El castigo (03: Fresas con nata, dos días despues)

Dos días después, Dani no recuerda nada de lo acontecido los días previos. El reencuentro con uno de sus verdugos.

EL CASTIGO (03: FRESAS CON NATA "DOS DÍAS DESPUÉS")

Dani poco a poco se despierta. Aunque intenta abrir los ojos, le es imposible: un gran esparadrapo se lo impide. Tampoco puede mover sus brazos, ni sus manos, que permanecen encadenadas. Ni siquiera puede chillar, porque un trapo ocupa su boca. No puede hacer nada.

Intenta pensar y recordar. ¿Qué es lo que le ha pasado? Recuerda la cafetería. Fue al baño. Y allí, acabó todo. La negrura. El olvido.

Es consciente de que ha pasado mas de una noche en ese extraño lugar, y por tanto, más de un día. Pero no es capaz de recordar que ocurrió. Y lo que está mucho más lejos de su entendimiento, es el porque.

Su familia no tiene una gran cantidad de dinero, si bien es cierto que tampoco les ha faltado nunca un buen trozo de pan que llevarse a la boca. Incluso, cuando dijo que quería estudiar fuera una carrera privada, a sus padres es falto tiempo para preparar todo, tanto el ingreso en la universidad, como un buen alojamiento, pero nada más. No eran tampoco una familia rica. Y si no era por dinero, ¿Cuál era el motivo?

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos, que no oyó la puerta abrirse, y unos pasos que se acercaban.

Notó como unas manos de cuero tocaban sus brazos y le quitaban las esposas, primero una, y luego la otra. Después bajaron hasta las piernas, que siguieron el mismo proceso.

Retiraron también el trapo que ocupaba su boca, lo que agradeció realmente.

¿Qué hago aquí? ¿Qué queréis de mí?

Nadie le contestaba. Le ayudó sin embargo a quitarse los harapos que horas antes habían sido ropa ajustada, y elegida a propósito para ligar. Cuando se movía, una parte de su cuerpo u otra se quejaban. Tenía el cuerpo dolorido, quejumbroso. Le dolía todo, e incluso tenía una sensación febril. Se sentía un harapo, una piltrafa humana. Y no sabía los motivos.

¿Qué me habéis hecho? Contéstame, Hijo de Puta

El extraño no decía nada. Le puso un pantalón minúsculo, que no llegaba a taparle entero, con un elástico que se metía entre sus nalgas.

¡ ¡ Contesta ¡ ¡ ¡ ¡ Mamón de mierda ¡ ¡

O te callas, o tendré que volverte a poner la mordaza.

Lo más fácil era dejarse hacer, y todo acabaría cuanto antes, o eso pensaba.

Así, que se dejo conducir. Oyó como se abrian puertas y se cerraban otras, hasta que llegó a lo que supuso era una habitación grande y espaciosa, donde se oía el agua caer.

Con cuidado, entra aquí. Eso es, primero un pie, y luego el otro. Siéntate ahora.

Dani nunca había estado en uno de esos. Era un jacuzzi, y parecía de los grandes. Su acompañante, le volvió a esposar las manos a unas agarraderas. Y dando a una serie de botones, empezó a salir espuma, y unas burbujas que masajeaban el cuerpo maltrecho del chico.

Oyó de nuevo la puerta cerrarse, y los pasos que se alejaban. En esos momentos de tranquilidad, volvió a intentar hacer memoria, y recordar que había pasado esos días, que no podían pasar de 2, como mucho. Nada. Todo estaba en negro. No podía acordarse de nada.

El otro chico volvió, y por el sonido de los tintineos, descubrió que portaba unas copas de cristal. Y se metió con el en el jacuzzi.

Tranquilo, no voy a hacerte daño. Relájate y disfruta.

Dicho esto, empezó a masajearle los gemelos, cogiendolos entre sus manos, y frotándoselos con una esponja especial. Tenía ganas de chillar, de una mezcla de dolor y liberación, de placer. Siguieron los pies, que fueron trabajados, cada dedo, poco a poco.

Después, se coloco detrás suyo, para poder masajearle la espalda y los hombros.

Daniel se encontraba en un pequeño éxtasis, y se estaba dejando dormir, por las técnicas de su acompañante. Sólo gemía dulcemente, y se dejaba hacer.

De repente, se detuvo, y le dio una copa de cristal, como el ya había pensado.

Bebe

A pequeños sorbos, disfrutaba del delicioso champagne. Las burbujas iban subiendo a la cabeza de la victima, que cada vez se encontraba mas a gusto, mas tranquilo, mas extasiado...

Empezaron a hablar, de las cosas que se hablan, como si se conocieran de siempre. El alcohol hizo que cada vez se soltasen más.

Las preguntas acerca de su propia situación, o donde se encontraba, los porques... dejaron paso al Cuéntame cosas de ti o de tu vida.

