El Cani De Mi Hermana III (En La Piscina)

Mi tercer encuentro con Marc. Es chulazo y garrulo que se tira a mi hermana se mete conmigo en la piscina. Desnudo. Él es hetero. Se supone que yo también. Pero ese rabo...

Esta es la tercera parte de una serie de historias que me empezaron a pasar el verano pasado, cuando conocí a Marc, el garrulo con el que salía mi hermana. Soy consciente de que la cosa avanza poco a poco y muchos tenéis tantas ganas de leer que de golpe se da cuenta de que quiere follarse a un tio y me destroza contra la pared como yo tenía de que lo hiciera, pero como es una historia real no voy a fingir que el cabronazo me dio polla solo verme el primer día. Tanto él era demasiado hetero como yo tenía demasiadas dudas como para darnos cuenta de que los dos estábamos deseando que pasaran más cosas...

Hasta ahora, había tenido un par de encuentros con Marc, y en los dos habíamos acabado con los rabos completamente empalmados, si queréis saber más tendréis que leer las dos primeras partes. Por todo ello yo estaba lleno de dudas, ya que por un lado tenía novia, por otro lado había probado algún rabo, cosa que me excitaba y me daba morbo, pero nunca había sentido lo que sentía cada vez que veía a Marc. Cuando me miraba con esa seguridad, con esa mandíbula cubierta de una barba de tres días, con esos ojos verdes y ese cuerpo super fibrado que siempre llevaba embutido en camisetas apretadas, me sentía pequeño, cortado, ridículo, torpe e inútil... Pero me gustaba.

Era como si todos mis complejos y mis miedos salieran a la luz, pero su mirada segura, su sonrisa al mirarme y sus guiños de ojos me dijeran que me iba a proteger y a cuidar. O al menos es lo que yo quería interpretar, seguramente el cabrón simplemente era un guaperas seductor que miraba así a todo el mundo para sentir como tanto las mujeres como los hombres estaban a sus pies. Aún y así, y pese a que no había parado de parecer un niñato y un imbécil torpe cada vez que habíamos hablado, quería seguir viéndole.

Estaba pensando en estas cosas cuando llegué a casa. Como había mencionado anteriormente, mis padres tienen unos buenos puestos de trabajo y no les falta para caprichos, por lo que tenemos una bonita casa en un buen barrio de Barcelona. Era viernes por la tarde y eso significaba que mis padres estarían fuera de casa hasta tarde y mi hermana muy probablemente no volvería por casa hasta el domingo al mediodía, disimulando su cara demacrada por haber salido con sus amigas pijas todo el fin de semana y pidiendo más dinero a mi madre para la fiesta que se iba a pegar el siguiente finde. Por todo ello, la mayoría de viernes por la tarde aprovechaba para bajar y meterme desnudo en la piscina privada que tenemos en el jardín. Me acostumbré a este ritual tranquilizador hace algunos años, cuando aún no había conseguido el poco volumen que me ha dado el gym y sentía algo de complejo de que me vieran desnudo. Era el momento en el que podía liberarme de las opiniones y miradas de los demás y sentirme cómodo y relajado.

Entré en casa, saludé en voz alta comprobando que no había nadie, cogí la toalla y el Ipad de mi habitación y bajé a la piscina. Normalmente me pasaba un rato haciendo unos largos y después me quedaba cerca del borde de la parte en la que siempre da el sol, por comodidad y porque desde allí se controla perfectamente si se aproxima algún coche, en cuyo caso me tocaría salir y ponerme la toalla para que no me pillaran en bolas. Depende el día me pongo alguna serie de Netflix mientras noto como me relajo y me pongo moreno o me meto en alguna página de videos porno y me casco una paja allí mismo. Como ya he dicho, me imagino viviendo con una chica y teniendo una vida fácil y cómoda con alguna, pero sexualmente me ponen mucho más los tíos, así que el porno suele ser de temática gay, siendo mis favoritos los de heteros siendo forzados a correrse por otros hombres, los de machitos amateur grabándose en casa mientras hacen cerdadas o los de tios haciéndose una paja en lugares públicos y siendo pillados.

