EL CASO DE LAS AMAPOLAS 2 Capítulo 2
Nuevas aventuras de muchachas bajo la disciplina del Sr. Charlton, principal protagonista de esta saga de relato Negro, de mafia y espías.
EL CASO DE LAS AMAPOLAS II Capitulo 2
Hora de pasar cuentas
…Paul Castello, permaneció intrigado por la conversación del Sr. Charlton por teléfono, sorprendiéndole el cariz que había tomado dicha conversación, mostrando en su rostro una clara contrariedad, a pesar de su esfuerzo por no aparentar expresión alguna, sobre todo, tras escuchar que habían descubierto la traición y que se le iba a dar plomo al Fiscal General, mostraba seriedad manteniendo su mirada perdida, intentando que no se le notase la preocupación. Como gerente de la hacienda y otros negocios, tenía constancia del puesto que ostentaba el Fiscal General, era el segundo o mano derecha del Jefe de la organización, había escuchado que Charlton vivía en su mansión desde hacía años. Según fue avanzando la conversación descubrió que ciertos rumores eran ciertos, que las hijas del Fiscal General no eran tales, si no, en realidad las hijas eran de Charlton y no del representante de la Fiscalía. Al colgar el teléfono el Sr. Charlton, hubo un largo silencio reinante en la estancia, así como miradas intrigantes entre los presentes, siendo Paul Castello titubeante quien rompiera el silencio.
(Sr. Castello) -. Porque… has hecho eso? No se nos… pondrá en nuestra… contra? El eliminar un hombre de tanto poder… e importancia de la ciudad? Siempre hemos creído por aquí que era el segundo… al mando en la organización!
(Sr. Charlton) -. Él? Segundo, dices? No me hagas reír Paul de que estás hablando? Te creía más inteligente, Paul! Él nunca fue el segundo, es cierto que le permitíamos ciertas ventajas y si corrió en algún momento ese rumor, fue resultado de la conveniencia a nuestro favor, al no hacernos ningún mal a la organización, pues ello desviaba las miradas no deseables de nosotros, además eso no era causa suficiente como para quitarlo de en medio, en esa incertidumbre por lo que se pudiera comentar sobre su poder, no resultaba un serio problema como para eliminar a todo un Fiscal, por lo tanto nos beneficiaba esa falsa información… Pero nunca fue, ni tuvo mando alguno! Quien está, y ha estado conmigo desde siempre es mi hermano Clark, él sí, es el segundo desde nuestros inicios en el negocio, así fue el deseo de nuestro padre. Aun con nuestro hermanastro Thomas en vida, a pesar que él se creía así mismo como el jefe y que Clark era su segundo al mando, quedando yo relegado a las sombras. Pero la realidad es que Clark tiene el mismo mando que yo mismo, todos nuestros negocios están a nombre desconocido, al igual que todas nuestras acciones en otros negocios, aunque nunca se me ha dado a conocer como Jefe a mí, pues él, Clark es quien siempre se ha mostrado como Jefe de la organización. Desde que hicimos eliminar a Thomas! Nadie conocía mi personalidad y podía ocultarme de las miradas de nuestro hermanastro, él siempre se creyó estar al mando por ser el mayor, de haberse descubierto la verdad yo estaría criando malvas hace años. El mantener las distancias era muy importante en los negocios, por ello Clark siempre ha estado detrás de la barrera dando la cara, manteniendo a Thomas a raya, pero sin llamar demasiado la atención dejando el poder a manos de Thomas.
Irene su esposa, desde su entrada al despacho se había mantenido a cierta distancia, pero dada su sorpresa tras haber escuchado la conversación, se había quedado tan sorprendida como Paul, aunque la sorpresa de Paul fuera hacia otros asuntos, ante la sorpresa de tal revelación no daba crédito a lo escuchado, necesitando unos breves segundos para recuperar la compostura, avanzando hacia su marido con el rostro congestionado muy disgustada, claramente estaba muy airada y furiosa al conocer que uno de los culpables, que dieron la orden de asesinar a sus padres, había estado con su marido todo ese tiempo.
(Sra. Irene) -. Si conocías que era él quien mando matar a mis padres!!! Como es que lo tenías en tu organización? Como puedes ser tan cretino y estúpido!!! Mataron a mis padres por su culpa, es que no te das cuenta de ello!!!
Charlton tras escuchar el tono utilizado y las palabras malsonantes de su esposa Irene, resulto como si le hubieran dado una bofetada, cambiando el semblante de su rostro,al escuchar a su esposa Irene hablándole alzando su voz de manera desmesurada, dándose la vuelta hacia ella, mirándola con el rostro desfigurado por la ira, por los insultos hacia él mismo por su propia esposa hablándole de muy malas maneras, al tenerla cerca le soltó cruzándole la cara con una fuerte bofetada. Ella reacciono cubriéndose la mejilla con la mano, se masajeaba la dolorida mejilla por semejante bofetada, quedando los dedos marcados en ella.
(Sr. Charlton) -. Como te atreves hablarme en ese tono? Quien te has creído que eres, para dirigirte a mí con esa falta de respeto! El que aun seas mi esposa no te da el derecho hablarme con ese tono!!! No te pongo sobre mis rodillas y te bajo las bragas ahora mismo, por tener mucho de qué hablar antes contigo, pero te puedes ir preparando para la azotaina que te voy a dar!!! Estoy muy decepcionado de las noticias que me han llegado a mis oídos, debes saber que lo sé todo! Has oído? Todo!!! Debes saber que estoy muy contrariado con noticias que se relacionan contigo, la forma que has dirigido esta hacienda en mi ausencia! Otra razón por lo que no te coloco sobre mis rodillas, es porque nuestra hija está presente en este despacho!!! No estaría bien que mi hija me viera castigar a su madre!!! Y menos el mismo día que conoce a su padre!!! Pero te voy a responder… dado que creo estoy obligado y porque estás en tu derecho de saberlo….- Hizo una larga pausa y siguió hablando. -. Desde hace unos meses sabíamos que teníamos un topo dentro de la organización. Esas dos chicas que os mande para protegerlas hace unos meses, la Srta. Sofía y Karen Smith fueron las que me pusieron sobre aviso y quienes nos abrieron los ojos. Puedo ver por el estado de sus traseros, que no las has tratado como ordene al enviarlas, ellas no estaban bajo la estricta disciplina que debería de haber en nuestra hacienda. Espero por tu bien que haya una buena explicación para esta falta, ya que a las dos muchachas las estoy viendo que están allá al fondo castigadas, igual que lo estarás tú en breve querida, por no saber respetar mis órdenes….- En ese momento mirando hacia el fondo de la estancia, llamo a una de las jóvenes -. Srta. Sofía Smith! Puede acercarse por favor…
La chica llamada Sofía Smith, tras escuchar su nombre, se volvió mirando avergonzada al hallarse en esa situación tan comprometida, con la falda levantada sujeta a la pretina de la falda, y manteniendo sus bragas bajadas a la altura de las rodillas, mostrando su trasero muy colorado a los presentes, mirando sorprendida hacia el Sr. Charlton que había pronunciado su nombre, claramente contrariada temiéndose que la fueran a castigar de nuevo, al no haber prestado atención a lo hablado, por ello tras darse la vuelta con las aureolas de sus mejillas muy coloradas por la vergüenza, al mirar hacia la mesa del despacho al otro extremo de la estancia.
(Sr. Charlton) -. Sí, me refiero a usted Srta. Smith! Acérquese, hágame el favor. No debe tener miedo, nadie le va hacer nada por el momento, solo deseo que haga unas aclaraciones respecto el motivo por el que se encuentran en esta hacienda.
Al tratar de avanzar estuvo a punto de caer al suelo, al no recordar tener las bragas bajadas, tropezando sus pies por la traba de sus propias braguitas Blancas con dibujos, que al estar estas enrolladas sobre sí mismas, en la distancia no se podía apreciar el dibujo, al habérsele bajado la prenda íntima a sus tobillos, siendo la causa que la hiciera tropezar. Los presentes en la estancia observándola, vieron como recuperaba la compostura apoyando una mano en el suelo, evitando así besar el suelo con su cuerpo, observando los guiños de dolor que debía sentir en el trasero, así como las muecas que expresaba su malestar la joven al incorporarse, así como al agacharse de nuevo para subirse las bragas, siendo visible sus muecas y guiños de dolor debiendo ser mas intenso en su trasero al inclinarse, tras haber permanecido varias horas castigada con el trasero en llamas.
Desde primera hora de esa misma mañana, había permanecido de pie castigada cara a la pared, observando los presentes como estiro sus brazos y como sus dedos temblorosos rebuscaban la cinturilla de sus braguitas para subírselas, haciéndolo muy lentamente deslizándolas sobre sus preciosas piernas, haciéndolo más lentamente al pasárselas por sus inflamadas nalgas, viéndose en su dulce rostro como hacía de nuevo muecas y guiños de dolor, por la dificultad de ajustarse la prenda íntima a su cintura, claramente molesta por la presión que ejercían las perneras, apretando así su pequeño trasero, sintiendo la imperiosa necesidad de aligerar la presión, estirando el elástico de las perneras de las bragas, al avanzar el más mínimo roce de la prenda debía resultar muy molesto para ella, por el estado de sus magulladas nalgas al andar, teniendo la necesidad de estirar de nuevo el ribete elástico de puntilla de las perneras, así como con la palma de sus manos acariciarse el trasero, tratando de mitigar el ardor intenso del culo. Avanzando a pasos cortos se fue aproximando hacia la mesa del despacho, en donde permanecían el Sr, Charlton, su esposa y el Sr. Castello sentado en su sillón tras su mesa, todos la estaban observando cómo se acercaba la joven, sobándose el trasero con las dos manos y meneando sus caderas, hecho que hizo sonreír a la Sra. Irene, al verla acercarse por la forma cómo se movía la joven dolorida, resultándole gracioso por su contoneo de caderas, sin dejar de sobarse el trasero con sus dos manos sobre sus bragas, al mantener su corta falda blanca tableada aun alzada y sujeta a la pretina de su cintura, se detuvo a una prudente distancia.
(Srta. Sofía) -. Hola! Ayee! Sr. Charlton, me ha llamado usted!
(Sr. Charlton) -. Si! Si Sofía, te he llamado! No debes preocuparte! Puedes relajarte y estar tranquila. Nadie te va a sacudir de nuevo en el trasero o al menos no por el momento! Responde a mi mujer como se nos informó de vuestras pesquisas, así como la decisión que tomo vuestro superior sobre vosotras, tu hermana y tú misma, de ciertos asuntos turbios del Fiscal General… Y por qué recurristeis solicitando mi protección? Luego me aclararás porque habéis sido castigadas, Sofía! Porque lleváis las dos el trasero en ese estado? Y quien ha ordenado daros ese correctivo!!!
(Srta. Sofía) -. Sr. Charlton… como usted mande! “Ayee”… Como duele….- Sofía protesto en voz baja el dolor que sentía en el culo. -. Ante todo mi hermana y yo misma, deseamos expresarle nuestra gratitud por acogernos en su hacienda, le damos las gracias por darnos protección de nuestro propio país. …Aunque no comprendemos porque se nos ha maltratado de esta forma!!! “Auch”. …Mi hermana y yo misma somos agentes del MI-6, pertenecemos,… o mejor dicho pertenecíamos al departamento de Asuntos Internos, investigábamos la posible corrupción de los agentes, que realizaban misiones encubiertas, como trabajo de fin de carrera y de acceso como agentes especiales al MI-6. La misión se basaba en una supuesta corrupción de agentes, por unos rumores que nos habían llegado. En teoría solo era una prueba falsa para nuestro examen de ingreso, que debía de llevarnos a otras pistas, todas ellas preparadas por nuestro supervisor. Fue toda una sorpresa que un simple examen de iniciación, dado que simplemente era un examen, para mostrar nuestros conocimientos y si éramos aptos para el departamento de asuntos internos. Descubriendo por casualidad y sin ser buscado por nosotras, la noticia que circulaba por los bajos fondos, fue una información supuestamente facilitada gracias a uno de nuestros confidentes, que dos altos cargos habían sido vistos por los bajos fondos de la ciudad, solamente era una prueba, pero al entregar la información al supervisor, él se dio cuenta que nada tenían que ver con las pruebas falsas que él mismo había dejado, descubriendo de casualidad una trama real. Al parecer eran posibles asuntos oscuros del Jefe responsable del MI-6, así como del Director general que también podía estar implicado. Nuestro superior con nuestra ayuda indagamos, el cual tras comprobar las pruebas que habíamos hallado, nos dio orden de dejar nuestra investigación de agentes en formación y dedicarnos a profundizar en esa información como prioritaria. Llegado a ese punto y siguiendo el protocolo del departamento, iniciamos la investigación apareciendo posibles sospechas, por ello solicitemos a nuestro supervisor autorización, tras la cual, les pusimos unos micrófonos en su despacho y en su casa, descubriendo en las grabaciones que estaban aliados con el Fiscal General, perteneciente de la fiscalía del estado vecino al que nos encontramos. Al parecer no sospechaban que unos estudiantes, pudieran descubrir su traición a nuestro país. Durante la investigación descubrimos sus planes de venganza personal, hacia dos de nuestras agentes femeninas. La teniente Maggie Madison y la Teniente María Pérez, las cuales actualmente están infiltradas en el estado vecino a este.
Ellas nos estan buscando a nosotras, como posibles agentes dobles o por haber sido secuestradas, desconocemos que motivo les pudieran dar o el cual les hicieron creer para investigarnos. Dicha misión a esas dos agentes consistía en investigarnos, fue el propio director general del MI-6 quien se la encomendó a ellas. Todo ello ocurrió al poco de descubrir su equipo de seguridad, las escuchas en sus teléfonos de la oficina y poco después en su domicilio. Por esa causa, fuimos descubiertas teniendo que escondernos. Ellos deseaban localizarnos para mandarnos matar por sus cómplices. Todo ello tras averiguar que teníamos pruebas, en nuestro poder por nuestra investigación hacia ellos. Fuimos descubiertas por el equipo de seguridad del Jefe del MI-6, encontraron nuestros micros y las grabaciones efectuadas, que se apresuraron en destruir dejándonos sin las pruebas materiales. Al ser descubiertas que pertenecíamos a asuntos internos, y habiendo destruido nuestras pruebas, nos buscaron por toda la ciudad para eliminarnos. No teniendo nosotras más remedio que huir de nuestro país y ocultarnos, dado que habían destruido nuestras pruebas, sin las cuales y solo con nuestra palabra para acusarlos, no sería causa suficiente para llevarlos ante la justicia, por ser solamente unas estudiantes que habían finalizado la carrera. Fuimos afortunadas al poder huir a tiempo, siendo una casualidad del pasado, que nuestro supervisor se pusiera en contacto con usted Sr. Charlton, por medio de un amigo de la universidad de nuestro supervisor, pidiéndole un favor que le debía. A cambio de nuestra protección, les proporcionábamos la información respecto al Fiscal General. Así como el propio jefe del MI-6 conjuntamente con el Director Robert.