Salieron fuera del jacuzzi y ahora se encontraban en un jardín, tumbados en una toalla grande, medio desnudos, y medio borrachos. El champagne seguía. Durante unos segundos, su verdugo le quito las vendas de sus ojos, pues estaba mojada, y aunque llevaba una capucha que le tapaba la cara, pudo ver el par de ojos mas bonitos que nunca había visto, unos ojos que se le clavaron en lo mas profundo.

Ahora, que el hambre ya acechaba, el "verdugo" decidió que sería una buena idea comer una fresas.

Y mojándolas en chocolate, nata y en el mismo champagne se las iba dando a Dani.

Llevaba hablando horas...

Dani ya había oído hables del Síndrome de Estocolmo, que hace que los secuestrados sientan un cariño especial hacia sus castigadores, pero entre lo que estaba sintiendo, y la mezcla que había hecho el alcohol, el jacuzzi y las fresas, sentía, cada vez mas, unas ganas locas de brazar, sentir entre sus brazos, y besar a aquel chico.

Una ducha de liquido frío le despertó de sus pensamientos. Era el propio licor burbujeante, que recorría ahora su cuerpo, y su "nuevo amigo", el que recorría su cuerpo con sus labios, llegando hasta su boca. Dani intento alcanzar sus labios, pero el no se dejo, y tomando de nuevo la botella en sus manos, le vertió de nuevo el contenido sobre su cara, y esta vez si se besaron. Y dieron vueltas sobre el césped, en una mezcla de pasión y licor.

Hacía mucho tiempo que no sentía algo así. No te conozco, y no recuerdo nada de estos días, pero siento que me gustaría conocerte, y estar mas tiempo a tu lado. Creo que he encontrado a alguien muy importante en mi vida a quien no quiero dejar escapar.

Silencio. No había respuesta.

Déjame conocerte, dame esa oportunidad...

¿Por qué no? Podía dar una oportunidad a aquel chico, y ver lo que surgía con el tiempo. Era cuestión de darle su numero de teléfono, o su dirección, y cuando todo eso acabase, tal vez podrían volverse a ver, y quien sabe que podía pasar

... déjame verte, Déjame ver como eres.

Esas palabras le despertaron de su ensimismamiento, y cuando asimilo lo que había oído, le dijo con toda la rabia que podía llegar a tener:

¡ No has aprendido nada! Sigues igual que antes, y nunca lo aprenderás. No podrías enamorarte de nada más que de una cara bonita.

Aunque intento disculparse, y hacerse entender, no le escucho, y escucho sus pasos ir y venir.

Cuando despiertes, no tendrás que preocuparte ya jamás por esto, y todos nos olvidaremos de ello

Y dani sintió como, de nuevo, un pañuelo le tapo boca y nariz, haciéndolo respirar obligatoriamente las sustancias de aquel pañuelo, hasta que perdió el sentido.

Cuando despertó, estaba absolutamente vestido, con unas ropas que no eran las suyas, y el simple recuerdo de aquellos ojos verdes.

Intentaba recordar las palabras del chico, para tener mas pistas sobre el, pero ni siquiera sabía su nombre. Cogió un taxi y lo pago con el dinero que tenia en el pantalón, junto a su móvil y su cartera. Estaba todo.

Lo primero que hizo fue mandar un mail a aquel con el que había empezado toda la historia, Félix. Le pedía que por favor, le pusiera en contacto con el otro chaval, que le diera otra oportunidad, que necesitaba verle de nuevo.

Los días pasaban y no obtenía respuesta, y aunque le mandaba mails todos los días, nunca se llevaba la alegría de poder la contestación en la pantalla de su ordenador.

Ni siquiera sabía donde estaba aquélla cafetería del primer día.

Un día entre sueños, volvió a verse a sí mismo, con "ojos bonitos", en aquel jardín, y recordó como le gustaba pasear y dar vueltas por el Retiro.

Al día siguiente, decidió buscarle allí. Tras cuatro horas, se sentó en un banco, cerca de uno de los lagos, perdida toda la esperanza.

Al rato, escucho una voz que le resulto conocida:

¿Buscabas a alguien?

Y sorprendido se dio la vuelta y vio a un chico que se ocultaba tras una bufanda, dejando ver solamente aquellos 2 ojos verdes que le miraban. Sin responder, se levanto, se dio la vuelta y le dio un beso enorme.

Si, te buscaba a ti.

Y quitándose la bufanda, Dani vio a un chico que, sin ser el mas guapo, sin ser todo lo atractivo que se puede ser, era el chico que el quería, con aquellos ojos maravillosos, y más todavía, una persona que ahora quería empezar a conocer cada vez mas y mejor. Y dándose la mano, se fueron paseando por los inmensos y frondosos parques del Retiro.

MENSAJE PARA: dani_mad hotmail.com

DE:

ASUNTO: Serás mío

MENSAJE:

Muy pronto serás mío. No tendrás más remedio que serlo. No comentes a NADIE NADA acerca de este mensaje, pues me faltara tiempo para castigarte, y esta vez, no será como la primera vez. Afectara a toda tu familia, a tus amigos y a toda tu vida.

Recuerda, no debes decírselo a NADIE.

Pronto, muy pronto, sabrás de mí.

El castigador