El campamento V: Orgía sexual (Fin)
Fin del relato sobre lo ocurrido en la acampada. Marta cabalga a Alvaro hasta que este se corre, mientras Sandra y yo nos tocamos juntas.
Continuación directa del relato anterior “El campamento IV: Orgia sexual”.
De nuevo ahí estaba, con la cara con varios chorros de corrida y las tetas completamente empapadas por ese líquido blanco-translucido. Oscar se había quedado a gusto llenándome las tetas, y más cuando Laura comenzó a limpiarle lo que había quedado impregnado en su rabo.
Su lengua recorría lentamente el cuerpo de su polla esmerándose en dejarla reluciente, hasta que finalmente introdujo su punta en la boca para lamer la última gota que quedaba en su glande. No llego a tragarla ni succionarla, pero la habilidad con la lengua de Laura era increíble. Oscar respiraba agitadamente debido al reciente orgasmo mientras observaba como Laura cumplía con la terea que le había encargado.
Sandra aún seguía con sus manos entrejuntando mis pechos, que poco a poco se iban resbalando por la corrida. Me mordí un labio para limpiarme un chorro de corrida que había salpicado mi cara. Dos chicos se habían corrido encima mío la misma noche, eso me ponía cachondisima, creo que incluso durante la corrida de Oscar en mis tetas, tuve un pequeño orgasmo. Disfrutaba enormemente observando cómo les proporcionaba un placer inconmensurable.
-Aquí tienes tu petición.- Dijo Marta refiriéndose al reclamo de Alberto por verles follar. Alvaro estaba tumbado en el suelo de la tienda, y Marta le montó como quien se sube a un caballo, de forma lenta y sensual. Su culo daba a nosotros, que podíamos ver como cogía la polla de Alvaro y, una vez colocada sobre él, la llevaba a su coño. Marta movió el culo lentamente hacia abajo hasta que la visión de su polla se perdió entre los cachetes del increíble culo de Marta, redondo y firme. -Joooder.- Dijo Lucía, que no dejaba de tocar la polla de Juan sobre su pantalón.
Alvaro comenzó a hacer fuerza con sus caderas, haciendo que el cuerpo de Marta subiese y bajase lentamente. La envestía lentamente, de una forma un tanto romántica, y Marta gemía con cada uno de sus movimientos. Era la primera vez que veía a alguien follando y la verdad no me podía imaginar lo que ninguno sentiría, pero si que podía notar como me subía la lívido solo de verlos tan cerca.
Al fin Sandra soltó mis tetas, la miré y ví que también se había quedado atontada mirándolos. Un chorro de semen de Oscar recorría desde sus labios a su mejilla. -¿Es que os vais a quedar ahí mirando hasta que acabe la función?- Alvaro hablaba mientras seguía follándose a su novia, cada vez más rápido con sus manos pegadas a su cintura. Hacía fuerza por mantenerla quieta mientras embestía rápidamente el coño de su novia. Técnicamente era el turno de Oscar, pero cuando le miré ví que estaba de nuevo besándose con Laura, sus manos recorrían febrilmente su cuerpo, estrujaban sus pequeñas tetas, bajaban por su cintura y tomaban su culo con fuerza, mientras ella, sostenía aun la polla de él, que poco a poco iba perdiendo fuerza.
Parecía que el juego había acabado, y aunque ahora había empezado otra fase, me sentía perdida sin saber que hacer ni cómo hacerlo, Marta, que hasta ese momento se encargaba de introducirme en todo esto, ahora estaba ocupada saltando sobre la polla de su novio.
Por otro lado, Lucía había decidido sacar la polla de Juan del pantalón de nuevo, reluciendo por sus dimensiones, concretamente por lo gorda que era. -Espera, cielo, vamos a cambiar de posición.- Dijo Marta descabalgándolo.
Marta se colocó a cuatro patas sobre la tienda, esta vez de cara a nosotros, mientras su novio se preparaba para metérsela de nuevo. La polla de Alvaro estaba totalmente dura. Se encargó de darle unos golpecitos sobre el culo antes de metérsela. -Oscar, devuélvele el favor a Lau, quieres. Cómele el coño.- En ese momento supe que Marta disfrutaba más de dar las órdenes y controlar la situación que de lo que pasaba. No la culpo. Alvaro la agarraba por la cintura mientras comenzaba a golpear su culo con su pelvis. El coño de Marta acogía las envestidas de su novio mientras su cuerpo se zarandeaba. -Y tu, ahhh, ohhh…. Haz lo mismo con el coño de Lucía.- Le dijo a Juan entre gemidos.
Yo solo podía mirar absorta la cara de vicio de Marta, mientras Alvaro se centraba el penetrarla de forma rápida y concisa. En ocasiones le daba un sonoro cachete en el culo, pero el ruido que dominaba era el del choque de sus cuerpos. -¿Es esto lo que querías?- Le dijo a Alberto que les observaba sin pestañear. -Que te folle más fuerte.- Alberto lo dejó claro.
