EL CASO DE LAS AMAPOLAS Capitulo 3

Las agentes de la agencia de detectives Miller, teniendo como delegada a Marie, utilizan un medio poco ortodoxo para poder acceder a los juzgados para obtener pruebas vinculadas al caso, tienen que hacer que el equipo de seguridad del Fiscal salga, y su metodo... RELATO SPANKING

EL CASO DE LAS AMAPOLAS Capitulo 3

Estaba lloviendo en la ciudad esa mañana, era un día gris, para una jornada cargada de acciones. Marie había llegado la primera. Había quedado con las chicas para desayunar juntas antes de acudir al trabajo, como solían hacer cada día, acababan de servirla el café, cuando llegaron las tres juntas, Rose Mery, Carmen y Luisa. No llevaban muy buena cara en sus rostros, no debían de haber pasado una buena noche, Rose Mery se quitó la gabardina al igual que Carmen, Luisa llevaba un abrigo tras colgarlos en unos percheros de la pared, se aproximaron a la mesa, pasando una primero tras la mesa, al ser un asiento tipo sofá, al acomodarse en el asiento acompañando a Marie, sus caras mostraban las molestias que tenían al sentarse. Habían llegado vestidas con su uniforme laboral, al igual que Marie, pero bajo sus cortas faldas llevaban leotardos azul marino, excepto Luisa que los llevaba negros.

(Marie) -. Buenos días chicas! Como habéis pasado la noche?

(Rose Mery) -. Buenos días, Marie! No entiendo como quedáis en este antro siempre. Ya puedes imaginártelo guapa! durmiendo boca abajo y….- Mirando hacia atrás y delante que no hubiera nadie cerca y escuchara la conversación. -.…Con las bragas bajadas, era imposible dormir con ellas puestas, como raspaban las jodidas, era como si llevase papel de lijar, en vez de suave algodon.

(Marie) -. Este antro, dices? sus asientos tienen doble acolchado, viene bastante cuando te sientas, no están incómodo... Jo! Que suerte tenéis de poder dormir con las braguitas bajadas, a mí sí me sorprenden mi madre o mi padre, ya me puedo preparar…

(Luisa) -. No fastidies que te vigilan a tu edad?

(Marie) -. Vigilarme, dices. Si solo fuera eso nada más? La bronca que me hecho mi madre al llegar a casa, fue de “aúpa y no te menees”, la Sra. Adams hablo con mi madre por teléfono y le conto todo con pelos y señales, tuve suerte que solo me mandase a la cama sin cenar, es una mujer chafada a la antigua. Al llegar mi padre, si no iba bien servida con la azotaina que recibí ayer por la mañana, y luego otra más en el despacho del Sr. Adams. Me recordó que es lo que no debo hacer, y me fui a dormir bien caliente, no os imagináis como llevo el culo de dolorido… y además estoy castigada a ir de casa, al trabajo, y del trabajo, a casa, y sin salir para nada más durante una semana.

(Carmen) -. Pues vaya, que padres tienes chica… Sabéis como les fue a Frank y Vanessa? Lo consiguieron?

(Rose Mery) -. Eso espero… Si no, nos habrán calentado el culo para nada… Y tú Marie, se lo podías haber explicado a tu padre, a fin de cuentas es nuestro jefe y se enterara igualmente…

(Marie) -. Si le hubiera contado algo sin tener pruebas contundentes, me hubiera despedido de mi trabajo en la oficina, y estaría castigada el resto de lo que queda de año. Para él su orgullo y su honor es todo, y no imagináis lo cerrado y obtuso que puede resultar. Cuando tengamos acorralado al Fiscal, entonces será el momento, no antes, y por vuestro bien más vale que guardéis silencio. Tampoco no tenemos nada contra él, igual es inocente…, esta ciudad es corrupta e incluso puede que este amenazado o chantajeado por alguien a mantener alejada la investigación, hasta no tener algo férreo no podemos hacer nada, aparte de sobarnos el culo... Sin contar con la que nos espera apenas lleguemos…

(Carmen) -. No creo que suceda nada, no serán tan anticuados sus métodos, no tiene lógica, castigo de mantenimiento…? Paparruchas!!!

(Marie) -. Carmen! Conozco a mi padre muy bien. Ayer por la mañana me dejo el culo ardiéndome como brasas al rojo vivo, solo por reírme por un comentario con una clienta, y eso, que fue ella quien hizo el comentario, por la tarde el Sr. Adams, y por la noche… Si no has comprendido a que venía que me fui a dormir calentita, es que antes de acostarme me dio otra azotaina más severa con el cinturón, llevo el culo que me duele horrores, nada que ver, como vosotras lo debéis llevar, que aparte de las molestias, no creo que tengáis mucho más… Y si el Sr. Adams nos aplica el “mantenimiento” !!! Puedes estar bien segura que no serán diez azotes de paddle, será una buena y bien buena azotaina, que no me extrañaría nada que utilizara el cepillo, vosotras no sabéis lo que eso duele, pero yo sí que lo sé, nuestros supervisores son expertos en ese arte de disciplinar, es su trabajo… Y la única persona que puede suspender ese castigo, es mi padre. Y ya has oído que ayer noche me dio otra azotaina con el cinturón porque le avergoncé ante el Fiscal General, crees Carmen, que hay un atisbo de esperanza que mi padre rectifique, estando su orgullo herido por culpa nuestra? Porque si lo esperas vas lista, ni siquiera a mí, me perdonaría ese castigo, crees que tú, vas a tener mejor suerte? Además si Frank y Vanessa no han obtenido nada que nos pueda servir a la investigación, adiós al caso. Y adiós a nuestras esperanzas de salir del trabajo de despacho, y lo que nos hemos sacrificado no habría valido de nada.

(Rose Mery) -. Si Carmen, si! Podemos ir preparándonos para pasar un día horrible, apenas he podido dormir pensando en ello. Y si no nos damos prisa, tenemos veinte minutos para andar dos manzanas e ir a los vestuarios a quitarnos los leotardos y ponernos bragas limpias, yo al menos las llevo bien húmedas, hacía mucho que no se me mojaban por ser castigada, por eso aceptamos este plan maléfico, porque no nos disgustaba la idea. Así que Carmen no te hagas la inocente, porque estas deseando llegar y que te bajen las bragas para darte una azotaina sobre las rodillas, hace años que añoro que me pongan sobre las rodillas y me calienten el culo, ayer no estuvo mal, aunque quede decepcionada, esperaba que me pusiera sobre sus rodillas… Deja de hacerte la inocente y afligida, porque no te va nada, nada. Con nosotras al menos no disimules, seguro que el fondillo de tus braguitas esta chorreando.

Riéndose las cuatro salieron de la cafetería sobándose el culo, y haciéndose bromas la una a la otra. Así como comentarios de lo que las esperaba nada más llegar riéndose de ellas mismas, aunque la verdad es que las chicas en su interior iban con una terrible angustia, así como un enorme temor, nerviosas y con sus sonrisas falsas, pero a pesar de todo iban gastándose bromas y riéndose entre ellas, fingían no estar angustiadas como si no ocurriera nada, pero las cuatro chicas estaban muy preocupadas. Ello se reflejó en sus rostros cuando tuvieron el edificio de oficinas a la vista, apenas a unos cuatrocientos metros, su silencio las delataba de su gran preocupación, y que las cuatro estaban aterradas de entrar a la oficina en unos minutos.

