El camping
Cuatro amigas a punto de abandonar su adolescencia deciden pasar un fin de semana en un camping donde vivirán experiencias inconfesables.
Las cuatro amigas llegan en tren desde Madrid hasta Alicante, en un pesado viaje de cuatro horas y luego otra hora en autobús hasta Benidorm, cargadas con un par de tiendas de campaña y una mochila cada una. Una vez registradas en la recepción del camping se dirigieron hacia una zona de parcelas bajo unos pinos donde podían montar sus tiendas.
El camping está junto a la playa y todas imaginan lo emocionante que puede ser el fin de semana. Más aún cuando al poco de estar montando sus tiendas un grupo de cinco chicos se les acercan para ofrecerles ayuda. Las chicas están entusiasmadas y no paran de hacer comentarios acerca de lo bueno que están todos. El grupo lo forman tres italianos morenos, de rasgos muy latinos y dos americanos. Uno de ellos es pelirrojo y el otro es un chico negro con un cuerpo de escándalo.
Desde el primer momento, Sam, que así se llama éste último, se acerca a la espectacular Marga con su belleza nórdica. El contraste entre la piel de ambos hace que hagan una pareja perfecta. A Genia quién le gusta… bueno le gustan todos, pero Clifford, el pelirrojo, le parece muy exótico. Por su parte los tres italianos no dejan de merodear y comerles la oreja a todas ellas.
Tras montar el campamento, a media tarde, el grupo de nueve jóvenes va a la playa. Aconsejadas por los chicos se dirigen a la Cala del Tio Ximo . Ésta es una pequeña playa-cala de difícil acceso pero de una belleza y tranquilidad espectacular. Está rodeada de un pequeño acantilado y el agua es cristalina. Una vez allí comienzan a jugar a voley-playa dentro del agua lo que provoca todo tipo de empujones, salpicaduras y algún que otro chapuzón inesperado.
Los equipos de voley son mixtos. Así mientras Sam daba la espalda a Marga esperando que ésta sacara recibió un balonazo en la cabeza seguido de una gran carcajada. El chico se giró con la mano en su nuca y el ceño fruncido mirando a Marga que no paraba de reír mostrando su perfecta dentadura blanca:
-Now you will see –espetó el americano antes de comenzar a correr tras su compañera de equipo.
-No, please, no –gritaba Marga que no paraba de reír mientras trataba de alejarse de Sam corriendo con dificultad dentro del agua.
-Corre, Marga, corre –la animaban sus amigas.
Toto, el italiano de los ojos grises alentaba a Sam al tiempo que se disponía a ayudarle a dar caza a la rubia, pero Genia se lanzó sobre él:
-¿Donde crees que vas guapo? –le gritó antes de abrazarle por detrás y sumergirse junto a él. No desaprovechó la oportunidad para agarrarle el culo.
Silvia no tuvo tiempo de reacción cuando Giacomo se sumergió desde atrás entre sus piernas. Al incorporarse la levantó sobre sus hombros. La chica trataba de aguantar el equilibrio agarrando de la cabeza al más alto de los italianos y tratando de sujetarse a sus rizos negros:
-No, no... –gritaba ella temiendo lo que parecía inevitable.
-L´acqua bambina –dijo el chico riéndose antes de dejar caer su cuerpo de espaldas zambulléndose los dos.
A estas alturas Sam había dado caza a su presa y la sostenía en brazos marcando bíceps. La chica se sujetaba a su cuello. Su melena rubia estaba alborotada sobre su preciosa cara dándole un aspecto salvaje a sus ya de por sí rasgos felinos:
-You are precious but you will not get away yourself from the water –el americano sonreía mientras miraba a los preciosos ojos verdes de Marga.
-No Sam, por favor. Please, please –suplicaba la rubia mirando al chico negro.
-Yes my baby –afirmó rotundo Sam antes de lanzarla al agua.
Pili corría desesperada por zafarse del acoso de Clifford y Piero:
-Vedere qui bella. Non pensate di fare quelcosa –le gritaba el italiano.
-No a mi no... –decía Pili cuya risa le impedía correr más deprisa.
Una vez la cazaron, cada uno de los chicos la cogió por los brazos y las piernas y tras un leve balanceo la lanzaron. Entró en el agua de manera cómica.
Ahora todos reían esperando la salida de la líder de las chicas. Para sorpresa de todos, Pili emergió sin la parte de arriba de su bikini negro que se le había salido al entrar en el agua.