Sin embargo, los últimos días estaba especialmente cachondo y salido por culpa nada más y nada menos que del garrulo de Marc, todas las situaciones que había vivido con él no se podían definir del todo como sexuales, pero habían creado una tensión sexual que hacía que todos los días se me empalmara el rabo muchas más veces de lo habitual. Llegó un punto en el que escondía mis bóxers usados dentro de los bolsillos de los tejanos cuando los ponía para lavar, porque cuando me los quitaba siempre estaban manchados de precum y me daba vergüenza que mis padres lo vieran al poner la colada. Por ese calentón crónico decidí desnudarme al lado de la piscina, meterme y empezar directamente por hacerme un buen pajote dedicado en exclusiva al chulazo de mi hermana, sin perder tiempo en nada más.

Me preparé una buena selección de videos, para que cuando tuviera las manos mojadas fuera más fácil pasar de una pestaña a otra y reproducir los vídeos que ya había elegido. Dos tíos “heteros” en un sofá bebiendo birra que se empiezan a pajear por separado y acaban ayudándose sin muchas ganas, seguramente empujados por el dinero fácil que les han prometido por grabarse, un tío cachitas dormido al que le entra un tio tatuado en casa, lo ata y le masturba, tres chicos pajeándose encima de una tarta apostándose que el último se lo tenía que comer todo y una recopilación de buenas corridas en la boca fueron mis primeros videos elegidos.

Mientras hacía la selección con el cuerpo metido en la piscina y las manos secas manoseando la tablet que estaba apoyada en el borde de la piscina ya notaba como mi rabo iba creciendo sólo e iba apuntando hacia arriba. Cuando acabé la selección de videos, mis huevos ya se habían contraído mucho y mi rabo había crecido hasta alcanzar los buenos 19 centímetros que hace. Miré hacia abajo y estaba completamente descapullado y palpitando, pidiendo guerra. Es una lástima que una de las zonas de mi cuerpo de las que más orgulloso me sentía fuera la que menos veía la luz. Mi rabo, con sus venas gordas marcadas y su capullo gordo siempre había sido alagado por todas las chicas que me había follado y los chicos que me la habían chupado. Parece poco lógico, pero creo que al contrario que las chicas, los tíos contra más nos ahoga un rabo, más arcadas nos producen y más difícil se hace meterlo hasta el fondo de la garganta, más nos gusta.

Bajé una de las manos, dejando la otra fuera para que se mantuviera seca y así poder avanzar o cambiar el vídeo según mi polla me fuera pidiendo, y empecé a acariciarla poco a poco. Llevaba una semana de encuentros muy morbosos con ese garrulo de barrio, fantaseando casi las 24 horas del día con que me violara y usara a su antojo hasta dejarme hecho polvo y completamente lefado, y quería pajearme con mucha calma para no correrme enseguida, tenía toda la tarde libre.

Pasé de las caricias suaves a un leve movimiento de vaivén, y noté que mi nivel de excitación aumentaba mucho más rápido de lo normal. Miré hacia mi rabo y en sólo un minuto ya se veía pegado en mi capullo un liquido más espeso y más blanco que el agua. Era un buen pegote de precum con la textura típica que adquiere cuando entra en contacto con el agua. Parecía que aunque fuera despacio no iba a durar ni cinco minutos, entre los vídeos que me había puesto y la imagen mental de Marc en la que me forzaba a comerle el rabo, el mío estaba más tieso que nunca.

Me resigné a darle más caña a mi polla y disfrutar a tope el poco rato que aguantara cuando de repente escuché un ruido justo detrás mío. No era en el porche, el cuál me quedaba justo delante y si cualquier persona llegaba tenía tiempo de sobras para controlar la situación sin problema, sino que era el característico sonido de la puerta corredera del comedor que daba al jardín. No entendía nada, me puse muy nervioso y sólo pude apretar el botón de bloqueo del Ipad con la mano que tenía seca y apretarme mucho al borde de la piscina para evitar que fuera quien fuera, sólo pudiera verme por detrás.