Marie en ese breve silencio durante los metros de distancia que les separaba de la entrada, le vino a su mente como permanecía la noche anterior en su cama echada boca abajo tratando de conciliar el sueño, pero el intenso ardor en su trasero resultaba molesto, sin decir que le dolía horrores, sin poder, ni tan siquiera girarse sin sentir agudos pinchazos al hacerlo, por lo que se mantenía boca abajo. Se hubiera bajado de buen gusto las braguitas, pero temía que fuera descubierta con las bragas bajadas. Su madre no únicamente se había conformado con mandarla a la cama, la acostó ella misma, arropándola e introduciendo la manta bien tensa bajo el colchón, por lo que Marie no solamente tenía molestias por el estado de su trasero, si no, también por el peso de la manta, como la presión que ejercía sobre su trasero. Si no tuviera bastante, tenía la sospecha que en cualquier momento podía aparecer su padre, el cual no tardaría mucho en llegar. Su sospecha no tardo demasiado en realizarse en una realidad, pudo escuchar voces abajo en el vestíbulo, y como alguien subía las escaleras. Desde la cama echada con la cabeza apoyada sobre la almohada ladeada hacia a la derecha veía la puerta, y como en la ranura del suelo una sombra se detuvo en el umbral, y la puerta se abría de golpe. Sus temores se acababan de hacer realidad, entraba su padre avanzando hacia ella e iba desabrochándose el cinturón. Marie cerro los ojos, no quiso verle acercarse a ella, solamente sintió como la sabana y manta al mismo tiempo le eran retiradas dejándola destapada hasta por debajo de sus muslos, así como de un tirón brusco sus bragas fueron bajadas, sintiendo acto seguido el cinturón en su trasero, sollozando con su cabeza hundida en la almohada, recibió una larga tanda de azotes sobre su culo desnudo, la manta introducida bajo el colchón mantenía sus piernas inmovilizadas, de tal forma que solamente podía menear su trasero a cada azote del pesado cinturón, cuando ceso la azotaina Marie quedo tumbada llorando sobre la almohada, con el culo al aire, al menos el intenso fuego del trasero resultaba menos abrasador, al haberla dejado con las braguitas de algodón bajadas. Pero en minutos apareció su madre, sentándose sobre la cama acaricio la cabeza a su hija, bajando su mano por la espalda hasta posarse en su ardiente y abrasado trasero. Extrajo de la mesita de noche una pomada, y se la puso en el culo dolorido, aquellas caricias resultaban muy agradables después de la azotaina recibida, pero no resulto nada agradable al sentir como sus braguitas eran subidas y ajustadas a su cintura y bajado su corto camisón, en breve volvía a sentir el peso de la manta en su trasero, y como la madre la volvió arropar, apagándose la luz y cerrando la puerta.

(Rose Mery) -. Despierta Marie, estas en babia!!! Vamos entremos y que… “sea lo que dios quiera”.

Tal y como entraron al edifico se dirigieron al fondo del vestíbulo a derecha de los ascensores, hacia la puerta de salida de emergencia, tras traspasar la puerta bajaron unas escaleras y entraron a los vestuarios en la planta baja. En breve salían de nuevo las cuatro, subiendo las escaleras, Marie iba algo rezagada tras las chicas, pudiendo ver a las chicas subir, así como ver sus braguitas viendo como llevaban aun marcados sus traseros. Ella al subir las escaleras se ayudaba con la mano derecha en la baranda, así le costaba menos flexionar sus rodillas para subir los escalones, mientras con su mano izquierda se sujetaba la corta falda, pues tras de ella subían otras detectives y un par de chicos de administración, pero aun sujetando su falda, todos pudieron ver sus braguitas blancas de algodón con dibujos de margaritas, al igual que su trasero muy colorado. Al entrar de nuevo al vestíbulo, las chicas ya habían llamado al ascensor reuniéndose Marie con ellas.

Marie, Rose Mery, Luisa y Carmen, permanecían juntas pero no se decían nada entre ellas, estaban avergonzadas al escuchar detrás ellas como susurraban las chicas y chicos, hablaban de ellas y como las habían escuchado gritar cuando las castigaba el supervisor, aunque los comentarios no eran hirientes o con mala intención, pues cuál de ellos o ellas, no se habían visto en su situación más de una vez. Eran años que no resultaba fácil un buen trabajo, y la agencia Miller su nivel de exigencia para su personal era alto, pero también sus sueldos estaban bien renumerados, por lo tanto el haber una exigencia de disciplina bastante fuera de lugar, no resultaba un problema, si no se cometían errores era como cualquier otro trabajo, aparte que en la agencia no habían despidos.

Al abrirse las puertas del ascensor pulsaron el botón del piso veinte, mientras subía el ascensor iban en silencio, solo algún murmullo se escuchaba al fondo de entre las quince personas que iban dentro.

Una vez subido a su planta, las chicas se despidieron dirigiéndose a sus mesas de trabajo, Marie tallándose la falda fue hacia su despacho, una vez en el interior, se dirigió al armario al fondo, extrayendo de él interior dos cojines cuadrados de color negros colocándolos en su asiento, al sentarse lo hizo con suma delicadeza. Unos minutos después entro en su despacho una de las investigadoras de su equipo, Vanessa.

(Vanessa) -. Buenos días jefa!

(Marie) -. Buenos días! Que buscas al llamarme jefa, una nota con sobre color azul?

(Vanessa) -. Ja, Ja, Ja… Es que solo vosotras vais a disfrutar con este caso? Os he visto al entrar y… hummm se me han mojado las braguitas solo de veros como caminabais, y verte con esos cojines… ya me entere que a ti te dieron a base de bien… Me dejas verte el culo, me muero de ganas de verlo.

(Marie) -. No seas descarada o te mando al supervisor…

(Vanessa) -. Donde tengo que firmar para que me envíes?

(Marie) -. Solo debes cometer una serie de errores y te enviare con gusto al despacho del Sr. Adams. No puedo mandarte, si no tengo una clara justificación y eso lo sabes bien.

(Vanessa) -. Sabes que me encanta que me den una buena azotaina, como a cualquiera de nosotras. Pero el Sr. Adams no tiene una vara de medir media. Cuando corrige a cualquiera, lo hace a conciencia y eso es para repensártelo dos veces antes de cometer un error, si no, cada día estaría sobre sus rodillas…

(Marie) -. Que suerte tienes, tú! Si vivieras con mis padres, no hablarías igual. Ayer recibí… tres veces, por la mañana mi padre, por la tarde el Sr. Adams y por la noche mi padre otra vez cuando ya estaba metida en la cama.

(Vanessa) -. Ojala mis padres fueran como los tuyos, nunca me han puesto la mano encima, ni de niña, y eso que era traviesa.

(Marie) -. Ayer que tal os fue a ti y Frank, conseguisteis entrar en los juzgados?

…Por megafonía se escuchó una sintonía a modo de llamar la atención, seguida de una voz masculina muy conocida, era el Sr. adams… “Srta. Marie Nelson, pase por sala de supervisores”…

(Vanessa) -. Que has hecho, Porque te llaman?

((Marie) -. Mantenimiento, ya sabes que significa… por orden de mi padre, a mí y a las chicas.

(Vanessa) -. Lo siento, no habría bromeado de saberlo.

(Marie) -. Bueno, debo acudir… Ya hablaremos luego, sobre todo guarda silencio, nos jugamos mucho.

Marie se levantó con cuidado de su silla apoyando las manos sobre la mesa para ayudarse, Vanessa la vio claramen te lo dolorido que debía de llevar el trasero por sus gestos, tras levantarse de la silla, se llevó las manos al culo acariciándose levantando la falda y sobárselo por encima de sus braguitas blancas con dibujos de margaritas. Vanessa entonces le pudo ver la base de sus glúteos inflamados, ya que que sus braguitas se le habían subido a media nalga, debido seguramente al remover el culo, buscando una postura cómoda a pesar de estar sentada sobre los cojines. Marie al sentir el elástico que le presionaba en medio de sus doloridas nalgas, se percató por las molestias, que se le habían subido e introduciendo los índice bajo el elástico estiro de ellas desde su entre pierna a su cadera cubriendo así su colorado trasero, bajándose la falda plisándola con las palmas de sus manos sobre su trasero. Vanessa la vio como suspiraba de alivio, al estirar y ajustar el elástico de las perneras se sus braguitas, dejando de hacer presión en sus muy doloridas nalgas.

