El Cani De Mi Hermana (Follado por primera vez)
Sudor, Lefa, Ostias. Si te gusta el sexo salvaje con un heterodoxo macarra, este relato va para tí.
Antes que nada, muchas gracias por todos los comentarios tan positivos que me dejáis en mis relatos. Me leo todos y cada uno de ellos, es lo único que saco a cambio de pasar tanto rato escribiendo mi historia, pero os aseguro que viendo que os gustan me siento recompensado :) Justamente por eso me he decidido a escribir ya mismo como continuó mi aventura con Marc. Espero vuestros comments más abajo!
Cada relato se puede leer independiente de los anteriores sin problema, me gustan los detalles e intento explicar el contexto siempre que es necesario.
Lo último que os conté fue como el novio de mi hermana, Marc, tan masculino y guapo como chulo y barrio-bajero, me folló la boca en los baños de la discoteca a la que fui con mi novia, Carla. Salí de allí con mis pantalones empapados en una mezcla de cubatas, meados de mogollón de personas y olores de todo tipo, y conseguí llegar hasta mi casa en taxi, situada en un barrio pijo de Barcelona. Por suerte el taxista ya debía saber que a esas horas pocos viajes son normales, por lo que entre que hizo todo el trayecto con las 4 ventanillas bajadas y que no hizo ninguna pregunta, toda sensación de incomodidad o vergüenza desaparecieron cuando al llegar a casa me tiré, con ropa incluida, en la piscina privada que tenemos.
Al día siguiente me levanté sobre las 10:00. A esa hora el sol de Julio se colaba a través de la persiana y no me dejaba seguir durmiendo, así que me resigné y bajé a por agua y algo que desayunar. Tenía muchas ganas de pajearme pensando en lo que había pasado anoche, además de que siempre que estoy de resaca estoy más cachondo de lo habitual, pero la sed hizo que cancelara esos planes.
Mientras bajaba las escaleras oía las voces de mi padre y de Marc. Acaso no tenía casa? No llevaba ni dos meses “saliendo” con mi hermana y ya se estaba convirtiendo en costumbre que se quedara a comer y dormir.
- Yo a tu edad tenía una Ducati, la llamábamos la “Moja-Bragas”. Con ella conseguía llevar de vuelta a su casa a cualquier chica – Decía mi padre. Era la primera vez que le oía hablar de esa manera tan “vulgar”. Estaba claro que mi madre no estaba delante, que es la sargento de casa, y dado que mi padre de joven era bastante “canalla”, Marc y él estaban conectando fantásticamente.
- Nada como ser de buena familia eh cabrón? Yo no consigo que ninguna suba a mi furgo-teta si no es porque antes les he enseñado el rabo. Entonces si que suben como moscas – Dijo Marc. Yo ya estaba llegando a la cocina y vi a Marc riéndose mientras se cogía el rabo por encima del pantalón. Llevaba los mismos pantalones tejano pitillo que anoche y una camiseta blanca de tirantes.
- No me vengas con historias de que no fornicas a menudo, con el cuerpazo y el paquete que te marcas... - Mi padre se dio cuenta de mi presencia y dejó de hablar como un adolescente. Noté que se puso algo nervioso.
- Hey enano – Me dijo Marc como si nada, y siguió la conversación con mi padre, sin importarle nada una mierda, tal y como él es – Tú no estas nada mal, vente a mi gimnasio un par de meses y serás el papi mas chulo de toda esta pijada de urbanización.
- Me parece buena idea. Ya concretaremos que tengo que irme a la oficina – A mi padre no le estaba resultando nada cómodo seguir con la conversación conmigo delante, y se apresuró a coger su maletín e irse justo cuando la choni de mi hermana entraba por la puerta. Llevaba una especie de top-bañador que apenas ocultaban sus enormes tetas. Mi cuñado enseguida le prestó atención. A pesar de que hacía sólo unas horas que tenía su capullo goteando en el fondo de mi garganta, no me hacía ni puto caso mientras yo empezaba a prepararme mi desayuno.
- Que pasa cari? Pensaba subir a despertarte ahora mismo – Dijo con sus aires de seductor nato mientras se acercaba a ella.
