El cani de mi hermana
Historia Real. Mi hermana me presenta a su nuevo rollo. Esta buenísimo. Nunca me había fijado así en un tío. Me fijo en él y consigo que nos hagamos un pajote separados por una cortina.
Hola! Mi nombre es Toni, tengo 19 años y es la primera vez que escribo este tipo de relatos, espero que no seáis muy cruel conmigo, pero hace varios meses que me empezaron a ocurrir una serie de acontecimientos que me han cambiado la vida por completo, que han sido muy excitantes y que han convertido mi vida en una puta película porno. Y como yo también me he pajeado leyendo relatos, creo que es de cajón que tengo que explicarlo para que vosotros también podáis hacerlo. Dejar claro que este relato está basado en hechos completamente reales, pero modificando nombres, detalles y algunos contextos para hacerlo más entendible.
Todo empezó una tarde muy calurosa de Junio del año pasado. Yo estaba en el comedor de casa, con mi camiseta blanca de tirantes y un bañador de lycra tipo slip, orgulloso de que se me empezara a notar algo fibrado, ya que como siempre he sido muy delgado y he tenido algo de complejo por ello, llevaba unos 6 meses de rutina diaria en el gym. Aún y así, no conseguía (ni consigo) superar los 70 kilos, por lo que con mi 1,80 de altura aún no tengo ni de cerca el cuerpo que me gustaría, pero me está sirviendo para que mi vida amorosa y sexual empiece a ser algo más interesante. Me considero hetero, en ese momento llevaba dos meses con Carla, una compañera de Universidad que era muy buena tia, pero reconozco que siempre me han excitado los chicos. Digamos que siempre he tenido claro que iba a tener una vida rutinaria feliz y de portada con alguna buena chica, pero que sexualmente un tio cachitas, con buen rabo y buen culo me ponía cachondo. Aún y así, nunca había sentido nada más allá de una excitación que moría con un buen pajote o un magreo rápido con algún desconocido de grindr. Nada más allá de pajeos, mamadas o follarme algún culo.
Como estudio ADE en la universidad, trabajo de instalador para una compañía de telecos y voy al gym, por supuesto sigo viviendo con mis padres y mi hermana. En Barcelona es imposible independizarse con un sueldo de media jornada.
Como decía, esa tarde, mi hermana Noelia, (23 años) llegó de compras mientras yo estaba en el comedor repasando un examen, pero esta vez vino con un chico al que nunca había visto. Sabéis esa sensación cuando ves a alguien y tu cuerpo de alguna manera se “engancha”? Que el corazón te bombea más fuerte, que necesitas seguir mirándole... sin motivo alguno, porque sólo es una imagen, pero buscas cualquier excusa para mirar más y más? Que te pones super nervioso y te preocupan tonterías que con nadie más te preocuparían, como no tartamudear o no parecer un imbécil? Pues me pasó justo eso.
El tío, que más tarde me enteré que se llama Marc, tendría más o menos la edad de mi hermana, era más o menos tan alto como yo, pero tenía el doble de todo. Tenía unos brazos que se marcaban por completo en una espécie de camiseta de running que traía algo sudada, unos pectorales que con esa camiseta una talla más pequeña de la que necesitaba quedaban perfectos al lado de mi hermana, que desde los 15 años siempre le han apodado “Supertetas”, una barba de 3 días que queda perfecta en la mandíbula más masculina que había visto y unos ojos verdes que ponían muy nervioso. En conjunto era guapo y masculino hasta decir basta. Sólo le podía sacar un defecto, parecía tan garrulo e inculto como mi hermana:
- Hola Toni, pensaba que esta tarde trabajabas. Este es Marc, un compañero de trabajo, que me ha acompañado al centro en su moto.
- Hola tio, cunde el calor hoy eh? - me dijo el cabrón acercándome la mano sudada.
- Hey. - Y punto. Es lo puto único que pude decir. Estaba rarísimo, ido, nervioso y cachondo. Conseguí darle la mano y me llegó su tufo de sudor, mezclado con colonia pija, que aún me mareó más.
Mi hermana fué a la cocina gritando por el camino si queríamos algo, a lo que Marc le pidió una birra. El tío se sentó en el sofá a mi lado, puso los pies en la mesa y como si estuviera en su casa cogió el mando y quitó mi playlist de Spoty que me pongo para estudiar y se puso a buscar canales de televisión. Yo estaba mirando mis apuntes pero sin leer nada, sin decir nada, preocupado por la mezcla de sensaciones tan raras que estaba viviendo y por si estaba quedando como un gilipollas. Marc sin embargo estaba tan tranquilo a pocos centímetros de mí, abriendo y apoyándo sus brazos en el respaldo del sofá y haciendo que no dejara de llegarme más olor de su cuerpo sudado. Tenía su sobaco a dos palmos y esa mezcla de colonia, desodorante y sudor no me dejaba relajarme en absoluto.
