El campamento III: Acampada sexual.

Finalmente llega la noche de la acampada, y lo que empieza siendo el juego de la botella termina teniendo una conversión sexual. Pajas, mamadas, corridas.... y promesas de más.

Continuación de la saga "Campamento". Se recomienda leer las dos historías anteriores para comprender todo bien.

Durante las horas previas a la acampada las chicas aprovechamos para ponernos monas. Sabíamos que iba a ser una gran noche, y después de lo que había pasado previamente con Marta en el baño yo intuía que estaría cargada de tensión sexual, y por primera vez en mi vida, lo estaba deseando.

Me puse una camiseta blanca básica y una cazadora de flecos bastante cortita por encima, acompañando a unos pantalones negros que eran mis favoritos. Por debajo solo llevaba unas braguitas rosas, ya que durante el campamento no me gustaba usar sujetador y mis pechos se mantenían en su sitio. Finalicé haciéndome una trenza que llegaba a la mitad de mi espalda.

Marta por su parte no varió mucho su estilo. Llevaba una camiseta rosa que no llegaba a taparle el vientre, y unos pantalones de cuero negros que más bien parecían una segunda piel. Su melena estaba totalmente lisa y suave.

También me sorprendió Sandra, que fiel a su estilo llevaba una sudadera negra abierta y debajo un top deportivo azul oscuro. Sus pantalones eran unas mallas negras que se le pegaban también bastante, reafirmando su culo. El toque diferente se lo daba la gorra negra que llevaba puesta. Me gustaba su estilo urbano.

Los chicos sin embargo no parecían preocuparse tanto por su imagen. Tan solo puedo destacar a Alvaro, el cual solía ir siempre bastante moderno, aunque también conservador, y Javier, cuya sencillez no le sentaba nada mal.

La noche comenzó con unos juegos que habían organizado los monitores, no nos lo pasamos mal, pero todos estábamos deseando que llegase la noche. Durante estos momentos Marta y yo comentamos que encontrábamos algo extraño a Joseba después de lo sucedido. No se dirigió a nosotras en toda la noche, a pesar de no quitarnos el ojo de encima.

Llegó el momento de organizar las tiendas de campaña. En la nuestra nos juntamos Marta, Sandra, Laura y yo de chicas, junto con Alvaro y Oscar. Los primeros momentos los pasamos charlando, esperando a que los monitores se durmiesen para comenzar con nuestro plan. La tienda era bastante grande, y tenia tres pequeños huecos destinados a dormir, donde dormíamos en parejas, y una gran estancia central. Alvaro y Marta iban juntos en una de estas estancias, no se querían perder el momento de achuchones. Laura había conseguido emparejarse con Oscar ya que pretendía conseguir algo más con el durante esa noche. Así que por descarte, Sandra y yo dormíamos juntas en el tercer bloque.

-Entonces le enseñasteis las tetas a ese palurdo de Javi.- Comentó Oscar sobre el tema más deseado de conversación.

-Ese era el trato. Todos lo estabais deseando, si preferisteis que ganase él.- Respondí directamente. Todos echaron a reír y se hizo el silencio por un momento. Pese a se verano la noche era un poco fría, y Sandra y yo nos arrimábamos la una a la otra bajo los sacos de dormir para mantener el calor.

-Además no fue el único que nos vió las tetas, también estaba con el Asier.- Continuaba Marta explotando el tema.

-¿El pajero? Vaya pues si que ha tenido que disfrutar viéndote las tetas Miri.- Contesto Laura.

-De hecho se corrió en los pantalones, lo pude ver.- La dije.

-Vaya, así que te fijaste en su polla eh, ¿y que tal era?-  Alvaro sacó al bromista que llevaba dentro. Podía ver como se movía debajo de su zona del saco, seguramente aprovechando para meter mano a Marta. De vez en cuando se daban un par de morreos.

