El castigo era un premio.

Daniel es castigado por su madre a vestirse de mujer y ser Danielita. Pero lo que era un castigo para Daniel realmente era un premio porque siempre había deseado vestirse de mujer

El castigo era un premio.

Hola, soy Daniel y tengo 18 años. Vivo en un pequeño pueblo en una casita con jardín y piscina junto con mi madre María y mi hermana Eva que es dos años más pequeña que yo.

La relación entre Eva y yo nunca ha sido buena, siempre andamos discutiendo y Eva en muchas ocasiones termina recurriendo a mamá que normalmente le da la razón.

Pero ese día lo que se suponía que iba a ser un castigo resultó que para mí supondría un premio. En primer lugar decir que desde hace unos años me encantaba probarme a escondidas la ropa de mi hermana o de mi madre, siempre que podía cogía una de sus bragas y me escondía en mi cuarto para probarmelas, lo mismo hacia con los sujetadores y cuando me quedaba solo me vestía completamente de mujer, me encantaba ponerme unos panties y sentir su suave tacto en contacto con mi piel y luego ponerme encima un vestido ajustado de mi madre y mirarme en el espejo con esa ropa sentía una, sensación indescriptible.

Pues bien, como os decía ese día tuvimos una pequeña trifulca mi hermana y yo y cuando se lo contó a nuestra madre, enseguida vino a por mi.

  • Daniel, si sigues haciendo rabiar a tu hermana y en vistas de que los castigos que te he impuesto no sirven para nada la próxima vez te castigaré obligandote a vestir de mujer durante un día, así te sentirás humillado cuando te vea tu hermana y espero que dejes de hacerla rabiar.

Cuando mi madre dijo eso sentí en mi interior una enorme excitación. Solo pensaba en ir a hacerle alguna jugarreta a mi hermana, salí corriendo cogí su móvil y lo tiré al suelo.

Mi hermana, no tardó en ir a contárselo a mamá.

  • Daniel, ¿es verdad que ha tirado el móvil de Eva?, me preguntó seriamente.

  • Mamá, no lo hice aposta, se me cayó sin querer.

  • Te lo advertí Daniel, ya sabes cual es el castigo, ve a tu habitación que ahora voy para allá. Y se fue hacia su habitación, al momento vi que abría la puerta de mi habitación y venía con las manos llenas de ropa, la dejo encima de mi cama y en esos momentos al ver allí unas bragas, un sostén, unos panties, una falda y una blusa, notaba como mi miembro crecía y se endurecia.

  • Desnudate Daniel, hasta mañana sábado estarás castigado.

  • No mamá por favor. Sabía que mi madre no me levantaría el castigo así que aprovechaba para disimular como que no quería vestirme con esa ropa.

  • He dicho que te desnudes, si no lo haces ya te desnudo yo misma.

  • Mamá, me da vergüenza delante de ti.

  • Pues haber pensado bien lo que hacías Daniel, ya estabas avisado.

Después de quejarme un poco para no dar la sensación de que estaba deseando ponerme esas ropas, comencé a desnudarme.

Cuando sólo me quedaban los calzoncillos, me di cuenta que seguía empalmado y al ver mi madre que no acababa cogió y me los bajo ella misma.

  • Vaya, parece que tienes a tu pequeñin excitado. A ver si te va a gustar ponerte ropa de mujer dijo mi madre mientras se reía.

  • Mamá, por favor, deja de humillarme más

Me puse las bragas, por cierto unas bragas que alguna vez me había probado a escondidas, las reconocía y me gustaban mucho por el tacto que me proporcionaban en contacto con mi pene. Despues mi madre me pasó el sujetador por los dos brazos y ella misma me abrocho los corchetes de la espalda. A continuación me hizo sentarme en la cama y poniéndose de rodillas me empezó a colocar las medias, primero en la pierna izquierda y luego en la derecha, cuando las tenía justo por debajo de la rodilla, me hizo ponerme en pie y continuó subiendolas hasta por encima de las bragas y llegando incluso a cubrirme el ombligo. Después me puse la blusa tenía los ojales en el lado contrario que mis camisas y al ver mi madre que tardaba mucho en abrocharmela me retiro mis manos y ella misma me la abrocho, por último me hizo levantar un pie del suelo y después el otro y me comenzó a subir la falda.

  • Date la vuelta, me dijo

Me di la vuelta mientras metía la blusa por dentro de la falda, después subió la cremallera que tenía la falda en la parche trasera y abrocho un corchete que tenía. Mirate al espejo, me dijo

Cuando me vi con aquella minifalda ajustada y debajo unos panties color carne quería ir al baño pero enseguida dijo mi madre

Voy a por unas zapatillas de casa que tengo sin estrenar espera y cuando volvió traía unas zapatillas abiertas en el talón y también en la parte delantera y que tenían algo de cuña a modo de tacón.

Toma calzate esto y desde este momento hasta que te levante el castigo serás Daniela. Venga vamos para el Salón para que te vea tu hermana Eva.

Yo no cabía en mi de gozo y poder salir de mi cuarto vestido así era ver cómo se cumplía uno de mis sueños, llegué al salón

  • Eva, mira a Danielita, si se porta bien mañana le levantaré el castigo pero si sigue haciendote rabiar, me lo dices y será Danielita todo el fin de semana, incluso para ir a misa el Domingo.