Descubrimos antes de abandonar nuestro país, que ellos aprovechando la detención de Marie Miller, en Londres por una pelea de universitarias, nos enteramos que la contrataron como agente doble. Marie Miller debió pensar o le hicieron creer, que aliarse con el MI-6 sería algo excepcional en su carrera! De tal modo llegado el momento se podrían encargar de las dos agentes, Maggie y María. Son dos chicas muy feministas, están en asociaciones en defensa de los derechos de las mujeres, etc…etc… Por lo tanto Marie Miller sería una buena incorporación para sus propósitos, Marie Miller debía infiltrarlas en el Periódico, ya que dichas agentes eran analistas del MI-6, teniendo capacidad para pasar como periodistas. De ese modo pensaban ejecutar la primera y oscura parte de su maléfico plan, que ambas mujeres feministas fueran castigadas, dañando así el orgullo de las dos, así como su soberbia y altanería, dado que las leyes de ese estado, al igual que en este que nos encontramos, tal y como tenemos el trasero mi hermana y yo misma lo demuestra!
(Sr. Charlton) -. Srta. Sofía!!! Cíñase al tema que nos ocupa, y no vuelva hacer comentarios sobre estos estados, así como la disciplina que aplicamos!!! O lo va a lamentar seriamente!!!
(Srta. Sofía) -. No era mi intención molestarle! Pero es la verdad… No esperara usted que estemos de acuerdo, en nuestro país no existe esa costumbre… Aunque en colegios y hogares se aplique la disciplina, pero no es así en el trabajo!!! No son tan Neandertales!
(Sr. Charlton) -. Le vuelvo a llamar la atención, Srta. Sofía! No la volveré avisar de nuevo!!!
(Srta. Sofía) -. Perdone! Ya me callo! Continuare con lo que estábamos… como iba diciendo… Que los empresarios tienen la capacidad de disciplinar a sus trabajadores, tanto a mujeres como a hombres. Su maléfica intención antes de deshacerse de ellas, era el humillarlas gravemente, siendo castigadas por severos castigos de disciplina. Como parte final del plan, harían que fueran detenidas, fingiendo algún motivo llegado el momento, siendo descubiertas por su agente doble, Marie Miller. El cómo lo iban hacer lo desconocemos, pero serian acusadas de espías y enviadas a la cárcel, donde agentes del MI-6 infiltrados en dicha cárcel de mujeres, se encargarían de ellas haciéndolas desaparecer definitivamente. …Nuestro gobierno al enterarse de haber sido descubiertas y acusadas de espías, debería de pedir y exigir su extradición, siendo así repatriadas a Inglaterra, algo que jamás sucedería al evitar la extradición el jefe y el director del MI-6. Y si el gobierno de nuestro país, pidiera la extradición de las agentes por vía de la fiscalía, el Sr. Fiscal debía hacer desaparecer dichos documentos, por ello relacionamos al Fiscal General, antes de ser descubierta nuestra investigación, pudimos escuchar esas conversaciones entre ambos de sus planes, por ello quieren deshacerse de nosotras, aunque las pruebas que habíamos conseguido fueron destruidas, nosotras seriamos testigos presenciales, por ello organizaron una misión de búsqueda, contratando los servicios de una agencia de detectives por medio de una analista de su confianza, al pertenecer a esa agencia de detectives la joven Marie Miller y así encontrarnos e eliminarnos.
(Sr. Charlton) -. Con esta valiosísima información, sospechábamos del Fiscal General como posible traidor. Pero también podía ser uno de sus asuntos ocultos personales, por lo tanto no teníamos motivos para sacarlo de la circulación, nos era muy útil tenerlo de nuestro lado, no íbamos a hacerle desaparecer por una simple conjetura de un país externo, el cual nada más, nos habían proporcionado información de corrupción, pero para nosotros era intrascendente esa información, dado que sabíamos que era un fiscal corrupto, trabajaba para nosotros cobrando una alta comisión económica, era obvio que estaba sumido a la corrupción. …Al llegar hoy a la hacienda, tu misma Irene, nos has informado de la muerte de tus padres, algo que yo ignoraba por completo, siendo asesinados por hombres de confianza de Thomas, nuestro hermanastro. A el cómo puedes entender no le había contado jamás, de nuestro matrimonio. Solamente lo sabíamos tres personas, mi hermano Clark que estuvo presente en nuestra boda, Williams Adams que fue testigo al igual que su esposa y el otro era yo como es natural. Pero hace un año aproximadamente, lo descubrió el Fiscal al recibir los documentos de nuestro divorcio sin firmar, al parecer esos documentos fueron enviados por servicio ordinario, algo que también resulta ser muy sospechoso, pues debería haber sido enviada como valija privada por otro conducto, llegando a así a mis manos, no me explico cómo pudo llegar a manos del Fiscal. No fue necesario decirle nada, pues leyó dichos documentos y tu Irene me acabas de decir que hace un año mataron a tus padres, suma dos y dos… Por ello ahora estoy seguro de su traición, te ha quedado ya todo aclarado? Aunque está claro que debe tener cómplices a este lado de la frontera.
(Sra. Irene) -. Si, Charlton, creo que me he precipitado, pero es que la rabia hacia ese cerdo!!! Ha podido más que yo…perdona… Aunque resulta extraño lo de ese envió del divorcio, recuerdo que se los entregue a Paul para enviártelos, el conocía perfectamente su contenido…
Al comentar que esos documentos fueron entregados a Paul, el Sr. Charlton se quedó pensativo sin hacer ningún comentario. Continuando como si nada con la conversación, y el castigo que tenía pensado para aplicar a su esposa…
(Sr. Charlton) -. Tranquila que en unos minutos me lo voy a cobrar en especias, cuando tu hermano Thomas me traiga al “Diablo”. Te acuerdas de él? Pues tranquila que luego lo vas a recordar muy bien… Y ahora… Tu Sofía me vas a contar que ha ocurrido para que hayáis sido castigadas vosotras dos?
(Srta. Sofía) -. No lo sé, Sr. Charlton... Esta mañana hemos bajado a desayunar como de costumbre mi hermana y yo. El bruto del capataz nos ha agarrado al pie de las escaleras y nos ha hecho venir al despacho de muy malas maneras!!! Sin saber porque, nos ha dado una azotaina a las dos, pero no sabemos porque motivo…
(Sra. Irene) -. Serás sinvergüenza!!! Cuando aparezca ese vago de mi hermano, le voy a decir que te caliente el culo de nuevo, menuda embustera estas hecha, niña!!!
(Sr. Charlton) -. Sofía! Estas diciendo que mi esposa habla por hablar? Que no ha sucedido nada esta mañana? Debes saber que estoy informado de ello y no me gusta que me mientan, o que me tomen por iluso!
(Srta. Sofía) -. Es posible que…Puede… que… nuestra habitación… no esté… muy ordenada…
(Sra. Irene) -. Charlton! Hace ya tres días que les vengo diciendo que arreglen su habitación, si subes veras que la han convertido en una leonera, bragas sucias tiradas por el suelo, la ropa desordenada por toda la habitación, por más que se les dice las cosas no obedecen, hoy han agotado mi paciencia y no se lo he dejado pasar por alto de nuevo, a pesar de que estén bajo tu protección, por muy protegidas tuyas que sean, he sido yo quien ha ordenado a Thomas que tomase drásticas medidas con ellas!!!
Tras escuchar las palabras de su esposa, el Sr. Charlton se giró mirando hacia la muchacha que estaba a unos pasos de él. Prestando más atención a cómo iba vestida con una blusa azul celeste, falda corta blanca tableada, calcetines blancos y zapatillas de deporte, no hacía falta ser un agente, para deducir que ambas chicas iban a jugar al Tenis esa mañana, al ir vestidas con ropa adecuada para practicar ese deporte, con la variante que su hermana Karen llevaba una camiseta de manga corta verde de marca.
(Sr. Charlton) -. Hay algo de verdad en la acusación de mi esposa, Sofía?
(Srta. Sofía) -. Su esposa exagera demasiado… total por unas bragas…de nada.. y unos pantalones… se pone hecha un basilisco, además… es nuestra habitación! Nosotras sabemos cómo la queremos tener, ella no tiene por qué meterse en nuestros asuntos!!!
Al terminar de hablar Sofía, se arrepintió de cómo habían sonado sus palabras mordiéndose los labios, sobre todo por haber utilizado un tono desdeñoso hacia la esposa, se dio cuenta, que había ido demasiado lejos con su soberbia, sobre todo al ver el semblante del Sr. Charlton que cambiaba su aspecto serio y cordial, a verle con un semblante que la hacía temblar aterrada, así como la comisura de sus labios, se apretaban torciéndose amenazantes y por sus ojos parecían lanzarle rayos a la joven, retrocediendo al verle ir hacia ella. Cuando se quiso dar cuenta de lo que sucedía, ya fue demasiado tarde, el Sr. Charlton se había acercado hacia ella, agarrándola de sorpresa por la cintura, izándola del suelo colocándola bajo su brazo izquierdo en volandas. De ese modo la llevo hacia el centro de la estancia, mientras la joven pataleaba con sus piernas al aire, mostrando sus bragas blancas con dibujos de florecillas azules, pues se percataba perfectamente de lo que le iba a pasar, y no le hacía ni pizca de gracia recibir otra azotaina, sobre todo por el estado que tenía el culo, pataleaba alocadamente retorciéndose tratando de soltarse del fuerte brazo que la sostenía.
El Sr. Charlton al situarse ante una silla cercana, se sentó acomodando a la joven sobre su regazo, levantándole su corta falda tableada blanca, la cual se le había soltado de la pretina, donde había permanecido sujeta hasta ese momento, así como sintiendo la joven unos dedos, rebuscaban bajo el faldón de su blusa, buscando el ribete del elástico de la cinturilla de sus braguitas blancas, sintiendo como introducía sus dedos en la cinturilla, con la intención de bajarle las bragas, una acción que trato de evitar sujetándose ella misma la cinturilla de sus bragas, pero sin éxito alguno. El Sr. Charlton aparto su mano haciéndole soltar sus braguitas, las cuales se las bajo de todos modos, por debajo de las rodillas de un solo y rápido movimiento, dejando el culo enrojecido de la joven al aire, con las claras huellas que hubiera dejado el cepillo en el culo esa misma mañana. Los primeros azotes no tardaron en caer sobre su trasero desnudo.
Sofía sintió en el acto como le abrasaba el culo con cada azote, meneando sus caderas de lado a lado, pero al permanecer sobre las rodillas bien sujeta, aullaba de dolor con “Ayees” a cada azote que recibía, la cual dado el aumento del intenso ardor de su trasero, al recibir una treintena de fuertes azotes se puso a llorar. Sintiendo los fuertes azotes de la enorme mano del Sr. Charlton, ella pataleaba alocadamente con sus piernas, tratando de abrirlas estirándolas por el intenso fuego, pero sin lograrlo dado que sus piernas las mantenía trabadas por sus propias bragas, se podía ver como la elasticidad las hacia tensarse hasta poner el fondillo bien tenso, siendo visible una mancha de la humedad de su entrepierna. Tras haber dejado una mancha clara de sus fluidos, tras los pocos minutos que las había tenido puestas. Un hecho que no pasó desapercibido para el Sr. Charlton, pues debido a esa visión del estado del fondillo de sus braguitas, arrecio la fuerza de los azotes haciendo gritar más fuerte a la joven, así como el ritmo de la azotaina que le estaba dando a la chica, prolongándose la azotaina durante varios minutos, con la infeliz aullando de dolor a cada azote que recibía en el culo desnudo, dado que la enorme palma de la mano del Sr. Charlton casi le abarcaba al completo sus dos pequeñas y enrojecidas nalgas.
… A escasos dos metros… La hija del Sr. Charlton, la pequeña Irene, hasta ese momento había permanecido en el centro de la estancia, pasando desapercibida para todos su presencia, mientras a unos metros de ella escuchaba los derroteros que tomaba la conversación, pudo observar aterrada como su padre agarraba a la muchacha bajo su brazo izquierdo, dirigiéndose hacia el lugar que ella permanecía en silencio, viendo como su padre tomaba asiento en una silla cercana a ella, así como la colocaba sobre sus rodillas boca abajo, levantándole la falda y bajándole las bragas blancas con dibujos de florecillas azules. Con la mirada de sorpresa, observaba pasmada como la mano de su padre subía y bajaba, escuchando de cerca como a cada azote resonaba en sus oídos, se encontraba apenas a unos dos metros, podía sentir el aire que producía la mano de su papa, al subir y bajar con rapidez su enorme mano, viendo como caía implacable sobre el trasero de aquella joven, que sus nalgas se enrojecían por momentos cada vez más coloradas.
Irene al hallarse cerca estaba observando atentamente, como su padre le estaba poniendo el culo muy colorado a la joven Sofía, viendo como pataleaba encolerizada agitando sus piernas en todas las direcciones, así como las braguitas se estiraban dada su elasticidad al abrir las piernas todo lo que la prenda le permitía, o al tratar de levantar la pierna derecha y bajar la izquierda, la elasticidad de las braguitas se estiraban de nuevo todo lo que daban de si, viendo cómo se tensaba el fondillo de las braguitas, así como la humedad reciente como brillaba por la luz. Poco después pudo ver como en su alocado agitar de piernas, la muchacha se libraba de la traba que ejercían sus bragas, al salir estas de sus pies despedidas cayendo estas a su lado. En ese momento fue cuando fijó su mirada prestando más atención, como los azotes en el culo hacían a la joven separar sus muslos, desde su posición podía verle el sexo claramente, con un poco de vello bien recortado a la rubita Sofía, descubriendo que era rubia natural, al tener el vello púbico de su entrepierna del mismo tono de su cabello, observando cómo lo mostraba impúdicamente al recibir la azotaina, viendo avergonzada como los labios del sexo se abrían, al recibir los azotes en la base de sus nalgas, justo en el inicio de los muslos. Hasta ese momento que lo estaba viendo por si misma desde cerca, nunca se había parado a pensar en ello, por ese motivo se sentía muy avergonzada, al recordar cómo debía de mostrar el sexo ella misma, cuando su tío Thomas era quien le daba una azotaina, lo hacía pocas veces, pero cuando la castigaba sobre sus rodillas, lo hacia sin importarle que hubiera testigos presentes.