-Pues no lo sé. Al menos el se la guardó en los pantalones, no como Javi.- Le contesté. Todos se quedaron alucinando ante el dato.

-¿Javi se sacó la polla?- Preguntó, dirigiéndose sobre todo a su novia.

-Y se toqueteó un poco.- Le dijo Marta con todo el desparpajo. Parecía que a Alvaro no le hacia mucha gracia el tema, pero la actitud de Marta era impasible.

-¿Y como la tenía?- Preguntó Sandra junto a mi.

-Tampoco es que haya visto muchas pollas, pero no muy grande. Delgada y larga. Le brillaba la punta.- Todos se echaron a reír con el último dato que aporté a la conversación.

-Pero tranquilo cielo que esta noche estas tetas son todas tuyas.- Le dijo Marta a Alvaro siguiendo el tono de broma y meneando sus pechos.

Alvaro y Oscar salieron poco después de la tienda a por el alcohol que había conseguido colar gracias a la ayuda de uno vecinos del pueblo cercano al campamento y regresaron al de pocos minutos con un par de bolsas. Comenzaron a sacar todo, principalmente eran cervezas y una botella de tequila, a parte de una botella de vino que Álvaro se guardó para él y Oscar.

Nos preparamos para beber, juntándonos todos en el salón de la tienda, y otro grupito de amigos del campamento aprovecho para unirse a nosotros. Por lo visto Oscar y Alvaro habían alardeado de que tendríamos alcohol, y los nuevos estaban interesados en unirse a nosotros a cambio de compartir las pizzas que tenían. Al final decidimos añadirles, y nos juntamos todos. Éramos los 6 de antes más 4 nuevos, Juan, un chico regordete pero majo, con el pelo rizo y entusiasmado por beber, diria que la también tenia 16 años pero no lo se a ciencia cierta.  Alberto, un chico alto y rapado, era bastante guapo sin destacar en exceso, Javier, el chico del anterior relato y Lucia, una chica de media melena rubita, a la que le gustaba más estar con los chicos.

Comenzamos a beber mientras jugábamos a la botella, donde Laura finalmente se lió con Oscar, consolidando por fin sus deseos. Estuvimos un rato jugando, hasta que el alcohol nos invitó a ir subiendo el tono. Seguimos girando la botella, pero ahora el juego consistía en retos que debería realizar el seleccionado. Javier giró la botella y le toco a Marta.

-Te reto a que enseñes las tetas.- Javier no se ando con miramientos, por lo visto no le bastó con lo que había visto hace unas horas.

A Alvaro no pareció hacerle mucha gracia, pero no dijo nada, se limitó a dar un trago a su botella de vino. Sin embargo, a Marta no pareció importante.

-Yo no soy una cagona, así que si jugamos a esto, jugamos.- Marta se dio media vuelta, tras ella estaba Alvaro sentado, que rodeaba su cintura con sus brazos. Marta tomó un poco de espacio entre ellos y sin miramientos se levantó la camiseta. Pese a estar de espaldas al resto, Laura y y yo que estábamos a su lado pudimos ver ligeramente el contorno de sus pechos, y por supuesto Alvaro, cuya cara era un poema.

-Eso es trampa.- Dijo Javier, que como ya sabía no era muy buen perdedor. Para su desgracia el estaba al otro lado del circulo, por lo que no pudo ver más que su espalda.

-Has dicho, te reto a que enseñes las tetas, y eso hecho hecho, enseñárselas a mi novio.- Dijo mientras se bajaba la camiseta para reincorporarase. Una vez lista, Marta hizo girar la botella y le tocó a Juan.

-Te reto a que le des cinco cachetes en el culo a Sandra.- Dijo Marta, mirándola con cara de viciosa y guiñándole un ojo. Por alguna extraña razón me sentí defraudada de que no me escogiera.

