El Campesino Fortachón 3.- La ducha

Sus hermanos ya estaban alrededor observando como Juan era desvirgado y penetrado por primera vez.

El Campesino Fortachón 3.- La ducha

Juan admiraba a cada uno de sus hermanos más que nunca, de ellos estaba aprendiendo lo mejor del mundo “la satisfacción del mejor sexo masculino”.

Estando en el baño esa mañana, Erick se acercó a Juan para tallarle la espalda con un paste de baño y fue bajando en círculos hasta llegar a ese par de nalgas bien paraditas y duras de Juan.

Erick a medida bajaba restregando la espalda de su hermanito, con la otra mano se apoyaba en uno de los hombros y así sostenerse mejor al frotarlo al tiempo que su verga fue tomando tamaño y robustez.

Erick podía sentir como fluye la sangre por las venas de su pene y como este apuntaba cada vez más a la raja del culito de Juan, Erick pegó su glande a la raja del culo por el cual escurría un pequeño río de jabón y se internaba entre ambas nalgas.

Juan pudo sentir la cabeza de la verga de Erick pegada a sus posaderas y sintió un pequeño escalofrío recorrer todo su cuerpo, pudo sentir como la mano libre de Erick bajo por su espalda y tomándolo por el costado de su cadera lo jalaba con firmeza al grado que el glande de Erick ya comenzaba a introducirse en la raja de su culo.

Juan estiró su brazo hacia atrás y sintió la cadera de su hermano Erick acercándose milímetro a milímetro al tiempo que entre sus nalgas algo grueso y caliente comenzaba a hacer contacto con su virgen ano.

La sensación era sabrosa, el jabón que todavía caía por su raja servía de lubricación para que esa estaca de carne pudiera entrar con mayor facilidad entre ese par de sabrosas nalgas virgas.

Erick podía sentir la presión de esas montañas al apretar su verga y podía sentir como luchaban por evitar que su tesoro escondido fuera allanado por un cincel de carne tan largo y grueso como el suyo.

Todo se estaba dando sin pensarlo, sin premeditación alguna; era un encuentro casual en el baño junto a todos sus hermanos.

Erick  dejo caer el paste de baño para tomar a Juan por sus caderas y tener un mejor control, Juan por su parte torció  su tronco para poder estampar en los labios de Erick un sabroso beso del que Francisco se percató y dijo en voz alta “que rico beso hermanitos” y los demás voltearon a ver donde estaba ocurriendo eso.

Realmente era un beso rico, un beso tierno y sensual.

Ambos rieron un poco por lo expresado por Francisco, pero no dejaron que sus cuerpos se separaran, al contrario; Juan arqueo un poco su espalda para que la verga de Erick pudiera hacer mejor presión y comenzar un leve movimiento de empuja y retira para hacer un punteo en el culito virgo de su hermanito.

El punteo estaba delicioso, Erick podía sentir que su pene se templaba aún más y como el culito de Juan era penetrado en cada punteo un milímetro más adentro.

Sus hermanos ya estaban alrededor observando como Juan era desvirgado y penetrado por primera vez.

Unos se besaban entre si, otros acariciaban una verga vecina, una nalga bien durita y todos con sus garrotes bien parados.

Al comenzar a ensartarse con aquel garrote de carne que se carga Erick Juan no pudo menos que emitir un fuerte quejido que causo un pequeño brinco haciendo que la verga saliera.

El dolor inicial de esa punzada fue grande, duró unos segundos interminables y Erick lo abrazó, le besó el cuello, los hombros disculpándose; Juan le dijo “ya pasó hermanito, estoy bien”.

Y en eso sintió como una cabeza se coló entre sus cuerpos para lamer el ano adolorido y llenando ese receptáculo de muchísima saliva, misma que serviría como lubricante para una mejor penetración.

Erick retomó su posición y colocó la punta de su verga en el pequeño orificio de Juan, esta vez pudo notar la lubricación que su hermano Norbel había depositado y que ambos iban a agradecer.

Juan arqueó nuevamente su espalda y pudo sentir como su culito era penetrado, nuevamente un poquito de dolor, unos segundos de angustia y pasión.

Erick pudo sentir como su glande iba penetrando a Juan y como lentamente entraba con suavidad en una cavidad nunca usada por nadie más.

Tenía el honor de desvirgar a su hermano tal como le había ocurrido a él mismo junto a Ramón.

Ya tenía media tranca adentro y su hermanito emitía sonidos guturales, tenía los ojos cerrados y sus manos estaban pegadas a sus caderas marcando la profundidad de penetración necesaria para no sentir dolor.