….Por megafonía se volvió a escuchar la voz… Srta. Rose Mery Anderson pase por sala de supervisores”…

(Vanessa) -. Vaya… Rose Mery también…

(Marie) -. Si, ya te lo he dicho antes, debemos ir las cuatro. Ya sabes la política de empresa, les gusta hacer saber al personal cuando deben disciplinar, por un mismo motivo. A diferencia de cuando es por motivos personales, que es el delegado el que te envía con un sobre azul, y solo se enteran quienes te ven entrar en la sala.

(Vanessa) -. Debía de haberme puesto otras braguitas, las llevo rosas y en este color se ve a simple vista la humedad, y las noto muy húmedas.

(Marie) -. Que cochina que eres! Como pase la Sra. Adams por tu mesa y te las vea mojadas, ya te puedes preparar, esa mujer no soporta ciertas cosas a las chicas de la oficina, en eso los chicos tienen suerte, ellos llevan pantalones.

(Vanessa) -. Si, desde luego el machismo está a la orden del día, ellos pantalones y las chicas falda muy corta enseñando las bragas al leve movimiento.

…Por megafonía sonó la melodía de breves segundos… “Srta. Luisa Fernández y Carmen López pasen por sala supervisores”… De nuevo sonó la breve melodía… “Srta. Marie Nelson, ¡¡¡ULTIMO AVISO!!!… Pase por sala supervisores” ...

Marie dejo a Vanessa con la palabra en la boca saliendo de su despacho, caminaba con pasos rápidos, pero a cada paso que daba le debía doler el trasero, sus manos las llevaba posadas en la base del culo sujetándoselas, así evitaba que se agitaran a cada paso que daba, lo que le debía hacer sentir unos horribles pinchazos.

Vanessa en cambio se quedó detenida en el umbral de la puerta del despacho de Marie, mirándola como se dirigía hacia la sala de supervisores, sonreía para sí misma en su interior, sin darse cuenta que su pícara sonrisa era visible en sus labios, aunque tratara de evitarlo. Ver a su amiga como se sostenía la base de sus nalgas, así mismo ver la falda como marcaba su redondo trasero, ya que Marie al sujetarse la base del culo, mantenía sujeto el vuelo de su corta falda remarcando las redondeces de su lindo trasero. Vanessa para no ser sorprendida mirando a su amiga, se dio la vuelta para irse a su mesa, sin mirar previamente, lo que ocasiono que al girarse de sopetón se diera de bruces con otro compañero, Vanessa ante el choque de cuerpos, perdió el equilibrio y cayó de culo al suelo con sus piernas abiertas…

(Vanessa) -. Serás idiota!… no puedes mirar por donde vas…?

Vanessa después de insultar e increpar contra quien había tropezado, levanto la mirada viendo quien era, en ese instante deseo que se la tragara la tierra…

(Sra. Adams) -. Srta. Rodríguez!!! Qué manera es esa de dirigirse a un superior? Esa es la educación que le han enseñado sus padres? .- Vanessa no articulaba palabra alguna, se había quedado blanca al ver a la Sra. Adams ante ella de pie a la cual veía enorme. La Sra. Adams debía de estar cerca del metro noventa, era casi tan alta como su marido, la robustez de su cuerpo imponía a cualquiera, y aun mucho más para Vanessa que había quedado sentada en el suelo con las piernas separadas y enseñando con claridad sus braguitas rosas, al igual que era visible la mancha de humedad en el fondillo de sus braguitas. -. Srta. Rodríguez, acompáñeme a mi despacho!!! Es menester una revisión de uniforme, y aclararme ese lenguaje de su lengua viperina a que ha venido.

La Sra. Adams se encamino hacia la sala de supervisores donde se encontraba su despacho, Vanessa quedo en el suelo desparramada durante unos segundos, tiempo que tardó en reaccionar su mente. Pues no comprendía como podía haber tenido tan mala fortuna, se levantó del suelo ayudada por un compañero que se prestó ayudarla, era Frank.

(Frank) -. Que has hecho!!! Porque no miras antes… Siempre tan alocada, ya te advertí que esa costumbre tuya te iba a salir cara un día de estos.

Vanessa le miro, y luego vio que la Sra. Adams estaba a varios metros de distancia, casi corriendo se apresuró a ir tras la Sra. Adams. Maldiciendo su mala suerte, en minutos había pasado de no existir motivos de castigo esa mañana cuando hablaba y bromeaba con su amiga Marie. Para pasar en solo unos segundos a estar en problemas serios.

Al llegar a la sala de espera de supervisores, encontró sentadas a Marie, Carmen, Luisa y Rose Mery, la primera en entrar fue la Sra. Adams la cual dando los buenos días a las chicas, entro abriendo la puerta de su despacho. Las cuatro chicas se quedaron heladas al ver que Vanessa entraba detrás, y atónitas la vieron entrar al despacho de la supervisora, así como se cerraba la puerta.

La Sra. Adams se quitó el abrigo quedando con un conjunto compuesto por; blusa blanca de manga corta, una falda negra tableada por delante para comodidad, justo por encima de las rodillas, llevaba pantis o medias algo que a las chicas no les estaba permitido llevar, y unos cómodos zapatos negros sin apenas tacón. Vanessa se había situado justo delante de su mesa, claramente estaba muy nerviosa, manteniéndose en silencio.

La Sra. Adams una vez hubo colgado su abrigo, sin decir nada paso por detrás de Vanessa hacia un mueble archivador, extrayendo un portafolios y volviendo hacia su mesa sin sentarse. Sobre su mesa en la parte derecha había un porta bandejas apilable, en la cual habían documentos realizados de plantilla en blanco, de la bandeja con un letrero que indicaba su formato (Expediente de revisión vestuario) cogió una de esas hojas fijándola al portafolios, luego volvió sobre sus pasos colocándose apoyada sobre su mesa, con su mirada en la joven detective.

(Sra. Adams) -. Comencemos! Estado del cabello: despeinada, mal. Estado de la blusa: desordenada y por fuera de la falda, mal. Estado calcetines: derecho, bien. Izquierdo en los tobillos, mal. Estado de zapatos: bien. Estado falda: arrugada, mal. .- La Sra. Adams camino alrededor de Vanessa y le levanto la falda..- Estado bragas: inadecuadas. Estado fondo de bragas: mojadas. Nota: Bragas inadecuadas para una detective, llevándolas sin previa autorización de un solo color, prenda que solamente una delegada está autorizada a llevar por su cargo, siempre y cuando no se halle en régimen de disciplina. Además el fondo de sus braguitas están empapadas de fluido sin determinar, suponiendo que se le debe haber escapado unas gotas de orina o no se ha adecentado después de ir al servicio, con lo que supone una falta grave de negligencia…

La Sra. Adams dejando su portafolios sobre su mesa, se acercó a Vanessa y cogiéndola del brazo la llevo hasta la pared de enfrente en donde arrimada a la pared había colocada una silla, sentándose en ella colocando entre medias de sus rodillas a la joven negligente. Cogiéndola de la cintura le introdujo la blusa por dentro de la falda, así como arreglándosela quedando perfecta. Seguidamente levanto su falda metiéndola entre la cinturilla quedando sujeta y Vanessa mostrando sus braguitas rosas. Vanessa tenía sus mejillas coloradas de la vergüenza, y con mirada perdida ladeando su cabeza a su izquierda, pues su vergüenza era tal, que no se atrevía a mirar a la Sra. Adams. La cual en esos instantes introduciendo sus dedos pulgares entre el elástico de sus braguitas se las bajo a las rodillas, así como con sus dedos índices estiro de las perneras de sus braguitas mostrando a Vanessa el fondillo de sus braguitas completamente mojadas.

