El castigo de cueronegro

Mi amo está tratando los términos de mi cesión, pero no se trata de una cesión cualquiera, no: me cede para que me apliquen el castigo. He dejado de ser “su” perra para convertirme en “esta” perra siempre caliente....”esta” puta que se corre ante cualquiera... “esta” aprendiz de sumisa indigna de ser castigada por la mano de su amo.

Terminé mi último relato dejando un castigo pendiente. Un castigo, que bien hubiera podido desarrollarse de la siguiente manera:

"Al entrar ese día mi amo en msn, su rostro denota que la hora del castigo ha llegado.

Muéstrate ante tu amo, perra. Las manos detrás de la nuca y las piernas abiertas.

Permanezco de pie, desnuda, con tan solo mi collar puesto, temblorosa, mientras me mira muy fijo, muy serio... segundos que parecen minutos... minutos que se hacen eternos. (Mientras me ordena ir a por mis juguetes voy pensando que por la hora que es el castigo será físico, corto, aunque probablemente intenso, eso empieza a tranquilizarme un poco).

¿A quién tienes en msn, perra?

Solo tengo un contacto, amo

¿Es mujer?

No, amo, es C uero N egro, el amo escritor

Pregúntale si puedo hablar con él y si es así, agrégale. Después te pones la máscara , le invitas a tu cam y te quedas de pie, como antes, leyendo y esperando órdenes

Si , amo (bien, el castigo no puede ser tan malo si me va a exhibir)

Desde el momento en que agrego a C uero N egro, comienza mi humillación. Mi amo está tratando los términos de mi cesión, pero no se trata de una cesión cualquiera, no: me cede para que me apliquen el castigo. He dejado de ser "su" perra para convertirme en "esta" perra siempre caliente...."esta" puta que se corre ante cualquiera... "esta" aprendiz de sumisa indigna de ser castigada por la mano de su amo.

Las lágrimas bañan mi rostro. Apenas puedo leer. La humillación es demasiado grande.

Le ruego, le suplico.... pero todo es en vano. Intento argumentar y me ordena callar... termina diciendo que me prohíbe correrme (pues esa fue la causa del castigo) y...... "ahí te la dejo. Haz con ella lo que quieras, úsala o castígala, yo me voy".

Ante esa frase, mis piernas dejan de sostenerme y de rodillas en el suelo le tecleo que no me deje, que haré todo lo que me ordene, que no volverá a suceder. Mi amo sabe que odio que me esté castigando y se ausente aunque sea por unos minutos. Ya me ha dejado así más veces, pero.... me cede por primera vez a un amo... para un castigo... y me deja sola... completamente sola... con mi humillación, mi vergüenza, mi orgullo pisoteado y en manos de un amo con el que hasta ese momento había intercambiado muchas risas y muchas conversaciones sobre D/s y al que ahora yo tenía que mirar como una sumisa a un amo.

Tras decirme que me llamaría por la noche, mi amo corta la comunicación.

Un zumbido en la pantalla me hace reaccionar un poco. Pero estoy desorientada, no sé como debo actuar, ni como debo llamar ahora a C uero N egro. Tácitamente, acordamos emplear el término Señor, para que no olvide que estoy en sus manos y que ha sido mi amo el que así lo ha dispuesto.

Cuero N egro conoce bien mis gustos, mis sensaciones y mis sentimientos, ya que ha leído varias veces mis relatos y sabe que reales o no, estos son una radiografía de lo que me excita y lo que no, así que parece inevitable que su primera orden sea una pinza en cada pezón mientras charlamos. Su propósito es tranquilizarme, pues el castigo que ha elegido para mí es de lo más perverso a pesar de no emplear el dolor físico.

Hábilmente, va dirigiendo la conversación de tal modo que empiezo a sentirme excitada. Como yo no puedo verlo, no soy consciente de que, por orden de mi amo, le tengo puesta la cam y que a pesar de la máscara que llevo él puede verme. Así que, aunque intento no decir ni hacer nada que le induzca a pensar que me está calentando... me delato yo sola al pasar la lengua por mis labios y morderme el inferior. Es el momento que elige para emplearse a fondo:

¿Estás excitada?

Si, Señor

¿cuánto?

Un poco, Señor

No quiero respuestas escuetas

Me da vergüenza, Señor

Lo sé, por eso quiero que lo escribas con todo detalle, sé muy bien lo putita caliente que eres.

