El campamento I: La paja

Como un verano más en un campamento se convierte en el inicio de una aventura sexual.

Mi nombre es Miriam, y actualmente tengo 22 años, pero la historia que hoy os vengo a contar ocurrió hace bastante, y fue el inicio de una larga lista de historias sexuales. Esto ocurrió cuando yo tenia 18 años, en el verano previo a comenzar primero de bachiller.

Durante el mes de Julio, tras terminar el colegio, mis padres solían mandarnos a mi hermano pequeño Kevin y a mi a un campamento de verano, donde ya habíamos ido los últimos tres años, y solíamos coincidir con otros amigos que se encontraban en la misma situación. La verdad es que recuerdo esta época con cierta añoranza, no puedo decir que no me gustase, era toda una experiencia durante los veranos, que normalmente se me hacían aburridos.

Por aquel entonces era una chica bastante normal. Tenia le pelo castaño en una larga melena, pero siempre solía peinarme con una o dos trenzas. Por lo general vestía de una forma normal, no demasiado provocativa, pero dado que era verano solía acostumbrar a ir ligera de ropa. En cuanto a mi físico, era una chica bajita y delgada, bajita por herencia familiar, y delgada dado que mis padres cuidaban bastante mi alimentación y practicaba natación, donde competí durante unos años.  Y en cuanto a lo interesante he de decir que tenia un culo pequeño pero firme, y unos pechos más grandes de lo que cabría esperar para una chica de mi tamaño, dado que se me habían desarrollado bastante temprano, sin llegar a ser enormes, eran grandes, redonditos y firmes.

Como en todo campamento de verano, lo más común es que se formasen parejitas fugaces que normalmente no llegaban a ningún lado, aunque personalmente ningún chico lograba gustarme, más allá de los idealizados famosos de la época. No me malentendáis, si que me había dado algunos morreos con chicos de clase, a los cuales consideraba monos, pero nunca había pensado en salir con ellos.

En cuanto a las parejas dentro de mi grupo de amigos, estaban Marta, mi mejor amiga del campamento y Alvaro, y por otro lado Sonia, otra de mis amigas, estaba interesada en Oscar. Por mi parte, como he comentado ninguno llamaba mi atención, pero lo que si tenia claro, era el amor que me procesaba Asier, un chico de dentadura torcida y con la cara llena de granos. Todos estos nos conocíamos ya desde hace 2 o 3 años.

Durante las noches los chicos dormían en un cuarto y las chicas en otro. Los cuartos eran bastante grandes, de literas, y disponían de todo lo necesario, incluidas duchas y baños.

-Me gustas Miriam.- Se escucho a una voz chillar en plena noche. Procedía del cuarto de los chicos y todas la había escuchado y diferenciado perfectamente.

-Parece que tienes todo un admirador.- Comentó Marta, que dormía en la cama junto a la mía, ambas dormíamos en la litera de arriba.

-Ay por favor, no sé como quitármelo de encima.- Respondí.

-Dale un besito, es la mejor forma de calmarlo y que nos deje dormir.- Añadió Laura, una chica nueva que se había juntado a nuestro grupo.

La noche transcurrió por todo lo demás con normalidad, y al día siguiente seguimos con las actividades, dando de comer a los animales, ya que el campamento era una granja escuela.

Durante una de las actividades, creo que estábamos haciendo galletas, Oscar nos contó a Marta y a mi que anoche, después del grito escucharon a Asier haciéndose una paja. No continuamos la conversación mucho más dado que estábamos con gente ajena a nuestro grupo de amigos, pero Marta se encargó de retomarla poco después, durante un descanso.

-Así que le han dedicado una paja a nuestra querida Miri.- Dijo Marta que estaba sentada sobre una alta verja.

-Estuvo como 10 minutos sin parar, incluso gemía a veces. Es toda una declaración.- Dijo Alvaro mientras daba unos toques a un balón de futbol.

-Seguro que la próxima vez puedes ayudarle.- Añadió Laura.

-Ni en sus mejores sueños.- Quise concluir zanjando la conversación, no porque no me gustase el tema, si no porque no quería ofender los sentimientos del pobre que no estaba ni presente.

-Pues mañana por la noche será la acampada, seguro que quiere ponerse en una tienda contigo. - Dijo Sonia.

-Seguro que antes prefiere ponerse en una tienda con el burro.- Dijo Oscar antes de echarse a reír.

