El Castillo de las Fantasías - Día 2 Continuación

María y Jorge siguen con su excitante experiencia en este descomunal lugar, donde conocen personas muy peculiares y excitantes.

Antes de continuar con esta serie quiero pedirles una disculpa por mi tardanza, sufrí de un robo donde perdí material y equipo de computo, pero aquí estoy otra vez y seguiré hasta termianr con esta serie. Gracias.

Día 2

Abrí los ojos y el cuarto parecía una cueva perdida en el desierto, completamente oscura y caliente, apenas unas ligeras sábanas nos cubrían esa mañana, suponía que era de mañana aunque no veía luz y desconocía la hora, pero me sentía relajado y completamente descansado después del show Voyeur de la primera noche en el castillo.

Sentía el calor de María a mi lado, los dos estábamos desnudos, ella me da la espalda, me acerqué a ella por detrás para abrazarla, mi verga está dura como si fuera un adolescente, con mi mano busco sus nalgas, se las abro y le empalmo la verga a todo lo largo de su raja, los dos seguimos inmóviles con los ojos cerrados.

Lentamente sentí como María arqueaba su espalda para empujar sus redondas y deliciosas nalgas contra mi verga que seguía bien dura, ella volteó su cabeza para encontrar mi rostro, apenas nos distinguimos, me dijo cariñosa “Hola” nos dimos un pequeño beso que ella buscó hacer mas profundo y caliente, nuestros alientos no eran tan pesados y seguimos besándonos, mi verga se sentía húmeda y resbalosa aprisionada entre las nalgas de María, mi mano derecha acariciaba todo el frente de su cuerpo, apretaba sus senos y bajaba a su chocho que ya estaba muy mojado, en un movimiento rápido pasé mi verga hacia delante entre sus piernas, y comencé a frotarla con su clítoris, ella la apretaba con su mano izquierda y la derecha la alzó hacia atrás de mí para apretar mi trasero y sobarme el culo, después pasó su mano entre nosotros y después de apretarme la verga se la metió todo lo que pudo en su chocho húmedo y dilatado.

Yo presionaba todo lo que podía para entrar más dentro de ella, como si mi pene pudiera crecer cada vez que empujara, sus nalgas se apretaban contra mi vientre con cada embestida, ya no nos besábamos, sólo gemíamos y nos acariciábamos, ella me apretaba las nalgas, en eso estábamos cuando una luz entró a la habitación, la puerta se abría y encandilados distinguimos la figura de una chica que nos saludaba dándonos los “buenos días“. estaba desnuda y según mi percepción tenía la espalda muy angosta pues sus senos se desbordaban por los lados, creo que era rubia. Al sentir su llegada detuvimos nuestro acto instantáneamente, pero yo seguía dentro de María, y con solo ver la silueta de la chica me excite aún más, mi verga seguía dura dentro de mi mujer, y seguí metiéndosela sin hacer ningún ruido, la chica giró levemente el interruptor de luz del cuarto y quedamos en penumbras, entonces pude notar a maría pegada a mí y a la chica ya dentro del cuarto cerrando la puerta; ella se acercó a nosotros que seguíamos bajo las sábanas, y si más decir nos destapó lentamente, yo seguía embistiendo a María desde atrás, la chica nos hizo girar un poco y quedé sobre mi espalda con mi mujer encima de mí también dándome la espalda, seguía dentro de ella, la chica nos abrió las piernas y se hincó sobre la cama entre los dos, me acariciaba los huevos y apretaba el chocho de mi mujer que ya respondía a sus caricias, la chica se agachó un poco y empezó a lamer nuestras carnes unidas, chupaba el clítoris de María y parecía que quería tragárselo, María comenzó a gemir mas fuerte y a moverse más rápido sobre mí, le saqué mi verga y la chica me la chupó y lamió, María se levantó y se unió a ella, las dos me estaban dando una mamada tremenda, entonces mi mujer hizo que la chica se sentara sobre mi cara, comencé a comerle el chocho y María se volvió a meter mi verga mientras se besaba con la chica y le chupaba las tetas, unas tetas muy bonitas, grandes y con punta de gota, bastante firmes.

Ahí caí en cuenta que tal vez se trataba de un dos por unos de algo que habíamos pedido cada quien: yo una mamada de buenos días y María  tener una sesión lésbica con una chica de senos grandes.

La chica comenzó a gemir fuerte y a empujar sus nalgas contra mi cara, se recostó por completo sobre mi torso y comenzó a temblar, María me cabalgaba rápido, yo sentía que ya no podría más, entonces ella se quitó de encima de mí y me jaló la verga frenéticamente apuntando hacía la cara de la chica, la chica abría la boca, yo estaba casi gritando, un chorro de leche salió disparado y pego justo entre los ojos de la chica, entonces ella se acercó y comenzó a mamar lo que quedaba por salir.