-Dame mas duro.- Alvaro no obedeció hasta que se lo pidió su novia. Podía observar como cogía impulso arqueando su espalda cada vez que la penetraba. Con cada golpe Marta se tenía que esforzar por mantenerse a cuatro patas, sin caer al suelo, y su melena se movía sin parar tapándole la cara. Notaba el semen resbalar por mis tetas y mi coño deseando correrse de placer. Deseaba participar de alguna forma, y cuando miré a Sandra, supe por su mirada que ella también.
Juan le comía torpemente el coño a Lucía, que tenía los pantalones a medio bajar, eso sí, no perdía la oportunidad de tocarle las tetas mientras tanto.
Oscar parecía hacerlo con más pasión. Pude ver su cara hundida entre las piernas desnudas de Laura, la cual no paraba de gemir entre suspiros. -¿Y nosotras?- Preguntó Sandra.
Marta no respondía. No porque no quisiese, sino porque únicamente tenía voz para gemir ante las descomunales envestidas de Alvaro. Únicamente podía mirarnos con el rostro lleno de sudor, esperando que aquello terminase, pero deseando que nunca lo hiciera. Pensé en decirle a Alberto que nos comiera el coño, pero él quería mirar como follaban, así que le dimos un buen show.-Ven.- Le dije a Sandra mientras me acercaba a Alvaro y Marta.
Tomo mi mano y la note con restos del semen de mis tetas, se me escurrió un poco, pero la garre firmemente para acercarnos a Marta. Alvaro seguía a lo suyo, destrozándola el coño.
-Limpianos.- La dije a Marta, y acto seguido acerque mis tetas a su cara, la cual se acabó estrellando en el charco de corrida tras una envestida. Alvaro no pensaba parar para darnos el gusto, pero no queríamos limitarnos a mirar. En la cara de Marta se hacían quedados restos de semen, lo que aumentó con los sucesivos impactos sobre mis tetas. Aquello me gustaba, sentir su cara contra mis tetas mientras follaba, tenia cierto encanto. -A ti te limpio yo- Acerqué mi cara a la de Sandra, y pude observar su tez morenita y el brillo de sus ojos. Pasé el borde de mi lengua por sus labios, retirando el rastro de semen. Cuando sentí la humedad de sus labios un escalofrío recorrió mi cuerpo. Luego pase mi lengua por sus pómulos limpiando al resto. No me limite a eso, lamí sus mechones de pelo llenos de corrida y su frente, hasta dejarla totalmente limpia. Alvaro agarraba de pelo a su novia sin dejar de penetrarla.
-Sois unas guarras, me encanta.- Dijo Marta entre gemidos mientras seguía acogiendo el pene de su novio dentro de su coño. Entonces me coloqué junto a Alvaro, echando un vistazo a la penetración. Marta aprovecho para agarrarle las tetas a Sandra y levantar un poco su cuerpo. Sin decir nada llevé mis manos a la base de la polla de Alvaro, y la agarré siguiendo el ritmo de las envestidas, como si yo la moviese para que le follase. Pude notar la melena de la polla de Alvaro mojada por los flujos sexuales, y el coño de mi amiga totalmente empapado. Alvaro, imitando a su novia, decidió dejar de ignorarme para agarrarme las tetas, aunque deduzco que se arrepintió un poco cuando las notó llenas de corrida. Aún así las estrujó con rabia mirándome a los ojos. Yo agarraba su pequeña polla mientras seguía dándole con fuerza.
-Me voy a correr.- Anunció. -Correte.- Le dijo Marta dándole vía libre. Yo seguía con mi mano agarrando la base de la polla de Alvaro, así que decidí hacer fuerza para sacársela de dentro. La polla salió al completo llena fluidos. El condón estaba completamente empapado, dejándome tocar a la perfección cada centímetro. -Quítalo.- Dijo Alvaro sin soltar mis tetas. Comenzó a masajearlas haciendo que me revolviese por dentro. Agarré la punta del condón y lo retiré. Su polla estaba casi temblando, con el glande hinchadísimo del cual resbalaban gotas, Alvaro la acercó a la entrada de su coño, rozando sus labios, yo seguía el rumbo que me marcaba sin soltarla todavía. Estire los dedos para rozar también el coño de Marta. Alvaro apretó mis pechos, sabía lo que significaba, y en menos de un segundo comenzó a chorrear semen sobre el culo de Marta, sobre el cual cayeron entre 4 y 5 chorros de corrida que acabaron resbalando por sus muslos. Podía sentir en mi mano el chorro de corrida abriéndose paso por sus venas hasta salir despedido por su glande.
Mi mente estaba poblada de malos pensamientos. Quería dejar reluciente la polla de Alvaro, pero al mismo tiempo quería probar el semen sobre el culo de Marta. Deseaba tocar su coño o rebozarme con ella y Sandra, pero en lugar de eso me deje caer sobre el suelo.