  • Aquí estás! Llevo un rato buscándote por casa tete. Qué tal vas? - Era su voz. Era él. Era Marc. Acababa de volver todo. La sensación de quererme morir que ya era algo que siempre acompañaba a nuestros encuentros, de inferioridad de condiciones, de ridículo, de no saber si iba a poder expresarme con naturalidad y pronunciar frases enteras... Acompañada de unas ganas locas de que viniera, me abrazara, me besara y me usara para darse todo el placer del mundo.
  • Hey. Qué. Qué. Qué haces aquí? Hola. Osea, qué tal? Cómo estas? Qué? Qué haces aquí? - No recuerdo exactamente las palabras que usé, pero estoy seguro que fue más o menos así.
  • Perdona tío, te hemos oído llegar hace un rato, pero estábamos en la habitación de tu hermana haciendo cosas. Jajaja – Dijo con tono chulo, intentando ser educado pero dejando bien claro que se había follado a mi hermana hacía unos minutos. - Y no estábamos pa' bajar a saludarte. Tu hermana se ha querido sobar un rato, las tias se quedan amuermadas después de que les echen un buen polvo, pero yo no tengo ganas de mariconadas, así que he bajao a ver si te apetecía echar unas partidas con tu cuñao.
  • Yo. Bueno, no soy mucho de Play. Pero dame dos minutos, claro que sí. - No iba a perder la oportunidad de sentarme en el sofá con ese chulazo y ver cómo me apalizaba en cualquier juego, porque estaba claro que él tenía que ganar.
  • No tranqui, si me parece mucho mejor tu plan – Dijo quitándose la camiseta. Para un puto día que le veía con una camiseta normal, que no le apretaba y que no hacía que mis ojos fueran de sus pectorales a sus brazos fibradísimos, a sus abdominales marcados y a su paquete, va y se la quita a los dos minutos de verme.

Dejó la camiseta en una hamaca que había entre la puerta corredera y la piscina, se bajó sus jeans apretados y se quedo en... unos bóxers negros marca “unno” que ya le había visto en las dos anteriores ocasiones. No entendía nada. Tiene un montón de boxers iguales? No se cambia nunca de ropa interior? Reconozco que unos boxers muy usados, con restos de lefa y de olor a huevos me dan mucho morbo, pero ya hacía algo más de una semana que se los había visto puestos por primera vez, mi teoría empezaba a cruzar la línia entre lo morboso y lo guarro.

  • No te importa que me meta en bolas como tú no? Que para eso somos familia – Estaba claro que con el agua calmada de la piscina hacía rato que habría visto mi culo al aire y que como siempre, algo que para mi habría sido muy sexual ese machito hetero se lo tomaba como si fuera algo la mar de gracioso.
  • Si claro, bueno. Yo ya iba a salir.
  • No seas aburrido como tu hermana, que siempre me has parecido el más divertido de los dos. – Hombre, apenas habíamos hablado ni echo nada juntos aún, pero hay que reconocer que todo lo que había pasado entre nosotros era cualquier cosa menos aburrida.

Le estaba mirando a los ojos. Y al pecho. No, a los ojos mejor, tenía que disimular. Pero esos abdominales que hace una semana estaban completamente depilados y ahora seguían apareciendo las raíces de los primeros pelos, eran increíbles. Y qué bulto marcaba. Esta vez él no estaba nada excitado, marcaba menos rabo del que me tenía acostumbrado, pero aún y así me llenaría la mano entera cogiéndolo. Y seguro que olía y sabía a gloria. Mierda. Mi rabo seguía tieso. Mírale a los ojos coño. Y nuestras miradas se cruzaron. Sus manos se pusieron en su cintura. Y las bajó. Se estaba bajando los boxers y entiendo que se estaba quedando completamente desnudo. Pero me quedé mirando fijamente sus ojos. Por un lado, sus ojos verdes me hipnotizaron. Me sentía cómodo, tranquilo y excita aguantándole la mirada. Por otro, tenía que disimular, no podía desviar la mirada a su rabo. No por ahora. Pero sabía que estaba desnudo, notaba que el color de su cintura ya no era negro, que era del mismo tono que el resto del cuerpo, y notaba que algo gordo colgaba. Y mi rabo palpitó. Si antes tenía un pegote de presemen pegado en el capullo ahora mismo seguro que tenía miles de hilos de semen pegajosos moviéndose por la corriente de agua que avanzaba hacia la depuradora.