Sin ningún tipo de pudor mostró orgullosa unas impresionantes tetas redondas y duras como piedras, donde sobresalían unos erguidos pezones morenos en el centro de una gran areola:
-Mamma mía, qualcosa piu linda –exclamó Toto.
La chica le guiñó un ojo al italiano de mirada gris al tiempo que con toda su parsimonia volvía a ajustarse el sujetador acabando así con un top-less espectacular.
Tras esta pequeña batalla campal donde las chicas son cogidas en vilo por los extranjeros y lanzadas al agua y éstas en sus intentos por no ser zambullidas se agarran a los cuerpos de sus agresores provocando un intercambio de roces intencionado por bando y bando, deciden tumbarse al sol en sus respectivas toallas. Disfrutando de la tranquilidad de la playa donde tan solo se oye el rumor de las olas. Una leve brisa marina hace que el calor solar sea soportable y puedan adquirir un bonito bronceado. Al final de la tarde y tras disfrutar de la belleza de un Mediterráneo crepuscular todos juntos quedan en salir a tomar unas copas de noche. Se encontrarán en un chiringuito en la playa para bailar.
En las duchas del camping, las chicas entran de dos en dos, como siempre separadas por amistad. Pili y Marga ocupan una. Genia y Silvia ocupan otra. Estas son íntimas amigas desde niñas. Comienzan a jugar y a lavarse una a otra. Aunque parece de lo más normal e inocente, el juego les provoca una excitación que les lleva a abrazarse. Totalmente enjabonadas sienten como sus cuerpos calientes están pegados y resbalan uno contra el otro. Sus pezones reaccionan poniéndose erectos al frotarse entre ellas provocándoles un escalofrío que recorre toda su piel. Entrecruzan sus piernas haciendo que sus vellos púbicos se toquen produciéndoles una sensación de infinito placer. Se acarician la espalda bajando hasta sus nalgas. Genia recorre la raja del culo de Silvia con su dedo anular desde la rabadilla hasta rozar el vello púbico mientras ésta acaricia las maravillosas tetas de su íntima amiga recreándose en los endurecidos pezones morenos, los pellizca arrancándole un suspiro. Sienten como sus sexos se humedecen con ardientes flujos y sus clítoris laten de excitación. Silvia se excita al notar la mano de Genia apretar una de sus duras nalgas hasta producirle un placentero dolor cuando le clava las uñas. Silvia le corresponde posando su mano izquierda sobre su sexo. Lo hace con delicadeza, como si tratase de coger una fruta madura y prohibida. Desliza sus dedos a lo largo de la ardiente hendidura vaginal, desde la entrada junto al ano hasta el mismo clítoris. Introduciendo tan solo una falange en el interior y manchando sus dedos con el caliente fluido viscoso de su amiga. Genia gime y nota como sus pezones se retuercen sobre sí mismos endureciéndose aún más hasta un límite casi doloroso, llevando su excitación hasta el éxtasis.
Silvia lleva sus dedos hasta sus labios y clavando sus ojos en los de su amiga los lame con deseo antes de introducírselos en la boca. Ambas se miran, cierran sus ojos y se besan largo, metiéndose la lengua mientras el agua caliente cae sobre sus preciosos cuerpos desnudos de adolescentes… sin llegar a más salen de la ducha con un tremendo calentón en silencio. En sus cabezas se instala una sensación de confusión, ambas amigas tienen claro que su tendencia es heterosexual, pero lo que acaban de sentir en la ducha ha sido muy placentero y excitante. Nunca antes habían sentido ningún tipo de atracción la una por la otra.
Las cuatro amigas llegan al lugar donde han quedado con los chicos. Vienen todas vestidas con ligeros vestidos de colores claros que realzan el bronceado que les ha provocado la tarde en la playa. El lugar es un chiringuito muy grande con un suelo de madera. Tiene un pequeño escenario donde una banda aficionada versiona muy buena música de Dire Straitrs, The Eagles, U2, etc. Delante del escenario muchos turistas están bailando junto al grupo de jóvenes. Entre caipirinhas, risas y bailes van pasando las horas y se van volviendo más cariñosos todos. Transcurridas un par de horas deciden ir a la arena de la playa. Es una preciosa noche estrellada, donde el rumor de las olas rompiendo en la orilla y la música de la banda del chiringuito a lo lejos, acompañaba a los nueve jóvenes. Una vez allí, nadie sabe de donde, Toto uno de los guapos italianos saca una guitarra y comienzan a tocar. Por otro lado, Piero trae unas botellas de Jack Daniels y sirve chupitos para todos. Sam, el americano ha sacado una bolsita de marihuana con la que empieza a hacer un par de porros.