-Tu tranquila cariño, que no te voy a dejar con ese pajero. – Marta bajo de un salto y se dispuso a darme un cariñoso pico de amigas. En ese momento los chicos comenzaron a gritar. Marta era una chica algo más alta que yo, de melena rubia lisa, con una cara perfecta, con algunas pecas en los pómulos y unos labios envidiables. Para mi gusto era la más guapa del grupo. Tenia un culo bastante definido, y imagino que lo sabría y por eso siempre solía usar leggins. Llevaba un piercing en su ombligo, y sus pechos no estaban nada mal.

-Que te quitan la novia.- Le dijo Oscar a Álvaro mientras todos respondían con un solido -UUUUUUUHHHH.- Para hacer más sangre. Álvaro, por su parte era todo lo contrario a Marta. Parecía más niño que adulto y su aspecto no le ayudaba. Era bastante bajito, pero a la vez delgado y atlético. Tenia la melena larga, con un flequillo que a veces tapaba su mirada. Su mejor atributo era su amistad.

Marta miró a Oscar por encima del hombro, y luego de nuevo se dirigió a mi. Me guiño un ojo y de nuevo me dio un pico. Yo entendí su juego y la correspondí con un cachete en el culo, que doblo los gritos de los chicos. Después Marta de dirigió a Álvaro y le dio un morreo.

Durante esa noche tocaba una noche de juegos. Resumiendo, muy rápidamente ese aspecto consistía en jugar a una especie de escondite entre dos grandes equipos. Jugábamos en un gran campo dentro de los terrenos del campamento, con una pequeña zona de bosque.

Marta, Álvaro y yo nos encondimos con una chica que creo que se llamaba Sandra que iba en nuestro equipo en una oscura zanja.

-Mañana durante la noche, cuando todos se duerman en sus tiendas nos reuniremos todos en la nuestra.- Dijo Marta hablando en bajito. -Los chicos han preparado una sorpresa.-

A pesar de ser de noche, y la poca iluminación que favorecía el juego, podia observar como Alvaro metía mano sigilosamente a Marta, en especial tocando su culo.

-Hemos conseguido hablar con unos chavales del pueblo para que nos compren cervezas. Así que lo pasaremos bien en la acampada.- Añadió Alvaro, ambos se dieron un beso más pasional de lo que cabría esperar, y Alvaro insistió metiéndole mano. Sandra y yo nos mirábamos con cara de circunstancias.

-Tu si que quieres pasártelo bien mañana, eh.- Le dijo Marta entre morreo y morreo. -Por cierto, tu también puedes venirte, pero no se lo digas a nadie más, hay mucho aguafiestas.- Añadió dirigiéndose a Sandra, que parecía estar alucinando con la situación.

El juego continuaba y Sandra y yo continuamos hablando, ya que Alvaro y Marta estaban muy a lo suyo, hasta que en un momento comencé a sentir como alguien me tocaba el culo. No sabía si dado que estábamos muy juntos Alvaro se había confundido o si era algo intencionado, incluso tenia mis dudas de si era él o Marta estaba gastándome una broma, pero no dije nada.

Seguí como si nada pasase mientras mi chocho comenzaba a mojarse y sentía la necesidad de tocármelo para aliviarme irremediablemente. Sentida una delicada mano recorrer mis glúteos, gozando cada milimetro lentamente, lo cual me ponía enferma. En ocasiones llegaba hasta mi cintura, y metía la mano por debajo de mi sudadera para tocarme la espalda, para posteriormente bajar por encima de mis vaqueros hasta mis muslos.

No era la primera vez que alguien me tocaba, sin embargo, ese morbo no había existido otras veces, era la primera vez que me levantaba así el apetito sexual.

Sin embargo, de un momento a otro las caricias cesaron. No entendía porque, pero estaba deseando que esa mano volviese a tocarme y se atreviese a llegar a mi mojada entrepierna. Poco después Sandra quedo eliminada, así que decidí darme la vuelta esperando que Marta y Alvaro hubiesen acabado con su jueguecito, pero nada más lejos de la realidad.

Al girarme pude ver a Marta semidesnuda, con la camiseta levantada enseñándole sus bonitas tetas a Alvaro, el cual se estaba haciendo una maja mientras que con la otra mano le acariciaba el culo. Ambos no paraban de besarse mientras continuaban. Yo no dije nada y me limité a observar.

Marta abrió sus ojos para mirarme fijamente mientras continuaba con la acción. Su mirada era de pura pasión. Estaba disfrutando de que lo estuviese viendo. Alvaro por su parte no dejaba de mirar las tetas de Marta mientras batia su mano con un ritmo frenetico. En ese momento me fije en su entrepierna. Su polla salía a través de la bragueta del pantalón, no era excesivamente grande, pero que se podría esperar de un chaval de 18 años. Sin embargo si que tenia bastante bello púbico.

