El castigo a/de Carlota

El castigo que Ama Hortensia le infligió a Carlota por romper unas tazas, y la propuesta...

Recomiendo leer los relatos anteriores para poder entender esta pequeña parte de la historia.

Esto es lo que me contaron tanto Carlota como Ama Hortensia que ocurrió a partir del momento en el que, junto con Almudena, dejé a Carlota ya a solas con Ama Hortensia.

Por tanto, el relato comienza en la mazmorra de Ama Hortensia, cuando la asistenta transexual de Ama Hortensia, se lleva esposada y a ciegas a Carlota a un lugar desconocido.

Ama Hortensia fue contando a Carlota lo que iba a pasarle en cada momento, para que ella lo supiera y pudiera estar prevenida y excitada.


Ama Hortensia le ordenó a la asistenta transexual que nos había recibido a los 3 (Almudena, Carlota y a mí mismo) en la puerta, que se llevara a Hortensia al sótano de la casa, donde se encuentran las celdas de aislamiento, tres pequeñas habitaciones, con poca luz y opción de disponer incluso de oscuridad total a demanda de Ama Hortensia o del resto de

Am@s

que se encuentran con ella en su mazmorra.

La asistenta de Ama Hortensia, llevó a Carlota a la habitación más pequeña de las tres, casi una celda de prisión, sin ninguna comodidad, y en la que apenas cabe una persona, que tiene que estar de pie, porque no hay ningún asiento.

Antes de entrar en la celda, la asistenta de Ama Hortensia, le colocó a Carlota unos auriculares inalámbricos en los oídos, (De tamaño pequeño y de color blanco), y una máscara de cuero que solo dispone de un pequeño agujero en la zona de la mordaza de la boca, por el que se puede respirar. (Nada de agujeros en la nariz, por ejemplo).

Los auriculares están conectados a un móvil, por lo que, para comunicarse con Carlota e irle contando lo que le iba a pasar, Ama Hortensia utiliza un móvil, con una llamada al móvil de Carlota, es la forma de comunicación entre Ama y sumisa.

Carlota estuvo sola en la celda, de pie, en torno a dos horas, la asistenta le había quitado las esposas, pero se las había sustituido por mitones, una especie de guantes con esposas, que le impedían a Carlota masturbarse y usar las manos, además, los mitones, estaban esposados entre sí.

Ama Hortensia bajó a la habitación donde se encontraba encerrada Carlota, la sacó de la celda, le puso un collarín postural de cuero negro, y una correa, que sujetó a la argolla del collar postural, y le ordenó a Carlota, que se pusiera a 4 patas, mientras la iba llevando a la sala de juegos BDSM del sótano.

La sala del sótano, es la más pequeña de las dos salas que hay, pese a contar con 200m2, y está dotada con todos los elementos de tortura para poder practicar diferentes técnicas de BDSM a los sumisos que pasan por allí.

Ama Hortensia agarró del brazo a Carlota, le hizo pasar las manos y la cabeza por una especie de aberturas y, después, cerró las aberturas, de modo que, las manos y la cabeza de Carlota, estaban ya en un cepo, del que no podía salir sin la ayuda de Ama Hortensia.

Inmediatamente, Ama Hortensia, agarró un látigo, y comenzó a marcar la espalda y el culo de Carlota, que gritaba de placer, pese a que, la máscara, le impedía que, los gritos, se escucharan demasiado, camuflaba bien el sonido que salía de la boca de Carlota.

Cuando Ama Hortensia consideró que ya había sido suficiente castigo, le retiró durante unos segundos, a Carlota, la mordaza, y le dio un poco de Red Bull, para que se hidratara un poco y cargara pilas, pues, durante 24 horas, iba a ser esa su única bebida. (Ni agua ni comida, solo Red Bull).

Carlota casi suplicó que, Ama Hortensia, siguiera dándole latigazos en la espalda y en su culo, pues disfrutaba con el dolor que le producía cada uno de esos golpes con el látigo.

Sin embargo, Ama Hortensia, tenía otros planes, apareció en escena uno de los sumisos residentes en la mazmorra de Ama Hortensia, con origen en Nigeria, y una polla de más de 25 cm, que, sin decirle nada, sin emitir ningún sonido, ni tampoco hacer ninguna comprobación previa de lubricación en su culo o en su coño (Que, por supuesto, chorreaba), le metió la polla negra y enorme, en el culo a Carlota, quien, a pesar de la máscara, no pudo evitar gritar un poco al principio.