- No me dijiste que vendrías a dormir? Anoche te pones a llamar a todos tus colegas hasta dar con unos que se apuntaban contigo de fiesta, te piras diciéndome que no tardarás y apareces hoy desayunando en mi cocina y con una peste a whisky que no se aguanta – Vaya. Mi hermana estaba bastante enfadada.
- Joe' Noe, que al final nos pusimos a beber y me liaron. Pero vamos, que en cuando han cerrado el after me he venio' directo a verte, no se que más quieres. Anda vamos arriba que...
- Que no, que siempre estas igual. Hoy no me apetece verte, vete con tus amigos y ya hablaremos.
- A ver no seas estúpida, que no es para tanto. Ven arriba y arreglamos las cosas como dos adultos – Dijo Marc cogiéndole fuerte de la muñeca.
- Que no Marc, que no estoy para tonterías, déjame – mi hermana intentaba soltarse. Parecía que le estaba haciendo daño.
- Quieres dejar de chillar ostias? Siempre estas de mal humor, siempre echándome to' en cara. Y luego te sorprende que me largue de fiesta sin tí. - Marc había elevado mucho el tono y se le marcaba la vena del cuello. No soltaba la muñeca de mi hermana. La escena me estaba poniendo muy nervioso. Es verdad que con mi hermana tengo muchas diferencias, pero nadie le va a faltar al respeto delante mío. No podía reprimirme más:
- Marc, déjala. Vete a dar una vuelta y cálmate.
Marc giró la cabeza y me miró fijamente por primera vez en toda la mañana. Su mirada era de odio y rabia. Daba miedo. Soltó a mi hermana y vino directo hacia a mí. Mi hermana aprovechó para irse chillando “eres un gilipollas, lárgate de aquí, no quiero volver a verte” mientras se iba corriendo a encerrarse a su habitación. Tenía a Marc con una expresión de odio a sólo un palmo de mi cara. Tenía miedo de que me chillara o me pegara. Sin embargo, dijo con voz muy calmada.
- Esta bien Toni. Vamos a dar una vuelta y así me relajo.
Me cogió de la muñeca con la misma fuerza con la que antes cogía a mi hermana y me arrastró hacia la calle. Por un lado estaba muy asustado, pero me tranquilizó que saliéramos fuera, donde habría testigos si seguía comportándose como un garrulo maltratador. Cruzó la calle a paso firme, mientras le seguía irremediablemente arrastrado por mi muñeca. Llegamos a su furgoneta. Abrió la parte trasera.
- Sube, vamos a dar una vuelta.
- Marc, pero si estoy en pijama, no me he puesto aún las lentillas, qué...
- Que subas coño! - Marc entró el primero, y sin soltarme la muñeca me vi arrastrado detrás. El contraste de luz me dejó ciego unos segundos, que Marc aprovechó para darme un rodillazo en el estómago. No era el primero que me daba esa semana.
- Pe.... coñ.... haces? - Fue lo único que pude decir, intentando recobrar el aliento. Pero Marc sabía perfectamente lo que hacía. Cuando recuperé las fuerzas Marc ya había hecho lo que había querido con mi cuerpo: Me había arrastrado hasta el fondo de la furgoneta y con unas bridas me había atado las muñecas a una barra metálica.
- Tranquilo, sólo vamos a despejarnos un rato – Tenía la sonrisa de un asesino. Pero era un asesino tan guapo. Tan fuerte. Tan hombre. En mi mente se mezclaba su imagen besándome en los baños de la discoteca y su mirada asesina. Tenía miedo, pero algo me decía que Marc no me haría daño.
Salió de la furgoneta, cerró la puerta y escuché cómo se iba a la parte delantera y arrancaba el motor. No tenía ni idea de dónde íbamos. Repasé todo lo que había allí, para ver si me podía liberar. Marc era un puto cerdo. Allí detrás había un colchón viejo y sucio donde seguramente se lo montaba con mi hermana al principio. Sin embargo, eso era lo más higiénico de la estancia. Decenas de calcetines llenaban el suelo, aunque varios bóxers del mercadillo, viejos, desgastados y con un montón de manchas se mezclaban entre éstos. También parecía que habían muchos trapos, o camisetas, llenas de manchas de aceite y sudor. Nada que me sirviera para desatarme.