Marc seguía aguantándome la mirada, hizo un gesto, que nunca he sabido bien qué fue, pero me pareció que me guiñaba el ojo, y empezó a correr hacia mi. Bueno, hacia la piscina, pero se estaba acercando a mí, y eso era lo único que me importaba. Saltó y con un arco perfecto se metió de cabeza, saliendo justo a mi lado.

  • Qué, nos hacemos unos largos a ver quien se folla a quién? - No sé si usó esa expresión adrede o no, pero el tono y su expresión me dejaron claro que era su forma garrula de decir que me estaba retando a ganarle. O más bien que quería demostrar su hombría ganándome por mucho y restregándomelo.
  • Bueno, yo soy más de relajarme y tomarme una birra de tranquis – Pensé que un plan de birra y chill también le valdría, y así ganaría un tiempo que necesitaba para relajarme y poder girarme sin que mi rabo tieso me hiciera avergonzarme por tercera vez. Espera. Sólo había visto a Marc dos veces y en las dos me vio empalmado. No. No podía volver a pasarme. Me quería morir.
  • Me parece buen plan, pero antes vamos a cansarnos un poco. Venga, prepárate tete – Como le gustaba usar rimas garrulas y absurdas, y qué bien sonaban todas esas tonterías cuando te lo decía mirándote a los ojos con tanta seguridad.

No quedaba otra. Me giré. Seguía tan cachondo como cuando estaba viendo los vídeos. Incluso más por tener a Marc desnudo a mi lado, por lo que empecé a mover mucho las manos intentando crear el máximo de movimiento en el agua y que no se viera mi rabo tieso que seguramente seguiría con pegotes de presemen pegados. Le miré a los ojos y le dije:

– Vamos!

No me apetecía. Sabía que iba a perder. Y que quizás me vería empalmado y la situación se complicaría, pero entre quedarme quieto disimulando mi erección o que cada uno estuviera concentrado en nadar más rápido y sin prestar tanta atención al otro, elegí esa opción.

Me dí impulso con la pared y gané una buena ventaja respecto a mi cuñado. Él tardó unos segundos en reaccionar pero enseguida se puso a nadar, convencido de que en seguida me atraparía y me ganaría. Y por supuesto así fue. En la primera vuelta ya llegó al punto de partida a la vez que yo, y en la segunda vuelta ya me sacaba varios segundos. Yo ya estaba muy cansado y mi erección empezaba a bajar, así que paré en la mitad de la tercera ida.

  • Ya estás cansado? Jajaja, pero si acabamos de empezar! Y ya te estoy follando! Creo que me puedes servir para muchas otras cosas, pero competir no es tu fuerte eh?
  • Yo. Antes de que llegaras ya le había dado mucha caña, aún estoy resentido – Mentí jadeando. Empezaba a conseguir hacer frases enteras sin tartamudear, eso era bueno.
  • No mientas, si antes de bajar me estaba fumando un peta en la terraza de tus padres, porque tu hermana no ma dejao hacerlo en su habitación, y no parecía que estuvieras haciendo largos.

Cómo? Pero si me había dicho que me había estado buscando por casa y que no sabía que estaba en la piscina. La terraza de mis padres quedaba justo encima de la piscina, pero de espaldas. Marc me habría visto pajeándome? Me moría de vergüenza y de miedo. Habría notado el movimiento de mi brazo? La verdad es que me estaba pajeando muy suave, quizás no se habría dado cuenta.

