El chantaje (2)

Monica tenia todo un plan para chantajearme y hacerme ver como un damita.

Capitulo II: La salida.

Salimos del hotel y Mónica llevaba consigo la bolsa en la que tenia más sorpresitas y yo estaba impactado por lo que estaba pasando; al estar sentado en el auto veía mis piernas depiladas y enfundadas en esas pantimedias tan suaves, empecé frotarlas entre ellas y a acariciarlas con mis manos con esas uñas larguísimas y el ver la minifalda tan corta me provocó una sensación de cachondeo increíble. Sin embargo el dolor de los pies era cada vez mayor así que le insistí a Mónica en descansar, ella me dio unas pastillas; no tenía con que pasármelas así que llegamos a una tienda a comprar una botellita de agua:

Jenny, ve por agua para que te tomes tus pastillas y me traes unos Marlbro blancos.

¿Porqué yo?

Esta bien, voy yo pero compro de una vez una tarjeta para teléfono publico y llamo a la esposa de no sé quien y le cuento dos tres cosas de su maridito.

Perra desgraciada!!!

Siii, somos unas perras y créeme, dentro de un rato tu lo serás aun más que yo.

Me bajé del auto temblando por los nervios y por la altura de esos tacones de aguja que poco a poco empezaba a dominar y hasta disfrutar. Entré a la tienda y agarré los cigarros y la botella y me fui directo con el cajero tratando de mover la cadera un poco para aparentar más feminidad. Sin dirigir palabra alguna con el cajero le di el dinero del importe y me retire no sin antes sentir su mirada lujuriosa y enferma que me desnudaba. Me subí al auto y nos fuimos del lugar para ir a otro sitio. Mónica estaba disfrutando de ver mis sentimientos encontrados de nerviosismo y de emoción por experimentar nuevas sensaciones.

Por fin llegamos a un antro que ya no estaba muy de moda pero que aun conservaba clientes fieles al lugar:

Aquí es donde vamos a darle vuelo a la coquetería y a la sensualidad de tu nueva personalidad.

Yo no quiero bajar, además estas pastillas que me diste no me ayudaron a quitarme el dolor de los pies.

Yo nunca dije que esas pastillas fueran para tú dolor de pies; son para despertar el apetito sexual en personas que tienen dificultad para tener relaciones sexuales, pronto sentirás una calentura descomunal y querrás coger con el primer hombre que se cruce en tu camino, veras que serás una perra más grande de lo que piensas que soy yo; pero no te preocupes, solo te durará este noche y mañana estarás muy normalita.

Que pretendes hacer de mi?

Digamos que si no puede ser mío ese hombre que esta ahí escondido tampoco lo puede ser de alguien más. Cuando seas cogida por un hombre sentirás un placer descomunal y cuando quieras hacer el amor con tu esposa recordaras esos momentos en los brazos de tu hombre!!! Recordaras el placer de ser una mujer y desearás volver a serlo una y otra vez. Tu castigo será eterno por sentir que Jenny esta encerrada en el cuerpo de un hombre y querrá salir a cada momento. Ahora vamos a bajar del auto y no quiero oírte quejar más, Jenny; recuerda: una mujer bonita debe mostrar todas sus cositas ricas para su hombre. Es el precio a pagar por ser mujer. Así me lo enseño un "amigo"

Al entrar al lugar se veía un ambiente muy alegre y relajado; parejas bailando y otras platicando, chicas tratando de ligar y chicos tratando de hacer lo mismo, no pasó mucho tiempo en que fuimos el centro de algunas miradas, Mónica me ordenó que fuéramos al baño para retocar nuestro maquillaje. Ya no podía moverme por el dolor de los pies pero no quería quejarme más por temor a molestarla y que ahora sí fuera con todo el chisme a mi esposa. Al cabo de unos minutos las pastillas empezaban a surtir efecto, un calor increíble inundaba mi cuerpo y un deseo reprimido se hacía mas evidente: "darle rienda suelta a Jenny". Mónica trajo a la mesa a dos chicos, en ese momento ya no me interesaba si eran hombres, no me interesaba si estaban guapos, si estaban ebrios, en fin, solo quería calmar esa calentura que me dominaba.

Chicos, les quiero presentar a mi amiga Jenny.

Que tal Jenny, yo soy Marco y el es Esteban.

Mmhh

En voz baja ella les comentó:

Perdón, mi amiga se siente mal de la garganta desde ayer y no puede hablar gran cosa; déjenme decirles algo, desde que llegamos aquí Jenny sintió una atracción por ti, Marco.

¿Cómo sabes eso si no puede hablar?

Porqué mi amiga también se expresa con miradas y movimientos y desde que te vio no te quita la vista de encima; sácala a bailar estas baladas y veras como ya no te suelta.

Perfecto. Hagamos la prueba.

Me extendió la mano para bailar y Mónica me hizo un gesto de que atendiera la petición de Marco, me agarró de la mano y me llevó al centro de la pista, me tomó de la cintura, agarró mis brazos y los pasó por atrás de su cuello, la presión que hacia sobre la cintura hacía que me acercara más a él, miradas poco disimuladas de él hacia mis pechos eran constantes y las miradas a mi rostro estaban llenas de admiración hacia mi.

Eres una niña muy bonita, me imagino que tu voz debe ser angelical. No te preocupes, Jenny, tu amiga ya me dijo que andas algo malita y no puedes hablar, mejor disfrutemos el momento y sigamos bailando.