Sandra, que entendía el juego bien se levantó de un respingón de mi lado, y se puso a cuatro patas con el culo en pompa mientras reía. Las mallas no dejaban nada a la imaginación, pudiéndose distinguir perfectamente los contornos de su firme culo. Juan sin mediar palabra se acercó lentamente sin dejar de mirar el culo de Sandra, la cual giraba su cabeza para ver como avanzaba.

Al fin Juan le dio el primer cachete. No sonó mucho, pero dejo su mano sobre su culo una vez golpeado. No parecía ejercer mucha fuerza. Sandra se limito a mover su culo en pompa, pronunciándolo. Yo, que estaba frente a la cara de Sandra, podía ver su reacción. Nos miramos a los ojos cuando de nuevo volvió a impactar su mano.

Los chicos no perdían detalle. En especial Javier y Alberto. Yo podía ver como Sandra se mordía los labios sin dejar de mirarla. Yo no podía hacer otra cosa que sonreírla.

Cuando iba a impactar el ultimo cachete, Marta decidió cambiar las reglas del juego.

-Hagamos que el ultimo sea algo especial ya que todos lo estamos disfrutando.- Dijo Marta levantándose de su sitio y aproximándose al culo de Sandra. -¿Me dejas?- La pregunto casi en un susurro agarrando el borde de sus mallas. Sandra asintió mirándome fijamente. Marta bajo sus mayas negras dejando ver un magnifico culo, muy redondito. A Javier se le caía la baba mirándolo, igual que a todos los demás, incluso Marta no apartaba la mirada de él. -Adelante.- Le dijo Marta a Juan mientras volvía a su sitio.

Sandra quedó con los pantalones a medio bajar, dejando ver unas braguitas azules que dejaban una clara visión de sus nalgas. Tapaban más su espalda que su culo, salvo su raja y su coño. Juan midió la distancia aproximando su mano, y de paso palpando su culo, dio un golpe rápido y aprovecho unos segundos después para continuar tocándolo un poco. Pero Sandra volvió a su sitio junto a mí y el juego continuó.

Sandra decidió quitarse del todo sus mallas, quedando en braguitas junto a mi, pero tapándonos ambas por nuestro saco de dormir. Podía sentir su muslo desnudo junto al mio.

Al siguiente que le tocó fue a Álvaro. -Te reto a follarte a Marta delante de todos.- Dijo Juan que sin duda estaba demasiado excitado.

-Solo tenemos un condón y no lo vamos a gastar así, idiota, así que piensa otra cosa.- Respondió rápidamente Marta.

-Entonces te reto a que le toques el coño.- Dijo sin pensarlo mucho. Marta le miró con cara le viciosa, y Alvaro rápidamente metió su mano bajo sus pantalones de cuero. Todos pudimos ver como comenzaba a tocarla. Marta alzó la cabeza y cerro los ojos mientras movía sus caderas.

-Eh, mira.- Me dijo Sandra alertándome y señalando con la cabeza hacía Javier, en cuyos pantalones podía apreciarse una clara erección.

Alvaro continuo toqueando entre los pantalones de Marta, la cual soltaba algún gemido de placer. Todos continuábamos mirando sin saber a donde iba a llegar eso.

-Joder estas cachondisima.- Apreció Alvaro sin cesar en sus movimientos. Marta abrió la bragueta de su pantalón para permitirle un mejor movimiento, y todos pudimos ver su tanga, el cual se hacía a un lado para permitir el acceso de la mano de Alvaro, sin embargo, era la propia mano la que nos tapaba la visión de su coño.

Sin dejar de gemir, Marta, durante el turno de su novio hizo girar la botella para continuar el juego. Me tocó a mi.

-Quítate la camiseta.- Dijo Alvaro mientras continuaba masturbando el coño de su novia. Ella le miro y le dio un morreo. No me lo pensé mucho y me quité la camiseta ante la atenta mirada de todos. Alvaro movia freneticamente la mano sobre el coño de su novia, la cual comenzaba a suspirar.

