El camping de intercambios 3

Por fin nos ibamos soltando, bueno, mi mujer ya se habia soltado bastante, y mi hora habia llegado.

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A la mañana siguiente me levanté tarde, serian las doce por lo menos. Mi mujer no aparecía por ninguna parte. Di una vuelta por el camping pero no la veía, así que me fui a la playa a buscarla. Por alli estaban nuestras nuevas amistades del camping, pero mi mujer nada de nada. En eso se me acercó la mujer de uno de ellos. Yo la comparaba con Samantha Fox. Rubia bajita, pero muy fuerte. Grandes pechos duros y levantados, muy buen culo, muslos fuertes, guapa, un pedazo de tía. Llevaba un pareo que le cubría desde los pechos hasta medio muslo. Lo llevaba apretado y le marcaba mucho las tetas.

-- ¿Buscas a tu mujer?

-- Si, ¿la has visto?

-- Si. Sígueme.

Se puso a andar hacia el camping y o detrás de ella. No le podia apartar la vista de su hermoso culo que lo contoneaba, sabia que la estaba mirando. Después de un rato llegamos a su caravana.

--      Pasa.

--     ¿Mi mujer esta dentro?

--     Tu pasa.

En eso ya me estaba imaginando que mi mujer estaba follando con su marido, asi que se me puso dura de momento de pensar que la iba a ver follando. Al entrar no vi nada, no se escuchaba nada, solo sentí a aquel bombón que me empujaba en la espalda, entraba en la caravana conmigo y cerraba la puerta. Al girarme pude notar como tenia duros los pezones y me miraba la polla.

--     Mi mujer no esta aquí.

--     No. Tu mujer se ha ido con mi marido y con otro a dar una vuelta en la barca. Le van a enseñar una calita escondida que solo se puede llegar en barca y que nunca hay nadie.

Ya me estaba imaginando a mi mujer follando con los otros dos tíos, y yo con aquella rubia allí. Eso me hizo que se me pusiera a tope de dura. Ella, sin decir nada, dejó caer el pareo, resbalándole por su cuerpo, dejando al descubierto sus preciosas tetas y su chochito depilado. No llevaba puesto nada mas. Se agachó delante de mi, despacio me fue bajando el bañador, hasta que mi polla salto como un muelle, la agarro mirándome a los ojos y empezó a chupármela. No me lo podía creer, era la primera vez que estaba con otra tía desde que me había casado, no estaba seguro de si mi mujer estaría follando o no, pero yo ya no pensaba parar. Estuvo un buen rato chupándome la polla y lamiéndome los huevos. Yo le agarraba la cabeza, hasta que tire un poco para que se pusiera de pie. Nos besamos jugando con nuestras lenguas. Ella me frotaba sus grandes tetas contra mi pecho y no soltaba mi polla. Me empujo hasta la cama donde caí sentado y ella se agacho para seguir chupándome la polla. Al rato me empujo para que me tumbara y se sentó encima de mi polla. No se la metió todavía, se sentó encima. Yo sentía sus labios húmedos y calientes apretando mi polla. Yo le agarraba las tetas y ella se movía. Al momento se levanto un poco puso mi polla derecha y se sentó encima metiéndosela entera.

--     Para para el preservativo.

--     Cállate, aquí digo yo como se folla, además, ya sabemos todas que estas operado, así que no me puedes dejar preñada.

--     Bueno, me gusta la idea, pero es que las…………

--     Que te calles, me vas a follar como yo diga, y no se te ocurra correrte hasta que yo te deje.

Diciendo esto empezó a moverse aumentando el ritmo. Yo le agarraba las tetas pero me quitó las manos y empezó ella a pellizcarse los pezones que parecía que se los quisiera arrancar. Yo me tuve que aguantar para no correrme. Acostumbrado a manejar yo la situación en la cama, que aquel pedazo de rubia me ordenara lo que tenia que hacer y que me follara ella a mi, me ponia bastante.