(Sra. Adams) -. Vaya! Srta. Vanessa será necesario variar el informe de su expediente, estas bragas no están mojadas por unas gotas de orina, así que el verle el culo colorado a su amiga Marie, la ha excitado a usted joven. Por ello estaba usted ensimismada observándola en sus andares, viendo a Marie como se sobaba el trasero, y por ese motivo no me ha visto a mí! que estaba detrás de usted observándola, en esos instantes tenía pensado regañarla, pero su comportamiento ha hecho que estemos aquí y ahora..- La Sra. Adams siguiendo la revisión, paso las yemas de sus dedos índice y anular de su mano derecha por su entrepierna, comprobando como Vanessa tenía su sexo muy húmedo, así como pasar las yemas por su pubis si estaba correctamente depilado. .- Vaya… no le da vergüenza? míreme a la cara desvergonzada!!! Bien… para comenzar hay que quitarle a usted joven estas bragas sucias, así que levante esa pierna y la otra, vamos…

La supervisora le bajo las braguitas sacándoselas primero un pie, y luego el otro, luego paso a doblar el fondillo de las braguitas, y la parte seca del doblez, le paso sus bragas por el sexo secándoselo de la humedad, hecho que hizo a Vanessa estremecerse a la caricia intima. La Sra. Adams volvió a doblar con otro doblez más sus braguitas y haciendo de ellas un ovillo… se las entrego.

(Sra. Adams) -. Aquí tienes tus bragas sucias!!! -. Esas palabras hicieron a la joven detective enrojecerse más sus mejillas de la vergüenza. .- llévelas al rincón y arrójelas por el conducto a la lavandería, luego ya conoce el cajón del que debe extraer unas bragas limpias, y tráigamelas para que se las ponga.

Vanessa obedeció sin rechistar, no era su primera vez en tener que echar sus bragas por aquel conducto, así como tampoco iba a resultar su primera vez en que la Sra. Adams le pusiera unas bragas limpias. No llegaba a comprender aquella parafernalia de teatro, por qué siempre tenían los supervisores hacerlas avergonzar de aquella manera, pero era menos dolorosa la experiencia si era la supervisora quien se encargase, con el Sr. Adams era mucho más terrorífica la experiencia, pues la vergüenza era tal, que durante días no se atrevía a mirar a los ojos a ninguno de sus supervisores, pero con el Sr. Adams siempre resultaba bastante más vergonzosa la experiencia.

La joven detective extrajo unas bragas limpias, llevándoselas a la supervisora y se las entrego. Las extrajo de la bolsa de plástico precintada y dejándolas desdoblarse por su peso, así como con sus manos las mantenía abiertas para que la joven introdujera su pie derecho por su pernera, y hacer lo propio con el pie izquierdo, y así subírselas lentamente por sus piernas hasta ajústaselas a su cintura. Una vez puestas las bragas, tras sujetarla de las caderas haciéndola girar sobre sí misma, y levantarle la falda por detrás para comprobar que las perneras de las bragas estuvieran bien tensas, así como el ribete de puntilla ondulado cubriera bien su trasero, eran unas bonitas bragas blancas de algodón de talle alto y perneras bajas que cubrían perfectamente su culo, con unos dibujitos de ramilletes de flores de color, rojas. Le bajo la falda estirándola bien, quedando correctamente puesta, retoco un poco su blusa, luego bajando sus manos a sus pantorrillas, le subió bien los calcetines quedando ambos a la misma altura, justo a unos cuatro dedos de sus rodillas. Sujetándola por las caderas la hizo girarse de nuevo a izquierda y derecha, comprobando como había quedado su uniforme.

(Sra. Adams) -. Muy bien… Ahora joven. Esta usted con su uniforme debidamente uniformada para ser revisada, y de forma correcta, ahora es el momento ajustar ese comportamiento poco apropiado.

La joven detective que permanecía en pie delante de la supervisora, se estremeció todo su ser ante aquellas palabras, pues sabía que iba a ocurrir a continuación. En todo el tiempo que llevaba en el despacho, la sensación de angustia había resultado muy estresante, así como su temor ante lo que se le avecinaba, con su amiga Marie había bromeado con vivir esa misma situación, pero ahora en sus pensamientos no estaba Marie, ahora lo que por su mente pasaba, era una sensación de tensión que no lograba apaciguar, pues ahora su vergüenza apenas la dejaba concentrarse en nada, y lo peor de esos pensamientos es que en breve iba a sentir mucho dolor en su culo, y… había llegado ese momento. Se sentía extraña así misma, en breves segundos iba a ser castigada, y el no saber cómo lo iba a ser la mantenía aterrada. La Sra. Adams sentada en aquella silla, y ella situada a escasamente a un metro de distancia. Miraba a su derecha con su cabeza ladeada, pues la vergüenza que había pasado mientras era revisada íntimamente, asi como el hacerla saber cómo tenía sus propias braguitas de mojadas, y el hecho que la propia Sra. Adams se las quitara y le pusiera unas de limpias, para luego hacerla girar para comprobar que las tenía bien colocadas, se sentía como una chiquilla cuando su madre la está vistiendo para salir de paseo o de compras, eran un cumulo de sensaciones que costaba creerse que le estuvieran pasando a ella.

Su angustia y su temor se aceleraron en un solo segundo, cuando se sintió desplazada hacia su izquierda, y en breve se encontró sobre las rodillas de la Sra. Adams colocada boca abajo, con sus piernas flexionadas por las rodillas sin tocar sus pies el suelo, sus brazos colgaban paralelas a las patas de aquella silla, se vio así misma con sus manos aferrándose a aquellas patas de la silla. Sintió que su corta falda era izada y colocada sobre su espalda, y como el ribete interior de la misma era sujetada en la pretina de la falda en su cintura, sabiéndose así misma que estaba colocada sobre las rodillas de aquella mujer, con su trasero predispuesto para recibir una azotaina, recubierto por sus bragas de algodón blancas con dibujos de ramilletes de florecillas con el fondo rojas, resaltando así sus braguitas al estar echada sobre las rodillas.

La azotaina que había temido acababa de empezar, la pesada mano de la supervisora caía una y otra vez sobre su trasero cubierto con su bragas, sentía claramente como la pesada mano calentaba su culo, variando la zona siempre sobre su culo, y como a veces se concentraban esos azotes en la base del inicio de sus muslos, para pasar poco después a centrarse en el centro de sus nalgas, tanto derecha como izquierda. Vanessa sentía como su culo cada nuevo azote sentía como una ola de calor iba invadiendo sus nalgas, desde la base de sus muslos, hasta justo por debajo de su rabadilla donde sus redondeces se iniciaban, sintiendo como toda la superficie del trasero le ardía por momentos yendo a más y más. La azotaina comenzaba a ser dolorosa, después de haber recibido una cuarentena de buenos azotes en cada nalga, la experta mano de la Sra. Adams le estaba propinando una azotaina que ya estaba resultando muy ardiente, pero el ritmo de los azotes que seguía siendo constante, simplemente iba variando donde dejaba caer su mano enorme, para ser la mano de una mujer, e iba calentándole el culo de manera constante, comenzando a ser dolorosa para la joven, pero su coraje le hacía no protestar o manifestarse gritando, aunque el ardor de su culo comenzaba a ser abrasador.

El calor del culo iba en aumento a cada nuevo azote, sintiendo como la mano de la supervisora caía una y otra vez sobre sus braguitas. Algo que aunque para Vanessa la avergonzaba recibir tal azotaina, su entrepierna le estaba causando una mala jugada, pues empezaba a notar como su sexo lo tenía humedecido, y que esa humedad había llegado al fondillo de sus braguitas. Aunque la azotaina dolía de lo lindo a esas alturas, Vanessa empezó a mover sus caderas meneando su trasero levemente, algo que hizo a Vanessa ruborizarse, pues al moverse sobre las piernas de la supervisora, la entrepierna de sus braguitas se rozaba en su muslo, al sentir esa caricia intima, Vanessa fue moviéndose buscando la rodilla de la supervisora, y así poder frotarse con su sexo sobre ella, aunque el culo le dolía cada vez más, entre los fuertes azotes en su culo y rozar su entrepierna sobre la rodilla, ante tal ola de calor, sintió como su cuerpo se estremecía al tener un orgasmo que trato de ahogar tapándose la boca con su mano derecha. En ese preciso instante, sintió como las manos de la supervisora la cogía de sus caderas levantándola y colocándola de nuevo sobre sus muslos, continuando la azotaina sobre el culo de Vanessa.