-¿Os gustan o que?- Dije mientras chicos y chicas miraban mis pechos. Mis pezones estaban ligeramente duros. Me pase una mano por el entreteto inconscientemente sin saber que hacer. Notaba mi piel suave, mientras mis tetas se mantenían firmes.

-Vaya tetas.- Dijo Javier, que estaba enfrente mío. Después de unos segundos me puse la cazadora de flecos abierta, dejando aún al resto disfrutar de la vista. En ese momento note la mano de Sandra en mi muslo, bajo nuestro saco de dormir que tapaba nuestras piernas. La mire y rápidamente quitó la mano. No me desagradaba, en cierto modo me daba morbo, pero no sabía como volver a esa situación.

-Pues son solo mias.- Dijo Marta entre risas, mientras su novio continuaba frotando su coño, ya con menos empeño, y la vista clavada en mis tetas.

Hice girar la botella, cuando me aproximé, agachándome, pude ver como Javier suspiraba viendo la caída de mis pechos. Le tocó a Oscar. Quise llevarlo todo un poco más allá, sabia que esa noche iba a tener una gran experiencia sexual.

-Hazte una paja.- Dije mirando su paquete, a pesar de no distinguir mucho.

-Venga ya hombre.- Contesto.

-Aquí todos hemos cumplido.- Le contesto Marta rápidamente.

Tras unos minutos de insistencias y ruegos, finalmente Oscar se levantó y se sacó el miembro a través de la bragueta de sus vaqueros. Me sorprendió al verlo, que al contario que los demás chicos, no estaba tieso, sino que a media asta. La polla en si no era del todo grande, pero si mas que las de Alvaro y Javier. Su glande rosado no terminaba de salir del todo. También se saco sus huevos a través de la cremallera. Bastante más grandes de lo que cabría esperar para un chaval.

Oscar comenzó a pajearse mientras todos mirábamos, especialmente las chicas, y más especialmente Laura, que contemplaba el acto desde a lado.  Oscar, imagino que buscando algo de motivación no dejaba de mirar mis pechos, los cuales asomaban por la cazadora abierta. De nuevo volví a sentir la mano de Sandra sobre mi muslo, esta vez decidí no mirarla para no ahuyentarla.

-Esto puede tardar… No es tan sencillo.- Dijo mientras seguía haciéndose una lenta paja y su polla se comenzaba a inchar. Me miraba a mí, no se si esperando que hiciese algo o simplremente regocijandose de mis tetas. Yo me las comencé a palpar un poco, mientras Sandra me miraba de reojo.

-Pues juega tu turno y pide algo que te… ayude.- Dijo Sandra. En ese momento a Oscar se le iluminó la mirada y procedió a tirar.

Mientras hacía un repaso observando al resto ví como Marta me guiñaba un ojo. Alvaro le estaba besando el cuello, ya había sacado su mano de la entrepierna y ahora parece que era ella la que le estaba devolviendo el favor. Podía ver como algo se agitaba bajo el saco que les cubría la parte baja. La botella volvío a señalar a Juan.

-Desnuda a Sandra.- Dijo señalándola. Oscar supo jugar sus cartas, y desde luego Juan era el más beneficiado. En ese momento Sandra quitó su mano de mi muslo, lo hizo lentamente, cruzando la parte interna de mi muslo con la yema de sus dedos, un escalofrío de placer recorrió mi espina dorsal, maldiciendo el momento en que deje de sentir la suavidad de su mano.

