarla. Estaba muy mojada. Era una delicia pasar mis dedos por aquel coñito. Atrapé su clítoris entre las yemas de mis dedos.
-Ummmmm que bien me tocas, José...
-Rosa...eres tan linda...
Empecé a meter mis dedos en su caliente vagina. Rosa se mordía el labio inferior, arqueaba su espalda contra el sofá. y gemía de placer. La pajita que yo le hacía le gustaba mucho. Y a mi hacérsela. Tenía mi polla dura, formando un gran bulto en mi pantalón.
Cada vez gemía más fuerte. Mecía sus caderas contra mi mano. Tenía dos dedos clavados en su coño y con el pulgar acariciaba su clítoris. En pocos minutos la hice correr. Cuando vi que su cuerpo se tensaba y que cerraba los ojos, sin dejar de tocarla me eché sobre ella y la besé. Sus gritos de placer quedaron ahogados en mi boca. Mis dedos se mojaron aún más con sus jugos.
Nos estuvimos besando largo rato. Ella acariciaba mi polla sobre el pantalón. La fui desnudando poco a poco. Al verla desnuda por primera vez me di cuenta de que era aún más hermosa de lo que pensaba. Ella vio mi mirada de admiración.
-¿Te parezco hermosa?
-Era lo más bonito que he visto en mi vida.
Me terminé de desnudar. Ella se tumbó en el sofá, con las piernas abiertas. Era una invitación que no podía rechazar. Me subí sobre y se le metí, despacito, en el coño. Mientras mi polla la iba penetrando, la miraba. Cuando la tuvo toda dentro, la besé. Nuestras bocas se juntaron en un tierno beso.
Me rodeó la cintura con sus piernas. Me empecé a mover, muy despacito, empujando a fondo. El placer que sentía al tener mi polla dentro de ella era indescriptible. Los dos gemíamos de placer. Rosa me acariciaba el pelo.
-Ummmm José..que bien me estás follando..tan despacito...tan..tiernamente..me encanta.
-Y a mi..Rosa...
Muy lentamente aumenté el ritmo de la penetración, aumentando los quejidos de placer de Rosa, y aumentando mi propio placer.
-Aggggg José...¿Qué me estás haciendo..?
Ella sabía muy bien lo que le estaba haciendo. No la estaba follando.
-Te estoy haciendo el amor, Rosa...
-Ummm hacía mucho...tiempo...que no me hacían el amor....
Nos corrimos a la vez. Me vacié en su coñito, que con sus contracciones de placer parecía querer tragarme. Después estuvimos largo rato besándonos y acariciándonos. Rosa podía ser la mujer más caliente y zorrita del mundo, y también la más tierna. Las dos Rosa me gustaban. Amaba a los dos Rosas.
-Bueno, José...creo que es el momento de la quinta corrida en mi carita.
Había vuelto la Rosa zorrita.
-Me acabas de hacer el amor como a una reina. Ahora quiero que me trates como a una puta.
Se sentó en el suelo. Yo me puse de pie a su lado. Levantó su linda carita, ofrecida. Le empecé a pasar mi polla por la cara. Ella frotaba sus carnosos labios por el tronco, me chupaba los huevos. La hice abrir la boca y le metí la polla hasta la garganta. En sus ojos vi felicidad.
Le follé la boca, metiendo mi polla hasta el fondo. Ella hacía ruiditos, gemidos, que se transmitían a mi polla, aumentando el placer. Se la sacó de la boca.
-Córrete en mi cara..Llénamela de tu caliente leche. Márcame como tu perra.
Puse una mano en su cabeza. La otra en mi polla, sacudiéndola con fuerza.
-Agggg te voy a dejar la cara perdida de leche.... Estas... preciosa con la carita llena..aggggggggg de leche...
-Lo sé...y me encanta.
El primer chorro cruzó toda su cara, dejando su blanco rastro. Los siguientes cayeron en sus gafas, en su frente, en sus labios. Goteaban sobre sus tetas. A pesar de mi anterior corrida, le eché una buena cantidad.
Jadeante, la miré. Con placer....y con tristeza. Era la última vez. Pero esos cinco días con ella los recordaría toda la vida.
-¿Estoy guapa?
-Estás preciosa
-Hazme una foto con tu móvil.
-¿Qué?
-Que me hagas una foto.
No le hice una. Hice varias. Tendría un recuerdo de ella. Se quitó las embadurnadas gafas y me miró.
-¿Qué pensaría mi marido si ve esas fotos? Ahora me tienes en tus manos. Podrás seguir haciéndome chantaje cuanto tiempo quieras.
Caí de rodillas junto a ella. La besé con amor.
Desde ese día me convertí en un vil chantajista. Pero somos felices, los dos.
FIN.