El canguro de mi hermano

Perdí la virginidad con el canguro de mi hermano pequeño, en el salón. Yo tenía 18 años y el 23. Fue una experiencia muy placentera y gocé como nunca. Pollas, culos, mamadas, corridas y penetraciones.

Era viernes, y como todos los viernes, mis padres tenían como plan ir solos de cena. Yo me iba a ir a dar una vuelta con mis amigos y llegaría tarde a casa, mientras la canguro de mi hermano pequeño se quedaría con él. Pero ese mismo día la canguro de mi hermano se había ido al hospital por motivos familiares, de modo que mis padres avisaron a otra canguro para que se quedara con el pequeño. Lo que cambió definitivamente todos lo planes que tenía fue que mis amigos, a ultima hora, me avisaron de que ese día ninguno de ellos podía quedar.

La canguro llamo a la puerta, y como nadie daba ningún indicio de ir a abrirla, tuve que ir yo. Cuando la abrí, pensaba encontrarme con la típica mujer casi treintañera un poco amargada, pero la persona que estaba detrás de la puerta era un chico bastante atractivo de poco más de veinte años que probablemente haga ese trabajo para pagarse la universidad. Tras decir un breve y tímido "hola" entró en la casa, y tras unos pocos minutos de hablar con mis padres, se marcharon a cenar, dejándonos solos con mi hermano pequeño.

El canguro, que se llamaba Víctor, tenía 23 años; era alto, de complexión normal, pelo castaño y corto, ojos marrones y se notaba que pasaba alguna tarde en el gimnasio.

Tras darle de cenar a mi hermano pequeño Aaron de 3 años, lo llevó al salón para que viera los dibujos animados con él. Yo estaba en la mesa haciendo como que hacía los deberes, muchas veces me quedaba embobado mirándolo, en una de ellas, él se dio cuenta de que le miraba y noté una sonrisa en su cara.

Físicamente, yo soy un chico de mediana estatura, de complexión normal (marcaba pocos abdominales) y pelo castaño.

Víctor llevó a Aarón a su cama a dormir y cuando el niño cayó dormido, vino al salón, donde yo estaba haciendo un zapping por la tele.

-Ahora que tu hermano esta dormido –dijo él- podemos ver una película que he traído que te podría gustar

Metió un disco en el DVD y le dio al "play". En ese momento, en la película aparecían dos hombres corpulentos dándose en sus musculosos culos. Víctor se dirigió hacia a mi.

-Ya verás qué bien nos lo pasamos juntos sin papá y mamá- me susurro al oído, seguidamente, sus labios se acercaron a los míos y comenzó a besarme lentamente, empecé a notar como su húmeda y excitante lengua recorría mi boca.

Aquella situación me excitaba mucho, desataba un morbo increíble en mí. No era la primera vez que un chico me besaba, ni mucho menos, yo tenia 18 años y ya había besado a muchos chicos, pero no había perdido la virginidad.

Continuamos comiéndonos la boca cada vez más rápido y salvajemente, entonces paró y se quitó la camiseta, pude ver su atractivo y depilado pecho y sus abdominales un poco marcados por el gimnasio. Yo también me la quité y continuamos besándonos en el sofá mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. Seguidamente, nos quitamos mutuamente el pantalón, mientras de fondo se oía el orgasmo del tío de la película porno que había dejado puesta.

-Vamos a ver qué guardas ahí abajo- dijo; y poco a poco, me quitó los calzoncillos usando la boca, dejando al descubierto mi pene de casi 17 centímetros.

Se metió mi polla en la boca, y comenzó a moverla cada vez mas rápido, no pude evitar soltar un fuerte gemido, todo aquello era jodidamente excitante. Su boca jugueteaba con mis huevos metiéndoselos enteros en ella y su lengua recorría cada centímetro de mi caliente y dura polla. Yo estaba completamente tumbado en el sofá y Víctor se encontraba a cuatro patas mamándomela con cara de satisfacción.

Empezó a chupar cada vez más rápido y el placer que sentía era cada vez mas intenso, mientras yo miraba alguna vez la televisión para ver la película. Cada segundo estaba mas cachondo y él continuaba la felación, cada vez con más ganas, hasta que le dije "voy a correrme", pero aquello le animó para seguir aun mas, consiguiendo que una pequeña parte del semen cayera en su boca y la otra parte en la cara. Era el placer más fuerte que había sentido nunca.

-Ha sido genial – dije, con la respiración entrecortada – nunca había gozado tanto.

-¿Te gusta, eh? Ahora te toca a ti, veamos si sabes usar bien la boca- dijo.

Tras recuperarme de la corrida, me incorporé y le quite los boxers que llevaba, mostrando un pene que seria unos 2 centímetros más grande que el mío. Aquella polla me resultaba muy apetitosa y estaba deseoso de tenerla moviéndose por mi boca. Se levantó del sofá y se puso de pie, yo le imité y me arrodillé ante él.