Pero la supervisora se detuvo en ese instante, Vanessa sintió que unos dedos se introducían en la cinturilla del elástico de sus braguitas, y como estas, le eran bajadas hasta dejárselas colocadas a la altura de sus rodillas. La azotaina prosiguió sobre el culo enrojecido de la joven, pero algo había cambiado por completo, ahora a cada azote que recibía su cuerpo se contorsionaba del dolor tan intenso que sentía en su culo desnudo, ahora la mano resultaba ser de piedra de granito por cómo le abrasaba el culo, de tal forma que su cuerpo reaccionaba contorsionándose por el dolor. La Sra. Adams había cambiado su técnica para darle la azotaina, mientras recibía sobre sus braguitas el contacto de la mano sobre su culo era doloroso, y aunque le ardía cada nuevo azote, el dolor que sentía era claramente plausible y Vanessa sentía el dolor en su culo, pero aunque picaba de lo lindo, lo podía tolerar con relativa pasividad. En cambio ahora los azotes que recibía con la mano eran muy dolorosos y sentía un fuego atroz en su culo a cada nuevo azote, sabía que algo había variado en la forma de castigarla, pero le era imposible saber el motivo, porque su mente no podía pensar, pues ahora la mano de la supervisora claramente se estaba empleando a fondo en darle una buena azotaina. Sus nalgas le dolían horrores, y mientras antes prácticamente era relativa, incluso la había dejado acomodarse y frotarse su sexo. Ahora en cambio apenas podía mantenerse serena, a cada nuevo azote en sus nalgas pataleaba alocadamente con su piernas en el aire, sintiendo la traba que sus braguitas impedían separar sus piernas, tratando así de mitigar de forma alguna el abrasador calor en sus nalgas desnudas. La azotaina aun duro varios minutos más, pero aunque la misma Vanessa se extrañaba dado el intenso dolor del trasero, no llego a ponerse a llorar, aunque no le falto demasiado tampoco, cuando cayó el último azote. La supervisora la ayudo a incorporarse y ponerse en pie, su primera reacción fue acariciarse el culo con sus dos manos, mientras respiraba agitadamente haciendo todo tipo de muecas de dolor en su congestionado rostro.

Sin que Vanessa se lo esperase, la supervisora aun sentada en la silla le subió las bragas, dejándoselas bien tensas y soltó el botón que sujetaba la pretina de su falda, ojal que estaba el el dobladillo del borde de la falda, dejándola caer. Seguidamente se levantó de la silla, dirigiéndose a su mesa, cogiendo el portafolios lo volvió a dejar al borde de su mesa, con un bolígrafo encima.

(Sra. Adams) -. Acércate Vanessa y firma el expediente que te he abierto, .- Vanessa se acercó sobándose el culo con las dos manos por encima de su corta falda, inclinándose firmo el expediente. .- Bien, puedes volver a tu trabajo. Mañana por la mañana a primera hora, te quiero ver en la sala, y más te vale que vengas correctamente vestida para pasarte revisión, veremos si has aprendido a vestirte. Puedes irte.

Sobándose el culo salió del despacho, encontrándose a sus amigas en la sala de espera, excepto Marie que debería de estar adentro, en el despacho del Sr. Adams, aunque en ese instante se abrió la puerta y salía Marie llorando a lágrima viva y con su mano derecha sobre su trasero posada. Marie al salir miro hacia Rose Mery como si la indicase que debía entrar, era el turno de Rose Mery, la cual miro hacia sus amigas, se levantó de la silla y se tallo el trasero de su falda y acariciándose el culo sobre la falda entro al despacho cerrándose la puerta a su paso.

(Luisa) -. Vanessa! Como tu aquí? Es que os han descubierto a Frank y a ti?

(Vanessa) -. Tranquilas chicas. La información la tiene Frank y no, no nos han descubierto.

(Carmen) -. Entonces qué haces aquí, tú?

Vanessa sobándose el trasero con sus dos manos sobre la falda…

(Vanessa) -. Cuando han llamado por segunda vez ha Marie, estaba tan nerviosa que hemos salido de su despacho, y yo me he quedado embobada como se dirigía a la sala de supervisores, iba tan temblorosa que me quede mirando cómo se sujetaba el culo, perdona Marie. Pero es que estabas tan preciosa sobándote el trasero y verte como te sujetabas el culo al caminar, haciéndolo tan torpemente por el miedo que llevabas, me ha encantado verte. Y… cuando me dirigía a mi puesto, al girarme he chocado de bruces con la Sra. Adams cayéndome al suelo de culo, ha debido verme mis braguitas húmedas, y me ha hecho seguirla para revisarme, ya puedes imaginar que ha pasado dentro. Llevaba braguitas rosas y ahora llevo estas otras, me las ha hecho cambiar y me abierto un expediente por llevar el uniforme mal.

(Carmen) -. Eres un desastre chica! Pero solo por eso? No te creo, algo más has debido de hacer, te conocemos bien.

(Vanessa) -. Bueno… ya me conocéis el pronto que tengo, la llame “Idiota”.

(Carmen) -. Y ya? Seguro que nada más?

(Vanessa) -. Jo… Porque siempre tiene que haber algo más… vale! Le dije eso y porque no miraba mejor por donde iba…

(Luisa) -. Eso ya es más propio de ti, echar la culpa a los demás, de lo que has hecho tú. Ahora si me creo que te ha mandado a su despacho, pero lo de tus braguitas solo era algo más, no por qué… Como se te ocurre echarle la culpa a la Sra. Adams cuando habías sido tú. Pero aun así, ha tenido que haber algo más para que ella estuviera molesta.

(Vanessa) -. …Al parecer me he quedado pasmada mirando cómo se sujetaba el culo Marie, y la señora, estaba detrás mía parada observándome a mí, ya sabéis que no le gusta que nos quedemos paradas en los pasillos, imagino que eso, algo podría tener que ver…

(Carmen) -. Ahora comprendo porque te ha visto las braguitas mojadas, al caerte de culo, lo primero que habrá hecho es mirarte la entrepierna, al estar espiando a Marie sobarse el culo, ahora sí que lo comprendemos… Vaya amiga eres tú!

Marie miro a sus amigas reprochándoles con su mirada, la falta de respeto que mostraban a ella, tal como llevaba el culo de dolorido y sus amigas en vez de consolarla a ella, hablaban de la manera de dirigirse a la sala de supervisores, ella. Despidiéndose con claro desagrado de ellas claramente decepcionada de sus amigas, saliendo sobándose el culo con la mano derecha. Ya se había calmado y dejado de llorar, e iba meneando su cabeza negativamente por cómo habían hablado de ella. Caminaba despacio por el pasillo entre la pared acristalada de despachos a su izquierda, así como las mesas alineadas una al lado de la otra de compañeras, dejando ese espacio libre a forma de pasillo, fue hacia su despacho malhumorada, le costaba creer que sus amigas fueran desconsideradas con ella, con la mirada hacia la pared para no ver a los compañeros sentados en sus mesas que seguramente la estaban observando. Sentía un fuego intenso en su trasero, y el andar le estaba causando serios problemas, pero no deseaba que la vieran sobándose el culo, aunque los que estaban sentados en sus mesas cerca del pasillo, al pasar por delante se la quedaban mirando, así como su corta falda con su vaivén, le podían ver la parte baja sus braguitas blancas de algodón con dibujos de florecillas de margaritas, y como por el ribete de las perneras, contrastaba el color colorado del culo, con la blancura de sus braguitas . Al entrar en su despacho se sentó en su silla, colocando su pierna izquierda flexionada sobre el asiento, apoyando su muslo derecho sobre su pie, así evitaba posar su dolorido trasero. Cruzando sus brazos sobre la mesa, apoyo su cabeza sobre ellos ocultando su cara poniéndose a llorar de nuevo, el culo le dolía. Hubiera deseado estar sola y poder bajarse sus braguitas, las cuales resultaban muy molestas sintiendo las costuras como le daban una especie de mordisquitos en su inflamado trasero.