Después de 10 minutos, noté cómo entrábamos a un lugar lleno de piedras y gravilla, y la furgoneta se detuvo. Me había llevado a un descampado? Qué coño me iba a hacer? La puerta se abrió. Cuando me acostumbré a la luz ví que su mirada no se había calmado, seguía fuera de sí.
- Así que el mocoso se mete en las peleas de su hermana. Y se cree alguien para decirme qué tengo que hacer? - se iba acercando a mí.
- Marc, no sé que te pasa, pero estas muy nervioso.
- Yo estoy perfectamente, pero parece que mis maneras no acaban de encajar en tu familia pija de mierda. Siempre tengo que comportarme, siempre conteniéndome. Igual va siendo hora de que vosotros salgáis de vuestra urbanización protegida de fantasía y entendáis la realidad. Algunos comemos con las manos. - Mientras decía esto cogió algunos calcetines y bóxers del suelo.
- Marc no entiendo nada de lo que estas diciendo, por qué …. - pero no pude seguir. Marc me metió esa bola de ropa en la boca. A pesar del miedo que sentía al ver sus ojos llenos de ira, noté ese sabor típico a Marc. Su furgoneta entera olía a lo mismo. Su sobaco, que anoche me obligó a aspirar, olía exactamente a lo que sabía esa bola de ropa. Una mezcla de sudor, lefa y meado. Una mezcla que me hacía irme a otro mundo. Y que hacía que me empalmara al momento. Marc vio como en el chándal corto que uso como pijama, al momento se creó una tienda de campaña. Esa mañana no me había dado tiempo de ponerme ropa interior.
- Eres un maricón de mierda, mira como te pones cada vez que me miras – Y me dio un bofetón que me giró la cara.
- Mmmmm ppppppp ffffffffff – No podía articular ninguna palabra, empezaron a correr lágrimas por mis ojos. Estaba muy asustado.
- Sabes por qué te he traído aquí mocoso? Porque no hay nadie que nos pueda oír. Por lo tanto, no necesito taparte la boca. Pero sabes qué? En esa ropa acaban mis lefadas cuando me follo a alguna sin condón aquí atrás. Y sabía que tú lo notarías. Y que te encantaría. Pero eso no quita que hoy te has pasado tres pueblos delante de mi novia, y que eso me da permiso para corregirte. Porque creo que ya ha quedado claro que tu eres un perro, y que se te tiene que enseñar.
A pesar de que tenía los ojos húmedos y del miedo, le miré a los ojos. Esos ojos tan bonitos y varoniles. Y asentí.
- Muy bien Toni. Lo primero es entender cuál es tu lugar. Eres un perro. Un niñato. Y te encanta comerme la polla. Si te portas bien, quizás te deje comérmela y punto, pero si te portas mal, no será tan fácil. - Mientras decía eso se estaba sacando sus Nike. Estaban muy sucias, llenas de restos de cubata y suciedad después de una noche de fiesta. Enseguida me llegó un olor fuerte. Olor de no haberse sacado las bambas desde hacía 24 horas y de haberse pasado la noche de fiesta. .- Hoy vamos a dejar de tratarte como a un perro pijo con collar y vas a entender que hay perros que lo pasan mucho peor que tú. Así sabrás agradecerme lo bien que te trato.
Dicho esto me sacó la pelota de ropa sudada y corrida que me había metido en la boca y me acercó el pié a la cara.
- Te gusta como huele? - me preguntó
- Marc, suéltame y lo hablamos tío, no hace falta que...
Y Marc estampó su pié en mi cara, aplastándola contra la pared. Estaba muy mojado, y con tanta fuerza me estaba haciendo daño. Aguanté la respiración todo lo que pude, pero Marc no parecía tener intención de parar. Cuando no pude más tuve que coger una bocanada enorme de aire. Aire que olía a él hasta el extremo. Olía a su taquilla del gimnasio, olía a su sobaco, y olía a él. Esa olor me excitó de sobremanera, y noté claramente como mi rabo dio un espasmo y la humedad de un buen chorro de precum empapando mi short.