Siempre le bajaba las bragas o se las quitaba del todo el mismo. Justamente lo había hecho hacia una semana atrás, estando su tío acompañado de varios de sus hombres, ese pensamiento la hizo avergonzarse aún mucho más, pues se estaba dando cuenta que ese día, los hombres le vieron toda su intimidad al abrir y cerrar ella misma sus piernas al patalear, sobre todo al imaginarse como debieron disfrutar los hombres viéndole su intimidad, pues ella no era ya ninguna niña. Irene estaba tan avergonzada recordando aquella escena, que no presto atención cuando su padre dejo de calentarle el culo a la joven. Poco después vio que tenía el culo del color rojo escarlata muy brillante, sintiendo lastima por ella al tener que dolerle horrores, viéndola como la hacía levantar del regazo poniéndola en pie, y agarrándole del lóbulo izquierdo de la oreja, la condujo hacia el lugar donde permanecía su hermana cara a la pared, castigada. Al pasar por donde habían ido a parar sus bragas, al haber salido despedidas momentos antes de sus pies, se agacho a recogerlas con su mano derecha. Al hacerlo tuvo que tirar del brazo que la sostenía sujeta, haciendo que el Sr. Charlton la viera agacharse y percatarse que la joven recogía sus braguitas del suelo.
Un hecho que le disgusto en extremo, pues no le había ordenado recogerlas, por ello le quito las bragas de las manos, deteniéndose se las puso el mismo y subiéndoselas sin miramiento alguno, acción que hizo a la joven protestar por el dolor de su trasero, al sentir como le eran subidas sus bragas, siendo ajustadas a su cintura bruscamente dejando caer su corta falda tableada blanca, así como darle unos sonoros azotes extras por encima de la corta falda.
Tras dejarla en pie cara a la pared sobándose el culo por encima de sus braguitas, la propia Sofía vio de cerca como el Sr. Charlton se dirigía hacia su hermana Karen, que permanecía a su derecha a unos metros. Viendo aterrada Sofía, como la pequeña Karen con su apenas un metro cincuenta de estatura, era colocada en volandas bajo el brazo del Sr. Charlton, y como varios azotes resonaban en su colorado trasero, no fue tan larga su azotaina como a ella acababa de darle. Pero cuando la volvió a depositar en el suelo, vio a su hermana como se sobaba el culo muy adolorida, con una gran sorpresa en su rostro, pues Karen no entendía por qué la habían castigado de nuevo, ya que desde su posición no había podido escuchar lo que hablaban, o lo que se hablaba a sus espaldas al no haber prestado atención, pero si había escuchado como lloraba su hermana, asi como el fuerte sonido de los azotes al restallar sobre su culo desnudo…
(Sr. Charlton) -. Ahora subid inmediatamente a vuestra habitación!!! Cuando acabe esta reunión, subiré a supervisar el estado de vuestra habitación! La quiero encontrar bien ordenada, si no deseáis que os caliente de nuevo el trasero a las dos!! Luego quiero veros a las dos metidas en vuestras camas, permaneceréis castigadas sin comer nada hasta la cena, así tendréis tiempo para pensar sobre lo sucedido el día de hoy, a la hora de la cena la Sra. Lee os llamara!!!
(Karen) -. Sr. Miller nosotras no somos sus hijas! Para que nos castigue de este modo… no le hemos hecho nada a usted, para que merezcamos este maltrato hacia nosotras, se lo voy a contar todo a nuestro superior… Estoy segura que no aprobara sus métodos anticuados…
No le fue posible continuar hablando, pues el Sr. Charlton la agarro de la cintura colocándola de nuevo bajo su brazo izquierdo, y acto seguido comenzó a darle una nueva azotaina, cuando la dejo en el suelo, el mismo se encargó de subirle las bragas, viendo que la muy desvergonzada, tenía el fondillo de sus braguitas con una clara mancha ya seca, lo que daba a entender que las debía de haber manchado, mientras era castigada su hermana Sofía por el capataz Thomas esa mañana. Al subirle las braguitas tuvo que levantarle la falda, viendo claramente el brillo en los labios de su sexo de humedad. Lo cual para un spanker experimentado como él, no dejaba lugar a dudas que las muchachas, habían provocado el ser las dos castigadas esa mañana, el estado de las braguitas de ambas hermanas las delataba, por lo tanto sus planes para recibir la azotaina esa mañana, lo habían ideado unos días atrás disgustándole ese descubrimiento, por el hecho de ser sus protegidas en la hacienda, no esperaba ese comportamiento de ellas.
(Sr. Charlton) -. Muchacha! Vosotras dos estáis bajo mi protección! Pero ello no quiere decir que sois libres de tener responsabilidades, no penséis que se os va a permitir hacer lo que vosotras queráis o hacer lo que os de la real gana!!! Así como tampoco se permitirá esa conducta inapropiada, no os exime de sus consecuencias! Después de las mentiras de tu hermana Sofía, la forma descarada y soberbia que le ha hablado a mi esposa! Como el tono que acabas de utilizar al dirigirte a mí! Todo ello me indica que necesitáis ambas de estricta disciplina!!! Así como las dos estáis necesitadas de una mano firme que os oriente al buen camino!!! Si teníais algún trato de favor, este lo habéis perdido desde este momento!!! A partir de hoy ya no disfrutareis de favor alguno, y estaréis las dos bajo mi tutela, así mismo, vuestra indisciplina tendrá graves consecuencias para vuestros traseros!!! Ahora desapareced las dos de mi vista!!!
La esposa Irene escuchaba perpleja la aptitud de su marido con las chicas, sonriendo al saber que a partir de ahora podría hacer que las castigaran. Así como no había perdido detalle alguno, de la azotaina que le acababa de dar a Sofía y también a su hermana Karen bajo el fuerte brazo, con el cuerpo de la joven en volandas, sonriendo satisfecha al verlas como se retorcían recibiendo la azotaina, mientras sus propias manos acariciaban su trasero sobre la falda, como un auto reflejo pues en breve sabía que le llegaría su turno, dado que a pesar del tiempo transcurrido, conocía bien a su marido de cuando vivían juntos, sabiendo que nunca amenazaba por nada, y si lanzaba una amenaza la cumplía tarde o temprano. Había dicho que después se iba a encargar de ella, y después de volver a verle en acción con las dos jóvenes, y como le había sacudido a la hermana, notaba cierta humedad en el fondillo de sus propias braguitas, así como sentir como las mariposas revoloteaban en su estómago, al encontrarse muy nerviosa temiendo el ser castigada. Viniéndole a la mente como solía castigarla su marido antes de su marcha.
…Desde que eran novios siendo ella una adolescente, nunca había dudado ni una sola vez, en cruzarla sobre sus rodillas para darle unos buenos azotes en el culo. Incluso en presencia de sus padres o delante de la tribu indígena, todos sonreían viendo la escena de los enamorados. Ella siempre se había mostrado rebelde desde muy niña. Tanto su madre o padre no dudaban en quitarle el pareo, para darle una buena azotaina con una vara. Nunca había usado ropa interior hasta ser una adolescente, cuando su ahora marido le compro sus primeras bragas. Irene nunca había mostrado pudor de estar desnuda ante los demás jóvenes de la tribu, bien cuando se bañaban en el rio desnudos o tomando el sol para secarse después de bañarse. Chicos y chicas se bañaban juntos desnudos sin importar la desnudez o sexo, incluso siendo adolescentes con dieciocho años el pudor lo desconocían.
Fue al conocer a Charlton por una visita que hizo a sus padres indígenas, para tratar unos negocios que tenían sobre la recolección de ciertas plantas, quedando prendado de su belleza juvenil, poco después las visitas se hicieron más asiduas para estar más tiempo con ella, tiempo después por las habladurías que corrían por la tribu, fue cuando Charlton pidió permiso a su padre para cortejarla. Al ser novios oficialmente fue cuando empezó a mostrarse receloso con ella o por su forma de ser o de actuar, sobre todo cuando iban al rio a bañarse, él se subía por los arboles de la rabia, al verla a ella desnuda ante los demás chicos y chicas de la tribu. A partir de ese momento fue cuando comenzó a tener miedo a estar desnuda, dado que Charlton le compro un traje de baño y ropa interior, que al no estar habituada a usarla se la quitaba cuando él no estaba presente. Con el riesgo de que el pudiera aparecer sin avisar.
El ser descubierta por él sin ropa interior, significaba una buena azotaina en su precioso trasero, siendo varias veces descubierta sin ella, en esos momentos la colocaba sobre sus rodillas acabando con las nalgas bien rojas y ardientes, a pesar de la tez de piel morena.
…Irene su hija, estaba aún afectada y muy avergonzada, tras su visión de la joven Sofía al ser castigada, tras ver como abría y cerraba sus piernas al recibir la azotaina, con su rostro claramente ruborizado por ver esa escena, teniendo aun grabado en su mente como la joven mostraba los labios de su sexo, viéndole como se le abrían ligeramente los labios del sexo a cada azote que recibía.
En ese instante salió de su estado al encontrarse ensimismada, dirigió su mirada hacia su madre, viéndola que parecía estar apesadumbrada. Había escuchado a su padre regañar a su mamá! Algo que la hizo preocuparse por ella, al verla como se frotaba el trasero, por ello se acercó hacia ella colocándose a su lado y la abrazó pasándole su brazo derecho por su cintura, sin pasarle desapercibido como su mamá se sobaba el trasero. Ella conocía bien a su mamá y sabía que si sobaba el trasero, era porque en breve iba a ser castigada. Igual hacia su madre cuando se enteraba que la Sra. Lee la buscaba, el que lo hiciera en esos momentos fue obvio para ella, del por qué… su mamá iba a ser castigada en breve.
La madre nunca había castigado a su hija Irene, ni siendo solo una niña, a pesar de merecer unos buenos azotes muy a menudo. Irene no temía a su mamá cuando hacía sus endiabladas diabluras, pero al igual que su madre. Si temía y respetaba a la Sra. Lee. Ella si la había castigado delante de su madre, colocándola sobre su regazo levantándole la falda y bajándole las braguitas, u observando aterrada cuando entraba en su habitación o en el salón con la zapatilla ya en la mano. En cambio sí era su madre a quien buscaba la Sra. Lee, cuando la hallaba se la llevaba a la habitación cogida del brazo, luego no tardaba en escuchar los “Ayees” de dolor así como el sonido de los azotes. Pero en esos instantes la intrigaba ver a su mamá en ese estado, pues la Sra. Lee no estaba presente en el despacho, pero no podía evitar sentirse apenada por su mamá, viéndola tan preocupada con alguna lagrima que descendía por sus mejillas, por cariño hacia ella.
En esos instantes en el despacho aún se hallaba el Sr. Castello sentado en su sillón tras su mesa, al cual se había sentado nada más entrar, permaneciendo en él sentado todo el tiempo. El Sr. Charlton hablando con Paul, y madre e hija abrazadas, vieron como el Capataz Thomas entraba en esos instantes,
(Sr. Charlton) -. Thomas! Ya estás aquí! Ya veo que me has traído al “Diablo”. Déjalo sobre la mesa de Paul! Tú Irene! Hija luego hablaremos más tranquilamente, cuando me ocupe de unos asuntos importantes, ahora tengo una reunión que no puedo posponer y después deseo visitar las nuevas instalaciones, nos veremos durante la cena! …Haces el favor de dejarnos a solas,… a los mayores!!!
Irene beso a su madre en la mejilla, luego fue hacia su padre al cual abrazándola también beso, por último se despidió de su tío Thomas de igual forma, pero al darle la espalda, sintió una fuerte palmada cariñosa en el culo, la cual hizo que se le levantara la falda plisada azul marino de su vestido, dejando a la vista su desnudo trasero al no llevar braguitas, pues llevaba un tanga rosa, por la fina tira entre las nalgas.
(Sr. Charlton) -. Irene hija! Espera un momento! Paul llama a la Sra. Lee que venga inmediatamente!!!
Madre e hija se miraron sin palabras. Pero los ojos de su mamá la estaban regañando, pues ya le había hablado de ciertas cosas que debían cambiar, sobre todo con la llegada de su padre a la hacienda, esa misma mañana la había advertido que se pusiera unas bragas, pero la joven no la obedeció, por ello su mirada hacia su hija era severa, pues había visto que no llevaba bragas. Poco después entraba por la puerta la Sra. Lee, saludando al Sr. Charlton efusivamente con un fuerte abrazo, permaneciendo abrazados unos segundos. Fue el Propio Charlton quien aproximándose a su hija, sin tener en cuenta el pudor de ella, le levantó la falda y cogiendo la tirilla del tanga rosa se lo arranco de un tirón…
(Sr. Charlton) -. Sra. Lee! Ya sabe usted porque la he hecho llamar, Verdad? Llévese a esta desvergonzada a su habitación y recuérdele como debe vestirse una jovencita!!! Así aprenderás como debes presentarte ante tu padre!!! Empezamos mal mi primer día en la hacienda, pequeña!!! Puedes dar gracias a que acabo de saber de tu existencia, si no, ibas a saber cómo las gasta tú papá!!! Pero no deseo leerte la cartilla el primer día!!! Encárguese usted de ella Sra. Lee!!!
Cerrándose la puerta del despacho, a los pocos segundos en el salón se podía escuchar, como era regañada Irene por la Sra. Lee, resonando poco después los primeros azotes, así como los ayees de Irene. La Sra. Lee estaba haciendo honor a su reputación, sin esperar a llegar a la habitación, en el mismo salón se sacó la zapatilla, empezando a darle la azotaina a la pequeña Irene a sus veinticuatro años, administrándole una azotaina en el culo…
(Sr. Charlton) -. Estas son las formas que tienes de educar a nuestra hija? No tengo nada en contra esas prendas modernas, pero eso es algo que deberá atender cuando este casada con su marido, mientras sea una niña deberá comportarse como tal!
(Sra. Irene) -. Tu hija, ya no es ninguna niña! Tiene veinticuatro años si no te has fijado!!! Si hubieras estado aquí ejerciendo de padre, seguro que estaría mejor educada según tus principios cavernícolas, los castigos físicos están obsoletos!!!
(Sr. Charlton) -. Obsoletos? Dejemos este tema ahora. Tenemos otros asuntos pendientes, luego hablaremos porque la disciplina en la hacienda es nula, cuando veníamos del aeropuerto me he encontrado con un caso de indisciplina fragrante, me gustaría saber porque no se disciplina como yo deje ordenado?