Así que, humillada y avergonzada, me veo describiendo como mi sexo se humedece ante sus palabras, que deseo que siga así, que las pinzas me llenan de placer y que quiero más.

Me hace introducir las bolas chinas en mi sexo... y que escriba mis gemidos.

Las bolas anales las introduzco al ritmo que él me marca y que es de una lentitud tan endiablada que gimo con cada una de ellas y tengo que esforzarme por controlar el deseo de llegar pronto a la última, la más gorda.

Una pinza más en uno de mis labios y un tanga metido entre ellos completan mi ornamentación. Por supuesto, la prohibición de correrme se une a la que ya tenía de mi amo.

Nuevamente, he decirle como estoy de excitada... y eso me excita aún más. Cuando se asegura de que mi excitación está al máximo, me comunica que tiene que ausentarse durante una hora mas o menos. En ese tiempo, y tal y como estoy, debo leer una y otra vez, hasta su regreso, la serie escrita por mí "Vacaciones con mi Amo". Solo puedo tocarme los pezones o mi cuerpo pero no el clítoris, ni el sexo. En el caso de que mi excitación me empujara a querer hacerlo... tendría que ser estirando de mi tanga.

Cuero N egro sabe, al igual que mi amo, que mis propios relatos, sobre todo esa serie me excitan solo de pensar en lo sucedido porque son reales y reviven todas y cada una de las sensaciones que sentí en ese momento.

Así que... una hora, sola, con bolas en mi sexo y en mi culo, las pinzas, sin posibilidad de tocarme en condiciones.... y leyendo una y otra vez lo que más me ha excitado de los encuentros con mi amo.

Cuero N egro me está castigando doblemente: por un lado, obligándome a estar excitada... por otro, él es el que mantiene mi excitación pero provocando que sea excitándome con mi amo... y sin poder correrme y encima........ sin tocarme ni nada.

Espera para marcharse que empiece a leer... el saberme observada mientras leía mis relatos, era muy humillante, nunca nadie me había obligado a excitarme así. Era perverso, extraño y también, he de confesarlo, la idea de que me observaran me excitaba sobremanera. Era una experiencia nueva para mi y mi cuerpo lo estaba notando por segundos. A veces miraba a la cam, como si fueran los ojos de C uero N egro, para que contemplara el placer que me estaba proporcionando con su castigo.

Al volver a la hora me pregunta como estoy y de nuevo me obliga a contestar a sus preguntas con algo mas que con monosílabos. Realmente mi grado de excitación ha llegado a tal extremo que tengo los labios hinchados de tanto mordérmelos.

Satisfecho por el resultado, me permite refrescarme un poco...... con hielo.... que con lo que me gusta....... termina de volverme loca. Pasar el hielo por mi clítoris inflamado y excitado, lejos de calmarme, me lleva a convulsionarme de una forma que hasta a mí me parece indecente. Al finalizar con el hielo, puedo quitarme todo lo que lleva mi cuerpo y... ¿descansar? .

Su última indicación... si cuando llame mi amo me lo permite, él también me autoriza a correrme... y si mi amo solicita que lo escriba en un relato pues... que lo haga con el vibrador puesto y en marcha.

Cuando llama mi amo, lo primero que escucha es mi jadeo y mi súplica para correrme. Después de una carcajada ante mi febril estado de excitación, mi amo me ordena que le cuente el desarrollo de la sesión, cosa que hago con todo detalle entre gemido y gemido.

Bien, perra, bien, veo que esta vez has controlado... si mañana sigues sin correrte... quizás... solo quizás... por la tarde te permita hacerlo, cuando me hayas mandado el correo contándomelo todo.

Amo, C uero N egro me ha pedido que, si tenías a bien ordenarme escribir la sesión, me permitieras hacerlo con el vibrador puesto y en marcha.

Está bien, putita mía, puesto que C uero N egro me ha tenido "presente" en la cesión, puedes hacerlo, pero... para que no se te olvide que me perteneces y como sé lo mucho que te gusta sentirte llena por tu amo... en tu culo, que es solo mío, llevarás las bolas anales. ¿Algo más, perra?

Sí, amo, tu permiso para ponerme las gomas en los pechos, para que me dejen tus marcas.

Concedido.... Dulces... calientes... y húmedos sueños, mi putita."

Este relato, a mitad de caballo entre la realidad y la ficción, ha sido posible gracias a la colaboración de C uero N egro y al consentimiento de mi amo.

El castigo sigue pendiente, pues es decisión de mi amo aplicarme el correctivo directamente cuando nos veamos en agosto.