- Te he hecho una pregunta. - Dijo Marc, mientras seguía apretando mi cara contra la pared de la furgoneta.
- Iiiii, e uta – Fue todo lo que pude vocalizar.
- Muy bien mocoso. Quítame el calcetín. Está muy sudado, me da asco. - Dijo acercando el final del elástico a mi boca.
Mordí el final del calcetín y con su colaboración conseguí sacárselo. Con el mismo pié, consiguió metérmelo entero dentro de la boca y volvió a aplastarme la cara, esta vez con su pié desnudo. Tenía la boca llena de sus jugos y la cara aplastada por su pie mojado. Sin embargo, mi rabo iba por libre y notaba como no dejaba de gotear precum y de palpitar dentro del pantalón.
- Escupe eso capullo, que es un puto calcetín usado, y besa el pie a tu amo.
Escupí el calcetín al suelo, no sin antes exprimirlo bien para sacarle todo el jugo posible, me acerqué a su planta del pié y le dí un beso.
- Pero que coño haces? Así besan los perros? - Dijo mientras me dio un bofetón muy fuerte con su mismo pie.
Entendí a qué se refería. Saqué la lengua y me puse a lamerle el pie. Una vez. Otra. Fueron unas 15 veces, en las que Marc iba moviendo el pié y pude saborear desde el talón hasta los dedos. Entonces se levantó.
- Muy bien perro, veo que lo vas pillando. Tengo ganas de mear, te importa si...
Marc se bajó la cremallera del pantalón y apareció su polla, que a pesar de que sólo estaba morcillona, ya debía de pesar medio kilo. Apuntó a los bóxers que había a mi lado y se puso a mear. El olor de su meado inundó todo el cubículo. Olía fuerte, y se notaba claramente olor a whisky en el ambiente. Algunas gotas me salpicaban, pero no parecía que su plan fuera mearme encima, menos mal, ni de coña estaba preparado para algo así. Cuando acabó, giró su polla hacia mi cara y me ordenó:
- Límpiamela.
- Vale, te la chupo, pero antes límpiatela que está...
- Pero que puta parte de que tienes que obedecer no entiendes? - Su mirada volvía a ser de odio. Cogió un bóxer que había empapado de su meado, hizo una bola que goteaba y me lo metió a la fuerza en la boca. En seguida empapó mi boca de un sabor muy amargo y asqueroso, y empecé a tener arcadas. Le miraba con pánico en mis ojos. Sabía perfectamente que si vomitaba, ese bóxer impediría que mi vómito saliera y me ahogaría. Me concentré en aguantar las arcadas. Tenía la boca llena de meado escurrido y me lo tragué para liberar espacio. Restos de su meado y de lo que tuviera ese bóxer bajaron ardiendo por mi garganta hasta llegar a mi estómago. Cogí aire por la nariz y me relaje. Ya no tenía arcadas. Incluso el sabor no me parecía tan fuerte. Incluso podía acostumbrarme. Al fin y al cabo, venía de Marc.
Marc me sacó el bóxer de la boca y volvió a ordenarme:
- Límpiamela.
Abrí la boca todo lo que pude y Marc metió su rabo morcillón dentro. Entero. Sabía exactamente como siempre, y ese sabor me encantaba. Entendí que tenía que seguirle la corriente para que la situación no fuera tan violenta. Así que me puse a mamársela desde el capullo hasta la base. Enseguida se empezó a poner tiesa, y ya no me cabía entera dentro.
- Sigue – Me dijo
No hacía falta que lo dijera, no tenía ninguna intención de parar. A pesar de que tenía las manos atadas por encima de mi cabeza, le estaba haciendo una mamada de campeonato. Succionaba fuerte cuando bajaba a la base y abría ligeramente la boca cuando retrocedía, dejando muchas babas por el camino que me facilitaban enormemente la siguiente ida. Su polla se puso completamente tiesa enseguida, con una curvatura hacia arriba que hacía que mi garganta y esa polla funcionaran perfectamente juntas. Enseguida mis babas se acumularon en la base de su polla y resbalaron hacia sus huevos. En la situación en la que estaba, sólo tenía opción de ver ese plano, y me estaba encantando ver como sus huevos chorreaban una mezcla entre precum y babas.