Después me hizo cambiar varias veces de postura, yo encima, a cuatro patas, ella otra vez arriba, teniendo varios orgasmos, uno detrás de otro, hasta que en una de esas le dije que no podía mas, que me quería correr…….

--     Si cabrón córrete ahora dentro de mi coño, como se están corriendo dentro de tu mujer.

Eso me hizo estallar de golpe. Tuve un orgasmo grandísimo y creo que la llene bien de leche. Ella se puso a comerme la polla y dejármela bien limpita. Estuvimos un rato tumbados en la cama, hasta que ella me dijo que fuéramos a la playa a ver si habían vuelto que ya era tarde para comer.

Llegamos justo a tiempo, a la vez que entrábamos en la playa se veía llegar la barca a lo lejos.

--     Hola cariño, ¿Dónde habéis estado?

--     Hola, que chulo me han dado una vuelta cultísima, hemos estado en una playa solitaria que solo se llega en barca, una pasada.

--     Pues ya pensaba que iba a comer solo, son las tres y media pasadas.

--     Venga, vamos a la caravana, dejé preparadas algunas cosillas para comer.

Al llegar a la caravana empecé con el interrogatorio.

--     Bueno, y….. ¿Qué tal follaban?

--     ¿Queeeeeeeeee? No hijo no, solo hemos dado una vuelta.

--     Siiii, claro, y habéis tardado tres horas.

--     Que no, que no, que no hemos hecho nada de nada.

--     Venga ya, si me lo ha contado la mujer de uno de ellos, la rubita.

--     Ahhhh, muy bien, asi que te has follado a la rubita ¿no? Cuenta, cuenta.

--     No, cuenta tu.

--     Pues si, que quieres que te diga, que los dos están muy buenos. Por el camino se quitaron los bañadores y se quedaron en pelotas. Uno ya estaba empalmado y el otro la tenia morcillona pero se le veía mas grande que al otro. Me invitaron a quedarme desnuda, y como ya me estaba poniendo cachonda pues me quede en pelotas. Mientras uno llevaba la barca el otro empezó a besarme, a comerme los pezones, a masturbarme, a comerme el coño, y yo agarrándole su polla. Total, que por el camino ya tuve mi primer orgasmo. En eso ya habíamos llegado a la playa. Pusieron unas toallas grandes que llevaban y yo no me hice rogar, que quieres que te diga, estaba deseándolo, así que me tumbe en la toalla y les pedí que me follaran. Mientras uno me follaba el otro me metía la polla en la boca. Luego se intercambiaban, me follaron en todas las posturas que te puedas imaginar. Uno me la intento meter en el culo pero me dolía mucho, así que al coño de nuevo. Yo casi no podía ni hablar, siempre tenia alguna polla en la boca. He perdido la cuenta de  las veces que me he corrido. De ellos uno se corrió en mi coño y le paso el relevo al otro. Mientras el otro me estaba follando el primero se pajeo un poco y se le volvió a poner dura, así que me la metió en la boca. Estaban los dos encima mía, no me podía mover, ni podía hablar, la verdad es que me sentía muy puta y eso me excitaba mas aún, así que mientras el segundo se corría en mi coño y me lo llenaba mas aún de leche el primero, el muy cabrón se volvió a correr pero en mi boca. Al principio, la verdad, no quise, pero después eso me hizo sentirme mas puta todavía y me relamí los labios. Ellos me lo decían “que buena puta eres”. Ufff, me ha encantado.

--     Cariño, eres una cabrona, mira como me has puesto la polla de dura.

--     ¿Ah si? Pues ahora cuéntame tu con la rubita.

--     No, veo que estas húmeda y con los pezones bien duros de acordarte lo que te han hecho, así que no te lo voy a contar, te lo voy a hacer.

Así que sin comer ni nada nos desnudamos y nos pusimos a follar como locos en la cama. A mi me costó trabajo correrme, tampoco mucho, me acordaba de lo que me había contado y me corrí, pero en ese tiempo mi mujer se corrió por lo menos tres veces. La muy cabrona se estaba convirtiendo en una buena putilla. Cada día me gusta mas.

................Continuará