- Pues vaya Kelly más chula tenéis no? Cuando tu hermana me ha dicho que vivíais por esta zona pensaba que me estaba tomando el pelo para ir de pija.
- Sí. Mis padres. Ganan mucho - Os juro que mi léxico y mi educación dan para respuestas mucho mejores, pero tenía miedo de usar frases largas.
- Jajaja, pues parece que he acertao con la Noe. Entre las tetas que se gasta y que los suegros tienen pasta...
- Ah, que estáis saliendo...?
- Bueno no, era por decir, de momento me la estoy trabajando.
En ese momento apareció mi hermana, parecía que había oido algo de esta última parte y que no le había gustado que hablara conmigo de esas cosas, porque pasó de largo con un par de birras y de no muy buen humor le dijo que le subiera las bolsas que habían traído.
- Bueno tete, un placer, me voy parriba que me había prometido que estrenaríamos esto – Dijo sacando de una de las bolsas unos tangas de colores que parecían del mercadillo. - Y perdona por haberte cortado el rollo, no mabia dao cuenta, ya veo que no eres tan canijo como pareces jajaja – me dijo señalando hacia mi ombligo.
Sacó los pies de la mesa y se puso camino a la planta superior, donde mi hermana le esperaba, y sin entender nada miré hacia abajo. Como había dicho, llevaba puesto el típico bañador de lycra tipo short, por el calor que hacía, y se me marcaba todo mi rabo empalmado. No me había dado ni cuenta con los nervios, ni había notado absolutamente nada, pero tenía el rabo, que es bastante grande en erección, completamente tieso, y se marcaba perfectamente dentro del bañador.
Aguanté las ganas de morirme, me quedé atontado sin estudiar ni pensar ni mirar la tele un buen rato, debieron pasar como 10 minutos. Empecé a reaccionar, a tomar de nuevo el control y decidí esconderme en mi habitación, por si bajaban de nuevo. Me moría de ganas de volver a verle, pero no estaba preparado para aguantar más humillación. Además, seguía completamente empalmado.
Subí las escaleras y oí como mi hermana y Marc se reían. Su habitación está más alejada que la mía, al fondo del pasillo, y ví que la puerta estaba un poco abierta. En el fondo me moría de ganas de ver qué hacían y ver de neuvo esa mandíbula perfecta, por lo que la curiosidad me obligó a pasar de largo mi habitación, el baño y ver de lejos qué pasaba allí dentro. Mi hermana estaba tumbada en su cama boca abajo, con los pies cara a la puerta, por lo que no me podía pillar espiando. Parecía que llevaba puesto únicamente uno de los tangas que Marc me había enseñado, y éste estaba encima, sólo en bóxers, masajeándole. Sólo podía verle la espalda, ancha y con pecas en los hombros, los sobacos con el vello recortado, un culazo de macho que llenaba sus “unno” de un color negro desgastado y por cómo estaba sentado sus pies, muy grandes y algo desgastados. Escuché de más cerca...
- Noe, si sigo con el masaje me vas a poner to burro
- Acabas de correrte, no puedes ser un poco más cariñoso y pensar menos con el rabo?
- De eso hace ya un par de horas, y yo no necesito ni 30 segundos para recargar, quieres verlo?
Mi hermana parecía que no estaba por la labor, más bien que le estaba provocando lo suficiente para llevarse un masaje, ponerle burro y engancharlo más, típicos trucos absurdos de mujeres que nunca he entendido. Pero Marc parecía que no lo entendía o que ya no pensaba con la cabeza, porque por cómo estaban puestos su paquete quedaba justo a la altura de la ingle de mi hermana, y desde donde estaba empecé a notar como este empezaba un vaivén con el que empezó a restregarle su rabo.
- Tio, que parte no has entendido?
- Vamos Noe, que te acabas de cambiar las bragas delante mío, que coño quieres?
- Pues que dejes de pensar con la polla y estropees todos los momentos.
- Vale, no te enfades, me has puesto cerdaco, pero si me das cinco minutos, me voy al baño, me doy una ducha y vuelvo a hacerte un masaje y todas las moñadas que quieras.