(Capataz Thomas) -. Referente a la falta de disciplina en los campos, aquí tienes a la única culpable, tu querida esposa! Ella prohibió los castigos físicos en la hacienda, a no ser que fuera por sus padres como método educativo, lo que más me resulto extraño de todo, es que el gerente de la hacienda no hiciera valer su responsabilidad como jefe, permitiendo que mi hermana se saliera con la suya!
(Sr. Castello) -. Thomas! Mejor será para ti!!! Que te metas en tus asuntos que es controlar a los hombres, encargados de la seguridad de nuestras haciendas! Tu labor no es ocuparte de los negocios o de la disciplina. Tu Charlton sabes perfectamente que la disciplina no es mi fuerte, no me contrataste para esa labor. Por ello deje esas funciones a la Sra. Miller.
(Sr. Charlton) -. Contigo Paul debemos tratar de otros asuntos importantes, quiero ver todos los libros de contabilidad de los últimos veinticinco años. Nuestros ingresos de esta hacienda están muy por debajo de su rendimiento, resultando algo inexplicable esa falta de ingresos, sobre todo teniendo en cuenta la alta demanda de nuestros productos. En la ciudad pese a nuestra falta de materias primas optimas, tenemos unos ingresos del cuatrocientos por cien. Y en esta hacienda deberían de ser mucho más altos, ya que disponemos de materias primas de primerísima calidad, así como los nuevos negocios que hemos emprendido hace poco, y por ello deseo visitar esas nuevas instalaciones. Mi intención es llegar al fondo de la cuestión, así como encargarme personalmente de los responsables! No hay que decir Paul, que tu puesto cuelga de un hilo…muy fino…
(Sr. Castello) -. Si has venido a acusarme de robarte!!! Presento mi renuncia inmediata!!!
(Sr. Charlton) -. Puedes redactarla si lo deseas! Si todo esta correcto la aceptare con sumo gusto, dándote una buena gratificación! Pero dadas todas las deficiencias que me he encontrado y solo llevo unas horas aquí! Se te complica bastante salir bien parado. Además no he comentado nada, pero el tema de los documentos del divorcio apuntan hacia ti, y espero por tu bien no seas el traidor, que se relacionaba con el Fiscal… Cambiando de tema… Thomas has ejecutado mis órdenes?
(Capataz Thomas) -. Si Charlton! Toda la hacienda está asegurada por tus hombres, los empleados del Sr. Castello han sido enviados a otros puestos, vigilados de cerca por tus hombres. Por cierto! …Los cuatro jefes de las haciendas vecinas ya han llegado, aunque diría mejor las jefas, pues son chicas las que llevan las riendas, aunque tenía creído que eran mayores, eso es algo que el Sr. Castello debe saber mejor que yo, pues es él quien trata de los negocios y debe conocerlas bien.
(Sr. Castello) -. Las principales haciendas del Norte y del Este, son llevadas por las señoras… Amelia Lobos, Laura Álvarez, Rosana Sánchez y la de más edad Rosalía Roca, todas ellas rondan los cuarenta y cinco años, menos la última que he nombrado que debe estar por los cincuenta y cinco años.
(Sr. Charlton) -. No es de extrañar que sean mujeres, en el último conflicto cayeron los padres de los maridos de esas muchachas que dices Thomas, también cayeron en la lucha algunos de sus hijastros varones, espero que en estos veinticinco años hayan respetado los negocios de sus haciendas.
(Capataz Thomas) -. Entonces creo que sería conveniente llamar a sus madres Charlton, cuando las he visto bajar de sus vehículos, me han dado ganas de darles a las cuatro una buena zurra!!! No es forma de presentarse para tratar de negocios.
El Sr. Charlton iba a decir algo por el comentario de Thomas, sobre el motivo de sus palabras referente a las muchachas, pero el Sr. Castello cambio de tema malhumorado…
(Sr. Castello) -. Que es eso que has retirado a mis hombres de confianza? Son los mejores en su trabajo! Esto que has hecho me ofende Charlton!!!
(Sr. Charlton) -. No debes ponerte a la defensiva! Si los libros están en orden, así como mis negocios, tus hombres volverán a ocupar sus puestos, de lo contrario…tendrán tú mismo destino…
(Sr. Castello) -. Esto es un abuso!!! Presento mi dimisión inmediata, me marcho ahora mismo de esta hacienda!!!
(Sr. Charlton) -. Primero preséntame los libros, si están en orden te podrás marchar libremente, mejor que sulfurarte de esa manera, harías mejor en ir al archivo a preparar esos libros, en breve llegaran Clark y Williams a supervisarlos uno por uno! Mientras… tu vendrás conmigo para enseñarme las nuevas instalaciones, han llegado a mis oídos hechos, que me aterra puedan o sean verdad! Eso debería preocuparte mucho más, que el haber apartado a tus hombres de confianza! Ahora sal de este despacho y tráeme esos libros!!! Thomas que dos hombres no se separen de él!!!
(Capataz Thomas) -. He creído más oportuno colocar cuatro hombres a su disposición, pues hemos tenido algunos problemas para obligar a sus esbirros a abandonar la hacienda!!! Incluso ha habido ocho muertos, han puesto mucha resistencia al ordenarles salir de la hacienda, eso me ha escamado bastante debo añadir. Por ello he puesto a más hombres afuera de vigilancia… así como otros grupos de hombres, distribuidos por los límites de la hacienda, para mantenerlos a raya. En la hacienda que se hospeda Clark hay distribuidos otros tantos, al igual que he puesto más seguridad en mi casa! Has hecho bien en enviar estos días atrás a tus hombres de la ciudad, no seriamos suficientes de no haber sido así!
Paul Castello abandono el despacho malhumorado y con cara de preocupación, sobre todo al salir del despacho, al encontrarse a cuatro hombres fornidos en la puerta esperándole salir, viendo que los cuatro iban armados, encaminándose hacia los archivos que estaban bajo el despacho, accediendo por una puerta bajo la escalera de acceso a los pisos superiores de la hacienda. Al cruzar por el salón tras salir del despacho, vieron como la Sra. Lee hacia lo esperado de ella, teniendo a Irene boca abajo sobre sus rodillas, dándole una azotaina con la zapatilla, teniendo el trasero muy colorado a esas alturas.
(Sr. Charlton) -. Bien ahora que estamos a solas los tres… Me vas a explicar tu conducta Irene!!! Pensaba darte una azotaina por no haber atendido correctamente a mis invitadas!!! Pero he podido ver que has obrado correctamente, al ordenar a tu hermano Thomas aquí presente el disciplinarlas! Aunque no me gusta cómo te diriges a él, es tu hermano mayor y deberías de mostrarle más respeto!!! Pero a pesar de todo, además me han llegado quejas de tu mala conducta, también he escuchado decir como la Sra. Lee, se ha encargado de ti castigándote cuando era menester y también debo imaginar que se habrá encargado de nuestra hija al aplicaros correctivos en mi ausencia!!! Williams en su visita de hace dos años, dejo instrucciones precisas a la Sra. Lee respecto a ti, al no aceptar firmar el divorcio. No me comento nada de nuestra hija, él no debía de saber nada, ni siquiera que existiera…pues de lo contrario me habría informado. Pero el matrimonio Lee, siempre han gozado de mi plena confianza, con ellos aún no he hablado. Y seguramente cuando lo haga, tendré que hacerte llamar de nuevo, para que me des nuevas explicaciones, como las que me voy a encargar ahora mismo de dártelas… En primer lugar…
En ese instante su cuñado y Capataz Thomas, les interrumpió, justo en el momento que el Sr. Charlton iba a comenzar a regañar a su esposa, con el cepillo de madera apodado el “Diablo” ya en sus manos… y viendo el rostro de horror de su hermana, al contemplar el viejo cepillo de madera, de un aspecto que haría temblar a cualquier adolescente, tras conocer cuál era el empleo del mismo, y que no era para cepillar nada, si no, para utilizarlo como instrumento de disciplina. Siendo un horrible cepillo de grandes dimensiones, que debería utilizarse en la ducha para lavar la espalda, y no para azotar un trasero.
(Capataz Thomas) -. Perdona que te interrumpa Charlton… Pero nuestras invitadas esperan en el porche a ser recibidas, deberías atenderlas en primer lugar, dado que están muy nerviosas. A sus hombres no les hemos permitido entrar a la hacienda, debiendo entrar ellas solas al interior, al entrar han visto como sacaban los ocho cadáveres, es mejor atenderlas primero a ellas, a mi hermana la puedes castigar luego por muchas otras cosas, entre ellas por haber destruido y quemado todos tus instrumentos disciplinarios al marcharte hace veinticinco años.
Irene al escuchar cómo le acusaba su propio hermano de destruir los instrumentos, le lanzo una mirada que lo hubiera fulminado de poder hacerlo. Un hecho que no pasó desapercibido para su marido, el cual sonreía observándola golpeándose en la palma de la mano derecha con el cepillo.
(Sr. Charlton) -. Sabes Thomas que no me gusta dejar estas cosas para después! Hace tiempo debería haber sido castigada por ese atrevimiento, pero si esas chicas como dices han visto sacar los cuerpos, deben de estar muertas de miedo. Sobre todo al estar solas sin la protección de sus hombres de confianza, mejor será que seas tú Irene que las conoces mejor, quien las haga entrar, sal y hazlas pasar ahora… Por ahora te libras de recibir lo tuyo, desvergonzada!!! Te puedes ir preparando! Luego me encargare de ti… Sal del despacho y haz entrar a esas muchachas, pero cuando entren, tú no te vayas muy lejos, aguarda a ser llamada en el salón, y reza que la Sra. Lee, que sigue ocupada con nuestra hija por cómo se la escucha llorar, no vaya a ocuparse de ti! Eres la responsable de cómo se viste nuestra hija, pero más te vale que no tenga que ir a buscarte, cuando termine yo aquí!!!
Irene suspiraba tranquilizada al haberse librado momentáneamente, con una leve sonrisa de triunfo en sus labios al librarse de la azotaina, aunque solamente fuera por unos minutos, se había librado de sentir arder su trasero. Triunfadora iba atravesar la puerta cuando se vio sorprendida… alguien la agarraba desde atrás por la cintura. Cuando quiso ver que sucedía, ya estaba inclinada bajo el brazo de su marido, con su cuerpo posado ligeramente en el muslo de su la larga pierna izquierda, manteniendo sus pies en el suelo, sintió la corriente de aire sobre su trasero, percatándose que le acababa de levantar la falda y bajado las bragas hasta medio muslo, al tratar de protestar sintió en el culo los azotes del cepillo, aullando del dolor por la rapidez que caían los azotes, pasando a quedar en volandas bajo el fuerte brazo al patalear en el aire con las piernas. Apenas fueron unos cuarenta buenos azotes bien administrados, que la hicieron aullar a gritos de dolor en el trasero, sintiendo el fuego intenso ardiente de los azotes, viéndose después liberada con el trasero en llamas, sin recuperarse aun de la impresión se sobaba el culo vigorosamente con la mano izquierda…
(Sr. Charlton) -. Esto te enseñara a no sonreír!!! Sal y haz entrar a esas chicas!!! Antes que me arrepienta de no darte lo que mereces realmente!!!
Irene con el rostro congestionado por el dolor en el trasero, se volvió girando su cuerpo, viendo a su marido de espaldas a ella con el cepillo aun en su mano, ella enervada por su mal carácter, hizo ademan de acercarse a golpearle con el puño cerrado de la mano derecha, pero una mirada severa de su hermano la paralizo. Esa acción en su juventud la habría hecho revolverse, tratando de lanzarle una bofetada a su marido, no sería la primera vez que lo hiciera, con las consecuencias que esas acciones de rebeldía tenían para ella, pues la azotaina que recibiera seria memorable como antaño. Con el rostro desencajado por la rabia que sentía, bajo el brazo derecho deteniendo así sus intenciones, al venirle a la mente aquellos recuerdos de años atrás, cuando se rebelaba y era castigada severamente por su marido. Inclinándose agarro el elástico de sus braguitas blancas con dibujos de rosas rojas, se las subió ajustándoselas a la cintura, lanzándole una mirada agresiva a su marido, por fortuna para ella él seguía de espaldas a ella y no vio su rostro. Sobándose vigorosamente salió del despacho malhumorada, en dirección hacia la puerta principal, pasando por el salón viendo como la Sra. Lee aún retenía a su hija sobre sus rodillas, dándole la azotaina con la zapatilla al tiempo que la regañaba. Su madre escuchando y viendo como lloraba desesperada, paso sin decir nada viendo como su hija meneaba sus caderas, tratando de librarse de la mordaza del brazo de la Sra. Lee, que la mantenía firmemente sujeta dándole buenos azotes, con su zapatilla de paño abierta por el talón con suela de goma. La Sra. Irene Miller aletargada paso sin hacer ruido alguno, con la clara preocupación que la Sra. Lee, la pudiera ver pasar por delante sin decirle nada, pues de verla podría ir hacia a ella como había sentenciado su marido, sobándose el trasero con fricción trato de pasar sin ser vista.
Salió al porche de la puerta principal, suspirando aliviada de haber podido pasar sin tropiezo alguno, buscando con la mirada donde aguardaban las cuatro chicas, encontrándose que estaban hablando con dos hombres que no reconoció al estar de espaldas a ella. Las muchachas discutían airadamente con los dos hombres, estos les recriminaban la forma tan descarada de vestimenta que se habían presentado. Ya que iban escandalosamente vestidas, llevaban una blusa anudada por encima del ombligo, dejando la barriga al aire destacando así sus erguidos pechos, mostrándolos al llevar sus blusas abiertas por el escote, mostrando casi la plenitud de sus hermosos puntiagudos senos, las cuatro llevaban unos cortitos shorts deshilachados por las perneras, mostrando una de ellas al parecer no llevar bragas la base de las nalgas desnudas, o si llevaba ropa interior, debía de llevar un tanga escaso. Las otras tres muchachas mostraban el ribete de sus bragas, siendo visibles los dibujos o el encaje amarillo de una de ellas, las cuatro muchachas vestían muy provocativas, por ello los dos hombres las estaban regañando.
Irene intentaba serenarse al no percatarse nadie de su presencia, se acarició alisándose la falda pasándose las manos por las caderas, aprovechando para sobarse el trasero antes de hacerse ver.
(Sra. Irene) -. Ejem, ejem… .- Carraspeo para hacer notar su presencia y llamar así la atención de las muchachas, que estaban discutiendo de muy malas maneras con los dos hombres, que se dieron la vuelta al escuchar la presencia a sus espaldas. -. Señoritas! Las están esperando en el despacho! Ya veo que no perdéis el tiempo para haceros notar, saben vuestras madres que estáis aquí? Y saben que habéis salido de casa con esas pintas? Siempre tan orgullosas y soberbias con ese mal carácter vuestro… y… ustedes caballeros que desean?
