El Centro (1)
Estoy seguro que más de un lector quisiera ser curado en este lugar.
El Centro (I)
Original en Inglés por LustyLass
El centro se parece mucho a una casa u hotel realmente grande. Un lobby grande con sillas, muchos cuartos individuales, e incluso grandes salones de conferencias. En cada uno de estos cuartos individuales reside un adulto joven que está allí para recibir tratamiento. Sus padres los han inscrito en este lugar para curar su mala conducta sexual. Hay chicas que han sido puestas aquí porque sus padres llegaron a casa y las encontraron haciendo todo desde masturbación crónica, hacerle un oral al cartero, o jodiéndose al joven de la piscina. Incluso algunas han sido atrapadas intentando seducir a los nuevos esposos de sus madres.
También hay chicos aquí. Son en general culpables de las mismas cosas. Follarse a la vecina cachonda, jóvenes asistentes de profesor, o las nuevas esposas de sus padres. Hay incluso algunos hermanos. Todos ellos fueron atrapados por sus padres en numerosas ocasiones teniendo sexo. Sus padres los traen por tratamiento, e intentan eliminar la conducta "desviada" de ellos.
Los primeros días son fáciles. Se les da tiempo de aclimatarse a sus nuevos ambientes. Arreglan sus cuartos, desempacan sus cosas y se instalan. Interactúan con otros de los "pacientes" pero bajo ojos vigilantes.
El tratamiento empieza usualmente como terapia general. Se sientan con los miembros del personal y hablan de por qué se comportan así. Es entonces cuando podemos asegurar qué tan agresivo será el tratamiento. Hay algunos aquí que estaban o bien en el lugar equivocado en el momento equivocado, influidos fácilmente para hacer algo que no debieron, o algo con lo que sienten que podrían o no vivir.
También están los otros que buscan follar y que los follen a cada oportunidad que tienen. Son generalmente masturbadores crónicos cuando no encuentran con quien hacerlo. Estos son los que requieren tratamiento más agresivo, e incluso aquellos se dividen en grupos que requieren desde tratamiento invasivo hasta tratamiento invasivo agresivo. Ahí es donde yo entro. Administro el tratamiento. Soy lo que se puede llamar la Cabeza en Jefe de esta casa. No siempre me involucro directamente en dar el tratamiento: a veces estoy allí para observar la conducta y dirigir al personal acerca de qué tipo de tratamiento administrar después. También documento cada sesión de tratamiento para compartirla el día de los padres, de forma que conozcan el tipo de progreso que hacen sus jóvenes. Mi personal consiste en hombres y mujeres, algunos de los cuales fueron alguna vez pacientes a mis cuidado, que han aprendido a expresarse sexualmente sin dejar que esto domine sus vidas.
Nuestra última adición es una joven con el nombre de Jessica. Tiene 19 años, y su madre la encontró haciéndolo todo. Jessica era capitán del equipo de porristas y fue enviada a la oficina del director una vez por haber tenido una orgía con todo el equipo de fútbol. Tuvo 15 chicos, e incluso después de que cada uno había expulsado al menos dos cargas estaba aún intentando revivir sus pollas con su boca. Fue atrapada por la profesora del gimnasio de chichas cuya sospecha aumentó cuando escuchó todo el ruido que venía de los casilleros.
Jessica mide alrededor de 1,60, pesa unos 60 kilos, tiene un cabello castaño que le llega a media espalda y ojos verdes. Es una hermosa joven que estoy segura será todo un reto. Tiene fuego tras esos ojos claros que parece indicar que ella se rehusa a ser quebrada.
Jessica y yo nos sentamos los primeros días que estuvo aquí y hablamos. Hoy iba a ser su primer día de tratamiento. Le pregunté por qué decidió follarse al equipo de fútbol, por qué fue atrapada por su madre intentando seducir a su nuevo padrastro, por qué hace lo que hace.
"Porque me encanta joder. Me encanta sentir una polla grande y gruesa perforando mi coño. Me encanta correrme".
Se sentó con una mirada satisfecha, los brazos doblados frente a su pecho, descansando en sus pechos amplios. Por su actitud podría decir que pensaba que esto es lo más intenso que llegaría a ser el tratamiento. Pensaba que estábamos aquí para enseñarle que es más que un objeto sexual, a hablar de su conducta. Qué equivocada estaba.
"Jessica, ponte de pie" dije.
Girando los ojos, se levantó de su silla.
Al observarla de arriba a abajo, le ordené que diera una vuelta completamente.
