El cazador y la pantera

Como cada mañana él la miro prepararse y alejar, sintió la necesidad de tenerla. Esa noche tenía que ser suya ... (Corregido)

Ella salió de casa como cada mañana, con prisas, tenía en su rostro el ceño fruncido como cada vez que llegaba tarde. Se agachó para apartar uno de los rodapiés del portal, era un gesto tan habitual que ni se fijo si alguien la observaba. Escondió las llaves y se alejó a toda velocidad para continuar con la rutina de su vida.

Lanzando una moneda al aire había un hombre que no se había perdido detalle de todo lo que acababa de acontecer. El gesto en su preciosa cara, la manera sensual en que su morena melena le acariciaba los hombros de manera casual, la delicadeza en que se mordía los labios ante la impaciencia de salir corriendo. Lanzo la moneda al aire pacientemente, observando, aguardando. Vio como deposito las llaves en aquel escondite y fue el primer gesto que artículo el cazador. De sus labios brotó una sonrisa.

Había empezado a anochecer cuando regresaba a casa. Su cara mostraba los signos del cansancio de un trabajo duro bien realizado. Abrió la puerta, en una mesita a la derecha había un cenicero donde depositó las llaves. Se agachó y gimió de placer cuando se saco aquellos zapatos de tacón con los que caminaba a diario. A veces los maldecía.

Fue al salón y como tarde en su día a día metió un cd que le traía recuerdos del pasado, sus labios tararearon inconscientemente la tonadilla mientras sus pies, aún agotados, caminaban al ritmo de una antigua balada de los años ochenta.

Fue flotando por el aire hasta su cuarto, pulso el interruptor y no paso nada. Un gruñido de enfado salió de sus labios "Dichosas bombillas". En el pasillo dio la luz, fue suficiente para permitir una tenue claridad, volvió a entrar. Estaba tan cansada que ni siquiera se le ocurrió subir la persiana para que entrase más claridad. Si lo hubiese hecho habría visto a alguien.

Se desprendió de su blusa botón a botón, desconocedora de que alguien no se perdía detalle. Las medias y la falda no tardaron demasiado tiempo en desaparecer. Busco entre un cajón y saco lo que iba a ponerse después. Salió de la habitación, fue al baño y encendió el grifo, para regresar al salón y darle más volumen a la mini cadena. No se molesto en cerrar la puerta del baño, cuando entro a ducharse, en la seguridad de su hogar ¿Qué podría pasarla?

Desde el pasillo, ayudado de un espejo bien situado, aquel hombre observo como se acariciaba sus largas piernas, como la esponja cubría sus pechos de espuma y como el agua recorría su cuerpo. Se deleito de la sensualidad del momento mientras la música llenaba el ambiente.

Se agarró con fuerza su duro miembro por encima de los pantalones, quizás en un intento de calmar la bestia que amenazaba con salir antes de tiempo. Se obligo a si mismo a abandonar aquel tormento de placer y continuar con los preparativos.

Termino la ducha, ella cogió una toalla y procedió a secarse, se sentía mucho mas relajada después de eso. Había pensado en salir, juntarse con las amigas y puede que conocer a alguien. Pero necesitaba estar en casa y dedicarse un tiempo para ella misma, los días iban pasando y lo único que hacía era trabajar y trabajar.

Salió al pasillo rumbo a la cocina, si no hubiese salido secándose el cabello se habría fijado que la puerta de su cuarto estaba cerrada. Encendió la televisión mientras se preparaba la cena, se sentó para comer las sobras precalentadas del día anterior. Los minutos eran horas para el cazador, pero aguardo en silencio en el cuarto de su presa. Soportó el sonido de la televisión mientras escuchaba los cubiertos y aguardo su momento, él también saciaría su apetito con calma.

La mujer abrió la puerta de su cuarto sin darle importancia al hecho que estuviese cerrada. Sus labios se abrieron en una expresión de sorpresa cuando encontró su cuarto iluminado con velas de distintos colores. Entró y observó como tenía la cama llena de pétalos de rosas. No entendía lo que pasaba.

Una mano la agarró del cuello y la arrastro hacia atrás, empotrándola contra el cuerpo caliente de un hombre. Sintió la necesidad de gritar pero el aire no le llegaba a los pulmones, a través de las cómodas braguitas que usaba para dormir pudo notar la dureza de un miembro clavándose detrás. Agarró con fuerza el brazo que la sujetaba y le clavo las uñas tirando hacía fuera intentando tomar aire.

-No te muevas –dijo una voz suave y melosa –si sigues luchando tendré que apretar mas fuerte y el juego terminará antes de que comience.