Las chicas, llegado este punto, se sienten eufóricas al poder vivir una fiesta transgresora, compartiendo drogas, sexo y alcohol con unos desconocidos extranjeros. Pasados los años estas vivencias deben formar parte del curriculum secreto de mujeres que se precien de haber vivido y que algún día contarán a sus nietas como demostración de una juventud divertida e independiente, con la sensación de añoranza de haber disfrutado esa época a tope.
Poco a poco el grupo se va separando mientras desde el bar de la playa llegan las notas de Sweet child o´mine quedando unido para siempre en la memoria de las chicas el tema de Axel Roses a este inolvidable momento de gloria. Los primeros en irse son Marga y Sam. Cogidos de la mano se alejan descalzos por la orilla hacia unas dunas. Genia que está siendo seducida por Giacomo diciéndole piropos a su oído “… eres molto bella bambina …” con una voz grave que hace que su cabeza de vueltas, se acerca a Clifford y le besa en el cuello a lo que el americano responde comiéndole la boca. El italiano se siente despreciado pero antes de que se vaya Genia se gira y le besa en los labios a él también antes de sonreírle de manera pícara. Tras esto se levanta y coge de las manos a los dos chicos para que le sigan. Giacomo concluye “… e una diavola …” su voz vuelve a hacer estragos en la libido de la chica.
Toto hace tiempo que dejó de tocar la guitarra y se come la boca con Silvia que recorre el cuerpo del chico con deseo. A su lado, Pili y Piero intercambian whisky directamente de boca a boca antes de acabar rodando por la arena abrazados.
A lo lejos se oyen los gritos de Marga al ser penetrada por Sam. La amiga que siempre se había mostrado tan discreta se ha destapado como una bomba sexual que exige al americano que se la folle con fuerza. Éste conociendo su potencial no escatima en esfuerzos.
Al otro lado de las dunas, Genia se lo está montando con los dos amigos al mismo tiempo. Aquí no cabe sorpresa ya que la chica siempre ha sido muy lanzada. Esta noche Genia pierde su virginidad anal. Primero a cuatro patas y luego mediante un sándwich donde los chicos alternan sus agujeros. Ella es insaciable y aprovecha la ocasión para disfrutar de varios polvos brutales.
En el lugar de origen, Silvia está boca arriba con las piernas abiertas mientras Toto se la mete con ganas, ella que hace poco que ha perdido su virginidad siente un poco de dolor antes de disfrutar de un gran orgasmo agarrada al prieto culo de su amante. Tiene la extraña necesidad de sentirlo muy adentro. Junto a ellos Pili cabalga a Piero al tiempo que le araña el bien tallado torso y se acaricia las tetas con gritos casi exagerados al sentir el falo del italiano profanar su sexo. Al poco se intercambian los amantes y ahora Silvia está a cuatro patas recibiendo las embestidas de la dura polla de Piero contra su coño. En este momento se da cuenta que el italiano está mucho mejor dotado que su amigo cosa que le produce una excitación incontrolada hasta el orgasmo.
Pili yace boca abajo con una toalla bajo su pubis que le hace levantar su culito facilitando así que Toto la sodomice. Él la tiene cogida por la cintura y le da muy fuerte. Ella que disfruta del sexo anal da gritos y gemidos de placer. Se masturba con ganas y logra correrse al tiempo que su amante lo hace dentro de su ano.
Las chicas se despiertan muy tarde, sobre las tres. La noche anterior ha sido muy larga. Los chicos se despidieron de ellas a las seis de la mañana después de ver despuntar el sol todos juntos en la playa. Hoy se volvían a Italia. La temperatura exterior unida a la transpiración corporal hace que el aire dentro de las tiendas de las chicas sea denso con un penetrante olor dulzón mezcla de alcohol, sudor y fluidos corporales.
Poco a poco, las cuatro amigas se van levantando con una sensación de satisfacción y placer que les dibuja una amplia sonrisa en sus caras. Tras coger unos bocatas se van a la playa. Resacosas por los excesos de la noche anterior tienen la intención de pasar lo que resta del día tumbadas al sol comentando los detalles de la orgía nocturna.