Vanessa pasó por delante de su despacho, iba a entrar, pero al verla abatida, imagino que debía estar llorando, paso de largo dirigiéndose a su mesa, pensando en volver más tarde cuando la viera más relajada y calmada. Ella misma sentía como le abrasaba su trasero, y su azotaina en el despacho de la supervisora no era nada, comparado a como había entrado a la sala de supervisores de dolorida Marie, y que había vuelto a ser castigada por el Sr. Adams teniendo el culo resentido por la zurra o zurras del día anterior.

Mientras en esos momentos…

Rose Mery se encontraba dentro del despacho, en la sala de supervisores aguardaban su turno, Carmen y Luisa mirándose entre ellas con sus miradas puestas en aquella puerta que permanecía cerrada. Carmen era la que estaba más nerviosa de las dos, sentada al lado de Luisa, no hacía más, que cruzar sus piernas una y otra vez, tanto tenía la izquierda sobre la derecha, que al rato cambiaba la derecha sobre la izquierda. Entre cambio de pierna y cambio, se acariciaba su trasero al levantarlo levemente en cada cruce de piernas. Las dos chicas se mantenían en silencio, desde dentro llegaba a sus oídos tenuemente sonidos característicos de los azotes que debía estar recibiendo Rose Mery, así llevaban unos veinte minutos desde poco después de ver marcharse a Marie y Vanessa. No era nada de extrañar que Luisa estuviera tan nerviosa, así como el rostro de Carmen reflejaba temor, ella mantenía sus rodillas juntas, pero sus manos no paraban de estirar el dobladillo de su falda, como doblarlo y volverlo a estirar, claramente estaba muy nerviosa. Sobre todo por ser ella la siguiente en entrar, estaba claramente preocupada por su amiga Rose Mery, llevaban ocho años trabajando juntas desde que se habían conocido en la academia, eran amigas inseparables, no solamente trabajaban juntas, también vivían en el mismo piso.

La puerta se abrió, apareciendo Rose Mery con sus ojos bañados en un mar de lágrimas, en su rostro se reflejaba tener miedo, tanto Luisa y Carmen la observaban perplejas. Llevaba sus manos apoyadas en sus caderas, debía de dolerle mucho su trasero, pues lo lógico habría sido que se lo sobase, pero no lo hacía. En ese momento apareció en el umbral de la puerta el Sr. Adams, llevaba en su mano derecha las bragas de Rose Mery.

(Sr. Adams) -. Rose Mery!!! Que no lo tenga que volver a repetir, póngase sus bragas ya!!! Y vuelva a entrar de inmediato, yo diré cuándo puede irse.- Rose Mery meneo la cabeza en sentido negativo. .- Bien usted se lo ha buscado!!!

Avanzando hacia ella, la sujeto de la muñeca del brazo derecho, llevándola de nuevo al interior del despacho. En el forcejeo de la mujer por evitar ser de nuevo conducida al interior, el revuelo de su corta falda dejo su culo al descubierto a las miradas de sus amigas, viéndoselo que lo tenía de un colorado muy intenso, así como la zona central de sus nalgas con una aureola muy colorada circular. Ya no vieron más, pues la puerta se volvió a cerrar y poco después volvían de nuevo sonidos de azotes.

Minutos antes en el interior del despacho…

Rose Mery al salir Marie del despacho, era su turno. Al quedar la puerta abierta, la mirada de Marie hacia ella al salir de despacho, claramente sin palabras comprendió que debía entrar ella. Así lo hizo con todo su cuerpo temblando como una amapola de la angustia, así como su temor a lo que se le venía encima. Al entrar cerrando a su vez la puerta, fue hacia la mesa del supervisor, el cual permanecía sentado en su sillón. Al detenerse en pie delante de él, no se atrevía a mirarle al rostro, permaneciendo con su mirada clavada al suelo, y sus manos nerviosas las tenía pegadas a sus costados.

(Sr. Adams) -. Buenos días agente Rose Mery! Como bien sabe usted joven, nos encontramos aquí por un asunto peliagudo. Dar por finalizado un contratiempo provocado por la negligencia en el servicio al que estaban usted y sus compañeras realizando. Tal como he informado a su delegada del caso hace unos minutos, ahora debo informarla a usted. En esta empresa hay unas cláusulas en sus contratos, las cuales recibió su adecuada información al ingresar como agente en la agencia Miller. Usted firmo dicho contrato ante testigos; el abogado del comité de trabajadores de la empresa, así como la presencia de su delegada Marie Nelson, y las cláusulas del contrato le fueron leídas ante Notario. Srta. Rose Mery, usted ha sido citada en este despacho por la cláusula octava… Según dicha cláusula usted puede ser sancionada con un correctivo de mantenimiento, si la dirección de la empresa así lo cree conveniente, dicho correctivo será aplicado con la mano, con el cepillo de madera, y por ultimo cinturón, del tiempo que el supervisor estipule conveniente, este tiempo será estipulado según el comportamiento que tenga la agente o el agente, en este caso es una mujer, y el tiempo mínimo será el que yo crea conveniente, según su comportamiento, el cual puedo reducir o ampliar. Una vez informada, haga el favor de firmar debajo de este informe. Aquí!

Rose Mery con mano temblorosa cogió la pluma que le puso el Sr. Adams sobre el documento, y aunque su letra no fue nítida por su temblor firmo el documento. Una vez firmado, el Sr. Adams guardo el documento en una carpeta con el nombre de la agente. Se levantó de su sillón y bordeando su mesa camino los tres metros que le separaba de una silla situada en la pared a la izquierda de su mesa, sentándose en ella.

(Sr. Adams) -. Rose Mery! Quiere usted acercarse a mi costado derecho, para que pueda acomodarla sobre mis rodillas…

La agente al oír su voz, todo su cuerpo temblaba aterrada, se giró hacia él moviendo sus pies de izquierda a derecha sin levantarlos del suelo, quedando a dos metros de distancia, había escuchado que debía ir a colocarse a su costado derecho, pero su temor era tal que no se atrevía a dar un solo paso. Con temor se llevó su mano izquierda a su trasero, acariciándose el culo con la palma de su mano lentamente. Sabía que de no obedecer, podía ser considerado como una falta de comportamiento, y eso podía alargar su correctivo, levanto su mirada hacia el Sr. Adams. Este la observaba pero no le decía nada, debía de comprender que no debía ser fácil. En ese instante vio que él supervisor se empezaba a impacientar, pues con la palma de su mano derecha se palmeaba ligeramente sobre su muslo derecho. Temblorosa… la joven empezó a dar pasos cortos, sin dejar de sobarse el culo con su mano izquierda, avanzo hasta colocarse a su derecha.

Nada más la tuvo a su costado, la cogió de la mano izquierda retirándosela del trasero de la joven, y tirando de su brazo, se vio la joven sobre sus rodillas echada boca abajo, sin preámbulo alguno la falda le fue levantada cogiéndola por el dobladillo y sujetada a la pretina de su cintura, apareciendo unas bragas blancas de algodón con dibujos de arbolitos en un tono grisáceo en relieve. Pudo sentir como unos fríos dedos le levantaban el faldón de su blusa y como rebuscaban en su cintura el borde del elástico de sus braguitas, y como le eran bajadas hasta dejarlas a medio muslo, lo siguiente que sintió fue la mano comenzando a darle la azotaina sobre su culo desnudo. Los efectos de los azotes del día anterior, enseguida hicieron mella a Rose Mery, aunque la azotaina comenzó tal y como ella bromeando con sus amigas había confesado desear recibir encantada, los diez azotes del paddle del día anterior aún mantenía su culo dolorido, lo que sumado a la azotaina que estaba recibiendo, pronto su trasero le dolía más de lo que ella hubiera esperado, no pudiendo evitar que brotaran lágrimas de sus ojos. Rose Mery lloraba mientras sentía como su pequeño trasero le abrasaba cada vez más, la azotaina con la mano le parecía que nunca fuera a acabar, el ardor ya era tan intenso que ya no lo soportaba, acabando llorando desconsolada por el intenso fuego que sentía en su culo. Entonces sintió que la fuerte mano del Sr. Adams había dejado de azotarle el trasero. Durante el tiempo que llevaba recibiendo la azotaina, a pesar del intenso dolor apenas se había movido, temía que de intentar cubrirse el culo, o menear sus caderas podría hacer que el castigo se prolongara más tiempo. Llego a pensar que ya había acabado su castigo, y que por buen comportamiento el supervisor lo había acortado.