Cuando oi lo que decía mi madre, ya estaba pensando en que hacer para seguir castigado hasta el domingo.

  • Hola Danielita, me dijo Eva sonriendo y sintiéndose ganadora una vez más.

  • Hola, contesté bruscamente.

  • Danielita, tienes que hablar con una voz más dulce, no puedes poner esa voz que acabas de utilizar, dijo rápidamente mi madre.

  • Perdona mamá, así lo haré, contesté poniendo una voz más aguda. ¿Ahora puedo ir al baño mamá? Me estoy meando.

Me fui al baño y me miré una y otra vez al espejo, no me podía creer que me estuviera, pasando esto con lo que lo había deseado. Me baje la falda, los panties y las bragas y me masturbe.

Volví al salón y mi madre me dijo que si me iba con ellas a dar un paseo. Les dije que no para que no sospecharan que me gustaba usar esas ropas pero tenía claro que tenía que conseguir que me prorrogaran el castigo hasta el Domingo y que me obligara a salir vestido de chica.

  • De acuerdo Danielita pues si te quedas en casa aprovecha para recoger tu cuarto que lo tienes hecho una Leonera.

  • De acuerdo mamá, le dije pero ya sabía que no lo iba a hacer para que no me levantara el castigo. Me puse a jugar a la consola y cuando pasaron dos horas volvieron mamá y Eva de pasear.

  • Danielita, ¿que haces jugando a la consola? ¿Ordenaste tu cuarto?

  • No mamá, no me dio tiempo, iba a ir ahora mismo.

  • Ahora mismo dice, castigada una semana por no hacer caso a tu madre y como sigas así te pasarás todas las vacaciones convertida en Danielita.

No cabía en mi de gozo, me acababa de castigar una semana a seguir siendo Danielita. Continúe jugando a la consola como si nada y pase el día por casa nada más que saliendo al patio a tomar un poco el sol pero sin nadie que me viera hasta que después de cenar me fui a mi cuarto a dormir.

Cuando fui a ponerme el pijama no estaba donde lo había dejado y vi que encima de la cama había unas braguitas color beige y un camison de tirantes. Rápidamente me quite el vestido, los panties y tire el sujetador y las bragas al suelo y me puse mi nuevo conjunto de noche. El camison era de flores pero se transparentaba y se podían ver las brafas que llevaba, eras unas bragas altas nada sexys que me llegaban casi hasta el ombligo pero que a mí me excitaban igualmente.

A la mañana siguiente entró mi madre al cuarto y me despertó.

  • Vamos Danielita, a desayunar y ducharse o no llegaremos a misa me dijo.

Salí a desayunar en camisón, mostrando mis bragas a través de él y allí estaba Eva desayunando.

  • Hola Danielita, que bien te queda ese camisón aunque las bragas se ve que son de mamá, son para gente más mayor, te voy a dejar algunas braguitas mias más juveniles en vistas de que Danielita se va a quedar con nosotras unos días.

Solo pensar que Eva me dejara alguna de sus bragas me ponía a cien, ya que normalmente usaba tangas y braguitas brasileñas, siempre modelitos sexys y que no taparan mucho.

Desayune y me fui a la ducha, cuando salí de ella en seguida mi madre me dijo rápido Danielita ves a vestirte y fui a mi habitacion, esta vez no tenía la ropa encima de la cama por lo que pensé que se habría arrepentido y no iría vestido de mujer a misa pero cual fue mi sorpresa que cuando abri el cajón donde guardaba mos calzoncillos, solo había bragas y sujetadores. Abri el armario y habían desaparecido mis camisas y pantalones y en su lugar había varios vestidos, faldas y blusas.

Cogí unas bragas y un sujetador y me los puse, cuando llamaron a la puerta, pensando que era mi madre le dije pasa, pero era mi hermana Eva.

  • Toma Danielita, aquí te traigo unas braguitas mas juveniles, quitate esas bragas tan altas y ponte uno de estos tangas, venga...

Y delante de Eva me quite las bragas que me acaba de poner y me hizo ponerme un tanga de hilo dental, en ese momento estaba a punto de correrme.

¿Que te vas a poner para ir a misa? Pregunto Eva mientras abría mi armario y cogiendo un vestido, me dijo: con este vestido irás muy guapa, anda pontelo. ¿Donde tienes los panties o prefieres medias? Me dijo.

A mi llevar panties me ponía a cien por lo que le dije que panties.

Abrió otro de los cajones y sacó unos. Ahí comprobé que ella había cambiado con mi madre toda mi ropa porque sabía donde se encontraban las cosas.

Me puse los panties y después el vestido, era un vestido claro con la falda de vuelo que me llegaba hasta las rodillas, solo me faltaba el calzado y Eva dijo, te traere unos zapatitos con un poco de tacón e irás monisima.

Me puse los zapatos que me trajo y ya estaba lista para salir de casa. Nos dirigimos hacia la iglesia y en mi solo iba el pensamiento de que gracias a un castigo estaba cumpliendo otro sueño mio que era el salir a la calle vestido de mujer.

Pd. En base a los comentarios que tenga este relato si veo interés podrá tener continuación