Los dos hombres al escucharla hablar se volvieron hacia la voz, los hombres al verla la saludaron calurosamente de manera efusiva, Irene se vio aupada del suelo por los brazos de Williams, que la levanto del suelo pasándole las manos bajo el trasero, los dos se abrazaron cariñosamente, aunque el rostro de Irene manifestó el dolor, al sentir las manos de Williams que la sujetaban por el culo. Dándose él cuenta de su gesto de dolor, la puso con delicadeza de nuevo con sus pies en el suelo.
(Sr. Adams) -. Por lo que puedo ver por tus gestos, ya has hablado con tu marido… No vas a saludar a tu cuñado, Clark? Te vas a ganar unos azotes de nuevo como no le saludes, hace más de veinticinco años que no os veis desde tu boda creo recordar, no lo reconoces…?
Clark se inclinó dada su estatura para agarrarla rodeándola con sus brazos, se abrazó a Irene pasándole las manos por el trasero, pero esta vez ella estaba alerta y le aparto las manos a su cuñado colocándoselas en sus caderas, aunque se abrazaron efusivamente permaneciendo unos segundos abrazados.
(Olga Lobos) -. Ya está bien… Vaya trio de enamorados! Nosotras no hemos venido a ver como es vuestro reencuentro!!
(Sra. Irene) -. Olga! Es que siempre tienes que tener la voz discordante, te vendría muy bien que encontraras a un hombre que te pusiera en tu lugar, niña maleducada!!! Como venís las cuatro vistiendo tan descaradas mostrando el culo! Con esos shorts tan cortos vais enseñando todo descaradas!!!! Vuestras madres os han dejado salir de casa de esa guisa? Conociéndolas como las conozco lo dudo mucho…
(Sr. Adams) -. Eso justamente les estábamos recriminando Clark y yo, que esas no son formas para unas jovencitas vestir tan descaradamente! Alguien debería enseñarles buenos modales!!! Van mostrando el culo las muy sinvergüenzas!
(Sr. Clark) -. Si de mí dependiera me sacaba el cinturón, no iban a poder utilizar esas prendas en una buena temporada…
(Olga Lobos) -. Susana! Ángela! Isabel! No hagáis caso a estos neandertales! Entremos a solucionar lo que hemos venido hacer aquí!!! Tengo ganas de cantarle las cuarenta a ese engreído que nos ha hecho llamar de urgencia, quien cojones se ha creído que es!
Las cuatro muchachas se conocían la casa, ya habían estado con sus madres otras veces antes en el despacho, pues desentendiéndose de la anfitriona y de los dos hombres, entraron en la casa dirigiéndose hacia él. Al entrar al salón hablando sonoramente entre ellas, se quedaron petrificadas al ver la escena que presenciaban ante ellas, vieron a la Sra. Lee sentada en el sofá, con Irene sobre sus rodillas boca abajo, recibiendo una azotaina con la zapatilla. Apenadas por su buena amiga de infancia Irene, viendo horrorizadas lo colorado que tenía el culo, eran amigas desde niñas pequeñas al haberse criado juntas, teniendo como institutriz a la Sra. Lee. Pero mucho más se asustaron las muchachas, cuando la Sra. Lee miro hacia ellas. Viendo en su rostro como las observaba y como este se congestionaba por momentos, inmediatamente se percataron las cuatro que estaban en problemas, la conocían muy bien desde pequeñas, cuando aparecía ese rostro en su cara, sabían que alguna de ellas iba a recibir una buena zurra. Su enfado al verlas entrar a la casa por cómo iban vestidas. Dejo a Irene tumbada en sofá llorando, levantándose fue caminando hacia ellas a pasos largos, cuando las cuatro jóvenes se quisieron dar cuenta, la Sra. Lee les estaba dando zapatillazos a cada una de ellas en el culo, cogiéndolas del brazo haciéndolas girar a su alrededor, a base de buenos azotes sobre sus escasos shorts, los azotes de la zapatilla caían en la parte baja de sus nalgas desnudas, cuando quisieron protestar ya tenían el culo colorado las cuatro, y la Sra. Lee las regañaba severamente.
(Sra. Lee) -. Que hacéis en esta casa? Quien os ha dado permiso para entrar? Además hacerlo vestidas con esas ropas de mujerzuelas, vais a ver vosotras como os voy a dejar el culo!!! Vaya cuatro desvergonzadas estáis hechas!!! Saben vuestras madres que vais enseñando vuestras vergüenzas? Ahora os voy a dar una zurra, que no vais a olvidar mientras viváis!!! , luego llamare a vuestras madres, cuando se enteren como vais vestidas estaréis castigadas sin salir un mes…
Una vez les hubo caldeado el culo a diestra y siniestra, agarro a la más cercana a ella, siendo Olga la desafortunada. Se sentó en el sofá junto a Irene, teniendo a Olga a su costado derecho le bajo los shorts y el tanga al tiempo a los tobillos, la coloco sobre sus rodillas, soltándole unos buenos zapatillazos en el culo, haciéndola brincar sobre su regazo, el cuerpo de la joven se contorsionaba a cada azote que recibía, dada la fuerza que empleaba la Sra. Lee, claramente muy enfadada con las muchachas. Después de dos docenas de buenos azotes en el culo desnudo, dejo a Olga Lobos ponerse en pie, la cual se frotaba el trasero con vigor por el intenso fuego que sentía en su retaguardia. Poniéndose en pie de nuevo la Sra. Lee fue en busca de otra chica, Isabel al verla ir hacia ella echo a correr, Susana no tuvo tanta suerte, pues estaba aterrada con los pies como clavados en el suelo, fue a la que agarro de la oreja, llevándola trastabillando con sus propios pies, tal como la llevaba sujeta con la mano derecha del lóbulo de la oreja, con la izquierda le soltó el botón de los shorts que se deslizaron piernas abajo, al tenerla sobre sus rodillas le bajo las pequeñas braguitas a las rodillas, en segundos la zapatilla volvió a resonar en el salón, poco después era Ángela la desafortunada que recibía una azotaina con la zapatilla, y después le tocó el turno a Isabel que en esta ocasión de nada le sirvió intentar escapar, pues la sujetaba Williams Adams que viendo la escena la acorralo. Acabando las cuatro de pie con el culo al aire y sus shorts bajados en sus tobillos, con sus culos colorados ardientes.
(Sra. Lee) -. Ahora mismo, voy a hablar con vuestras madres!!!
Con el griterío de “Ayees” Williams y Clark entraron al salón, encontrándose con la escena de la Sra. Lee repartiendo zapatilla a diestro y siniestro en los traseros de las cuatro jóvenes, y como luego fue agarrando una a una colocándola sobre sus rodillas, dándoles a las cuatro jóvenes una azotaina que dejo a las cuatro llorando, cubriéndose sus vergüenzas con sus manos. Tras acabar de darle la azotaina a la última muchacha, siendo Isabel la desafortunada en caldear su trasero. Le agarro del lóbulo de la oreja izquierda a ella y a Olga que permanecía al lado sobándose el culo, la agarro del lóbulo de la oreja derecha, haciéndolas entrar al despacho con los shorts bajados a los tobillos trastabillando, estando a punto de caer al suelo varias veces, siguiéndole de cerca entraba Williams llevando de la oreja a Susana y Clark Miller llevaba a Ángela haciéndolas entrar al despacho. La Sra. Lee muy molesta dejo a las chicas en el centro del despacho, donde se les unieron sus amigas cubriéndose el sexo con una mano y con la mano libre se acariciaban el trasero, ninguna de ellas pese a su vergüenza hizo ademan de subirse los shorts, solamente con sus manos se cubrían el sexo, con lágrimas en sus ojos por los azotes recibidos y por la vergüenza que estaban pasando al estar en presencia de cuatro hombres, teniendo sus culos enrojecidos ardiendo. La Sra. Lee cogió el teléfono sin pedir permiso para hacerlo, marcando un número al azar al sabérselo de memoria.
(Sra. Lee) -. …Rosalía! Tengo aquí en casa a tu hija y a sus tres amigas, las cuatro las tengo con el culo ardiendo, se han presentado de manera indecente a la casa. Aún no he terminado con ellas, les espera una buena… que hacen aquí dices? No lo sé, esperaba que me lo dijeras tú. Espera… te pongo con el Sr. Charlton que ha llegado esta mañana a la hacienda y que te explique él.
El Sr. Charlton tomo el teléfono de las manos de la Sra. Lee, mientras ella ni corta, ni perezosa se fue hacia una de las chicas, Isabel fue la desafortunada por el agravio de haberla hecho correr anteriormente, la que agarro llevándola hacia una silla, la misma que había ocupado el Sr. Charlton para castigar a Sofía. La Sra. Lee tomo asiento cruzando sobre su regazo a la joven Isabel, dándole en el culo con su zapatilla, la cual conservaba aun en su mano derecha…
(Sr. Charlton) -. Sra. Roca! Es un placer escucharla de nuevo, si han pasado muchos años desde la última vez que hablamos. Marchan bien los negocios espero? Así? Me alegra saber eso. Yo en cambio estoy haciendo revisar los libros de contabilidad, las cuentas no cuadran como deberían! Eso que me comenta es lo que nos imaginábamos! Por ello han venido conmigo Williams Adams y Clark mi hermano para revisar los libros, ellos entienden de esos temas mucho más que yo, si, como bien dice usted. Sin duda deben de estar manipulados por lo que usted me cuenta. Qué? Qué hacen aquí su hija y sus amigas me pregunta? Pues una de ellas como puede usted escuchar llorar de fondo, creo que es Isabel su hija. Se está ocupando de ella la Sra. Lee… Porque? Eso quisiera yo saber… las tengo delante de mí con sus vergüenzas al aire, si, la Sra. Lee! las ha hecho entrar al despacho con sus traseros colorados y los pantalones bajados!!! Le pedí a Thomas que se pusiera en contacto con las cuatro haciendas amigas, para tener una reunión esta mañana, usted debería saberlo pues él las ha llamado. Ah! Que usted no sabe nada de ese tema? Pues me extrañan sus palabras, Thomas ha tenido que realizar un despliegue de nuestros hombres! Si, al parecer sus muchachos nos estaban acechando en el aeropuerto, aunque no comprendo el motivo de ese despliegue de hombres. Usted no sabía nada de ese tema? Que no ha ordenado nada al respecto? Pues quien tiene autoridad en su hacienda para ello? La entiendo perfectamente! Que deben de haber sido sus hijas, y que han obrado por su cuenta? Comprendo lo que me dice, el criar a sus hijas ustedes cuatro solas, sin un padre debe haberles sido complicado, puede que usted tenga razón de que estén demasiado consentidas, por lo que puedo ver son muy lanzadas y atrevidas, al presentarse en mi hacienda de la forma que lo han hecho!!! Entiendo que a veces pueden llegar a crear más problemas, que el dar las soluciones a los mismos. Y en este caso han creado graves problemas, no ha llegado la cosa a más por casualidad, porque lo he impedido a tiempo haciendo que Thomas mi capataz, retirase a sus hombres para así evitar el conflicto. Tiene usted toda la razón Sra. Roca! Estas niñas tan soberbias podían haber iniciado una guerra entre nuestras haciendas. Opino lo mismo que usted, se merecen un buen correctivo!!! Lamento muchísimo que esto haya sucedido. Solo me resta hacerle una pregunta a usted y con esto acabamos esta desagradable conversación… El Sr. Min Ho Lee, esperaba encontrarlo a mi llegada, está en su hacienda trabajando por casualidad? Me extraña mucho no haberle visto en el aeropuerto o en mi hacienda, por ello he creído que estaría en alguna de las otras haciendas, motivado por algún asunto urgente. Ah! Si! Eso resulta interesante y preocupante a la vez. Bien me encargare de ese asunto personalmente, espero su llegada así como a las otras damas y madres, tenemos muchos temas que tratar así como de hablar estos hechos de hoy, cuando ustedes lleguen van a estar muy modositas puede estar segura de ello, aunque van a lamentar esta travesura.
En esos instantes que el Sr. Charlton había colgado el teléfono, entraba al despacho el Sr. Paul Castello cargado de libros, al igual que los cuatro hombres que habían ido con él, entraban llevando una caja cada uno cargadas de libros y archivos.
(Sr. Charlton) -. Bien! Clark! Ya tenéis aquí los libros para supervisarlos detenidamente, tu y yo Paul, deberíamos ir a visitar esas nuevas instalaciones ahora! Pero me acaba de surgir un nuevo asunto inapelable, del cual debo encargarme personalmente en primer lugar, pues he dado mi palabra de hacerlo yo en persona! Así que Paul, acompaña a mi hermano Clark y a Williams a la sala de reuniones. Thomas! Que estos hombres custodien los libros, no deseo que se pierda ninguno. Sra. Lee puede atender a estas desvergonzadas, proporcióneles vestimenta adecuada y me las trae de nuevo, haciéndolas bajar de nuevo a este despacho, debo ocuparme de ellas por su atrevido comportamiento!!!
(Sra. Lee) -. Si Charlton! También se encargara de ellas, por cómo iban vestidas al llegar a esta casa?
(Sr. Charlton) -. Eso corre por cuenta de sus madres, son ellas quienes deben enseñarles buenos modales, además usted ya se ha encargado de ello, por como llevan el culo las cuatro!!!
La propia Sra. Lee, dejando que se reincorporara Isabel, la cual se frotaba el culo como una posesa. La Sra. Lee le quito a Isabel los Shorts completamente, así como la blusa y el sujetador, dejándola desnuda como vino al mundo, y luego se encargó de desnudar a las otras tres muchachas, escuchándose algún “Ayee” de ellas al recibir unos azotes por no dejarse desnudar, segundos después salía del despacho la Sra. Lee, seguida de las cuatro muchachas sobándose el trasero con una mano, mientras en la otra llevaban sus ropas, todas ellas con sus rostros congestionados por el miedo, ya que no les aguardaba buen augurio después de escuchar al Sr. Charlton, que se iba a ocupar de ellas personalmente, muy avergonzadas del cariz que había tomado su descaro.
