El caso que no tenía caso I parte

El detective John Dove descubre una oscura trama tras una simple visita, el Ayuntamiento de su pueblo y la banca Suiza estan más conectados de lo que sospechaba, una etiqueta en unas bragas femeninas le dan la pista.

Me llamo John Dove, detective privado, aquel viernes en realidad aparecía como un maldito viernes cualquiera, la misma rutina, los mismos pleitos y los mismos clientes que sospechaban que sus esposas o maridos les eran infieles, o sus empleados abusaban de bajas laborales fingidas. No se guíen o se dejen llevar por las telarañas en mis archivos, o el rastro de polvo en los estantes, hace ya algún tiempo que mi secretaria renunció dejándome envuelto en el mayor caos imaginable, en realidad ella hacía todo el trabajo, yo aportaba la dirección de empresa y el título con mi nombre Pascual Perez, que traducido al americano resultaba “John Dove, investigator & management investigation”. Nunca mi secretaria estuvo de acuerdo con mi rótulo publicitario, ella opinaba que en Granada nadie se enteraba de que rayos se trataba mi empresa, y nunca tampoco entendió que un detective siempre era secreto. Todos esos aspectos podía perdonarlos pero según ella lo que nunca pudo perdonarme fue no cobrar puntualmente todos los meses.

Mi oficina era mi paraíso, en esos días trataba de hacerme alcohólico, poco a poco, no es que la ginebra me gustara pero ya se sabe que todo buen detective debe de serlo, así que poco a poco y a tímidos sorbos empinaba la botella que guardaba ¡por supuesto! en el archivador, en la letra “g” de ginebra por si acaso se me olvidaba dada mi naturaleza despistada.  El único asunto o pleito importante del día llegaba de Endesa, se había empeñado en cortarme la luz, así que miraba con cara de extrañeza su última carta. Mi oficina estaba en el east de la ciudad, por no decir la barriada virgen de la paloma que suena poco interesante, y todos los días debía de luchar contra la mafia, ya saben, la familia, la camorra. Si no conocen España o piensan en Italia cada tanto se habla de mafia están muy equivocados, en España la única mafia son los políticos que enchufan a todos sus familiares, no existía nada más mafioso que un concejal.

La mafia española se había empeñado en dificultar mi trabajo y sembrarme de multas de aparcamiento y distintas molestias.

Era un viernes con pinta y aspecto de un viernes cualquiera, de no ser que repentinamente se abrió la puerta del despacho y estaba ella en la puerta, a contraluz, mi primera cliente seria, interesante, con unas piernas enormes y largas cubiertas de unas sugestivas medias negras, tocada con una estricta pamela inglesa en la forma de quien acaba de salir de las carreras en Londres o de comprar quesos en Gibraltar y se compró el sombrerito como recuerdo. Un vestido impecable de los que pueden costar más allá del límite de cualquier tarjeta del banco, de color inexacto, como buen vestido caro, los vestidos asequibles obedecen a los colores primarios y simples, los caros tienen esa mezcla ocre de azules que no terminan de serlo para resultar amarillos con matices morados y mezclarse con verdes que nunca parecerían colores verdes.

Tomó asiento segura de sí, cubierta bajo la pamela y dejando ver el carmín de unos labios perfectos, abrió su pitillera de plata y sacando un cigarro Dunhill inglés de modo teatral lo llevó a sus labios en la forma de quien espera que inmediatamente sea encendido. ¿Cómo había adivinado que en mi oficina me saltaba a la torera la prohibición de fumar?, allí empezaban los misterios, sin duda era una mujer extremadamente inteligente, atractiva e inteligente, puse la llama de mi mechero bajo sus narices pidiendo todo tipo de disculpas por usar un encendedor de plástico y ella inició su charla con voz flemática:

-Señor John, estoy en un serio aprieto.

Aquella mujer me gustaba, tenía estilo, clase, me acababa de llamar por mi verdadero nombre. En mi votación particular de las últimas diez mujeres interesantes que había visto en el último año aquella cliente se llevaba el primer puesto, prosiguió con su voz musical, cuidada, casi educada en cualquier colegio de monjas.