Impaciente, me metí su polla en mi boca y comencé a chupar y a mover la lengua con mucho ímpetu, solamente tenía que poner en práctica todas las horas que me había pasado viendo películas porno mientras me masturbaba y aquella vez que probé mi primera polla, la de mi compañero de pupitre, al que se la comí entera en su casa después del instituto, aunque no me follara por completo.

Ahí estaba yo, mamándolesa de rodillas al canguro de mi hermano en el salón, con una película guarra de fondo, cumpliendo así una de mis fantasías sexuales más morbosas.

Notaba como su polla recorría cada rincón de mi boca y mi lengua le ayudaba en la labor de darle la mayor satisfacción posible. En su cara se veían muecas de placer, acompañadas algunas veces de algún respiro o gemido, lo que hacia que yo me excitara más.

-Me encanta tener tu rabo en mi boca, es muy sabroso- dije, y continué con la mamada que le estaba haciendo.

En un momento inesperado, me cogió la cabeza con las dos manos y se puso a mover mi cabeza a su gusto, poniendo más velocidad. Que hiciera eso me encanto, me gustaba que me dominaran, me agradaba la sensación de sentirme dominado. Víctor continuaba, y en un par de ocasiones introdujo su polla en mi boca lo más que podía, casi entera, sentía su glande recorriendo mi garganta.

Al final, note cómo un chorro de líquido blanco brotaba de su pene. Sentí su semen por mi cara y por mi boca, y no pude evitar probar ese caliente líquido cuyo sabor me dio mas ganas de continuar. Me sentía sucio por lo que acaba de hacer, eso me gustaba.

-Te ha gustado, ¿eh? – Dijo – disfrutas comiendo mi rabo y probando mi semen, ¿verdad?, comprobemos como recibe tu culo a mi amiguito.

Me puso a cuatro patas en el sofá, mostrando así mi cerrado ano. Se acercó a el y su lengua se puso a chuparlo con ansia y su boca lo absorbía con esmero. Yo cada vez estaba más cachondo y con más ganas de me la metiera en el culo. Pero no seria la primera vez que algo estuviera dentro de el; en la soledad, ya había jugueteado con mi culo metiéndome mis dedos (cosa que me encantaba hacer). No me lo podía creer, aquella noche iba a perder la virginidad.

-Vamos, hazlo ya – dije – métemela, no aguanto más, ¡Fóllame!

Sin contestar, me hizo caso, comenzó a meterla poco a poco y yo sentí un dolor que se podía soportar. Siguió, y consiguió meterla entera, el dolor era mas grande.

-Madre mía- dijo- tu culo se ha tragado mi polla entera a la primera, es la primera vez que alguien te hace esto, ¿no?, tenias el culo muy cerrado, a ver como encaja esto,

Comenzó a moverse lentamente, sacando su pene para luego volverlo a meter, así unas cuantas veces. En ese momento, lo que yo sentía era una mezcla de placer y dolor que me excitaba cada vez más, él cogió velocidad, y cada vez se movía más rápido, ambos soltábamos algún gemido de vez en cuando y el dolor iba desapareciendo, dejando solo al placer. Notaba como sus huevos chocaban contra los míos y como mi polla volvía a estar tan dura.

Tras un rato de "mete y saca", cambiamos de postura; él se tumbó boca arriba en el sofá y yo me senté encima de su rabo, moviéndome arriba y abajo con su polla dentro continuamente para darnos la máxima cantidad de placer posible. Víctor me agarraba el culo para controlar el ritmo y yo cada vez gozaba mas, no podía parar.

Volvimos a adoptar otra postura, la del misionero; yo me tumbe boca arriba con las piernas hacia arriba y él se tumbó boca a bajo sobre mí, metiéndomela y moviéndose rápido.

-¡Voy a correrme!- dijo excitado

-Vamos- dije yo- ¡hazlo dentro de mí!

Y así lo hizo, sentí como su semen salía e iba por todo mi culo. Ambos nos tumbamos para recuperarnos del esfuerzo. Había sido la experiencia más placentera e increíble que había tenido nunca, mi culo había sido desvirgado y me había gustado.

Desde ese día, todos los viernes, cuando mis padres se van a cenar, en vez de irme con mis amigos, prefiero quedarme jugando con el canguro a nuestros juegos de mayores. Me voy a antes de que mis padres se vayan diciéndoles que he quedado, y cuando ellos se van, sin ser visto, vuelvo a entrar en la casa, listo para ser follado de nuevo por Víctor, preparado para sentir un orgasmo tras otro. El viernes es ahora mi día favorito de la semana y todos los días deseo que llegue. He descubierto un nuevo "juego" que me encanta.