Erick pasó sus manos por el frente de Juan haciendo que se pegara a su pecho y las fue bajando por su pecho hasta llegar a su estómago para poder asirlo mejor hacia él.

Juan pudo sentir que el dolor había desaparecido y que su hermano lo estaba ensartando con una lanza de pura fibra masculina, una fibra gruesa y rebosante de muchas venas que estaban bien templadas para hacerle sentir lo más delicioso de todo ese mundo de placer.

Juan sentía como su interior era recorrido por ese garrote que le entraba a lugares que jamás pensó que podría llegar a sentir y que se llegara a sentir tan rico el ser penetrado, el hecho de estar ensartado así lo hacía sentir su cuerpo con mayor sensibilidad y en su mente podía imaginar como la verga de su hermano lo iba perforando.

En eso estaba Juan cuando Sigfrido sin decir nada se apoderó de su verga y se la zampó hasta el fondo, podía sentir como su propio glande había traspasado la campanilla de Sigfrido y seguía rumbo a dentro de su garganta.

Sigfrido estaba haciéndole una garganta profunda espectacular, tener a ese par de machos a su disposición y goce es grandioso.

Rápidamente Sigfrido comenzó un mete y saca de verga en su garganta de tal manera que literalmente Juan lo estaba cogiendo por la boca.

Iñac se colocó atrás de Sigfrido y comenzó a lamer su culito que estaba paradito y respingón.

La lengua de Iñac comenzó a entrar en la cavidad anal de su hermano Sigfrido en forma de un rollito de tierna carne y metiendo por allí saliva.

Iñac dejó de lamer y de un solo encajó su riata en el culo de Sigfrido que solo pudo emitir un ruido desde su garganta ocupada por la verga de Juan que al ver como Iñac se enculaba a Sigfrido pudo sentir la vibración del gruñir de Sigfrido en todo lo largo de la verga y principalmente del glande que le tenía metido en la garganta a su hermano mayor.

Los demás al ver como tenían a Juan y a Sigfrido uno a uno se fueron sumando al grupo mamando una verga, lamiendo el culito del otro y tanto a Erick como a Iñac los fueron penetrando.

El primero en sentir como se lo clavaban fue Erick al que lo ensartó Norbel, luego a Iñac lo penetró Miguel, a Norbel lo enculó Ramón, a Norbel le metió la paloma Manolo y a Miguel se lo cogió Francisco.

Este grupo de hermanos habían estado juntos todos, habían tenido encuentros sexuales unos con otros pero nunca, nunca habían cogido y sido cogidos al mismo tiempo unos a otros formando un tren sexual en el que se podía sentir el calor de esa locomotora que tenía en vez de vagones de tren a un hermano ensartando a otro.

El rugir del tren era suplantado por los quejidos de placer y satisfacción de cada uno de esos sabrosos culos que eran penetrados por ricas y apetitosas vergas juveniles.

En cuanto una verga entraba la otra salía y sabrosísimo sentían los que estaban al medio, todos estaban gozando de lo sabroso con ese tren de carne humana.

Riquísimo estaba pasando Juan en su iniciación como pasivo.

Todo estaba ocurriendo como un gran festín, todo era gozar y sentir de lo mejor.

Juan tenía su culito bien rellenito de un gran salchichón campesino, la salchicha de su hermano que le estaba frotando su próstata de tal manera que sumando la espectacular mamada que Sigfrido le aplicaba comenzó a lanzar chorros de semen que eran depositados en el interior de la garganta de su hermano y que este tragaba con enorme glotonería.

Fueron grandes bufidos de placer los que pegaba Juan y Erick al sentir los apretones en su verga que eran producto del ano de Juan al expulsar todo ese semen por su verga, también comenzó a llenar el intestino de Juan con su esencia.

En eso estaban estos dos cuando comenzaron los demás a dejar salir sus jugos y de esta manera celebrar la iniciación de Juan como versátil.

Luego un regaderazo bien ganado y alistarse para ayudar a papá en el campo.

Todos fueron saliendo uno a uno y al final quedaban Juan y Erick.

Juan aún desnudo y mojado se acercó a Erick y tiernamente le beso con un beso suave y cálido al tiempo que le dice: “Erick, gracias por ser tu el que me desvirgara; fue grandioso”.

Ya saben lo de los nombres y lugares, … por lo de conocer a los implicados.

Hasta pronto.

Escriban a:

Joanve09@gmail.com