-Pertenezco a los servicios secretos de un país que por secreto no le puedo facilitar aunque puede estar seguro que aparece en el mapa, mi país quiere contratarle porque desde hace algún tiempo los espías industriales vienen atacándonos y saboteando nuestra pequeña y modesta producción, en concreto de nuestro querido automóvil y proyecto ultrasecreto, hemos localizado a nuestros enemigos y sus agentes que tampoco puedo revelarle porque es alto secreto. Pero hemos sabido que preparan un gran atentado industrial y secreto en algún punto que ignoramos y tampoco podemos defendernos diplomáticamente de una amenaza que aun no existe.

-Pues lo siento mucho, pero con tanto secreto yo no puedo trabajar, necesito datos, algo más concreto, yo soy un profesional serio.

Se suponía que en ese punto debía plantearme un enorme cheque sobre la mesa que me haría cambiar de opinión, pero simplemente respiró un “cuanto lo siento” apartó elegantemente la silla y dando un giro se marchó dejando ver su impresionante trasero y vaivén de curvas al caminar, eso me bastó para hacerme cambiar de idea.

-Aunque claro, siempre puedo cambiar de idea, me gusta el patriotismo, estoy especializado en espionaje industrial internacional.

-Sabría que podía confiar en usted, Kiko Lopez, el concejal de urbanismo me lo recomendó como uno de los mejores.

¡Vaya por dios! Y yo despotricando de los concejales. Aquella misteriosa mujer me guió un ojo mientras ocupaba de nuevo mi silla, de hecho creo que nunca se pudo ver tan majestuosa aquella silla de saldo. El tablero de la mesa me impedía ver sus piernas, hablaba y hablaba, respiraba profundamente dejando entrever bajo la blusa del vestido la poderosa magia de sus pechos, no tenían aspecto de estar operados, aquella maravilla no podría verse manchada por el sagrilegio de la silicona. Me disculpé un momento con la excusa de ir a consultar la base de datos de mi gran ordenador conectado en teoría a todas las policías del mundo pero en realidad la estuve observando por la mirilla especial para clientes conflictivos, habría jurado que se sabía observada, levantaba y cambiaba el sentido de sus piernas cruzadas, y sin poder contener mi excitación comencé a masturbarme mientras ella esperaba con sensuales movimientos. De regreso de nuevo puso sobre la mesa toda su sagacidad y agudeza cuando dijo:

-Espero que todo haya salido bien.

-¿Salido el qué, como dice?.

-¿No iba a consultar la base de datos? olvídelo, vayamos al grano. Aquí tiene una primera provisión de fondos, para el viaje a mi país, en las próximas semanas irá recibiendo el resto, ya tendrá noticias mías.

Y en la misma forma que vino se marchó, cerrando la puerta tras sí con un pequeño portazo, quizás se hubiera dado cuenta quizás no, pero cuando miré el cheque pensé que aquel país no debía estar andando en la abundancia, era un cheque de ciento veinte euros. Pero dada mi situación no podía andarme con exigencias además de que la tía estaba buenísima, solo me preocupaba algo, a falta de saber el país que era si hablaba español igual era un país de la órbita de america latina, en Europa que yo recordara en ese momento no se hablaba español en ningún sitio, y mientras buscaba en Internet vuelos baratos el vuelo más barato al país más enano de América costaba diez veces más que el cheque, con lo que el trabajo finalmente me terminaría costando el dinero. Me consolé pensando en dos cosas, lo buena que estaba la tía y la fama y reputación que me podría dar resolver un asunto como aquel, el primer verdadero asunto importante que llevaría.

En ese punto me sorprendí rompiendo el dosier que guardaba en el archivador sobre la mafia, o sea el Ayuntamiento, y aun más me sorprendí guardando cola en el negociado de turno para pagar algunas multas de aparcamiento, aquel asunto empezaba a costarme dinero. Pasaron los días y en la semana siguiente recibí por fin un sobre con las instrucciones, cuando lo abrí mi sorpresa fue mayúscula, mi destino era Suiza “Su primera misión será encontrar un vuelo económico, supermercados Lidel los tiene de oferta en estos días, el gobierno suizo no está para tirar el dinero”.