Pero el Sr. Adams claramente no pensaba igual, simplemente se había detenido para coger el cepillo. El cual como por arte de magia había aparecido en su mano derecha, no tardo demasiado en darse cuenta Rose Mery que no había acabado su castigo, cuando sintió un dolor que la hizo estremecer todo su cuerpo, el primer azote con el cepillo de madera había caído sobre su trasero desnudo, haciéndola gritar a la desesperada del intenso dolor. Azotes que continuaron cayendo uno tras otro en su culo indefenso, aquello le ardía demasiado para tratar de mantener la serenidad, y sus piernas empezaron al tercer azote del cepillo a entre cruzarse una contra otra, tal era el movimiento de sus piernas, que las braguitas bajadas a medio muslo fueron descendiendo lentamente, llegando a quedar paradas por debajo de sus rodillas, en ese momento el agitar sus piernas pasaba a ser más violento, pues el culo le dolía de tal manera que ya no coordinaba, y sus pataleos, así como cruzar una pierna sobre la otra, hizo que sus bragas acabaran saliendo despedidas de sus pies.

Se contorsionaba de tal manera sobre los muslos del Sr. Adams, que cuando este la dejo libre de la firmeza que la mantenía sujeta en sus rodillas, Rose Mery aprovecho para salir corriendo de su despacho, encontrándose a sus amigas afuera. Ante su forcejeo la falda se le había bajado, y al salir solo hizo por cubrirse sujetando su falda. Momento que el Sr. Adams salió con las bragas de Rose Mery en su mano derecha, su escapada duro poco, pues el Sr. Adams la agarro de su mano derecha haciéndola entrar de nuevo dentro, cerrando la puerta.

(Sr. Adams) -. Esto te va a costar caro jovencita!!!

El Sr. Adams se soltó la hebilla del cinturón, y en segundos, este había salido de las presillas del pantalón, apareciendo doblado a la mitad. No tardo en agarrar de nuevo a la joven que se había arrinconado en el rincón, viendo aterrada como se sacaba el cinturón y con él en su mano derecha fue hacia ella. La agente al ver que estaba pedida, se agacho acuclillándose en el suelo en el rincón, manteniendo su trasero pegado a la pared, pero de poco o nada le valió. Pues el Sr. Adams fue hacia ella levantándola del brazo izquierdo, poniéndola en pie, pero lejos de dejarse agarrar como pretendía el supervisor para llevarla a la mesa e hacerla inclinar sobre ella. La muchacha forcejeaba por escapar. El Sr. Adams para no lastimarla en el brazo, decidió que debía castigarla tal y como la sostenía, así que manteniéndola en pie, empezó a azotarla en el trasero por encima de la falda, la joven a cada correazo en el culo, saltaba hacia adelante, así que dando círculos alrededor del Sr, Adams, este le iba asestando buenos azotes con el cinturón en el culo, al girar en torno a él, los azotes del cinturón no eran todo lo precisos que hubiera deseado, así que mientras un azote caía sobre el trasero de su falda, al saltar ella al recibirlo, con el revuelo de la falda, el siguiente azote daba directamente sobre su culo desnudo, hasta que agotada se agarró él, momento que el Sr. Adams la pudo agarrar colocándola bajo su brazo izquierdo izándola en volandas, le levanto la falda, le dio una buena tanda de buenos correazos en el culo desnudo. Cuando valoro el supervisor que había recibido por rebelarse e intentar escapar, vio el culo que lo tenía de un color rojo intenso, prácticamente morado. Dejo el cinturón sobre la mesa, pero continúo dándole una buena azotaina con la mano, hasta considerar dar por acabada la azotaina. Rose Mery lloraba del intenso dolor en su culo, así como el fuego en él. Sin soltarla la llevo en volandas a la silla, él se sentó teniendo a Rose Mery abrazada a su cuello y el, le correspondía a su abrazo, cuando noto que se iba calmando la separo de él, y le puso las bragas el mismo…

(Sr. Adams) -. Ahora si te puedes ir.

Al abrirse la puerta del despacho Carmen se levantó nerviosa, era su turno. Las chicas vieron a su amiga que salía sobándose el trasero por encima de sus bragas, la vieron que iba con los ojos rojos de llorar o de frotárselos. Sin decirles nada Rose Mery salió de la sala de espera, entonces la vieron que llevaba los muslos marcados por el cinturón. Carmen iba a entrar al despacho, cuando el Sr. Adams salía abrochándose la hebilla de su cinturón.

(Sr. Adams) -. Un momento Carmen. Esperadme aquí vuelvo enseguida…

Rose Mery al salir de la sala, caminaba despacio e iba sobándose el culo, al pasar por delante del despacho de Marie, la vio que estaba revisando unos papeles, y entro en su despacho.

(Marie) -. Hola Rose Mery, como te ha ido? Te veo muy mala cara…

(Rose Mery) -. Ha sido horrible. Lo que no comprendo cómo podía anhelar esto, como duele…mierda!!! Ni se os ocurra contar de nuevo conmigo para algo así, no esperaba que pudiera doler tanto…

(Marie) -. Pues te recuerdo que tenías las bragas mojadas solo de imaginártelo… Si no fuera por lo que me duele el trasero, volvía hacer una travesura, yo las tengo mojaditas desde que he salido del despacho. Aunque reconozco que cuando la estaba recibiendo, he maldecido al Sr. Adams… y tú, dirás lo que quieras. Pero a mí no me la das con queso, porque eso que te baja por los muslos, no parece orina, guapa!

(Rose Mery) -. Qué coño dices? Mojadas?.- Se arrimó a la pared para no ser vista desde fuera, todos los despachos tenían un metro cuarenta de paneles de aluminio lacado y el resto hasta el techo de vidrio, y levantándose la falda se pasó las yemas de los dedos por el fondillo de sus braguitas, para su sorpresa estaban empapadas de tal forma que no retenían su humedad goteando al suelo. .-No comprendo nada.

(Marie) -. Eso es normal, chica. Porque te crees que cuando estamos ante esa puerta, todas nos ponemos a temblar o casi nos meamos de miedo todas…? Una cosa son las sensaciones que se experimentan, y otra muy distinta cuando te dan una azotaina, duele y te arde el culo como si estuvieras en el mismísimo infierno sentada, pero luego…es una gozada… Mírame a mí, voy a tener que ir a cambiarme de braguitas en cuanto pueda salir.

Rose Mery sintió en ese instante algo como una ola de intenso ardor, le abrasaba su trasero y hubiera deseado poder bajarse las braguitas, sintiendo la necesidad de tocarse íntimamente, pues las palabras de Marie, y el pasarse las yemas de sus dedos por el fondillo de sus empapadas braguitas, había sentido como una oleada de placer la embargaba en su sexo.

(Rose Mery) -. No tendrás unas de sobras? A mí me hacen falta con urgencia, así no puedo salir e ir a mi mesa…

(Marie) -. Yo te dejaría unas limpias… Pero se te caerán por los pasillos, tú eres mucho más delgada que yo, quizás por ello te ha dolido mucho más la azotaina. He oído que un trasero robusto aguanta más, que una mujer con el culo pequeño como tú. También puedes ir a la Sra. Adams, ella tiene un cajón provisto de braguitas, pero si no eres muy convincente, te habrás ganado otra azotaina, y te garantizo que no se cuál de los dos zurra más duro, si ella o su marido.