Hacía tiempo que había perdido mis bragas, así que me llevé las manos a mi chocho mojado y comencé a frotarlo lentamente. Marta y Sandra me miraron, y Sandra se acercó a mi mientras Marta volvía con su novio. Se colocó junto a mi también sentada e hizo lo mismo. Estábamos sentadas la una junto a la otra, cada uno sobándonos nuestro coño, mientras echábamos una ojeada a la que hacía la otra. Mis dedos recorrían la parte alta de mis labios frotando sobre mis pelitos. Al fin iba a explotar todo lo que tenía dentro, aunque me sentía incompleta aún. Pasé una de mis piernas por encima de la de Sandra, de modo que se cruzaban. Ninguna dijimos nada. Seguía masturbándome como nunca lo había hecho hasta ese momento, con rabia, con pasión, con ganas…
Podía ver como los fluidos de mi coño se pegaban a mis dedos que no dejaban de frotar. Sandra comenzaba a tener una respiración entrecortada. Sus pezones estaban duros como rocas cuando pasé mi otra mano por ellos para aplastarlos. Fuí bajando poco apoco con esa mano hasta llegar a su vientre. No sabía si ella quería que continuase, pero después de todo lo ocurrido no podía parar. Lentamente fui bajando hasta llegar a su pelvis, y fue la mano con la que se tocaba, la encargada de recibirme. Puso su mano sobre la mía y la condujo rápidamente hasta su coño, al mismo tiempo que colocaba su otra mano en el mio. Ahora masturbábamos cada una a la otra.
Nunca nadie me había tocado, pero el placer de sentir su mano haciendo lo mismo que la mía me excitaba el triple. Mi chocho estaba encharcado, pero el de Sandra más. Comencé a mover mi mano frenéticamente hasta que decidí meterla un dedo dentro. Su mano dejo de tocarme, y dejándose caer en el suelo continué, ahora penetrándola con el dedo. -No puedo más.- Me dijo al final casi temblando de las convulsiones. Saqué mi dedo y terminé de acariciarla los labios una última vez, y continué con el mio.
Haber satisfecho a tanta gente era lo que más me llenaba. Sentir el orgasmo de Sandra había sido casi mejor que tenerlo, pero es que mi corazón y mi coño palpitaban cada vez algo así pasaba. Marta se acerco con la polla desinflada de Alvaro en la mano.-No te asustes.- Dijo
Alvaro se colocó junto a mi, y Marta, condujo su polla, al igual que yo hacia antes, hasta la entrada de mi coño. Lo tocó primero con su mano y luego con el rabo de su novio. -Estas muy caliente.- Yo no dije nada. Comenzó a masajear mi coño con la polla de su novio, como si de un dildo se tratase. No funcionaba del todo, porque no estaba dura, pero la sensación era sublime. Dejaba su glande sobre mis labios y lo movía lentamente en círculos sobre mis labios, en torno a la entrada de mi coño. Yo estaba que no podía más. Marta colocó su polla sobre mi vientre y sus huevos sobre mi chocho, como si me hubiese penetrado.
-Dios eso ha sido increíble.- Dije recuperando el aliento. Marta me toco las tetas y después de ayudó a levantarme.
-Eso no ha sido nada.- Dijo ella restándole importancia. -Aún te quedan muchas cosas por probar.- Sentenció.
Esa noche terminó ahí. No quisimos continuar bebiendo ni comiendo por el cansancio. Laura y Oscar se habían ido a dormir juntos para cuando nos incorporamos los demás, y Juan y Lucía se limitaban a mirarnos, por lo visto también estaban ya agotados. Alberto había desaparecido, fue el que más desconcertado me dejó, aunque más adelante supe más sobre sus filias sexuales. Mata y Álvaro se fueron a dormir juntos también, prometiendo que otro día nos reuniríamos para volver a jugar.
Yo me fui a dormir con Sandra. Decidimos dormir desnudas. Su personalidad, al igual que la de Marta me atraía, pero de una forma diferente, sentía querer estar con ella para todos mis encuentros sexuales. Dormí agarrando sus tetas como una niña pequeña mientras ella sonreía pícaramente.
Y eso fue lo que sucedió durante la acampada, amigos y amigas. Muchas gracias por seguir esta serie de relatos que fue mi “despertar sexual”. Sé que no fue gran cosa a nivel de sexo, pero tenía 18 años y para mi aquello fue espectacular. No fue hasta mas tarde cuando perdí la virginidad… Si queréis puedo contar alguna historia de menos calibre del campamento, mis andanzas en la universidad con Lucas (Del relato “Una mamada en el baño, un polvo en el bar”) o una historia con un joven chico al que daba clases extraescolares hace unos años. Me gustaría saber que os interesa leer. ¡Muchas gracias de nuevo, y nos leemos!