María acostó a la chica y comenzó a comerse la leche que quedaba en su rostro, se volteó y las dos iniciaron un 69 de tetas, se amamantaban mutuamente, yo me frotaba la verga y las veía sentado en la cama, sólo me acercaba a besarlas o acariciarlas, pero las dejé hacerse, poco a poco María fue avanzando hasta quedar entre las piernas de la chica, yo me uní a la chica y mientras ella le comía el chocho, yo le comía el culo a mi hermosa mujer, comencé a meterle un dedo mientras la chica le daba mordiditas al clítoris hasta que comenzó a gritar de placer.

Después de los “buenos días” los tres nos bañamos juntos, nos enjabonamos unos a otros y nos seguimos besando, al terminar la chica salió del cuarto, así como llegó desnuda, y nosotros bajamos al comedor para almorzar, ese día lo habíamos tomado como "libre" para recorrer el castillo y socializar un poco.

Llegamos al comedor, bastante amplio con mesas cuadradas para cuatro personas y otras mas largas para seis u ocho, todos vestían de blanco, en ese momento me dí cuenta que no se diferenciaba quien trabajaba en el hotel y quien era huésped; habrían unas 50 o 60 personas en ese momento, parejas, grupos de personas y vi dos o tres personas solas que llegaban a presentarse entre ellos; entonces María me dijo “mira, será lo que creo?” puse algo de atención hacia donde ella me indicó y ahí estaban, una pareja de esposos de edad madura y la que parecía ser su hija.

María jaló mi brazo suavemente mientras avanzaba hacia la familia, nos acercamos y ella nos presentó, la familia se presentó también como tal, eran españoles, él se llamaba Sergio, un hombre alto, ojos azules, ya con algo de canas pero se mantenía esbelto y al parecer hacía ejercicio, sus manos eran fuertes y ásperas, la señora se llamaba Greta, una mujer muy bella, aparentaba tener unos 50 años pero muy bien cuidada, de caderas anchas y nalgas redondas, de esas que al verlas sentarse quisieras acariciarlas, su rostro de facciones muy bonitas, nariz recta y ojos claros, color olivo, la joven hija que los acompañaba se llamaba Alexa, una chica preciosa, de piel muy blanca y cejas obscuras, labios carnosos y muy rosados, tenía mirada de gato, también de ojos claros, verdes, una sonrisa tierna y provocadora, y un cuerpo muy similar al de su madre pero mas joven y esbelto, de estatura mas bien baja, calculo 1.55, caderas anchas y sus tetas levantaban la blusa que apenas los cubría; parecía tener 16 años.

Al ver a Alexa, María y yo no pudimos ocultar nuestro asombro, al notar esto, Sergio nos dijo “Este es el regalo de cumpleaños número 18 de Alexa, ella nos convenció de venir aquí un par de días” al escuchar esto comencé a sentir la sangre bajando a mi pene y esa excitación que no se puede evitar, sólo de pensar las sórdidas historias detrás de este viaje familiar; esa misma noche teníamos ya planes para María y para mí pero decidimos hacernos un espacio para invitar a la familia a tomarse un digestivo en nuestra habitación, ellos aceptaron sin dudarlo. El almuerzo transcurrió entre pláticas amenas y anécdotas maquilladas con nombres inventados; la conversación corrió a cargo de “los adultos” Alexa también platicaba pero muy poco. Al terminar nos levantamos todos de la mesa y nos dirigimos directamente a nuestro cuarto.

Al llegar a la habitación, el personal ya había dejado una botella de una bebida digestiva francesa deliciosa; María sirvió cinco vasos de la bebida en las rocas y nos sentamos todos a platicar, Sergio y yo nos sentamos en dos sillas junto a una mesa redonda de descanso y María, Greta y la pequeña Alexa se sentaron en la cama. Después de charlar brevemente, Sergio fue directo a lo que yo esperaba “Seguramente querrás saber nuestra historia y por qué estamos aquí” me dijo, “Es algo que hemos tenido siempre como tradición en nuestras familias, disfrutamos del placer sin tabúes de ningún tipo, Alexa es nuestra hija mediana, tenemos otro hijo mayor y otra nena menor y todos disfrutamos como familia, siempre hemos esperado a que cumplan su mayoría de edad y este es el regalo de Alexa, su primera vez con un hombre, conmigo, y en familia; ella siempre ha probado de mi pene y de mi semen desde pequeña pero aquí es la primera vez que la penetro, eso pasó ya anoche, la primer noche que pasamos aquí, y de paso los tres vamos a cumplir otras fantasías que tenemos.