En este momento mi entrepierna ya estaba empapada y deseaba masturbarme. No creo que a ellos le hubiese parecido mal o hubiesen pasado, de hecho estoy segura de que lo hubiesen disfrutado, pero en lugar de ello me quede congelada.

Marta agarro la polla de Alvaro y comenzó a hacerle la paja ella. -¿Te gusta?- Por un segundo pensé que se dirijía a mi, pero en mi lugar fue Alvaro el que contestó.

-Estoy cachondisimo, me tienes la polla a mil.- Dijo Alvaro casi entre suspiros.

-Ummm, quiero toda esa leche para mi.- El tono de Marta era el propio de una actriz porno, y parecía que no era la primera vez que lo hacía.

-Chupamela un poco que me voy a correr.- Sin embargo, Alvaro se alejaba de esa atmosfera.

Yo por mi parte no perdía detalle a pesar de la oscuridad, de hecho me esforzaba por verlo todo lo mejor posible. La mano de marta recorría el pequeño manubrio de Alvaro, el cual parecía hasta brillar.

Marta comenzó a bajar su cabeza hasta llegar al torso de Alvaro mientras me miraba con una expresión que aún no sabría definir. Alvaro seguía estujando su culo con pasión, mientras que colocaba su segunda mano sobre la cabeza de su novia, estaba claro que el también se había dado cuenta de que los veía, pero prefería ignorarme.

Marta sacó su lengua para aproximarse con su punta al miembro de Alvaro. Comenzó a lamerlo sin metérselo en la boca, a pesar de que Alvaro hacía esfuerzos por lo contrario. En ese momento podía sentir como mis bragas estaban completamente empapadas, algo así como después de una masturbación apoteósica.

Finalmente Marta se metió su polla en la boca, lo cual debido ser todo un gustazo a juzgar por los gemidos de su novio. Podía ver como sus labios se cerraban a media altura de su polla. No escuchaba ningún ruido propio del acto, pero si que podía ver como la boca de Marta subia y bajaba constantemente a un ritmo lento. Pero la mamada no debió de durar más de un minuto, cuando escuchamos el aviso de que Marta estaba eliminada. Tras el lamento de su novio Marta se levantó y se fue a la zona de eliminados sin que fuese mucho problema para ella.

-Pues vaya gracia.- Dijo Alvaro aún con el miembro al aire. No tenía claro si me estaba hablando a mi o no dado que me había ignorado hasta ese momento.

Alvaro continuaba escondido en la zanja, conmigo. Ambos estábamos a pocos metros. No podía dejar de fijarme en su miembro, del cual iban cayendo algunos hilillos de las babas de su novia.

Entonces, Alvaro volvió a agarrar su miembro para terminar con el trabajo, y comenzó a hacerse una paja. -¿Te molesta? Si quieres me doy la vuelta, pero te juro que no puedo más.- Al fin me dirigía la palabra, mientras continuaba con el trabajo. Con una mano se agarraba los huevos mientras que con la otra se masturbaba.

-No, tranquilo.- Las palabras brotaron de mi boca en un hilillo de voz, pero fue bastante para Alvaro, que siguió recorriendo su con mano su polla sin parar, esta vez mirándome. Fueron unos tres ininterrumpidos minutos de paja, cuando unos pequeños rugidos indicaban que estaba cerca del final. Sin mediar palabra se levanto y se acerco a mi. Pude distinguir perfectamente su miembro. Sus huevos peludos y su glande, el cual me apuntaba dirigido por su mano derecha, con la que se la cascaba.

De pronto un chorro de semen proyectó contra mi, impactando en mi sudadera. A continuación, otro más sobre mis piernas igual de potente, y un tercero y cuarto que salpicaron mi deportivas. No se porqué, pero aquello termino de calentarme, y dirijí mi mano a mi coño para palpármelo sobre mi pantalón.

Álvaro siguió durante unos segundos con la polla fuera del pantalón, la cual se fue deshinchando considerablemente, hasta que poco después se fue a esconder en otro lado. El juego termino al de un rato, y como ya era la hora nos fuimos a nuestros respectivos cuartos.

Cuando llegué a la cama estaba tremendamente excitada, me puse el pantaloncito del pijama y al de pocos segundos ya estaba empapado pensando en todo lo que había sucedido hace unos momentos. En la oscuridad de la noche Marta se acerco a mi y me dio un pico. Puede sentir el sabor de la polla de Alvaro en sus labios. No fue nada sensual, simplemente un besito de amigas.

Estaba deseando masturbarme, pero el destino me tenía reservado algo mejor la próxima noche.

-Ha sido divertido eh.- Dijo Marta antes de volver a su cama. Ambas nos miramos por unos segundos y sonreímos como cómplices.