Marc se empezó a levantar, entendí perfectamente que iba a salir al pasillo y que no me daría tiempo de llegar a mi habitación, por lo que decidí que la única opción era llegar al baño, que estaba a medio camino. Fuí lo más deprisa que me permitió el sigilo necesario para que no me pillaran, y justo cuando estaba apunto de entrar, la puerta se abrió y Marc me pilló entrando. Ahora sí podía verle de frente en boxers. Era perfecto. Tenía un vello muy corto en el pecho que le hacía parecer muy macho, unas piernas super fibradas y un bulto más grande que el mío que había provocado mi hermana, sólo que como él llevaba boxers en lugar de bañador de lycra, el rabo se veía con mucho más detalle, con el capullo claramente marcado y con una mancha de precum muy apetitosa.
- Ostia, me había olvidado de tí nano – Dijo sin taparse nada ni inmutarse.
- Hey. Las lentillas, tengo los ojos secos de tanto estudiar, jeje – Fué la primera tontería que se me ocurrió.
- Aún estas así? Tete, sueles pasearte empalmado por casa? Jajaja.
Por supuesto que seguía cachondo. Llevaba ya 20 minutos empalmado, y cada cosa que veía en Marc hacía que me pusiera más cachondo.
- Yo... Si, hecho de menos a mi novia, jaja – Intenté hacerme el machito
- Pues ya somos dos, jajaja. - Dijo señalando el rabo tieso que le había dejado su hermana.
- Ibas al baño? Pasa, tranquilo.
- No tranquilo, es sólo para darme una ducha, que tu hermana no quiere jugar y así me relajo. Pasa y haz lo que tengas que hacer.
Entré para no marear más el tema, pensando en encerrarme unos segundos dentro y hacer el paripé, pero Marc entró junto a mí. Entendí que para él éramos dos machitos y no veía ningún problema en ducharse mientras yo hacía mis cosas. El tío se quedó mirando a la ducha, se bajó el boxer y se metió en bolas en la ducha. Pude ver su culo, sin un solo vello y muy grande, justo antes de que corriera la cortina completamente opaca. Yo me saqué las lentillas, para que mi versión encajara mejor, y mirando al espejo vi en el suelo esos bóxers negros que se había quitado. Se veía claramente una mancha enorme blanca de precum.
No. No debía. Sí. No se iba a dar cuenta. Que coño. Me agaché, los cogí y me los acerqué a la cara. Olían muchísimo a macho, muchísimo a lefa recién salida y un poco a meado. Estaban muy húmedos, el tío tenía razón en que era un semental, había goteado muchísimo. Saqué la lengua, los lamí. Mi rabo no sólo seguía tieso, ahora palpitaba. Necesitaba vaciar ya los huevos. Me empecé a a frotar el rabo muy rápido mientras olía y lamía esos boxers. Hice una bola con la parte delantera y me metí gran parte en la boca y con la restante me cubrí toda la nariz. Era un sabor tan fuerte y tan excitante que me tenía a cien. Al otro lado de la cortina, oía caer el agua, todo era muy peligroso pero a la vez parecía estar algo controlado.
- Nano, sigues allí? - oí que decía.