Mientras Sergio me contaba todo esto, yo veía de reojo como María y Greta besaban y desnudaban a la joven Alexa, su mamá acariciaba su rostro y le daba tiernos besos en la boca, mientras mi esposa aceitaba su cuerpo con un lubricante cortesía también del hotel, creo que nunca había visto unos pezones tan grandes, parecían dos cerros rosados, María los pellizcaba y estiraba como si fueran de goma dulce y aceitados se veían mas rojos apetitosos, Alexa gemía como niñita y respondía cada vez con besos mas profundos y húmedos a su madre, María ya estaba chupando su joven y recién desflorado chocho, apenas cubierto por un montecito de pelos rubios perfectamente recortados en forma de triangulo, Alexa ahora buscaba desnudar a su madre para amamantarse de ella, el cuerpo de Greta era el de toda una mujer bien vivida, una señora hermosa y firme, sus nalgas ahora desnudas apuntaban directo a mi vista, para ese momento mi verga ya estaba al tope empujando los pantaloncillos de lana.

Cuando volteé a ver a Sergio, este ya tenía su falo de fuera y lo frotaba suavemente, una verga roja y dura, larga y cabezona, su mano áspera y su brazo se veían tensos mientras se daba esa tremenda sobada, al ver la verga de Sergio y los cuerpos de Greta y Alexa me sentí aún mas excitado, mi pantaloncillo estaba ya muy mojado con el lubricante que salía de la punta de mi verga; María nos vio a los dos a punto de explotar, hizo que Greta y Alexa se levantaran y se desnudó ella también, tomó a Alexa de la mano y las dos se dirigieron a Sergio, Greta se acercó a mí, antes de que ella hiciera algo, la hice voltearse para tener sus hermosas nalgas frente a mi rostro, las amasé por un momento y después hundí mi rostro en ellas, olía delicioso, lamí su culo y le metí un dedo en la vagina.

María y Alexa estuvieron largo rato chupando la verga de Sergio, él estaba muy relajado se había echado hacia atrás y cerró los ojos, concentrado en las bocas de mi esposa y de su hija, María se paró y se sentó sobre la verga de Sergio, frotándola entre sus nalgas, después la pasó hacía delante para que Alexa chupara tanto su clítoris como la verga de su papá, Sergio ya estaba acariciando las tetas de mi esposa y le besaba la espalda. María acariciaba el cabello de Alexa que estaba en cuatro patas mamando y lamiendo la unión de los dos sexos, me excitaba verla, su cuerpo joven y recién formado invitaba a tocarlo, su trasero blanco se abría cada vez que se movía para chupar los huevos de su padre, su culito rosado y sin pelo también se me antojaba.

Yo seguía hundido en el trasero de Greta, deje de lamerlo para verlo sólo un momento mas, pues me había gustado demasiado aquella mujer, mujer madura y dispuesta a todo; apreté fuerte sus nalgas y le dí un par de nalgadas que casi ahogaron los gemidos de Sergio y María, mi esposa volteó a verme y se acerco para darme un beso profundo, aún sentada sobre Sergio que le amasaba las tetas y las nalgas; Greta se unió a nuestro beso al mismo tiempo que se sentaba sobre mi verga ya dura y bien lubricada, Sergio también comenzó a penetrar a María y se había casi acostado en la silla, la pequeña Alexa se separó de Sergio y María y se acercó a sobar el trasero se su mamá y acariciarme los huevos.

Greta seguía cabalgándome, saqué mi verga de ella para dejarla entre sus nalgas y permitir que Alexa me la chupara, la hija me la chupaba mientras la madre me besaba, los senos de Greta no eran tan grandes como los de su hija, herencia de su padre supongo, pero sus caderas eran igual de anchas, Sergio dejó de penetrar a María, se puso justo detrás de su hija y después de masajear un rato su trasero, ensalivó su mano para lubricar su verga y metérsela a Alexa por detrás, sus gemidos parecían de una niñita; Greta se levanto de la silla y se acostó con María en la cama para besarse y tocarse.

Sergio penetraba a Alexa mientras ella me la chupaba, me abalancé sobre ella para pasar mis manos abajo y apretarle las tetas que colgaban mientras ella estaba de perrito, apretaba sus pezones mientras ella hacía cada vez mas ruido, dejó de chupármela para lanzar un grito “Papi, papi, me corro…!”sus respiros eran cada vez mas profundos, entonces dejó de moverse y solo temblaba mientras su padre seguía penetrándola y apretándole las nalgas, Alexa le dijo “Papi quiero tomarme tu leche” Sergio dejó de penetrarla y se acercó bastante a mi, Alexa comenzó a chupar las dos vergas alternando una y la otra y dándonos una sobada tremenda, después las juntó y las frotó una con la otra tratando de metérselas a la boca, cosa que no pudo hacer, al ver esto, Greta y María se acercaron para ayudar, las tres lamían y chupaban nuestras vergas que estaban ya pegadas y resbalaban entre saliva y fluidos de madre e hija, Sergio comenzó a venirse mientras las tres lamían como gatitas poseídas, su semen comenzó a cubrir mi verga, Greta se abalanzó para limpiarla con una profunda mamada, ahí sentí que reventaba y lancé el primer chorro dentro de su boca, ella dejó de mamarla para compartir el resto de mi semen con María y Alexa, las tres terminaron de limpiarnos a los dos entre lamidas y chupadas.

Continuará.