  • Pero no decías que....?
  • Coge aire! - Gritó, y sin darme tiempo a reaccionar y mucho menos a coger aire, puso su mano encima de mi cabeza y me hundió.

Intenté cogerme a algo, pero estábamos en mitad de la piscina y no tenía dónde agarrarme. Pataleé y moví las manos buscando algo y de repente lo vi. Su rabo estaba bastante morcillón flotando delante de mí. Estaba lo suficientemente duro para estar algo elevado, pero no tanto como para estar arqueado hacia arriba, la forma habitual que ya había memorizado que tenía su rabo cuando estaba completamente tieso, por lo que su capullo, que asomaba sólo un poco, apuntaba de pleno hacia mi boca. Dejé de moverme y patalear para que las burbujas dejaran de hacer borrosa esa visión y me quedé quieto mirándolo fijamente, sabiendo que él no podía saber lo que yo estaba haciendo. Esta vez podía observar tranquilamente todos los detalles de esa polla sin miedo. Podía ver que toda la base tenía unos pelos muy oscuros, pero muy recortados, que eran casi igual que la barba de tres días que cubría su cara. Que sus huevos eran enormes comparados con los míos, y que la piel que los cubría parecía más gorda y rígida que la mía. Que la raja que se veía asomando en su capullo era bastante más ancha y grande que la mía, lo que explicaba por qué el otro día cuando meaba su chorro salía con tanta presión, o por qué cuando le vi correrse en la ducha sus lefazos llenaron toda la pared de lefa espesa. Quería seguir mirándola, pero no había cogido aire y acababa de hacer mucho esfuerzo nadando, por lo que me estaba empezando a marear. Volví a patalear intentando subir pero Marc pensó que seguía jugando, y no me dejaba subir. Seguía mareándome y pataleando, con un rabo muy apetitoso delante mío, pero la situación ya no era excitante ni divertida. Tenía que hacer entender a Marc que no estaba jugando, que aunque sólo llevara 30 segundos bajo el agua ya no podía aguantar más, y parecía que no lo entendía. Le dí una patada. Ni se movió. Abrí la boca para gritar, pero sólo vi muchas burbujas saliendo de mi boca y noté como aún me mareaba más.

Tenía que llamar su atención o me iba a desmayar. Alcé el brazo como pude, que ya me empezaba a pesar más de lo normal y le cogí de la polla. Apreté con la poca fuerza que a esas alturas podía hacer. Noté como se puso más dura, pero Marc no reaccionaba. Empecé a sacudirla para intentar hacerle daño y que se diera cuenta de que no estaba jugando, pero sólo notaba como aún se ponía más tiesa y cómo empezaba a coger esa característica forma arqueada hacia arriba. Su capullo asomó por completo, pero ahora ya no se veía. No veía nada. Estaba perdiendo la visón por la falta de oxígeno y mi mano liberó su rabo. Noté como me movía muy deprisa, no sabía si me estaba hundiendo más, y de repente aire.

  • Tío, estás bien? - Oí que decía una voz.

No pude contestar. Sólo jadeaba cogiendo aire sin parar y poco a poco me volvió la visión. Marc me había hecho sumergir agarrándome del pelo como a un muñeco, por lo que empecé a enfocar y ver un brazo muy fibrado con un tatuaje que me sonaba mucho y que marcaba un gran bíceps. Al final del brazo se veía un hueco con unos pelos muy cortos que goteaban sobre el agua y que no sabía bien por qué pero me excitaba tanto como su brazo. Justo al lado, un pectoral enorme con unos pelos que empezaban a florecer, y encima esos ojos verdes mirándome con cara de preocupación y de protección.