No contesté. Estaba muy cachondo, controlando perfectamente que esa cortina no se moviera pero muy concentrado en el sabor y el olor de esos boxers empapados que se acababa de quitar. Seguí frotando mi rabo consciente de que no tardaría en correrme. Pero estaba muy cachondo. Quería un poco más. No pensaba con la cabeza. Quería asomarme, ver un segundo ese cuerpo desnudo y correrme. Sí. Un segundo solo. No iba a pasar nada. Me acerqué aún con sus bóxers tapando mi boca y mi nariz, me bajé los boxers hasta las rodillas y mi rabo saltó golpeando mis abdominales y dejando un buen chorrazo de precum en ellos. Hasta ahora simplemente me había estado frotando por encima del mismo y sólo con eso ya me había puesto a mil. Asomé la cabeza por el lateral de la cortina que queda más alejado de los grifos, esperando que Marc se hubiera puesto de cara a los mismos, y allí estaba. Marc estaba lleno de jabón de la cabeza a los pies, con los ojos totalmente cerrados por el mismo, de espaldas pero en perpendicular, por lo que podía ver parte de su culo y parte de su rabo. Y lo mejor de todo es que no solo seguía empalmado, sino que mientras con una mano se masajeaba el cuerpo lleno de jabón con la otra se estaba haciendo un pajote. Su mano izquierda pasó por su cara, su pecho, su sobaco, y finalmente se quedó aguantando sus huevos mientras la derecha estaba frotando un rabo enorme. No gemía, pero suspiraba muy fuerte. Yo no dejaba de pajearme con una mano viendo esa escena, mientras con la otra me empotraba sus boxers contra mi cara. Su respiración era muy fuerte, sus suspiros iban a más, y yo cada vez estaba más cerca de correrme. Ver sus pectorales llenos de jabón, sus abdominales completamente marcados y depilados tan cerca, su culo sin un solo pelo en el que me dejaría la lengua lamiéndolo sin parar, su rabo, gordo y tieso, siendo pajeado con toda esa fuerza, y su respiración, que seguían siendo cada vez más acelerada me tenía a mil. Los chorros de agua caían por todos su cuerpo, pero seguía habiendo jabón, y ese parecía mi seguro para que no me pillara allí con mi bañador por las rodillas y pajeando mi rabo tieso en la mano. El cabrón no dejaba de pajearse freneticamente. Mi hermana le había puesto muy cachondo y seguro que se estaba imaginando como la follaba a saco. Y yo no dejaba de imaginarme como sería que ese rabo curvado hacia arriba me follara a mí. Nunca me habían follado, nunca había sentido eso por un hombre, pero imaginarme ese rabo empotrándome contra la pared me estaba haciendo acercarme a la corrida. Noté que él se ponía en tensión, que sus músculos se marcaban aún más, que apretaba los abdominales, que ponía cara de esfuerzo, que soltaba un gemido, y que su rabo de ponía más tieso que antes, con el capullo apuntando por completo hacia arriba. De repente soltó un pequeño gemido y de su rabo salío un lefazo enorme y con muchísima presión. Llegó a la altura de su cabeza, pero apuntaba a la pared, por lo que el lefazo se quedó allí pegado. Sólo ver eso empecé a correrme. Solté el boxer y puse mi mano delante de mi rabo, para parar la presión y recoger toda mi lefa. Su rabo siguió escupiendo chorros, vi perfectamente como sus huevos se contraían con cada chorro y como unos 9 chorros enormes, con mucha cantidad y mucha presión, se estrellaban contra la pared, uno detrás de otro, mientras yo me llenaba la mano con mi lefa. La pared quedó completamente llena de semen espeso y blanco, tan espeso que aunque de su cuerpo salpicaban gotas la mancha espesa estaba completamente adherida a la pared y no se escurría ni se diluía.
Él se soltó la polla, que ya no apuntaba hacia el techo, pero que seguía igual de grande y con el capullo empapado de lefa, y un chorro espeso goteó hasta su muslo, creando un hilo que se quedó allí inmóvil. Yo volví a la realidad, me dí cuenta de que una fina cortina era lo único que separaba al rollo de mi hermana recién corrido de mí, que esa fina cortina separaba que ese cani chulo me pillara y me partiera la cara, o le contara todo a mi hermana y mi mundo se fuera a la mierda.
Me volvieron los nervios. Tenía los boxers por las rodillas, una mano llena de lefa, y tenía que irme sin hacer nada de ruido. No me quedaba otra. Me acerqué la mano a la boca, lamí toda la lefa y me la tragué. Nunca había probado la lefa, ni siquiera la mía, pero no era el momento de ponerme fino. Sabía bien, algo amarga, algo salada, muy espesa, pero era una textura agradable. Relamí bien los restos de lefa de mi mano, y con estas limpias ya pude subirme los boxers y salir del baño ajustando la puerta para no hacer nada de ruido. En cuanto salí al pasillo oí como se cortaba el agua y se corría la cortina. Llegué a mi habitación. Me encerré. Lloré. Sólo un segundo. Luego me reí. Y la sonrisa me duró muchísimo. Me había encantado. Quería más. Quería volver a oler ese rabo. Quería saborearlo. No sabía en lo que me estaba metiendo, pero ese tio me iba a dar muchos problemas.
Espero que os haya gustado. Os animo a comentar qué os ha gustado o qué no os ha gustado, porque si veo que mi história tiene buena aceptación os seguiré contando mi historia con Marc. Quizá esta primera parte ha sido algo más densa, pero no quiero fantasear ni añadir muchas cosas, mi primer contacto con Marc fue así. Si el relato tiene buena aceptación, os seguiré contando, y ya os adelanto que Marc es un garrulo bien cerdo, y que mis experiencias con él van a mucho más.