(Sr. Charlton) -. Nos hemos quedado a solas los tres de nuevo, Irene, tu Thomas y yo! Para ti tengo un trabajo que me tiene muy preocupado, me extraña mucho que mi buen amigo el Sr. Min Ho Lee, no haya estado presente en el aeropuerto o al llegar a la hacienda, pues hable con él hace unos días y me garantizo que estaría para recibirme. La Sra. Roca me ha comentado que en uno de los laboratorios hay mucho movimiento de personal de seguridad. Según ella resulta extraño que hayan tantos hombres de guardia, algo que la ha extrañado pues lo habitual es que haya solo dos en la entrada. Me ha comentado que vio al Sr. Min Ho Lee, entrar al laboratorio y que ese mismo día llegaron muchos hombres armados. El hecho que al hacer retirar a los hombres de Paul, haya habido víctimas me preocupa, dada la importancia que tiene el Sr. Min Ho Lee para nosotros, así como que han ampliado la seguridad en el laboratorio, sobre todo el hecho que estén armados haciendo guardia, más bien parece que estén custodiando algo o a alguien. Avisa al jefe de los “Huaorani”, sus hombres se encargaran de los guardias sin crear victimas innecesarias, son la tribu más violenta de esta zona así como muy cautos, puedes estar en un bosque rodeado por ellos y no descubrir donde se ocultan, hasta ser tarde para defenderse… Por fortuna para nosotros son buenos amigos, avisa al jefe pero procura no llevar contigo arma alguna, no lleves ni un cuchillo, si te ven armado no saldrás con vida de su poblado. A ellos hace años que no acudo a pedirles un favor, asegúrale al jefe que le llevare bonitos regalos, a sus mujeres les encanta los colgantes de cuentas, bisutería y material para cocinar… Llévate contigo ese escudo que está en la pared, llevándolo sabrán que vas de parte mía y te dejaran pasar. De lo contrario no conseguirías entrar en su territorio ni un solo metro. … Y haz que investiguen como los documentos del divorcio, no fueron enviados por el conducto de siempre, el que Paul pudiera enviarlos por correo ordinario, me preocupa bastante. No he querido referirme a ello, hasta no tener pruebas de cómo pudo suceder ese error…
(Capataz Thomas) -. Charlton! No imaginas como me gustan tus amistades!!! Es como enviar un cordero a una cueva llena de Leones hambrientos!!! Mi trabajo no está pagado, como se entere tu cuñada a donde me mandas meterme! Te desollara vivito y coleando. En cuanto a esos documentos, me es difícil de imaginar que fuese un error de Paul, pero mandare a un hombre de confianza a investigar.
(Sr. Charlton) -. Deja de protestar tanto, sabes que te encanta este trabajo… Cuando entres a su territorio te darás cuenta inmediatamente, pon el escudo sobre la cabeza para que lo vean bien. Ah! Llévate a Irene contigo ya que hablas de mi cuñada, pero a quien desollara ella, será a ti como no la lleves contigo, deberías de saber a estas alturas con el tiempo que llevas casado con ella, que el jefe de esa tribu es el abuelo de Irene.
Thomas salió por la puerta del despacho maldiciendo a todo lo que se cruzaba en su camino, dando patadas a la papelera y sillones, mientras a su espalda se escuchaba las risas de Charlton que se descojonaba. Charlton le había tomado el pelo! No aparentaba estar enfadado, a pesar de lo sucedido esa mañana.
(Sra. Irene) -. Como te pasas así con mi hermano, le has tomado el pelo bien? Sabes que como Irene se entere de esto, te despellejara vivo!
Su esposa Irene, contemplaba como su hermano salía maldiciendo del despacho, riéndose al unísono que Charlton, Irene miraba hacia la puerta viendo a su hermano salir, mientras su marido el Sr. Charlton estaba detrás ella, a su espalda. Iba caminando hacia ella lentamente, Charlton había cogido el cepillo con su mano derecha, agarrando con la izquierda la muñeca derecha a su esposa, riendo no haciéndola sospechar de sus intenciones, la llevaba hacia el sofá la cual se dejó llevar entre risas, tomando asiento en el sofá acampanando la falda al sentarse, sentándose sobre sus bragas posando el trasero en el sofá, hecho que hizo aullar ahogadamente a Irene al posar el trasero en el sofá, arrugo el ceño por el dolor de su trasero, recordando los azotes de hacía unos minutos. Charlton por el contrario se sentó a su lado sonriendo, pero colocando el cepillo entre medias de ellos, sobre el sofá. Al percatarse que el cepillo estaba entre ella y su marido dejo de reírse mirando hacia él, su sonrisa desapareció de su rostro preocupada por las intenciones.
(Sr. Charlton) -. Ahora que nos hemos quedado a solas, tenemos mucho de qué hablar tu yo y muy seriamente además, te voy a dar una azotaina que no vas a olvidar en unos días. No solamente por algo tan inocente, como el destruir los instrumentos disciplinarios de mi despacho, incluso te puedo comprender dado que en aquellos años, no eras una spankee consumada, pero ahora si lo eres verdad? Por como he visto antes, cuando te he bajado las bragas, tenías el fondillo muy húmedo y no creo que fuera por tener ganas de sexo con tu marido. .- Su esposa se puso colorada de vergüenza, al escuchar el comentario de cómo tenía el fondillo de sus bragas. -. No voy a decir que no me apetece tirarte sobre el sofá y poseerte ahora mismo, sigues estando tan guapa como siempre. Pero no te puedo perdonar que hayas desatendido la hacienda, trabajadoras que se revelan a sus patrones, otras que increpan de malos modos, incluso los muchachos se muestran altivos al no tener una mínima disciplina. Esto es algo intolerable…
Pasándole la mano derecha por la cintura rodeándosela, la hizo echarse hacia adelante sin dejarla ponerse en pie, la acomodo sobre sus rodillas boca abajo. Levanto su falda poco a poco hasta descubrir su trasero, dejando a su esposa con sus bragas blancas de algodón visibles, con unos dibujos de rosas rojas muy chillonas por el tamaño del dibujo, le agarro el brazo derecho doblándoselo sin brusquedad sobre su espalda, quedando cruzado por encima de su cintura bien sujeto por la mano izquierda del marido. Cogiendo el cepillo con la mano derecha lo poso sobre el trasero, en la nalga derecha viendo como su esposa tensaba el trasero al sentir el contacto. La mano derecha se levantó a media altura dejándola caer, el sonido opaco al azotarla en el culo sobre las bragas, resonó entre las paredes de la estancia, los azotes se sucedían repetidamente cayendo el cepillo en la nalga derecha e simultáneamente en la nalga izquierda. Irene apenas gemía levemente a cada azote que recibía en el culo, los azotes le debían de picar por la manera de menear su grupa, pero no la estaba azotando con fuerza extrema, por lo que Irene meneaba sus caderas lentamente, como si fuera ella misma en busca de los azotes, gimiendo notablemente tras tres docenas de azotes, dejando el cepillo sobre su espalda, rebusco con su mano derecha la cinturilla de sus braguitas, bajándoselas lentamente descubriéndole el colorado trasero, colocándoselas bien enrolladas sobre si mismas a la altura de las rodillas, entreteniéndose en colocárselas bien, viendo claramente la humedad del fondillo de sus braguitas empapadas por sus fluidos. Asi como poco a poco ir subiendo su mano derecha entre sus muslos, hasta llegar a la entrepierna encontrando su sexo encharcado en fluidos, acariciándola suavemente pudo sentir en su mano cómo se estremecía con la caricia, momento ante esa caricia intima en su sexo, su esposa se relajó dejándose tocar separando sus muslos, intentando separarlos aunque levemente por la traba que ejercian sus bragas en sus rodillas, se estremeció cayendo su mano izquierda apoyándola en el suelo, desmadejada sobre el regazo del marido temblándole todo su cuerpo, acababa de tener un intenso orgasmo causado por los dedos juguetones del marido, al haber introducido dos dedos en su sexo, y sentir la delicada caricia en su punto sensible.
(Sr. Charlton) -. No te da vergüenza cochina!!! Mira como estas! Mira como me has puesto la mano! Mojarte de esta manera, como si fueras una adolescente! Veras tú! La que te voy a dar ahora por desvergonzada!!!
Cogiendo de nuevo el cepillo comenzó a darle azotes, pero esta vez los sonidos que salían de sus labios no eran gemidos, eran claramente “Ayees” de dolor porque ahora si le estaba dando una azotaina, azotándola en el culo desnudo con verdadera intensidad, resonando los azotes en las paredes del despacho, sus piernas se agitaban girando entre si mismas, o tratando se abrir sus piernas al forcejear, al hacerlo trataba de separar sus muslos, pero sus propias bragas le imposibilitaba el poder agitar o patalear con libertad, al tener las bragas enrolladas sobre sí mismas, le era imposible moverlas como hubiera deseado, dada esa traba en sus rodillas, meneaba su trasero de lado a lado tratando de huir de los azotes, que ahora sí que le dolían de verdad, pero pese a sus esfuerzos apenas lograba moverse del regazo de su marido, mientras el cepillo caía implacable sobre sus muy coloradas nalgas, teniendo en ambas un color violáceo por la intensidad de los azotes, así como por lo pesado que resultaba el viejo cepillo, demostrando porque se le apodaba “El Diablo”, de no ser por sus propios “Ayees” aullando del dolor, podría escuchar el sonido de los azotes en su propio trasero, dado que su dolor era muy intenso, con los que sus “Ayees” apagaban el sonido en sus nalgas desnudas. Sus lágrimas no tardaron en aparecer descendiendo por sus mejillas, al no poder aguantar su intenso ardor, rompiendo a llorar entre “Ayees” de dolor. Durante varios minutos duro la severa azotaina, los poros blanquecinos de la piel iban abriéndose al reventar estos, poco a poco fue tiñendo de color rojo las nalgas, así como la superficie plana del cepillo por las motitas sanguinolentas, momento que la azotaina ceso quedando Irene desmadejada llorando sobre las rodillas del marido. Pocos segundos después la dejaba reincorporarse, ayudándola a ponerse en pie. Irene se llevó sus manos al trasero, cogiéndoselas por la base de sus nalgas al inicio de sus muslos, tratando de mitigar su dolor sin tocarse el culo, pues este le dolía horrores.
(Sr. Charlton) -. Acompáñame pequeña sinvergüenza, hay que curarte ese culo de desvergonzada que tienes!!! Ahora vas a ver, sinvergüenza como escuece!!!
Irene fue siguiéndole al marido hacia el fondo del despacho, donde estaba la puerta del servicio, al entrar el Sr. Charlton fue hacia el armario Botiquín extrayendo alcohol y una bolsa de algodón, saliendo poco después al despacho, sentándose en una silla que había cogido del servicio, la cual coloco a la entrada junto a la puerta, esperando a Irene su esposa llegase hasta él. Ella debido a la traba de sus bragas en sus rodillas, caminaba a pasos cortos hasta llegar hasta él, que la acomodo sobre sus rodillas de nuevo. Abriendo el tapón de la botellita, escancio sobre un algodón el alcohol. Al sentir el contacto con el algodón en sus nalgas, meneaba el culo a la desesperada por el intenso fuego y intenso picor del alcohol, su marido le soplaba para apaciguar ese fuego, por fortuna los poros de la piel solo sangraron unas pequeñas gotitas, resultando escandalosas pero nada de importancia.
(Sr. Charlton) -. Así aprenderás sinvergüenza!!! Venga! Que esto te sirva de lección, más tarde o más temprano se pagan las consecuencias! Ahora ya puedes subirte las bragas, por el momento tu y yo hemos terminado, cuando hable con Min Ho Lee veremos si no es necesario más terapia instructiva! ya puedo escuchar a la Sra. Lee regañando a las chicas, ya deben estar ahí afuera. Sí, no hay duda están fuera esperando para entrar, deja ya de llorar que no ha sido para tanto, peor es lo que les aguarda a esas muchachas, la han liado parda, aunque las auténticas culpables son sus madres al consentirlas, se bien que tú estás en contra de castigos corporales o al menos lo estabas hace unos años atrás, por ello no existe disciplina en la hacienda, pero la férrea disciplina evita cometer estos graves errores, al menos es muy eficiente contra la soberbia y esas mocosas tienen soberbia multiplicada por diez!!!
(Sra. Miller) -. Hace dos años atrás maldije a Williams Adams por autorizar a la Sra. Lee a… Hasta ese momento nunca me había puesto la mano encima, pero debo agradecer que lo hiciera, aunque me arrepentiré confesarte esto. Pero tú mismo has comprobado que no me desagrada, hay cosas que no puedo evitar como mujer y mi cuerpo me ha traicionado, al igual que a esas dos chicas que trajiste a esta casa, sí, tus protegidas, no solamente estos últimos tres días se han portado mal, desde que llegaron lo han intentado varias veces, pero Thomas me convencía que no hiciera nada, pero esas muchachas al final han dado con una travesura, la cual no se la consiento ni a nuestra hija, la semana pasada la Sra. Lee castigo a nuestra pequeña por tener la habitación desordenada, y ellas me escucharon como llame a la Sra. Lee. Lo demás puedes imaginártelo, en estos meses se han dado cuenta como soy, al igual que en estos meses yo no había hecho castigar a nuestra hija Irene, y en cambio al encontrar la habitación desordenada, esas dos muchachas estuvieron presentes cuando hice llamar a la Sra. Lee, al igual que el momento que castigo a nuestra hija en mi presencia, y con ellas presentes sin perderse detalle alguno, hasta ese instante se habían comportado regular las muchachas, hacían pequeñas travesuras como llegar tarde a comer o cenar, pero nada que fuera de necesidad para hacerlas castigar. Pero a partir de ese día dejaban abierta la puerta de su habitación, cada día al pasar por delante se apreciaba que la tenían desordenada, teniendo que llamarles la atención varias veces, ayer las regañe por el estado de su habitación amenazándolas con castigarlas y hoy he cumplido mi amenaza…
(Sr. Charlton) -. Me imagino lo que buscas con esas palabras, intentas que yo no hable con el marido de la Sra. Lee, pero ello me demuestra que temes lo que me pueda decir Min Ho Lee, así que ahorra energías te harán falta después. Ya te subo yo mismo las bragas, si ahora te duele, imagínate luego cuando hable con él. Al parecer hay algo que temes que me lo diga, me imagino lo que es por Thomas, me ha informado de ello nada más bajar del avión! Si es cierto y Min Ho Lee me lo confirma, esta noche y algunas muchas otras dormirás boca abajo! Tienes suerte que no elimino a mis mujeres, si no, ya sabes dónde estarías a estas horas!!! Tu cuerpo estaría en el valle del infierno, aunque él causante no tendrá esa suerte…él se va a librar por haber volado al conocer mi llegada…
Irene hablaba mientras trataba con los dedos temblorosos de desenrollar sus bragas, que las mantenía a la altura de medio muslo para subírselas, su marido según se las iba bajando para darle la azotaina, las fue enrollando sobre si mismas como si liara un cigarrillo, hubiera resultado fácil desenrollarlas de no ser, por lo dolorido que tenía el trasero y por las palabras de su marido que la hacían temblar de miedo, pero doliéndole horrores por la situación al estar inclinada, por ello se demoraba tanto en hacerlo con el dolor intenso en el inflamado trasero, así como sus temores al confirmarse las sospechas de Charlton.