Juan se acercó y Marta le facilitó el trabajo. Juan desabrochó lentamente su sudadera y se la quitó, tirándola lejos. Desde luego no fue nada sensual, se le veía ansioso en sus movimientos. Pude ver junto a mi como poco después le quitaba el top por encima de la cabeza, dejando al aire sus pechos. Dos tetas de un tamaño medio, un tanto separadas, pero firmes en su sitio. Eran muy redondas, en ese momento el cuerpo me estaba pidiendo tocarlas, pero en mi lugar fue Juan quien lo hizo, mientras ella se mordia los labios. Todos podíamos ver la erección de Juan pronunciada en su pantalón de chandal. En ese momento Sandra solo tenía sus bragas. El chico fue bajando sus manos desde sus pechos hasta ellas, recorriendo su cintura. Las agarró y se las quitó. Tubo algunas complicaciones, ya que se vé que no estaba muy puesto en ello.

Todos pudimos ver el coño de Sandra, la cual dio una vuelta al más puro estilo modelo. Era un coño cerrado, con pelo al igual que el mio y unos labios escondidos. Juan decidió que podría conservar su gorra. Cuando volví a mirar a Oscar, su polla había crecido considerablemente, ahora me parecía más bien grande, y aunque su glande seguía sin salir, se podía apreciar como estaba lubricada.

-Joder sí…- Alvaro se delató. Cuando le ví pude ver como Marta había echado a un lado el saco de dormir y le hacía una paja. De nuevo pude ver su peluda polla agarrada por el mano de Marta, que mantenía un ritmo constante en sus movimientos.

-Joder, aquí todo el mundo disfruta menos yo.- Se quejo Javier.

Sandra volvío a su sitio junto a mi bajo el saco, esta vez totalmente desnuda. Decidí ser yo la que colocaría la mano sobre su muslo. Era increíblemente suave, y estaba caliente, muy caliente. Su pie era como tocar un melocotón.

-Chupamela porfa guapa.- Le dijo Alvaro a Marta ya sin cortarse. Marta hasta ese momento seguía con su trabajo manual, tenia la mano llega de liquido preseminal y agarraba su polla por la punta, la cual se pedía entre sus dedos. Ejercía un movimiento un tanto extraño, bajando su mano y al mismo tiempo haciendo un giro. Alvaro debía estar disfrutando mucho.

-No te adelantes guapo, para pedir tiene que ser tu turno. – Le contestó. Juan hizo girar la botella y le tocó a Lucía, la cual hasta ese momento había pasado desapercibida.

-Joder no quiero pedirte nada… eres mi amiga.- Parecía que Juan era el que más escrúpulos tenía de todos nosotros. Parecía… -¿Me la chuparías? Nunca me la han chupado…- Dijo en una especie de súplica. Todos nos quedamos expectantes de la respuesta de la chica.

-Me da un poco de asco. Nunca la he chupado.- Dijo finalmente sin moverse de su sitio.

-Venga hombre, todos hemos obedecido. - Dijo Oscar, que aun seguía con su eterna paja. Su polla seguía dura, pero parecía que no llegaría a correrse nunca. -Solo tienes que metertela en la boca.- Dijo Marta a modo de explicación. -Ten cuidado con tus dientes, y mueve la lengua. Eso es todo.- Mientras Marta enunciaba su clase expres me ví haciendo movimientos con mi lengua involuntariamente, como si fuese yo la candidata.

Juan que ya se veía en su mejor fantasía, no esperó para sacarse la polla bajándose los pantalones. Era una polla más gorda que larga, pero totalmente erecta. De hecho me pareció muy gorda para la pequeña boquita de Lucía, que se aproximaba con miedo. Comencé a mover mi mano lentamente por el muslo de Sandra, mirando impaciente la inminente mamada, y ví como ella también observaba sin perder detalle.

Lucía cerró los ojos y se metío la punta en la boca. Cerro sus labios sobre ella y no se movío much. Juan emitió un leve gemido. Podía ver como Marta continuaba pajeando a su novio mientras le besaba, pero este le pedía que parece, imagino porque estaba cerca del final. Oscar, aprovecho la escena para continuar pajeandose con la polla más tiesa que el mástil de un barco. Su polla comenzaba a segregar líquidos, y en la tienda se percibía el olor a sexo.