- Cabron, para que me voy a correr.
Sólo habían pasado tres minutos desde que había empezado a chupársela, pero Marc estaba muy cachondo y su rabo estaba tan tieso que sin duda estaba apunto de correrse. Sin embargo, sacó una navaja de su bolsillo trasero. Me miró con odio, acercó la navaja a mi cabeza. Y noté como cortaba las bridas que hacía ya un buen rato que me estaban haciendo daño.
- Ponte a cuatro patas – ordenó.
- Vale si, sin problema. Pero Marc, nunca en la vida me han metido nada por detrás. Tu polla es enorme. Me matarás si me metes eso. - Quería obedecerle, pero me preocupaba como podía acabar eso.
- Tengo que darte otra ostia? - Preguntó suavemente.
No hizo falta nada más. Me quité el pantalón, mi polla salió disparada salpicando. Me puse a cuatro patas y enseguida apoyó su capullo en mi ojete. Recordé como en los videos porno con los que me hacía pajas se comían el culo antes de follarse, por eso de lubricarlo y dilatarlo. Estaba claro que el hetero chulazo de mi hermana no iba a hacer algo así, pero esperaba que al menos supiera lo que era el lubricante. Pero no. Me alegré de haber dejado su rabo lleno de babas, pero aun y así era imposible que eso entrara. Marc empezó a hacer como si me follara, golpeando fuertemente mi ano. Mi ojete no se movía en absoluto, pero parecía que eso le estaba poniendo muy cachondo, porque no paraba de augmentar el ritmo y gemir. Notar su capullo mojado golpeando mi ano me estaba poniendo también muy cachondo a mí. Quería que siguiera. Marc no dejaba de golpear cada vez más fuerte mientras me cogía de los hombros y yo no podía evitar gemir con él. Desde fuera, cualquiera diría que estábamos follando salvajemente, pero nada había entrado en mí. Aun y así, mi polla estaba completamente tiesa, una largo chorro de precum se mantenía fijo entre mi polla y uno de los calcetines que hacían de alfombra. Notaba como si estuviera apunto de correrme. Marc ya no gemía, bramaba, cada vez más fuerte y más seguido. Me abrazó mientras mantenía el ritmo que me estaba destrozando el ojete por fuera. Y de repente la punta entró dentro. No dolió en absoluto. Noté como algo muy húmedo, duro y caliente me atravesaba. Sólo era el capullo. Marc se portó bien y no quiso meter más. Lo mantuvo dentro unos segundos bramando, y noté como mi polla se ponía más dura y grande que nunca. Os prometo que nunca me había visto la polla tan grande. Y de repente empecé a tener espasmos, y vi como de mi polla salían disparados un montón de chorros enormes por todos lados. Cada corrida salía disparada en una dirección diferente, en una cantidad y potencia que nunca antes había visto en ningún sitio. En cada espasmo, mi culo se apretaba muy fuerte alrededor del rabo de Marc, por lo que cuando iba por mi tercera corrida empecé a notar también los espasmos de su rabo. Se estaba corriendo dentro de mí. Estuvimos por lo menos un minuto gimiendo, chillando y alucinando con la sensación. Mientras toda su ropa tirada por el suelo se llenaba de mi semen y mi culo se rellenaba por primera vez.
Me saqué la polla de Marc y caí al suelo exhausto. Apenas podía respirar. Marc estaba encorvado, con su polla hinchadísima y goteando una mezcla de semen y sangre.
Se acercó a mí. No sabía qué más podría querer de mí ni cómo iba a devolverme a casa después de lo que había hecho. Me abrazó. Su mirada era de puro cariño. Me sonrió.
- Es la primera vez que me follo un culo. Y me ha encantado. Vas a tener que esforzarte más, porque la próxima vez no será sólo la punta.