(Rose Mery) -. Muy graciosa…

En ese preciso instante entraba Frank acompañado de Vanessa, la cual una vez dentro del despacho, aprovecho para sobarse el culo por encima de sus bragas, al no ser vista desde afuera, se habían unido para hablarle de lo encontrado en sus pesquisas.

(Frank) -. Hola chicas! Que tal ha ido la mañana en el despacho del Sr. Adams? Os han dado bien a todas, eh!!!

(Vanessa) -. Hola, Marie! Que tal estas? Y tu Rose Mery?

(Marie) -. Dejaros de tonterías Frank, no te importa nada como tenemos nuestras posaderas y contarnos como os fue? Encontrasteis algo que nos sirva para la investigación?

(Frank) -. Nos fue bastante bien, pero a nuestro contacto de las calles la han pillado, después de salir de los juzgados nos pasamos a verla en el lugar que nos facilitaste. O sea que en cualquier momento nos pueden fastidiar bien. Por no emplear otro vocabulario habiendo damas delante.

(Marie) -. Han pillado a Yuni Lee? Eres estúpido, imbécil, capullo, gilipollas!!! Permitisteis que os siguieran? Donde estabais en la academia cuando dieron esa lección? No os enseñaron a despistar a los sabuesos

(Vanessa) -. No es para tanto… la han pillado, pero solo nos informó de lo escuchado en las calles y no es gran cosa. Solamente nos dio información de un viejo almacén, que deberíamos investigar, además solamente vieron a Vanessa con Yuni, yo estaba en la esquina cubriéndoles la salida.

(Marie) -. Te vieron a ti con ella? y quien la pillo?

(Frank) -. La detuvo un policía de la calle, no hay porque preocuparse, solo controla el tráfico, no creo que nos investiguen. Y si, la vieron con Vanessa. No creo que puedan atar cabos.

(Marie) -. Joder!!! Me acaban de calentar el culo, y por culpa vuestra me lo van a volver a calentar de nuevo.

(Vanessa) -. No creo que se vaya de la lengua la chica…

(Marie) -. Que se vaya de la lengua la chica no me preocupa. Yuni Lee no dirá nada! Y tú ya te puedes preparar, porque yo voy a recibir una azotaina de nuevo, pero tú también, al igual que Yuni Lee, a ella también le van a calentar el culo.

(Vanessa) -. De qué coño hablas? Porque nos van a castigar a las tres? Ella no trabaja en esta empresa, y no conozco otra empresa que zurren al personal…

(Marie) -. Eso crees? Yuni es agente encubierto de esta empresa, la puso en ese barrio mi padre, lleva cinco años en ese barrio cochambroso y yo la estaba utilizando como informadora sin que mi padre lo supiese, no tardará mucho en bajar mi padre, ya que su coartada es él en persona, ya deben haberle informado.

En ese momento entraban Carmen y Luisa contentas…

(Carmen) -. Hola, estáis todas y todos aquí.

(Marie) -. Como es que estáis tan contentas las dos?

(Luisa) -. El Sr. Adams a suspendido nuestro correctivo hasta nueva orden, no sabemos el porqué, pero es una gran noticia… no os parece?

(Marie) -. Entonces que tenemos en claro del caso…

(Frank) -. En los juzgados al marcharse el equipo de seguridad del Fiscal, tras recibir el señor Fiscal una llamada telefónica, tal y como habías dicho que sucedería Marie. En ese momento pudimos entrar a los archivos gracias a nuestra buena amiga Chris, hicimos copias de todos los documentos, por triplicado y fotografiamos las pruebas guardadas. Ahora solo nos queda examinar para ver que pistas podemos encontrar en esos documentos, las fotografías no nos dan para mucho, la verdad. Al Fiscal General no se le ve en ninguna imagen, y las personas que son testigos poco han aportado o nada, pero hay al menos dos que podrían aportar testimonios. Solo nos queda encontrar el momento para hacerles una visita, ahora no es posible hacerlo pues tienen vigilancia puesta para su seguridad, habrá que esperar que acudan a sus trabajos para que estén a solas. Vanessa ya ha encontrado donde trabajan los dos testigos. Y la información de Yuni Lee, es un viejo almacén abandonado en la zona industrial Sur, según ella se han visto varios vehículos últimamente entrar en ese almacén, estando abandonado amenazando ruina, resulta muy extraño esas visitas, según ella dice que eran monovolúmenes de alquiler de una empresa del centro de la ciudad.

(Marie) -. No está nada mal la verdad, buen trabajo! Ahora solo nos queda distribuir la investigación, tu Frank y Vanessa seguid con esos testigos a ver que podéis sacarles, tú Rose Mery junto con Carmen poned bajo vigilancia ese almacén, a ver si Yuni tiene razón y tiene algo que ver. Pero no entréis dentro a menos que tengamos algo sólido, pero comunicármelo antes, os enviare refuerzos. Podéis retiraros no es aconsejable que nos vean mucho tiempo juntos, se supone que Rose Mery y Carmen están fuera del caso.

Frank abandono el despacho de su jefa, dentro quedaron Rose Mery, Carmen, Luisa y Vanessa. Marie se levantó de su silla apoyando sus manos sobre la mesa, todas la vieron que al levantarse hacia todo tipo de guiños con sus ojos, así como sus labios los apretaba con fuerza, una vez pudo ponerse en pie, sus manos acariciaron su dolorido trasero sobándoselo a dos manos por encima de su corta falda gris. Bordeando su mesa fue hacia las chicas…

(Marie) -. Dispongo de unos minutos libres, me acompañáis al servicio y de paso me cambiare de braguitas, a ver si entre nosotras podemos encontrar unas bragas para Rose Mery, o salir a comprárselas a la esquina, tú Luisa o Carmen sois la que tenéis mejor el trasero al no haber sido castigadas, y podréis salir con mi autorización sin problemas. Ella usa una talla tan pequeña que ninguna de nosotras se las podemos dejar, se le bajarían solas…

Las chicas salieron del despacho juntas encaminándose hacia el vestíbulo, delante iban Marie, Rose Mery, y Vanessa, las tres caminaban con ciertas dificultades e intentaban disimular el estado de sus traseros, pero sus cortas faldas mostraban la parte baja de sus braguitas, Marie blancas de algodón con dibujos de margaritas, Rose Mery blancas de algodón con dibujos de arbolitos en relieve, y Vanessa blancas de algodón con dibujos de ramilletes de florecillas de color rojo, las tres se les podía ver lo colorado que llevaban sus traseros, debido a aureolas rojas que asomaban bajo el ribete de puntilla del elástico de las perneras de sus braguitas, aunque estas, cubrían al completo sus traseros, el color colorado asomaba bajo sus perneras resaltando ante la blancura de sus bragas y sus muslos en tonos diferentes de piel, pero tono claros que destacaba. Carmen y Luisa caminaban detrás de ellas, y sus braguitas eran visibles pero bajo sus perneras no se apreciaba diferencia, a no ser que se las mirase detenidamente, pues mostraban unos tonos violáceos, pero la zona que hubiera destacado al llevar el culo dolorido y morado, lo cubrían sus braguitas al ser de perneras bajas, por lo que cubrían el culo aran del inicio de sus muslos, y si al caminar se le subía el ribete, al tener el culo dolorido e inflamado el elástico les daba como unos pequeños mordisquitos en su piel, por lo que se daban cuenta enseguida al resultarle muy molesto, e introduciendo el dedo índice bajo el elástico, aliviaban esa presión estirando del ribete del elástico hacia abajo. Así llegaron al vestíbulo y tomando el ascensor bajaron a planta baja, para acceder al vestuario y cambiarse de braguitas, pues unas más, y otras menos, pero las cinco las llevaban húmedas.

(Continuará...)