"Puedes sentarte"
Presioné el botón del intercomunicador de mi teléfono.
"Justin, ¿te gustaría venir hasta el Cuarto de Tratamiento 1?"
"Sí señora ... Estaré allí en un segundo" respondió.
Pude ver un asomo de confusión en los ojos de Jessica. Se preguntaba en silencio a quién llamaba para unírsenos y por qué. Ahora yo me senté con la expresión satisfecha.
Justin entró al cuarto silenciosamente. Un joven de unos 22 años, la imagen misma de la excelencia física, músculos desarrollados, piel bronceada, cabello castaño oscuro y ojos azules. Tengo que admitirlo, es uno de mis favoritos. Me tomó muchas horas de tratamiento colocarlo donde está hoy, y realmente disfrute cada minuto.
Justin se sentó en la silla a mi lado, esperando expectante.
"Justin, quiero que conozcas a Jessica. Es nueva aquí, y mientras hemos hablado los últimos días, se ha hecho claro que requerirá tratamiento más ... intenso. Me gustaría que fueras uno de los terapeutas".
Los ojos azules de Justin recorrieron lentamente todo el cuerpo de Jessica. Puede ver ese calor familiar en sus ojos. Claramente había escogido a alguien que le gustaba.
"Ahora Jessica, quiero que te pongas de pie de nuevo. Pero esta vez, quiero que te quites toda la ropa".
"¿Estás loca?" dijo con rabia.
"Detesto ser la que te diga esto, pero no tienes elección acá. Harás lo que se te diga o habrán consecuencias".
"¡Consecuencias mi trasero! ¡Le diré a mi madre lo que me dicen que haga!"
"Querida, tu madre te trajo acá. Me encargado hacer lo que necesite para ayudarte. Ahora, u obedeces mis instrucciones, o como te dije, habrán consecuencias".
"Dame tu mejor tiro".
Tuve que admitir que me gustaba el espíritu de esta chica. Me recordaba mucho a mí misma. Le lancé una mirada fiera y respondí
"Muy bien. ¿Justin?"
Justin se puso de pie y rápidamente cruzó el cuarto. Los ojos verdes de Jessica se abrieron más, pero sin miedo, casi envalentonados. Justin tomó una de sus muñecas en su mano y le dobló el brazo tras su espalda.
"¡Ay!" volteó a verlo enojada.
Justin la envolvió con su otro brazo alcanzando su seno derecho. Lo agarró y lo estrujó firmemente. Luego alcanzó los botones de su blusa y la rasgó exponiendo su sostén. Escuché cómo se le escapaba un gemido.
"Voy a soltar tu brazo ahora ... y te vas a quedar quieta sin hacer nada hasta que te diga, ¿entiendes?"
Silencio.
Liberó su brazo y ella de inmediato trató de rodearlo. Justin se movió más rápido y la tomó del cabello halándola de forma que su cuello quedó estirado hacia atrás.
"No hagamos esto de la manera difícil ¿de acuerdo?" dijo sonriendo.
Yo también sonreí. Había aprendido bien.
Justin se movió hasta quedar frente a ella y soltó el pasador del sostén. Sus grandes pechos firmes saltaron ante nuestros ojos. Él levantó de nuevo sus manos hacia ellos, tomando un pecho en cada una, moldeándolos como si fueran yeso. Pude escuchar cómo se aceleró su respiración. Empezó a pellizcar sus pezones duros.
"Mmmm" gimió Jessica.
Justin inclinó su cabeza y tomó uno de los pezones erectos en su boca. Lo chupó ruidosamente, rodeándolo con la lengua, incluso ocasionalmente mordiéndolo. Luego obligó su mano a bajar hacia su entrepierna.
"Está mojada", me dijo.
Asentí con la cabeza e hice una anotación en mi cuaderno.
Él empezó a frotarle el coño a través de la tela de sus pantalones. Ella empezó a girar en la mano masculina, insertándose en él. Justin rasgó sus pantalones y los bajó. Tomó las delgadas bragas que cubrían su conchita y las bajó igualmente. Lo observé y pude ver el bulto duro que se había formado en sus pantalones. Siguió frotando el clítoris mientras chupaba los pequeños pezones duros. Podría decir que ella estaba bien trabajada.
Luego, Justin se detuvo y se alejó de ella. Jessica abrió los ojos, viéndose salvaje. Confundida. Justin caminó hasta su silla. Me miró y sonreí. Podía ver que su polla estaba dura como el hierro. Necesitaba alivio ...y al ver a Jessica podría decir que también lo necesitaba.