El nigeriano con su enorme polla, le fue metiendo y sacando el miembro, hasta que, pasados unos cuantos minutos, se corrió, y llenó todo el culo de Carlota con su semen.

Ama Hortensia volvió a quitarle la mordaza a Carlota, para que agradeciera el polvo que, el nigeriano, le había echado, y, de paso, darle un poco más de Red Bull, para que volviera a cargar pilas.

Ama Hortensia ordenó a Carlota que se pusiera de rodillas, y comenzara a chuparle la polla al nigeriano, al ser tan grande, al principio, a Carlota, le entraron hasta arcadas, pero, al final, pudo metérsela casi entera en la boca, y consiguió que, en pocos minutos, toda la máscara se llenara de semen, en parte, el que no pudo tragar Carlota.

Ama Hortensia le pidió al nigeriano que se fuera, que saliera de la habitación, de la sala de juegos BDSM, y, tras ponerle otra vez la mordaza a Carlota, y darle unos cuantos latigazos más, Ama Hortensia volvió a dejar a Carlota en la misma celda, durante unas 3 horas más, de nuevo, sin poderse sentar, aunque, si hubiera podido tener un asiento, su culo, se lo hubiera casi impedido, por el dolor que llevaba por los golpes que había recibido ya allí.

Pasadas las 3 horas, Carlota pudo escuchar que, Ama Hortensia se dirigía a ella, y le avisaba de la llegada de Ama Marta, (La misma a la que ya conocéis, pues, Marta, Susana y Hortensia, compartían colegio y se llevaban, a priori, muy bien desde entonces), para seguir con el castigo.

Entre Marta y Ama Hortensia, subieron a Carlota a la sala de juegos principal, situada en la planta de arriba de la casa de Ama Hortensia, y con 400 m2 de superficie para poder jugar, dividida en dos ambientes, al igual que la de Marta, 1 sala de juegos BDSM y 1 sala de juegos médicos.

Marta se iba a encargar de castigar la zona delantera de Carlota, con una pala, comenzó a darle palazos, por sus tetas, su coño, sus piernas y los abdominales tan trabajados en gimnasio.

Carlota no llevaba la mordaza, porque, Marta, quería que, a cada golpe que fuera recibiendo, Carlota pudiera ir contándolo y agradeciéndolo en voz alta.

Tras más de 100 palazos, Marta dijo que ya era suficiente castigo, se había logrado el objetivo de dejar marcado todo el cuerpo de Carlota, y, a pesar de que, ella, pidió seguir siendo golpeada, no hubo manera.

La asistenta transexual de Ama Hortensia, entró en la sala, y custodió a Carlota durante cerca de hora y media, el tiempo que, Marta y Ama Hortensia, dedicaron a ponerse al día y a charlar tranquilamente de cómo les iban las cosas, y de los sumisos a los que dominaban.

Cuando ya Marta se había ido, Ama Hortensia bajó de nuevo a la celda a Carlota, y le explicó que, la segunda parte del castigo, consistiría en pasarse 12 horas de pie, en la celda, reflexionando sobre lo que había hecho, para que no volviera a ocurrir.

Ama Hortensia dejó a Carlota en la celda, y se fue a seguir con su vida, regresó 12 horas exactas después, momento en el que le quitó la máscara, pero no el vendaje de los ojos, le dio a beber una lata entera de Red Bull, dejó que, Carlota, fuera a un baño a mear, y esperó a que llegara yo, para contarme su propuesta.

La propuesta, como ya sabéis si habéis leído los relatos, consistía en un entrenamiento brutal, para convertir a Carlota en toda una esclava.

Las dos primeras fases, consistirían en que, Carlota, estuviera atada con

Segufix

en una cama, llevando una máscara siempre, siendo alimentada con sonda, y sin ningún tipo de estimulación sexual durante el primer mes; en definitiva, encerrada, cegada, sorda y casi muda, para que el cerebro se regenerase y desconectara del mundo exterior.

La segunda fase, sería igual que la primera, pero con la diferencia de tener estimulación sexual continua, las 24 horas del día, con vibradores en su coño y en su culo, funcionando a la vez y sin apenas descanso.


Si veo que hay muchas lecturas, puede que os cuente como fue el entrenamiento de Carlota con Ama Hortensia.