El marido viéndola con la torpeza que trataba de subirse las bragas, fue hacia ella y en dos tirones las deslió y se las subió ajustándoselas a la cintura, con tal fuerza que incluso la levanto del suelo al ajustarle las bragas, con los “Ayees” de Irene al pasárselas por el culo inflamado. Volviéndola a colocar sobre sus rodillas tras sentarse de nuevo en la silla, propinándole una azotaina con la mano sobre las bragas. Al dejarla de nuevo ponerse en pie, se sobaba el culo con las dos manos tras la azotaina, pero resultándole no menos doloroso el hacerlo.
(Sr. Charlton) -. Entra al servicio y aséate! No querrás que te vean las muchachas así en ese estado, relájate a ver si así dejas de temblar, lo que va a suceder ya no tiene remedio, debías haber firmado el divorcio hace años atrás, ahora no tendrías que pasar por esto al ser libre. Imagínate mi decepción al averiguar que aun estábamos casados tú y yo, a ver como explico yo ahora a mis hijas cuando lleguen, ellas desconocen que soy su padre por tu culpa. Ya que la boda con su madre no se celebró. Del cabreo que cogió la que iba a ser mi esposa, en venganza se casó con el Fiscal General… y arréglate esa falda!!! Ya no eres una chiquilla para enseñar las bragas y el culo amoratado!!!
El Sr. Charlton tras ver su esposa que salía arreglada y aseada, fue hacia la puerta del despacho antes de abrirla, se volvió para mirarla de nuevo, observando como su esposa se acababa de relajar cogiendo aire, al verla que ya se había calmado, arreglado el vestido así como la falda, lavado el rostro manchado por el surcado de las lágrimas, que habían dejado al corrérsele el maquillaje, mirándola severamente con la mirada.
En ese instante él abrió la puerta haciéndose a un lado, iba a hacer entrar a la Sra. Lee al despacho con las chicas, pero se encontró que las madres de las chicas acababan de llegar y estaban ocupadas vistiendo a las chicas con ropa que traían, al verlas atareadas en esa tarea imagino que la Sra. Lee, debió avisarlas de llevarles ropa. El Sr. Charlton observándolas se reunió con ellas en el salón, observándolas como las desvestían de la ropa facilitada por la Sra. Lee, viendo los rostros de las muchachas avergonzadas al aparecer inesperadamente ante ellas, justo en el momento que las cuatro chicas estaban solo en ropa interior. Las vestían con uniformes de la universidad de las chicas, sus madres debieron pensar que después de su indisciplina demostrada, sería más idóneo equiparlas con sus uniformes de la escuela.
Tras cerrar la puerta del despacho, la Sra. Miller su esposa se reunió con él momento que el Sr. Charlton se dirigió hacia el centro de la estancia, sentándose en el sofá observando como acababan de vestir a las chicas, observando sus rostros colorados de la vergüenza, por ser cambiadas de ropa por sus madres como si fueran unas chiquillas. La Sra. Irene Miller se acercó hacia su marido, acariciándose el trasero ligeramente dado que las muchachas despreocupadas por su presencia, al tener otros pensamientos en sus mentes más apremiantes, como el prestar atención a la madre de su mejor amiga y mucho menos atreverse a mirarla aunque la habían escuchado llorar en el interior del despacho. Colocándose ella al lado de su marido el Sr. Charlton, tomo asiento en el sofá con delicadeza al posar su trasero. Las cuatro muchachas una vez vestidas, estaban colocadas una al lado de la otra, con la cabeza gacha con la mirada fijada al suelo, claramente muy avergonzadas y temerosas de lo que las esperaba. Pues mientras sus madres las vestían, con los uniformes de la universidad en la cual estudiaban. Sus madres les recriminaban su grave falta siendo regañadas severamente por ellas, así como anunciado abiertamente el castigo que las aguardaba.
Las cuatro vestían con el mismo uniforme al ir a la misma universidad, Blusa blanca de manga larga, un jersey sin mangas azul celeste, falda corta a medio muslo tableada azul celeste. La primera de ellas era la morena Olga Lobos cabello por los hombros negro, con una estatura de un metro setenta muy esbelta, unos cuarenta y ocho kilos de peso. A su costado izquierdo estaba Susana Álvarez con melena rubia lisa que le caía a media espalda, estatura un metro sesenta y cinco, físicamente muy similar a Olga y unos cuarenta y cinco kilos. A su izquierda estaba Ángela Sánchez, cabello corto negro, estatura un metro sesenta con el cuerpo rollizo, con cierta robustez y fuerte, era la más rellenita de las cuatro, con sesenta kilos, Isabel Roca, cabello rubio corto, estatura un metro sesenta delgadez extrema para su edad, con unos cuarenta kilos escasos. Las cuatro llevaban calcetines blancos y zapatillas de deporte con las que habían llegado a la casa. El Sr. Charlton tras observarlas unos segundos, en silencio se levantó del sofá caminando hacia ellas, pasando por detrás de muchachas comenzando por Isabel, revisando el estado de su uniforme universitario, pretendiendo posiblemente avergonzar aún más a las chicas, dado que no únicamente les reviso su uniforme, si no, que les fue levantando sus faldas observando también su ropa interior, a pesar que al salir del despacho las muchachas se encontraban en bragas únicamente, para las madres presentes no tuvieron duda alguna de sus intenciones, de pretender avergonzarlas aún más pues cogiendo con los dedos de sus manos, el elástico de la cinturilla de sus bragas fue ajustándoselas bien a la cintura, dejando las perneras bien tensas marcando así el elástico, como apretaba el elástico en los mofletes de sus nalgas.
El Sr. Charlton una vez acabo con Olga al ser la última de las cuatro de las muchachas, dándoles la espalda se acercó a saludar a sus madres que le aguardaban en pie a un metro de sus hijas… Cuando las mujeres se preparaban para estrecharle la mano respondiendo a su saludo, este las detuvo con una señal de su mano…
(Sr. Charlton) -. Señoras! Mejor será que pasemos al despacho, así podremos hablar con más detenimiento sobre lo ocurrido. Mientras sus hijas aguardan aquí en el salón a ser llamadas! Mi intención era ocuparme de castigarlas, pues no suponía que ustedes fueran a llegar tan rápido, por ello cuando hemos hablado Sra. Roca le he comentado que estarían muy modositas las chicas a su llegada. Pero como ya han llegado, debemos hablar sobre cómo resolver el problema.
El Sr. Charlton se dirigió hacia el despacho abriendo la puerta entro en él, aguardando que las cuatro señoras entraran al interior…
(Sr. Charlton) -. Hagan el favor si lo desean de tomar asiento en el sofá, yo me sentare en esa silla frente a ustedes.
(Sr. Charlton) -. Ante todo les deseo Buenos días, Señoras! Sra. Amelia Lobos, lamento tener que encontrarnos después de estos años, teniendo que ser en esta desagradable situación, Sra. Laura Álvarez, que puedo decirle a usted, lamento estas circunstancias, Sra. Rosana Sánchez, ojala nos viéramos por negocios, no por este tipo de causas, y Sra. Rosalía Roca con usted, ya he hablado hace unos minutos con usted, ahora es momento de que me aclaren como ha podido suceder algo tan desagradable?
(Sra. Rosalía Roca) -. Tal y como le comentado por teléfono, es difícil educar a unas hijas, sin un padre que las discipline como es debido, en innumerables ocasiones hemos requerido los servicios inestimables de la Sra. Lee, fue su institutriz siendo niñas ocupándose de ellas al igual que de su hija Irene, pero no aprenden aun siendo castigadas con unos buenos azotes, el respeto que inspira un padre con su presencia, está visto que como madres no se lo hemos podido imponer.
(Sr. Charlton) -. Eso es todo lo que tienen que decirme…? Así es… cómo piensan excusarse conmigo? Que es difícil educar a unas niñas entre los veinte y los veintiséis años, que es la edad que debe tener la mayor de ellas, no? No me convencen con su explicación señoras!!! No me convencen! Porque desde hace muchos años nuestros negocios, en cierta manera están enfocados hacia la disciplina y ustedes los conocen como nadie! Pues nuestro principal negocio son los eventos que celebramos para nuestros clientes, y al igual que nosotros en la ciudad deben tener un experto como “maestro de ceremonias”. Los cuales son muy diestros y experimentados a la hora de aplicar correctivos. Pero de negocios hablaremos luego, ahora no es el momento! Y pese a sus esfuerzos Sra. Roca, no acepto su disculpa, tienen a su alcance medios por nuestros empleados, así como medios para contratar a una institutriz o un profesor privado adecuado, que las hubiera educado como se debe. Yo en la ciudad tengo a mi Ama de llaves la Sra. Myers para ocuparse de la casa y el servicio, a su vez también una institutriz muy competente, Lady Margaret para educar y ocuparse de disciplinar a mis hijas. Les puedo garantizar que mis hijas son traviesas, pero saben cómo deben comportarse en todo momento y ninguna de mis cuatro hijas se hubiera atrevido jamás, a hacer algo tan descabellado como sus cuatro hijas. Debo informarlas que tanto mi Ama de llaves, como la Institutriz Lady Margaret en breve llegaran a esta casa, además de ocuparse de mis hijas que acompañan a su madre, también se podrán ocupar de las hijas de ustedes. Preferiría que me dieran una explicación más… digamos más idónea…o más creíble si me hacen ese favor, pues de lo contrario tomare medidas con ustedes, y ya saben a qué medidas me refiero, verdad?
(Sra. Roca) -. Sr. Charlton le ruego sea usted más comprensivo. Pues con nuestros maridos en vida al igual que sus padres,… nuestros suegros. Ninguna de nosotras teníamos voz, ni voto en las haciendas. Vivíamos completamente a merced de sus decisiones, al igual que en el momento de inculcar la disciplina, nosotras no estábamos a salvo de ella. No nos hable de los “maestros de ceremonia”, es cierto que en nuestros negocios que tenemos, es nuestro principal sustento del que más dinero recaudamos, pero usted mismo dudo que a semejantes hombres rudos, les permitiese encargarse de educar a sus hijas, pues su comportamiento en su trabajo es muy rentable, pero no saben cómo tratar a unas chiquillas que solamente son traviesas. Al faltar ellos, nuestros maridos es cierto como dice usted, ninguna de nosotras hemos sido capaces de aplicar esa disciplina que nosotras mismas odiábamos. Así mismo no creo que usted deba amenazarnos con aplicarnos disciplina a nosotras, no creo que usted tenga esa autoridad…
(Sr. Charlton) -. Señora Roca!!! Que sea la última vez que se atreve a decirme que puedo y que no puedo hacer en mis haciendas!!!! Estoy seguro que deben recordar los últimos días que mi padre, que en paz descanse!!! Estuvo en esta hacienda antes de dejarnos a mi hermano Clark y a mí mismo a cargo de estas haciendas… Recuerdan que sucedió? Entonces solamente usted estaba casada con su marido, quien ahora es la Sra. Álvarez, Sra. Sánchez y la Sra. Lobos eran novias de sus maridos. Recuerdan el precio que pagaron por rebelarse al hablarle faltando el respeto a mi padre. Sus suegros las obligaron a venir a esta hacienda, con sus respectivas parejas verdad? Aun puedo recordarlas como fueron castigadas las cuatro, sobre las rodillas de mi padre con sus faldas levantadas y sus bragas bajadas, recuerdo lo azulado que les dejo el trasero… Salieron de esta hacienda muy doloridas y conociendo a sus suegros, seguro que al llegar a sus haciendas ellos les debieron dar también de lo lindo. Porque imaginan que las trajeron a esta hacienda? Y porque no se ocuparon de ustedes sus suegros? O porque no lo hicieron sus respectivas parejas? Porque todas y cada una de las haciendas nos pertenecen a los Miller. Más le vale que no se vuelva atrever a dirigirse a mi persona con esos modales!!! Espero que me hayan traído sus libros de contabilidad, luego serán revisados por mi hermano Clark…. Esperare a que haya acabado de revisarlos, para tomar una decisión sobre su responsabilidad en lo sucedido en el día de hoy… Y… Díganme… Van a encargarse ustedes de sus hijas?
(Sra. Álvarez) -. No dice usted que es el patrón? Debe ser usted como patrón quien se ocupe de ellas!!!
(Sr. Charlton) -. Ni mi padre siendo como era de estricto, jamás se hubiera ocupado de las hijas de sus colaboradores, a menos que estos se lo pidieran. No es el mismo caso, disciplinar a cuatro mujeres externas, aunque fueran las futuras esposas de sus hijos, que disciplinar a sus hijas. Yo jamás consentiría que una de ustedes se ocupase de mis hijas, sin tener previamente mi autorización o de mi esposa para ocuparse de ellas… Si aquel día que fueron traídas a esta hacienda por faltarle el respeto a mi padre, en vez de ser sus suegros, hubieran sido sus padres, es posible que las hubieran traído a esta hacienda para castigarlas, al haberle faltado al respeto al patrón de ellos, pero hubieran sido sus supuestos padres quienes se hubieran ocupado. Para todo existe un límite que no se debe traspasar…
(Sra. Lobos) -. Aun así, Sr. Charlton dudo que nosotras fuéramos capaces de castigar a nuestras hijas, aunque me avergüence decirlo, yo era disciplinada por mi marido y por su padre cuando lo creían necesario, al igual que cualquiera de mis tres amigas aquí presentes, pero jamás hemos sido capaces de ocuparnos de nuestras hijas. Y si al decir que usted tiene nuestra autorización, creo que hablo en nombre de las cuatro, pues no creo que ninguna seamos con el carácter y el tesón necesario, para disciplinar a nuestras niñas! Se merecen una buena azotaina por lo que han hecho, en eso estamos de acuerdo con usted y así deben de ser castigadas.
(Sr. Charlton) -. Bien… entonces usted misma puede hacer entrar al despacho a la primera de ellas, pero que quede bien claro que ninguna de ustedes hoy se ira cómodamente a casa, espero que para después de la comida o a mucho tardar a primera hora de la tarde llegue Cunnelunga, ella se encargara de ustedes y de otras empleadas de la hacienda en la tarde de hoy! Estoy seguro que deben recordarla, yo la recuerdo muy bien de mi infancia, mi padre la contrato como institutriz de mis hermanos y mía propia, solo pronunciar su nombre aún se me estremece el cuerpo, se me pone la piel de gallina…en aquellos años tenía solo veinte años de edad dicha institutriz y resultaba temible al verla…ahora debe tener unos sesenta y cinco años aproximadamente. Sra. Amelia Lobos haga entrar a la primera chica, y que mi esposa le haga entrega del cepillo apodado “El Diablo”.