  • Toni, que te pasa?
  • No, nada. Me he mareado un poco, pero estoy bien – Intenté hacer ver que no había pasado nada, no quería seguir quedando como un crío débil que no aguanta nada.
  • Joder que susto cabrón. Jajajajaja. Me estas diciendo que todo ese chapoteo y esa paja que me has empezado a hacer era para vacilarme? Eres mucho más cabrón de lo que pensaba, me había preocupado mogollón tío.
  • No bueno. Te has preocupado? - Eso había hecho que me olvidara por completo de lo que acababa de pasar y me sintiera mucho mejor.
  • Bueno, en verdad tendría que haberme dao cuenta de que no pasaba nada y que es algo de familia, cuando juego en la piscina con tu hermana también me manosea la polla y se la come, parece que lleváis dentro esto de fijaros en una buena polla, jajajaja
  • No tío, quería hacerte daño, yo no...
  • No pasa na' cuñao, es normal que a tu edad pruebes cosas raras y vayas todo el día salido. A mí aún no se me ha pasado y me paso to' el día empalmao, y con lo estrecha que es tu hermana no me cunde.
  • No pero si yo no – Miré hacia abajo. Sí. Increíble. Había estado apunto de ahogarme y mi rabo se veía perfectamente a través del agua, tieso, empalmado como nunca y con una mancha blanca enorme de precum flotando desde la punta del capullo. Cómo podía ser que siguiera así?
  • Va, nos hacemos un pajote rápido, nos corremos ahí en el “aujero” de la depuradora y así se te pasa el calentón. Que yo también he tenio tu edad y si no descargas ya vas a acabar con un dolor de huevos pa flipar.

Creía que me estaba vacilando, pero pasé la mirada a su rabo. La polla de Marc estaba completamente tiesa, con el capullo apuntando hacia la superficie de la piscina. Con el reflejo y la refracción del agua su rabo parecía mucho más corto y mucho más gordo, tan gordo que si me lo intentara meter en la boca me partiría los labios y si me intentara follar me destrozaría y me haría sangrar durante semanas, pero aún así me habría encantado que hiciera todo eso. Fuera como fuera, tenía a Marc delante mío, completamente empalmado y dispuesto a hacerse una aparente paja de colegas conmigo.

Se cogió la polla con la misma mano con la que le vi pajeándose en la ducha y empezó a magrearsela. No me miraba, los dos teníamos la vista fija en su rabo. Seguía moviendo la mano, acariciando su rabo, y empezó a dibujarse una mancha blanca en la punta de su polla. Cómo no, el semental y garrulo de Marc, goteando desde el primer momento. Noté como su cabeza se movía, como sus ojos se clavaban en mí, cómo no tenía oportunidad ni ganas de quejarme o decir nada, y tímidamente cogí mi rabo, que estaba más tieso que nunca y empecé a hacerme una paja.

Era una situación muy erótica y sexual, pero que Marc llevaba con total naturalidad, con su habitual expresión de seguridad con la que consigue convertir una situación que en otro contexto habría sido muy homosexual e incómoda en una situación cómoda y de confianza entre colegas.

Notaba como su respiración se aceleraba y como se le escapaban ligeros gemidos. Yo también empecé a gemir, no sé si era para imitarle y sentirme más seguro o si era por el terrible calentón que llevaba, pero le seguía muy bien el ritmo a sus gemidos. Estábamos algo separados, no había ningún roce ni contacto entre nosotros, pero Marc alargó su brazo libre, rodeó mi cuerpo y posó su mano en mi nalga, sin ningún tipo de caricia ni gesto sexual, y me acercó hacia su cuerpo. Nuestras bocas quedaron separadas un palmo, a años luz de entrar en contacto, pero lo suficientemente juntas como para que su aliento caliente me impregnara toda la cara con cada gemido que daba. Nuestros rabos estaban a tope, y nos los pajeábamos frenéticamente, parecía que ambos estábamos deseando corrernos, desahogarnos a tope y acabar con eso cuanto antes. Cada uno se pajeaba su rabo, sin ningún contacto más que su mano en mi nalga haciendo presión hacia él, pero en algún vaivén mis nudillos rozaban con algo duro. Como le estaba mirando fijamente a sus penetrantes e intimidantes ojos verdes me era imposible saber si rozaba su rabo tieso o su puño mientras se pajeaba su polla. Sin embargo, sí que notaba que él tuvo algún contacto muy leve con mi capullo, desconozco con qué parte de su cuerpo, porque eso me hizo acercarme peligrosamente a la corrida.