Lucía, sin mucha idea dio unos lametones a la punta de la polla de Juan, el cual intentaba metérsela más al fondo, pero la chica retrasaba su cabeza. Las babas se apreciaban en la punta de su polla cada vez que se tomaba un respiro, y a pesar de que no era la mejor mamada, Juan estaba disfrutando. Lucía intentó meterse en la boca una mayor parte de la polla, pero no fue capaz, era demasiado gorda.  -Sabe raro.- Acertó a decir con la boca llena de babas.

-Ya está a punto de correrse hija, no queda mucho.- La animó Marta mientras Alvaro tocaba sus tetas por encima de la camieta.

-Quiero correrme en tu cara, como en los videos porno.- El morro que le echaba Juan a la situación era demasiado, pero una chica se la estaba chupando, así que podemos decir que no le iba nada mal.

-Eso ni de broma.- Dijo ella. – A mi me ha tocado hacer la mamada.- Se defendió.

Juan, rompiendo las normas, volvió a tirar la botella, y rápidamente volvió a acoplar su polla a la boca de Lucía, que se esforzaba por chupársela. La botella me señaló. -¿Miriam?- De nuevo ese tono de suplica en la voz de Juan. Asentí resignándome y el se acercó a mi posición. Aún tenia la mano en el muslo de Sandra. Juan acercó su gordo miembro a mi cara, daba impresión. Podía distinguir las babas en su grande, el cual era especialmente gordo. -Cierra los ojos cielo va a ser mejor.- Dijo Marta desde su sitio. -Sandra, agarrala la cabeza tú, que solo tenga que apuntar.- Añadío.

Sandra colocó sus manos en mi nuca agarrándome por mi trenza, mirando como Juan se sobaba el miembro a escasos centímetros de su cara. Algunas gotas de liquido preseminar salpicaron en mi barbilla. Era una sensación extraña, olía muy fuerte y era un liquido pegajoso y caliente, como una mezcla entre miel y aceite, pero me puso muy caliente.

-Chúpamela un poco, ya casi está.- Me dijo Juan. Su atrevimiento no tenia limites.

-A mi no me ha tocado eso majo.- Me limite a contestarle. Juan se giro atrás, pero Lucia ya había vuelto a su sitio, desde el que contemplaba la escena. Entonces se limitó a esforzarse con su paja, al fin y al cabo no todos los días te puede correr en la cara de una chica.

Juan empezó a gemir. El momento se acercaba, estaba nerviosa porque no sabía como sería, pensaba incluso si me dolería… Pude sentir como le echaba cara y alargaba la mano con la que no se masturbaba para tocarme un pecho. Lo apretujo provocándome un pequeño reflejo. En ese momento aproximo su glande a mis labios cerrados. Mi reacción fue de apartarme sin muchas fuerzas, pero las manos de Sandra me contenían. Su glande estaba caliente y pegajoso, y sería del grosor de un cartón de papel higiénico, cubría todos mis lasbios. Juan sobaba mi teta justo cuando su polla empezó a escupir sobre mi cara. El primer chorro dio directamente en sus labios y casi me entra por la nariz. Se apartó para un segundo chorro que recorría de mi frente a mi mejilla y unos cuantos que le siguieron llenando mi cara de espeso semen. En ese momento aproxime mi mano el coño desnudo de Sandra. Estaba mojado. Únicamente deje la mano sobre él, pero pude notar como apretaba con fuerza mi trenza, tirándome del pelo como acto reflejo.

Cuando abrí los ojos aún ví la polla de Juan a dos centímetros de mi cara. Aprovechó para aproximarla a mis labios, como intentando una mamada, pero no fue así. Aún así recorrió con su glande mis mofletes, extendiendo aún más la corrida.

-¿Me podéis dar algo para limpiarme?- Conseguí decir sin moverme mucho.

-Dejatelo así, me encanta.- Respondió Marta. -Además aún queda mucha noche.-