Hizo gala de un gran esfuerzo mental luchando contra sus instintos de supervivencia, dejando que aquel desconocido mantuviese su cuello aprisionado, bajando las manos. Sintió la necesidad de desmayarse, pero lucho con todas sus fuerzas manteniendo los ojos abiertos.

-Voy a aflojar un poco mi mano –su voz era demasiado tranquila y segura, la envolvía dando la falsa sensación de que todo iba a ir bien –no te pongas nerviosa, no te asustes, no te muevas.

De su cuello desapareció cualquier presión, sintió a su agresor a su espalda entre la puerta y ella. Estaba completamente aterrorizada, de una manera imperceptible su cuerpo temblaba ante la impresión de lo que estaba ocurriendo, pero una parte de su cerebro evaluaba las cosas con una fría lógica.

Espero a que el extraño volviese a hablar, pero parecía dispuesto a guardar silencio, quería decir algo, pero las palabras murieron en su garganta aún dolorida. Examino su habitación, las velas cubrían casi todos los muebles iluminando el cuarto con una luz tenue y agradable. La cama cubierta con los pétalos de rosas de distinto color envolvían unos pañuelos, estaban dispuestos de tal forma que solo podían ser utilizados con un fin. Se fijo en la ventana, ¿Debería arriesgarse a intentar llegar hasta ella con la esperanza de que alguien la viese?

Durante unos segundos fue totalmente consciente de su impotencia, la sangre se agolpaba en su cabeza produciéndole unos martillazos que amenazaban con hacerla perder el equilibrio. Se concentro en lo único que parecía importante: respirar.

A su espalda el cazador espero, analizando, llevaba mucho tiempo planeando esta excursión, la veía de vez en cuando y la deseaba cada noche. Aprobó la fuerza de aquella mujer, ni un grito, ni una lágrima, hubiese lamentado tener que ser mas eficiente. Se aproximo hasta ella, la notó temblar con su cercanía. Aspiro con fuerza el aroma del champú en su pelo, extendió su mano como acariciándolo sin llegar a tocarla, y bajo sus labios hasta situarlos cerca de su oído.

-Muy bien pequeña –le susurro –Te voy a proponer un juego, de ti depende aceptar o no. ¿Lo entiendes?

La voz le temblaba, se negaba a salir, un chillido histérico amenazaba con escapar de su boca y ella lo acalló antes de que naciese. No iba a darle el gusto a aquella persona de verla derrumbarse. Asintió con la cabeza.

-¿Crees en el azar? –preguntó, ella negó con la cabeza –pues esta noche será quien decida lo que ocurra. Tengo una moneda de la suerte, la voy a lanzar. Si sale cruz pienso follarte toda la noche. Por el contrario, si sale cara dejare todo tal cual está, y me iré para no volver. Si prefieres que no lance la moneda, solo dilo, te violare y me marchare. ¿Qué escoges?

Calculó las opciones que tenía, iba a implorar, por un segundo suplicarle pareció la mejor opción, pero ¿De que serviría? Su orgullo era más fuerte que cualquier otra cosa, y si estaba allí es porque estaba dispuesto a hacerlo. Su rostro se endureció.

-A que coño esperas para lanzar tu puta moneda.

La mano que sujetaba la moneda estaba en su cintura, no quiso bajar la vista, pero la vio elevarse y caer al suelo. La oyó dejar de rodar hasta quedarse quieta. Orgullosa permaneció impasible a la espera. Pero nadie dijo nada, no sintió a nadie moverse. Los segundos se pararon esperando y la vista la traicionó bajando hasta encontrarse en el suelo con aquella forma circular. Cruz.

Sintió las manos del hombre recorriendo su cintura, ella seguía observando la moneda, la mano izquierda se situó sobre uno de sus pechos mientras la otra se escondía dentro de su ropa interior.

La chica no quitaba la vista de la moneda, el sujetador subió por encima de sus pecho y entre sus piernas los dedos del desconocido conseguían humedecerla, aunque no estaba excitada.

Sacó las manos de sus bragas y procedió a bajarlas, ella se dejó hacer sin mirar hacía atrás en ningún momento, le soltó el sujetador y dejo que cayese al suelo. Sintió como aquel hombre se desnudaba detrás suyo y lucho con todas sus fuerzas por no correr, por parecer indefensa y esperar a que bajase la guardia.

Percibió el calor de su piel cuando volvió a acercarse a ella, su primer movimiento en todo este tiempo fue adelantar las manos y apoyarlas sobre la cama, cuando antes acabase mejor para todos. Levanto el culo ofreciéndose en sacrificio.