  • Marc, yo... Me voy a correr.
  • Ven, vamos a acercarnos al “gueco” ese, que eso se lo lleva todo – Parecía un experto en correrse en mi piscina, a saber cuántas veces le había echo correr allí mi hermana

Con la mano que tenía haciendo presión a mi nalga, me movió con una fuerza y una destreza impecables, mientras no paraba de pajearse y suspirar. Nos acercamos al borde de la piscina, justo donde él me había encontrado. Yo ya sabía que ese hueco daba a la depuradora y todo lo que entraba allí salía filtrado, yo también era un habitual haciéndome pajas en la piscina. Me daba la sensación que esa depuradora se había tragado más corridas recién exprimidas que mi hermana. Aunque estábamos al lado del “gueco”, Marc no me dejó libre para que apuntara al mismo y me corriera, seguía haciendo presión para que nuestros cuerpos quedaran de frente y nos miráramos mientras nos pajeábamos y que en algún movimiento rápido algo del cuerpo del otro rozara nuestros rabos. En ese momento me dio la sensación de que eran roces muy leves entre su rabo y el mío, mientras los movíamos frenéticamente de arriba abajo. Aparté la mirada de sus ojos, quise hacer ver que miraba mi rabo, pero así podía ver mejor qué estaba pasando allí abajo. Su rabo estaba completamente tieso, su mano se movía muy deprisa y lo único que se veía claramente era su capullo apunto de explotar y muchos hilos de presemen espeso creando hilos que iban desde su capullo hasta varios lugares. El recorrido de alguno acababa muy cerca de mi cuerpo. Mi polla también chorreaba alguno de esos hilos tan blancos y sus hilos de presemen se mezclaba con los míos. Esa visión me puso a mil.

  • Marc, me corro

Pero Marc no dejó de empujarme hacia él. Es más, hizo más fuerza y apretó su mano cogiendo levemente mi nalga. Esa presión fue todo lo que necesité para explotar. Empezaron a salir a presión cantidades brutales de lefa creando una mancha enorme entre su cuerpo y el mío. Una, dos, tres. Espera, era demasiada lefa, y algunos chorros iban disparados hacia a mí. Me fijé entre la nube de semen que se estaba creando entre los dos y ví claramente como de su capullo también salían trallazos de semen disparados hacia mí. Nuestros cuerpos se estaban impregnando de una mezcla del semen de los dos, y a cada corrida espesa y blanquísima que salía de su capullo le acompañaba un apretón en mi nalga. Levanté la mirada. Tenía una cara muy distinta, de guarro salido. Su mirada ya no era de seguridad, calma y confianza. Daba miedo. Parecía que en cualquier momento me iba a soltar un bofetón, o que en cualquier momento me podía poner contra la pared y follarme a saco, haciéndome llorar y gritar. No era una cara de fiar, pero era guapísimo. Miré abajo otra vez. Los dos habíamos soltado nuestros rabos, pero entre nosotros había una nube de esperma hecha de centenares de hilos, algunos mucho más gruesos que claramente eran trallazos enormes que aún no se habían deshecho y otros mucho más finos que se iban diluyendo y creando un camino hacia la depuradora.

Marc cambió la mirada. Sonrió. Me guiñó un ojo. Me hizo sonreír y sentir de nuevo como si no hubiera pasado nada y como si a su lado no pudiera pasar nada malo. Nadó hasta la escalerilla, salió de la piscina y pude ver ese culazo sin un solo pelo alejarse hasta la hamaca, coger su ropa, mi toalla y desaparecer por la puerta corredera.

Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mí escribirlo. Como ya he dicho alguna vez, esta es mi primera vez escribiendo. Se tarda bastante en escribirlo y darle forma, por lo que a cambio os pido que por favor, me vayáis diciendo si os gusta o si mejoraríais algo. Sólo con esos comentarios me calentáis y animáis lo suficiente para seguir contándoos cómo siguió mi historia con Marc, que por cierto, a día de hoy aún no ha acabado :).