La atmosfera que se respiraba en el salón era densa, debido a las miradas entre la Sra. Miller y la Sra. Lee no eran nada amistosas entre ellas. La madura mujer oriental mantenía su zapatilla entre sus manos, golpeándose en la palma de su mano izquierda, cuyo sonido hacia que la Sra. Miller se pusiera cada vez más nerviosa. Las chicas por el contrario se miraban entre ellas, pudiéndose observar en sus rostros el miedo que tenían. Se las podía observar nerviosas, unas acariciándose el trasero de su falda plisada, y otras doblando el dobladillo de sus faldas con sus dedos temblorosos por su nerviosismo, pero sobre todo por saber cuál de ellas sería la primera en entrar al despacho. En esos momentos se abrió la puerta, las chicas se miraron aterradas viendo aparecer en el umbral a la señora Amelia Lobos.
(Sra. Lobos) -. Irene, puedes darle el cepillo a mi hija. Gracias… Tu… Olga, entra al despacho ahora veras tú desvergonzada!!!
La joven estuvo a punto de maldecir a su madre por hacerla entrar la primera, pero solamente fueron unos pensamientos fugaces, pues al hacerle entrega del cepillo, tenerlo en sus manos la hizo estremecerse al sentir lo pesado que era. Apareciendo en sus ojos un brillo, al que siguieron unas lágrimas descendiendo por sus sonrojadas mejillas. Al estar ante su madre le ofreció el cepillo para entregárselo…
(Sra. Lobos) -. Entrégaselo al Sr. Charlton, que te está esperando sentado!!!
Una bofetada de su madre le habría dolido menos, al tener que avanzar ella misma hacia el hombre sentado en la silla, el cual la observaba como avanzaba hacia él muy lentamente, Olga se estremeció al escuchar que tras ella se cerraba la puerta del despacho. Momentos después se encontraba de pie parada entregando el cepillo, quedándose ella al costado derecho del hombre. El cual sin mediar palabra alguna la acomodo sobre sus rodillas boca abajo, sintiendo la joven como le era izada la falda colocándosela sobre la espalda bien doblada, lo siguiente fue sentir unos fríos dedos, que se introducían entre la cinturilla de sus bragas blancas, con dibujos en relieve de florecillas de color rosa, sintiendo estremeciéndose como se las bajaba hasta las rodillas. Olga sintió que le daba unos golpecitos en el antebrazo derecho, ella movió ese brazo sin saber muy bien porque, pero al levantar su mano apoyada en el suelo, sintió como le agarraba del brazo y como con delicada brusquedad se lo doblo sobre su espalda, sintiéndose inmovilizada de su mano derecha.
Olga hubiera creído que ahora la regañaría, ya que la Sra. Lee siempre la regañaba al colocarla sobre las rodillas, pero lo que sintió fue el sonido del fuerte azote en su nalga derecha, al instante un “Ayee” brotaba de su garganta, tras ese primer azote dejo de pensar, creer o esperar, pues nada más sentía que el trasero le ardía sin pausa en ambas nalgas, eran tan rápidos los azotes, que nada más podía aullar de dolor, entre lágrimas llorando sin cesar mientras los azotes en el culo desnudo continuaban cayendo, eran tan rápidos que le faltaba incluso aire al respirar por sus “Ayees” de dolor tan intenso. Sentía tanto dolor en su trasero que no supo cuánto tiempo duro la azotaina, solamente aullaba, pataleaba, alargaba su libre brazo izquierdo sin saber hacia dónde lo impulsaba, solamente trataba asirse al algo, a lo que fuera para poder liberarse y salir corriendo. La azotaina le parecía que nunca iba a parar, su cuerpo pronto o eso creyó, ceso en sus movimientos bruscos de sus piernas y único brazo libre, así como el menear sus caderas de un lado a otro al estar agotada, pero el ardor intenso de su culo dolorido no cesaba. El tiempo parecía que se hubiera detenido, dado que lo único que sentía era el dolor acentuado de su trasero, cuando se vio liberada con el intenso fuego en el culo, ni se percató en que momento le fueron subidas las bragas, sabía que las tenía puestas por la presión que ejercían en sus maltrechas nalgas, al igual que al verse liberada de sus brazos, sus manos raudas se acariciaban el trasero vigorosamente por encima de sus bragas. Sintiendo como una mano la agarraba haciéndola ponerse en pie, al igual que encorvada hacia adelante se sintió avanzar, viendo muy borrosamente entre sus lágrimas, con una de sus manos se la pasó por sus ojos para poder ver, dándose en ese momento cuenta que se encontraba en el salón de nuevo. Aun tardaría unos momentos en darse cuenta de donde se encontraba, percatándose en ese instante que alguien berreaba como una posesa dentro del despacho, así como sus aullidos de dolor procedentes del interior del despacho, al mirar de un lado a otro vio a sus amigas que la observaban como se sobaba el culo, descubriendo que Susana y Isabel estaban ante ella, tardo unos segundos más en darse cuenta que quien lloraba era su amiga Ángela, ya llevaba mucho rato llorando a mares, pudiendo darse cuenta de ese modo desagradable cuanto tiempo había sido ella azotada en el culo, sobre todo al salir Ángela y ser su amiga Isabel la que entraba al despacho, segundos después ya la escuchaba llorar y aullar de dolor, durante largos minutos escucho aullar a Isabel. Así como minutos después era Susana quien lloraba desesperada.
Una vez estuvieron las chicas en el salón, no había más que observarlas como se frotaban sus traseros, la Sra. Lee trataba de calmarlas abrazándolas a las cuatro, mientras la Sra. Miller las observaba desde el sofá muy seria, aun aturdida por la severidad del castigo de las chicas. Mientras en el interior del despacho…
(Sr. Charlton) -. Bueno señoras… ahora atiendan a sus hijas, la Sra. Lee les asignara habitaciones para ellas, pues aun deberán permanecer unos días en esta hacienda… Pueden salir si lo desean, pero déjenme sobre la mesa sus libros de contabilidad.
(Sr. Clark Miller) -. Estas aquí Charlton! Por el griterío que se escuchaba desde la sala de reuniones, a las muchachas las has castigado como se merecen!!! Ahí dentro las cosas no van muy bien, Charlton! Solo he ojeado los libros de este mes, y no cuadran! Nuestro amigo Paul va a tener que darnos muchas explicaciones.
(Sr. Charlton) -. Es lo que sospechaba desde hacía tiempo, pero debía sorprender a este bastardo y venir con una excusa creíble, para evitar que nos recibiera a tiro limpio, al parecer le hemos engañado bien! Pero aún debe tener algún as en la manga, no estaría tan tranquilo de no ser así! Thomas!! Ya estás aquí? Sí que ha ido rápido el asunto!!!
(Capataz Thomas) -. Rápido! Suerte hemos tenido que no nos balearan!!! Gracias a tu idea de llevar a tu cuñada a un enfrentamiento!!! Mira como viene ella!!!
Thomas entro a la sala acompañado por su esposa, al terminar de hablar se acercó a su esposa sujetándola por los hombros, y la hizo voltearse al tiempo que la hacía inclinarse, levantándole su falda llevaba el culo todo marcado por una vara, con unos enormes verdugones trazados transversales en el trasero.
(Sr. Charlton) -. Como te has pasado dándole tan duro a tu esposa!!!
(Capataz Thomas) -. No he sido yo quien la ha castigado, ha sido su abuelo el que ha cogido un haz de varas y la ha azotado hasta hacerla sangrar, la ha colocado sobre un grueso tronco de árbol caído, le ha arrancado las bragas y ya ves cómo le ha puesto el culo!!! Por su culpa han herido a cinco hombres de su abuelo, la muy ilusa se ha lanzado ella al ataque como una salvaje, sin esperar la orden de su abuelo, por fortuna sus hombres estaban distribuidos en sus puestos, pero no han podido evitar que dispararan sobre nosotros… Tenías que haberla escuchado como gritaba cuando la ha zurrado el abuelo… Sus gritos debían de oírse a kilómetros de distancia!!! Min Ho Lee se ha quedado afuera con su esposa, lo tenían encerrado en el laboratorio bien custodiado, los dos hombres que lo vigilaban están gravemente heridos, no creo sobrevivan. Iban a matar a Min Ho Lee cuando hemos entrado, había que actuar rápido y dispararles era la única opción. Tiene muchas cosas que decirte de Paul…
(Sr. Charlton) -. Bueno cuñadita… Veo que eres tan soberbia como cuando eras una niña! cúbrete el culo de una vez, no puedes estar mostrando el culo de esa manera, bájate la falda y súbete las bragas y cubre tus vergüenzas… desvergonzada!!
(Capataz Thomas) -. No puede cubrirse! Su abuelo se lo ha prohibido, además al arrancarle las bragas! Así aprenderá! Aunque cuando lleguemos a casa va a ver la que le voy a dar yo, no pienses pequeña que te vas a librar de la zurra que te voy a dar!!!
(Sr. Charlton) -. Pequeña sinvergüenza!!! Sal ahí fuera! Que la Sra. Lee te haga las curas pertinentes y te proporcione unas bragas para cubrirte las vergüenzas.
Irene la esposa del capataz salió de la sala de reuniones, con las manos posadas en sus caderas por el intenso dolor, era mucho mayor el dolor de su trasero, le hubiera gustado poder sobárselo pero eso le hubiera dolido aún más, la única forma de obtener algo de alivio era llevar sus manos en las caderas también magulladas por la vara, con un color azulado que iba tomando donde la vara había dejado su huella. Al salir ella de la sala de reuniones, el Sr. Charlton hablo con Williams Adams en privado en un rincón de la sala, al apartarse ellos de los demás.
(Sr. Charlton) -. Williams! Las dos muchachas que estaban bajo tu custodia, con quien las has dejado al venir tú y tu esposa con nosotros?
(Sr. Adams) -. Las dejamos en la fiscalía encerradas en una de las celdas, la audiencia de revisión será dentro de cuatro días, aunque mucho me temo que las van a encerrar en prisión, pues no han mostrado arrepentimiento alguno. He dejado a la Sra. Myers como delegada para aplicarles los correctivos diarios, mientras estén en la fiscalía a la espera de la audiencia.
(Sr. Charlton) -. Es una contrariedad! Es necesario sacarlas de la fiscalía cuanto antes, hoy mejor que mañana! Ya sabes lo que quiero decir con ello, las quiero ver aquí cuanto antes!!! Corren un grave peligro…. He dado orden que eliminen al Fiscal, en cuanto lo saquen de la circulación, esas chicas no verán el amanecer mañana, habla con Richard que las traigan como sea, los que las encerraron siendo sus propios jefes, las eliminaran apenas tengan noticia que el Fiscal esta fuera de servicio. Hay que sacarlas de allá con la máxima urgencia!!! Ponte a ello inmediatamente!!! Te conozco desde hace muchos años, se perfectamente que siempre te has mantenido al margen de mis negocios, pero esto que te pido es distinto, se trata de salvarles la vida a esas dos jóvenes. Tú conoces el caso de las gemelas! Sabes que están aquí bajo mi protección, por hacerle un favor a ese viejo amigo tuyo del MI- 6. Las gemelas están aquí porque descubrieron los tejemanejes de los asuntos turbios del jefe del MI-6 y de su director. Tenían planes para eliminar a esas dos agentes, las cuales pusieron bajo tu tutela como parte de su maléfico plan. La primera parte de ese plan era el humillarlas con castigos, dado que ellos conocían bien su lucha por el feminismo, asi como de las mujeres luchadoras por sus derechos, por ello han mostrado su coraje de ese modo estando bajo tu tutela, por sus derechos han luchado hasta ahora. La segunda parte del plan es que no pasen la audiencia, y las envíen a la cárcel, en ella las eliminaran agentes infiltrados del MI-6.
(Sr. Adams) -. Me encargare ahora mismo! Enviare hombres a la frontera para facilitar su salida y entrada a este estado, voy a llamar a Richard que lo disponga todo inmediatamente, imagino que las podrán sacar para un examen médico o por alguna causa similar, hare que la misma ambulancia las conduzca a la frontera. Una vez allí tus hombres harán el resto!!!
(Sr. Charlton) -. No será tan sencillo! Richard tiene orden mía, de extraer a la esposa del Fiscal, sus hijas, las gemelas huérfanas, a Lady Margaret y la propia Sra. Myers, a ellas también las quiero aquí mañana sin falta!!! A ellas ya las deben de haber sacado en el microbús, cuando salga la ambulancia que suban al microbús, llamara menos la atención que la ambulancia!
(Sr. Adams) -. Eres único complicando las cosas!!! Pero veré que se puede hacer! Espero que para Richard le resulte fácil sacar a las dos jóvenes! Ya que hablas de esas gemelas a tu servicio… Cuando les vais a decir que sus padres perecieron en el viaje a América?
(Sr. Charlton) -. Sabes perfectamente que es algo que jamás lo van a saber, llegado el momento se les dirá que han desaparecido, o que no se sabe nada del paradero de sus padres. Que quieres que les digamos? Que sus padres eran unos asesinos profesionales! Por eso fueron eliminados, recuerdas que intentaron matar a tu esposa Ingrid! Por ese motivo dimos la orden y les eliminamos!!! Solamente porque Ingrid castigo a la esposa, con motivos sobrados para hacerlo desde luego, pero le puso el culo colorado con la zapatilla, justamente por ser una mala madre y abandonar a sus hijas siendo unas bebes, para irse de borrachera con su marido… Dejando a las niñas solas durante tres días, si están vivas esas niñas es por tu esposa, porque las escucho llorar y entro en la casa encontrándolas, abandonadas sin comer nada y sucias de tres días sin cambiar los pañales… Fue un milagro que sobrevivieran tres días, según el médico que las atendió, unas horas más y habrían muerto. Solo por eso ya merecían la muerte, dejar a unas bebes con solo un mes de vida… Luego las enviamos a un internado, que es donde crecieron hasta hacerse adolescentes. Al acabar sus estudios con la mayoría de edad, nos hicimos cargo de ellas, dándoles trabajo a cambio de darles estudios universitarios para labrarse un futuro. Que más quieres que hagamos por ellas!!! Sus padres seguramente las habrían prostituido o vendido! Eso si no hubieran perecido en cualquiera de sus escapadas, abandonándolas a su suerte… Eran malas personas, a cuál de ellos era peor… sería difícil escoger uno de los dos, eran buenos asesinos al no tener escrúpulos de ninguna clase, nos hicieron muchos servicios que nadie habría podido hacerlo mejor que ellos.
Continuará…