-Aquí me tienes -le dijo retadora

Él la miro, no se había confundido de chica. Salvaje como una pantera enjaulada. Luchando, incluso con todo contra ella. Sonrió.

Deslizo sus manos por su cuerpo con ternura, era hermosa, muy hermosa. La agarró con fuerza de la cintura y sin apenas esfuerzo la lanzo sobre la cama. La pilló tan de sorpresa que no pudo reprimir el grito en el aire hasta caer en la cama.

A la mente le llego el poema de Charles Bukowski, un párrafo en especial: "Ella gruñe y escupe, y su pelo cae, y ella mira a través de las mechas, y muestra sus colmillos pero yo sin embargo la beso y continúo el amor".

La obligo a ponerse a cuatro patas sobre el colchón, la agarró con fuerza de su cuello y le hundió la cara entre los pétalos de las flores. La oyó gemir de dolor ante la brusquedad de su gesto. Humedeció la palma de su mano, la apoyó entre las piernas de ella subiéndola y bajándola sin fuerza. Con la mano libre acarició la espalda. Con fuerza. Arrastrando su cuerpo en un vaivén al compás de su masturbación, lentamente primero, para ir acelerando poco a poco.

Ella intentaba evitar gemir, él apretó con mas fuerzas la mano que escondía entre sus piernas, levantó uno de los dedos y provocó que golpease contra su clítoris, ella gimió tan bajito como pudo, no quería que él la escuchase.

Cada vez movía su cuerpo más rápido, ya no necesitaba ni el impulso de su mano para guiarla, incluso la oía gemir a través de la cama. Su mano subía por su espalda y volvía a bajar, esta vez subió y a la altura de sus hombros agarro de su pelo y tiro con fuerza hacía atrás.

-Aaaaaaaah -grito ella a la vez que sentía como cuatro dedos del hombre desaparecían dentro de su coño.

El cazador empujaba con toda su fuerza bombeando con su mano el interior de aquella chica, la tiraba del pelo manteniendo una velocidad muy alta y un nivel constante. Notó su orgasmo entre sus dedos y apretó más hondo aún.

Ella grito, grito como ningún otro hombre la había hecho chillar, quiso decirle que era un mierdas, un violador, un pobre desgraciado que seguramente no tenía a quien follar, quiso gritar mil obscenidades. Pero sus labios solo gritaron de placer y del fondo de su cerebro brotó una única palabra "gracias".

El cazador sacó la mano de su interior, ella permaneció quieta, recuperándose del orgasmo que acababa de tener, lamió sus jugos para probar su sabor. Dulce, dulce como era ella. Se bajo de la cama sin prisa, admirando la belleza de sus curvas.

Alargo el brazo agarrándola del pelo y tiro con fuerza arrastrándola fuera de la cama. La muchacha grito de sorpresa y dolor cayendo pesadamente al suelo.

-De rodillas – Aquella voz no podía desobedecerse, se arrodillo frente a él –Abre bien la boca y chupa.

Nunca le habían hablado en ese tono, jamás soporto que los hombres le metiesen nada en la boca. No entendía porque sentía la necesidad de complacerle. La estaba violando, no iba a hacerle caso, se lo repetía mentalmente mientras abrió la boca y degusto el miembro de aquel desconocido. Se sintió recompensada enormemente cuando un suspiro de placer escapó de los labios de aquel desconocido. Quería tragarse todo aquel falo, lo notaba cada vez mas adentro. Subía y bajaba su cabeza sin tomarse la molestia de respirar. Las mejillas se le sonrojaron mientras ayudada de sus manos intentaba que se corriese aquel cabrón.

El cazador la agarró del pelo y tiro con fuerza clavándosela hasta la campanilla. La chica se notó ahogarse mientras un líquido. caliente penetraba en su boca. Trago por primera vez el néctar de un hombre. Bebió hasta la última gota y siguió chupando en busca de más.

-Levanta zorra –La agarró de los hombros casi obligándola a separarse de su virilidad –esto aún no ha terminado.

La levanto con brusquedad, y la empujo contra la pared. Ella se golpeó pero era tal el nivel de excitación que aquello no hizo más que ponerla aún mas cachonda. Especialmente cuando sintió que la polla del chico en lugar de menguar había aumentado considerablemente el tamaño mientras se abría pasó entre las piernas de ella.

-¡Dios cabrón! –le insultó –¿No te cansas nunca o qué?

Embistió su culo con fuerza mientras miraba su preciosa melena. Las velas alumbraban su cuerpo envuelto en sudor y pétalos de rosas. Ella elevo su cintura para notar una penetración más profunda y él no se hizo de rogar. Las paredes de su coño parecían absorberle su miembro ordeñándole bien duro.