Yo no me podía mover mucho porqué mis pies me mataban después de andar con esos zapatos por mas de dos horas. Esas baladas fueron mi salvación por no exigir mucho movimiento y fueron mi perdición ya que en ese momento Marco me dio un beso en la boca, ese beso fue tan apasionado que acabó por despertar a la mujer que durmió en mi durante toda una vida y yo sin saber de ella, lo abracé más fuerte y me entregué a sus brazos; comenzó a bajar sus besos hacia mi cuello y en ese momento con la calentura que traía encima y sin inhibición alguna le acaricié su miembro de tal forma que él se sorprendió; pero en eso sentí que mi paquete también sufrió de una erección, con demasiado nervio jale a Marco hacia la mesa y me senté de inmediato para tratar de que bajara mi varonil calentura. Marco y yo estábamos muy cachondos y por debajo de la mesa le empecé a acariciar su miembro, en una oportunidad que Mónica y Esteban se levantaron a bailar, Marco me tomó de la cabeza y me metió debajo de la mesa y sacó su miembro, yo instintivamente lo llevé a mi boca y empecé a darle besos y mordiditas, en eso el me agarra de nueva cuenta la cabeza y hace que me devoré todo ese paquete!!! Mi razón de hombre me decía que esto que hacia era una estupidez pero mi calentura de mujer me decía que era una cosa deliciosa y excitante y terminó ganando la mujer que ese momento era. Al cabo de unos diez minutos Marco se vino en mi boca, yo sentí en ese momento que me ahogaba y un instante después ese liquido espeso y tibio se sintió como miel!!! Yo salí debajo de la mesa y me volví a sentar pero aun estaba inconforme, quería más. Mónica llegó en ese momento:

Jenny, ya nos vamos.

Porqué te quieres llevar a esta güerita?

Nos tenemos que ir, Marco, Jenny no le pidió permiso a su esposo para salir y no debe de tardar en llegar a su casa.

¿Estas casada?!!

No fastidies ni le reclames, ella no sabia que la iba a traer a un antro.

Me jaló del brazo y nos salimos del lugar, al entrar al carro:

Desgraciada!!! No te bastó con vestirme de mujer y sacarme a la calle así, ahora me dejas con una calentura enorme, sin poder terminar a gusto y de paso le haces creer a Marco que soy una mujer casada que se besa con cualquier cabrón que se le cruza en el camino!!!

Calla!!! Eso de que te quedes con calentura ahorita yo te la voy a quit….. Espérate, ¿Cómo esta eso de terminar a gusto? ¿Que hiciste?

Este….na, nada, es solo un decir.

Algo le hiciste a Marco y no me quieres decir, pillina, Ya sabía yo que en ti hay una zorrita bien fogosa. ¿que le hiciste?

Tuvimos sexo oral.

Perra!!!!!! Con razón tienes todo el lápiz labial corrido; me da gusto que ya estés experimentando tu nueva personalidad, sigue la otra etapa de tu transformación. Ten, píntate los labios bien que una mujer no se debe dejar ver así.

Llegamos al hotel y lo primero que hice fue quitarme los zapatos pero Mónica me hizo ponérmelos de nueva cuenta. Ella se metió al baño con la bolsa y yo aproveché para acostarme un rato y tratar de masturbarme porqué la calentura me estaba matando y mi paquete quería reventar, sin embargo no pude ya que al cabo de unos minutos Mónica salió de ahí con un enorme consolador puesto con un cinturón:

Ahora veras como somos penetradas las mujeres y con ello culmina por esta noche tu transformación de mujer.

No!!!!, eso si que no; dile a mi esposa lo que quieras pero a mi no me desmadras el culo.

Bueno, pero además de decirle a tu esposa eso, les mostraré a todo nuestros compañeros del trabajo este video que tomé con el celular, verán la imagen de una bella mujer que se mira en el espejo después de su transformación y este otro video de esta misma mujer bailando y besándose con un hombre; estoy segura que ellos querrán saber si les puedes hacer servicios particulares como el que le diste a Marco.

Que desgraciada eres. No sé que más quieres de mí para que me dejes en paz.

Ya te dije y solo te lo diré una vez más: eres MIA por este fin de semana sin hacer queja alguna y te dejo en paz para siempre, solo falta sábado y domingo y a partir de ahí no me vez más si tu no quieres; aunque créeme, después de esto estoy segura que Jenny va a querer buscarme muy seguido.

Empieza ya y terminemos tu juego.

Acto seguido me ordenó quitarme las pantimedias y la tanguita, ponerme otra vez los zapatos y ponerme en cuclillas, me colocó un gel que en ese momento sentí muy frío y me penetró suavemente pero con firmeza, al tiempo que me penetraba me empezó a tratar como una dama y a susurrarme al oído frases como: me encantas, chiquita; eres una mujer divina, te amo, Jenny; en ese momento Mónica empezó a bombear en mí y de repente sentí que ese consolador también vibraba, el dolor era inmenso pero el placer era infinito, yo no sabía si así es como las mujeres sienten sus orgasmos pero los míos eran algo diferente a lo que había sentido anteriormente; me vine en un par de veces y no me cansaba de disfrutar; En un momento de lujuria pura Mónica me pidió que volteara a ver al espejo, vi la imagen de una mujer hermosa en cuclillas, con el cabello ligeramente enredado y todo cargado hacia un lado, fue una imagen bien cachonda; al terminar, el resto de la noche dormí como bebé.