La obligó a ponerse en el suelo a cuatro patas contra su propia cama, en cuclillas volvió a penetrarla con violencia, Estaba cerca de su orgasmo.

-Te gusta sentirme entre tus piernas zorra –le grito fuera de si –te gusta que te follen como la puta que eres.

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii –Abrió la boca mientras llego al clímax, mordió el colchón mientras que aquel hombre seguía clavándosela embistiéndola contra su cama.

Un segundo orgasmo acompaño al anterior mientras notaba el caliente semen inundarle su útero. A pesar de ello el cazador no paro de bombearla, siguió moviéndose a la misma velocidad. Resbalaba mucho mejor ahora que antes. En aquella posición a ella la volvieron aquellas sensaciones, siguió gimiendo como una autentica zorra. Ya no importaba que no le conociese quería seguir sintiéndole.

Para su sorpresa se salió de ella dejándola a falta de algo en su interior. Se subió a la cama e hizo algo que no alcanzo a ver. Cuando regreso donde ella le comunico.

-Pensé que tendría la necesidad de atarte, pero podemos darle otro uso a esto.

Le vendo los ojos y la ayudo a levantarse, le dio la vuelta y la beso. Fue un beso rudo, con fuerza. Ella le cogió con fuerza del cuello mientras separaba sus piernas. Notó como la agarraba del culo y la llevaba contra la pared mientras se la clavaba. El olor de aquel hombre le inundaba las fosas nasales, el olor a sexo desenfrenado la poseía.

Embistieron con fuerza, cazador y pantera juntos en una lucha llena de sudor, sus gritos se mezclaron en el éxtasis del momento. Clavándola ella las uñas como si fuesen sus afiladas garras, él mordiéndola en el cuello con un poderoso mordisco

No supo bien cuanto duro aquello, cuando abrió los ojos se encontró con una nota al lado de su mesita. "Se donde están las llaves". Para sujetar la nota una moneda apoyada, cuando la examino vio que en ambas caras solo existía la posibilidad de cruz.

Pasaron siete largos días después de aquella violación, la chica no había ido a trabajar al día siguiente, pero nada más. Volvía a ser viernes y el cazador la vigilaba. La misma hora de salida, necesitaba verla una vez más. Lanzo su moneda al aire silbando la misma canción que ella ponía en su mini cadena cada tarde.

Misma hora. Salió de su casa con el ceño fruncido, llegaba tarde como cada viernes. Se arreglo la ropa, vestía especialmente bien. Miro a la izquierda y a la derecha, el cazador envuelto en la oscuridad de su rincón ni siquiera necesito moverse. Ella se agacho y dejo las llaves detrás del rodapié. El gesto fruncido había desaparecido. En los labios del desconocido apareció una sonrisa. Sus pasos le llevaron al piso, tenía mucho trabajo por hacer. A su mente volvió la poesía de aquella mujer.

"Esta mujer se cree una pantera y a veces cuando hacemos el amor ella gruñe y escupe y su pelo cae y ella mira a través de las mechas y muestra sus colmillos pero yo sin embargo la beso y continúo el amor. ¿Has besado alguna vez a una pantera? ¿Has visto a una mujer pantera gozando el acto del amor? No has amado, amigo."

Ella trabajo todo el día duro, se sintió extraña al recordar que había vuelto a poner las llaves en el mismo sitio. Entre sus piernas la humedad que empezó a notar la molestaba. Se repitió a si misma que todo era debido al tiempo que hacía que nadie la deseaba así. Anochecía ya cuando abrió la puerta conteniendo la respiración, toda la casa estaba llena de velas. Sus labios se curvaron en una sonrisa retorcida, se adentró y cerró la puerta tras ella.

Este relato esta dedicado a Pantera, la fiera mas salvaje de mi msn. Un abrazo, y que la sensualidad no este reñida con el placer y que el mundo oscuro que habitamos se alumbre por el fuego que nos consume a todos. Malenka, sigue haciendo tan gran trabajo.

Sé que muchos (Entre otros yo) pensareis que este relato es menos morboso que el resto, sin embargo a modo de explicación añadiré que incluso el peor de los demonios, de vez en cuando, siente la necesidad de dar un beso. Feliz navidad y romántico año nuevo.

Como siempre mi dirección de mail Eclipsado2@hotmail.com esta abierta para cualquier petición o conversación tanto por carta como por msn. Gracias a todos mis lectores por vuestra aprobación a pesar de todo lo prohibido en mi lectura y disculpadme todos aquellos que mis palabras hayan ofendido u asustado. De momento apago la luz para que la sombra se disipe aunque dejo estas líneas para que guarden el recuerdo de que estuve aquí.